Me dirigía a la empresa ya que mi Jefe había solicitado que todos sus empleados estén presentes. Al fin hoy nos dirá quiénes tienen y quiénes no tienen esas vacaciones soñadas.
Al llegar, entré primero en mi oficina para dejar todo el trabajo que hice en casa y luego de acomodar mi vestuario me dirigí a la sala de reuniones.
...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...
¿Qué? ¿Cómo era posible? ¡Puse todo mi empeño! ¡Arme y desarme una y mil veces todo mi trabajo logrando que de los mejores frutos y sin embargo..!
—¡Yo no merezco este trato, señor Williams! Di todo de mí trabajando duro cada día y usted...
—Johan, no es que te estoy privando de tus vacaciones. Y créeme que sé todo el esfuerzo diario que haces —suspira —Pero en esta ocasión, necesitaré que venga conmigo.
—Yo no soy su asistente personal, señor Williams. Solo soy la diseñadora en jefe.
—Por eso mismo es que necesito que seas tú quien me acompañe —respondió sosteniendome la mirada, aunque me negaba una y otra vez a aceptar —Escuche. La empresa a la cual le presentaremos lo nuevo quiere ver exclusivamente a la diseñadora de dicho trabajo.
—¿Y que gano con eso? —pregunté.
—Aumentaría tu sueldo y te daría las vacaciones al volver —respondió con una suave sonrisa, provocando que mirara en otra dirección.
—Jefe, si usted está dispuesto, yo puedo ir en lugar de Johan y hacerme pasar por ella —intervino una de mis compañeras mientras se sonrojaba. Era una de las tantas enamoradas del jefe.
—Ellos saben quién es la diseñadora de la empresa. La han visto en muchas portadas de revistas presentando los nuevos trabajos y por ello es que quieren verla —respondió pacientemente el señor Lee.
—¿Aunque sea me dará derecho de consultarlo con la almohada? —pregunté por lo que él asiente —Bien, mañana a primera hora le traeré una respuesta.
No esperé más y salí de allí echa una furia. Aunque no sea mala idea conocer Tokio, me parecía absurdo que necesiten de mi presencia solo para asegurar las prendas confeccionadas aquí.
¡Hay Jey! ¿cómo se supone que te diré esto a ti?
......................
Al regresar a casa, tomé una fuerte bocanada de aire. Pues sabía que mi mejor amigo se molestaría en cuanto le dijera sobre los planes que mi jefe tiene para estas vacaciones.
Caminé arrastrando los pies en dirección a su habitación y cuando estaba por golpear la puerta...
- ¡Oh Jey! sigue cariño... No pares..
Era una mujer. Era esa mujer gimiendo ante el placer recibido por un hombre, por ese hombre que amaba con todas las fuerzas de mi corazón.
Corrí a la puerta de mi habitación y la cerré de un fuerte portazo para luego echarme a llorar. No deseaba seguir oyendo eso, no soporto la idea de que él esté con otra mujer mientras yo sigo como una tonta amándolo.
¡Tomé la decisión! Por mucho que duela, será lo mejor.
^^^msj:^^^
^^^Jefe, estaré encantada de acompañarlo a Tokio. Cuanto antes nos vayamos, será mucho mejor.√√^^^
Los días de trabajo iban en aumento.
La empresa que me contrató no a parado ni siquiera en vacaciones y me temo que si seguimos a este ritmo, algunos de los empleados renunciaran.
Por ser sábado, me encontraba trabajando en casa. Adelantando un poco de todo lo que veníamos viendo y quizás proponerme a confeccionar algo mejor.
—¡Hola, preciosa cachorrita! —escuché gritar a Jey. por lo cual solo levanté mi mirada para regalarle una sonrisa y seguir con mi trabajo —¿Aún sigues trabajando en ese proyecto?
—Si, Jey. Debemos terminarlo pronto o esta vez tampoco obtendremos vacaciones —respondí, sintiéndolo sentarse a mi lado y como de costumbre, disfrutaba de algún alimento.
—Creo que tu jefe es un abusivo. No puede privar a sus empleados de sus merecidas vacaciones —contestó molesto, mientras a mi se me escapaba una leve carcajada.
