Desde antes de su nacimiento Melody fue comprometida con el príncipe Heredero del reino de Fiore, pero cuando nació su madre falleció y aquel compromiso quedó en el olvido cuando su padre se casó de nuevo con Antonella, ella una bella mujer con una hija un año mayo que Melody, se mostraba bondadosa y cariñosa con Melody, Criandola como si fuera su propia hija. El padre de Melody es el general Ross un hombre estricto de carácter impetuoso, pero también noble y muy cariñoso con su familia, sobre todo con Melody pues era el mayor tesoro que le había dejado su difunda esposa.
La vida de Melody era perfecta a pesar de no tener a su madre consigo, se crío y fue educada como una dama, pero también tenía un lado salvaje que solo su padre conocía, podía hacer cuanto quisiera y deseara nada se le negaba, todo iba perfecto hasta el día que recibió la invitación a su boda.
-¿Qué?- Soltó molesta mientras leía la invitación que le acababa de entregar su nana.- ¿Dónde está papá?- preguntó, no entendía que era aquella invitación hacía apenas unos días acaba de llegar de un largo viaje y había decidido tomar un largo descanso en casa, pero ahora como si nada recibía aquella invitación, y obviamente su padre era el único que tenía la respuesta.
-En su despacho, está con los tenientes...- la pobre nana no termino aquella rubia de ojos azul profundo corrió al despacho de su padre furiosa, sin importarle abrió la puerta de golpe y miro a su padre, sentando en una mesa redonda, con el resto de los tenientes.
-Mi hermosa hija, Melody- presento el hombre de cabellos canosos y ojos avellana, vestido con un traje negro sin corbata.
-No es el momento...- Soltó molesta, mientras cruzaba sus manos, ella vestía unos jeans negros y una blusa vaquera, combinada con unas botas cafés, su cabello estaba sujetado a una cola de caballo.
El general miro la invitación que Melody tenía en sus manos así que pudo deducir a qué se debía, soltó un pesado suspiro y miro a los tenientes que interpretaron con la mirada y salieron sin decir mas.
Una vez salieron todos el hombre espero ansioso el reclamo de su hija.
-Explica esto... ¿Cómo es que voy a casarme y no lo sabía?- pregunto molesta.
-Lo Sabías, te lo dije cuando cumpliste 15 que estabas comprometida, te valió, estuviste viajando por todo el mundo que ni siquiera pusiste atención a los preparativos y la Reina tuvo que hacerse cargo de todo.- Soltó con pesadez, su hija era muy aventurera le gustaba viajar por el mundo así que una boda a sus 22 años era como si fuera a encerrarla de por vida y más que ahora sería considerada futura reina de Fiore, uno de los reinos más poderosos que existía en el mundo.
-¡Es absurdo! No puedo casarme sin conocer al novio y mucho menos si no estoy enamorada, ¡No quiero! ¡Y No lo Haré!- Grito decidida siempre hacia lo que ella quería y esta vez no sería la excepción o eso pensaba, aquel matrimonio era un acuerdo y estaba por encima de sus deseos, ni siquiera el mismo rey podía anular ese compromiso.
-Lo siento cariño, ese fue el último deseo de tu madre, así que no puedo hacer más, te casarás este fin de semana, así que reunete con la Reina ya tiene incluso listo tu vestido de novia- el hombre se paró y se acerco a ella la miro con autoridad, cumpliría el último deseo de su esposa aún así fuera en contra de la voluntad de su hija.
Melody molesta salió del estudio de su padre, no sabía que hacer, no quería casarse de eso estaba segura, camino hasta la puerta y tomo un largo suspiro. ¿Por qué su madre había hecho tal cosa? ¿A caso no pensó en su felicidad? salió de la mansión, se dirigió a las caballerías donde ya le esperaba Su bello corcel blanco Mía, lo monto y salió disparada hacia el bosque quería alejarse de todo y aclarar su mente, pensar en aquella boda, en su vida como casada y lo peor como futura reina, era su mente era un caos total.
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-Majestad- Un hombre de traje negro, cabellos castaño muy bien peinado hacía atrás, le entrego una invitación al joven que apenas había terminado de escalar una montaña, el joven de cabellos negros lo miro con aquellos ojos escarlata.
