En la autoproclamada ciudad de estudiantes, ese territorio de varios kilómetros rodeando la escuela que fue proclamado como su ciudad por sus habitantes, jóvenes en su mayoría, había un lugar llamado comúnmente el distrito abandonado: las ruinas de la vieja cuidad, donde edificios factoriales y laboratorios abandonados era lo único que podías encontrar a causa de un gran terremoto años atrás.
Por razones obvias de seguridad, era un área prohibida no solo para los estudiantes, sino a cualquiera, y en algún lugar de ese espacio fuera de la ley, alguien corría por los pasillos de un viejo edificio a toda velocidad, persiguiendo otra sombra, hasta que logro acorralar a su presa.
El perseguidor llevaba en su mano derecha una pistola plateada y en la izquierda una especie de estrella ninja de tres puntas con grabados extraños. La oscuridad cubría todo su cuerpo, ni siquiera la luz de la luna llegaba hasta ese sucio rincón, el antinatural brillo de sus armas era el único faro entre tanto polvo y falta de luz.
El juicio había empezado, el proceso era como rutina para el verdugo. En realidad, sería más correcto llamarla cazadora. La caza había comenzado.
–¿No crees que es hora de acabar con este juego? ¿Aún piensas que tienes oportunidad de lograr algo tu solo? –dijo con voz firme y fría, lista para apretar el gatillo en cualquier momento–. Hay algo que quiero preguntarte sobre tu creador.
Inmediatamente después arrojó el objeto con aspecto de estrella ninja que de alguna forma se clavó en la pared, unos diez centímetros por encima de la acorralada presa, pero esta no mostró miedo alguno, al contrario, dijo con un tono petulante y amenazante.
–¡¡Quien te crees para hablarle así a un ser superior!! –La figura acorralada cruzó sus brazos, como si abrazara su propio cuerpo con todas sus fuerzas, este temblaba de forma anormal.
Un relámpago que vino de dentro de la habitación, del objeto incrustado en la pared, descubrió su rostro de la oscuridad. Inhumano. Era justamente eso la monstruosidad que estaba acorralada.
No solo su rostro, toda su figura quedó al descubierto por un segundo, dos grotescas acumulaciones sobresalían de su espalda, daban la impresión de que entre una lluvia de sangre dos monstruosas extremidades brotarían en cualquier momento.
Su rostro lucía resquebrajado, parecía que este fuese a caer por partes y mostrar lo que se esconde detrás de la piel. Ignorando la asfixiante presencia, la cazadora apretó con más fuerza el mango de la pistola y luego recitó unas palabras murmurando.
–¡AGHHHH!!! –El desgarrador grito de dolor provenía del ser arrinconado.
El círculo grabado en el artificio emitió su luz de nuevo. Chispas naranja y descargas blanco azuladas cubrieron el cuerpo de la criatura.
–¿Por qué no rezas? –dijo ella con una expresión penosa.
El área alrededor de un ojo del rostro de esa cosa cayó de repente, mostrando algo que no es de este mundo. La sofocante atmósfera se incendiaba cada vez más, el monstruo miró directamente a la persona apuntando su arma a él y dijo casi susurrando.
–Voy a matarte de la forma más horrible que puedas imaginar.
–Ya veo, es una lástima, pero eso... –Parecía que la criatura quería seguir hablando, pero la cazadora lo interrumpió sin consideración y continuó–. ¡No puedo imaginarlo!
El sonido de un disparo alcanzó hasta el último rincón del viejo edificio. Minutos después se escuchaban unos pasos ligeros y una figura salió del edificio.
Sostenía con una de sus manos, presionando su oído, un teléfono celular.
–¿Lo dejaste escapar? No es propio de ti hacer las cosas a medias –dijo una voz proveniente del teléfono.
–Así está bien, es un mensaje claro, la próxima vez tendrá que atacarme con todo.
–Es muy imprudente, los resultados son todo, pero no apruebo tus métodos, son muy arriesgados.
–No importa cómo, no dejaré que nadie más sea lastimado. Esta es la manera de reducir posibles víctimas. –dijo la cazadora–. Este enfermizo experimento... Voy a ponerle fin.
Incluso ahora parecía que en cualquier momento más de esas criaturas saltarían desde cualquier agujero en el distrito abandonado como cucarachas.
