No odian los lunes ¿no? Pues yo sí, los odios no tengo nada contra ello, pero después de un buen fin de semana de descanso quien tiene ganas de levantarse a las 6:30 de la mañana para ir a trabajar nada menos.
Me levante somnolienta, tuve un buen sueño como para que el sonido del despertador me levantara pero que podía hacer no me podía dormir de nuevo, tenía que llegar al trabajo, soy la mano derecha del presidente, tengo que estar a la altura.
A todo esto, creo que no me eh presentado como se debe mi nombre es Emma Isabel Thompson, tengo 24 años, soy de Santa Mónica es una ciudad costera al oeste del centro de Los Ángeles. Termine la universidad a los 22 años de edad, estudie administración de empresas en Connecticut.
Al principio no era la carrera que quise estudiar, pero por presión de mis padres al ser hija única no me quedo más remedio que hacerlo, la preocupación de papá por quien heredaría era grande, para ese entonces ERA su hija predilecta así que tuve que hacerlo. Soy hija de Zac Thompson empresario dueño de Thompson Inversiones S.A y Daphne Brooks importante diseñadora de moda y dueña de varias sucursales de belleza y estilismo, ambos señores de alta sociedad, que se note mi sarcasmo, no me mal entiendan, pero son personas muy complicadas y se llevan mucho por el que dirán, además de creerse perfectos.
Como decía, 6:30 puntual estaba abriendo los ojos, con pereza, pero despertando, al fin y al cabo. Me levanté de la cama, pero al poner los pies en el suelo pude sentir lo helado que estaba señal de que afuera debía hacer un frio infernal. Con mal humor del lunes me dirigí al baño, necesitaba una ducha caliente y un café para empezar mi día. Mi vestimenta de hoy era bastante simple, no era de las extravagancias, me puse unos leggings negro, una blusa blanca, un poleron gris con una gabardina blanca larga, todo lo convine con zapatos de tacón serrado negro, para mi cabello no hice la gran cosa, lo sequé y lo dejé suelto me gustaba cuando mis ondas se marcaban bien, mi maquillaje es lo simple labial rosa, rímel y un delicado delineado sobre mi parpado. Salí de mi habitación, directo a la cocina tenía que desayunar.
Cuando llegue a la cocina, me dispuse a preparar el desayuno se me antojaban unos hot cakes, como hoy entraba a las 8 al trabajo tenía tiempo, saque los ingredientes para prepararlos, también prepare un poco de fruta picada, hice un rico jugo de naranja y mi infaltable café con leche.
Estaba poniendo todo en la mesa cuando siento que corren en mi dirección, volteo y veo a mi hijo correr hacia mí para desearme un buen día y darme un gran abrazo, venia vestido con su pijama de autitos, nos sentamos ambos para poder desayunar. A si no les había contado, tengo un hijo que es mi tesoro, mi felicidad, mi pedacito de cielo mi Alexander. Tuve a mi niño a la edad de 18 años, estaba en plena juventud, empezando mis estudios. Alexander es fruto de una noche de borrachera, me decepciono de cómo suena, pero es la cruda realidad, no sé quién es su padre.
La noticia de mi embarazo me tomo por sorpresa, desprevenida aparte de estar cansada y con estrés estaba muy asustada, me sentía desolada, tenía miedo de cómo serían las cosas a partir de hoy, no sabía cómo reaccionar. Todavía recuerdo ese día.
Flashback…
Que voy a hacer, dios no pude ser tan tonta, porque lo hice porque me entregué a un desconocido en esa fiesta, sabía que mi retraso no era productor del estrés, como pude pensar eso, soy una tonta, que voy a hacer ahora. Mi cabeza era un lio, miles de preguntas estaban rondando y resonando en mi mente, mientras veía el quinto test de embarazo, no esto no puede ser posible, no estas cosas se pueden equivocar, oh vamos a quien engaño solo uno dio negativo. Bien aún tengo una posibilidad, la prueba de sangre y esta tiene que salir negativo.
¡Y Boom! La verdad exploto en mi rostro, prueba sanguínea positiva, tengo 8 semanas de embarazo. Oh por dios como paso esto, como voy a afrontar esto sola. Es decir, no tengo a nadie a quien recurrir ni reclamar , no recuerdo ni el nombre del chico con el que me acosté como para buscarlo, además está la universidad como voy a seguir estudiando después de esto. Tenía que hablar con el decano de la facultad y que mejor ahora que tenía que discutir unos papeleos con él.
-Buenas tardes decano Rodrigo –es lo primero que digo en cuanto entro a su oficina.
-Señorita Thompson adelante tome asiento es un placer para mi comunicarle esta gran noticia, usted será beneficiada con una beca completa para que siga estudiando sin ningún problema, además será puesta en el programa de alumnos sobresalientes de la facultad, sus calificaciones y actitudes académicas son perfecta. A pesar del poco tiempo que lleva con nosotros.
-Muchísimas gracias decano Rodrigo, es una excelente noticia… -como decirle –Decano podríamos hablar de un asunto muy importante –calma, es eso lo que tengo que mantener, aunque sea complicado.
-Por supuesto, usted dirá en que puedo ayudarla.
-Está bien lo que necesito decirle es muy importante–necesito calmarme –Quizás, no es la mejor manera de decir esto, pero confió en que tendrá una buena reacción y que sabrá comprenderme– fui directo al punto, aunque muero de nervios
-Señorita Thompson me estas asustando, dígame que está pasando así la puedo ayudar –esa sonrisa y esa tranquilidad quería tener yo en estos momentos.
