Karma (Dolor E Imprudencia)
Prólogo
Vivien Baker
*merodeando por la pradera*
Las florecillas de colores abundaban en la naturaleza del paisaje, atrayendo abejorros, insectos voladores, conejitos, zorritos, y, cabe agregar, niños curiosos con grandes ojos soñadores y ganas de explorar.
Vivien Baker
*se agacha a recoger unos dientes de león*
A veces el mundo es demasiado llamativo como para quedarse observando desde tu lugar. A veces el deseo de recorrer y conocerlo todo es más grande que la conciencia misma... y esto se intensifica si esta última aún está en construcción.
Vivien Baker
*sus grandes ojos azules se encuentran con una mariposa a lo lejos*
Pero, aunque sobre la marcha parezca precioso, no debemos olvidar que... "la curiosidad mató al gato".
Vivien Baker
*corre persiguiendo al pobre insecto*
Bueno, no vamos a exagerar; no murió, pero más adelante se arrepentiría de esto. O tal vez no.
Vivien Baker
*tropieza con un tronco*
Vivien Baker
*alza la vista*
Hay imágenes que se nos quedan grabadas en el alma, ya sea por motivos buenos o malos.
Vivien Baker
*se sorprende*
Vivien Baker
*le observa desde el suelo*
La belleza en ese gesto me dejó deslumbrada. Una simple curvatura en sus labios logró provocarme una sensación que pocas veces había sentido hasta ese momento.
Vivien Baker
*acepta su ayuda y se levanta*
Había algo en su risa, algo en su cabello, algo simplemente en ella.
Vivien Baker
*observa la identificación perdida entre la hierba*
CATHERINE ROOSEVELT
D.N.I.: 34******
Catherine Roosevelt
¡Oh! *ríe cubriéndose la boca con delicadeza* ¡Qué descuidada he sido!
Catherine Roosevelt
¿Dónde están tus padres, corazón?
Vivien Baker
*se ruboriza y baja la cabeza*
Catherine Roosevelt
Eres tímida. Mírate, estás muy sucia. Debes asearte.
Vivien Baker
*se sobresalta*
Catherine Roosevelt
*ríe y la ve con ternura*
Catherine Roosevelt
Si gustas acompañarme...
Vivien Baker
*la observa con admiración*
Catherine Roosevelt
...vivo cerca de aquí. De hecho, este campo le pertenece a mi familia.
Catherine Roosevelt
¿Ves mi casa allá? *señala una estructura escondida tras un gran cerco de árboles exquisitamente podados*
Vivien Baker
*asiente aún con miedo*
Catherine Roosevelt
*sonríe dulcemente*
Catherine Roosevelt
*extiende su mano*
Vivien Baker
*la toma con algo de desconfianza*
Mientras el crepúsculo asomaba, las luces de la gran construcción parecían de cuento de hadas. Muchas cosas atractivas e interesantes. Era casi como una pequeña ciudad en el campo.
Vivien Baker
*sus ojos brillan de ilusión*
Catherine Roosevelt
Esta es mi casa.
Catherine Roosevelt
*sonríe*
Catherine Roosevelt
Entremos
Vivien Baker
*traga saliva con nerviosismo*
El hall era impresionante. Cada rincón presumía de la imponente fortuna de los Roosevelt.
Vivien Baker
*sonríe extasiada al ver piscinas de agua por todas partes y grandes ventanales, desenado sumergirse en el agua*
Catherine Roosevelt
¿Te gustan?
Vivien Baker
*asiente con emoción*
Catherine Roosevelt
Bueno, si tus padres te lo permiten, ya que acaba de comenzar el verano, podrías venir a jugar.
Vivien Baker
*sonríe, pero algo extingue la luz de sus labios*
Catherine Roosevelt
*lo nota y frunce levemente el ceño*
Catherine Roosevelt
¿Sucede algo, cariño?
Vivien Baker
Y-yo n-no te-te-tengo padres
Catherine Roosevelt
Disculpa, ¿Puedes repetirlo?
Vivien Baker
Mi papá mu-murió hoy. Iban a-a llevarme con mis a-a-abuelos a la ciudad, pero e-es-escapé.
Catherine Roosevelt
*sorprendida*
Catherine Roosevelt
Cariño, lo siento. Cuánto lo siento.