–Esa determinación puede terminar matándote, Maika. –añadió la persona al otro lado del teléfono.
–No te preocupes, yo escogí este trabajo, es mi problema y cómo lo resuelvo también. Eliminando a todos monstruos es la única manera de obligarlo a salir.
–Pero lo hago.
Con ese último intercambio la conversación llegó a su final. Hay mucho que no comprendemos del mundo, mucho que no podemos llegar a comprender.
Preguntas complicadas a partir de esta premisa por lo general no llevan a nada, por lo que está bien dejarlas para luego.
Lo cierto es que esta historia empieza como cualquier otra, una serie de eventos y consecuencias nos trajo hasta aquí y es a partir de este día que realmente está por comenzar.
Aquella aterradora noche, quedo atrás e ignorante de aquellos sucesos, estaba él; este día no le pertenecía a nadie más.
No era ninguna fecha especial en el calendario, pero quizá si un día significativo, por lo que Aiden se encontraba exaltado.
–¡Bien! Hoy es un gran día ¡Como nunca he podido hacer algo al respecto, solo puedo superarlo con este cínico optimismo!
Dijo el chico luego de finalmente haberse rendido en la épica lucha entre la peinilla y su cabello. Era la rutina de todos los días, pero aceptar una derrota nunca es algo sencillo.
–De todas formas nunca he podido ganar una sola contienda contra esta bestia orgullosa sobre mi cabeza. –dijo entre murmullos y el sonido de su corazón llorando.
Todo el acto de Aiden era un intento de convencerse de que perder no está mal siempre y cuando puedas continuar con tu vida al final. Una lógica algo barata y fácilmente discutible.
¿Cómo iba a ser feliz el perdedor siendo el único implicado? Habiendo logrado absolutamente nada con su derrota y obteniendo absolutamente nada de la experiencia. Al final los pensamientos de Aiden estaban llenos de excusas, y él era consciente de ello, pero estaba bien con eso. Era suficiente.
–¿Qué importa? Que otros se maten pensando en un argumento convincente, no me importa contradecirme o negar la realidad si es lo que debe hacerse para que al final de cada historia siempre haya alguien sonriendo ¡Incluso si soy el único!
El llanto en su corazón se hizo más fuerte con cada palabra, pero Aiden se mantuvo positivo diciendo "¡Al final sonreiré!", una y otra vez a su frágil corazón.
Aunque el suelo se inunde y mis medias terminen empapadas, eso no me detendrá, ¡No se detendrá esta historia!, Pensó el inocente chico.
El extraño estado exaltado, y algo delirante, de ánimo se debía a sus nervios. Hoy empezaba su segundo año de clases en la academia de sus sueños.
A sus dieciséis años este era el clímax de su vida, lo más lejos que podía llegar con su vida normal. A excepción de una cierta condición suya, su vida era la definición de normal.
Cegado por su fantasía adolescente, Aiden se preparó física y psicológicamente. Hoy marcaba el principio de una nueva oportunidad y una nueva vida.
Era la oportunidad que con sudor y mucho esfuerzo había logrado obtener al ser aceptado y trabajando hasta el agotamiento cada día durante un año para mantenerse al nivel y conservarla.
Durante su primer año ciertamente tuvo varias experiencias memorables, pero no era lo que esperaba, por lo que estaba convencido de ello, este era su año, sabía bien que el instante en que cruzase las puertas de su habitación cualquier cosa podría pasar.
¿Un romance esperando en la parada del destino? Bueno, en el dormitorio de hombres no encontraría lo que buscaba, de eso estaba seguro, especialmente en el solitario dormitorio de reserva.
¿Verse envuelto en el peligroso mundo de peleas callejeras y pandillas para salvar a una linda chica con quién la vida fue cruel? Bueno... eso tampoco sería muy probable, esos días quedaron atrás antes de venir a este lugar. Hoy en día, en una pelea, perdería el conocimiento rápidamente si tiene mala suerte.
Aiden era del tipo que buscaba problemas para acabar con su aburrimiento y eso a veces incluía peleas sin sentido y aunque se las ingenió para marcar unas cuantas victorias en su libro, eso era cosa del pasado y contra estudiantes de escuela media. Unos pandilleros con experiencia seguramente le patearían el trasero.
