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Criada por lobos

Capítulo 1

Narrado por Vincenzo (supremo alfa)

Siento el viento frío del crepúsculo rozar mi pelaje mientras corro por el espeso bosque, percibo las hojas y ramitas ligeramente húmedas bajo mis patas y distingo cada aroma de mi entorno con lujo de detalle. Es lo habitual en una cacería, mis instintos se agudizan y mi lobo interior toma el mando. Con cada sentido en alerta máxima, escucho a lo lejos un sonido irritante que resuena en el bosque, sigo el ruido por unos momentos hasta identificarlo: es el llanto de un bebé. Movido por puro instinto, me dirijo hacia allá; después de todo, no hay poblados humanos cerca de mi manada.

No tardé en encontrar al origen de tanto alboroto, y como sospechaba, era un bebé, humano por su olor. Lo extraño es que no percibo ninguna otra presencia cercana, probablemente fue abandonado.

Por un momento, me pierdo en el tiempo observando al bebé llorar frente a mí, llevándome a rememorar recuerdos dolorosos, y una ira se apodera de mí, ira hacia TODOS los humanos. Con el juicio nublado por mis emociones, resuelvo llevármelo ante la manada para ejecutarlo frente a todos.

Retorno a mi forma humana y tomo a la pequeña criatura ruidosa en mis brazos.

- ¡Eres muy molesto! ¡CÁLLATE! -gruño entre dientes y\, para mi sorpresa\, deja de llorar y me observa con sus profundos ojos castaños.

Tardo más de lo habitual en llegar a casa al no estar en mi forma lupina, y desde el piso inferior anuncio a Lara que he llegado y que pronto haré una declaración frente a toda la manada y quiero que ella esté presente.

-Estaré a tu lado -su voz me llega débil y triste.

Lara es mi hermana, y aún está muy afectada por haber perdido a su crío; para colmo, hubo complicaciones y el médico indicó que ya no podrá tener más hijos, lo que la ha sumido en profunda depresión.

Me saca de mis pensamientos el llanto infernal de esa cosa en mis brazos.

-¡CÁLLATE! -grito sin darme cuenta y me sobresalto al oír un gruñido proveniente de la escalera.

Miro hacia el origen del gruñido y veo a Lara mirándome con ojos llenos de furia, transformándose.

-Lara, ¿qué te ocurre?

Observo a Lara descender lentamente las escaleras sin apartar los ojos de mí y del bebé.

En cuanto se para frente a mí, gruñe furiosa y se lanza hacia mí. Me veo sin opción y dejo caer al bebé al suelo para defenderme del ataque de Lara, y antes de poder hacer algo, siento un empujón que me hace caer con fuerza contra el piso de madera. Confundido, veo a Lara tomar al bebé de manera protectora.

- Lara\, ¿qué te pasa? -pregunto nervioso.

- VINCE\, sé lo que planeas hacer con esta bebé. Y no lo voy a permitir -me responde con ferocidad aún en sus ojos lupinos.

-¿No ves que es solo una humana? -intento hacerle entender-. La mataré y servirá de ejemplo para que ningún humano vuelva a invadir mi territorio...

Me detengo al captar su mirada triste sobre mí.

-¿Acaso no tienes corazón? Está indefensa, sola, hambrienta y con frío, y en lugar de ayudarla quieres matarla. No pareces ser mi hermano -Me mira con unos ojos ya conocidos y, aún sabiendo que me arrepentiré después, cederé; al fin y al cabo, es mi única familia, la única que queda.

-Dime qué quieres que haga con esta criatura -digo señalando al bebé en sus brazos, y sabiendo que ha logrado su objetivo, me mira con una sonrisa en los labios y un brillo en los ojos.

- La quiero -responde ella sin dudar.

Era obvio que iba a pedir eso. Tras un suspiro profundo, respondo:

-Te puedes quedar con esta criatura, pero mantenla lejos de mí y no permitas que salga de casa -Me duele la cabeza solo de pensar en lo que la manada pensará al tener a un humano en casa de un alfa supremo.

-Gracias Vince, no sabes cuánto bien me haces -Laura sonríe de un modo que no he visto en mucho tiempo.

No me agrada ver a mi querida hermana triste o enfadada conmigo. Como digo siempre, acabo cediendo.

Tiempo después

Mi hermana la trata como si fuera su propia cría, incluso le ha dado el nombre de nuestra madre, Elizabeth. Es un buen nombre, aunque no para una humana, pero me conformo con ver la felicidad regresar a la vida de Lara.

Un año más tarde, Elizabeth ya camina y comienza a hablar.

Escucho a mi hermana llamarme.

- ¡VINCE\, VINCE\, VINCE! - Alarmado\, corro en su auxilio y al entrar en el cuarto de Elizabeth\, Lara está llorando.