Catherine Roosevelt
¿Vives muy lejos de aquí?
Vivien Baker
N-no lo s-sé.
Catherine Roosevelt
¿Cuándo escapaste?
Vivien Baker
E-es-esta mañana. Llegué ca-caminando has-hasta aquí.
Catherine Roosevelt
Santo Dios.
Catherine Roosevelt
A ver... ¿hay alguna manera de poder contactar a tu familia?
Vivien Baker
¡N-no! ¡No ha-ha-haga eso!
Catherine Roosevelt
Tranquila, cielo. Es solo para saber.
Catherine Roosevelt
¿Por qué no has querido ir con tus abuelos?
Vivien Baker
*se ruboriza*
Catherine Roosevelt
*la observa fijamente*
Catherine Roosevelt
¿Ha pasdo algo? ¿Has hecho algo malo?
Catherine Roosevelt
Ellos... te han hecho algo malo?
Vivien Baker
*abre la boca para hablar*
Adella Roosevelt
¡¿Cuántas veces debo decirle que no le ponga bordados a las mangas?!
Adella Roosevelt
*camina furiosa hacia el sofá, llevando el teléfono en la oreja*
Adella Roosevelt
¡Si yo dije que lo quiero de cierta manera, lo quiero así y punto!
Catherine Roosevelt
*suspira*
Adella Roosevelt
¡No, no te atrevas a colgar!
Adella Roosevelt
¡Hablaré con tus superiores! ¡Infame!
Adella Roosevelt
*se masajea las sienes, furiosa*
Catherine Roosevelt
*se acerca*
Adella Roosevelt
Ah, Catherine. Ahí estás.
Adella Roosevelt
No te imaginas lo que el... *se asusta* ¿Y esa criatura?
Catherine Roosevelt
Madre, es una niña que encontré sola en el campo.
Adella Roosevelt
Oh, no, Catherine. ¿Crees que este lugar es una guardería?
Catherine Roosevelt
Está sola. Parece que no tiene padres.
Adella Roosevelt
Tampoco es un centro de acogidos. No. Es un rotundo no.
Catherine Roosevelt
*suspira controladamente*
Adella Roosevelt
Mujer, ¿no ves que estoy sufriendo y tú me agregas más cargas?
Catherine Roosevelt
Madre, en serio necesita aserse. ¿Y si le permites bañarse aquí mientras lo hablamos?
Adella Roosevelt
*resopla con pesadez*
Adella Roosevelt
¡Dios mío! ¿Crees que tengo tiempo para eso?
Catherine Roosevelt
Creo que puedes hacerlo.
Adella Roosevelt
Muchacha terca.
Vivien Baker
*avergonzada de estar ahí*
Adella Roosevelt
*la estudia de pies a cabeza*
Adella Roosevelt
Bien, hablemos. Solo cinco minutos.
Catherine Roosevelt
*asiente y se acuclilla a la altura de la niña*
Catherine Roosevelt
¿Sabes asearte sola?
Catherine Roosevelt
Bueno, ve al baño. Y si por cualquier motivo necesitas ayuda, solo grita: "¡Ophelia!"
Catherine Roosevelt
Ophelia
Ophelia
*llega casi corriendo*
Catherine Roosevelt
*señala a la pequeña* Llévala mi cuarto de baño y verifica que tenga lo necesario para darse un baño de calidad.
Ophelia
*asiente y toma a la niña de la mano*
Adella Roosevelt
Opheliaaaa
Adella Roosevelt
*canturrea*
Ophelia
*suspira y se voltea*
Adella Roosevelt
Tráeme también una taza de café.
La ducha era gloriosa. Con solo pararte debajo unos segundos sentías que te derretías de placer y comodidad.
Era como si todas las tristezas se fueran con el agua que cae.
Había muchos productos, muchas toallas de diferentes tamaños, muchos jabones y muchas cosas lujosas pero maravillosas.
Si les soy completamente sincera, les digo que necesité ayuda de Ophelia para lavarme el cabello. Pero lo demás fue trabajo mío.
Ophelia
Puedes usar esta ropa de la niña Roosevelt.
Ophelia
Creo que son de una talla similar.