¿Entonces se unirá a un club escolar con un pasado oscuro por el cual ningún otro estudiante quiere entrar y del cual la presidenta de dicho club resulta ser la chica más atractiva de la escuela que por una promesa que hizo hace mucho tiempo no puede permitir que su tan preciado club sea destruido?
En verdad, Aiden llevaba en su interior grandes expectativas. Lo único por hacer... era reírse de el inocente chico.
El chico de cabello negro alborotado vistió su uniforme: un pantalón azul oscuro, camisa blanca de manga corta, ya que era verano, usualmente la chaqueta también sería obligatoria en el uniforme a pesar de ser verano, pero este año la oleada de calor llegó más despiadada que nunca, así que los directivos hicieron una excepción especial.
Según el año, cada uniforme tiene un distintivo característico, en el caso de Aiden de segundo año en el bolsillo de su camisa dos 'X' grabadas en la franja que atravesaba lateralmente el escudo de la escuela.
–No se me olvida nada, ¿verdad?
No había nadie en la habitación además de él, de hecho en todo el edificio Aiden era el único. Esta era una costumbre que tenía, especialmente cuando se encontraba solo, de niño sentía que alguien podía escucharlo y aunque ese ya no es el caso, viejas costumbres mueren difícil.
–¡Oh rayos! Casi lo olvido. –exclamó al percatarse del objeto que olvidaba. Tomó un pequeño recipiente de medicamentos de una de las dos mesas de la habitación que normalmente solía compartir.
Porque no compartía la suya, o más bien porque era el único en el dormitorio, tenía explicación. Durante sus vacaciones fuera de la ciudad, visitando a sus padres, por un mal presentimiento que tuvo, Aiden decidió mandar un correo a la escuela y varios días después le llegó la noticia que había ocurrido un error y no fue registrado; en pocas palabras, lo habían sacado no solo del dormitorio, sino de toda la academia. Una extraña ocurrencia en verdad.
Los estudiantes de los dormitorios eran ubicados según su año y todas las habitaciones acondicionadas para los de segundo año ya estaban ocupadas, esto es porque el 98% de estudiantes de esta escuela viven en los dormitorios.
Se encontraba en un gran problema, no dejarían a un estudiante de segundo ir al dormitorio de los de primero y mucho menos a los de tercero con el motivo de cuidar de integridad de sus estudiantes.
Había perdido toda esperanza, alquilar un cuarto es esa ciudad estaba fuera del presupuesto, y por mucho, hasta que le ofrecieron una solución temporal siempre y cuando sus tutores legales aceptaran. Lo que nos lleva a la situación actual.
–Jeje... –El joven rio para sí mismo recordando el golpe de suerte tras tanta desgracia ocurrida en los últimos días.
Aparentemente, algún directivo importante vio su caso y se apiadó de él, gracias a eso alcanzó a poner todo en orden el día antes del inicio de clases.
Aiden guardó la medicina y se aseguró de cerrar con llave antes de salir a la (parada del destino que él tanto ansía) escuela, pero primero tenía que llegar a la parada de buses a 15 minutos del dormitorio.
Al bajarse del bus frente a un enorme puente de hierro Aiden decidido tomarse su tiempo en el camino hasta la escuela, a lo lejos podían distinguirse más de esos puentes que conectan a la escuela con los otros distritos.
Otras líneas lo llevarían hasta la entrada de la escuela, pero la que pasaba por su dormitorio no era el caso. ¡Bastardos suertudos! Pensó Aiden de los otros estudiantes que sí tenían una habitación en los dormitorios oficiales.
Se acercó más a la baranda para contemplar la vista de la ciudad en la distancia. Otros estudiantes y uno que otro auto también pasaban por el puente, puesto que dichos puentes eran la única forma de llegar a esa escuela.
Aunque dijera vista, Aiden se concentró en los altos edificios empresariales del centro y el tren eléctrico que da la vuelta por el centro de la ciudad en sus vías colgantes. Era una de las áreas más grande e importante de la ciudad, ya que reunía en un mismo lugar a las más poderosas compañías e instituciones de investigación de renombre mundial.
–Aterrador, aterrador sitio. –No pudo evitar decirse a sí mismo viendo los rascacielos y las fábricas más allá de ellos que albergaban, Dios sabe qué tras sus puertas. –Lo hecho, hecho está. No puedo hacer nada más al respecto.