- ¿QUÉ PASÓ? -me mira.

- ¡Ella me llamó mamá! -me dice secándose las lágrimas; miro a Elizabeth\, quien se acerca a mí.

- Mamá -la observo desde arriba y le doy la espalda; si piensa que la voy a mimar\, está muy equivocada.

-Vince, ella no sabe que es diferente a ti, intenta al menos no ser tan duro con ella; hazlo por mí, ¡la amo más que a nada en esta vida! -Lara me hace una petición casi imposible de cumplir; odio a todos los humanos, pero por ella, puedo intentarlo.

- Bueno\, puedo intentarlo\, pero no prometo nada -

Hoy es el tercer cumpleaños de Elizabeth. Mi hermana quiere presentarla ante la manada como su propia hija. No sé por qué, pero tengo un mal presentimiento sobre esta fiesta. Guardo mis intuiciones para mí y dejo que la celebración transcurra como Lara desea. Todavía nadie sabe de qué se trata el anuncio. Lara se levanta para ir a buscar a la pequeña cuando escucho gritos afuera.

- ¡FUEGO\, FUEGO! - Alec\, mi beta\, interrumpe la fiesta a gritos.

- ¡LOBOS SIN MANADA ESTÁN ATACANDO Y PRENDIENDO FUEGO A LAS CASAS! - Sin pensarlo dos veces\, me transformo en lobo y salgo a defender a mi manada. Encuentro al líder del ataque\, corro hacia él y entablamos una batalla feroz y sangrienta. Tras unos minutos\, finalmente asesto el golpe definitivo: desgarro su garganta con mis fauces\, su sangre se derrama y me alivio al ver que tras su muerte\, sus subordinados retroceden. Arrastro su cuerpo por las calles\, mostrando a quienes quieran ver lo que ocurre si invaden mi territorio. Después de la difícil batalla\, vuelvo a casa y me sorprende encontrar sangre en las escaleras. Corro hacia el cuarto de Elizabeth\, donde mi hermana pasa la mayor parte del tiempo con su pequeña. Entro en un cuarto revuelto\, como si hubiese habido una batalla dentro.

- ¡LARA\, LARA! -grito\, pero no responde; sigo un rastro de sangre que lleva al otro lado de la cama. Lo que veo me desgarra el alma: mi dulce hermana Lara yace sobre la pequeña\, ambas bañadas en sangre. Corro a comprobar su pulso; Lara ya no tiene. La desesperación me embarga.

- ¡No! ¡No! ¡No! ¡Debe ser una pesadilla! ¡LARA! -no me importaría\, pero la pequeña era importante para mi hermana\, así que me agacho y compruebo que sigue viva\, solo desmayada. Observo por la ventana rota\, hay un rastro de sangre. Quien mató a Lara todavía vive. Llamo a Alec\, que llega sin tardar.

- Encuentra a este desgraciado que se atrevió a tocar a mi hermana y tráemelo vivo; yo mismo acabaré con su vida -le ordeno con toda mi dominancia. Miro a la pequeña que está a punto de despertar; no es que me importe\, pero sé que Lara no querría que ella viera esta escena que parece de película de terror. La tomo en brazos y no puedo contener el llanto. Lloro por mi hermana como un niño.

Llevo a la pequeña al cuarto de mi hermana, la baño y la acuesto. Ella me mira curiosa.

- ¿Dónde está mamá? -La miro y no sé qué decirle; decido mentir.

- Salió y me pidió que te acostara en su cuarto -Ella continúa mirándome\, sonríe y dice:

- Mamá me pidió que te llamara 'papá' hoy -No sé qué responderle; soy consciente de que mi hermana la amaba como si fuera su propio cachorro\, y yo la quería más que a nada en el mundo.

- Ya que fue un pedido de Lara\, mi pequeña\, puedes llamarme papá -Entonces cierra los ojos y se entrega al sueño\, pero antes dice:

- Buenas noches\, papá -Salgo del cuarto\, cierro la puerta con llave para que no salga antes del amanecer.

He decidido que cuidaré de Elizabeth como si fuera mi hija, porque ella trajo de vuelta la alegría a la vida de Lara, y por eso la protegeré...

Después de ocuparme de los preparativos del funeral de Lara y de todos los otros lobos que dieron su vida por la manada, vuelvo a casa para ver cómo está la pequeña.

- Por favor\, Elizabeth\, tienes que dejar de llorar -Justo al entrar\, escucho a la empleada hablándole.

- ¿Qué le pasa? -La empleada me mira sorprendida\, ya que nunca antes me había preocupado por ella.

- La señorita Elizabeth quiere a su madre -Me responde y me deja solo con ella. Intento ser lo más comprensivo posible; ella comienza a llorar otra vez\, yo la abrazo y lloro con ella. Después de casi una hora de llanto\, finalmente se duerme en mis brazos.