-Decano… -como decir esto –Yo… yo… yo estoy embarazada –listo lo dije.
-Que –enserio es lo único que atina a decir.
-Si como lo dije decano estoy esperando un hijo y estoy realmente asustada, no quiero dejar de estudiar. –no supe en que momento comencé a llorar.
-Señorita tranquila, respire –regalo una sonrisa –Si lo que la preocupa a usted es dejar de estudiar, déjeme decirle que no habrá impedimento para que lo haga.
-Enserio me esta diciendo eso.
-Así es, tanto la universidad como la facultad tiene una regla y es que, si una de nuestras estudiantes está en estado de gestión ósea tiene un embarazo, la facultad a la que asiste debe ayudarla en todo lo necesario siempre y cuando tenga deseos de estudiar y como dije anteriormente sus calificaciones son excelentes por lo que le podemos brindar un apoyo, eso sí en cuanto tenga sus últimos meses de gestación tendrá que regularizar y rendir todas tus materias antes. Así como también se te brindara un descanso de dos meses para tu recuperación, tiempo en el cual tus demás compañeros estarán regularizando y rindiendo materias. Es un esfuerzo muy grande, pero es tu decisión tomarlo.
Me tome mi tiempo para pensarlo, seria trabajo duro para regularizar mis materias, pero lo haría tendría a mi hijo y estudiaría a la vez.
-Acepto decano quiero seguir estudiando y si eso hace falta lo hare sin problemas
-Me parece perfecto señorita Thompson, en secretaria pida el formularia que tendrá que llenar así quede asentado su estado para sí poder empezar a recibir la ayuda necesaria.
-Muchísimas gracias –más contenta no podría estar. –Con su permiso
-Gracias a usted, adelante.
Salí de la oficina asía secretaria pedí el formularia lo complete y lo deje. Dentro de todo aún podría estudiar y eso me tenía contenta. Este bebe no sería un estorbo, sería mi motivo de superación de eso estaba segura….
Fin del Flashback…
Desde ahí me propuse ser mejor cada día de mi vida. Con la universidad y mi trabajo de medio tiempo como camarera pude salir a flote no todo el tiempo podría vivir del dinero que me dejo mi abuela tendría que ser inteligente e invertirlo, contaba con eso y con la ayuda de mi vecina Aida, una señora que se había encariñado tanto conmigo que cuando supo de la existencia de mi bebe se propuso ayudarme. Que decir de la primera vez que vio a Alexander recién nacido se enamoró tanto que paso a ser la que lo cuidaba cuándo yo estudia y trabajaba. Desde que lo vi cuando me lo entregaron supe que nombre le pondría Alexander Christopher Thompson. Luego de 5 largos y duros años termine mi carrera, deje el empleo de camarera y entre a trabajar como economista y mano derecha del presidente de una constructora muy importante a nivel internacional “Lombardo Constructions.” Donde llevo trabajando tres años y la verdad me ha ido bastante bien. Y así llegamos al día de hoy yo con 24 años y Alex con 6 años, a cuatro meses de cumplir los 7.
Entre tantos pensamientos no había escuchado lo que mi hijo me hablaba, y que había pasado ya el desayuno. No me había dado cuenta, pero ya era hora de irnos porque se nos hacía tarde, no había desayunado nada por lo que tendría que pedir un café en la oficina. Rápidamente me levanté y me fui rápido a su habitación para cambiarlo tenía que asistir a la escuela. Bajamos hasta el estacionamiento del edificio, subimos a mi coche y partimos, deje a mi pequeño en la puerta de su escuela, bajo contento despidiéndose de mi con un beso y un abrazo y se fue al ver a su mejor amiga Sophie.
El camino a la oficina fue tranquilo por suerte no había tráfico y gracias a eso llegue puntual, dispuesta a empezar mi día, apenas llegue le pedí a Adriana mi asistente que me dijera los pendientes que tenía para el día de hoy y que me trajera un café, entre papeles, documentos, contratos que revisar y firmar, una reunión con los gerentes de cada área para que me explicaran los avances, se me fue la mañana. No me habría dado cuenta de la hora si no era porque Adriana me aviso que era la hora del almuerzo y que el señor Lombardo desea verme. Quería almorzar, así que ajuste mi gabardina, agarre mi bolso y partí para su oficina. Llegue a la puerta donde solo toque hasta que escuche el característico “pase”.
-Buenos días señor Lombardo ¿Deseaba verme? –mi voz salió tranquila, el solo inclino un poco su cabeza para verme mejor, dejo de lado los papeles que estaba viendo y solo hablo.
-Señorita Thompson, si deseaba verla, necesito que me acompañe esta noche a una reunión de negocios como usted entenderá, es mi mano derecha y mi economista requiero de su presencia en esta junta, tenga la dirección, es de suma importancia y es de etiqueta –me extendió un papel, con una dirección impresa, no era una pregunta era una orden, como sabrá hacer este hombre para tener esta voz tan imponente y fría, aparte de tener rasgos tan finos pero duros, había que admitirlo era muy guapo, el color de sus ojos era una mezcla entre azul y gris, sus labios tenían el tamaño perfecto, su barba recortada le daban el toque elegante, su cabello de un color castaño claro. Antes de poder responderle otra voz me interrumpió.
-Así que esta es la zorra con la que te andas acostando y la razón por la que ya no quieres verme, pero no te preocupes ahora mismo la pongo en su lugar para que vea que conmigo no se juega! – ante esas palabras que me dejaron confusa, lo próximo que sentí fue una mano impactar contra mi mejilla. A la cual no tarde más de 10 segundo en reaccionar y devolverle el favor, solo que esta vez mi cachetada la mando a volar al suelo.
