Había una vez una princesa que vivía en un castillo, un día un hermoso príncipe de ojos azules subió hasta la torre alta, confesándole su amor eterno, la princesa estaba feliz de ser amada por el hombre que tanto había soñado, sellaron su amor con un dulce y tierno beso.
— ¿Mami yo también soy una princesa, cierto?
— Así es cariño, una princesa muy hermosa y de un noble corazón.
— Mami, ¿un día yo también tendré un príncipe?
— ¡Claro que sí, tendrás un hermoso príncipe el cual te amara infinitamente!
— Yeee.
— Pero para eso faltan unos 12 años querida, a penas tienes 4 años, cuando llegues a la edad que una Dama debe ser cortejada, encontraras a tu príncipe azul.
— ¿Mami y tú me ayudarás a escoger mi vestido?
— Yo estaré contigo para todo lo que necesites mi pequeña niña.
Eloíse sonrió y abrazó con tanta felicidad a su madre, se sentía dichosa de tener una madre amorosa, que le contaba cada noche una historia de grandes príncipes y reyes, Eloíse durmió entre los brazos de su madre.
Al estar Ágata abrazando a su hija, lágrimas corrían por sus mejillas, la abrazaba con tanta fuerza y lloraba en silencio, Ágata padecía de una enfermedad extraña, muchos curanderos habían llegado para examinarla, pero nadie sabía que era lo que tenía, así que con el tiempo fue empeorando su salud, se sentía cansada y sin fuerzas, su único motor era su pequeña Eloíse.
Cada noche dormía con ella, por qué sabía que en algún momento ella moriría y su pequeña hija quedaría desconsolada, Ágata acaricia el cabello negro de su pequeña hija y en silencio ora por ella.
Los medicamentos han mantenido con vida a Ágata, pero el último médico le diagnosticó poco tiempo de vida, así que ella aprovecha cada segundo que tiene para estar con su pequeña princesa.
A la mañana siguiente, Eloíse despierta con mucha energía para ir a jugar, pero Ágata con dificultad le habla.
Con todas sus fuerzas se pone de pie y con las pocas fuerzas baña a su pequeña hija.
— Mami te ves triste.
— No cariño, simplemente no pude dormir y estoy muy cansada.
— ¿Entonces no jugarás conmigo? Pregunta la pequeña Eloíse con una mirada triste.
— Claro que si cariño. Responde Ágata débilmente.
Al terminar el baño de Eloíse se dirigen al jardín, ella comienza a correr y a recolectar flores para su madre.
Ágata respira profundo y sonríe al ver a su hija jugar.
— Eres una excelente madre. Habla el padre de Eloíse, abrazando así a su esposa.
— ¿Qué haremos Will?
El padre de Eloíse sabe a que se refiere.
— ¡No pienses en esas cosas, existen los milagros!
— Lo sé… Pero en mi caso no lo creo, tengo miedo de dejar a nuestra pequeña niña.
Will abraza a Ágata mientras está llora en su pecho, Ágata se enamoró de Will desde el principio cuando lo conoció, Will pretendía a otra dama, pero al conocer a Ágata se enamoró perdidamente de ella, aquella dama dejada de un lado, sintió muchos celos y por venganza, se casó con otro, pero a Will no le importó y eso le dolió mucho más a....
— Hola Will, Ágata. Saluda Kareli sonriendo con falsedad.
Ágata sabe muy bien que Kareli era la primera enamorada de Will, pero también se siente tranquila de que se casó y ya tiene dos hijas con su esposo el cual no tiene un puesto como tal, simplemente es un noble que desea tener un puesto importante, es por eso que Kareli se presentó al palacio del Emperador Will.
— Es un gusto tenerte por acá Kareli, responde Will.
— He venido por qué mi esposo me lo ha pedido, vine para saber si él podría tener una audiencia con los de la realeza, él se sentiría dichoso de tener un mejor puesto, ya que en las guerras ha salido victorioso por el reino walles.
