Diario De Un Soldado Desconocido (Minsung )
Capitulo 1
En esta ocasión les vengo trayendo una historia que es bastante peculiar pues es basada en hechos reales , con sucesos que realmente pasaron hace ya varias décadas en corea . Por supuesto que está vez nuestros protagonistas siguen siendo el Minsung y obvio ellos no estaban en ese momento pero quiero traerle esto para que puedan aprender un poco más de historia mientras que disfrutamos de nuestro ship favorito . También aprenderemos de los sucesos antes de que Corea se dividiera en dos . Ahora sí prepárense y disfruten de todo .
(...)
Antes que nada es el año 2025 y ya verán el porqué estoy destacando este dato . No comenzaré con la típica de mostrar la vida del personaje porque para decir verdad ya estamos un poco aburridos de esas presentaciones mejor pasemos ya a lo que vamos . Jisung apenas había llegado de la universidad, en este momento tenía unos 21 años . Este deja caer su cansado cuerpo sobre el sofá suspirando .
Han Jisung ♡
Debo esforzarme más…
Murmuró en voz baja, dejando que el silencio de la habitación se tragara sus palabras.
El lugar estaba en penumbras, iluminado apenas por la tenue luz de la lámpara del pasillo. Sus cuadernos estaban esparcidos por la mesa, apuntes que parecían más jeroglíficos que notas de estudio. La presión del examen de historia lo estaba consumiendo. Se acarició el cabello, despeinándolo todavía más, y cerró los ojos con un gesto de fastidio.
Jisung dentro de una semana tendría un importante examen de historia en el cual se estaba jugando todo el semestre . El estrés lo estaba consumiendo y solo se preguntaba a sí mismo para qué necesitaba saber todas aquellas cosas insignificantes .
Han Jisung ♡
Qué sentido tiene memorizar batallas que nadie recuerda?
Han Jisung ♡
Lo que importa es el presente… el futuro… ¿no?
Sin embargo, esas ideas no lo tranquilizaban. Cuanto más pensaba en el examen, más le pesaba la sensación de que su destino académico estaba en juego. Esa noche decidió que no podía quedarse sumido en quejas eternas, así que se arrastró hacia la ducha, dejó que el agua tibia lo envolviera y luego buscó refugio en su cama.
Y si no se crean que voy a argumentar mucho esta parte, solo quería darles un poco de contexto para que pudieran entender un poco las cosas.
A la mañana siguiente nuestra ardilla asistiría a clases como hacía cada día con una rutina que parecía más repetición que otra cosa. El reloj sonó como siempre, lo mismo el café rápido, la carrera hacia el bus, las miradas cansadas de sus compañeros en los pasillos. Todo era un ciclo que lo sofocaba.
Ya en la tarde, antes de marcharse a casa, decidió detenerse en la biblioteca de la universidad. “Un libro más y quizá sobrevivo a este examen”, pensó resignado. Entre los pasillos polvorientos y estanterías repletas de historias que ya no interesaban a nadie, buscaba títulos conocidos. Pasaba el dedo por los lomos de los libros, distraído, hasta que algo llamó su atención.
Era un volumen viejo, con la tapa endurecida por el tiempo. Apenas visible, el título decía: “El Diario de un Soldado Desconocido”. El polvo se levantó al tocarlo y Jisung arrugó la nariz, como si el objeto mismo se resistiera a ser abierto.
Han Jisung ♡
Qué raro… nunca había visto este libro aquí
Dijo en un murmullo, como si alguien pudiera escucharle.
Lo sostuvo entre sus manos y notó que algunas páginas estaban arrancadas. Aquello lo intrigó, aunque intentó no darle demasiada importancia. “Seguro es un ejemplar olvidado que nadie quiso llevarse”, pensó. Sin embargo, algo en su interior le decía que debía escogerlo.
Así que lo metió en su mochila junto a otros libros más “útiles”, aunque era evidente cuál había capturado su curiosidad.
La noche había caído cuando regresó a su departamento. Afuera, la ciudad seguía latiendo con ruidos de tráfico y conversaciones lejanas, pero dentro todo estaba en calma. Se desplomó en la silla, encendió la lámpara de escritorio y abrió aquel libro. Las hojas amarillentas crujieron bajo sus dedos, y una mueca de fastidio apareció en su rostro.
Han Jisung ♡
No quiero estudiar nada de esto…
Se quejó, inflando las mejillas como un niño cansado.
Sus lamentos eran tan sonoros que casi se podían escuchar por encima del silencio. Pasaba las páginas sin interés, saltándose párrafos enteros, hasta que algo lo detuvo en seco.
En la última hoja, escrita con una caligrafía apresurada y distinta al resto del libro, encontró lo que parecía una carta. No era parte de la impresión, sino un mensaje añadido a mano, como si alguien lo hubiera dejado ahí décadas después.