-Ya basta!! Katherine que te pasa!! –y ese fue el grito furioso de mi jefe que miraba todo sin poder creerlo, estaba muy serio, pero su mirada no iba dirigida a mi persona. Toda su ira iba a una sola persona, a su “novia”.
-Yo mejor me retiro, está claro que esta conversación a mí no me incumbe, con su permiso señor Lombardo -calma Emma calma, respira, es todo lo que me decía mi mente.
-Usted no va a ningún lado señorita Thompson, ¡Esto se arregla ahora mismo!! –y así como así me quede paralizada, lo único que atine a hacer fue darme la vuelta y sentarme en la silla que estaba frente a su escritorio, alado de su “noviecita” claro está, ambas estábamos muertas del miedo, y como no estarlo si frente a nosotras estaba un furioso hombre mirándonos con su ceja en alto, con rostro endurecido y muy enojado.
Dios ayúdame no quiero perder mi empleo, pero por otro lado me gusto pegarle a la “señorita Katherine” se lo merecía, por mal educada y por levantarme la mano, ¡¡Pero aun así que hare si me despiden necesito el dinero… apiádate de mí!!
-Que alguien me explique quien dejo pasar a esta mujer !!–enfurecido era poco para describir lo que ese hombre estaba sintiendo en estos momentos. La ira en su mirada era palpable, parecía un león enjaulado caminando detrás nuestro en menos de un segundo nos arrancaría la cabeza eso era seguro –No puedo creer que después casi 5 meses de haber terminado aún no lo entiendas, y me sigas buscando con insensateces como esta ¡¡No quiero verte Katherine creí dejártelo claro y quien te crees que eres para venir con esta estupidez a mi oficina nada menos que para agredir a mis empleados! –esto va por mal camino, Shh cállate zopenca, si dices algo a ti también te va a tocar, bien mal momento para aparecer conciencia. Y hay caí en cuenta de ese importante detalle, ellos no son una pareja. ella no es su novia.
-Yo… yo… lo siento, pero no me pude contener, Alex yo te amo entiéndelo fue un desliz, no quise golpear a nadie solo me segó la ira cuando te vi con ella perdón– enserio así lo llama, lo llama de la misma manera que llamo yo a mi hijo que fastidio, cada vez estoy más segura que esto no me incumbe
–Te lo pido Alessandro, el me presiono, me chantajeo, te juro que yo no quise, yo te adoro solo fue un mal entendido, entiéndeme por favor perdóname –y así como dijo eso se desplomo delante de mi jefe, las lágrimas no tardaron en salirle mientras estaba arrodillada delante de él, no puedo con esta escena.
-A mí no me engañas, tus lagrimas no valen nada. No sabes cuánto te desprecio, me das repulsión, que bajo haz caído, esperaste que saliera de viaje para hacer tus asquerosidades en mi propia cama, aun así me dices que él te obligo, que fue un desliz pero dime que puedo esperar de una mujer que no vale nada –termino diciendo con una sonrisa hipócrita en el rostro -Para ser una modelo que presume de prestigio, te falta mucha educación y respeto, ahora no sigas humillándote y hazme el favor de salir de mi oficina tu sola presencia me repugna –hay lo supe por como termino de quebrarse Katherine que había tocado un punto débil para ella.
-Alex por favor, hablemos déjame explicarte cómo sucedieron las cosas, por favor…
-Es que no lo entiendes, tu y yo no tenemos nada que hablar, esta relación fue una farsa tanto para ti como para mí, me repugnas, tu y yo ya no tenemos ningún lazo que nos una, ¡Recoge tu poca dignidad de mujer y lárgate de una buena vez! –la mirada de asco al hablar sería difícil de olvidar, no podía creer cuanto odio proyectaba su mirada. En mis años trabajando era la primera vez que veía a mi jefe en tal situación con esa mirada y no creo poder soportar verla otra vez.
-Pues lo siento, no me iré y si es necesario humillarme por ti lo hare por favor escúchame mi amor por favor…
-Te pido de la manera más civilizada lárgate de mi oficina que no tengo tiempo para tus idioteces. Que no te quieres a ti misma, ya no te humilles conmigo no lograras nada y en vista de que no te iras, tendré que llamar a seguridad –como una mujer puede suplicar tanto por un hombre, entiendo que lo ama, pero vale tanto para humillarse aun cuando no te quiere ver.
-Señorita Thompson –ya decía yo que mi suerte no duraría tanto –Le pido una disculpa, no era mi intención que presenciara esta discusión entiendo que no le incumbe, pero para usted también hay un reclamo –bien ya estoy delirando, ¿Se está disculpando conmigo? Quizás debería preocuparme el hecho de que esta por regañarme, pero es que él no es una persona que pide perdón –…Creo que con eso es más que suficiente para usted, ¿Espero que haya entendido que ese tipo de comportamiento y agresiones no las permito –bien me perdí mi regaño por andar volando –Me está escuchando señorita Thomson? –me dijo con desaprobación.
–Sí, si lo estoy escuchando señor Lombardo, pero espero también que usted entienda que ante estas ofensas no puedo hacer como si nada y pasarlo por alto –que se piensa, ella golpea yo también.
-Lo entiendo muy bien, espero que sea la última vez que una situación así ocurra en horas de trabajo, bien sabes las reglas y el respeto que se debe tener en la empresa, y como le decía anteriormente, necesito su presencia en esta junta, Michael es un socio de vital importancia, y no es una opción, es una orden, eso es todo ya se puede retirar –bien sabía que no era una opción la junta –Aun sigues aquí, ya lárgate! –pero qué diablos le sucede, no es necesario que grite, cuando estuve a punto de responder a su falta, vi que su mirada no estaba dirigida a mi persona.