Tras el entierro de mi querida hermana, vuelvo a casa con una idea en mente: debo hacer que Elizabeth sea lo suficientemente fuerte como para defenderse por sí misma...

Han pasado 6 meses desde la tragedia en mi manada, y después de planear el futuro, ha llegado el momento de buscar una compañera y presentar a Elizabeth como mi hija. Haré como mi hermana deseaba, la haré parte de mi familia oficialmente. Esperaré a que cumpla 5 años y entonces la inscribiré en la escuela de nuestra manada.

Varios años más tarde

- Papá\, mañana será mi primer día de escuela\, ¿vendrás conmigo? -Ella es ya una jovencita\, nunca ha salido de casa y las únicas personas que saben de Elizabeth son la niñera y la empleada de la casa\, que están bajo un contrato de máxima confidencialidad\, y mi beta está al tanto de su existencia.

- ¿Papá? -Elizabeth me saca de mis ensoñaciones.

- Mi pequeña\, lo siento\, estaba pensando -ella me interrumpe.

- ¿En qué pensabas? -Me mira con unos ojos brillantes que parecen dos zafiros.

- Necesito contarte algo sobre nosotros\, más bien\, sobre lo que soy yo y los otros del pueblo -¿Cómo le explicaré que somos lobos y ella una humana?

Esta noche la presentaré como mi hija, así que es mejor mostrarle lo que soy. Creo que así entenderá más rápido. Me alejo unos pasos de la pequeña y la advierto.

- Ese es papá\, papá se va a convertir en un lobo grande pero seguirá siendo papá\, ¿estás de acuerdo? -Ella me mira fijamente y asiente sin decir nada. Entonces\, cambio a mi forma de lobo frente a ella. Da unos pasos hacia atrás y me observa.

- Pa.. Pa.. Papá -Titubea. Para darle valentía\, le hablo.

- Sigo siendo papá\, solo que más grande y peludo\, no tengas miedo -Se acerca y dice:

- Pensé que solo mamá podía hacer eso -Vuelvo a mi forma humana y la miro boquiabierto\, ¿cómo? ¿Ya lo sabía?

Tras la fiesta y de presentarla como mi hija, anunciaré que dejaré la manada en busca de mi compañera y dejaré a mi beta a cargo.

- ¿Papá\, me dejarás? -Me parte el corazón\, pero debe quedarse y asistir a la escuela.

- Sí\, pero será solo por un tiempo; Alec\, tu tío\, ha accedido a cuidarte hasta que regrese -Ella suspira\, cómo si fuera a llorar.

- Mañana será tu primer día de escuela y en la academia\, esfuérzate y hazme sentir orgulloso\, sé fuerte -Le doy un beso\, tomo mi maleta y emprendo el viaje hacia otra manada con la esperanza de encontrar a mi compañera lo antes posible\, para no dejar a mi pequeña sola durante mucho tiempo. Y también\, porque muchos no han estado de acuerdo con que haya hecho de Elizabeth mi hija y\, por consiguiente\, mi sucesora.

Que la Diosa de la Luna la proteja hasta mi regreso...

Capítulo 2

Narrado por Elizabeth

No sé exactamente qué está sucediendo; ayer, mi padre me presentó ante el pueblo, me explicó por qué era diferente y por qué no podía salir de casa, y poco después se fue para encontrar a su compañera.

- Elizabeth\, es hora de desayunar o llegarás tarde al colegio - tío Alec me llamó\, pero yo deseaba que fuera mi padre.

- Ya bajo - Tengo miedo de ir al colegio porque soy la única que no es loba; tío Alec dijo que siendo hija del Supremo no debería temer\, y ha mandado a su hijo conmigo para protegerme.

- Elizabeth\, éste es mi hijo Athos; él estará a tu lado para ayudarte en lo que necesites - Tío Alec nos presenta. Estoy algo intrigada\, pero aún así lo saludo.

- Hola Athos\, encantada de conocerte; eres el primer chico que veo - Él es moreno\, con cabello castaño\, ojos negros y algo alto para un niño de 6 años.

- ¿Vamos\, Eliz? ¿O llegaremos tarde al primer día de clase? - Acabo de conocer a Athos y ya me ha puesto un apodo. Tengo la sensación de que puedo confiar en él.

- Claro que sí - miro a tío Alec.

- No podré acompañaros porque tengo mucho trabajo por hacer\, pero el conductor os dejará en la puerta del colegio\, ¿vale?

- Hasta luego - Decimos al unísono y luego partimos hacia el colegio.

Frente a la escuela, siento un frío en el estómago como si miles de mariposas decidieran migrar.

