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Prostituta Por Obligación

Capítulo 1

La vida no es como te la presentan cuando eres un niño no hay problemas ni preocupación, pero en mi casa fue todo al revés desde bien pequeña mis padres me abandonaron dejándome en la puerta de un prostíbulo el mayor sitio de la ciudad donde se veía mucho dinero, termine criándome en un sitio para nada fácil.

¿Algún día podré salir de ese mundo?

¿Podré ser feliz realmente algún día?

¿O alguién podrá salvarme de ese mundo?

Si quieres conocer mi historia te invitó a ella descubrirás muchos secretos en mundo tan caótico...

Antes de empezar a leer esta historia quiero avisar que tendrá un lenguaje fuerte contiene violencia escenas muy fuertes de sexo quería advertirles porque contendrá mucho de eso os agradecería vuestro apoyo y opiniones en los comentarios y le deis una oportunidad, sin más que decir disfrutar.

La vida no es como te la presentan cuando eres un niño, no hay problemas ni preocupación, pero en mi casa fue todo al revés desde bien pequeña mis padres me abandonaron dejándome en la puerta de un prostíbulo el mayor sitio de la ciudad donde se veía mucho dinero, termine criándome en un sitio para nada fácil.

Me rodee con gente con mucho dinero y alrededor de mucha violencia que había contantemente, ahora tengo veinte años y solo deseo una cosa salir de este mundo que para nada será fácil de salir ya que me tienen amenazada con la persona que más amo y la que me crio desde que mis padres me abandonaron.

- Ainhoa despierta bella durmiente – escucho a la mujer que me crio Amelia.

- Ummm cinco minutitos más porfa – me tapo con la sabana cuando levanta las persianas y el sol da en la cama.

- Esta niña tiene que ser tan perezosa – intenta regañarme, pero su tono con que lo dice es gracioso.

Amelia tira de mis sabanas consiguiendo desarroparme pone su peso en la cama y comienza a hacerme cosquillas sabe dónde está mi punto frágil comienzo a reírme como loca y a retorcerme pidiéndola con lágrimas ya en los ojos por la risa que parase.

- ¡Para! ¡Para por favor! O me meare encima desde por la mañana - para y pone una cara de asombro y no mentía en lo que había dicho tenía la vejiga que iba a reventar.

- Necesito ir al baño - me levanto rápido pasando por su lado ella me da un azote regañándome.

- Te quiero ver en quince minutos abajo para desayunar con las chicas – me habla desde la cama.

- ¡Si mama! - la grito desde el baño ocasionando que ría desde por la mañana.

- Eso siempre suena bien, te veo querida abajo – escucho como la puerta es cerrada cuando termino me dirijo a coger ropa limpia y me dispongo a ducharme rápido ya que no tengo mucho tiempo.

Después de haber terminado de alistarme me dispongo a bajar, una vez allí me encuentro con todas las chicas.

- Buenos días chicas – saludo a todas sentándome en mi sitio de siempre.

- Hola Ainhoa, ¿os habéis enterado del chisme? - habla Carlota refiriéndose a un cotilleo o algo que se habla por el sitio.

- No – digo mirándola mientras la pongo una cara rara de no saber de lo que habla.

- Nuestro jefe está preparando una fiesta grande para estos días - pongo una cara de asco al escuchar la palabra jefe ese señor era peor que un demonio.

- Por dios Carlota aquí todos los días es fiesta – reímos todas al escucharla, me sirvo mis cereales con leche y comienzo a desayunar.

- No tontas esta será diferente vendrá gente muy importante con mucho dinero – Fátima al escuchar la palabra dinero se la ilumina la cara y ni puedo resistirme a reír mientras niego.

- Es una pena que no veamos ni la mitad de ese dinero que ganamos vendiendo nuestro cuerpo – suelto eso recibiendo las miradas de todas puestas en mí.

- ¿Qué? Es la verdad – mientras que el jefe no estuviera presente podíamos hablar lo que pensábamos, pero cuando él estaba presente no podemos hablar a penas si no recibiría un castigo y creerme se lo que son y no se lo deseo a nadie.

- Aquí viene callaos – advierte Carlota.

