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NUNCA ES TARDE PARA AMAR

Capítulo 1: El Espejismo del Amor

El amanecer filtraba su luz dorada a través de las cortinas de lino. Isabela, con una taza de café en las manos, observaba en silencio la ciudad que despertaba. A los cuarenta años, tenía una vida que muchos envidiarían: una empresa de diseño de moda en pleno crecimiento, una casa elegante y un matrimonio de quince años.
Sin embargo, detrás de esa fachada perfecta, algo en su interior se marchitaba.
Isabela
Isabela
Héctor, ¿vienes a desayunar? (preguntó con voz suave)
Héctor
Héctor
No tengo tiempo, Isa (respondió ajustándose la corbata frente al espejo) Tengo una reunión temprano.
Isabela
Isabela
(sonrió con paciencia) Siempre estás ocupado mi amor…
Héctor
Héctor
Alguien tiene que mantener esta casa😒
Isabela
Isabela
Yo también trabajo, ¿recuerdas? (replicó con una media sonrisa intentando sonar ligera)
Héctor
Héctor
Claro, tu empresa de vestidos… (dijo con tono indiferente)
Isabela apretó los labios. Su empresa no era “de vestidos”, era su sueño hecho realidad, una empresa reconocido en la ciudad. Pero Héctor nunca lo valoraba
Isabela
Isabela
Es moda, Héctor. Diseño.
Héctor
Héctor
Ajá. Bueno, me voy. (le dio un beso rápido en la mejilla)
Ella suspiró, observando cómo él salía sin mirarla a los ojos. Esa era su rutina. Palabras cortas, gestos automáticos, un matrimonio sin alma. Y, aun así, Isabela se convencía de que era amor.
Más tarde, en su oficina, revisaba bocetos mientras pensaba en los años pasados. Recordaba cuando él le había dicho.
15 años antes
Héctor
Héctor
No quiero hijos, Isa. Los niños atan demasiado. Mejor vivamos libres, viajemos, disfrutemos la vida.”
Isabela
Isabela
Esta bien mi amor si tú no quieres hijos aunque me gustaría tenerlos pero está bien si no quieres no tendremos 😍
Ella, por amor, aceptó. Había enterrado su deseo de ser madre.
Presente
Esa tarde decidió sorprenderlo en su oficina. Quería reavivar algo, lo que fuera. Compró su vino favorito y fue sin avisar.
Recepcionista
Recepcionista
¿La señora Martínez verdad? (le preguntó la recepcionista al verla entrar)
Isabela
Isabela
Sí, soy la esposa de tu jefe.
Recepcionista
Recepcionista
(vaciló, nerviosa) Eh… el señor está ocupado.
Isabela
Isabela
Solo serán unos minutos.
Caminó hacia la puerta entreabierta. Y entonces lo escuchó.
Héctor
Héctor
Eres mi todo, amor (decía la voz de Hécto adentro)
?????
?????
De verdad me amas? (respondió una voz de una mujer)
Héctor
Héctor
Claro que sí. Y a nuestros hijos son mi orgullo.
Isabela sintió que el piso desaparecía. Empujó la puerta. Encontré con una joven, casi una niña en comparación de ella.
Isabela
Isabela
¿Nuestros qué? (dijo con voz temblorosa)
Héctor se quedó helado. La joven escondió el rostro.
Héctor
Héctor
Isa, no es lo que parece…
Isabela
Isabela
¡No es lo que parece! (gritó) ¡La verdad es que me dijiste que no querías hijos cuando nos casamos, que no querías ataduras! ¡Y aquí estás, con ella, peor con una familia!
Héctor
Héctor
Tranquila, baja la voz.
Isabela
Isabela
¡Quince años, Héctor! ¡Quince años creyendo en ti, sacrificando mi sueño de ser madre!
Héctor
Héctor
No seas dramática Isabela 😤
Isabela
Isabela
¿Dramática? ¡Me mentiste! ¿Dime Héctor quienes es ella?
Las lágrimas resbalaban por sus mejillas. Se miró al espejo del despacho, elegante, fuerte… Pero ahora rota.
Héctor
Héctor
Isa… Ella es Lucero mi asistente.(intentó, acercándose)
Isabela
Isabela
(dio un paso atrás) No me toques.
