Sabía que Henry terminaría metidose en problemas ya que recienteme había tomado ese vicio de fumar y si fuera poco ahora lo hacía cínicamente en la escuela, diciendo que todo estaba bien mientras no lo viera nadie, Sebastián era alguien, Lucas era alguien, Erica era alguien, yo era alguien y él un completo estúpido.
Como si no supiera que en la escuela habemos más chismosos que estudiantes y él con esa fama que se manda es casi una celebridad tanto fuera como dentro.
Para ser claros y realista conmigo misma, se veía demaciado galán y tentador con su cabello rubio semi largo un poco mal peinado intencionalmente, su rostro perfectamente limpio, su altura y ese maldito cigarrillo entre sus dedos. Tentador, pero ahora su tiempo se le iba en no sé qué, más rápido que el cigarrillo en acabarse.
Puede dejarse ver como alguien tan amable y simpático, el derrite corazones y amigo de todos, pero cuando se trata de lo que pasa en su interior se cierra de una manera casi irrevocable, es tan difícil.
Me he planteado que maneja dos caras, la que cree que debe seguir manteniendo de amabilidad para una convivencia y aceptación y la del egoísmo consigo mismo que lo consume.
Pero ¿Quién soy yo para decirle cosas? o cómo debe manejar sus problemas, me diría si no estuviera tan involucrada a pesar de todo.
Hoy precisamente ha venido su hermano mayor como acudiente al Colegio, tal parece que esta vez si le tomaron pruebas contundentes. No me alegro porque sé lo cruel que puede ser su hermano con los castigos pero necesita ese escarmiento.
Alexander, el hermano mayor de Henry, odia que le hagan venir a este colegio o que le hagan perder el tiempo, tiene un aura abrumadora hasta podría decirse prepotente, me gusta eso de él, lo decisivo y contundente que es pero me fastidia lo odioso que puede volverse, es un amor odio pero más amor.
Erica vino a buscarme tan rápido como pudo, para indicarme que mi amorcito estaba allí ya que al parecer habían capturado a Henry con las manos en la masa.
Vimos el auto lujoso aparcado afuera desde el tercer piso, seguramente ya estaba reunido con la directora.
Decidimos bajar al último piso y sentarnos en el jardín fuera de la rectoria para ver en primicia la desgracia de nuestro simpático amigo.
–Vinieron tarde– dijo Sebastián riéndose y haciendole muecas a Henry del otro lado del ventanal polarizado porque era seguro que él nos estaba viendo atentamente desde adentro.
–Qué castigo le impondrán esta vez?– preguntó Lucas –La última vez fue trabajo contable en la empresa de su hermano después de la escuela durante un mes–
–Está vez será algo mucho peor lo preciento– sonrió Erica.
–¿Quién fue?– preguntó Henry al salir de la sala de espera con una cara de pocos amigos.
Miró al grupo pero nadie añadió más que una sonrisa burlona.
–Tarde o temprano tenía que pasar florecilla– dijo Lucas. –Y es mucho mejor temprano antes de que avances con ese estúpido vicio que tienes en esa porquería– lo dijo sin reparo.
–Te amo, Lucas– añadió Erica tan orgullosa.
–No empiecen, ya estoy bien encharcado y demaciado al tope de todo– se tiro en un muro de la jardinera con los ojos cerrados.
–Si no fueras tan terco, es que ¿qué beneficios te trae fumar? Estoy tan cansada de preguntartelo– le recriminó Erica golpeandole la cabeza y haciéndolo levantar en saltos.
–No empieces, me has traído todos estos días de golpes y patadas te las paso porque eres mujer y yo soy un caballero– se cubría.
–¿Un caballero?– chilló Erica.
–Si, si de reluciente armadura–
–Pues te la van a triturar a ti con ella– anunció halandome con ella ya que venía saliendo el hermano de Henry junto con la directora.
Todo el mundo voló como pudo.
