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AMOR ENTRE CIELO Y TIERRA

PRÓLOGO

Todos sabemos que siempre habrá dos lados en este mundo, el cielo y el infierno, que cada quien está destinado a uno de ellos al morir, pero solo una persona está de primera en la lista del infierno desde que nació.

Jezabel una mujer inimaginable, deseada por Lucifer ya que posee un poder que aun no ha descubierto.

El amor y la guerra se desataran.

Su destino la ató a la perdición.

CAPITULO 1

Hoy había sido un día agotador para Jezabel, su arduo trabajo era un desastre en ocasiones, debió haber estudiado administración y así poder estar sentada todo el día en una oficina, ¡pero no! Su gran corazón eligió una carrera que su deber era ayudar a la mayoría de personas que pudiera, a pesar de que todos le decían que no sería fácil era tan terca.

Bueno en realidad ella solo pensaba eso por lo mucho que le dolían los pies, para Jez no había cosa más satisfactoria que ver la sonrisa de los niños del orfanato en el que estaba trabajando recientemente, ellos se habían vuelto la razón de su felicidad. De cierto modo la mayoría de esos niños le recordaban su pasado a pesar de tener un padre y un hermano que la amaban, el haber perdido a su madre fue como perderlo todo.

Jezabel aparto esos pensamientos se termino de quitar los tacones luego la ropa y se dirigió al baño para ducharse con agua caliente y al fin relajarse, pero desafortunadamente su teléfono la interrumpió, contestó apenas vio de quien se trataba.

- hola papá - dijo ella enredando la toalla alrededor de su cuerpo esbelto.

- hola hija mía ¿como estas? - dijo la cansada voz de su padre

- bien papá ¿y tu? - hizo una pausa, luego agregó - te extraño mucho ¿como se encuentra ese corazón?

Su padre Abraham había tenido tres pre-infartos después de la muerte de su esposa.

- bien cariño, yo te extraño más...oye sabes creí que como mañana era sábado podrías quedarte en la tarde un rato, tu hermano vendrá y quiero verte, hace mucho que no hablamos. - contestó él.

Era la tercera vez que invitaba a Jez a su casa en la semana, pero está no podía dejar a sus pequeñines solos mucho tiempo, menos después de haberse ganado su confianza, después de lo mucho que le costó, no quería irse y dejarlos decepcionados, aunque solo seria un día no quería que ese marcara la diferencia en el avance que llevaba, Jezabel suspiró.

- Papá mañana Odet no podrá ir al orfanato y yo la cubriré, no quiero dejar a los niños solos lo siento mucho, sabes que mi trabajo es un tanto difícil - se excusó

- Esta bien cariño, no pasa nada - contestó cansado de tanto insistir, se despidió y colgó la llamada inmediatamente.

A pesar de que Jezabel vivía a tan solo treinta y cinco minutos de la casa de su padre no lo veía muy a menudo, ni tampoco a su hermano, estaba tan concentrada en su trabajo que no le daba tiempo ni para ella misma. No podía evitar sentirse mal por su padre, pero a pesar de que no pasaba el tiempo merecido con él, ella sentía en su corazón que aquellos niños la necesitaban más, es decir, su padre la tenia a ella y a su hermano Ismael, en cambio esos pequeños no tenían a nadie que les demostrara cada día que son especiales y tienen una imaginación increíble.

¿Como pueden existir personas que teniendo la oportunidad de tener hijos solo los abandonan? a pesar del poco tiempo que llevaba haciendo labor social en ese orfanato había conocido al menos a cinco o seis parejas de homosexuales queriendo adoptar y brindarles mucho amor a uno de esos niños, pero debían ser denegados ya que aun no se permitían ese tipo de adopciones en esa ciudad, algunos ofrecían una alta suma de dinero, otros lloraban hasta irse; mientras otras personas tan solo los abandonaban como si fueran cachorros.

Jezabel entro en la ducha y nuevamente auyentó esos pensamientos solo por una noche y poder refrescarse.

~•~•~•~

El clima estaba como para morir congelado al poner un pie fuera de casa, Jezabel pensó que en cualquier momento podría caer nieve.

Llevaba unos jeans muy ajustados a sus piernas, tan pegados que sentía cada soplo de viento en ellas como si estuviera en mini falda,también llevaba una camisa manga larga blanca que apenas y se veía a través de un pesado abrigo marrón de piel y botas marrones largas, al menos hoy no le dolerían los pies pensó.

Acomodó su gran abrigo y entró por la puerta principal del orfanato recibiendo un gran abrazo que la lleno por completo de calor.

- Hola Rous - saludo Jezabel apenas vio de quien se trataba.

Rous era una niña de ocho años que fue abandonada a los seis, por lo que había leído en su expediente le fue muy difícil adaptarse ya que lloraba constantemente a su familia, pero todo eso cambio cuando Jez llego para ganarse su confianza y hacerla sentir cómoda.