—Claro que puede hacerlo, ya que así lo hizo en las anteriores. Aunque corrigiendo tus palabras, yo diría que "no debería hacerlo" —respondí entre risas, volteandome a él y carcajearme al verlo observarme con sus ojos entrecerrados.
—Es la misma cosa. Tú sabes bien a lo que me refiero y deberían demandarlo por aprovechado —refutó, dirigiendo su mirada en otra dirección.
—Concuerdo contigo. Es una lástima que sea tan guapo —dije suspirando —porque creo que su belleza es el motivo por el cual mis compañeras no quieren demandarlo.
—¿Y qué hay de ti? jamás dejaste de ser correcta solo por una cara bonita.
—Jey, si yo hiciera eso tendría a toda la empresa en mi contra y no sería algo bueno, ya que necesito mi empleo —respondí levantando mis hombros.
—Eres una buena diseñadora. No veo la necesidad de estar trabajando para ese tipo tan corrupto y explotador —solo le dedique una corta mirada y seguí con mi trabajo —Bien. Solo espero que no vengas después con un "Jey, estoy muy cansada ¿podrías cocinar tú?" —Imitó mi voz —Por que definitivamente, Jey no estará allí.
—Jajajaja de acuerdo.Tendré que recurrir a mi apuesto jefe y preguntarle si podría cocinarme entonces.
—¡Ja! Si vas a referirte de esa manera, al menos llévate un buen conjunto de lencería. Por que si es así de explotador , me imagino lo que te propondrá si le vas con un "cociname " —agregó molesto, levantándose del sofá y dirigiéndose a la cocina —Yo prepararé la cena, no necesitas a ese jefecito tuyo.
Me fue inevitable no reír ante el enfado de Jey, definitivamente él es un gran amigo. Uno del cual siento que estoy locamente enamorada.
—¡Oye! ¿Qué hay de tu novia? —indagué, girando la mirada en dirección a la puerta de la cocina.
—¿Qué hay con qué? —preguntó asomándose mientras secaba sus manos.
—Pues es raro que un sábado en la noche estés aquí. siempre estas con ella y más aún los fines de semana.
—La verdad es que ya extrañaba pasar un poco de tiempo con mi mejor amiga y también por otro lado... las cosas entre ella y yo se han complicado un poco.
—¿Quieres hablar de eso? —pregunté preocupada y él negó rápidamente —¿Qué puedo hacer por ti, Jey?
—Ven a cocinar conmigo, como antes. Sólo un momento de esos podrían hacerme olvidar hasta de mi nombre —sonrío ante sus palabras y dejo mi portátil a un lado para correr en su dirección y abrazarlo mientras nos dijimos a la cocina.
Los momentos a tu lado también me hacen olvidar hasta de que te amo.
Un nuevo día comenzaba y junto a el la triste agonía de tener que seguir ocultando. Seguir guardando todo esto que siento por él.
¿Como podría simplemente decirle que lo amo?
¿cómo podría siquiera considerarlo? Es mi mejor amigo y no quiero perder su amistad, pese a todo lo que mi corazón me quiera obligar a gritar.
Mi nombre es Jonson Johan y creo que me enamoré de la persona que jamás esperé hacerlo. Mi mejor amigo, Jey.
Todo comenzó hace algo de diez años, cuando corría de prisa rumbo a mi primera clase de preparatoria.
......................
—¡No puede ser! ¡Mi primer día y llegaré tarde!
Corría tan desesperada que no tomé en consideración el color que se cambió en el semáforo.
—¡Oye! —gritó alguien. Dejándome sentir como me jalaban de un brazo y mi rostro daba contra el torso de una persona —Debes tener cuidado y prestar atención antes de cruzar.
Sin importar cuántos cuchicheos había a mi alrededor, levante mi mirada a él y pude contemplarlo. Un hermoso hombre con ojos rasgados, de un color negro que me veía con intensidad. Su piel era de un suave blanco y su cabello tan oscuro como la noche. Ni hablar de esa hermosa sonrisa que traía al seguro pensar en lo tonta que me veía ahora mismo.
...----------------...
¿Como podría simplemente no amarlo?
Salvó mi vida, me ofreció su amistad y se convirtió en mi blanco perfecto.
Lo que aún no tengo seguro, es como haré para pedirle que no se case con Yuli. Pues él dice estar enamorado de ella, aunque la mujer me parezca una mala persona.
