NovelToon NovelToon

Usurpando A Mi Gemela.

La muerte de Carina.

Mi nombre es Camila Olivares y tengo veinte años.

Estudio para ser psicóloga en el extranjero. Mis padres solo tuvieron dos hijas: mi hermana Carina y yo.

Desde pequeña siempre quise ser independiente, o quizá solo deseaba alejarme de ellos. Nunca me sentí libre a su lado; todo lo que hacía parecía estar mal.

Con mis padres hablo solo por compromiso, pero con Carina... con ella todo es distinto. Es mi otra mitad. Mi confidente. Hablamos todos los días, sin falta.

Pero hoy…

Hoy no he recibido su mensaje de buenos días, lleno de emojis, colores y corazones. Ni una llamada. Nada.

Intento convencerme de que está ocupada, quizás emocionada con los preparativos de su boda. En una semana se casará, y últimamente la he escuchando extraña pero debe ser por lo de su boda.

Me alegra por ella.

Encontró al hombre de sus sueños —o eso dice—. Al principio creí que era otro de esos compromisos arreglados por nuestros padres, pero no, esta vez parecía distinto. Su voz cambiaba cada vez que hablaba de él, como si realmente estuviera enamorada.

Sin embargo, a medida que avanza el día, mi inquietud crece. Llamo a casa. Nadie contesta. Vuelvo a intentar. Silencio.

Una sensación extraña me oprime el pecho.

Cuando termino mis clases, me despido rápido de mis compañeras. Camino con prisa hasta donde me estoy quedando, sin apetito, con el estómago hecho un nudo. Los nervios me tienen al borde del llanto.

Pensaba viajar la próxima semana para la boda, pero algo dentro de mí me dice que no debo esperar.

Así que empaco lo poco que tengo y tomo el primer vuelo disponible a casa.

El viaje se me hace eterno.

Cuando por fin aterrizo, la noche ha caído. Tomo un taxi, mirando por la ventana las calles que tantas veces recorrí de niña. Todo se ve igual, pero siento que algo… cambió.

Al llegar, toco la puerta.

Nada.

Vuelvo a tocar, más fuerte.

El silencio me responde.

Pienso que quizá exagero, pero el corazón no me deja tranquila. Saco las llaves que aún conservo y abro.

La casa está a oscuras.

Un silencio pesado me envuelve.

—¿Mamá?... ¿Papá?...Carina —llamo, con la voz temblorosa.

Nadie responde.

Camino despacio, reconociendo cada rincón. Todo está igual, pero vacío.

Y entonces, la puerta principal se abre.

Respiro aliviada, por fin.

Mis padres entran.

Pero cuando me ven... se quedan inmóviles, como si hubieran visto un fantasma.

Mi madre da un paso hacia mí, lleva los ojos hinchados y el rostro pálido.

Me abraza con fuerza, con una desesperación que me asusta.

Siento cómo tiembla.

—Sabía que no podía ser cierto —susurra entre sollozos—. Sabía que estabas bien, Carina.

Me congelo.

—¿Qué? —murmuro, apartándome un poco—. Mamá, soy Camila.

Ella me mira confundida, limpiándose las lágrimas con torpeza.

—No juegues conmigo, por favor. No después de lo que pasó, la discusión de la mañana solo fue.....

Mi corazón late tan fuerte que me duele.

—¿Dónde está Carina? —pregunto, alzando la voz y cortando sus palabras.

Mi madre da un paso atrás, me observa con una mezcla de miedo y negación.

Mira mi maleta en el suelo… y rompe a llorar.

—¿Qué ocurre? —grito, desesperada—. ¡¿Alguien me va a decir qué está pasando?!

Mi padre, más sereno, se acerca despacio. Tiene los ojos rojos, pero su voz es firme, resignada.

—Venimos de la morgue, Camila —dice con un hilo de voz—. Fuimos a reconocer el cuerpo de tu hermana.

Todo se apaga a mi alrededor.

El aire me falta.

El piso parece moverse.

—No... —susurro, tambaleándome hasta apoyarme en las escaleras.

Me dejo caer en el primer peldaño, sin fuerzas.

Las lágrimas no salen. Solo un silencio que me retumba por dentro.

Esto no puede ser real.

No puede ser.

—Es un sueño... —murmuro—. Un maldito sueño del que voy a despertar.

Pero el abrazo roto de mi madre y la mirada vacía de mi padre me confirman lo que no quiero aceptar: Carina está muerta.

Tomar una decisión.

—¿Que fue lo que ocurrió?

Le grito sin poderme contener.

—Tu hermana actuaba rara, distante, tu padre y yo salimos y ella se suponía que estaría probandose el vestido pero nos dijeron que no llego.