-Eso es trampa debiste escalar si querías hablar conmigo- Soltó mientras tomaba aquella invitación, vestía unos shorts deportivos, con tennis negros y una camiseta azul marino. - Carajos ¿Es enserio?- miro a su guardaespaldas mientras arqueaba una ceja.
-La reina quiere que regrese de inmediato al palacio- Comento el hombre, aunque sabía que aquel príncipe rebelde no obedecería a las indicaciones de la Reina.
-Dile a mi madre, que no lo hare- Tomo el paracaídas y se lo coloco de forma rápida sin darle tiempo a aquel otro joven que reaccionara se lanzó de la montaña.
El resto de la guardia se asomó al vacío asustado de lo que acababa de hacer aquel pelinegro.
-Oh ¿Por qué lo haces tan difícil?- Soltó el joven, se quitó su saco y su corbata, arremango su camisa y tomo un paracaídas y se lo coloco- La boda es el fin de semana, así que tengo hasta entonces para atrapar al príncipe, tengan su traje listo para la mañana de la boda.- Ordenó y sin pensarlo se lanzó al precipicio.
La resignación era lo único que le quedaba aceptar a Melody, aunque no quería casarse con aquel príncipe que ni siquiera conocía tenía que hacerlo, su reunión con la Reina había quedado acordada para aquella tarde de miércoles, se arreglo de manera formal pues no visitaría a cualquier persona, una falta plisada color roja con una blusa negra de mangas con un escote corazón aunque y unos tacones negros, su cabello suelto dejando sus ondas bien definidas, un maquillaje natural, subió a la limosina que la llevaría al palacio se sentia molesta y nerviosa pues conocería a la reina pero el motivo no era de su agrado.
Al bajar del coche miro aquel lugar, no era el palacio pero era la casa de diseños más prestigiosa del reino, tomo un largo suspiro y entro al lugar, ahí le dieron la bienvenida, aunque la recepcionista de cabellos castaños y vistienndo un conjunto de falda tipo tubo negro y saco, se acercó a ella y la miró de pies a cabeza.
-El día de hoy no estamos atendiendo tenemos un caso especial...Lo sentimos- Dijo con auras de grandeza.
-¿Melody?- Se escuchó una voz femenina, salía de una puerta que estaba detrás de la recepcionista.
-Si- Hizo una reverencia al ver a la mujer que le hablo, la conocía por fotos sabía quién era.
-¡Oh! Cariño, que alegría finalmente conocerte- Aquella castaña vestía un vestido naranja recto, largo hasta las rodillas, con un delgado cinturón café en la cintura y unos tacones cerrados color café, su cabello lacio y suelto ya era mayor pero no lo aparentaba.
-Es un placer majestad- Dijo, pero para su sorpresa la reina la abrazo como si se conocieran de años, ella respondió a aquel caluroso abrazo, después de unos segundos se separaron.
-Vamos Cariño tenemos poco tiempo y tu vestido tiene que estar perfecto- La jalo del brazo y la llevo hacia la sala de probadores, parecia más emocionada de que la misma Melody aunque eso era realmente cierto.
Aquel día Melody la paso con la Reina continuando con los preparativos de la boda, desde el vestido, hasta el banquete, no se sentía tan cómoda pero la compañía de la reina era de su total agrado, no aparentaba sus estatus, era noble y muy risueña, todo un amor de persona.
-Enserio es increíble lo hermosa que eres, oh mi querido Xanto es muy afortunado- Soltó mientras estaban en un restaurant.
-¿Xanto?- Comento incrédula, ni siquiera sabía el nombre de su futuro esposo, soltó una sonrisa nerviosa al ver qué la Reina no le quitaba la mirada de encima - Lo siento...- Susurro para después tomar un sorbo de té.
-Tranquila, se que esto te tomo por sorpresa, pero era el más grande deseo de Aurora así que como su mejor amiga estoy dispues a cumplirlo- Dijo con nostalgia, ciertamente a pesar de los años aún extrañaba a su mejor amiga la madre de aquella bella rubia que tenía a sus ojos y aunque sabía del carácter de su hijo, lo consideraba un hombre hecho y derecho y que al ver tal belleza sería un perfecto esposo.
- ¿Realmente ella deseaba esto?- Pregunto curiosa.