Vivien Baker
*sonríe viéndose en el espejo con el vestido ya puesto*
Ophelia
Le queda muy hermoso
Ophelia
Tal vez tenga hambre, señorita.
Ophelia
Si desea, le puedo preparar chocolate frío, o zumo de frutas.
Vivien Baker
*asiente radiante de alegría*
Adella Roosevelt
Si la dejamos, eso implicaría atender su educación, sus clases. Tendría que aprender todo lo que Arabella sabe. Eso es incorrecto, ella no pertenece a esta familia y no debe correrse el rumor de que lleva nuestro apellido.
Adella Roosevelt
O peor aún... nuestra sangre. ¡Ay, no! ¡Qué horror!
Catherine Roosevelt
*asiente*
Catherine Roosevelt
Comprendo tu preocupación, madre, pero podria tomar clases aquí. Podemos contratar una tutora, y así no tendrá que salir de casa.
Adella Roosevelt
*niega* No creo que a tu padre le guste adoptar niñas abandonadas.
Catherine Roosevelt
Mi padre se enteró de que Ophelia trabajaba aquí seis meses después de que la contratamos. ¿Crees que va a importarle quién vive o no vive aquí, siendo que nunca está?
Adella Roosevelt
*suspira* Tienes buena base, pero realmente no quiero a niños correteando en mis tardes de piscina con mis amigas. ¿Sabes? Odio a los niños. Demasiado tengo ya con Arabella. Es la única niña que estoy dispuesta a tolerar, después de todo es mi nieta.
Catherine Roosevelt
Solo piénsalo.
Adella Roosevelt
*suspira*
Adella Roosevelt
Eres tan insistente y terca, mujer.
Adella Roosevelt
Está bien, pero está a tu cargo hasta que nos comuniquemos con sus abuelos.
Catherine Roosevelt
*asiente sonriente*
Catherine Roosevelt
Será un placer.
Ophelia
*sonríe perdidamente* Ahhh, Leonardo Dicaprio...
Vivien Baker
*impactada por la fuerte escena*
☆
Creo que esa parte no es para niños.
Ophelia
*se asusta* Ah, señorita Roosevelt.
Ophelia
¿Ya acabaron sus clases de equitación?
Arabella Roosevelt
*asiente divertida* ¿No crees que, de otro modo no estaría aquí, Ophelia?
Ophelia
*sonríe* Disculpe, el error fue mío. Es que estaba contemplando ese rostro angelical...
Arabella Roosevelt
Ay, Ophelia. Mirar actores jóvenes no es de... *nota la presencia de otra niña*
Ophelia
Él ya no es joven. Ahora está totalmente arruinado.
Arabella Roosevelt
¿Quién es ella?
Vivien Baker
*se ruboriza y oculta su rostro entre sus pequeñas manos*
Ophelia
Ah. Es una jovencita que tu tía acogió.
Arabella Roosevelt
¿Una hija?
Ophelia
No, estaba perdida en la pradera, según pude oír.
Arabella Roosevelt
¿Perdida en la pradera?
Ophelia
Sí. Ahora, ¿qué estaba haciendo? no lo sé.
Arabella Roosevelt
*se le acerca*
Arabella Roosevelt
Hola, soy María Arabella de los santos escritos de Dios Roosevelt Prada.
Arabella Roosevelt
*extiende su mano*
Vivien Baker
*la observa con admiración*
...como el primer rayo de luz que nace del oscuro horizonte, Arabella iluminó por primera vez mi vida. No me imaginé que estaría frente a mi mayor alegría, y a la vez, mi más grande tristeza.
Arabella Roosevelt
*sonríe y coge su mano, estrechándola*
Arabella Roosevelt
Se saluda así.
Vivien Baker
*se ruboriza*
Arabella Roosevelt
Bien, voy a mi cuarto. Ophelia, llévame un batido de fresa y vainilla, por favor.
Ophelia
En seguida lo preparo.
Vivien Baker
*la ve irse, llena de ilusión*
Prólogo (parte 2)
La señorita Catherine hizo lo posible porque también pasara la noche allí. Si bien me sentía incómoda y rechazada, era preferible eso antes que dormir entre la gramilla del campo.
Catherine Roosevelt
¿Te sientes cómoda?