En esta famosa ciudad que incluso se la podría considerar como un diminuto país por todo el poder que poseía, todo tipo de cosas ocurrían y todo tipo de gente la habitaba. Si el Vaticano es la parada de los creyentes, esta ciudad era la meca del capitalismo y la investigación científica. Particularmente famosa entre los jóvenes por las oportunidades y variedad cultural que ofrecían sus escuelas primarias, secundarias, preparatoria y universidades. El norte de la ciudad ciertamente era una ciudad de estudiantes.
Aiden llenó sus pulmones con aire y borró la expresión vacía que llevaba.
Una diminuta sonrisa se formó en su rostro.
–Así que... Una nueva vida, ¿eh?
La escuela a la que pertenecía era una institución inmensa, una de las, si no la más grande del mundo. Era tan grande que era dividida por facultades y cada una tenía su comité administrativo interno, también podía ser visto como diferentes escuelas, es una cuestión de perspectiva realmente.
Aiden entró a uno de los edificios y se dirigió al salón de profesores, allí una profesora dotada con todo lo que una mujer podría pedir: belleza, inteligencia y obviamente un buen cuerpo, llamada Mary, lo estaba esperando. La encantadora profesora le hizo señas con una mano.
–Finalmente, llegas, pero ¿¡Dónde está el estudiante transferido al 2C!? –dijo con un tono exasperado y claramente irritada–. ¡Agh, por eso les decimos que no se demoren con sus papeles mocosos!
Con 2C se refería a segunda año, salón C. Por cierto, Aiden estaba en el 2D.
–¿Es por eso que me llamó aquí? –dijo Aiden, quien el año pasado fue uno de los delegados
«Si el chico nuevo viniera a mi clase lo entendería, ¿pero qué tengo que ver con el 2C?»
–¡Y ese vejestorio pervertido es el peor de todos!, ¿Quién se cree que es dejándome sus responsabilidades? Son of a bitch.
Eso respondía a su pregunta. Mientras buscaba la forma más asertiva de decirle a su profesora, esencialmente "Fuck this shit. I'm out" el leve rechinido de la puerta guio su atención hacia esa dirección y quién estaba parado allí la captó muchas veces más.
Una chica con una mirada que parecía que lo devoraría, pero al mismo tiempo un aspecto que generaba una sensación de ternura al reposar tus ojos sobre ella, se encontraba del otro lado de la puerta. Pettitte lo llamarían algunos de lo que no se hablará aquí hoy.
Su cabello castaño caía suavemente hasta los hombros y un rostro elegante completamente al natural completaban la pintura. El esbelto cuerpo de la chica dejó perplejo a Aiden, aunque podría estar mejor en el área por debajo de las clavículas, agregó el joven. En otras palabras, el busto a simple vista dejaba mucho que desear. "Pero no estaba nada mal a su manera" Como una estrella fugaz, el pensamiento cruzó la mente de Aiden.
No podía evitar pensar en lo bien que le queda el uniforme y en cómo se vería con otro tipo de vestimenta, como de gala o informal, inclusive unos cuantos pensamientos indecentes cruzaron su mente.
Fue entonces cuando notó que ella vestía el mismo tipo de uniforme que él, así que deberían tener la misma edad aproximadamente. La bella joven dio un paso seguido por otro, entrando al salón y habló con determinación, sin perder la delicadeza de una dama.
–Asumo que esperaban por mí. Lo siento, no dormí bien anoche por culpa de eso se me hizo tarde.
La presencia de esa chica se había apoderado del lugar, haciendo que Aiden pierda su sentido de noción hacia su alrededor por uno momento.
–¿Quién es ella? –Fue la pregunta que se hizo en voz alta sin darse cuenta.
En ese instante ella volvió su mirada hacia Aiden, quién llevaba observándola desde que entró al salón.
–Casi olvido presentarme, será por la falta de sueño, mi nombre es Maika.
Aiden cargaba una serie de gruesos libros forzados en su persona y una expresión de desilusión en el rostro, incluso estando acompañado de Mary, que para estar en la vecindad de sus cuarenta se mantenía muy bien; no, demasiado bien. Fácilmente, pasaría por alguien en empezando sus veintes. Sobra decir, con un aspecto tan fiel a la realidad, Mary ha pasado por cero cirugías.
