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Recuerdos De Mi Futuro

Revivir

La tarde caia lenta sobre el campo, el humo y la sangre se mezclaban en el aire como si el cielo mismo llorara con ellos..

al centro del desastre, entre cuerpos y lanzas rotas, estaba Alexandra Aragon, la gran general del reino Aragon, sin magia, una mujer de cabello largo castaño oscuro, la piel clara marcada por el sol de las campañas, ojos azules que alguna vez habian hecho temblar a los soldados solo con una mirada, tenia 25 años pero el peso de mil batallas la hacia parecer mayor, su armadura estaba rota en el costado, la sangre manaba lenta, tibia, manchando la tierra

[maldita sea... por que no pedi ayuda...]

un soldado joven cayo a su lado, con los ojos aun abiertos, como si esperara una orden que ya no llegaría..

—mi general... retroceda... aun puede salvarse... —dijo antes de exhalar su ultimo suspiro

Alexandra cerro los ojos con fuerza, las lagrimas corrian por su rostro manchado de polvo..

Alexandra: no... no queda nada que salvar...

se escuchaban los gritos a lo lejos, el enemigo ya los rodeaba, el estandarte del reino de Aragon yacia caido en el barro, roto

[si tan solo... hubiera aceptado su ayuda... podría haber rogado o esperar refuerzos]

su orgullo la habia traicionado..

trato de incorporarse, apoyandose en su espada, pero el cuerpo no respondia, la herida era profunda..

Alexandra: no lloren por mi... morimos luchando... por el reino...

uno de ellos, un viejo compañero de batallas, se arrastro hasta ella..

— general... fue un honor...

Alexandra: calla idiota... el honor no sirve de nada cuando todo se pierde...

el cielo se torno rojo, como si el sol mismo ardiera de rabia, y el viento levanto el estandarte caido, dejandolo ondear una ultima vez..

Alexandra: padre... madre... lo siento...

la espada se le resbalo de la mano, el sonido metalico retumbo entre los ecos de la guerra

Alexandra: al menos... morire... siendo quien soy...

 mientras una lagrima se perdia en la tierra manchada de sangre..

el frio se le metia por las heridas abiertas, el ruido de la batalla se iba apagando como si el mundo se alejara de a poco, apenas respiraba, la sangre tibia le empapaba el pecho y el barro le cubria las manos

cerro los ojos, y entonces los recuerdos llegaron como cuchillos

[yo... siempre tuve que hacerlo sola... ]

recordo cuando era niña, cuando su padre le gritaba a los soldados que no lloraran, que no pidieran ayuda.. para terminar la tarea, y ella se lo creyó, se lo grabo en el alma

—no necesito a nadie... puedo hacerlo sola —se escucho a si misma diciendo en mil momentos—

la primera batalla ganada, el consejo del reino que la aplaudia, y ella alzando la espada, mirando a todos con esa sonrisa fria de quien no quiere mostrar debilidad

—tonta... —murmuro mientras una lagrima le caia por la mejilla— tanta fuerza... para terminar sola...

recordo cuando su segundo al mando le ofrecio apoyo y ella lo rechazo

recordo cuando los estrategas insistieron en esperar refuerzos y ella, con el orgullo ardiendo, respondio:

—no necesito ni un soldado mas, con los mios basta

y ahora los suyos yacian muertos a su alrededor, hombres y mujeres que confiaron en ella, que la siguieron hasta el fin

—por que fui tan ciega... —lloro con los dientes apretados— por que tuve que demostrar que era fuerte...

el viento le movio el cabello, mezclandolo con la sangre seca

los sonidos se apagaban, solo quedaba el eco de su llanto

—si tan solo... hubiera pedido ayuda... —susurro— no estaria mirando morir a los que creyeron en mi...

su respiracion se hizo corta, el dolor se volvia lejano, y aun asi las lagrimas seguian cayendo

—fui... una tonta orgullosa... —dijo apenas audible—

en su mente vio los rostros de sus soldados riendo, de los amigos que habia perdido, del consejero que le habia advertido

—perdonenme... —sus labios apenas se movieron—

un ultimo suspiro, un sollozo ahogado, y la gran general Alexandra Aragon, la mujer que quiso cargar el mundo sola, murio llorando, comprendiendo demasiado tarde que su fuerza habia sido su condena.

el silencio era tan grande que hasta su respiracion sonaba ajena, miraba a su alrededor, no habia nada, ni luz ni oscuridad completa, solo un vacio sin principio ni fin

—donde estoy... —murmuro, su voz se perdia como si el aire no existiera

no sentia el peso de la armadura, ni el frio de la muerte, ni el ardor de las heridas que antes la consumian, solo un cansancio profundo, un sueño sin fin

no sabia cuanto tiempo paso ahi, podia haber sido un segundo o mil años, todo era igual

hasta que, de pronto, algo cambio

un sonido leve, un latido, una brisa tibia...

abrió los ojos y el techo familiar apareció sobre ella, las cortinas viejas moviendose con el viento, el olor del incienso del castillo...