Héctor
Héctor
Podemos hablar… Isa podemos arreglarlo eso.
Isabela
Isabela
No hay nada que hablar Héctor 😔
El silencio se volvió insoportable. El latido de su corazón resonaba como un tambor de guerra.
Isabela
Isabela
Quiero el divorcio (susurró, con la voz quebrada pero firme)
Héctor
Héctor
(abrió los ojos sorprendido( ¿Qué dices?
Isabela
Isabela
Lo que escuchaste. Ya no más mentiras y ya no suportare tus indiferencias. Hablando de eso ahora entiendo porque siempre estás ocupado y llegando tarde.
Héctor
Héctor
(suspiró, molesto) Como quieras.
Lucero
Lucero
(con una sonrisa) Oh mi amor por fin podremos casarnos.
Isabela salió sin mirar atrás. Afuera, la tarde ardía en tonos naranjas. Sintió que todo su mundo se desmoronaba, pero al mismo tiempo algo nuevo nacía en ella.
La certeza de que no volvería a renunciar a sus sueños por nadie. En el auto, con las manos temblorosas sobre el volante, habló consigo misma.
Isabela
Isabela
Ya no voy a esperar por nadie. Si quiero ser madre, lo seré. Si quiero vivir, viviré pero por mi mismo.
Encendió el motor. Sus ojos reflejaban dolor, pero también una chispa de determinación. Ese día, entre las ruinas de su matrimonio, empezó a nacer una nueva mujer.
Isabela
Isabela
Personajes Principales Isabela (40 años) Una mujer elegante y segura de sí misma, con una mezcla de fuerza y sensibilidad que la hace irresistible. Tras un doloroso divorcio, busca reencontrarse y cumplir su mayor sueño: ser madre. Su madurez y ternura le permiten enfrentar los desafíos con paciencia, aunque su corazón sigue guardando cicatrices que la hacen cautelosa con el amor.
Isabela
Isabela
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Capítulo 2: Renacer entre Ruinas

El sonido del teléfono la sobresaltó. Era Héctor. No quería contestar, pero algo en su pecho le indicó que debía hacerlo. Con un suspiro, deslizó el dedo sobre la pantalla.
Isabela
Isabela
¿Qué quieres, Héctor? (preguntó con voz fría)
Héctor
Héctor
Isa… podemos hablar (dijo intentando sonar conciliador) No tienes por qué hacer esto tan abruptamente.
Isabela
Isabela
¿Hablar? (repitió con los dedos apretando el teléfono) Después de quince años de mentiras y secretos… no hay nada que hablar.
Héctor
Héctor
Solo quiero que reconsideres tu decisión sobre el divorcio. No lo hagas por impulso. (insistió)
Isabela
Isabela
No es impulso (respondió, firme) Es mi decisión. Una que he meditado mucho tiempo.
Héctor guardó silencio. Ella sintió un breve alivio: la primera vez que no lograba retenerla con palabras vacías.
Al día siguiente, Isabela se reunió con su abogada, Clara, una mujer decidida y con fama de no ceder ante hombres arrogantes.
Clara
Clara
Lo primero es solicitar el divorcio de mutuo acuerdo. (explicó) Pero dado que Héctor ha estado involucrado en engaños, podemos iniciar los trámites por causales graves. Eso nos dará ventaja en la negociación de bienes y custodia de la empresa.
Isabela
Isabela
¿Y la empresa?
Preguntó Isabela,recordando cómo él siempre minimizaba su trabajo.
Isabela
Isabela
No quiero perder todo lo que construí con tanto esfuerzo.
Clara
Clara
Tranquila, Isabela (dijo tomando su mano con firmeza) No tienes por qué preocuparte por tu empresa. Esa es completamente tuya, porque quien falló en el matrimonio fue Héctor. Él no tiene derecho alguno sobre lo que tú creaste.
Isabela
Isabela
(frunció el ceño, todavía dudosa) Entonces… ¿qué pasará con la empresa de él?
Clara
Clara
Ahí es donde entra lo bueno. (continuó con una sonrisa) Gracias a la evidencia que tenemos sobre tu participación en los proyectos y decisiones importantes, podemos reclamar hasta un 50% de la empresa de Héctor. Él no solo traicionó la confianza matrimonial, sino que también intentó minimizar tu trabajo. La justicia está de tu lado.