Hay lo comprendí, Katherine no se había marchado, todo este momento que estuvimos hablando la ignoramos olímpicamente, pero que le sucede a esta mujer porque no se ha ido acaso aun seguirá humillándose.
-No tengo ningún motivo para ser cortes contigo, no tengo interés por saber tus explicaciones – mientras hablaba, llevaba su teléfono a su oído –Robert, necesito a los agentes de seguridad en mi oficina en este momento… bien gracias.
-Señor me retiro, con su permiso –no quiero seguir en medio de esta discusión, aun me conmociona ver a Katherine en el suelo.
-Propio Señorita Thomson, la espero esta noche –por fin salí de esa oficina... Todo me dejo sin palabras. Después de poder cruzar la puerta entraron dos de los guardias de seguridad, pobre, pero en todo caso ella sabía el carácter que se cargaba mi jefe, además no es bueno irritarlo eso hasta yo lo sé y ahora que miro la hora, ya paso mi hora del almuerzo, maldición deje que pasara la hora de la comida y ahora que comeré, voy a morir de hambre, maldito sea señor Lombardo, como espera que trabaje con hambre, Eso te ganas por andar de chismosa, en vez de haberte retirado antes, te quedaste escuchando algo que no te incumbe, zopenca , lo que me faltaba ahora no conciencia, necesito seguir maldiciendo a mi jefe por dejarme sin comida.
-Señorita Emma la estaba buscando –fue la voz de Adriana la que me saco de mis pensamientos, y mis maldiciones a mi jefe, interceptándome en el pasillo.
-Que necesitas Adriana. –al terminar mi oración, vi como de la oficina de Alessandro, salían los guardias con Katherine, esta me dedico una mirada de asco y odio, pero que bicho le pico ahora, hace un momento parecía un cordero degollado.
-Señorita disculpe, pero ya casi es la hora de salida del joven Alex –me dijo Adriana con una sonrisa, devolviéndome la atención a la conversación que mantenía con ella.
-Gracias por recordármelo Adriana, ya voy saliendo muchas gracias –le dije a lo que ella asintió, cuando estaba por retirarse recordé una cosa –Adriana antes que te retires, tenemos algún pendiente importante en lo que resta del día –necesito organizarme para esta noche.
-Deje revisar señorita… No, no tenemos nada importante que atender hoy, solo unos balances que debe firmar del área de finanzas, pero hasta mañana estarán listos.
-Perfecto, puedes retirarte Adriana no te necesitare por el resto del día, quédate tranquila que yo tampoco volveré a la oficina.
-Muchas gracias señorita, en ese caso me despido y me retiro, con su permiso –vi cómo se alejaba hasta su escritorio tomando sus cosas, bien es hora de ir por Alexander. No creo que el señor me necesite, hablando de él, al parecer lo invoque porque justo salía de su oficina
Ambos emprendimos camino al elevador aún se sentía la tensión, por suerte el trayecto no duro mucho, llegamos al estacionamiento en completo silencio, el por su parte se subió a su Cadillac, coche de último modelo por donde lo mirabas se notaba lo lujoso del vehículo. Lo perdí de vista en poco tiempo, seña que ya se había ido.
Miré mi coche, a comparación suyo era un vehículo normal pero que se iba a hacer yo no soy millonaria para tener semejantes carros, sin darle más vuelta al asunto me subí en él para ir en busca de mi pequeño. Baje del coche justo cuando mi niño salía con su maestra, al verme salió corriendo en mi dirección, estaba contento. Nos despedimos y partimos a casa.
De camino me conto su día en la escuela y todo lo nuevo que había aprendido junto con Sophie, también íbamos cantando y bailando las canciones que se reproducían en la radio. Para tener 6 años es muy activo, le encanta aprender y leer, todavía me sorprendo, pero un día simplemente me conto que ya sabía leer. Sus profesores están mas que contentos con él, ya que lo consideran un niño con un coeficiente intelectual grande, en pocas palabras "un niño prodigio". Es adorable ver como mi niño crece rápido. Llegamos a casa, aparque en el estacionamiento y subimos al piso de la abuela Aida como solía decirle mi hijo, está ya nos esperaba con los brazos abiertos y con el almuerzo preparado. Llegamos justo para sentarnos a comer, entre risa y risa se nos fue el almuerzo, dejando a un Alex satisfecho listo para irse a jugar con sus juguetes. En todo el almuerzo no pude olvidar la mirada tan penetrante de mi jefe, aún sigo conmocionada por tan fuerte discusión que me tocó presenciar, es decir, recordaba vagamente que la relación que mantenía el señor Lombardo con la modelo Katherine Foster había terminado por infidelidad, eso lo sabía porque salió en todos los medios de comunicación y revistas de farándula, ahora que lo medito debe ser duro estar en su lugar digo a quien le gusta andar en el ojo público donde solo te relacionan con mentiras y chismes baratos, donde tu vida privada no existe, de solo pensarlo me asusta, le conté a Aida lo sucedido a lo que ella también quedo pensativa y un poco asombrada por todo lo que le relataba así que decidimos que el asunto de mi jefe se daba por terminado en cambio nos dedicamos a jugar con mi pequeño yo por mi parte quería estar con él y olvidarme de mi mala mañana, cuando vi la hora me sorprendí era las 7:45 de la tarde, y al parecer mi abuela tenía que salir por lo que ya era hora de irnos. Me despedí de ella con un abrazo y me fui con mi hijo a nuestro departamento, bien creo que tengo que arreglarme para la junta, que pereza, porque me tuvo que tocar a mí, Eres su mano derecha y su economista que esperabas tonta, bien conciencia no me estas agradando.