—no... no puede ser... —dijo incorporandose de golpe, jadeando— esto... esto es mi habitacion...

sus manos estaban limpias, sin sangre, sin cicatrices, el espejo frente a la cama mostraba su rostro joven, sin las marcas de la guerra

se levanto tambaleando, toco la pared, el suelo, las sabanas, todo era real, solido

—esto no tiene sentido... —susurro mirando sus manos— yo... mori...

salio corriendo al pasillo, las criadas la saludaban, los soldados hacian guardia, nadie parecia haber notado nada extraño

un soldado joven la miro sorprendido— general? que hace despierta tan temprano?

ella lo quedo mirando con los ojos muy abiertos, ese soldado... habia muerto protegiendola

—tu... estas vivo... —balbuceo

—vivo? claro que si, por que no habria de estarlo? —respondio el soldado riendose

alexandra sintio que el corazon le latia con fuerza, la mente le giraba

—entonces... volvi... —dijo en voz baja, apenas creyendolo— antes de la guerra... antes de todo...

se acerco a la ventana, el amanecer bañaba las torres del castillo con una luz dorada, el estandarte del reino ondeaba firme

y por primera vez en mucho tiempo, lloro sin miedo, no de dolor sino de algo que parecia esperanza

—entonces... que empiece de nuevo... —dijo con una sonrisa temblorosa, mientras el sol se alzaba sobre el reino que aun vivia.

Alastair Aragon

Lo primero que hizo Alexandra fue correr al cementerio del castillo, el aire olia a mar y a sal, las gaviotas gritaban a lo lejos, y ella camino entre las tumbas hasta llegar a las de sus padres..

Alexandra: madre... padre... estoy aqui... otra vez... no se como ni por que, pero juro que esta vez no fallare..

el viento movia su cabello, y por un momento creyó sentir una caricia leve, como si ellos la escucharan desde algun lugar

despues de un rato se levanto, se limpio las lagrimas con el dorso de la mano y tomo su caballo, debia ver a su primo Alastair Aragon, el rey

Aragon era un pequeño reino insular, rodeado de acantilados y campos verdes, famoso por sus pescados, panes dulces y vinos de especias, la gente era alegre, sencilla, trabajadora, pero vivian bajo la sombra del imperio de oro, una isla gigantesca que dominaba el comercio y la guerra..

el imperio de oro tenia lo que aragon no: magia

sus emperadores, principes y nobles podian controlar fuego, agua, viento o varios elementos..

mientras que Aragon solo tenia su orgullo, su historia y sus soldados

cuando Alexandra llego al castillo, los guardias casi no la reconocieron, hacia meses que no lo visitaba..

Alexandra: quiero ver al rey..

al entrar al salon del trono, vio a su primo Alastair, joven aun, con el cabello dorado y los ojos del mismo azul que los suyos, sentado revisando pergaminos

Rey: prima alexandra? que sorpresa, pense que estabas entrenando..

ella no dijo nada, solo camino rapido hacia el y lo abrazo con fuerza, un gesto que jamas antes habia tenido..

el rey se quedo rigido, sin entender

Rey: que pasa? estas bien?

ella escondio el rostro en su hombro, conteniendo las lagrimas..

Alexandra: te extrañe...

Rey: esto si que es raro... la general fria abrazando a alguien?

Alexandra se separo un poco, mirandolo a los ojos— prometeme algo alastair... si alguna vez el reino de Deira se vuelve contra nosotros... no confies en sus promesas...

Rey: por que me dices eso?

ella bajo la mirada, sabiendo que no podia explicarle que venia del futuro

Alexandra: solo... hazlo por mi...

Rey: esta bien, lo prometo

Alexandra sonrio apenas, aunque por dentro su corazon temblaba

[esta vez... protegeré a Aragon, aunque tenga que enfrentar al destino mismo.]

Alexandra camino por el palacio real, subio a la torre mas alta para contemplar su reino.. el cual será atacado en unos años mas, por la ambición del reino de Deira..

el reino de Deira… solo escuchar ese nombre le hacia apretar los dientes, fue ese reino el que los habia traicionado, los mismos que habian jurado amistad eterna..

[¡malditos]

Aragon habia sido terco, orgulloso, se nego a aceptar la proteccion del imperio de oro.. cuando aun era tiempo, querian demostrar que podian mantenerse solos, que no necesitaban magia ni alianzas..