— Eso no lo negaré, Mardoqueo ha sido un fiel servidor.
Kareli sonríe con falsedad, ella odia estar casada con Mardoqueo, se presentó solo para conocer la salud de Ágata, deseando que muera pronto y conquistar el corazón de Will, por qué sabe que el día que Ágata muera él necesitará otra esposa y una madre para que termine de criar a su pequeña hija.
— Espero que tu esposo logre tener un puesto en la realeza. Responde Ágata con sinceridad.
— Gracias Ágata. Responde con falsedad Kareli.
— Tomaré en cuenta tu petición.
— Gracias Will, con el permiso de los dos me retiro.
— Claro, saludos a Mardoqueo.
— Gracias Will, que te recuperes Ágata. Hace una pequeña reverencia y se marcha.
Al darse la vuelta piensa, espero mueras pronto Ágata, para que así... Yo pueda ser la nueva emperatriz.
Narrador.
Una semana ha pasado desde la visita de Karelin. Ágata cayó en cama y su pequeña niña lo ha notado.
Nadie puede consolar a la pequeña Eloíse, Ágata a comenzado a vomitar sangre, pero evita preocupar más a Will, sabe que morirá y Will ha dejado viajes importantes por ella.
Por la tarde intenta ponerse de pie por Eloíse, pero le fallan las piernas, en ese momento ingresa Will.
— ¡Cariño! ¿Pero qué haces?
— Nuestra pequeña princesa me necesita.
— Pero estás muy enferma querida, yo sé cuanto amas a nuestra pequeña y agradezco que seas la madre de mi hija, pero por favor, descansa un poco más.
La voz de Will se comienza a entrecortar, lágrimas salen sin permiso, sabe que el fin de su esposa está por llegar y teme que ese día pase ya.
— Te amo tanto Will, cuida de nuestra pequeña.
— Yo te amo mucho más Ágata.
Will lleva a Ágata hasta su cama, se quita el calzado y rápidamente se acuesta con ella, dándole así calor, la abraza fuerte y lágrimas no dejan de brotar.
A la mañana siguiente Ágata despierta con una esperanza, ver a su pequeña.
Toma una ducha con la ayuda de Will, ambos salen de la habitación, desayunan con Eloíse y la pequeña se siente dichosa de verlos juntos.
— Mami tú estarás bien, ¿pronto pasará tú resfriado verdad?
— ¡Así es mi pequeña princesa!
— Yeee.
Will solo ve esa imagen con tanto dolor, no sabe como llevara toda esta situación.
La tarde pasa, almuerzan en el jardín y cenan en el balcón, Eloíse ve la escena con tanta alegría, sus dos padres juntos y ella entre ellos.
la familia que toda niña desea tener.
Al llegar la hora de la siesta de Eloíse, ambos la acompañan hasta su habitación.
— Duerme mi pequeña niña, mañana será un bonito día. Dice Ágata besando a su pequeña hija.
— Te amo mami, te veo mañana.
Will abraza a su esposa y ella rompe en llanto, salen de la habitación de Eloíse y Ágata cae de rodillas.
— No me quiero ir, no quiero que mi bebé se quede sola.
Will llora desconsolado junto a su esposa, la carga entre sus brazos y la lleva hasta su habitación.
— ¡Promete que cuidarás de nuestra pequeña!
— Lo haré mi amor, lo haré.
Ágata y Will pasan toda la noche hablando sobre su pequeña hija, sobre como se enamoraron aquel día, hablan de los planes de Eloíse, Ágata tiene los ojos más cansados de lo normal.
— Will, yo sé que si muero tendrás que casarte nuevamente y deseo que elijas a una buena madre para mi pequeña Eloíse, no quiero que sufra en mi ausencia.
— No digas eso, yo no deseo a otra mujer, nunca alguien ocupará tu lugar.
Ágata sonríe débilmente.
Will besa su frente y la abraza fuertemente, hasta quedarse dormidos, a la mañana siguiente el frío se cuela por la ventana y eso despierta a Will.