Vi a Alexandrer tan serio como siempre pero esta vez se le vía realmente amargado. Sonreí para mis adentros, me encantaba verle mortificado porque siempre es él quien mortifica a los demás.
La directora llamó a Henry, puso su mano en su espalda en su semi toque, pareció regañarlo por vigecima vez pero luego sonrió para despedirse. Al parecer todo terminó en buenos terminos por el lado de la institución pero la cara de Alexander para con su hermano menor era un dulce poema.
Lo vi estender su mano a su hermano menor y éste sacar de sus bolsillos seguramente la última caja de cigarrilos y la mechera, movió su boca para unas pocas palabras y luego dio una semi vuelta para empezar a caminar al lado contrario hacia las afueras.
–¿Se irá así no más?– dijo Erica.
–Pues ya lo conoces, no? No va a regañarlo aquí ni a golpearlo mucho menos– respondí.
–Estoy segura que Henry preferiría sus golpes que esos castigos. Pero no me refiero a eso si no a...¡Oh por Dios! echó una mirada hacia acá!– chilló contenta. —Ve allá–sus ojos casi esparcian chispas de la emoción.
–Declinó de ello hoy. Vamos al salón mejor, en esto inicia la clase— empecé a caminar ignorando su sugerencia.
–Te pones bien amargada cuando no te dan tu dosis de amor– me recriminó.
–Al menos yo me amargo en mi caparazón, tú te pones intensa hasta que te tienen que darte tu dosis otra vez, realmente intensa–
La chica sólo se echo a reír tomándome del brazo.
Supongo que seguía estando molesto conmigo y sumado a eso tenía que hacer frente a tratar con las cosas de Henry lo que dejaba nuestro asunto a un segundo plano, Henry necesitaba atención inmediatamente.
ANTES DE TODO ESO...
–Tu hermano es lindo– dije para molestar en parte a Henry que andaba algo serio dado a que había recibido un castigo de su hermano por haberse escapado un fin de semana sin decir a dónde iría o con quiénes.
–¿Mi hermano? Dijiste mi hermano?– me miró con una ceja levantada. Asentí y sonreí.
–No niego que tiene lo suyo, por algo somos familia. Pero en serio? La flamante Azul derritiendose por Alexander–
—Es lindo y me atrae, pero no lo suficiente para derretirme, OK?–
–Si tu lo dices– se burló. –Tan sólo ten presente que ese, es como el doble filo de una espada en un mostrador, por cualquier lado vas a salir lastimada si te acercas mucho–
Me hice brillos en los ojos.
–Tan peligroso crees que es?– preguntó Erica.
–Muy filoso diría yo, aún cuando se ve tranquilo y frío—
—Amo el frío— Henry negó con la cabeza.
–Aún que reconozco que tú también eres de cuidado, eres más retorcida–
—Y eso te provoca miedo?– preguntó Erica.
–Miedo y deseo– me miró.
–Oh, no me digas que estás enamorado de Azul?– se burló Erica.
—Eres lindo Henry–
–No es que me guste, pero es una lastima que no le gusten las relaciones por beneficio o los amigos con derecho— él acarició mi cabello y tocó mi mejilla.
–¡No seas puerco con la niña!– le regañó la chica apartando su mano de mi.
–Creo que deseo a un Lombardi y no eres tú queridicimo amigo mío— dije.
—Si que eres directa– Se echó a reír.
–Lo deseo en mis manos–
–Ve por él entonces, tal vez le gustas– me animó mi amiga ganandose la mirada de todos.
—Es mucho mayor que ella, deja de aconsejarle tonterías– por fin intervino Lucas que había permanecido callado y metido en su celular.
–Pero no impide que se gusten Lu, además tú no tienes permitido opinar, recuerda que faltaste a la reunión el fin de semana así que estás vetado para aportar algo—
–Deja de llamarne Lu, no soy una chica–le recriminó y entre su discusión su celular sonó.
–Si, si, ve atender tu boba llamada como siempre– le gritó Erica cuando él se alejaba para contestar.