Vivien Baker
*asiente mientras la arropa*
Catherine Roosevelt
*Sonríe y se aleja* Excelente, cariño. Si necesitas algo o te da miedo, ya sabes a quién acudir. Estoy a dos corredores.
Vivien Baker
*asiente nuevamente*
Vivien Baker
*Bebe el chocolate de su taza*
Arabella Roosevelt
*la observa fijamente*
Arabella Roosevelt
¿Eres una niña perdida, o sabes dónde está tu familia?
Vivien Baker
*se sobresalta*
Arabella Roosevelt
*entrecierra los ojos* De otro modo, ¿qué haría una niña grande como tú en el medio del campo? No creo que persiguieras un conejo blanco.
Vivien Baker
*se ruboriza*
Arabella Roosevelt
*sonríe*
Arabella Roosevelt
Bueno, eso no me incumbe. Estoy feliz de que haya otra niña en la mansión. ¿Sabes? Estar con Tía Adella es agotador.
Arabella Roosevelt
*Lo descifra* Ella insiste en que le llame "tía" y no "abuela".
Arabella Roosevelt
Si hiciera eso me lanzaría con algo.
Arabella Roosevelt
*sorprendida pero fascinada a la misma vez*
Arabella Roosevelt
¿Puedes sentir otra cosa que miedo? Wow, creí que solo te ruborizabas.
Vivien Baker
*sonrojada hasta las orejas*
Arabella Roosevelt
Vale, lo siento. Ese fue mi error. Hagamos como que nunca pasó. En mi familia evitamos incomodar a la gente, o eso es lo que mi tía Catherine y mi padre desean.
Arabella Roosevelt
No tienes que estar de acuerdo con todo lo que salga de mi boca. ¿Asentirás si te digo que pienso volar la casa con explosivos?
Vivien Baker
*baja la cabeza apenada*
Arabella Roosevelt
Dios, eres realmente intimidable. Eso te traerá consecuencias. Créeme. Una niña de la escuela...
Vivien Baker
*la escucha atenta*
Arabella Roosevelt
Bueno, eso es aburrido. Ya hasta parezco una adulta. Mejor vamos a jugar. Faltan dos horas para mi clase de esgrima.
Vivien Baker
*Sus ojos de niña inocente se llenan grandes destellos de ilusión y felicidad. Para un niño no hay nada más bonito que jugar con quienes les dan paz y una sensación de hogar*
Arabella Roosevelt
*Sonríe*
Arabella Roosevelt
Ven, vamos afuera ya.
Leticia Prada
*Acaricia los hombros del hombre que está sentado en el diván del cuarto por detrás*
Dicen que las perras saben de estrategia. Podrían incluso dar cursos acerca de ello. Y sí, esta perra era más grande que las de su territorio, la más asquerosa e inhumana, escondida tras una fachada de santa para su esposo.
Esta perra hablaba con la mirada, y manipulaba cualquier escenario desde las sombras. Una maldita manipuladora, una desgraciada sinvergüenza. Pero claro, en el mundo de la clase alta, ¿a quién le importan las perras? Si abundan como sus billetes.
Ethan Roosevelt
*se relaja bajo su tacto, sus músculos se sienten menos tensos. Su mirada refleja tranquilidad, paz.*
Leticia Prada
*Sonríe, besando su cuello con la destreza de quien ha practicado, y no precisamente con la misma persona.*
Ethan Roosevelt
*Deja escapar un suspiro, claramente complacido*
Leticia Prada
Fue un día largo, ¿no, cariño?
Ethan Roosevelt
*Asiente, llevando sus dedos al puente de su nariz, como si eso le quitara dos kilogramos de estrés*
Ethan Roosevelt
El estúpido de Romano compró las acciones de Borghi. Creí que teníamos un trato, me dio su maldita palabra y luego me apuñaló. Y lo peor es que ahora he quedado como un completo idiota frente a los japoneses.
Leticia Prada
*Finge un puchero, ajusta sus voz para que suene apenada y bastante dramática.*
Leticia Prada
¡Oh, cariño! Eso es tan malo. ¿Hay algo que yo pueda hacer?
Ethan Roosevelt
No, maldición, no. ¿Crees que voy a poder cerrar tratos más adelante con Oriente?