¡Un momento!! Si yo voy a esa junta, quien cuidara a Alex. Oh por todos los cielos había olvidado ese detalle, no hay nadie quien cuide a mi hijo, ahora que hare... se supone que me organizaría para esta noche, pero se me paso por alto todo.
Bien tranquila que no te coma el pánico piensa, vamos piensa Emma, piensa... No se me ocurre nada y ya no queda tiempo para conseguir niñeras. No puedo dejar solo a mi niño, no creo que el señor Lombardo se enoje si llevo a Alex a la junta, ¿o sí? Digo es un niño relativamente tranquilo, si le digo que este en silencio lo hará. Es obediente así que no creo que de problemas.
Bien decidido Alexander va conmigo y si mi jefe se enoja, lo enfrentare mañana en la oficina, lo importante es no dejar a mi niño solo. Okey cálmate respira, tenemos que prepararnos, solo ruego que todo salga bien… Vamos Emma se fuerte, porque mi vida es tan complicada.
-Alex a bañarse –grite de forma apurada.
¡A todos los dioses que esto salga bien… Señor Lombardo le pido disculpas!! ….
La cena empieza a las 8:30 de la noche aún teníamos tiempo, tendría que meter a bañar de forma rápida a Alexander, pero no habría problema ya que se ducho en la mañana para tener 6 años es muy cuidadoso e independiente con su aseo personal. Como es una cena de negocios y de etiqueta lo vestiré de manera casual, pero a la vez buscaría que este formal nada extravagante con ese pensamiento buscaba en su closet.
-Mami ya terminé –justo la voz de mi hijo hizo eco a mis oídos distrayéndome de mi tarea.
-Bien amor ven para que te arreglemos –no falto más para que apareciera a mi lado envuelto a una toalla.
-Mami hoy puedo vestirme diferente, quiero impresionar –mi niño quiere ¿Impresionar? A quien y desde cuando mi pequeño bebe creció tanto.
-Mmm no lo sé –no su pucherito no, a eso no puedo negarme –Mmm está bien dime que quieres ponerte –al parecer ya tenía en mente que ropa se pondría porque solo fue a su closet de donde saco una bolsa de regalo grande.
-Mami me puedo poner esto, me lo regalo la abuela Aida ayer.
-Bien hijo si es lo que quieres está bien siempre y cuando sea apropiado recuerda que no vamos a divertirnos mami tiene que trabajar, espera un momento cuando te entrego ese regalo que yo no estuve enterada.
-Estabas trabajando mami, ahora si me voy a arreglar ¿Podrías salir por favor? –mi niño cada día me sorprende más. A este paso ya no me necesitara en poco tiempo, que pesar.
-Está bien cielo, me voy a preparar entonces –retirándome de su habitación, me dirigí a la mía. Mientras mi pequeño Alex terminaba de arreglarse que sé que tardara un poco, decidí tomar una ducha bastante refrescante era momento de consentirme un poco. Hidrate mi cuerpo con esencias y cremas corporales necesitaba pensar que le diría a mi jefe en cuanto lo viera. Para la cena opte ponerme un vestido que se amoldaba bien a mi figura, era de encaje negro con escote corazón de un solo hombro llegándome hasta mis rodillas, lo combine con zapatos de tacón negros. Mi cabello fue un reto, el día de hoy estaba rebelde como no disponía de mucho tiempo lo amarre en un semi recogido dejando suelto parte de mi cabello con ondulaciones bien voluminosas que realice con ayuda de la planchita, mi maquillaje era sencillo sombra bien difuminada en mis parpados acompañado de un delicado delineado negro, un poco de mascara para pestaña, rubor, en los labios agregue un labial rojo. En poco tiempo estaba más que lista para enfrentar a mi jefe, suspirando agarre mi bolso donde coloque los papeles más importantes de la empresa por si los llegara a necesitar era mejor estar preparada, me coloque mi perfume favorito y mi gabardina blanca.
Salí de la habitación preocupada no encontraba las llaves del coche no sé dónde las deje quizás en la sala donde por cierto ya se encontraba mi pequeño, se veía increíble con su pantalón de mezclilla color vino, combinado con una camisa blanca y suéter azul oscuro, en sus pies unos tenis de color blanco, note que se había colocado una corbata del mismo tono que su pantalón, como accesorios en su muñeca descansaba el reloj que le regale para su cumpleaños número 6, era un reloj pulsera de color café, en el cuello de su suéter colgaban unas gafas de color negro. El resultado me encanto parecía un mini hombrecito de negocios, con su cabello perfectamente peinado hacia el costando dándole el toque elegante.
-Mi amor te ves hermoso, pero por qué las gafas de sol si es de noche –es gracioso verlo así siendo que ya no hay sol como para que las utilice.
-Mami las gafas son necesarias, como dicen las novelas que ve la abuela Aida le dan el toque único, aunque afuera no haya sol mami te dije quiero impresionar, no te reías de mi –me salió egocéntrico y chinchudo el nene eh.
-Bueno ya mi amor no me rio más, pero ya vámonos que nos tenemos que ir, llegaremos tarde y no eh encontrado las llaves del coche por lo que tendremos que coger un taxi no tenemos tiempo a propósito le diré a la abuela que no vea más novelas contigo presente–agarrando el papel con la información y dirección de restaurante salimos riéndonos por las ocurrencias de Alex, ojalá que no tengamos que esperar mucho por el taxi por favor.