- Athos\, ¿puedes tomar mi mano? Tengo miedo - Bajo la cabeza y miro al suelo\, cuando siento su mano en la mía.

- No seas tonta\, levanta la cabeza; mi padre me dijo que tú\, como hija del Supremo\, no debes temer a los demás - Al entrar en la clase\, el silencio es inmediato\, todos me miran y hay una mesa preparada para mí y para Athos bien al frente.

- Buenos días mis pequeños lobos\, soy Mirian Tales y seré vuestra profesora - entra en la sala con un rayo de sol\, sonriente y alegre. Cuando su mirada se posa en mí\, es como si hubiera visto un monstruo.

- ¿Qué hace una niña humana aquí? - Tal vez no sepa que soy hija del Supremo. Cuando se acerca\, me pongo nerviosa y Athos se coloca delante de mí y gruñe hacia la profesora.

- ¿Pero qué te pasa? ¿No te das cuenta de que ella no debería estar dentro de la manada? - Athos está enfadado y comienza a transformarse\, entonces el guardia de seguridad de la escuela entra para calmarlo.

- Profesora Mirian\, disculpa que no te haya informado antes\, esta pequeñita es Elizabeth Müller y este joven lobo es su futuro beta; fue presentada ayer por la noche por el supremo - dice el guardia. Tan pronto como ella se aleja de mí\, Athos se sienta y se arregla la ropa.

- Dije que cuidaría de ti - Athos dice sonriendo\, y su sonrisa me encanta. Realmente puedo confiar en él.

- Gracias\, solo que no estoy acostumbrada a las demás personas - digo devolviéndole la sonrisa\, algo avergonzada.

Pasamos toda la mañana escuchando lo que nos enseñarán, pero lo que más me llama la atención es sobre la primera cacería; si no se tiene éxito, se será reprobado y repetir el año. Eso me preocupa porque no soy una loba, ¿cómo voy a cazar? Levanto la mano y espero.

- Sí\, Elizabeth\, ¿cuál es tu duda? - habla conmigo y yo me congelo. Athos me da un codazo para que hable\, lo miro y tomo coraje.

- Yo no... yo no soy una loba\, ¿cómo voy a cazar? - Respiro hondo y me encojo en la silla. La profesora Mirian se inclina hacia mí y me mira a los ojos.

- Bueno\, es la primera vez que tengo una alumna que no es una loba\, y no puedo excluirte solo por ser hija del Supremo; no sería justo con los demás - Habla y comienzo a sentir los ojos llorosos; así no voy a dejar a mi padre orgulloso.

- Mi padre no sentirá orgullo de mí si no apruebo el año - digo con la voz temblorosa. Suena el timbre y todos salen\, Mirian me mira y dice:

- No hay ninguna regla en la escuela que prohíba el uso de un arma en la cacería - La miro secando las lágrimas antes de que caigan\, sonrió y ella devuelve la sonrisa; casi no lo creo\, ella me ayudó aunque no le guste tener una humana en su sala. Vuelvo a casa para almorzar; todavía tengo que ir al gimnasio.

En el gimnasio, los lobos son entrenados en combate cuerpo a cuerpo y, cuando tienen edad suficiente, también con armas de fuego. Llego y voy a la dirección porque, como soy humana, necesito un profesor particular.

- Buenas tardes\, soy Elizabeth\, vengo para mi primera clase - La secretaria me indica que entre y espere sentada porque mi profesor está algo retrasado\, pero no tardará en llegar. Juego con mi celular cuando entra un hombre que parece tener unos 27 años\, con cabello liso y largo\, ojos azules\, piel casi pálida y físico de quien se ejercita todos los días.

- Disculpa mi retraso\, se pinchó la llanta de mi motocicleta - Lo miro mientras él habla con la secretaria. ¿Será este mi profesor? Se gira hacia mí.

- Eres más pequeña de lo que imaginaba - ¿Qué?

- Solo tengo 5 años\, aún creceré mucho - Le respondo como la niña caprichosa que soy.

- Tranquila pequeña furia\, soy Filipi\, tu profesor de combate y armas blancas - Se presenta con una amplia sonrisa en su rostro.

- Bueno\, empecemos por el calentamiento - Tras calentar\, me hace correr 10 vueltas a la cancha; ya estoy cansada\, él me mira:

- Vamos\, no pierdas el ritmo\, sé que tienes más fuerza de la que aparentas - es exigente; tras la carrera empezamos con los movimientos básicos de pies y manos.

- Mira\, tienes talento; con mucho entrenamiento incluso podrías tumbarme - cuando hace ese comentario sonrío y empiezo de nuevo; tras 2 horas de entrenamiento ya estoy lista para desmayarme.