Isabela sintió un atisbo de esperanza. Por primera vez en años, estaba en control de su destino. Los días siguientes fueron un torbellino. Héctor intentó contactarla, dejando mensajes que iban de la súplica al enfado
Héctor
Héctor
Isa, piénsalo. Podemos arreglarlo."
Héctor
Héctor
"No seas injusta. Te estoy dando lo que quieres 😒."
Héctor
Héctor
"¡Esto es ridículo! Todo lo que tienes es gracias a mí 😠."
Cada mensaje era un recordatorio de la manipulación a la que había estado sometida. Pero Isabela ya no era la misma mujer que aceptaba palabras vacías; ahora se armaba de argumentos legales, recibos, contratos y correos electrónicos que demostraban su participación activa en la empresa.
Durante la audiencia preliminar, el juez escuchó a ambas partes. Héctor intentó desviar la conversación, minimizando el papel de Isabela
Héctor
Héctor
Mi esposa nunca aportó nada relevante (afirmó, con una sonrisa arrogante)
Isabela respiró hondo y presentó documentos que mostraban desde decisiones de diseño hasta negociaciones con proveedores. La sala quedó en silencio mientras el juez revisaba la evidencia.
Jueza
Jueza
Está claro que la señora Martínez tiene participación activa en la empresa (dijo finalmente)
Héctor la miró con furia contenida. Ella apenas reaccionó, manteniendo la calma.
Semanas después, con la firma del divorcio en la mano, Isabela sintió una mezcla de alivio y libertad. Su corazón aún dolía por la traición, pero había ganado algo más valioso: su independencia.
Isabela
Isabela
Esto es un nuevo comienzo
Susurró para sí misma mientras miraba la mitad de la empresa ahora legalmente suya.
Isabela
Isabela
Lo que es mío, nadie me lo quita.
Héctor dejó de ser un obstáculo ne su vida poco a poco. Sus intentos de contacto se volvieron desesperados y luego inexistentes. Isabela había cerrado esa puerta con fuerza.
Esa noche, en su departamento, rodeada de planos sonrió. No era solo un negocio: era su vida, su pasión y su libertad. Y, por primera vez en mucho tiempo, supo que nada ni nadie podría arrebatarle lo que había reconstruido con valentía y determinación.
Héctor
Héctor
Héctor (45 años): Exesposo de Isabela. Empresario exitoso, ambicioso y acostumbrado a tener todo bajo control. Aparenta ser un hombre encantador y de familia, pero en realidad lleva más de 10 años engañando a Isabela con su asistente. Aunque intenta mostrarse seguro y dominante, esconde una profunda inseguridad que lo lleva a buscar validación constante en sus relaciones.
Héctor
Héctor
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Lucero
Lucero
Lucero (28 años): Asistente personal y amante de Héctor durante más de una década. De cabello rubio y mirada seductora, siempre ha sabido usar su juventud y atractivo para escalar socialmente. Tiene dos hijos con Héctor (de 8 y 5 años), aunque en público no los reconocen como familia. Es ambiciosa y ve en Héctor una vía para asegurar el futuro de sus hijos, aunque también lo ama a su manera
Lucero
Lucero
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Capítulo 3: El Primer Encuentro

Isabela caminaba con paso firme hacia su oficina. El edificio, con sus cristales impecables y el bullicio de empleados, era su reino silencioso. Allí no era la mujer divorciada, herida por un engaño, sino la empresaria que había construido su nombre con esfuerzo.
Al doblar el pasillo hacia el departamento de diseño, escuchó voces elevadas.
?¿
?¿
¡Usted no puede hacer eso! (grito con tono tembloroso pero valiente)
¿
¿
Cálmate, niña (respondió otra voz, fría, arrogante) Aquí las cosas funcionan así.
Isabela se detuvo, intrigada. Se asomó discretamente. Una chica de cabello castaño, ojos encendidos de rabia y manos manchadas de tinta discutía con la directora del departamento, Verónica, una mujer ambiciosa y calculadora.
?¿
?¿
Ese diseño es mío, Verónica. Lo dibujé yo, pasé noches enteras trabajando en él.
