Londres
Señora I. me temo que no queda más remedio que encontrar al culpable y presentarlo a la justicia, es de suma importancia averiguar la identidad del traidor como lo que ha dicho a los franceses tanto como saber que planea. Confío plenamente en sus habilidades e inteligencia para llevar este proyecto de la mejor manera.
Por otra parte,no tengo noticias de su excelencia.
B.
-Genial, pensó Isabella con ironía, le encantaba la correspondencia de Lord Barton tanto como la apretada y estirada élite de la sociedad inglesa; siempre era a altas horas de la noche cuando la correspondencia de él llegaba.
Toc.toc.
-Mi Lady le traigo un poco de té.
-Por Dios Carmela! Son las 2 de la mañana debería descansar y olvídese del té, esto no es trabajo para su edad.
-Que tiene mi edad??? Soy más eficiente que la bola completa que duerme ahora….
-Lo sé Carmela… ahora ya vaya a descansar, no quiero que me interrumpan tengo muchas cosas que pensar.
-Bien, sin embargo ¿cuándo dejara este trabajo tan peligroso mi Lady? , usted debería tener una vida normal, disfrutar de su dinero así como de buscarse a alguien que la haga feliz…
-Carmelaaa…
-Buenas noches mi lady. Y se cerró la puerta del estudio de Isabella.
Una vida normal… Pensó cansinamente. Y dejó su mente vagar por la habitación, hacía años que su vida había dejado de ser normal, años ya desde aquel desafortunado acontecimiento; de dieciséis años en ese entonces, obligada a casarse en circunstancias que no había entendido en su momento y ni ahora, un matrimonio con licencia exprés; con una persona que era verdaderamente la antítesis de su ideal y que para colmo había abandonado a escasas horas después de haber pronunciado sus votos, después de ello nada fue igual, se desencadenaron toda una serie de acontecimientos que cambiaron el rumbo de su vida.
Después del matrimonio con el Duque Deveroux; un matrimonio secreto que solo lo sabían cinco personas, el cura, los “novios”, el padre de Isabella, conde de Belgrave; quien murió meses después por pulmonía, y por último Lord Barton quien fue el autor de semejante lío y quien era a su vez el jefe de un club de espías “los demonios de la noche” que se encargaban de detener los planes de Napoleón a como diera lugar.
Lord Barton quien tras la muerte del padre de Isabella se las ingenió para tener la tutela legal de ella pesar que ya estaba casada, no para cuidar de ella sino para enseñarle todo cuanto sabía para convertirla en una de las mejores espías de Inglaterra, y así fue, le entrenaron durante años toda clase de cosas, desde defensa personal, esgrima, tiro, criptografía, química, física, así como el desarrollo de habilidades que le permitieran interpretar múltiples personalidades, en fin se había convertido en una arma mortal para cualquiera, sin embargo prefirió trabajar en el anonimato y ser muy discreta.
Cerró sus ojos y un poco después se retiró a su habitación, ya pensaría que hacer mañana en la mañana.
-Buenos días Lady Hollister, aquí tiene el periódico y la revista de sociedad
-Buenos días Mr. Hudson, gracias. ¿ Dígame alguna novedad de la revista de chismes que sea honorable de comentar?
-Verá mi Lady al parecer nada en especial, sin embargo han hecho mención de su ausencia en lo que va de la temporada, página 17 . Si no necesita nada más, me retiro.
Hizo una reverencia y salió tras cerrar la puerta. Mr. Hudson era un ex marinero alto delgado con facciones muy marcadas, ojos oscuros y hundidos, tez morena y cabellera negra, algo tenebroso para ser un mayordomo, sin embargo tras ser rescatado por Isabella en un motín, juró por su vida seguirla y servirle para siempre.
Todo un caso Mr. Hudson pues sus modales dejaban mucho que desear sin embargo su habilidad para aprender lo ayudo bastante, convirtiéndolo en una eminencia de persona, además trabajaba para Isabella en asunto de la marina y contrabando, servía de conecte de información, pero el hecho de que Isabella lo tuviera en su casa, no eran sus conexiones ni su habilidad de aprender sino su fidelidad, valor y honestidad…
Revista “el ojo de la sociedad londinense . ” página 17
…han sido ya tres semanas que la temporada ha comenzado y no hemos visto a Lady Hollister en ningún evento, se le ha extrañado por qué es difícil olvidarse de personas como ella y de las candidatas más adecuadas en esta sociedad civilizada…
Ja! Si claro cómo olvidarse de una fortuna 300mil libras al año, eso era lo imposible de olvidar; ella había salido impune y victoriosa de sus 3 temporadas, había cumplido con las temporadas establecidas, ahora era libre de hacer e ir a donde quisiera (en teoría), y para ser sincera estaba feliz puesto que ya no estaría tan a la vista de los demás y podría asistir o no sin romper las normas sociales y así trabajaría en su próxima misión, y lo mejor de todo era que podría hacer y deshacer como le viniera en gana al pasar por una solterona.