- ¿Qué arma me recomendarías llevar en mi primera cacería? - Filipi me estudia cuidadosamente; parece pensar porque seguramente nadie antes usó una.

- Déjame ver\, si fuera a llevar... una ballesta y un cuchillo - lo miro y digo:

- Bueno\, ¿me enseñarías a usarlas? Tengo 6 meses para aprender a cazar para la primera caza - Parece pensarlo antes de responder.

- Está bien\, entrenaremos el combate cuerpo a cuerpo dos veces a la semana y los otros días la ballesta y el cuchillo\, ¿te parece bien? - me pregunta Filipi\, solo asiento con la cabeza y ya estoy lista para los entrenamientos.

- ¡VOY A HACER QUE PAPÁ SE SIENTA ORGULLOSO DE MÍ! - Grito sin querer\, me mira y sonríe:

- Hasta mañana a la misma hora\, no te retrases - Mira quién habla\, llegué puntual; guardo mi comentario para mí.

- Hasta luego - Me despido y camino hacia la puerta cuando veo a Athos siendo molestado por otros alumnos de nuestra edad.

- ¡Se ha convertido en el perrito de la humana inmunda! - Dice uno de los provocadores.

- Athos\, ¿no tienes orgullo de ser lobo\, sirviendo a una humana como si fuera igual a nosotros? - Dice el otro; no puedo ignorarlo\, sé que son más fuertes que yo\, pero 2 contra 1 es cobardía; corro hacia Athos justo cuando recibe un puñetazo.

- ¡DETÉNGANSE\, DEJEN A ATHOS EN PAZ! - Uno lo agarra y el otro lo golpea; me pongo delante y no sé de dónde saqué la fuerza y el coraje para golpearlo en la nariz\, rompiéndola; Athos aprovecha y se libera\, dándoles una paliza a ambos. Yo no salí ilesa pues recibí un puñetazo debajo del ojo izquierdo\, lo que enfureció aún más a Athos\, quien golpeó al otro chico hasta casi perder la conciencia; nos miramos\, uno peor que el otro.

- ¿Cómo vamos a entrar a casa sin que tío Alec nos vea en este estado? - Pregunto a Athos\, él encoge los hombros y dice:

- Bueno\, estaré castigado por dejarte lastimar\, solo contaré la verdad - lo miro y admiro su coraje; al entrar en casa\, el tío viene hacia nosotros y pregunta qué sucedió para que estemos así\, explico que el día no fue el mejor\, que hay mucha gente a la que no le agrado\, y por eso entramos en una pelea.

- Señorita Elizabeth\, su padre en el teléfono - avisa una empleada\, toco mi móvil y noto que está sin carga.

- Gracias\, atenderé en mi cuarto -

Al llegar a mi habitación me lanzo en la cama y tomo el teléfono, le cuento cómo fue mi día y que estoy castigada por una semana, sin celular y sin televisión; mi padre se ríe mucho de la situación, me dice que está extrañándome y se disculpa por no haber estado en mi primer día de muchas nuevas experiencias, me cuenta que ya está de camino a la próxima manada, todavía sin noticias de su compañera; le doy las buenas noches y cuelgo.

Extraño a mi padre, pero me esforzaré para que cuando él regrese, no sea más una niña caprichosa sino una verdadera guerrera; después de cenar subo y me baño, me seco, me pongo el pijama, me acuesto y espero a que tío Alec venga a darme las buenas noches; escucho pasos en el pasillo y cuando entran en mi habitación me sorprendo: es Athos.

- Hola\, vine a desearte buenas noches\, si necesitas algo estoy en el cuarto de al lado\, solo grita; mi padre envía un beso y dice buenas noches\, todavía está trabajando - lo miro y respondo con un buenas noches\, él se da vuelta y sale cerrando la puerta; me acomodo en la cama y me entrego al sueño...

Han pasado varios meses desde que mi padre me dejó al cuidado de su beta Alec y su hijo Athos. Ahora falta un mes para la primera cacería; creía que mi padre estaría conmigo en este día tan importante. Las cosas no han cambiado mucho: sigo yendo al colegio y siendo molestada, voy al gimnasio donde cada día estoy mejor; ya puedo derribar a lobos de mi edad, Filipi dice que progreso más rápido de lo esperado, lo cual es bueno, pero cada vez que salgo del gimnasio nos encontramos con los molestos Ammon y Álvaro para tocarme las narices a mí y a Athos. Mi padre me llama casi todas las noches y últimamente le he mentido, la última vez dijo que dejaría su búsqueda para volver y estar conmigo, y no puedo privarlo de tener una compañera.

Llega el tan esperado día de la primera cacería; Filipi dice que estoy lista porque entrené bastante y salí a cazar muchas veces con Athos, incluso atrapé algunos conejos. Preparo mis cosas, verifico la ballesta, coloco el cuchillo en la vaina y me pongo una ropa de color neutro para no llamar la atención en el bosque.