Se hace un completo silencio en la cocina cuando entra el por la puerta con su traje que siempre se suele poner, nos mira a todas y aparece una sonrisa ladeada en su cara las chicas tragan duro y las entiendo la palabra demonio se le queda corto cuando le faltas al respeto o no cumples sus normas.

- Buenos días linduras terminar lo que estáis haciendo e ir a vestiros los clientes no pueden esperar – parece como si en los ojos del jefe apareciesen billetes porque así es como nos ve como simple billetes y cachos de carne.

- Puff eso va por mí me toca otro día más – Carlota es la que rompe el silencio cuando el otro a desaparecido de la cocina.

- Animo amiga tenemos que apoyarnos entre todas – Carlota la mira con pena su madre está realmente muy enferma y necesita de unos medicamentos muy caros aparte de cuidados muy especiales que son realmente costosos por eso está aquí.

- Es la misma mierda de todos los días - contesto secamente levantándome y dirigiéndome a la pila dejando mi bol.

- Ainhoa se lo que sientes, pero ellos son mucho más poderosos y no podemos hacer nada – Fátima me da la media vuelta dándome un abrazo.

- Lo se no soporto cuando me amenazan con Amelia – si intente escapar de aquí irme pero cuando estuve a punto me pillaron y me dijo el jefe que si yo me iba o intentaba escaparme la mataban y no una muerte rápida.

Las chicas que la tocaban a esa hora salen para irse a vestirse, me dirijo con cuidado a donde pasa todo, están las barras donde bailamos hay sillones y mesas luego esta la barra con el camarero y todo tipo de bebidas alcohólicas.

- ¡Ainhoa! – pego un brinco en el sitio y me doy la media vuelta.

- ¿Qué haces aquí? Si no te toca – tiene las manos en su cintura mirándome con cara acusatoria.

- Joder Amelia que susto – pongo mi mano en el pecho soltando un suspiro.

- Cuida esa boca niña – me regaña señalándome con su dedo.

- Mejor me voy – cuando paso por su lado me agarra de mi brazo y me vuelve al sitio en el que estaba.

- No tan rápido niña dime que haces aquí – miro hacia las barras y veo a las chicas salir con poca ropa.

- Solo a echar un vistazo para ver si habían empezado a preparar la fiesta tan importante – la confieso apoyando el peso de mi cuerpo en el otro pie.

- ¿Cómo te enteraste? – ella sabe perfectamente que las noticias así corren como la pólvora.

- Sabes que aquí las noticias se saben rápido ahora si me permites voy a disfrutar de mi tiempo libre mamá ya que esta noche me toca a mi – se acerca a mi y acaricia mi mejilla.

- Mi niña sabes que te quiero mucho no me gusta que hagas ese trabajo – la corto antes de que siga.

- No voy a permitir que te hagan daño solo me queda hacer lo que dicen – me deja un beso en mi frente.

- Ten cuidado – su mirada me advierte no hace falta que hablemos mucho con las miradas nos decimo todo.

Hago la misma rutina de todos los días por la mañana hago durante dos horas y media ejercicio en el gimnasio pequeño que tenemos, es un sitio grande de varias plantas así que hay habitaciones para todo ya me entendéis, perdí mi virginidad a los 18 con un chico que es guardas espalda que protege al jefe preferí perderla con el que me gustaba para ese tiempo a perderla por primera vez con un viejo verde, se que estoy condenada a estar en este sitio es lo que me tocó si no hubiera sido por Amelia no estaría aquí ella me acogió a pesar de las consecuencias tubo problemas porque no me pudo permanecer escondida para toda la vida pero al final ella llegó en esos tiempo a un acuerdo con el jefe que era más que claro que iba a trabajar para el.

- Ainhoa el jefe quiere hablar contigo - el que faltaba el chico que me gustaba antes.

- ¿Para qué? - pregunto pasándome una toalla por mi frente para quitarme el sudor.

- No lo sé, pero por favor ve no quiero que te haga nada por... - ruedo los ojos y termino su frase.

- Cumplir sus órdenes faltarle al respeto y bla bla bla – hago un gesto con mi mano y paso por su lado.

- No quiero que te haga daño - me detiene y se acerca demasiado.

- No te preocupes tanto – y con eso le dejo y me dirijo al despacho del jefe.