Y efectivamente no demoramos mucho en conseguir un taxi, le di la dirección que me proporciono mi jefe, aquella que nos condujo al restaurante “La Rotonda” en el The Westin Palace un hotel de lujo que está ubicado en el centro a 25 minutos de nuestro departamento, mi niño al verlo quedo tan sorprendido que apenas aparco el coche bajo corriendo tuve que pagar a las apuradas no quería que empecemos mal la cena, regañe a Alex en cuanto lo tuve entre mis brazos, dejando de lado ese tema nos dirigimos a la entrada donde amablemente me preguntaron si tenía reservación utilice el nombre del señor Lombardo, mientras nos guiaban a la mesa me informaron que el señor ya encontraba aquí. Caminando pude ver como mi niño saludaba amablemente a todos los comensales cosa que me lleno de orgullo, que hice para tener un hijo tan hermoso, educado y galán. Sin duda será un rompe corazones, ya lo presiento.
El lugar era hermoso todo lo que se espera de un restaurante cinco estrellas, la arquitectura era sorprendente, la elegancia y etiqueta resaltaba por todo el lugar. Aproximándome a la mesa lo pude ver, se veía guapísimo su presencia no pasaba de percibida para nadie. Me sorprendí bastante al verlo de manera casual, estaba tan acostumbrada a verlo con sus elegantes trajes hecho a la medida, que ahora verlo de manera casual era impresionante.
Portaba un pantalón de vestir azul oscuro, con una camisa blanca, un suéter color vino, en sus pies pude apreciar que portaba unos zapatos de color café, del cuello de su suéter colgaban unas gafas de color negro y como nunca podía faltar en su mano derecha se veía su costoso reloj Diésel color café. Era algo casual, pero aun así en él se veía tan elegante a la vez, sin duda era un hombre para admirar de cualquier perfil. Si me ponía a analizarlo bien diría que su sola presencia desprendía poder, dinero y sofisticación. Al llegar a la mesa, nuestras miradas se cruzaron, provocando un extraño escalofrió en mí que recorrió toda mi espalda. Su mirada paso rápidamente de mí, a Alexander en su rostro pude ver la confusión en todo su esplendor.
-Buenas noches Srta. Thompson, caballero buenas noches para usted también –bien era momento de explicar el porqué de la presencia de Alex, pero antes de que pudiera hablar fui interrumpida por mi hijo.
-Muy buenas noches señor, un placer conocerlo – su cara al escuchar a Alexander fue de absoluta sorpresa y confusión.
-Buenas noches Sr. Lombardo, disculpe no haber avisado antes, pero con esta repentina junta, no tuve oportunidad de buscar una niñera, tuve que traerlo conmigo le aseguro que es un niño bien portado, no causara problemas eso se lo puedo prometer –bien quizás mentí un poco, pero no iba a decirle que no busque una niñera por estar chismeando sobre su vida con mi abuela, no era muy profesional decirle eso, aparte era vergonzoso me tomaría como una loca chismosa con poca ética.
-Bien Srta. Thompson, creo que no estoy en posición de reclamar nada cuando yo mismo le he informado tarde sobre la junta –alivio eso es lo que siento en estos momentos. Vi que se agacho hasta quedar a la altura de Alex –Si te portas bien en todo el transcurro de la cena prometo recompensarte pequeño… -esta faceta de mi jefe no la conocía nunca lo había visto ser tan amable y ¿cariñoso? Con personas que no fueran más que su madre y hermana, claro olvide decirle el nombre de mi hijo.
-No hace falta, prometo portarme bien y soy Alexander Christopher Thompson señor –se presentó mientras le extendía su pequeña mano.
-Vaya estoy impresionado que bien educado estas pequeño Alex, yo soy Alessandro Amadeo Lombardo –respondió el saludo de mi hijo, agarrando su mano dándose un leve apretón –Por cierto, me encanta tu etilo, ¿Puedo tutearte? –dudo que mi pequeño sepa que significa esa palabra.
Ahora la impresionada soy yo, mi cabeza hizo un clic en este momento que los veo detalladamente a ambos, mi hijo y mi jefe están vestidos de manera casi similar, con los mismos colores, los mismos accesorios, No puedes ser tan imbécil, Emma como pasaste ese detalle zopenca conciencia ahora no, no ayudas esto tiene que ser una coincidencia verdad, quiero creer que si, como paso esto. Mi cara debió decir todo ya que hablo nuevamente
-Que les parece si tomemos asiento mientas esperamos a Michael, a propósito Srta. Thomson se ve muy linda esta noche –acaba de decirme que estoy linda, no tarde en sentir mis mejillas calientes, es más que obvio que me sonroje, evite mirarlo mucho, mientras tomamos asiento. Alexander tomo asiento del lado derecho de mi jefe mientras que yo ocupe el lugar que quedaba en frente de él. En cuanto estábamos terminando de acomodarnos llego el mesero con una botella de vino blanco listo para tomar nuestra orden, en vista de que el señor Lombardo no esperaba a Alex mando pedir una copa con refresco, así como también se tomó la libertad de pedir nuestra cena.
-Disculpen la demora, se me presento un problema en la fábrica que no podía esperar necesitaba solucionarlo de manera rápida, espero que no hayan esperado mucho –esa fue la voz del señor Michael supongo.
-No te preocupes no hemos esperado mucho, te presento a mi economista y mano derecha la Srta. Thompson y él es su pequeño hijo Alexander Thompson –nos presentó con formalidad mientras nos levantamos de nuestros asientos para saludarlo –Srta. Thompson le presento a Michael Johnson, mi socio.