-Por supuesto, era lo que más deseaba, además no es por presumir pero mi hijo es muy guapo y también tiene buenos sentimientos...- Dijo con alegría.
-¿Dónde está?- Pregunto, si ella estaba obligada a casarse mínimo debería conocer a su futuro esposo.
-Eso mismo quisiera saber...pero descuida Scott prometió traerlo el día de la boda así que tomemoslo como una despedida de soltero- Soltó algo nerviosa, confiaba en aquel guardaespalda pero su hijo también era un ágil y habia ocasiones en qué podría manipular a Scott.
-Espero no llegue- Sonrió para después comenzar a probar su delicioso pastel de chocolate.
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-Vamos Scott si me caso jamás podremos ir a divertirnos de nuevo- decía el pelinegro mientras se escondía detrás de un árbol, su respiración estaba algo agitada y sus ropas sucias y algo rotas, tenía días huyendo de Scott.
-No es problema, yo aún podré divertirme- Dijo Scott mientras caminaba y miraba hacía los lados buscando al príncipe, estaban en la selva el lugar era húmedo y algo resbaladizo, además de que habían animales salvajes que podrían atacarlos en cualquier momento.
-Hermano eres cruel...- Soltó para prepararse a seguir su huída.- ¿Por lo menos es bella?- pregunto, sentía curiosidad por su futura esposa, sabía que en cualquier momento Scott lo atraparia e incluso ya no tenía energías para huir, pero quería disfrutar sus últimos días de soltería.
-Asi es, la describen como una diosa- Respondió, ya lo había visto detrás de aquel árbol y se preparaba para atraparlo y aunque estuviera agotado sabía que el príncipe se resistiría, saco de su pantalón sucio y roto una cerbetana y le coloco una aguja, aunque se divertía jugando con el príncipe, estaban muy retirados del reino y tardaría mínimo 3 días para llegar en avión, sin pensarlo apunto y disparo hacia el cuello del principe, quien al sentir el ardor salió por completo de su escondite y miro aquella aguja con una sonrisa.
-Espero así sea...pero aún así no pienso si quiera besar a esa mujer que eligió mi madre- Cayó de rodillas resistiéndose a quedar inconsciente pero sería inútil todo se veía borroso- Despiertame cuando lleguemos- Fue lo último que dijo antes de quedarse dormido en brazos de su guarda espaldas, quien lo subió a sus hombros como si se tratara de un costal de papas.
-Como ordene alteza- Comenzó a caminar por la selva sabía que dirección tomar para llegar con el resto de los guardias, quienes ya esperaban listos con el helicóptero para trasladarse a Fiore.
*****
El resto de la semana transcurrio rápidamente y aunque trato, Melody no pudo esconderse de la Reina así que terminó participando hasta en el último detalle de la boda, su hermanastra y su madrastra estaban por llegar de viaje y les esperaba la sorpresa de la boda, pues no habían podido localizarlas para darle las grandes noticias, ni siquiera su madrastra conocía de aquel acuerdo entre los reyes y la madre de Melody.
-Querida, que gusto verte- Dijo Antonella dándole un fuerte abrazo a Melody, ella vestía un vestido negro en corte A con tacones del mismo color, su cabello sujetado a un moño elegante.
-¿Que tal hermanita?- Dijo Dalia dedicándole una sonrisa, sus cabellos risados y oscuros eran largos hasta su cintura, sus ojos aceitunados, vestía unos jeans y una playera holgada blanca, con tacones blancos.
-Bien, les tengo una noticia- Soltó mientras le daba un caluroso abrazo a su hermanastra, parecían quererse mucho pero en el fondo Dalia sentía celos de la belleza de Melody.
- ¿Todo bien? - Antonella mostraba preocupación ante la mirada poco feliz de Melody.
-No, me voy a casar... mañana...- Soltó con descanses, Dalia y Antonella abrieron los ojos como plato no podían creer lo que decía aquella rubia.
-Dios...no...- Soltó Antonella abanicandose con las manos- ¿Estás embarazada?- soltó de repente haciendo que Melody se pusiera roja como un tomate.
-¡No! ¡Claro que no!- Exclamo nerviosa, por tales sospechas de su madrastra.- Fue algo que mi madre acordó antes de que yo naciera... por eso me casare...- Soltó desanimada.