Cuando llego doy dos toques a la puerta y espero hasta que se escucha un ¡Adelante! abro la puerta y me dirijo a su escritorio me hace un gesto y me siento espero a que termine de mirar unos papeles para después guardarlos en un cajón.

- ¿De qué quieres hablar? - le miro sin pestañear no puedo controlar el asco que siento por él.

- Quiero que esta noche seas la estrella de la noche eres la mejor que te mueves en la barra y los clientes que vendrán son muy importantes quiero que se vallan satisfechos – no me gustaba nada por donde quería tirar.

- ¿Satisfechos? - le digo alzando una ceja.

- Si, si ellos quieren un baile en privado lo harás, si ellos quieren sexo se lo darás - le miro cabreada y me reta con su mirada.

- Sabes que no tengo sexo con clientes si no es porque te ofrecen muchísimo dinero quedamos en eso – una sonrisa malvada aparece en su cara y lo que daría por quitársela de un puñetazo.

- Créeme que ofrecerán mucho dinero eres la preferida del club – niego levantándome del sitio dispuesta a irme.

- No pienso hacerlo – le alzo la voz dirigiéndome a la puerta.

- Ainhoa ni se te ocurra salir por esa puerta – me doy media vuelta retándole.

- Quieres que a Amelia la pase algo – aprieto mi mandíbula.

- Hijo de puta – le digo entre dientes.

- Lo soy por eso tienes que andar con cuidado conmigo sabes de lo que soy capaz de hacer – se pone a mi altura y me pasa la mano por mi cuello me aparto asqueada.

- ¿Quieres que te castigue? - no hablo acerca su nariz a mi pelo y lo huele mete su nariz en el hueco de mi cuello y me deja un beso en el cuello estoy paralizada.

- Hazme caso y no te castigare – se aparta de mí y rápido abro la puerta saliendo de ahí.

¿Con que me encontrare esta noche?

¿Quién será esas personas tan importantes?

Mil preguntas se me pasan por mi cabeza sin ninguna respuesta está claro no se si debería preocuparme.

Capítulo 2

Nena apresúrate o el jefe nos matara - me grita Yolanda otra compañera.

- ¡Ya voy! No me metas más prisa o la línea del ojo no me saldrá recta - la digo nerviosa, si estoy nerviosa porque si cometemos algún fallo estamos muertas es una noche importante para el jefe.

- A ver mírame ¡Si estas guapísima! - me dice consigo terminar de hacer la raya bien y me levanto corriendo para coger los tacones.

- Ya están aquí vamos - Carlota se asoma por la puerta.

Salimos voladas me tropiezo por el pasillo por las prisas cierro los ojos dispuesta a esperar el golpe del suelo, pero eso nunca llega noto unos brazos que me sujetan abro los ojos poco a poco encontrándome con unos ojos verdes.

- Ten cuidado - su voz es fría y seca.

- Gracias - le miro por última vez y salgo como puedo corriendo detrás de las chicas un escalofrió siento por mi columna siento que me está mirando.

- ¿Estás bien? - me dice Carlota cuando estamos a punto de salir.

- Si - la doy una sonrisa y ella me la devuelve.

- ¿Quién era ese? Parecía que venía del despacho del jefe - habla esta vez Yolanda.

- Ni idea, pero estaba bueno - contesta Carlota.

¡Buenas noches cabañeros! - grita por un micrófono el jefe que aparece.

¡Os presento a nuestra preferida tigresa! - golpeo mi frente por escuchar ese mote de mierda.

Salgo moviendo mis caderas acercándome al jefe cerca de la barra, miro a los hombres que hay enfrente nuestra y lo que daría por salir corriendo, pero eso es imposible, cada uno me recorre con la mirada y yo solo me siento asqueada, me gusta bailar en la barra sí, pero lo que daría que no fuese con tantos hombres salidos viéndome.

- Mas te vale hacer bien tu trabajo si no ya sabes - me susurra en bajo el jefe para que yo solo pueda escucharlo me aprieta la muñeca tanto que me hace daño, rápido pongo una sonrisa para disimular y se escucha una canción me acerco a la barra y empiezo a moverme sexualmente.