- Pensé que no vendrías - dijo Rous

- Siempre vendré mi niña - respondió ésta agachándose a su altura para observar esos preciosos ojos marrones - siempre me tendrás a mi.

Rous sonrió complacida y la abrazo nuevamente.

La mañana y parte de la tarde habían transcurrido en juegos, risas y deberes, hasta que ya dieron las 7:00pm y era la hora de descansar para los niños, Jezabel se despidió ante quejas,llantos y abrazos.

Se colocó nuevamente su abrigo de piel y se dirigió a su casa, tomó el autobús ya que su auto estaba en el taller debido a una falla eléctrica, suspiro al recordarlo, odiaba andar por la calle tan tarde, sobre todo por la soledad que la acompañaba.

Siempre tenia la sensación que alguien iba tras ella por la noche.

Caminó lo mas rápido que pudo al bajarse del autobús sintiendo mas frío del normal hasta que escuchó el sonido de alguien susurrando tras ella.

- Shhhh...no...corras - le dice una voz difícil de descifrar - no...des...un...paso...mas...no...te...haré...daño..- Jezabel notó como se le dificultaba hablar a aquella persona que hablaba a sus espaldas.

Jez se detuvo en seco y cerró los ojos con fuerza tratando de pensar que solo ha sido su imaginación, le aterraba voltear así que tan solo se abraza a si misma, siente que no es capaz de mas nada ni de moverse ni de gritar, nada, siente que no tiene el control de su propio cuerpo y eso le da mucho miedo.

- he venido...a advertirte - continua diciendo aquella voz - tu muerte será muy trágica, que lástima...eres..tan..hermosa. -concluye

Jezabel abre los ojos y de su boca sale un grito aterrador, se envuelven aun más a ella misma y descubre que está en su habitación acostada.

Queda sorprendida y aturdida al notar que solo fue una pesadilla, lentamente se sienta y seca sus mejillas que están húmedas gracias a las lágrimas que derramó.

¡Vaya pesadilla!

No recordaba haber llegado a casa mucho menos haberse puesto la pijama. Expulsó todo el aire que tenia contenido con pesar, quizás era el agotamiento, intento volver a descansar puesto que mañana seria su único día libre, cerro los ojos se recostó nuevamente y se profundizó una vez mas sin dejar de pensar cuan real había sido aquel sueño.

CAPITULO 2

Hoy Jezabel tomo el día para ir por fin a visitar a su padre, Odet su amiga y otra trabajadora social se llevaría a los niños al parque así que se sentía mas tranquila de cierto modo puesto que tendrían la mente ocupada, se miró en el espejo de su habitación después de ponerse jeans ajustados negros, una camisa roja de seda y nuevamente sus botas marrones gracias a que el clima seguía igual, soltó su cabello semi ondulado que caía hasta la mitad de la espalda y se situó frente al espejo para admirar su rostro, después de detallarse decidió aplicarse un poco de base debido a las ojeras bajo sus ojos negros y oscuros llenos de cansancios e incertidumbre por la confusión que le habia generado inusual "sueño".

Resopló para dejar escapar un poco de aire contenido y finalmente tomó su abrigo de piel y su bolso para salir de casa. 

•~•~•~•~•~•~

^^^*En otro lugar*^^^

- ¿Estas completamente seguro de lo que estas diciendo Daniel? lo que dices es algo muy delicado y no tengo conocimiento al respecto - dijo Gabriel Frunciendo el ceño ligeramente marcando su rostro de preocupación.

- Completamente Arcángel, en ningún momento la deje sola - insistió Daniel -debemos estar alerta, esto no debía pasar, aún no.

- Él lo debe saber - dijo Rafael indignado - esto es parte de su plan, nada pasa sin su consentimiento, así que deja el drama y vuelve a tu lugar, no insistas más.

Dicho esto se dio por finalizada la discusión y Daniel salió cabizbajo del lugar, temiendo por ella.

•~•~•~•

- ¡Mi niña! - dijo Abraham Al ver a su hija - por fin veo tu hermoso rostro

- Padre ver mi rostro es ver a Ismael Con cabello largo - dijo Jez abrazando a su padre.

- Exacto, pero yo soy más hermoso - bromeo su hermano gemelo Ismael, arrecostado al marco de la puerta - pensé que te habías olvidado de nosotros.

- Jamas hermanito - dijo Jez acercándose y perdiéndose en aquellos ojos azules que le hubiera encantado tener.

- ¡Eh! ¡eh! mas respeto, recuerda que yo soy mayor que tu por 12 minutos así que la chiquita aquí es otra.

Jezabel soltó una carcajada como hace ya tiempo que no lo hacia, abrazó a su hermano y ambos entraron a la casa seguidos de su padre.

Al entrar Jezabel sintió como su corazón se encogió dentro de su pecho.