-Entiendo Cariño, ni siquiera yo me lo esperaba.... Pero dime, ¿Esta todo listo?- Pregunto entusiasmada, mientras caminaba hacía la sala de estilo contemporáneo.
-Si...todo está listo, solo espero ustedes puedan estar presentes- Sonrió mirando a las damas, quien se sentaban una a cada lado de ella.
-Por supuesto- Dijo Antonella emocionada.
-Pero dime ¿Quien es el afortunado?- pregunto Dalia se mantuvo callada asimilando la noticia, ella era un año mayor que Melody y ni siquiera tenía novio, aunque solo tenía ojos para alguien y su viaje se debía a él para encontrarselo y pasar unas vacaciones juntos pero su plan no había sido un éxito.
-Ah...Según recuerdo se llama, no sé, pero es el príncipe.- Soltó con pesadez la sonrisa de Dalia desapareció de golpe y miro con irá a Melody.
-¿Xanto? ¿Piensas casarte con Xanto?- Se puso de pie y la miro molesta, Xanto era aquel hombre que había seguido en su viaje y a quien desafortunadamente no había encontrado. Y a su regreso a Fiore se entera que se casará con su hermanastra.
- ¿Lo conoces?- Pregunto de manera incrédula.
-¡Si! ¡Y no te puedes casar con él, Yo lo Amo!- Soltó con lágrimas en sus ojos.- Y él a mi- Mintió, ciertamente ella estaba loca por Xanto pero él jamás había mostrado interés alguno, pero pensaba que si mentía su hermanastra se negaría a casarse.
-Oh Lo siento- Melody se levantó y abrazo a Dalia se sentía mal por lo que sucedía, ella estaba separando una pareja que se amaban.
-No te cases, ¿No lo harás? ¿Verdad?- Soltó Dalia entre lágrimas mientras se aferraba a su hermana, Antonella miraba con una sonrisa a las hermanas.
-Lo siento.- Se separó del abrazo y miro a Dalia a los ojos- Pero mañana me casare con el príncipe- Soltó con tristeza y Dalia la miro con desprecio y salió corriendo hacia su habitación.
-Melody...-Solto Antonella era primera vez que se negaba a complacer a Dalia y eso había dado en su corazón de madre, y aunque quería a Melody, Dalia era su sangre y no dejaría que nadie le hiciera daño.
-Lo siento, pero esa es última voluntad de mi madre y la cumpliré- Sin más salió de sala abatida, sabía que Dalia jamas le perdonaría tal cosa y Antonella estaría de su lado.
*********
Dalia lloraba en su recámara, sentía que el odio hacia Melody crecía más y más, no le perdonaría por haberse negado a cancelar la boda, Antonella entro y se sentó en la cama, acaricio el cabello de su querida hija, no permitiría que nadie le hiciera daño, mucho menos Melody.
-Tranquila mi amor, No permitiré que ella sea feliz a costa de ti- Soltó, su semblante de mujer bondadosa había desaparecido, habían tocado a su hija y la defendería con garras y colmillos.
- La odio madre, juro que jamás dejaré que sea feliz con Xanto, él es mío- Dijo mirando a su madre sus ojos estaban inchados de tanto llorar.
Ambas madre e hijas habían pactafo hacer un infierno la vida de Melody, la boda era un hecho pero no permitirían que fuera feliz.
El día finalmente había llegado Melody fue trasladada al palacio desde muy temprano para iniciar sus últimos preparativos, todo el palacio era un caos haciendo que todo estuviera perfecto, el Rey aumentaba la seguridad con su fiel y buen amigo el General Ross, con la boda podían suceder muchas cosas, incluso atentar con la vida del príncipe.
La futura reina ya estaba lista, bueno solo físicamente pero en el fondo quería huir en esos momentos, caminaba de un lado a otro por aquella habitación, hasta que se quedó mirando de frente al espejo, aquel vestido no era tan ostentoso como pensó al principio, la parte superior era de encaje de manga tres cuartos, un escote corte tren que favorecía muy bien su busto el cual no era grande pero tampoco pequeño, la falda era lisa y suelta con una larga cola, en su cintura resaltaba un pequeño cinturón de piedras pequeñas, su cabello recogido a un moño lateral, adornado con una diadema con formas de pequeñas hojas de diamantes, su maquillaje no era muy cargado sus labios tenían un labial rosa que parecía más si fueran sus labios naturales.