Con el ceño fruncido, leyó en voz baja:
"Si alguien lee esto, despierta en la noche de noviembre y escucha los cañones… entonces me encontrarás.”
Las palabras retumbaron en su cabeza. Un escalofrío recorrió su espalda y por un momento creyó escuchar un eco lejano, como si el rugido de un cañón se hubiera mezclado con el zumbido de la lámpara.
Cerró el libro de golpe, el corazón golpeándole con fuerza en el pecho.
Capitulo 2
Han Jisung ♡
Qué demonios fue eso…
Y aunque intentó convencerse de que solo era producto del cansancio, algo le decía que esa frase no era una simple coincidencia.
Aparte de confundido por eso Jisung lo consideró como una perdida de tiempo así que solo cerró el libro y se fue a dormir. Su cama parecía más suave de lo normal y el sueño aún más pesado. Esa misma noche, Jisung sueña con disparos, con tierra húmeda, con gritos en un idioma quebrado. El estruendo lo arranca de la cama y, al abrir los ojos, no está en su cuarto: está en medio de un campo de arroz destrozado, con humo en el aire, bajo un cielo helado. Se preguntaba a sí mismo cómo es que había llegado a ese lugar.
Su cuerpo tiembla porque no es un sueño. Huele la pólvora, siente el barro pegado a sus zapatos, escucha el silbido de balas perdidas. El aire le corta la piel como cuchillas de hielo y, en medio de la confusión, su pecho sube y baja con desesperación.
Han Jisung ♡
Qué… qué demonios está pasando?
Murmura, con la voz temblorosa.
Antes de poder moverse, alguien lo agarra del cuello de la chaqueta y lo arrastra al suelo justo antes de que un proyectil pase silbando por encima. El estallido sacude la tierra, lanzando trozos de barro y piedras. Jisung queda con los oídos zumbando, sin poder reaccionar, viendo de reojo el rostro de un joven cubierto de sangre seca, con una cicatriz oscura que le atraviesa la mejilla desde el pómulo hasta la mandíbula.
Para Jisung es la primera vez que siente la muerte tan cerca. El miedo lo paraliza y sus palabras se atascan en la garganta. Solo puede fijarse en los ojos duros de aquel desconocido que lo sostiene contra el suelo. Minho rápidamente se levanta, ajusta la correa de su rifle y apunta directo a Jisung.
Lee know ♡
Eres algún desertor… o un espía?
Balbucea Jisung, demasiado aturdido para entender.
Minho lo observa de arriba abajo. Esa ropa extraña, limpia y sin ningún rastro de uniforme, lo hace dudar. Aun así, la tensión no abandona sus manos. Jisung siente que con un mal movimiento podría recibir una bala en el pecho.
Los ojos de Minho, endurecidos por la guerra, notan algo diferente. La confusión de Jisung es demasiado real, casi infantil, como si realmente no tuviera idea de dónde estaba parado. Tras unos segundos de silencio que parecen eternos, Minho baja el arma sin soltar su expresión severa. Sin decir nada, se da media vuelta y comienza a caminar.
La voz de Jisung lo alcanza, casi como un ruego desesperado.
Pero Minho no se detiene. Sus botas pisan el barro con fuerza, como si el tiempo apremiara más que cualquier explicación. Jisung corre tras él, con pasos torpes, hasta atreverse a ponerle la mano en el hombro.
En cuestión de segundos, Jisung ya está en el suelo, con el brazo doblado en una llave que lo deja inmovilizado.
Lee know ♡
Si no quieres que te desaparezca… es mejor que te vayas
Han Jisung ♡
Solo quiero saber dónde estoy!
Minho afloja el agarre y se endereza con calma, volviendo a sostener el rifle en posición lista. Sus ojos siguen recorriendo los alrededores como si estuviera cazando sombras, pero se digna a contestar:
Lee know ♡
Estás cerca del río Chongchon, al noroeste de Corea del Norte. Es un valle lleno de arrozales arruinados y colinas bajas…
Las palabras caen pesadas en los oídos de Jisung. Siente un nudo en el estómago.
Han Jisung ♡
Y cómo… cómo llegué aquí?
Minho no responde enseguida. La desconfianza lo tiene atrapado, pero el desconcierto del chico frente a él también lo desconarma un poco. Finalmente, con un resoplido, decide caminar de nuevo, como si hablar más fuera un lujo que no podía permitirse.
Ok minsungos, vamos a darles un poco de contexto de esto. Fecha exacta: 4 de noviembre de 1950. Justo después de la gran ofensiva de las fuerzas de Corea del Norte y China contra los aliados (surcoreanos y estadounidenses). El frente era un caos: pueblos arrasados, soldados huyendo, civiles desplazados. En ese momento la Guerra de Corea estaba en un giro brutal: los aliados (Sur de Corea + EEUU + ONU) habían avanzado muy arriba hacia el norte y pensaban que ya tenían ganada la guerra.