Salió a cabalgar como de costumbre, a las 6:30 am le encantaba ver el amanecer y respirar el aire de la mañana así como la privacidad que la hora brindaba puesto que eran muy pocos o nulos los que acostumbraban estar despiertos a esa hora.
Cuando regreso del paseo, fue directamente a su estudio para revisar los datos que Barton le había mandado junto con la nota, al parecer el traidor había escondido bien su identidad así como ocultado bien sus acciones para que nadie lo relacionara, pero se le había olvidado algo muy importante, y era que la gente siempre tenía un precio y la fuente que brindo la información tenia uno, un mendigo que lo habían usado de vigilante y que al final lo habían echado sin pagarle, pero este mendigo sabía lo que esa gente hacia por lo que decidió pagarle con la misma moneda, pero al ir a la estación de policía no le dejaron pasar, no obstante el rumor de que había ingleses traidores se espacio como pólvora y el señor Barton fue por el para averiguar el asunto, el cual resulto ser más serio de lo pensado. Había aristócratas inmiscuidos en el asunto y uno más que a palabras del mendigo, era alguien poderoso que era el jefe, su trabajo consistía en brindar información sobre los planes de la corona contra Napoleón y sus próximos ataques. Lo malo del asunto es que no había nombres y jamás los había visto, solo escuchado un vez, sin querer cuando hacia sus rondines, la única pista que tenían es que era alguien viejo y poderoso y los otros más jóvenes.
El punto era que si era alguien tan poderoso, solo podían ser un duque o marques y de estos había que sacar a los que eran viejos y poderosos, lo que se resumía a 3 duques y 2 marqueses, pero por dónde empezar…
Toc.toc se abrió la puerta,- disculpe mi Lady , el almuerzo está listo.
-Enseguida voy, gracias.
-Dígame Hudson que invitaciones tengo para hoy?
-El baile del vizconde Mallers en honor al compromiso de su hija, Lady Penélope….
-Bien, ordene que preparen algo adecuado para el evento y dígale a Carmela que tendrá que hacerla de chaperona esa noche y esté preparado también Hudson, tenemos trabajo.
-Ya me parecía raro que quisiera asistir a ese evento y más cuando Lady Mallers ha sido poco amable con usted.
-mmmm…. ¿Y quién es el pobre mortal que se casa con ese mounstro?
- Lord Francis, hijo segundo del duque de Somerset, se dice que el duque tiene tanto dinero como su edad…
- Bueno habrá que darle el pésame a lord Francis, y estate pendiente de lo que pasa con la gente de servicio, hay un traidor a la corona y es poderoso, debemos averiguar quién es, saber qué es lo que trama y detenerlo.
Por lo mientras prepara las cosas voy a practicar algo de tiro, tiene tiempo que no lo hago y no me gusta fallar y menos cuando es de suma importancia dar en el blanco.
-Por cierto mi Lady llego una carta de la sección de jurídico de la corona informando que esta mañana su primo lejano Alex conde de Belgrave fue muerto en un duelo, dejando el titulo sin heredero, lo que significa que el titulo estará a la venta la próxima semana sin embargo ellos han decidido ofrecérselo a usted para que sea la condesa Belgrave hasta que se case y engendre un heredero que al nacer pasara a ser el conde de Belgrave conservando usted el título y la tutela del menor hasta que el conde pueda hacerse responsable por sí mismo.
-Déjame adivinar, recomendación de Barton.
Lord Barton sabía muy bien lo que para ella significaba la mansión Belgrave, era el recuerdo de su padre el que hacia añorar la posesión, sin embargo el primo Alex había dejado claro que no quería tener nada que ver con ella y que no era bien recibida ahora en su casa. Había sido de las peores situaciones de su vida puesto que el don nadie ahora conde, solo veía el condado de Belgrave como el medio para pagar sus deudas y seguir con sus vicios, en aquel momento Isabella quería matarlo sabía bien donde apretar y hacer que pareciera un accidente, sin embargo no poseía el dinero suficiente para sobornar a medio departamento jurídico y hacerse con el título además seguía bajo la tutela de lord Barton.
Ahora era diferente, era rica y poderosa, podía comprar el título.
-Si señorita, la carta dice que lord Barton ha dicho que usted es una dama y que merece ser la primera en saber y tener esta oferta.