La música que se escucha es suave y lenta haciendo que mis caderas sigan el ritmo doy un rodeo a la barra subiéndome a ella y haciendo un giro se empiezan a escuchar los silbidos, dejo la mente en blanco y me dejo llevar por la música las chicas salen y me acompañan en las otras barras yo estoy en medio los billetes empiezan a acabar en el suelo hago un movimiento agachándome sin perder el ritmo cojo los billetes y los pongo en mis pechos, siento una mirada penetrante en mi me subo de nuevo a la barra abriendo las piernas, siento como si me quemase esa mirada miro a esa dirección y veo al mismo hombre que me sujeto cuando estuve a punto de matarme.

Me agacho al suelo a cuatro y me dirijo donde están más los hombres hago unos movimientos alzando mi pelo para arriba me lanzan más billetes mi mirada se dirige al sujeto de nuevo muerdo mi labio no se mueve ni si quiera lanza billetes solo me mira y no despega la vista de mí no mira ni a mis compañeras.

- Eso mueve ese culo y te daré más billetes preciosa - escucho a un hombre que tendrá como 50 años que viste de traje también intento ocultar mi cara asqueada, pero es mi trabajo así que me dirijo más al hombre que está sentado en un sillón y hago más movimientos sexuales consiguiendo más billetes.

La canción acaba y se escucha otra movida vuelvo a la barra y me sujeto a ella bajando despacio y moviendo aún más las caderas billetes vuelan esta noche el jefe lo celebrará ya que recibirá mucho dinero estos tíos vienen bien cargados de dinero y parece que en sus frentes ponen la palabra ricos, empiezo a quitarme más prendas como mis compañeras ocasionando que más gritos se escuchen por parte de los otros muchos piropos se escuchan.

- Que buena que esta la tigresa - escucho de otro hombre, mis compañeras bajan de la tarima y se dirigen a los hombres para llamar su atención lo mío es diferente si quieren algo así tiene que ser en una habitación a solas y con mucho dinero por delante.

El hombre que no me quitaba la mirada hace una seña al chico que me gustaba para que se acerque le dice una cosas y el me mira, el chico que me gustaba desaparece y se dirige dónde está el jefe, miro a el jefe que me mira y sonríe vuelve su perrito el guardaespaldas a el hombre hablándole se levanta de su sillón y desaparece por el pasillo donde están las habitaciones rojas como la llamamos nosotras por su color.

- Ainhoa tienes que ir a las habitaciones te toca hacer un baile privado - se me acerca Mario el chico que me gustaba.

Asiento noto su mirada en mi cuerpo odio esto sin más bajo con cuidado y me dirijo por el pasillo donde minutos antes el otro hombre había desaparecido encuentro una habitación con la puerta abierta, esta todo oscuro como siempre, entro por la parte donde está la barra y subo delante mía hay un pequeño cristal que me separa del cliente.

La canción de Hucci Desire comienza a sonar, aparto mi pelo a un lado y me voy deslizando lentamente por la barra en el otro lado se enciende una luz viendo al hombre le miró fijamente mientras me muevo, me subo a la barra haciendo giros su mirada es penetrante parece que te atraviesa el alma y no sé porque ocasiona escalofríos en mi cuerpo me bajo de nuevo y empiezo a mover mi cuerpo y mi culo consigo que su mirada se dirija a mi culo sonrió porque me está gustando bailarle parece que le provocó, me dejo llevar y me suelto aún más, la canción está acabando y me apoyo en la barra bajando despacio moviendo lentamente la cadera.

Le bailo varias canciones se asoma en la otra parte un segurata y le avisa que si quiere seguir bailándome tiene que pagar más, saca un fajo de billetes más y se lo da el otro sale dejándole solo de nuevo eso significa que tengo que bailarle otro rato más.