—y por mi culpa… —murmuro Alexandra caminando por los jardines del castillo— todo acabo en cenizas

miraba el horizonte, el mar que separaba su isla del gran imperio relucia bajo el sol, parecia tan cerca, pero a la vez tan imposible de alcanzar

—no cometere el mismo error —dijo con decision, apretando el puño— si tengo que arrodillarme lo hare, pero esta vez Aragon sobrevivira

recordo las reuniones del pasado, los embajadores del imperio ofreciendo proteccion, advertencias sobre Deira y su ambicion, y ella, altiva, rechazandolos todos

—vayanse —habia dicho en aquel entonces— Aragon no necesita caridad

ahora esa frase le sabia amarga..

—tengo que cambiar eso —susurro mirando el cielo— antes que Deira pueda traicionarnos otra vez..

sus criados la miraban extrañados, nunca antes habian visto a la general hablar sola, ni con esa mirada tan seria

Alexandra: preparen un barco.. partiremos al amanecer hacia el imperio de oro

—al imperio? —repitio el soldado sorprendido— pero… mi señora, nunca quiso tratar con ellos

Alexandra: entonces esta vez lo haremos o moriremos intentándolo..

el viento soplo fuerte, levantando su capa azul, y Alexandra Aragon, la mujer que habia muerto una vez por su orgullo, empezo a caminar hacia el puerto con el corazon lleno de una nueva determinacion

[esta vez… no perdere mi reino.]

cuando Alastair se entero de que su prima pensaba viajar al imperio de oro casi se atraganta con el vino, dejo el pergamino que estaba leyendo y la miro con los ojos muy abiertos

Rey: vas a donde?? Alexandra eso es una locura, hace años que ningun representante de Aragon pisa esas tierras..

ella se mantuvo tranquila, con las manos cruzadas detras de la espalda

Alexandra: es hora de que el reino de Aragon refuerce alianzas, si seguimos encerrados en nuestro orgullo terminaremos solos otra vez

Alastair la miro unos segundos sin hablar, luego sonrio con un gesto entre sorpresa y admiracion

Rey: hablas igual que el abuelo... el gran general Aragon.. el tambien creia que el honor se defendia con acciones, no solo con palabras..

ella bajo la mirada, recordando los retratos antiguos en el salon, aquel hombre de mirada dura y postura firme que todos temian y respetaban.. pero que con su familia era tierno y comprensivo..

Alexandra: no se si soy como el.. pero quiero que Aragon tenga un futuro, no una tumba

el rey la observo en silencio, luego dio un pequeño paso hacia ella y sonrio con ternura..

Rey: no... ahora que te veo asi, tan decidida, tan viva... me recuerdas mas a la abuela Anastasia.. ella era la que lograba convencer al abuelo cuando nadie mas podia

Alexandra: eso suena a que puedo ser muy molesta

Rey: no molesta, terca.. igual que ella, pero extremadamente inteligente..

ella se acerco y lo abrazo otra vez, algo que ya empezaba a volverse costumbre

Alexandra: entonces deseame suerte, primo.. ire al imperio de oro e intentare una alianza..

Rey: si alguien puede hacerlo, eres tu.. pero prométeme que volveras

Alexandra: lo prometo, y cuando vuelva... Aragon sera mas fuerte que nunca.

y asi, mientras el sol caia sobre las torres del castillo, la general Aragon empezaba a escribir un nuevo destino, uno donde el orgullo no seria su condena, sino la fuerza que guiaria su redencion.

...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...

La historia de amor de los abuelos de Alexandra y Alastair se llama "Anastasia y el Gran General"

Viaje

El mar se extendia infinito frente a ella, el viento golpeaba fuerte las velas del barco y el olor a sal llenaba el aire, Alexandra se apoyaba en la baranda, mirando las olas romperse contra el casco..

su mente era un torbellino de pensamientos, no entendia porque el destino le habia dado una segunda oportunidad, no sabia si era un castigo o un regalo

[por que yo... por que volver... despues de todo lo que hice mal...]

recordaba los rostros de sus soldados, los gritos, la sangre, la derrota, el fuego devorando su hogar, y se le cerraba la garganta..

una lagrima cayo, pero el viento se la llevo antes de tocar su rostro..

[no otra vez... esta vez nadie morira por mis errores]

se giro y miro a la tripulacion, hombres jovenes, llenos de vida, sin saber que el futuro podia arrebatarles todo en un segundo..

[si tengo que arrodillarme ante el emperador lo hare.. si tengo que tragarme el orgullo tambien, pero Aragon vivira]

el capitan del barco se acerco..

- mi señora, todo esta en orden, el viento nos es favorable, llegaremos al imperio en tres dias

Alexandra: bien, que nadie baje la guardia

—si, general —respondio el hombre inclinando la cabeza

cuando el capitan se alejo, Alexandra cerro los ojos un momento, respirando profundo, dejando que el ruido del mar llenara su mente..