Leticia Prada
*Suspira* Lo siento tanto por ti. Tal vez no pueda hacer que la situación cambie, pero... ¿sabes qué puedo cambiar?
Ethan Roosevelt
*Suspira y se quita la mano de las sienes, que había estado masajeando en busca de tranquilidad y consuelo, tal vez.* ¿Qué?
Leticia Prada
Puedo cambiar tus sentimientos. Ahora estás en casa, en dos días tendrás un viaje importante... no te exijas demasiado, estás sobrecargándote. ¿Por qué no vamos a la cama y arreglamos esa carita caída?
Ethan Roosevelt
Por Dios, Leticia, hoy no. Acabo de decirte que estoy cansado, solo quiero analizar la situación y encontrar la salida.
Leticia Prada
Tú mismo lo has dicho, estás cansado. ¿Crees que vas a poder pensar con claridad? ¿O vas a tomar otra decisión estúpida en la desesperación?
Ethan Roosevelt
*Tensa la mandíbula.*
Leticia Prada
Cielo, ¿No eres poderoso e imponente en el mercado? Los verdaderos ganadores no persiguen objetivos, como los novatos. Ellos vienen a ti. Solo tienes que relajarte, intentar sentirte mejor y reponer energías para cuando debas partir a Rusia, y ahí vas a jugar de forma estratégica; paso por paso. No creas que por un error has perdido todo lo que te ha llevado años construir. Algo que está respaldado por la familia, por las alianzas.
Ethan Roosevelt
*Se deja caer de forma brusca sobre todo el diván*
Leticia Prada
Escucha, harás un buen negocio con Lavkosvky y luego encabezarás la industria. ¿Sí? Confía en mí, siempre te he apoyado, jamás has estado solo, Cariño.
Ethan Roosevelt
*Esboza una leve sonrisa y se reincorpora*
Leticia Prada
¿No soy la mejor?
Ethan Roosevelt
Oh, Preciosa, sin duda lo eres.
Leticia Prada
Y la mejor está con el mejor.
Ethan Roosevelt
*Amplía su sonrisa, animado* Sí, exacto. ¿Qué te parece si ahora aprovecho tu oferta y... vamos a la cama?
Leticia Prada
Mi cielo, eso fue antes. Ahora los precios suben, ¿Qué nunca has oído de la inflación?
Ethan Roosevelt
*Ríe levemente* ¿Ah, sí? ¿Y qué me costará una noche contigo?
Leticia Prada
Toda tu fortuna, pero puedes empezar comprándole a tu adorada esposa una tiara de diamantes para asistir a la gala de este mes.
Ethan Roosevelt
*Le roba un beso rápido*
Leticia Prada
Hey, eres rápido. *Corresponde con más intensidad, enredándose en él cual víbora trepadora.*
Ethan Roosevelt
*se levanta, cargándola en su cintura mientras tantea con sus manos en busca de una pintura.*
Leticia Prada
¿Sabes? Eres hermoso.
Ethan Roosevelt
¿Sí? *Intensifica sus besos, esta vez intercalando mordidas. Sus dedos encuantran un cuadro en la pared, y ágilmente lo abre.*
Leticia Prada
*Se detiene.*
Ethan Roosevelt
Oh, ho. Eres realmente astuta, justo cuando abro la caja.
Ethan Roosevelt
*inserta una clave y saca un fajo bastante importante de los grandes.*
Leticia Prada
*Sonríe con los ojos brillantes, y no por su esposo.*
Ethan Roosevelt
*Suspira* ¿Ustedes las mujeres siempre enloquecen al ver dinero? Siempre que ves uno, hasta podría ponerme celoso de lo que te enloqueces.
Leticia Prada
¿Tú? ¿Celoso de estos? *acaricia con admiración el bulto entre sus manos.*
Leticia Prada
Con esto puedo comprar un apartamento en Miami.
Ethan Roosevelt
*Sonríe.* Ni lo pienses, te quiero cerca de mí. *Envuelve su cintura con sus grandes manos.*
Leticia Prada
*Alegre.* ¿En qué estábamos?
Ethan Roosevelt
Creo que en esto *se abalanza con suavidad sobre ella, como si de una danza se tratase.*
Leticia Prada
Claro. *Complacida.*
Arabella Roosevelt
No, se hace así.