Suena por toda la habitación Dark Horse me muevo por la barra y abro mis piernas agachándome vuelvo a subir girando por la barra me tiro al suelo y me tumbo moviendo mis caderas sexualmente muerdo mi labio mientras subo de nuevo coloco mis manos en mis rodillas y vuelvo a abrir las piernas mientras que hago movimientos lentos con los hombros después me pongo a cuatro patas de nuevo dejando a la vista más mi culo veo como pasa su lengua por sus labios consiguiendo un jadeo por mi parte se le ve tan sexual, le bailo otras canciones más se acaba el tiempo y el segurata entra de nuevo él se levanta no sé lo que hablan porque no lo escucho bien me echa una última mirada que no consigo descifrar y sale de la habitación dejándome me quito los tacones la canción de Rihanna suena me bajo y camino descalza saliendo de ahí no me encuentro con el hombre misterioso porque el salió por otra parte, me acercó a la barra a pedir una bebida le digo al camarero lo que sea cuando me lo desliza por la barra me lo bebo de tres tragos veo las chicas que siguen bailando doy un rodeo a la barra encontrándome con el jefe que extiende su mano.

- Dame el dinero - saco los billetes de mis tetas y se lo doy de malas maneras me sonríe y se acerca a mi agarrándome del cuello y pegándome contra la pared consiguiendo un quejido de mi parte le veo la mitad de la cara ya que el pasillo esta casi oscuro.

- Has sido una gatita muy mala por eso te castigare - trago duro y le miro a los ojos dificultándome respirar, pero como puedo le hablo.

- No he hecho nada jefe - esa sonrisa que me muestra no me gusta nada.

- Te observe no vuelvas a mirar así a un cliente Ainoha estas disfrutando no te tienes que acostumbrar con ningún cliente te has comportado como una perra - aprieta más mi cuello y me empuja más adentro al pasillo y ahora sí que no veo nada solo escucho la música de fondo.

- No jefe por favor solo hice mi trabajo - aunque no le vea sé que me está mirando con una mirada retorcida recibo una bofetada ocasionando que me caiga de culo al suelo noto su mano en mi pelo y tira para arriba consiguiendo que grite de dolor me está arrastrando por el suelo.

Escucho una puerta abrirse en mitad de la oscuridad y luego cerrarse solo hay un poco de luz por las farolas que hay en la calle que traspasan la ventana me tira a la cama redonda que hay.

- Por favor jefe - le suplico cuando le veo con una cadena en su mano.

- ¡Cállate Zorra! - me grita dándome otra bofetada me pone un collar como si fuese una perra tira de la cadena apretándolo más a mi cuello ocasionando que eche la cabeza para tras.

Otra puerta se abre, pero es dentro de la habitación escucho unos pasos y sé que es de otra persona mi piel se eriza cuando siento sus manos tocando mi cuerpo me gira haciendo que me quede tumbada en la cama.

- Esto te pasa por no hacer tu trabajo como siempre, te va a follar tan duro que no vas a poder sentarte en una semana y yo lo veré - escucho la voz del jefe y empiezo a temblar por el miedo que empiezo a sentir.

Pego un grito fuerte cuando noto la cadena que es pegada contra mi culo cuando me ordenan que me ponga a cuatro patas en la cama aprieto las sabanas fuertes y las lágrimas empiezan a salir de mis ojos por el ardor que siento me quema me da otra vez y sin poder aguantarlo vuelvo a gritar no sé quién es el otro, pero me acaba rompiendo las pocas prendas que tengo dejando mi cuerpo desnudo delante del jefe sollozo fuerte.

- Para de temblar Ainhoa o te daré otra vez y más fuerte - me grita el jefe le escucho más lejos, más fuerte se puede dar esto está siendo dura y acaba de comenzar cuando yo no hice nada y sobre todo por más que quiera no puedo parar de temblar.

- AHHHHH - grito cuando el otro hombre entra en mí de una estocada fuerte lloro y me tapo la boca para que no se escuche tanto el jefe se cabreara más.

- Dioss que apretada estas - el tío está en la cama subido y sigo en cuatro me rompe la parte de arriba dejándome en tetas y las coge embistiéndome más fuerte.

- Disfrútalo Ainhoa - habla el jefe con un pequeño jadeo espero que no esté haciendo lo que pienso.

Tira de mi correa el tío que me está follando, siento unas nauseas horribles y el collar no ayuda escucho otros gemidos a los lejos y me entran más ganas de vomitar al saber que es el jefe que se está tocando, el tío por fin de varios minutos para y se corre en un muslo mío cuando me da la vuelta, siento odio asco repulsión, otro gemido fuerte se escucha por el otro que se ha corrido me dejan los dos sola cerrando la puerta de un portazo me arrastro como puedo donde está la almohada de la cama me duele todo y empiezo a llorar fuerte mientras me encojo odio esto, odio la mierda de vida que estoy llevando, pego un grito fuerte intentando descargar todo el dolor que estoy sintiendo pero no ayuda mucho ya que el dolor lo tengo en mi corazón.