–¿Creen que sale con alguien?– miramos a Sebastián y luego a Lucas.
–No, no lo creo–dijimos a coro al ver la imagen sería de Lucas hablando por celular.
Al pobre le temen prácticamente todas las chicas del colegio, ni siquiera porque práctica boxeo y tenía buen físico se le acercan, es buen chico y es atractivo pero se pasaba con esa cara de puño las 24 horas de los 7 días de la semana... lo único blando en él era su nombre y nada más.
–Aún recuerdo la primera vez que lo conocí, nadie quería hacer grupo con él porque decían que rechazaba a todos de manera muy brusca– Erica volvía a contar esa historia por casi decimoquinto vez.
–Si, si ya todos sabemos que te le pegaste inmediatamente como garrapata al ver su divino rostro de angel– se burló Henry.
–Los idiotas no opinan aquí– le golpeó el hombro. –No niego que me rechazó tan vilmente como los otros que intentaron pero de igual forma anoté nuestros nombres juntos para hacer el grupo, era eso o una calificación deficiente y pues sabes que él es muy enojo y todo pero comprometido con sus estudios así que le tocó–
–Ya te imagino persiguiendolo por todas partes y él insultandote con todo su armamento– me reí.
–Pues si, es muy enojon pero también es un niño bueno y finalmente después de casi un año de peleas y bromas me aceptó como su amiga, fue mi conquista más difícil, pueden creerlo?—
Al finalizar la jornada de escuela vimos un auto oscuro aparcado a las afueras del colegio, todos procedimos a mirar a Henry ya que a quien más.
–No es él, bueno eso creo. Dijo que me enviara chófer para que no escapara de mis "responsabilidades" pueden creerlo?– resoplo el niño.
–Si, yo sí lo creo– dijo Lucas serio.
–Buenos nos vemos mañana– se despidió y subió al auto que lo esperaba.
–Lo siento hoy no podré acompañarlos tengo que hacer algo– comentó Lucas para encender su moto e irse.
–Ese está muy sospechoso– habló Erica antes de marcharse ya que su chofer estaba allí por ella.
–Creo que sólo seremos tú y yo, mi cielo– me sonrió Sebastián. –Te ha llamado la tía Susan?– me preguntó por mí madre pasando su brazo por mis hombros de camino a casa.
Recientemente me había mudado a esa ciudad por razones de peso y era la hora y no lograba aprenderme el camino a casa.
–Si, ahora mismo está en una feria internacional en Suiza, ya sabes mostrando y ayudando a la campaña con sus productos amables con el medio ambiente–
–Tu madre es como mi idola, te juro que si no fuera tan mayor yo me esforzaria por ser tu padrastro– le empujé de mi.
–Sólo bromiaba cielito lindo, pero es que es en serio la tía Susan es como una superheroe–
–Le diré a tu madre que te gustan las señoras—
–Y crees que mamá se pondría furiosa? A puesto a que me preguntaría si tiene dinero antes de recriminarme– ambos nos reímos porque realmente así era la tía Sofía.
–Es más puedo decirle que soy bisexual y es capaz ella mismas de buscarme algún prospecto de pareja– la mente de mi tía era tan abierta que daba miedo.
–Bueno, ella preguntó por ti y tu madre. Dijo que la llamaría pronto–
–Y tú padre? me desagrada preguntarte por él pero estoy en la obligación ya que vive mortificandote la vida–
–Pues creo que esta bien ya que volvió a enviarme un nuevo paquete con información de otra universidad pero esta vez de economía–
–El tipo no se cansa, gracias a Dios que lograste enmanciparte y conseguir trabajo, ahora no puede obligarte a nada que no quieras–
–Si, me encanta esta nueva vida– Sonreí.
–Pero camina más rápido debo estar en el trabajo en unos minutos– le apuré.
–Pero la señorita quería aprenderse el camino caminadolo...– me recriminó apurandose.