Se estira bajo las sábanas y ve que el cielo se puso gris y ya comenzado a llover.
— Mira como nos despierta está mañana Ágata, con tu clima favorito.
Sonríe y besa su frente, pero su corazón late tan fuerte al no recibir una respuesta de su esposa, la cual es de sueño ligero.
— ¡Cariño! ¡Cariño! Vuelve a expresar con angustia.
Pero esta vez no recibe ninguna respuesta de Ágata, el corazón de Will retumba aún más cuando mueve a Ágata de su pecho logrando ver su rostro.
Remueve el cabello de su rostro, lo acaricia con tanto amor.
— Oh no puede ser mi amor, no Ágata, no estoy listo para tu partida. Habla Will con tanto dolor.
La lluvia comienza a caer por todo el Palacio, Pero no es lo único que se logra escuchar, sino también el grito de Will.
— ¡No Ágata, no! Grita Will desconsolado.
Guardias ingresan rápidamente a la habitación del emperador.
— ¡Se ha ido, mi esposa a muerto! Grita con todas sus fuerzas.
Ese día era un día gris, cuando Eloíse despertó veía a todos correr, de un lugar a otro, lo primero que hizo fue preguntar por su madre.
Por otro lado, Karelin está dándole de comer a sus gemelas, cuando un empleado ingresa corriendo.
— ¡Señora, Señora! gri! Gritastiada.
— Pero... ¿Qué te pasa? Pregunta levantándose de golpe.
— La emperatriz ha muerto.
Karelin se sorprende y de repente sonríe, pero trata de disimularlo.
— ¡No puede ser, la emperatriz! ¿Cómo te has enterado?
— Lo han anunciado, esta mañana murió nuestra emperatriz señora.
Ni que fuera tan importante, piensa Karelin.
— ¿Cómo está el emperador?
— Dicen que está devastado, ya que amaba mucho a su esposa.
La rabia de Karelin se hace presente rápidamente, si no hubiera sido por Ágata ella sería la emperatriz y no una simple señora sin título. Pero ella se casó creyendo que le daría celos a Will y reaccionaría, pero no fue así, Mardoqueo era fiel sirviendo de Will, cosa que no sabía Karelin, ella creyó que eran íntimos amigos y para su suerte no fue así, pero ya no pudo hacer nada para deshacerse de Mardoqueo.
— Pobre la difunta emperatriz, ayúdame con mis hijas, debemos de ir al palacio, debemos demostrar nuestras condolencias.
— Claro que si Señora.
Katelin busca su mejor atuendo, su meta será integrarse como pueda al palacio, conoce un poco a Will, fue su ex enamorada, así que usará todo lo que tiene a su favor.
Narrador....
Los días iban pasando, Will estaba devastado con la perdida de su amada esposa, Eloíse estaba devastada y no había noche que no llorara y preguntara por su madre.
— ¡Quiero a mi mami, la quiero!
— Mi vida, mami se ha ido al cielo, ellas nos cuidará.
— No, yo quiero a mami. Grita Eloíse con todas sus fuerzas.
Las noches transcurren y el emperador duerme con su pequeña hija, a la cual consuela hasta quedarse dormida, al ella dormir él se desahoga.
Pasando tres semanas, Karelin se hace presente, llevando a sus gemelas para entretener a Eloíse. Karelin al enterarse del embarazo de Ágata, se embarazó también, sus gemelas están por cumplir 4 años, todo lo hacía para llamar la atención de Will, pero lamentablemente nunca lo logró.
— Gracias por todo Karelin. Habla Will.
— Es un placer Will, no me imagino lo duro que es esto para ti y para la pequeña Eloíse, por eso vendré todas las veces que sean necesarias, la pequeña Eloíse necesita Consuelo.
— Te lo agradezco tanto Kerelin.
Katelin sonríe, pero su meta es que Eloíse la quiera, una vez teniendo el cariño de la pequeña podrá usarla a su favor.