Al día siguiente...

Los rayos de sol dan en mi cara me tapo con mi mano y siento frio los recuerdos de la otra noche vienen a mí, me quejo cuando me muevo el culo me arde demasiado, intento salir de la cama y ponerme rígida pero es imposible tiro de la pequeña sabana y me la pongo alrededor de mi cuerpo, con pasos torpes salgo de la habitación me apoyo en las paredes con mi mano para no caerme, veo a los lejos a Yolanda cuando voy a intentar hablarla mi voz sale ronca y débil ella mira hacia mi abriendo sus ojos demasiado se acerca corriendo pero no llega a tiempo cuando caigo al suelo sonando un ruido fuerte al caer escucho a los lejos a Yolanda gritar llamando a Mario escucho pasos fuertes y lo último que escucho y veo antes de desmayarme es a Mario levantando mi cabeza.

Capítulo 3

Ainhoa despierta por favor - escucho la voz Mario.

- Por favor - se le nota desesperado.

Abro los ojos poco a poco encontrándome con la cara Mario una sonrisa aparece cuando ve que me eh despertado, acaricia mi mejilla suavemente apoyando después su frente contra la mía.

- Menos mal que despiertas - en su voz noto preocupación.

- ¿Qué me paso? - me alzo colocándome en el cabecero de mi cama estoy en mi habitación.

- Te desmayaste en el pasillo, ¿Qué te hizo? - me toco la cabeza al notar un cierto pinchazo.

- Puedes traerme agua tengo la garganta seca - asiente y sale de la habitación yo aprovecho para levantarme e ir al baño.

Me miro en el espejo y hago una mueca de horror al ver mi cara tengo una marca en la mejilla derecha y una pequeña raja en el labio inferior. ¡Hijo de puta del jefe!

- Ya te traigo el agua - salgo del baño y vuelvo a la cama bebiendo del vaso.

- Gracias, ¿Dónde está Yolanda? - le pregunto mientras él se sienta a mi lado.

- Tuvo que irse tenía un cliente - hago una mueca.

- ¿Qué hora es? - tan pronto no tenían clientes.

- Las nueve de la tarde - pongo cara de sorpresa.

- Tanto estuve durmiendo dios mío - aparta mi pelo dejándolo el mechón detrás de la oreja.

- Ahora tienes que descansar - se acerca un poco más.

- Deberías de estar vigilando la puerta del jefe - no entiendo este acercamiento hacia semanas que apenas nos dirigíamos una palabra.

- El jefe me dio un tiempo libre - noto su aliento roza sus labios con los míos.

- No deberías de perder tu tiempo conmigo - le contesto un poco más entre cortada por la cercanía.

No me contesta porque ataca mis labios sin darme tiempo a reaccionar le sigo el beso pasando mi mano por su nuca haciendo que se pegue más a mí, la verdad que besaba bastante bien y me trato muy bien el día que perdí mi cosa más apreciada pero solo siento eso atracción y me gusta, pero no para algo mas además de que mi trabajo me impide toda relación y porque jefe nos lo prohibió rotundamente, no entiendo porque el castigo que me hizo yo solo hice mi trabajo no hice nada malo ni me salte ninguna norma.

- Espera - le empujo suave con mi mano en su pecho.

- ¿Te hice daño? - me mira de arriba abajo.

- No no es eso solo que no entiendo el acercamiento hemos estado semanas largas sin hablarnos apenas - hace una mueca y se coloca mejor en la cama.

- Lo siento sé que estuve distante, pero es porque me gustas y pensaba que alejándome de ti iba a dejar de sentir - le miro con ternura es como un oso de peluche es un amor, pero no puedo decirle lo mismo porque no lo siento hay algo que no termina de encajar.

- Sabes que no podemos tener nada y como nos pille el jefe estamos muertos - vuelve a poner esa cara de preocupación.

- Dime que te hizo - bajo la mirada y el coge suavemente mi barbilla y hace que le mire a los ojos.