[no se cuanto tiempo tengo... ni cuantas cosas cambiaran por lo que haga... pero no importa, lo intentare, aunque el mundo entero se me ponga en contra]

dos dias despues el mar estaba tranquilo, el sol apenas comenzaba a salir y el barco se mecia suave entre las olas, Alexandra dormia en su pequeña cabina, por primera vez en mucho tiempo sin pesadillas, hasta que unos golpes desesperados en la puerta la despertaron

—mi señora, despierte! —gritaba una voz al otro lado— un barco imperial se acerca rapido!

ella abrio los ojos de golpe, se incorporo enseguida, tomo su espada y salio al pasillo aun descalza

Alexandra: cuantos son? —pregunto mientras subia a cubierta

—solo uno, pero es enorme, lleva el emblema dorado del emperador —respondio el capitan con el rostro palido— no creo que sean comerciantes..

al salir al aire libre, Alexandra vio la figura colosal del barco imperial, con velas negras y doradas, y los estandartes del imperio de oro ondeando con el sol, el barco era al menos tres veces mas grande que el suyo..

—ya nos vieron —dijo uno de los marineros con miedo— que hacemos general?

Alexandra miro hacia el horizonte, el viento movia su cabello y el sonido de los tambores imperiales resonaba en la distancia.. sabia que esto podia pasar, el imperio custodiaba sus costas con sus mejores guerreros.. los cuatro jinetes del imperio, guardianes del mar, magos y estrategas temidos en todas las costas..

Alexandra: tranquilos.. venimos como enemigos

camino hacia el mastil y señalo a los hombres de guardia— suban la bandera del reino de Aragon y una bandera blanca, que vean que venimos en paz..

—en paz? —repitio el capitan con duda— ellos no confian en nadie

Alexandra: entonces aprenderan a confiar en mi.. no dispare nadie, ni un arco, ni una lanza

los marineros se miraron entre si, asustados, pero obedecieron, y pronto el viento desplego las dos telas.. una con el emblema azul y plata de Aragon, y otra completamente blanca, moviendose junto a ella..

el barco imperial se acercaba cada vez mas, su sombra cubria el mar, y se podia ver a los soldados con armaduras doradas y lanzas de energia magica apuntando hacia ellos

Alexandra se mantuvo firme, con la mirada fija al frente..

[si los jinetes vienen.. tendre que convencerlos antes de que decidan hundirnos]

una hora despues el barco imperial se acerco tanto que las olas casi hacian chocar ambos cascos, el sonido de las cadenas y los tambores se mezclaba con el silbido del viento, todos los hombres de Alexandra estaban tensos, esperando una orden

de pronto, sin aviso, una figura salto desde la cubierta imperial hasta la suya, cayendo con fuerza sobre la madera del barco de Aragon, el impacto hizo crujir el suelo y varios marineros retrocedieron instintivamente..

el hombre se enderezo lentamente, y el silencio fue total..

era alto, de hombros anchos, el pecho cubierto con una armadura negra con grabados dorados, el cabello corto, oscuro como la noche, y unos ojos negros que parecian vacios, sin compasion, sin luz. una cicatriz cruzaba su mejilla izquierda, y su mano descansaba sobre la empuñadura de su espada, lista para desenvainar en cualquier momento--

uno de los marineros trago saliva y susurro temblando

— general... ese es... ese es el Duque Caleb Fairfax...

Alexandra: quien?

—el peor de los cuatro jinetes del imperio... mata antes de hablar, dicen que su magia puede tragarse la luz misma...

Caleb avanzo un paso, su presencia bastaba para que el aire se volviera pesado, parecia que el sol se escondia detras de las nubes solo por su sombra

Duque: quien es el comandante de esta embarcación.. tienen diez segundos para responder antes de que hunda este barco..

Alexandra dio un paso al frente sin dudar, su capa se movio con el viento

Alexandra: yo soy, Alexandra Aragon, general del reino de Aragon

el hombre la observo en silencio unos segundos, luego ladeo la cabeza apenas

Duque: una mujer...

Alexandra: una mujer que viene en paz, con bandera blanca, buscando audiencia con el emperador

Duque: paz... el reino de Aragon no conoce esa palabra, ustedes solo saben del orgullo..

Alexandra: quizas antes era asi, pero las cosas cambian

Duque:no para mi.. y mucho menos para el imperio

los hombres del barco se tensaron, algunos tomaron sus armas..

Alexandra: bajo las armas, todos

Duque: tienes valor, eso no lo niego... o quizas solo eres otra necia que no sabe cuando rendirse

Alexandra: puede que sea ambas, pero vine a hablar, no a pelear

el viento soplo fuerte, moviendo las banderas, y por un instante Caleb Fairfax parecio dudar, aunque su rostro seguia tan frio como el acero..

Duque:veremos si tus palabras valen mas que tu espada, general.. pero si mientes, el mar sera tu tumba.

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