La casa seguía igual que siempre, las paredes pintadas de un verde con blanco, los muebles negros, con manteles a los costados ya que su madre decía que Ismael nunca se lavaba las manos después de practicar deporte, había retratos por toda la casa, de Jez e Ismael con cuatro años, de su padre pescando, de su madre Ana leyendo e incluso una de los cuatro juntos, la fogata estaba encendida como siempre y los libros de su madre estaban sin un rastro de polvo en las estanterías, como si acabaran de ser leídos por los hermosos ojos azules de su mamá, Jez contuvo las lágrimas, ahora había entendido la razón por la cual no visitaba demasiado a su padre, cada rincón de la casa le recordaba a ella, a su aroma, su risa, todo le recordaba a la persona que más amaba y que ahora ya no estaba.

A pesar de que su mentón temblaba y que el nudo en la garganta era mas fuerte que ella se armo de valor, respiro profundo y se sentó en el sofá abrazándose a si misma para sentirse mas segura. 

- Se que todavía te duele Jez - dijo Ismael sentándose frente a ella para tomarle sus manos suaves con las uñas pintadas de un azul oscuro - te entiendo a todos nos duele, pero ya paso hace mucho y debemos continuar – hizo una pauso u despues agregó – ¿Puedo abrazarte hasta asfixiarte? - Jezabel sonrió ante estas palabras puesto que era lo mismo que él siempre le decía cuando eran niños y ella lloraba, asintió y se abrazaron.

La tarde familiar pasó en un abrir y cerrar de ojos, dicen que el tiempo pasa volando cuando estas con las personas que mas amas al terminar su hermano se ofreció a llevarla a casa y una vez que llegaron la realidad le golpeó en la cara

Su casa estaba en penumbra ahora ni siquiera ella misma entendía la razón de su soledad, muchas veces intentaba convencerse que era por su trabajo que no le daba tiempo, pero muy en el fondo sabia que no era por esa razón, la verdadera razón por la que ella estaba sola era por si misma, por miedo a que le rompan el corazón tal y como ya le había pasado una vez con Víctor, su novio de infancia que siempre la trato mal y nunca la aprovecho pero lo peor no era solo eso si no que Jez estuvo completamente enamorada de aquel chico alto y delgado que nunca la valoro, pero ella se sentía afortunada tan solo de tenerlo como su novio ya que era el mas codiciado de la Universidad, desde el primer momento que se hicieron novios ya ella había imaginado toda su vida con él, incluyendo casa, hijos y un feliz matrimonio para cumplir metas juntos, por esta razón aguantaba sus celos sin sentido o sus cambios de humor repentinos, se lo aguantaba simplemente porque le encantaba el hecho de ser el centro de atención por parte de sus compañeras de universidad, ahora entendía que había perdido mucha parte de su tiempo con ese tipo, se arrepentía de dejar de salir con sus amigas para ir con él, se arrepentía de haberse entregado a él, pero sobre todo se arrepentía de haberlo amado con tanta pasión sin recibir nada a cambio.

Pero ya de nada le iba a servir el arrepentimiento, ella no había escogido amarlo de esa manera, pero esta vez si había escogido que nunca más le romperían el corazón.

Cambiando de rumbo sus pensamientos mientras se introducía a la ducha volvió a pensar nuevamente en el "sueño" que había tenido la noche anterior, Jez casi nunca recordaba lo que soñaba pero por alguna razón esto si lo recordaba y no solo eso, ella sentía que al escuchar esa extraña voz le hubieran borrado la memoria de como llegó a casa. 

- ¿Aún...sigues...pensando que...fue...un sueño? creí...que eras..más astuta - ¡Esa voz! ¡Era de nuevo la misma voz irreconocible! Y esta vez podía darse cuenta que era masculina y ronca casi como un siseo.

Por impulso Jez se cubrió el cuerpo con la toalla que colgaba a un lado y miro a todas partes, ella estaba segura de haberle pasado seguro a la puerta después de haber entrado, la casa seguía en completa oscuridad lo único que alumbraba el cuarto de baño era la luz de la luna que se filtraba por la ventana. 

- ¿Quien anda ahí? - Jez comenzó a salir despacio de la regadera para encender la luz, al menos si moría quería saber quien seria su asesino.

De aquella voz sin dueño salio algo parecido a una risa, pero no una de broma, fue una risa que ella sintió como se le congelaba la espina dorsal del miedo que sentía.

Cuando finalmente encuentra el interruptor de la lámpara del techo y lo presiona se da cuenta de que no hay luz, maldice para sus adentros y justo frente de ella visualiza una especie de sombra hecha por humo negro, hasta que el olor del azufre y la ceniza se comienza a sentir en el ambiente.

- El... jefe me dijo que.. eras inteligente, estoy...dudando ahora mismo... - siguió la voz hablando haciendo pausas, pero cada vez con mas claridad mientras Jez enterraba las uñas en la tela de la toalla y temblaba.

¡Maldición moriría desnuda!

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