Lo lleva a uno a pensar qué clase de ungüentos, píldoras y demás productos toma para conservarse tan asombrosamente joven. En otro lugar la llamarían vampiresa, pero en esta ciudad no es la única ni de las pocas.
Tal vez el verdadero vampiro es el mercado, pensó Aiden alguna vez tiempo atrás, pero no más. Cosas así se veían todos los días y nadie levantaba una ceja en contemplación. Nada de ese nivel asombraría a los habitantes de esta ciudad.
Esa particular atmosfera que sangraba en las esquinas, de secretos, para los que saben buscar, así como la inquietante sensación de hace un año que solía acompañarlo a todas partes, no está más presente en Aiden.
En una ocasión, pocos días de haberse mudado, tuvo una pesadilla: En el centro de la ciudad la tenue luz del atardecer que lograba atravesar los rascacielos pintaba de melancolía las calles. Él estaba buscando algo que podía entonces ni podría hoy ponerlo en palabras. Entre las masas de gente apuradas yendo de un lugar al siguiente, un puñado no diminuto de personas de plástico lo miraban fijamente con la misma expresión seria y tiesa, una surreal homogeneidad entre los transeúntes perpetradores de las prejuiciosas miradas.
Los sueños extraños continuaron un tiempo, pero pronto se detuvieron. Era como si su propio inconsciente le dijera que no tenía tiempo para sentirse fuera de lugar con las exigencias académicas de esta ciudad, pisándole los talones a cada momento.
Una vez eres parte y asumes tu rol, ciertamente te vuelves uno con el sitio y dejas de encontrar extraño las cosas más particulares.
Y así como ese día en que lo inusual se volvió cotidiano, Aiden tenía otras prioridades presentes en su mente.
Más que curiosidad por la chica, lo que colgaba de su persona era indignación que cualquier otro pensamiento.
No habían pasado ni cinco minutos y ya había bloqueado por completo la existencia de ella, había entrado en su propio mundo. Era más fácil lidiar con las emociones así.
–Haa... –Acompañado del suspiro, una profunda decepción era la causante de la cara larga, apenas era el primer día y ya fue regañado.
Hace solo unos momentos él y la chica siguiéndoles un poco detrás recibieron una pequeña reprimenda sobre responsabilidad y puntualidad, cortesía de Mary.
Ser regañado el primer día no estaba en su idea de una nueva vida, sentía su futuro ideal resbalándose de entre sus dedos.
¿Cuál es la diferencia a años pasados? Antes o ahora Aiden siempre fue un imán de problemas o directamente creador de estos, pero nunca satisfecho con la naturaleza de los mismos, atrapado en un cicló creado por él mismo, ya que el momento que algo cotidiano intervenía todo se volvía parte de una rutina.
Quiso tomar una actitud de que-me-importismo, pero su cuerpo lo delataba y para empeorar las cosas, Mary empezó a darse cuenta de que algo había provocado en Aiden un estado de inmersión en sus pensamientos. Opto usar la clásica táctica de hincar heridas por "accidente".
–¿Acaso te quedaste sin palabras y ahora empleas tu sucia imaginación luego de ver tan linda chica? –dijo cerca del oído de Aiden al notar la tonta cara que este hacía al pensar.
Esta vez su estrategia se basaba en herir el orgullo de Aiden, fue su profesora todo un año, solo con verlo podía saber que era un virgen puberto sin experiencia alguna.
¿Qué por qué lo hacía? Rumores decían que Mary estaba entrando en la menopausia, eso o quizá su persona punk y delincuente del pasado le susurraba al oído cuando veía a Aiden. Quería molestar un poco al chico.
Definitivamente, ella es una de esas profesoras que el momento que empezaron su profesión con las mejores intenciones tuvo una mala experiencia y eso la convirtió alguien que disfrutaba en molestar a sus alumnos, o al menos de eso estaba convencido Aiden, pero no podía estar más equivocado. En su primer día de clases unos chicos terminaron en la enfermería y al siguiente comenzaron a llamarla "Jefa" y las chicas "hermana mayor" de allí en adelante. Por supuesto, eso fue antes de que empezara a trabajar en esta institución del mañana.
–N-no es nada, ¡Y NO ES ESO TAMPOCO, GRACIAS!
Después de lo que dijo su profesora, Aiden cuidó de no poner más la misma expresión tonta al pensar. Una mejor alternativa era volver a la realidad, retomó donde lo había dejado antes de refugiarse en la fantasía.