–No dejo de maravillarme con tu hermosa casa cada vez que vengo, Henry, de verdad es bellísima–
–Pues gracias pero es la casa de Alexander, yo sólo soy su hermano– le restó importancia y continuó repartiendo las bebidas.
–¿Por qué refrescos?– Erica mostró la botella, ya que era propio de Henry hacernos beber una cerveza cada vez que íbamos a su casa.
–También me prohibieron el consumo de alcohol, es más también debo acostarme a las 8 y no puedo salir más que a la escuela y a la empresa, les dije que ahora me puso a trabajar en el área de archivos? Odio leer y redactar, lo odio– se quejó mientras nos acomodaba.
–Pues ahí esta la respuesta, queríamos saber cómo te iba en tu nuevo castigo– comentó Lucas.
–Pero, ¿qué es este milagro de que Lucas esté en una reunión? ¿No te la pasas ahora con tu novia?–le molesto Henry actuando besar a alguien con los ojos cerrados demostrando mucha pasión.
–¿Qué? Lucas tiene novia?– casi que Sebastián escupe el jugo.
El susodicho miraba de manera molesta a Henry y éste sólo chiflaba de camino a sentarse.
–¿Tienes novia y no lo habías dicho?– recriminó Erica. –¡Ni a mi! ¿Cómo fue que se enteró el idiota de Henry primero que yo? ¡Habla escoria!–
–Que no tengo novia, es sólo Henry inventando cosas–
–¿¡Qué!?– soltó El detonador de la intriga. –Sí te vi con mis propios ojos besándote con una mujer–
–Viste mal entonces–
–Ah ahora vas a decir que no eras tú cuando únicamente me faltó sacarte la identificación de los bolsillos para constatarlo, ¿eh?–
—¿Estas seguro que era yo?– prácticamente eso fue una amenaza.
–Ustedes saben que puedo ser todo menos mentiroso– se defendió. –Además estaré un buen rato sin salir de casa, ¿crees que me das miedo?– Lucas se puso de pie e inmediatamente Henry corrió para protegerse detrás de Erica.
–Que me hayas visto no significa que ella sea mi novia–
–¿Ah pero ven? que sí es cierto. Ya lo acepta–
–Pero, ¿qué diablos pasa aquí? ¿Cómo es eso de que mí Lucas adorado anda de casanova? ¿Tienes idea desde cuándo, Henry?–
–La verdad no, pero de que lo vi, lo vi. Lo hubieran visto también, estaba allí todo acaramelado con esa chica, que si no fuera porque tenía la chaqueta de cuero negra que sé como luce perfectamente no lo había sacado entre la gente–
–Vaya vaya señorito conquistador. Como que tiene cosas que contarnos–
–Es alguien que conozco pero vuelvo a repetir la chica no es mi novia, nos estamos conociendo–
Derrepente oímos el sonido de los autos afuera. Henry se puso pálido, como una hoja de papel.
–Se supone que no debemos estar aquí, ¿verdad?–Pregunté al notar su nerviosismo.
–Él no dijo nada de eso–
–Aún así estas asustado– habló Sebastián.
–Será mejor que nos marchemos– agregó Lucas.
–Tranquilos, cuando Alexander vea que aquí también está Azul no le va a molestar en lo adsoluto–
–Claro, por mi linda cara–
–Y tú lindo cuerpo también– sumó.
–Realmente quiero escuchar porque dices que el hermano de Henry está enamorado de mí Azul–habló curioso Sebastián.
—Enamorado enamorado tal vez no, pero le gusta y lo sé, nunca me falla mi sexto sentido–
–Es verdad, estoy al tanto de ese sexto sentido, es como una captura emociones– dijo Henry
–Es para lo único que sirve– inmediatamente la chica le golpeó.
–Sólo anda por él, lindura–
–Que es mayor que ella– añadió Lucas.
–Es verdad–le apoyó Sebastián.
–Para el amor no hay edad par de idiotas, ánimo–
–Es difícil– suspiré.
–Piensatelo más, tal vez sea mejor uno de tu misma edad– recomendó Sebas.