Ya en el claro que será el punto de partida para la cacería, escuchamos atentamente las instrucciones de la profesora Mirian.

- ¿Todos listos? - pregunta la profesora Mirian.

- Tendrán 3 horas para hacer sus cazas y volver al colegio\, aunque no consigan nada\, vuelvan al punto de reunión\, ¿estamos entendidos? - Todos respondemos al coro:

- ¡SÍ!

- Athos\, iré sola\, ¿vale? - Quiero demostrar que soy capaz\, aunque no sea una loba.

- De acuerdo\, Eliz\, pero si no puedes\, nos vemos aquí - Lo miro y frunzo el ceño.

- No existe la opción de 'no poder'\, he trabajado duro para esta prueba y no fallaré\, ni por mí ni por mi padre - Me centro para no perder tiempo.

- ¡Preparados\, ahora id y traed vuestras cazas! - En ese instante salgo en dirección a donde sé que hay muchos conejos\, camino por alrededor de una hora y cuando llego me encuentro con un venado y ningún conejo; no tengo tiempo para seguir buscando\, así que él será.

Me acuesto en el suelo y me arrastro para encontrar una mejor posición; no puedo fallar, no tengo tiempo para perseguirlo, contengo la respiración, apunto a la altura de su corazón y disparo; al darme cuenta de que no acerté en el corazón, como estoy echada, él corre hacia mí sin darme tiempo para recargar la ballesta, así que me levanto con el cuchillo en mano y salto en el momento justo agarrándome de su cuello, trata de sacudirme pero no tengo otra opción, clavo el cuchillo en su cuello y me derriba, corre unos 10 metros más y cae. Está hecho, corro hacia él que ya está muerto, es de pequeño tamaño, debe pesar unos 35 kilos, demasiado para mí, pero ato una cuerda a su cuerpo y empiezo a arrastrarlo; todavía tengo casi dos horas para regresar, creo que llegaré a tiempo; después de una hora arrastrándolo por el bosque decido descansar por un momento; me senté unos 5 minutos y seguí caminando. Aún me queda un largo camino por delante y no puedo fallar.

Casi agotada, alcanzo el claro que es nuestro punto de reunión; al llegar, la profesora Mirian mira su reloj.

- Felicidades\, Elizabeth\, has conseguido regresar falta un minuto para que se acabe el tiempo y con la mejor caza del día - Me alegra haberlo logrado\, pero estoy tan exhausta que me quedo dormida allí mismo...

Capítulo 3

Narrado por Elizabeth

Desperté y ya estaba en casa, en mi habitación eran las 6 de la tarde. Me levanté y fui a buscar algo para comer. Al llegar a la cocina:

—¡Felicidades, Eliz! ¡Pensé que traerías un conejo! —Athos me mira y le sonrío.

—¿Y mi padre ya lo sabe? —Quiero que sepa que me estoy esforzando mucho.

—Elizabeth, tu padre en el teléfono —Al escuchar, corro a contestar.

Estuve unos 20 minutos con él al teléfono, le conté cómo fue mi día y la cacería, y cómo me dormí después de arrastrar mi caza por casi 2 horas. Mi padre dijo que estaba orgulloso, espero que no tarde en volver. Después de hablar con él, regreso a la cocina donde está Athos.

Mientras merendamos, oímos gritos y ruidos provenientes del exterior de la casa. Athos fue a llamar a su padre. Cuando miro por la puerta de cristal del exterior, hay una sombra enorme viniendo hacia la casa; asustada, grito:

—¡TÍO ALEC! —Estoy paralizada de miedo, no consigo moverme cuando siento la mano de alguien tirando de mí.

—Athos, ¿adónde vamos? —Huelo un olor horrible a perro mojado mezclado con moho, reconozco ese olor.

—Vamos con mi padre, ¡rápido, Eliz! —Cuando él está por alcanzarnos, tío Alec se interpone impidiéndole alcanzarnos.

—¡Corran, salgan los dos de aquí AHORA! —Él grita y Athos sigue tirando de mí. Miro hacia atrás, ellos luchan, el lobo invasor muerde la pata izquierda de Alec que a su vez lo muerde en la nuca, pero el invasor escapa; siento un odio hacia ese lobo que no sé cómo explicar, quizás sea su olor repulsivo. Me concentro en el olor por un momento, y es como una película que pasa por mi cabeza.

—¡ES ÉL! —Grito. Mi tío está a punto de ganar la pelea; el lobo invasor viene en mi dirección en ese momento. Grito de nuevo:

—¡FUE ÉL QUIEN MATÓ A MAMÁ! —Alec lo atrapa por la pata trasera derecha y lo arrastra, lanzándolo contra una pared. Se levanta tambaleante; mi tío lo atrapa por el cuello y lo suspende.