- Me pego con un collar con una cadena y con ella me pego, no sé a quién trajo, pero puff - unas lágrimas sin previo aviso salen veo como Mario aprieta la mandíbula.

- Es mejor que no sepas lo demás - termino de decirle después de a ver cogido aire para atreverme a decirlo.

- Es un hijo de puta - le asiento porque es verdad y eso lo sabemos todos.

- MI NIÑA OH DIOS MÍO - entra Amelia gritando con el pelo despeinado.

- Tranquila mamá - me levanto para tranquilizarla pero me siento de nuevo quejándome cuando las sabanas se rozan con mi culo.

- Que te hizo ese salvaje - Mario se levanta para intentar tranquilizarla a mamá me pongo de lado porque me arde mucho.

- Amelia tranquilizase no es bueno que se altere así - toma una larga respiración y lo suelta, me mira y se acerca cogiendo mi cara.

- Lo siento tanto mi niña me gustaría hacer algo - me da la vuelta para mirarme mis nalgas pone una cara de horror al verlas.

- Te traeré una pomada - llaman a la puerta y aparece asomándose el jefe rápido me encojo y empiezo a temblar.

- Solo vengo a decir que Ainhoa dentro de una hora trabaja - mamá iba a contestarle pero la agarro del brazo en señal que es mejor que se calle.

- No entiendo como puede mandarte a trabajar después de como te dejó - contesta Mario serio veo como a mi mamá se la desliza una lágrima y aunque me duela el cuerpo y las nalgas me levanto para darla un abrazo.

Comienza a llorar en mi hombro se me parte el alma verla así en este estado es la que me cuido y me saco para adelante sin importarla las consecuencias la consideró como a mi madre, la susurro que todo va a estar bien que no se preocupase cuando esta algo más calmada decide ir a por la pomada quedándome a solas con Mario de nuevo.

- ¿Te duele mucho? - desliza su mano por mi muslo acariciándolo.

- Si, espero que la pomada me sirva voy a cambiarme - me levanto aguantando las muecas de dolor y me dirijo a mi armario.

Pasan dos minutos mirando la ropa siento la mirada de Mario en mi espalda pero me da igual me giro mirando mis nalgas y veo que están rojas, decido ponerme una falda para tapar un poco las heridas, me dirijo al baño a cambiarme escucho la puerta y pienso que es Amelia pero al no recibir ningún llamado es Mario que se fue se lo agradezco, empiezo maquillándome y por supuesto como puedo me tapó la raja del labio intentando taparlo todo lo que pudiese al salir entra mamá con la pomada decide ella ponérmela.

- Esta fría - me quejó cuando sus dedos pasan.

- Aguanta esto te hará que no te escueza tanto y se te cure más rápido - asiento se despide y sale.

Cojo unos tacones me los pongo después de unos minutos y salgo me dirijo a la zona de las barras y están las chicas, rápidamente se me acercan y me preguntan como estoy yo solo las digo que estoy mejor que no se preocupasen, lo único bueno que tengo aquí son mi mamá y ellas.

- BIENVENIDOS OTRO DÍA MÁS CABALLEROS - escucho como saluda el jefe, hacia semanas y semanas que no recibía ningún castigo suyo hasta ayer.

Presenta a las chicas por sus motes espero a que me nombre mientras me bajo un poco más la falda, miro hacia las barras y la del medio como ayer esta vacía así que me toca de nuevo en ese sitio escucho mi mote y salgo poniendo la mejor sonrisa que puedo por su puesto es falsa.

La música comienza a sonar y yo empiezo a moverme miro en la zona de los hombres y ni rastro del chico de ayer me agachó contra la barra mordiéndome el labio para aguantar las ganas de no quejarme me dolía el cuerpo sabía que el castigo seguía porque eso el jefe quería trabajase sabe que me duele todo, no se porque me siento como defraudada de no ver al chico de ayer pero también estoy rayada al no entender mi castigo de ayer.

Llevo un rato bailando como mis compañeras noto el cansancio en mi cuerpo y los dolores son más fuertes, cuando pienso que la noche esta siendo aburrida veo aparecer al chico de ayer hablando con el jefe nuestras miradas se cruzan por unos pequeños segundos y no entiendo porque una sonrisa aparece en mi cara.

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