«Ciertamente, es extraño, a estas alturas todos los estudiantes ya recibieron la información básica sobre las instalaciones... Y el tutor a cargo del 2C; es cierto que tiene su fama, pero no lo veía como alguien irresponsable» Pensó Aiden. «No es que me queje tampoco, por supuesto que no, es más, debería darle las gracias por ser tan incompetente y permitirme conocer a alguien tan linda. ¡Así es, más tarde me daré una vuelta por su oficina a agradecerle personalmente!»
Discretamente, giró su cabeza para ver a la chica de cabello castaño que camina unos cuantos pasos detrás de él.
«Bueno, en realidad nadie podría culparme si alguna vez tengo "ese" tipo de pensamientos con ella, pero ¿Cómo describirlo...?»
Ciertamente, había algo en ella que no podía ver a simple vista y ese algo la hacía aún más atractiva. No es su delgado, pero definido cuerpo, tampoco su bello y fino rostro, ese "algo" probablemente sea algo que no tiene nada que ver con su físico, dedujo Aiden.
La sensación de misterio y seriedad mezclada con un poco de ternura que envuelve a esa chica te hace pensar en cosas como: ¡Yo te protegeré!, o, ¡Si estamos juntos es suficiente, no tienes por qué sufrir más!, incluso algo como, ¡No importa que tan ridículo e irreal sea el mundo en el que vives, de ninguna manera voy a aceptar continuar mi vida como si nada mientras sigues poniéndote en riesgo, prometo ser fuerte para proteger tu sonrisa! Ya saben, cosas de ese estilo. Ciertamente, era un sentimiento raro que no podía explicar o entender del todo.
Pero esos solo eran los ingenuos y honestos pensamientos de Aiden, nadie podría culparlo, después de todo se encuentra en esa edad en donde desviarse del esquema de una persona normal y fantasear un poco es casi una necesidad.
–Ah... –Y así como llegaron, sus pensamientos fueron interrumpidos también de golpe.
Ese algo que rompió sus pensamientos también lo hizo detenerse bruscamente.
Aún miraba en dirección de la misteriosa chica y ella no se percató de él hasta después de unos pasos, cuando la distancia entre ambos se había acortado significativamente.
–¿Eh? ¿Tienes algún asunto conmigo? –El momento en que la chica se percató de Aiden mirándola fijamente a ella, reaccionó como se esperaría, con un poco de sorpresa y agresividad al repentino y perturbante acto de ser observada en tan descarada forma.
–No, no es nada, lo siento.
En realidad no había sucedido nada, por lo menos para cualquiera que viera la escena. Lo único raro era que Aiden se había detenido repentinamente mirando fijamente a la joven.
Esa sería la realidad para cualquiera menos Aiden. A través de sus ojos una sustancia extraña como humo flotaba alrededor de la chica. No tenía sentido alguno de dónde provenía. Brotaba del suelo, paredes, techo, incluso aparecía a su lado.
Como un viento negro, denso, oscuro, pero, y extrañamente, a la vez transparente. No formaba nada ni tomaba ningún rumbo en particular, solo flotaba hasta desaparecer y reaparecer alrededor de la chica.
Aiden colocó los libros bajo su brazo y con el otro tomó de su bolsillo un pequeño recipiente que contenía unas píldoras celestes, puso una en su boca y lo siguiente fue que cerró sus ojos e hizo unos cortos ejercicios de respiración.
La chica de cabello castaño lo observaba extrañada mientras hacía todo el proceso ignorante, o tal vez simplemente no le importaba, de que hizo exactamente lo mismo que elicitó una queja de su parte.
Cuando finalmente abrió los ojos ese extraño humo negro no estaba más, solo unas diminutas manchas y residuos de este flotaban, pero seguramente pronto desaparecerían.
–¿Ya estás bien? –preguntó Mary, interrumpiendo la extraña escena. Aiden asentó con su cabeza en respuesta a su profesora y esta continuó–. Qué bueno, ahora vamos, el primer periodo está por comenzar.
Los tres empezaron a caminar más rápido que antes y cuando llegaron los salones 2C y 2D, que se encontraba en otro edificio distinto al de los profesores, Mary tomo los enormes libros de texto de los brazos de Aiden y entró al 2D antes, diciéndoles que esperaran en el pasillo un momento.
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