—¿Estás segura de que fue él? —me pregunta intrigado.

—Sí, nunca olvidaría su olor asqueroso —Él mira al sujeto y dice:

—Eres un sujeto con suerte, morirás por manos del propio supremo —Los guardias lo llevan a prisión y mi tío me llama para hablar.

—Elizabeth, ¿cómo fuiste capaz de recordar el olor de aquel sujeto? —Lo miro y no sé cómo explicarlo.

—Sabía que conocía el olor y me concentré en inhalarlo y lo vi en mi habitación luchando con mamá, fue solo eso —No sé qué quiere mi tío, solo sé que quiero irme a la cama.

—¿Ya puedo ir a dormir? —pregunto y él asiente con la cabeza. Ya en mi cama, estoy exhausta, solo quiero dormir.

Narrado por Alec

Después de que Elizabeth salió del despacho, me quedé pensando en cómo pudo recordar un olor que solo es percibido por los sentidos agudizados de los lobos.

Bueno, eso no importa ahora; tengo que avisar al supremo del ataque en la aldea.

llamada activa

—Habla Alec —dice sin paciencia.

—Hola, mi supremo, disculpa que te moleste a esta hora de la noche.

—Habla de una vez, ¿pasó algo con mi pequeña? —Dice preocupado.

—No exactamente, la aldea sufrió un ataque de lobos desgarrados; uno de ellos invadió tu casa —No me deja terminar.

—Si dejaste que Elizabeth se lastimara, te mataré con mis propias manos —Se escucha enojado en su voz.

—Mi supremo, daría mi vida para protegerla; en este momento duerme tranquila —Tomo aire y termino de hablar.

—Solo quería avisarte que ya controlé la situación y que capturamos al asesino de tu hermana; está encadenado con cadenas de plata en la prisión esperando su sentencia.

—¿Cómo lo capturaron? Si nadie lo había identificado.

No sé si decirle que fue su hija la que dio la certeza, fue Elizabeth quien lo identificó; dijo que nunca confundiría al asesino de su madre. Mejor no hablar de su olfato por ahora.

—Resolveré esto cuando regrese, hasta luego.

—Hasta luego.

llamada terminada

Narrado por Vicenzo

Después de esa noticia, no tendría ni cómo decir que hoy encontré a mi prometida y que en una semana estaré de vuelta; mañana tendré que llamar a mi pequeña y prepararla, y tengo que decirle a mi amada que tengo una hija adoptiva y que ella será mi heredera. Dejaré esa conversación para mañana.

Me acuesto y mis pensamientos me llevan a mi pequeña, quien se está esforzando para ser una heredera digna. Quién diría que yo amaría a una humana frágil de esa manera, siendo que los odiaba, pero gracias a mi hermana todo cambió y sé lo que es tener una familia de nuevo. Dejo que el sueño me lleve.

Ya amaneció, no me siento muy bien esta mañana; por más que Alec me haya dado certeza de que mi hija está bien, necesito comprobarlo con mis propios ojos. Voy a despertar a Mel Velask, mi compañera; es hermosa, con ojos color avellana, cabello largo y sedoso, castaño claro y un poco bajita con sus 1,65 de estatura, tiene 23 años. Estoy enamorado, no es solo por la conexión, es amor verdadero.

—Buenos días, mi Amor, hora de despertar —Se estira, me mira y vuelve a dormir, ¡qué perezosa! Tendré que apelar.

—Ya preparé el desayuno; si no te levantas, se enfriará —Al terminar de hablar, ella salta de la cama; bueno, tendré que hablar con ella hoy para contarle sobre mi pequeña, pero creo que mantendré en secreto la parte de que es humana, aunque pretendo transformarla cuando cumpla 18 años, ya que nosotros, los lobos, vivimos mucho tiempo.

Después del desayuno, invito a Mel a sentarse en el sofá para conversar. Ella se sienta y me escucha cada palabra sin decir nada. Le cuento desde el principio, omitiendo parte de que pensaba matarla y que es humana. Cuando le digo que la hice mi heredera, Mel se altera.

—¿QUÉ? ¿Es en serio lo que oigo? ¿Una niña que no tiene la sangre de un supremo será la futura luna, es eso? —La forma en que lo dijo me dolió porque amo a Elizabeth. Sin darme cuenta, libero mi dominancia sobre ella y grito.

—Yo, como supremo, tomé esa decisión, ¿y tú osas cuestionarla?! —Ella baja la cabeza y solo escucha; al instante me arrepiento de usar mi autoridad sobre ella.