Verónica
Verónica
(sonrió con desdén) Aquí los diseños son de la empresa, no tuyos. Y yo soy la directora, ¿entiendes?
?¿
?¿
No es justo. Usted se queda con todo el crédito mientras yo hago el trabajo.
Verónica
Verónica
La vida no es justa, Esmeralda. Si no te gusta, puedes irte.
Isabela arqueó una ceja. Esmeralda. El nombre resonó en su mente. Había algo en esa joven que la atrapaba: la fuerza en su mirada, la pasión en su voz. Decidió intervenir. Caminó hacia adentro con elegancia.
Isabela
Isabela
¿Qué está pasando aquí?
Verónica
Verónica
(se sobresaltó) Oh, señora… qué sorpresa.
Esmeralda la miró, confundida. No sabía quién era esa mujer de porte imponente, pero algo en su aura imponía respeto.
Verónica
Verónica
Estaba explicándole a esta muchacha cómo funciona la jerarquía (dijo con voz melosa)
Isabela
Isabela
(fijó la mirada en Esmeralda) ¿Es cierto lo que dice? ¿Que el diseño es suyo?
Esmeralda
Esmeralda
(dudó,no sabía si podía confiar) Sí. Pasé días en el diseño Pero… siempre se lo entregan a ella.
Isabela guardó silencio unos segundos. Podía sentir la injusticia vibrando en el aire.
Isabela
Isabela
Enséñame el diseño (ordenó suavemente)
Esmeralda sacó de su carpeta los bocetos. Líneas delicadas, llenas de creatividad. Vestidos con un aire fresco, diferentes, únicos. Isabela los observó con detenimiento. Eran brillantes.
Isabela
Isabela
Mmmmm son muy buenos (dijo al fin)
Los ojos de Esmeralda se iluminaron, aunque trató de ocultarlo.
Esmeralda
Esmeralda
Gracias 😊
Verónica
Verónica
(tosió nerviosa) Señora, yo iba a presentar esos diseños en la próxima junta.
Isabela
Isabela
Claro. (respondió con una sonrisa) Hablaremos de eso más tarde.
Esmeralda frunció el ceño. No entendía por qué esa mujer parecía tener tanto poder.
Esmeralda
Esmeralda
¿Y usted quién es? (preguntó con valentía)
Isabela sonrió, disfrutando de la franqueza de Esmeralda.
Isabela
Isabela
Digamos que alguien interesada en la verdad.
La tensión en la sala era palpable. Verónica apretaba los dientes, molesta.
Verónica
Verónica
Señora, ¿quiere que continúe con la revisión?
Isabela
Isabela
No. Quiero que dejes los diseños aquí. Me los llevaré personalmente.
Esmeralda
Esmeralda
(la miró, desconcertada) ¿De verdad?
Isabela
Isabela
De verdad. (le sostuvo la mirada) Tu talento no debe ser silenciado.
Por primera vez, Esmeralda sonrió tímidamente. Había en esa mujer algo distinto: una mezcla de firmeza y ternura.
Esmeralda
Esmeralda
Gracias, de verdad… no sabe lo que significa eso para mí.
Isabela
Isabela
(con una sonrisa) Lo sé más de lo que imaginas.
Salió del departamento, con los diseños bajo el brazo. Mientras caminaba hacia su oficina, sentía su corazón agitado. Esa joven… Esmeralda… había despertado algo inesperado en ella. En su despacho, extendió los bocetos sobre la mesa. Eran auténticos, frescos, llenos de vida.
Isabela
Isabela
Tiene talento (murmuró) La verdad mucho talento.
Por primera vez en mucho tiempo, sonrió con ilusión. El destino acababa de poner en su camino a la joven que cambiaría su vida.
Esmeralda
Esmeralda
Esmeralda (25 años): Joven, libre y soñadora, con un espíritu luminoso que contrasta con su pasado lleno de dificultades económicas y familiares. Al aceptar ser gestante subrogada, lo hace motivada por la necesidad de ayudar a su madre enferma y a su hermano, pero pronto descubre que este acuerdo cambiará su vida de formas inesperadas. Su corazón se abre lentamente a un amor profundo y transformador, desafiando sus miedos y su realidad.
Esmeralda
Esmeralda
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