Mucho gusto señor Johnson –lo salude mientras extendía mi mano.
-El gusto es mío hermosa joven –por su cercanía pude ver que más que tomar mi mano, iba por algo más.
-No –un ceñudo Alex se colocó en frente de mi –Es mi mamá, aléjese –la voz de mi niño salió fría y recelosa.
-Vaya tenemos un pequeño guardián, es un placer conocerte pequeño Alexander –a él si le extendió la mano. Mano que Alex solo tomo por cortesía lo notaba en su mirada, no entendía que había sucedido, él no es de tener esa actitud normalmente es muy sociable y eso se podía probar por el hecho de con el señor Lombardo tuvo una amena platica fluida, y ahora verlo de esa manera me sorprende. Por un momento mire a mi jefe, este tenía una pequeña sonrisa de lado mientras asentía con la cabeza mirando fijamente a mi hijo, parecía que había hecho un gran descubrimiento porque miraba atento la escena.
-Bien, tomemos haciendo espero que no te moleste que haya pedido la comida –el señor Johnson solo negó con una sonrisa –Bien entonces Michael a lo que vinimos, vamos a los negocios –en cuanto esa oración abandono los labios de Alessandro sus rostros pasaron a seriedad absoluta mientras asentían, aun no me acostumbro a la pose que toman cuando se trata de negociar. Antes de que pudiéramos iniciar la junta fuimos interrumpidos nuevamente por el camarero que nos atendió antes, pero esta vez volvió acompañado de otra señorita entre ambos traían nuestra cena, la mirada que le dedicaba la camarera a mi jefe no me pasó desapercibida, aunque este no se inmutara a mirarla siquiera.
La cena transcurrió de manera tranquila, discutimos y revisamos la situación económica, financiera, administrativa y contable del último proyecto que realizaron ambas empresas en sociedad. Proyecto que fue un éxito total, con un porcentaje de ganancia mayor a lo que se estimaba y esperada. Los negocios no fueron únicamente el tema de conversación, porque de un momento a otro la atención fue dirigida a mi hijo quedando el como centro de atención, se veía que con cada expresión y respuesta lograba sorprenderlos un poco más, en el aire se respiraba tranquilidad mientras charlábamos, tranquilidad que duro poco ya que el teléfono del señor Johnson timbro distrayéndonos a todos. Este mismo se disculpó para atender su llamado.
-Bien creo que es todo lo que teníamos que tratar Alessandro lamento no poderme quedar más tiempo, pero tengo un asunto que resolver fue una agradable cena espero se repita –mientras hablaba se despedía de mi jefe y de Alex con un apretón de mano –Caballero fue un justo haberlo conocido, hasta pronto Srta. Thompson –iba a acercarse, pero nuevamente mi pequeño se interpuso en medio. Este solo asintió con una sonrisa mientras se marchaba.
-Bien jovencito ahora sí, porque esa actitud tan déspota con el señor Johnson –lo reprendí, aunque el solo bajaba la mirada mientras veía de manera intensa la vajilla de la mesa.
-Lo siento mami, es solo que ese señor te iba a abrazar y yo no podía permitir que se te acercara además tenía otras intenciones contigo, no me agrada para que sea mi papá –decir que no me sorprendió su respuesta es mentir porque en realidad me dejo perpleja.
-Alex, yo… porque no me dijiste que querías… -no me dejo continuar con mi pregunta porque fui callada al instante.
-Mami no pasa nada es solo que avecés me gustaría tener un papá como lo tienen mis amigos, así como el papá de Sophie. Mami yo te amo eres la mejor mamá del mundo no quería que te sintieras mal por eso, tú me das todo el amor que puedes igual que la abuela, pero también quiero un papá para poder hacer cosas que contigo no puedo –cómo es que nunca vi esta situación, que clase de madre soy para no darme cuenta de los sentimientos de mi hijo –Ya mami no me gusta ver tu carita llena de lágrimas, dice la abuela que si lloras te puedes arrugar además de que te ves feo –cuanta inocencia tiene mi pequeño. Soy consciente de que en algún momento debería decirle la verdad sobre lo que ocurrió con su padre, aunque para mi fuese un borroso recuerdo.
-Yo no sabía que tu sintieras eso, te prometo estar contigo más tiempo mi niño bello perdóname por ser tan descuidada, pero prométeme que todo lo que sientas a partir de hoy me lo harás saber si –no podía culparlo, aún era un niño.
-Si mami te lo prometo –me abrazo, lo sentí temblar quería llorar lo presentía y al parecer no fui la única ya que el señor Lombardo hablo. Dios lo habíamos olvidado, y lo peor presencio toda nuestra conversación. ¡Qué pena!!!!
-Bien que les parece si comemos postre, Alex pequeño tu elijes que comeremos, y si quieres luego por portarte bien te regado un pastel ¿Te parece? –palabras mágicas porque mi pequeño se liberó del abrazo que manteníamos, mientras levantaba el menú de postres. Mire agradecida a mi jefe, a lo que este solo asintió con la cabeza. Debía ser honesta quizás no era tan exigente, refunfuñón y frio hombre que pensé.