Mi Jey, si solo supieras cuanto te amo.
Domingo.
Pensé que quizás este día podría disfrutarlo o simplemente descansar, pero la verdad es que eso fue y es imposible. Para hacerlo tendría que entregarle todo mi buen trabajo al jefe, rogar por que le gusten mis bocetos y al fin decida darme las merecidas vacaciones que anhelo.
Estábamos a finales de un nuevo año y para ser sincera, no tenía mucho que hacer más que lamentarme por no poder disfrutar de la celebración que se da en noche buena y año nuevo con mi madre. Pues su esposo nunca ¡Jamás! me agradó ni me agradará.
—¿Aún sigues con ese trabajo? —preguntó Jey, mientras salía de la habitación. Lo sé debido a que la casa era pequeña. Sólo contaba con dos habitaciones, las cuales estaban a sólo unos pasos de la sala en la cual yo me encontraba, luego estaba la cocina-comedor y un baño.
—Tengo que entregar el trabajo a primera hora mañana. Pero creo que debo de agradecer a Williams por enviarme trabajo, pues solo de esta manera puedo distraerme de mis problemas personales —respondí, sin quitar mi mirada de la portátil.
—Williams —repitió con una falsa risa que se podría escuchar a diez cuadras —su nombre le sienta bien para ser un tirano abusador —me límite a responderle y seguí trabajando. No podía enfadarme con mi jefe por esto, el sabía por que razón debemos tener preparado todo para antes de principios de año y la verdad, no podría objetar por más que quisiera. Él es mi jefe y debo obedecer así no esté de acuerdo con sus decisiones —¿De que problemas personales hablas? —preguntó, luego de un largo silencio —¿Tiene que ver con tu madre o el imbécil de tu padrastro?
—Nada de eso —respondí mientras dejaba de teclear y pensaba justamente en ello. Llevo tiempo sin hablar con mi madre o si quiera saber si el imbécil de mi padrastro volvió a golpearla —son otra clase de problemas y la verdad, no tiene caso hablar de eso contigo. Siempre te molestas cuando te comento algo que tiende a preocuparte.
—Con más razón deberías contarme, Johan. Somos mejores amigos ¿O no? —la verdad es que no tenía nada de malo la palabra "mejores amigos", pero siempre que salía de su boca ¡Dios! dolía jodidamente.
—Somos mejores amigos, no una pareja. Por esa razón creo que es adecuado mantener algunas cosas solo para mi —respondí, sonriendo al ver que por fin había logrado terminar con mi trabajo.
Luego de estirarme para poder descontracturar todo mi cuerpo y permitirle a mis músculos adaptarse nuevamente a mi forma recta, volteo encontrando a Jey recargado sobre la puerta con una mochila colgada a su hombro derecho.
—¿Estás por salir? —pregunté, mientras seguía estirando mis brazos y lo veía sonreír hermosamente. ("su sonrisa es y siempre será hermosa.")
—Decidí pasar el domingo con Yuli —contestó y me vi obligada a sonreír, aunque más que una sonrisa parecía una mueca.
—Dijiste que querías tomarte el fin de semana para pasarlo con tu mejor amiga —comenté mientras fingía tristeza, aunque no era tan fingida para mí.
—Esa era la idea. Pero mi mejor amiga se a pasado sábado y domingo trabajando y la verdad es que mirarte solo hace que me aburra.
—Pero ya terminé —respondí, señalando mi pequeño escritorio.
—No sabía que lo harías tan pronto y para ser sincero no puedo cancelarle a Yuli. Ya le dije que iba de salida para su casa —contestó fingiendo tristeza, para luego reír y caminar a mí —.Prometo compensar esto en vacaciones, ahora realmente me urge estar con mi novia —añadió mientras ponía una cara de pervertido que te daba a entender a qué se refería. —volveré mañana —dicho esto, dejó un beso en mi frente y se apresuró a marcharse.
¡ME DUELE EL CORAZON!
Decidida a dejar mi depresión a un lado, caminé a mi habitación, me di un baño rápido y decidí salir a dar un paseo.
Eso es incluso mucho mejor que estar encerrada lamentando el amor que siento por mi mejor amigo, quien solo me ve como eso.