La dejo allí pensando mientras llamo a mi pequeña para decirle que volveré en una semana. La pequeña gritaba de alegría del otro lado de la línea; yo también ya no aguantaba perder su desarrollo. Creo que sentí su voz un poco temblorosa al oír que había encontrado a mi compañera. Debe ser solo mi impresión. Me despido de ella y vuelvo a preparar mis cosas, pues el viaje será largo.

Narrado por Mel

¿Cómo pudo hacer esto? ¿Una niña cuyo origen ni siquiera se conoce, proclamada futura luna, robándole el derecho a un futuro hijo mío? No puedo permitirlo y, como ella ya es conocida como futura luna, tendré que encontrar una manera de deshacerme de esa niña. Por ahora, solo estaré de acuerdo con mi amado supremo y actuaré como una mujer comprensiva, ya que él no tenía elección sino cuidar a la hija de su hermana.

—Lo siento, no quería ofender a la niña, solo pensé que habían eliminado el derecho de mi hijo no nacido —Estas excusas deben ser suficientes para ablandarlo.

—También me disculpo por usar la dominancia; verás que cuando la conozcas también te enamorarás de esos ojos que parecen zafiros —Su declaración demuestra que ya se ha ablandado. No tengo dudas de que tengo que darle un heredero a su altura y deshacerme de esa usurpadora.

Me preparo y subo al coche; tengo mucho tiempo para pensar en cómo ganarme su confianza. Una semana será suficiente para planear y conquistar aún más a mi supremo y que me dé todo lo que quiero.

Narrado por Elizabeth

En cuanto cuelgo el teléfono, mi corazón se oprime con una tristeza que no sé explicar. Debería estar feliz de que mi padre está volviendo después de meses lejos, pero no me siento tan feliz como debería. Como si supiera que algo no está bien.

Pronto papá tendrá sus propios hijos y mi lugar ya no será necesario. Suspiro todavía parada junto al teléfono. Tío Alec pasa, se detiene y me mira.

—¿Algo mal, Eliz? —Se agacha y me asegura por los hombros mientras me mira con cariño. No aguanto y comienzo a llorar.

—Papá está volviendo... y yo... yo no me siento feliz. ¿Por qué? —Él asegura mi rostro con una de sus manos, haciéndome encararlo.

—Sabes que tu padre te ama mucho. Tu lugar en su corazón, en el mío y en la aldea no se perderá; nadie te reemplazará. Ahora, sécate las lágrimas y ve a estudiar —Me siento un poco mejor después de hablar con mi tío.

Bien, está decidido. Seré una buena hija para que no se arrepienta de haberme elegido. Estudiaré y entrenaré todos los días y no lo decepcionaré.

Pasé la semana preparando la bienvenida de Mel a la familia. ¿Le caeré bien? Espero que sí. Después de 7 meses que mi padre se fue, va a volver. Estoy tan feliz, espero que Mel sea como mi padre. Pedí que hicieran una pequeña recepción para ellos en casa; ya está todo listo. Estoy en la puerta, esperándolos. Pueden llegar en cualquier momento. Cuando veo el coche entrar en la propiedad, mi corazón late con ansias de ver a mi padre, pero tengo que comportarme y esperar tranquilamente a que el coche se detenga y mi padre venga hacia mí.

—¡Bienvenido de vuelta, papá! Te he echado de menos —Digo mientras intento contenerme de saltar sobre él. Mi padre no lo piensa dos veces, me abraza y me levanta en brazos. Me acomodo en sus brazos y comienzo a llorar.

—No me dejes más, llévame contigo dondequiera que vayas —Digo entre sollozos. Me pone en el suelo, me toma de la mano y me lleva hacia el coche.

—Ven, mi pequeña, hay alguien que quiero que conozcas —Veo salir del coche a una hermosa mujer, hago una pequeña reverencia y la saludo.

—Un placer conocerte, soy Elizabeth. Espero que nos llevemos bien —En cuanto su mirada se cruza con la mía, la veo cambiar su expresión dulce por una como si le hubiera dado asco verme.

—¿No me digas que eres humana? —Papá no se lo había dicho; creo que no le gustó saberlo.

Ya estamos reunidos en la sala, corro a mi habitación a buscar una delicada cadena de oro con un colgante en forma de lobo que compré como regalo para Mel. Cuando vuelvo y se la extiendo, ella no la toma de inmediato de mis manos.

—Un regalo de bienvenida —Le doy una sonrisa y ella responde con una media sonrisa forzada en sus labios. Después de la fiesta, mi padre me lleva a acostarme.

—Creo que no le caí bien, papá —Suspiro y me acuesto.

—Ella solo está sorprendida. Dale un poco de tiempo y verás que pronto serán amigas. Ahora duerme, buenas noches —Papá habla y yo solo escucho cómo se cierra la puerta y me entrego al sueño...

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