–Si tal vez tienes razón–
Henry salió a recibir a su hermano supongo que a tratar de convencerlo de que no nos echara, pero ya nosotros estábamos decididos a irnos y no incomodar.
–¿Ya se van chicos? Le estaba contando a Alexander que se quedarían a cenar– nos cruzamos en las escaleras de la entrada.
Seguidamente tras lo dicho por Henry nos lanzamos la mirada del uno al otro a ver quién hablaba por el grupo para que finalmente la bola cayera sobre mi.
–Bueno, si no es mucha molestia y no incomodamos para nada entonces sería un placer quedarnos– dije, Henry me sonrió de espaldas a su hermano.
—Si lo desean pueden quedarse, no incomodan para nada, señorita Azul–Alexander respondió subiendo las escaleras y pasando a mi lado.
Erica y Henry apretaban sus labios para no reírse.
–Estúpidos todos– solté.
—Ni siquiera disimulan– les regañó Lucas, el único cuerdo.
–Si, si ahora vayamos al jardín hagamos un asado fabuloso, que Sebastián cocinará–
Henry me llevaba empujando de los hombros mientras él mencionado renegaba sobre cocinar cuando se suponían que nos invitaban a comer.
–Eso te pasa por tener buena sazón– dijo Erica al tiempo que Sebas con ayuda de Lucas intentaban hacer encender el asador.
–Bueno, iré a preparar la ensalada, ¿Me acompañas, Henry? no quiero que me sorprendan vaciando tu refrigerador–
–Si lo dices por mi hermano no te preocupes el debe estar por cenar en el comedor así que no vendrá aquí– el chico sacaba los elementos necesarios y me daba acceso a su refrigerator para sacar los frutos.
Le di la razón y empecé con mi tarea de picar mientras él intentaba convencerme de presentarle a mis compañeras de trabajo que aseguraba que debían ser espectaculares.
Entre eso los chicos llamaron para pedir una taza para echar las carnes asadas y Henry salió con ella al jardín preciso tiempo a solas para que su hermano asomara su cara en la cocina dizque por una copa y un vino.
Nos miramos las caras hasta que solté un hola para cortar la incomodidad y él tipo respondió con "¿cómo ha estado, señorita?" observando mis acciones.
–Pues bien, estudiando y trabajando, ¿cómo le va a usted?– me atreví a seguir para armar conversación.
–¿Usted trabaja?– me preguntó algo sorprendido y evadiendo mi pregunta como si fuera anti natural.
–Trabajar trabajar, lo que se diga trabajar, sí– respondí con burla ante su tonta pregunta.
–¿En qué trabaja usted?– era como si no terminara de creerme. Me dio la espalda buscando el saca corchos para la botella.
–Se supone que soy modelo–
–¿Qué modela usted? ¿Ropa, calzado, perfumes, accesorios?– volvió a mirarme con el objeto en sus manos.
–Por ahora sólo ropa–
–Juvenil supongo– era como hablarle a mi jefe y ni siquiera mi jefe era así de plano.
–Pues si– le vi remangar un poco su camisa.
–¿Está usted todavía trabajando a estas horas? Disculpe que sea tan entrometida– agregué al final cuando subió sus ojos de la botella que abría ante mí.
–Sí, tengo asuntos pendientes que cerrar y no dan espera– abrió la botella en un movimiento rápido.
–¿Un sábado por noche?–
–Sí, ¿qué tiene de malo?– preguntó sirviendo la copa.
Ahora era mi turno de burlarme.
–Pues creí que la vida adulta no sería tan aburrida o es sólo la suya?– me atreví a comentar.
El tipo me reparó algo serio, luego dibujó una sonrisa de media luna sin mostrar los dientes y su mirada se suavizó.
–Y usted no tiene con quien más salir un sábado por la noche a parte de sus amigos?– también preguntó.
Justo en mi soltería. Maldije en mis adentros.