Me senté frente a una pareja que jugaba con sus dos pequeños y sonreí, por momentos creí que esos podríamos ser Jey y yo, solo por un momento lo creí, hasta que volví a recordar que dentro de muy poco él dejaría de vivir bajo mi mismo techo para compartir su vida con su futura esposa.
Suspiré pesadamente y sacudí mi cabeza para luego voltear mi mirada a otro lugar.
Mi móvil sonó dándome un motivo para encontrar en que distraerme.
^^^Karen:^^^
^^^¿Te apetecería decirme donde estás? hay un asunto muy urgente que debo discutir contigo.^^^
Karen era una de mis compañeras de trabajo, ella estaba loca he incondicionalmente enamorada de Williams, nuestro jefe.
No comprendía a que venía su repentino mensaje, pero inmediatamente le envié mi ubicación esperando a que no vuelva a torturarme con sus sueños perversos, en los cuales ella y mi jefe aparecen casados y disfrutando de una luna de miel que no quiero ni imaginar.
- ¡Aquí estás por fin! - dijo luego de acercarse a mi y sentarse a mi lado.
- Realmente me asombró ver tu mensaje y más aún la rapidez con la que llegaste aquí. - respondí riendo.
- Ahora entiendo por que solo te llevas conmigo en la empresa, pues para ser una mujer sociable ni siquiera sabes la dirección de tus compañeros.
- ¿De que hablas? ¿Para que quisiera yo saber donde viven mis compañeros? - pregunté, mientras sonreía y negaba.
- En primera, hablo de que vivo justo enfrente de éste parque. - respondió, mientras señalaba detrás de ella. - Y segundo, uno nunca sabe cuando podría necesitar un favor.
- Ya, de acuerdo. Prometo que tomaré más importancia contigo la próxima vez y para que conste, no soy la sociable, solo soy una persona que le gusta hablar de más sin siquiera querer entablar una amistad. - respondí, para luego suspirar. - Al punto, ¿que es eso de lo que querías hablar con suma urgencia?
- De nuestro jefe. - respondió y rode mis ojos. - No lo digo por el interés que tengo en él. - agregó con su ceño fruncido. - Sabes que soy su secretaria y conozco cada paso que él dará incluso antes de que lo haga.
- ¿Y eso me interesa porque..? - pregunté, mientras movía mi mano para que continuara.
- Johan, él jefe ha decidido otorgarle las vacaciones a todos sus empleados pese a que su trabajo a presentar no esté como él quiere. - respondió y frunci mi ceño. ¡Mendigo hijo de fruta! ¿¡Acaso e perdido todo mi fin de semana en vano!? - Pero pese a eso, uno de todos sus empleados deberá de acompañarlo en un viaje importante a Tokio, lo cual cabe aclarar que ése alguien se perderá de sus vacaciones y sin ir más lejos, tendrá que convivir con el jefe justo para las importantes fechas. - ¡DIOS! ¡SI ESTÁS ESCUCHANDO LA SÚPLICA DE ÉSTA POBRE MUJER, POR FAVOR, NO PERMITAS QUE ÉSE ACOMPAÑANTE SEA YO!
- ¿Y quien irá en su compañía?
- Eso es lo que no sé Johan, solo el jefe lo sabe y será él quien lo diga mañana en la reunión cuando entreguemos nuestro trabajo.
Si de verdad la justicia divina existe, que impida que sea la seleccionada.
Quizás parezca que mi jefe es un tirano de lo peor que trata mal a sus empleados, pero lo cierto es que no, pese a mis comentarios sobre él, es un hombre amable, aparte de joven y apuesto.
Todas en la empresa morían por caer rendidas en sus brazos y de todas ellas, era la única que se resistía a la tentación. ¿Porque? bueno, para ser clara, pese a su metro noventa y su atractivo cuerpo; que lo hacía lucir como un playboy soñado por cualquier adolescente, y sus atractivos ojitos rasgados que lo hacían lucir como un chico malo, mi corazón estaba siendo ocupado por un hombre que no me daba ni la hora pero que aún así, hacía que mi mente se enfoque solo en él al momento de pensar en un hombre.
Por ello, sólo quiero quedarme aquí, pasar si quiera una sola fiesta con Jey.
Download MangaToon APP on App Store and Google Play