Arabella Roosevelt
*Deja escapar un buen tramo de hilo, pero lo detiene en el punto justo con los dedos.*
Vivien Baker
*Confundida, intenta imitarla, pero la cometa comienza a arrastrarla.*
Arabella Roosevelt
¡Eso es demasiado largo! ¡Vas a salir volando!
Arabella Roosevelt
*Le arrebata el mando.*
Arabella Roosevelt
Espera, niña. Mira esto...
Arabella Roosevelt
*Maniobrea la cometa de forma audaz.*
Vivien Baker
*le admira* ¿Có-có-cómo l-lo-lo ha-hace-ces?
Arabella Roosevelt
*juega con ambas mariposas de tela en el cielo.* Es genial, ¿verdad?
Arabella Roosevelt
*sonríe y acerca ambas cometas hasta crear un baile de mariposas en el cielo.*
Vivien Baker
*lo nota y sonríe asombrada*
Arabella Roosevelt
¿Por qué hablas así? Digo, ¿por qué tartamudeas?
Vivien Baker
*se ruboriza* Y-yo n-no l-lo sé-s-sé.
Arabella Roosevelt
*frunce el ceño y desvía la mirada*
Vivien Baker
*se encoge de hombros*
Arabella Roosevelt
*sonríe sin mirarla*
Arabella Roosevelt
Vale, no te amargues. Anda. Juguemos con las cometas. Finjamos que esa nube de allá es una flor, y aquella otra es la casa. Tu mariposa va hacia la casa y la mía...
Catherine Roosevelt
Parece que sus abuelos son de escasos recursos. Creo que el hijo mayor ha estado en la cárcel, por... ¿venta de drogas y abuso s*xual?
Adella Roosevelt
Típico de pobres. Actúan desde la desesperación porque se les da la gana. No pueden hacer otra cosa que consumir y soñar con una vida de lujos. Tan vulgares.
Adella Roosevelt
*remueve el licor en su copa*
Catherine Roosevelt
Madre...
Adella Roosevelt
¿Tengo razón o no?
Catherine Roosevelt
Pero ella no es así. Aún es pequeña y está formándose, ella no es...
Adella Roosevelt
Obviamente no es así. La salvamos a tiempo. ¿Sabes? Si no fuera por nosotras, esa niña terminaría siendo una ramera.
Catherine Roosevelt
*se sorprende* Madre...
Adella Roosevelt
No debemos dejar que esa basura de gente sean sus tutores.
Catherine Roosevelt
*atónita*
Catherine Roosevelt
¿De veras? ¿Lo dices en serio, madre? *sonríe llena de ilusión, alzando sus delicadas cejas*
Adella Roosevelt
Claro que sí. Estoy dispuesta a invertir lo necesario para salvar a una niña inocente de esa situación tan crítica. Por algo escapó. ¿Sabes una cosa? A veces también puedo ser buena.
Catherine Roosevelt
¡Oh, gracias, gracias, gracias, madre! No sabes lo feliz que me hace saber esto.
Adella Roosevelt
No es nada, solo unos billetes y la conciencia limpia.
Catherine Roosevelt
Dios te lo pagará. Tenlo por seguro.
Prólogo (parte 3)
Por las mañanas ayudaba a Ophelia en sus tareas domésticas, cuando Catherine se iba todo el día a la ciudad. Por las tardes, Arabella y yo jugábamos en el campo. Pero no todos los días, solo las tardes del miércoles y del domingo.
La vida de los ricos estaba abarrotada de ocupaciones y un sinfín de clases para mejorar habilidades, compitiendo con otras familias. Era genial, me parecía perfecto.
Vivien Baker
*la observa con admiración*
Arabella Roosevelt
*movimientos leves, posicionando sus piernas de forma delicada*
Arabella Roosevelt
Si te mueves así *da una patada brusca* arruinas la magia del baile. En cambio, debes hacerlo así *da una patada de forma suave y rápida, a modo de baile*.
Arabella Roosevelt
Y te paras de puntillas, extiendes los pies. Deben verse muy delicados.
Vivien Baker
¿N-no t-te due-due-du-duele?
Arabella Roosevelt
No, me encanta.