—La estuvimos buscando y la encontraron en un lote, ella se colgó de un árbol y nos llamaron para que fuéramos a reconocer su cuerpo.

Dice mi madre apenas terminando de hablar por el llanto.

El celular suena, es el de mi padre.

—Muy buenas noches,vamos llegando a casa, si nosotros lo arreglamos.

Dice terminando la llamada.

—Son los Montenegro.

Dice mi padre y yo me levantó.

—¿Por que no les dijiste lo de Carina?

Ellos se miran como si guardaran un secreto.

—Los Montenegro nos prestaron dinero, todo lo que tenemos es gracias a ellos.

—Asi que la boda era de conveniencia.

—Si, pero Carina se enamoro de verdad de Sebastián, ella lo quería.

—¿Y el?..... ¿Y el la quería?

—No, pero ......

Dice mi padre y solo les doy la espalda decepcionada de ellos.

— Era demasiado bueno que ustedes no intercedieran en sus planes.

—Ella quería esto.

Me dice mi padre y suspiro ya que es cierto yo la oía muy feliz y viendolo así ella me contaba de todo lo que hacía ella no de lo de el.

— Los acompañare a darles la noticia a los Montenegros.

Les digo y subo a la que era nuestra habitación.

Una vez dentro me derrumbó, me siento en el suelo pegando mi espalda contra la puerta.

Y entonces las lágrimas bajan solas, recuerdo todo lo vivido con ella, todos los recuerdos que tengo de ella siendo tan feliz, tan alegre. Sus bromas, todo.

La primera vez que nos separamos, cuando me fui, cuánto lloro pidiendome que no me fuera.

Un mes antes nos mudamos a este lugar segun mi padre el negocio estaba mejorando.

Tocan la puerta y me levanto sentándome en la cama, entra mi padre.

—Hola mi muñeca hermosa.

Me saluda y solo asiento, se va mal.

—¿Que quieren? Por que solo lo hacen cuando quieren algo.

— Nadie sabe de la muerte de tu hermana y no le diremos nada a los Montenegros.

— ¿Por que?

—Queremos que ocupes el lugar de tu hermana....

—¿que?

Lo miro espantada sin poder creer lo que dice.

—no, ¿que les pasa?

—Soy amigo del abuelo de Sebastián Montenegro y por eso pude hacer un trato, solo será por un año de matrimonio y la deuda queda saldada.

—No, eso no ocurrirá, mañana me iré de este lugares con las cenizas de Carina.

—Se te quitará el apoyo.

Lo miro sorprendida y aún así asiento.

— Veré como hacerle.

—Al nosotros pagar, podemos hablar a la escuela para que te saquen, ni trabajando lograrás pagar siquiera un semestre, escucha Camila no quiero pelear, solo un año, solo eso te pido y después serás libre, se te dará tu herencia en vida, así como te estés cansado yo te firmaré un papel.

Se levanta saliendo del cuarto y al cerrar la puerta le pongo seguro.

Busco entre las gavetas tratando de buscar una pista y sonrió cuando tocó un cuaderno donde ella solía esconder sus "tesoros"

Lo saco y efectivamente es

***SU DIARIO.***

Guerra declarada.

Salgo de la habitación con las manos temblando por el odio que siento.

Las palabras del diario me dejaron helada.

En la sala están mis padres, mi madre no deja de llorar con las manos en el rostro y mi padre está en silencio a su lado, viendo la puerta principal como si alguien fuera a entrar y entonces tocan la puerta.

Mi padre se levanta y entonces entra un señor de muy avanzads edad apoyandose con un bastón.

—Amigo.

Se saludan con mi padre y después se hace a un lado para que entre.

Mi madre se limpia las lágrimas y el señor que acaba de entrar solo me ve.

—¿No saludas a tu futuro abuelo?

Me dice y se que Carina era muy amigable, mi padre me ve con miedo y mi mamá solo observa.

Me acerco a el y lo saludo dejando sorprendidos a mis padres.

—buenas noches.

Le digo ya que el tiempo ya pasó y me doy cuenta que afuera todo está oscuro.

—Supe que no fuiste a medirte el vestido, tu suegra y cuñada te esperaron en ese lugar donde van las novias.

Dice y mi padre solo sonríe nervioso, mientras mi madre está sería.

—Me sentí mal.

—Por un momento creí que te había pasado algo, ayer te vi demasiado animada como para que hoy no asistieras.

—Mi futura suegra y cuñada pueden elegir el vestido y que me lo hagan llegar si tanto les urge.

Le digo sería y mi padre me mira molesto, mi madre solo niega y el señor que tengo frente a mi se carcajea.

—Drastico cambio de color de cabello.

Me dice ya que mi hermana tenía el cabello rubio y yo me lo pinte en color negro.