Pedimos el postre, que comimos entre risas de parte de ellos, debo decir que encajaron a la perfección hablaron de muchas cosas hasta sonrieron por tener los mismos gustos al vestir, ambos coincidían que las gafas les agregaban el toque único a sus atuendos. Lo que quedo de la cena, no participe mucho, mi cabeza era un lio, tenía sentimientos encontrados, aun no asimilaba las palabras de mi hijo, saber que se sintió de esa manera tanto tiempo me preocupa, necesito solucionar esto no quiero que mi hijo crezca con sentimientos negativos. Definitivamente tendría que hablar urgentemente con Alexander sobre su padre, decirle la verdad por más dura que sea. Buscaría ayuda profesional para decírselo de la mejor manera.
Salimos de restaurante tranquilos, ellos seguían hablando por lo que aproveche para alejarme unos centímetros, necesitaba buscar un taxi para volver a casa.
-Srta. Thomson que hace? –fue la pregunta del señor Lombardo, voltee a verlo y la imagen que vi me impresiono, mi jefe y mi hijo tomados de la mano, era una imagen bastante linda de presenciar, Son iguales no lo crees parecen padre e hijo verdad zoqueta, cállate conciencia, pero si tienes razón si no los conociera diría lo mismo.
-Yo... yo estoy buscando un taxi señor –me recompuse de la impresión rápidamente.
- ¿Un taxi? Como cree, permítame llevarlos hasta su hogar, después de todo les debo un pastel, no es así Alex –mi hijo asintió con una sonrisa, mientras yo lo miraba un poco de desconfianza y pena.
-No lo sé señor, no quiero causar molestia de verdad –no quiero malos entendidos.
No se preocupe, usted solo suba –me indico mientras frente nuestro se aparcaba una hermosa camioneta Cadillac negra, con vidrios polarizados. De ella bajo un hombre con uniforme para abriéndonos la puerta trasera para que subiéramos. La cara del chofer también fue de absoluta impresión al ver a su “patrón” y a mi hijo, aunque le duro poco porque rápidamente se recompuso para volver a su cara seria. Subí con cautela acomodándome para subir a mi pequeño, pero este ya estaba subido igual que el señor Lombardo y en frente ya estaba ubicado el chofer aguardando órdenes.
-Robert llévanos a la confitería Budapest –esa fue la orden, enserio aún seguía con el tema del pastel. Robert solo respondió con un “Si señor” mientras ponía en marcha la camioneta.
-Señor Lombardo de verdad insisto no es necesario el pastel –me apena que piense que nos aprovechamos de él.
-No se preocupe, lo hago con gusto –ojalá no piense de mala manera, no quiero malos entendidos.
-Alessandro cuántos años tienes? –esa fue la pregunta de mi pequeño, no puede ser lo está tuteando, en toda la cena se dirigió a él como señor, al parecer la confianza va floreciendo entre ellos.
-Tengo 27 años y tú? –y así fue como fui excluida de la conversación, ya que ninguno me prestó atención, hablaban entre ellos. Por momentos notaba como el señor Robert miraba por el espejo retrovisor a su jefe, hasta creí ver una diminuta sonrisa en su rostro, aunque solo fue un segundo.
-Llegamos señor –el trayecto fue algo corto, no me di cuenta de cuando llegamos si no hubiera sido porque Robert abrió la puerta del vehículo. Primero bajo Alessandro, luego bajo mi pequeño y por ultimo yo, que baje con ayuda de mi jefe. La confitería era inmensa, su cartel era muy llamativo y la arquitectura era tradicional, de estilo barroco con un toque del estilo moderno, dándole al lugar a una apariencia hermosa.
-Pequeño vamos por tu pastel –ambos se encaminaron de prisa a la entrada de la confitería parecían dos niños pequeños, ni siquiera me esperaron. El pastel que nos llevamos a casa era de chocolate y vainilla con frutos rojos. Decisión de ambos hombres, que por cierto no les tomo mucho decidir, en cuanto dijeron que este pastel tenía el gusto favorito de cada uno (mi jefe Vainilla y Alex chocolate) lo amaron.
Ahora nos encontrábamos aparcando en la puerta de mi edifico, habíamos llegado a mi departamento.
-Muchas gracias por traernos y gracias por el pastel –un agradecimiento era lo menos que podía darle, hizo a Alex muy feliz.
-No por favor no agradezca es lo menos que pude hacer por ustedes bueno creo que es momento que me valla –lo entiendo se hace tarde y mañana hay que trabajar.
-Alessandro te volveré a ver? –como se le ocurre preguntar tal cosa.
-Claro, cuando quieras puedes ir a verme Alex, me agradaste mucho –todo esto lo dijo de cuclillas a la altura de mi hijo, ambos se extendieron la mano y por último se abrazaron, una opresión en el pecho me invadió, ya cálmate Emma la conversación en el restáurate te dejo conmocionada solo es eso.
-Hasta luego Srta. Thompson, que pase buenas noches, la veré mañana –esa fue su despedida, lo vimos hasta que se perdió al doblar en la siguiente avenida. Mire a mi hijo, este se veía contento.
Subimos hasta nuestro departamento necesitábamos dormir nos cambiamos, mi bebe con su pijama de Mickey Mouse y yo con mi pijama de raso liviano.
En cuanto entre a la habitación de Alex lo encontré dormido en su cama, lo arropé de manera que no se despertara, le di un pequeño beso y salí de ahí aún sigo pensativa por todo lo que sucedió, como estaba sola me permití derramar un par de lágrimas, el llanto no me duro mucho sabía que tenía que ser fuerte por mi hijo. Antes de dormirme, lave mis dientes y busque las llaves del coche las necesitaba, no tarde mucho encontrándolas estaban debajo del sofá como llegaron hay no lo sé, guarde el pastel en la nevera y listo. Ahora si estaba lista para dormir, y así como me acosté caí rendida a los brazos de Morfeo…
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