-Es hora- Entro el general Ross al ver a su pequeña hija en aquel vestido quiso elogiarla pero notaba aquella tristeza en su mirada, no estaba feliz y en parte se sentía culpable por forzarla a aquel matrimonio, el vestía un esmoquin negro.
-Bien- Dijo la rubia tomando el ramo de rosas naturales, y camino hacia su padre quien le ofreció su brazo para llevarla como era la tradición hasta el altar. -Espero sea rapido- Susurro con desganes no podía escapar ya.
*****
La iglesia estaba adornada con rosas blancas esperando el gran momento, la seguridad había aumentado de golpe durante aquel día, el reino entero esperaba aquella ceremonia pues con aquella unión se fortalecerían más y tenían segura la paz que permanecía en sus hogares.
-¿Dónde está?- Río Dalia ella vestía un vestido negro largo de corte sirena escote corazón, sus labios resaltaban con un labial rojo.
-Querida...tu atuendo- Dijo Antonella mirando de reojo a su hija, ella vestía un vestido rojo corte romano, escote recto, su cabello recogido en un elegante moño.
-No me importa que todos vean... además creo que ahora Miran más a la novia que a mi- Río divertida- Y no porque estén asombrados de su belleza- Soltó, miro a su hermanastra en el altar ciertamente se veía muy bella pero no era eso lo que la gente miraba y mucho menos murmuraban.
-Oh...- Disimulo Antonella, aunque en el fondo estaba feliz al igual que su hija pero no podía mostrar su desprecio hacía Melody frente al público, miro a su esposo que estaba a su lado parecía furioso y movía la cabeza de un lado a otro tratando de calmar su furia.
-Este malnacido- Soltó la reina, ella vestía un vestido liso en corte A largo de color beige, su cabello estaba sujetado a una trenza lateral adornada con una tiara de perlas.
El rey un hombre de cabellos negros con algunas canas visibles, vestía un esmoquin negro y portaba su corona que lo distinguía, se acercó a la bella novia que se mantenía frente al altar con su mirada al frente y escuchando los murmullos de la gente.
-Te ves muy hermosa-. Soltó el rey, Melody bajo su mirada y soltó un suspiro - Siento que pases por esto, te prometo que mi hijo lo pagara con lagrimas- Dijo colocando una mano sobre las de la rubia quien sostenía fuertemente el ramo de rosas.
Habían transcurrido casi dos horas y la ceremonia no había iniciado pues el novio no ha llegado, los invitados murmuraban y sentían lástima de la bella novia, algunos querían retirarse pero no lo hacían debido a que no era cualquier boda, esperaban las órdenes de los reyes pero al parecer la reina tenía esperanza de que su hijo apareciera pronto.
-Lo sabía, Xanto no llegara- Río Dalia y para su mala suerte el general Ross la escucho y la miró con seriedad.
-No lo dice enserio, cariño- Dijo Antonella, tomando del brazo a su marido antes de que dijera algo.
Melody se sentía avergonzada sentía como le clavaban las miradas a sus espaldas, escuchaba sus murmullos y quería morirse en esos momentos era la mayor vergüenza que estaba pasando, aunque debía sentirse feliz pues el novio no estaba presente y sin novio no habria boda, pero también deseaba conocerlo y hacerlo pagar con sus manos tan bochornoso momento, el cual ya no seguiría soportando, soltó un gran suspiro y miro al frente con determinación era hora de irse de aquel lugar. Pero antes de darse la vuelta las puertas de la iglesia a las que daba la espalda se abrieron y entro aquel joven pelinegro arreglándose la corbata plateada de su esmoquin negro, llevaba una pequeña rosa artificial en su saco y debajo del saco se notaba un chaleco de dónde colgaba una cadena desde el inicio de uno de los botones y se escondia detrás de su saco, se veía tan guapo y varionil, su cabello peinado hacía atrás dejaban a la vista su rostro bien definido, con aquellos ojos escarlatas que hipnotizan a cualquiera.
Detrás de él le seguía su guardaespaldas y también mejor amigo Scott, vestía un traje negro, su cabello peinado de lado, miro a la reina parecía aliviada pero molesta por la hora, bajo la mirada en forma de disculpa pues no tenía justificacion por la demora era su culpa se sobrepasó con la dosis del sedante que le inyecto al príncipe y fue difícil despertarlo, pero cuando por fin lo logro, tuvo con lidiar para vestirlo y al final tuvieron una breve pelea en la que por supuesto salio Victorioso.