Los días pasan y Karelin nunca deja de ir al palacio del emperador, ese día informan que es necesario mandar a un batallón a pelear por unas tierras que han sido tomadas por rebeldes, ese dia ella propone a su esposo como líder.
— Mi amor, si vas a esa gran misión, verás la recompensa que recibirás, le dice Karelin a Mardoqueo.
— Tienes razón mi amor, eres la mejor esposa del mundo, te amo tanto.
— Y yo te amo a ti, ve que yo le hablaré bien al emperador de ti.
Al salir su esposo del despacho, ella se dirige a su carruaje, se encamina a un pueblo cercano y se cubre con una capucha.
— Necesito tu ayuda, habla a través de una ventana.
— Digame señora.
— Ganaras mucho dinero si haces algo por mí.
— ¿De cuánto hablamos?
— Miles monedas de oro.
— ¿Que debo hacer?
— Mataras a Mardoqueo.
— ¿Su esposo?
— Difunto, porqué ira a una batalla y accidentalmente lo apuñalaran.
— Desea que lo mate y que parezca que murio en batalla.
— ¡Así es, contigo hablo!
— Muy bien, estoy para servirle.
— Gracias Ernesto. confió en ti, siempre boca cerrada por favor.
— Siempre hago un buen trabajo.
— Perfecto, tu pago será cuando él este muerto y yo sea una emperatriz.
— confío en su palabra señora.
Al terminar de hablar con Ernesto, un hombre encargado de los trabajos sucios de aquellas personas que no tienen un buen corazón, Karelin se dirige a su casa, con un rostro de satisfacción.
Los días pasan y su esposo va a la batalla tal y como se había propuesto, Karelin se ha propuesto a conquistar a la pequeña Eloíse y lo ha estado consiguiendo.
A la siguiente mañana Eloíse juega con las hijas de Karelin, ella las observa desde lejos, cuando el emperador se acerca.
— Gracias, en serio te lo agradezco.
— No te preocupes Will, un día nosotros nos quisimos y te puedo decir que te brindo mi amistad, ella está muy deprimida, pero mírala, es feliz con mis pequeñas.
— tienes razón, ya ha pasado un mes, por las noches llora, pero tus hijas y tus palabras hacen que ella sienta tranquilidad.
— ¿Es en serio, te ha contado que le hablo?
— Si, me ha contado las lindas palabras que le dices de su madre y que es un bello Ángel. En serio te agradezco de corazón todo esto.
Al parecer los planes de Karelin estaban saliendo como ella quería.
— Sabes que estaré aquí para lo que sea y....
No termina de hablar cuando son interrumpidos.
— Su majestad, señora, perdonen que los interrumpa, pero...
— ¿Qué sucede? ¡Habla ya!
— En la batalla por recuperar las tierras murieron soldados y... Entre ellos, su esposo, señora, lo siento tanto.
— ¿Qué? ¡Eso no puede ser! Grita Karelin, fingiendo sentirse rota y triste. Mi esposo no, llora.
Will la sostiene cuando está por caerse.
— ¿Qué haré Will? ¡Mis hijas no tendrán un padre!
— ¡Tranquila Karelin! la sostiene Will.
Karelin llora tan desconsolada que es llevada por Will a su despacho.
— No te preocupes Karelin, yo te ayudaré en todo, sé lo difícil que es perder al ser que tanto amas y más quedarte sola, pero tú me has apoyado, yo haré lo mismo contigo.
Karelin sonríe de satisfacción y deja que el emperador la consuele, por fin podrá estar con la persona que ella quería estar, todo estaba saliendo como ella lo planeó. Solo falta ser la nueva emperatriz y eso no le iba a quedar grande.
Ocho meses han pasado desde la muerte de la emperatriz y Karelin todo ese tiempo lo ha aprovechado al máximo, ahora vive en el ala oeste del palacio, le pidió a Ernesto que contratara a hombres para fingir un asalto, al estar Karelin sin un esposo sería una señora vulnerable. Así que todo salió de maravilla, al enterarse Will del asalto se preocupó tanto por Karelin, así que le brindó protección.