—Pues no, pero podría a pesar de trabajar para mantenerme, mi política no es ser esclava del trabajo– arremetí y seguí picando los tuberculos.
–Ten– me ofreció la copa que sirvió poniéndola enfrente de mi y luego abrió una gabeta para sacar otra copa.
Le observe llenarla hasta que por fin me miró de vuelta.
–Pensé que eras lo suficientemente madura como compartir una copa conmigo–
¿Se había estado burlando de mi todo este tiempo?
–No suelo beber, pero la tomaré porque ya está servida y porque supongo que el vino es tan fino como para desperdiciarlo– tomé la copa y le dí un sorbo para volver con lo mío.
Pensé que al conseguir destapar la botella y llenar su copa se iría a su "trabajo que no da espera" pero no, se sentó en un taburete de la cocina frente a mi con la copa entre sus dedos.
Me preguntaba que tan pequeña podía verme desde allí.
–¿Se mantiene usted misma?– me pareció que su interés subía.
Era evidente lo apuesto que era, más aún con la camisa negra manga larga semi recogida que lucía, si no fuera porque en el trabajo ya me veo rodeada de bellezas que salen de todas partes como hormigas en ese instante podría casualmente temblarme las piernas como cosa natural.
Ese tipo era divinamente impecable por donde se le viera.
–Trabajo desde los 15, es simplemente divertido– solté viéndole.
–Vive usted sola desde esas edad?– tomó otro trago de su copa.
–No, pero ahora si–
En eso le escuché la voz a Henry llamarme desde la entrada del patio preguntando si ya había terminado.
–Me lavo las manos y salgo– me asomé en la puerta de la cocina para responderle.
–Le quedó muy bien la ensalada– cuando dí la vuelta le vi saboreando, al parecer había metido sus manos allí.
–No veo que haya usado un tenedor o si?– le juzgué. Dandole un sorbo a mi copa la cual Alexander no había llenado tanto, pero aún así quedaba líquido.
–Tú tenías las manos en ella también– contestó.
–Pero las mías estaban limpias, Sr. Lombardi— dije para que se percatara de la forma informal en al que había hablado tan sólo para reírme.
–Una última pregunta antes de irse–
–Adelante–
—¿Por qué cree que incomoda y molesta en este lugar?– Sonreí.
–Es la manera formal de aceptar los ofrecimientos– respondí. –"si no es mucha molestia ni incomodamos..."– repetí. –¿Lo vé?– tomé la refractaria.
Él no añadió nada más.
–Le agradezco la copa de vino, una pena que no pueda terminarla pero de igual manera gracias, Sr. Lombardi–
–No es nada, señorita– le sonreí por última vez y le dejé tomándose lo último de su copa de vino.
Caminé rápido para salir de allí pero luego me tomé un momento pequeño para darme a calmar mi pobre corazón.
(…)
La verdad el tipo era una figura deseable, un rubio alto, de espalda ancha y con buen físico. Cada vez que le veía parecía un poco más atractivo, superaba mi recuerdo anterior, y eso le hacía más intimidante y me encantaba, pero el único detalle era que creía que el trabajo era algo así como su dios, de resto toda estaba perfecto.
Di una vuelta en mi cama.
Pero el tipo tiene 23 años, mi madre pondría el grito en el cielo y mi padre, que justamente no me hablaba seguro que con eso me negaría a la gente.
Me eché a reír en la oscuridad de habitación.
¿Le seré realmente de agrado a la vista como dice Erica?
Era poseedor de una mirada terriblemente abrumadora pero aún así era encantadora, me estaré volviendo masoquista o algo parecido? Me detuve a mi misma de golpe sentandome en la cama y levantándome a tomar agua.
Estoy segura que el estúpido quiso burlarse de mi en aquella conversación, pero incluso yo también lo hice así que suponía que estabamos a mano.
Su intento de sonrisa de super yo, no era tan mala. Recordé su acción en la cocina.
¿Cómo seria verle reír en serio?
Tal vez tenía que molestarle un poco más a ese tonto hombre.
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