-Bien, terminemos- Dijo Xanto estando del lado del novia miro al arsobispo, quien le tiraba una mirada de desaprobación.
-Estamos aquí...- Comenzó el arsobispo con la misa de tradición.
Melody tenía deseos de lanzarse contra aquel príncipe y asesinarlo primero por haberla hecho esperar casi dos horas y segunda por haber llegado cuando pensaba irse del lugar.
Cuando llegó el momento de intercambiar votos ambos se miraron por primera vez, ambos se miraron a los ojos, por unos segundos pareció que el tiempo se detuvo para ambos, sintieron una punzada en sus corazones, como si ellos se conocieran de años, Xanto tomo la mano de la chica y puso la sortija donde correspondía, no apartaba sus ojos de ella y ella hacia lo mismo, sus mejillas se sonrojaron más de lo que ya estaban, coloco la sortija a Xanto y como si estuvieran casi obligados se pusieron de frente al arsobispo, pero sus miradas seguían sin moverse seguían mirandose sin parpadear y parecían no poner atención a las palabras del arsobispo. Hasta que carraspeo para que ambos lo mirarán, Xanto noto que no había soltado la mano de la rubia y rápidamente lo hizo y miro hacia su compañero quien soltaba una sonrisa de medio lado por lo que acababa de presenciar, eso hizo que Xanto se molestará y una vez dada terminada la ceremonia se dio la vuelta y comenzó a caminar dejando a la novia nuevamente sola en el altar.
-Malnacido rufián- Soltó la reina entre dientes por la actitud de su hijo, el rey solo soltó un pesado suspiro y esta vez no pensaba dejar que su hijo se saliera con la suya y pensaba reprenderlo enfrente de todos y que pasara vergüenza está vez en lugar de la bella rubia.
Xanto sintió un leve golpe en su cabeza y detuvo su caminar se dio la vuelta y miro que lo habia golpeado pero nadie estaba cerca de él su padre estaba alejado de él pero dedujo que el pensaba reprenderlo pero alguien se le adelantó, miro a Scott quien con la mirada señalo al suelo, él miro lo que que veía Scott y era el ramo de rosas que había estado en manos de su ahora esposa, levanto la mirada y ella mantenía su mirada firme a él y sus manos en su cintura.
-Lo siento, pensé que ya era hora de lanzar el ramo- Soltó sarcásticamente enarcando una ceja.
Xanto la miro asombrado en lugar de furioso parecía divertido al ver qué su esposa tenía carácter para enfrentarlo frente a todos.
Melody miro como el príncipe pasaba su mano sobre su barbilla y no dejaba de mirar el ramo, luego la miro a ella y sonrió de medio lado sintió una leve punzada al ver aquella tentadora sonrisa, él comenzó a acercarse a ella a paso rápido quien al notarlo ya estaba a un paso de ella retrocedió un paso pero el dio otro y pasó su mano alrededor de su cintura y la atrajo hacia él, ella por instinto puso sus manos sobre el bien formado torso del príncipe y mantenía su mirada firme a la de él, comenzó a inclinarse hasta dejar sus labios muy cerca a los de ella, Melody quiso retroceder pero no pudo safarse del fuerte agarre, Xanto sostuvo la barbilla de la joven y sintió la agitada respiración de la rubia se acercó más hasta unir sus labios a los de ella, aquel beso sello aquella ceremonia, se escuchó un grito ahogado era proveniente de Dalia quien no soportaba lo que veian sus ojos, pero este fue interrumpido por el fuerte aplauso de la reina quien rápidamente fue seguida por el resto de los invitados.
-Tu- Soltó Melody con las mejillas más rojas que un tomate.
-Lo siento, Casi olvidó el beso- Sonrió de medio lado, aquellos ojos escarlata brillaban intensamente.
-Que hermoso- Soltó la reina tomando del brazo a su esposo quien la miro sorprendido. -Oh vamos, encontro la horma de su zapato- Rió divertida, sabía que aquellos dos hacían una pareja perfecta pero solo ella lo podia notar.
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