-Ahora dime, en cuanto sale el capricho esté ¨?
- Piden 150mil libras señorita.
-Con que 150mil libras más las deudas del condado
El condado de Belgrave ha de estar en decadencia, no es una cifra pequeña se nota a leguas que el idiota de mi primo derrochó las arcas familiares. Lo pensare Hudson, será una inversión considerable y no sé si tengo el suficiente poder adquisitivo y mental para poder llevar semejante empresa, ya tengo suficiente con lo de los negocios como para adquirir otra cosa.
-Como decida señorita sin embargo tiene hasta mañana por la tarde para hacerlo saber según la nota.
A las 7 de la tarde se alisto para ir al endemoniado evento, como siempre, elegantemente discreta, peinado en alto totalmente recogido, un maquillaje delicado, toda su apariencia la hacía parecer inofensiva y frágil.
Subió al carruaje, en camino veía por la ventana y se sumergió en sus pensamientos
-Dios dame paciencia paro no estrangular a Penélope, sabes bien que su lengua viperina ha estado molestándome con eso de que el dinero no podía comprar un marido y menos amor, las cosas empeoraron cuando se comprometió, no dejaba de parlotear y presumir que había sido capaz de encontrar marido en su segunda temporada, y aunque Isabella había mantenido su serenidad, últimamente no estaba de humor para aguantar sandeces.
La noche estaba lluviosa para colmo
-Bonita noche esta! , ¿Cómo es posible que me hicieras salir precisamente hoy?, dijo Carmela con cierta tensión.
-Linda, si no fuese porque necesito que te inmiscuyas con las señoras arpías para que veas si encuentras información sobre algún duque o marques y sus actividades, no te lo habría pedido.
Carmela solo se acomodó en su lugar incomoda , nunca le había gustado salir mientras llovía.
-Sr. Hudson, asegúrese de sacar toda la información que pueda con la gente del servicio, necesitamos saber la identidad del traidor lo más pronto posible, no sabemos cuánto ha dicho a los franceses ni cuanto sepa.
-Si mi Lady .
-Recuerden que a la 1am nos tenemos que ir, no soporto estas fiestas...
- Eso es lo deberías hacer, ir a fiestas y buscar marido, no para que arriesgues tu vida...
-Carmela sabes perfectamente que esas fiestas solo son para que las arpías devoren la carne fresca de debutantes o chicas inocentes. Además de los inapropiados petrimetres que rondan por ahí queriendo hacerse con una fortuna o deshonrando jovencitas.
-Hum!! Solo exclamó Carmela, su jefa no entendía nunca.
Al llegar a Mallers´ House se veía que el vizconde había echado la casa por la ventana y que sería sin duda de las mejores fiestas de la temporada, el jardín bien iluminado por antorchas y había que asumirlo, ese jardín era de los más bonitos en la zona.
La casa tenía un gusto sencillo pero elegante, se conocía al vizconde por ser una persona seria y aunque su apariencia era enclenque, era un buen tirador y una persona muy juiciosa y estirada, solo la elite de la sociedad londoniense podía asistir a semejante evento, su esposa era el modelo original de su hija Penélope, fría, calculadora, vanidosa, estirada hasta la médula pero debía reconocer que era hermosa, al igual que su hija eran de estatura media, tez blanca, cabello negro y unos ojos que realmente podían cautivar a cualquiera, Penelope fue nombrada como una de las debutantes más hermosas de la temporada. Sin embargo Lord Fred, el hijo del vizconde y heredero al mismo era una persona cálida, alto, de cabello castaño claro, ojos color miel, con buena mosculatura, con un aire de elegancia absoluta, sin embargo era una persona sencilla, un joven de 27 años que evitaba a como diera lugar el mercado del matrimonio puesto que aun tenia cosas que hacer, era un bribón pensó Isabella con simpatía, puesto que las pocas veces que coincidían, él la sacaba a bailar y en ocasiones a dar un paseo por el jardín, siempre con una acompañante, la cosa era que Isabella no quería dar una mala imagen a su marido si es que alguna vez aparecía, no quería que él tuviera una mínima de ventaja así que se había portado impecable, por lo que hasta con Fred llevaba chaperón. En un principio Lord. Fred la consideraba de alguna manera como amiga ya que ella era de las pocas mujeres que no iban tras de su título o con la intención de casarse con el incluso de meterlo en una situación comprometedora para lograrlo.
En fin, ya dentro divisó a la feliz pareja, tenía que ir a darle las felicitaciones a los novios, la idea de soportar los comentarios de Penélope hacia que se le revolviera el estómago, ni hablar pensó con desanimo.
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