—Me retiró, mañana te esperan no faltes.

Me dice dándose la vuelta.

—Sal, hay que hablar.

le dice a mi padre y salen juntos, la puerta se cierra y escucho la voz de mi madre.

—Nunca serás ella.

Me dice y lo que acabo de leer en su diario me hace enfrentar a mi madre, camino hacia ella molesta.

—Jamas seré Carina y eso ténganlo presente, ya que si acabo de aceptar esto es por qué lo haré como a mí me plazca si les gusta si no suerte con encontrar a alguien parecida a nosotras, me imagino que hubieran querido tener trillizas y así hacer negocios con las tres.

Le grito y la cachetada que me suelta me hace sujetarme la mejilla.

—Nunca serás como ella, nunca.

Me grita y solo le sonrió.

—Eso tenlo seguro tu y mi padre. Así que no hagan planes con nada por qué no seguiré ningún plan que tengan trazado.

—Se darán cuenta que no eres mi ella.

—Por el bien de todos más vale que no.

—Son tan distintas, que fue eso de que tú suegra elija el vestido y lo mandé, eres una grosera, eso es lo que eres no se que hicimos mal con tu padre para que seas así de mal agradecida.

—Cada vez que te preguntés eso madre, recuerda a Carina, dónde está gracias a ustedes.

Ella se tapa la boca llorando por lo que acabo de decirle.

Me encamino a las escaleras y la puerta vuelve a abrirse.

— Si fingiras ser tu hermana lo mejor es que empieces a actuar como ella lo haría, lo de hace ratos estuvo muy mal y no se puede volver a repetir.

Me dice mi padre molesto y los dejo ahí.

Me siento en la cama y cierro los ojos, de mi lado tengo el diario que me ayudara a identificar a todos los integrantes de esa familia.

Esa familia se arrepentira de haberse metido con Carina, es cierto que no podemos obligar a alguien a tenernos afecto pero no cuesta nada ser amable. Pero no esa familia se encargo de que Carina supiera que no era bienvenida.

Maltratos tras maltratos, y Carina soportando todo por el amor que sentía hacia su supuesto prometido.

Sebastián Montenegro, quien innumerables veces la desprecio.

El diario es interminable y avanzo hasta que el sueño me vence pero antes guardo el diario en el mismo lugar, nadie sabe de su existencia y es mejor que siga así.

A la mañana siguiente me despierto con el corazón doliendome, soñé con Carina.

Me baño y en mi maleta busco un vestido negro, me pinto y cuando salgo mis padres me esperan abajo arreglados ya.

—Cambiate con esa ropa no saldrás.

Me dice mi madre molesta.

—Tu hermana nunca usaría un color así de ropa y antes pasaremos al salón de belleza para que te despinten ese color horrible.

—Este color es por luto hacia mi hermana y sobre el color de mi cabello se quedará así.

Le digo y molesta sale, mi padre se acerca a mi y lo veo a los ojos.

—Trata de no pelear con ella.

—Se me olvidaba que por eso me enviaron lejos, según las palabras de mi madre era una mala influencia para mí hermana.

—Solo lo dijo en un arranque de coraje.

—Entonces siempre tiene arranques.

Mi padre suspira cuando me adelantó ya que nunca había podido conmigo.

Subimos al carro que nos lleva a una boutique de vestidos de novias.

Mi madre baja entrando y se saluda con una señora que está sentada con una copa de vino en la mano .

Mi padre me hablá:

—Ire a la empresa del abuelo Montenegro, paso por ustedes en un par de horas.

Me dice y suspiro acercandome a la boutique donde la señora con la copa me ve sorprendida.

—Hija, ¿que te ocurrió? Déjame decirte que Sebastián odia el color negro.

Me dice viéndome de pies a cabeza.

—Entonces debo de usar mas seguido ropa así.

Le digo y mi madre aprieta mi brazo disimuladamente.

Veo acercarse a una joven más o menos de mi edad, es la hermana de Sebastián.

Ella sonríe cuando me ve.

—Por que ese color tan feo.

Dice cuando se acerca y se que se está burlando por el color pero lo que no sabe es que yo no soy Carina y yo no me quedaré callada.

— Creo que no te has visto, pero puedes verte en ese espejo.

Le digo señalando un espejo ya que la ropa que trae por muy de moda que sea simplemente lo está usando solo por usar, no a todas les queda.

La cara de ella y de su madre es algo que me gusta ver ya que desde ahorita les estoy demostrando que no me pienso dejar, con esto estoy declarandoles la guerra sobre todo a esa chiquilla quien me ve con odio pero no más del que yo siento por ella.

Download MangaToon APP on App Store and Google Play

novel PDF download
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play