Karelin acaricia el cabello de sus pequeñas hijas, a las cuales consoló por la muerte de su padre, pero a ella le interesa más la comida de sus hijas, que tener un padre inútil. Al casarse con el emperador a ellas nos les faltaría nada.
Eloíse está feliz con Kareli, la trata como si fuera su hija y eso a Will le agrada.
Un mes más ha pasado y Karelin se ha mantenido más unida con Will, estando en su despacho ambos comparten una copa de vino.
— Te agradezco tanto, todo lo que has hecho conmigo y mis hijas, creí que moriríamos esa noche que los ladrones entraron a robarnos.
— Tú has hecho mucho por nosotros, claro que no te dejaría estar sola, Eloíse habla muy bien de ti.
— Es una pequeña muy hermosa y necesita de alguien que cuide de ella, perder a una madre no es nada fácil.
— Tienes razón, no sé que hubiera hecho sin ti.
Karelin sonríe y sirve más copas de vino, sabe a lo que llego y sus planes siguen en pie.
La tarde transcurre y las copas de vino que toma Will comienzan a causar efecto.
— Recuerdo cuando me cortejaste, estaba completamente enamorada de ti, pero al ver que te enamoraste de otra.... Mi corazón se entristeció.
— Lo siento Karelin, pero el corazón no se manda.
— Por eso me casé, por qué no quería estar sola y deseaba olvidarte, pero... Nunca lo he hecho.
Karelin comienza acercarse a Will, él está ebrio y con mucho tiempo de abstinencia.
— Déjame cuidar de ti y de ella, dice acercándose a sus labios.
— Karelin, ... Yoyo aún amo a mi esposa.
— Y yo al mío, pero ellos han muerto y la vida sigue, aparte que la corte pedirá que te cases pronto, que mejor que con la ex mujer que un día quisiste y la que puede ser tu emperatriz.
No deja hablar a Will cuando se lanza a sus brazos, robándole un beso apasionado, el cual Will corresponde, el alcohol y el calor se hacen presentes.
Karelin sonríe al saber que todo está saliendo tal y como ella lo ha querido. Comienza a despojar a Will de su ropa y también se despoja de la de ella.
El despacho comienza a llenarse de sonidos obscenos, Karelin disfruta de lo que está pasando, Will la embiste con locura, ella se aferra a él, desea tener un hermoso heredero, así Eloíse quedará fuera todo.
A la mañana siguiente Will se siente mal, ya que no solo tuvieron sexo en el despacho, sino que también en su habitación, Karelin lo tiene abrazo y completamente desnuda.
— Buenos días, emperador. Habla Karelin con coqueteo.
— Karelin, esto... Esto no creo que esté bien.
— Han pasado ocho meses, te aseguro que el próximo mes pedirán una esposa, quien más puede ser la más indica que yo.
— En eso tienes toda la razón, creo que eres la indica, aparte Eloíse te ha tomado cariño.
— Y yo a ella, la quiero como mi hija.
— Las leyes son las leyes, mi obligación es casarme pronto y creo que eres la indicada.
— ¡No lo creas, por qué lo soy! Dice Karelin subiéndose sobre Will. Mírame, te haré feliz, lo prometo, Will rápidamente se pone duro y comienzan una mañana llena de deseo y pasión.
Dicen que si sabes meterte en la cama de un hombre sabrás meterte en su cabeza, eso lo tiene muy bien claro Karelin.
Después de un mes el gran momento de Karelin ha llegado.
— ¡Que viva la nueva emperatriz! Habla el juez.
— ¡Que viva nuestra emperatriz! Grita el pueblo.
Karelin llora de alegría, besa a Will en los labios y sonríe al ver hasta dónde ha llegado, ya no es una simple señora, ahora es una emperatriz y aquí... Comienza el sufrimiento de Eloíse.
Download MangaToon APP on App Store and Google Play