Arabella Roosevelt
Pero claro, para hacer esto debes ganar fuerza en los dedos con ejercicios.
Vivien Baker
*asiente, sonriendo levemente*
Mi vida con los Roosevelt estaba cambiando. Ya no era esa niña del campo, ignorante y abandonada. Si bien no tenía habilidades desarrolladas, sí que conocía mucho de la vida. Había aprendido que existe una danza que imita a los cisnes, y que se llama Ballet, o Danza Clásica. También sabía que existe un dulce muy rico llamado helado, y que si lo comes con prisa de da dolor de cabeza.
Arabella Roosevelt
Adiós, Vivien.
Pero no todo fue color de rosa. Al menos, no desde esa noche.
Vivien Baker
*se acerca a la puerta de su habitación, pero ve una puerta entreabierta en la oscuridad del corredor*
Vivien Baker
*se acerca lentamente*
☆
*la empuja y cierra la puerta*
Adella Roosevelt
Pórtate bien. No vayas a cogerte un resfriado. *lagrimea*
Arabella Roosevelt
Ay, no llores, tía.
Adella Roosevelt
*sollozando* No estoy llorando, estoy riendo de la emoción.
Arabella Roosevelt
*arquea una ceja*
Catherine Roosevelt
Vamos a extrañarte mucho, Arabella.
Arabella Roosevelt
Lo sé *sonríe y desvía su mirada hacia una pareja*
Leticia Prada
*juega con la antena del teléfono* Sí, te lo he dicho. Nunca más entraré en esa tienda, cada vez que leo las etiquetas...
Ethan Roosevelt
Leticia, nuestra hija quiere saludarte.
Leticia Prada
*suspira y pone los ojos en blanco* Espera, Michelle. A ver, adiós. *le da una palmadita en la espalda a su niña y vuelve a la llamada*
Ethan Roosevelt
*con seriedad estrecha la mano de Arabella*
Arabella Roosevelt
¿Vas a enviarme dinero?
Ethan Roosevelt
Espera a llegar, Arabella.
Arabella Roosevelt
*sonríe con picardía, pero luego observa a la pequeña niña que se encuentra escondida detrás de Catherine*
Arabella Roosevelt
Adiós, Viv. *se acerca*
Vivien Baker
*Extiende la mano para estrecharla, llena de timidez*
Arabella Roosevelt
*Le da un fuerte abrazo* Voy a extrañarte, tontita.
Vivien Baker
*sonríe feliz e incómoda*
Arabella Roosevelt
¡Adiós! *se aleja saludando con la mano* Nos vemos pronto.
Para las familias de apellidos importantes y grandes fortunas, enviar a sus hijos a costosos centros educativos en el extranjero era esencial para que estos se introdujeran socialmente en el mundo de la "nobleza moderna".
Allí enseñaban modales y diferentes asignaturas avanzadas. Los niños casi no jugaban ni volvían nunca a casa, hasta que se completaran todos los cursos. Una vez formados como personas, volvían a sus países de origen y emprendían negocios o se comprometían (en el caso de las mujeres) con personas adineradas.
Vivien Baker
Sabía que iba a extrañarla. Se había vuelto como mi hermana mayor. Pero eso no era lo que más me entristecía. Las desgracias vinieron después...
Leticia Prada
*Sentada en el sofá de la sala de estar, una noche de juegos entre adultos*
Ethan Roosevelt
*baja sus cartas*
Adella Roosevelt
Oh, ¿están seguros de eso? *baja las suyas*
Charlotte Roosevelt
Sabía que tenías flor. Pero mira... *muestra su juego*
Esteban Roosevelt
Esta vez perdí.
Leticia Prada
*sonríe complacida y mira a su cuñada*
Catherine Roosevelt
Yo también he perdido, aparentemente. *sonríe dulcemente* Y además...
Adella Roosevelt
¿Catherine? Estás pálida.
Leticia Prada
*sonríe* Le dio miedo perder.
Charlotte Roosevelt
*se lleva a la boca una copa de vino blanco*
Catherine Roosevelt
Estoy bien, hace algo de calor aquí.
Esteban Roosevelt
En ese caso acondicionemos el ambiente. ¡Ophelia!
Charlotte Roosevelt
*risita* Están montando un show para retrasar la partida.
Esteban Roosevelt
Y tú te estás pasando de copas.
Adella Roosevelt
¡Oh, Catherine! ¡Por Dios!
Catherine Roosevelt
*cae al suelo asfixiada*
Adella Roosevelt
¡No puede respirar! *se levanta aterrada*
Charlotte Roosevelt
*la mira con espanto* ¡Pero no ha bebido mucho alcohol!
Ethan Roosevelt
Catherine, respira *la levanta en sus brazos*
Charlotte Roosevelt
Llamemos a una ambulancia.
Esteban Roosevelt
*saca su teléfono con prisa*
Leticia Prada
*ríe* Chicos, esto sí que no vale. Miren mi jugada *deja caer todas sus cartas en la mesa*
Ethan Roosevelt
Leticia, esto es algo serio.
Ethan Roosevelt
*mira con preocupación a su hermana, que lleva en brazos*
Adella Roosevelt
¡Llévenla afuera! ¡Que tome aire!
Esteban Roosevelt
¡Hola! Es una emergencia. Mi hija acaba de desmayarse, parece inconsciente. Casi no ha bebido alcohol, pero está pálida y no respira.
Charlotte Roosevelt
*se acerca al teléfono*
Adella Roosevelt
¿Qué dicen, Roosevelt?
Esteban Roosevelt
Enseguida llegan.
☆
📲 ¿Puede darme su ubicación, por favor?
Esteban Roosevelt
Mansión Roosevelt, LyonField...
Y tan pronto como las nubes asomaron, estalló la tormenta...
☆
Fue una mujer amable y generosa. Dios siempre fue la prioridad en su vida. Se entregó al servicio completo, ganándose así un puesto en el cielo...
Adella Roosevelt
*Llora amargamente*
Charlotte Roosevelt
*acaricia los brazos de su hermana* Tranquila *solloza* Todo estará bien. Ella está bien ahora. Está con Dios.
Adella Roosevelt
*se deja caer frente al montón de tierra removida*
Ethan Roosevelt
*solloza destrozado*
Leticia Prada
*le da una palmada en el hombro*
Ethan Roosevelt
*Observa la lápida*
Leticia Prada
Deja de torturarte, vámonos. *levanta su bolso y se aleja caminando*
Ethan Roosevelt
*Permanece desconsolado frente a la tumba de su difunta hermana*
Los llantos parecían gritos de dolor en un parto. Una vez había estado en uno, y me pareció que eran similares. Era dolor, amargura, odio, rencor por la vida y, a su vez, deseo de permanecer en ella, temor a ser el siguiente.
Vivien Baker
*contempla todo desde el fondo de la gente*
☆
*acaricia su hombro lentamente* No llores, amor.
Vivien Baker
*se estremece y traga saliva*
Mis días en la mansión jamás volvieron a ser lo mismo. Catherine ya no estaba, Arabella tampoco. La tía Adella se lo pasaba llorando, solo atendía mis necesidades básicas a través de cuidadoras jóvenes. Yo estaba sola todo el día, y por la noche. Eso era malo, especialmente cuando él venía.
Vivien Baker
*en el clóset de su cuarto, sollozando*
Vivien Baker
B-basta, ya d-d-dé-déjame en paz.
Tía Adella también contrató a una fonoaudióloga para tratar mi tartamudeo. Era claramente difícil ayudarme, pues lo podía ver muy bien el la cara de la profesional cuando yo repetía sílabas otra vez.
Me enviaron a un colegio privado normal, no de élite como el de Arabella.
Allí aprendí bastante, pero también sufrí de bullying. Me lo pasaba sola y escondiéndome en cualquier rincón para que no me golpearan o se burlaran de mí.
La vida parecía querer ayudarme mediante oportunidades, me sentía agradecida, así que no me atrevía a quejarme del acoso con mi tía.
Me dieron su apellido, me adoptaron oficialmente.
Actualmente, me llamo Vivien Roosevelt, tengo dieciocho años y hago lo que sea para sobrevivir. Incluso me dieron el depósito de atrás como apartamento. Lo acondicionaron para que se pudiera vivir en él, y me permiten usar cuando desee el patio y la entrada principal. También puedo usar el coche de la familia o la limusina, pero solo en mi cumpleaños.
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