Pero entonces, China intervino en secreto y lanzó una contraofensiva gigantesca. En cuestión de días, miles de soldados fueron emboscados en montañas y valles helados. El frío era un enemigo tan mortal como las balas: temperaturas bajo cero, soldados mal alimentados, muchos sin ropa de invierno adecuada.
Jisung observaba a su alrededor y sentía un gran escalofrío. A lo lejos, entre la niebla del amanecer, se escuchaban columnas enteras moviéndose, tambores sordos, gritos en mandarín mezclados con órdenes en coreano. Una bandera improvisada ondeaba sobre una colina, mientras columnas de humo pintaban el horizonte.
Apretó los labios, tratando de convencerse de que era un sueño demasiado vívido. Pero cada paso, cada soplo helado, cada sonido de las armas le confirmaba lo contrario: estaba atrapado en una época que no le pertenecía.
Capitulo 3
Y a su lado, ese soldado de rostro endurecido y cicatriz imborrable, parecía ser lo único que lo mantenía con vida.
El ambiente estaba cargado de humo en el aire, olor a pólvora, campos ennegrecidos, casas de campesinos quemadas. En el fondo se escuchan cañones y ráfagas de ametralladora. Los soldados: algunos desesperados, heridos, huyendo; otros intentando resistir órdenes que no tenían sentido.
Han Jisung ♡
Esto… me parece conocido…
Inmediatamente Jisung corrió para alcanzar a Minho y se posicionó enfrente de él, bloqueándole el paso. Su respiración estaba agitada, sus manos temblaban, y su rostro reflejaba pura incredulidad. En contraste, Minho mantenía una postura neutral, hombros firmes, mandíbula apretada, con una expresión seria que parecía esculpida por la guerra.
Han Jisung ♡
Podrías decirme en qué fecha estamos?
Minho lo observó con un silencio que pesaba como plomo. No respondió inmediatamente; sus ojos se movieron de arriba abajo, escaneando a Jisung como si lo estuviera clasificando entre “aliado” o “amenaza”. Para él, aquel chico era una anomalía, un bicho raro que había aparecido en medio del infierno. Finalmente, suspiró y susurró con desgano:
Lee know ♡
4 de noviembre de 1950…
Jisung abrió los ojos como dos grandes platos. Su mente giraba en círculos, tratando de negar lo obvio. Esperaba que Minho sonriera y dijera que todo era una broma cruel, pero no encontró ni una chispa de humor en su mirada. La verdad estaba allí, tan helada como el viento que cortaba su piel.
Sin fuerzas, se dejó caer al suelo. Miró a su alrededor: hombres arrastrándose con las tripas al aire, niños que habían perdido la casa y la familia, un caballo muerto en medio del barro. El horror le golpeó como un puño en el estómago. Las lágrimas comenzaron a brotar, calientes en sus mejillas heladas.
Lee know ♡
Por qué estás llorando?
Han Jisung ♡
Estoy en… la guerra de Corea…
Lee know ♡
Acaso eres de otro mundo o qué?
Han Jisung ♡
Si… si estamos en noviembre quiere decir que llevan casi cinco meses desde que empezó…
El tono de su voz, tan seguro y a la vez tan frágil, hizo que Minho lo mirara con más sospecha que antes. No entendía cómo un muchacho vestido de manera tan extraña sabía esos detalles. Se inclinó sobre él y, sin pedir permiso, le revisó el cráneo, buscando una herida que justificara su delirio.
Lee know ♡
Te habrás golpeado la cabeza o qué?
Han Jisung ♡
No, no… es solo que estaba en mi casa, en mi cama… y de repente aparecí aquí.
Minho lo soltó con brusquedad, como si aquel contacto le resultara incómodo.
Lee know ♡
Eso suena poco creíble.
Su voz sonaba a sentencia definitiva, como si no valiera la pena discutirlo. Con un resoplido, Lee Know se dio media vuelta y empezó a caminar. No parecía dispuesto a perder más tiempo con alguien que creía trastornado.
Jisung, desesperado, lo siguió con pasos torpes, tropezando entre charcos y cadáveres. Su corazón le gritaba que no podía quedarse solo en ese infierno. Cuando Minho se detuvo de golpe y lo miró por encima del hombro, Jisung contuvo la respiración. Con un gesto seco de la cabeza, el soldado le indicó que lo acompañara.
El camino los llevó a través de colinas ennegrecidas y arrozales convertidos en pantanos de sangre. A lo lejos, se escuchaban explosiones intermitentes y gritos de hombres que se ahogaban en el frío. Minho avanzaba con paso firme, aunque arrastraba un cansancio invisible que pesaba sobre su espalda.
En este momento, Minho y su escuadrón estaban en una retirada forzada. Su batallón había sido emboscado y perdió a la mayoría de sus compañeros. Ahora ya no peleaba por ideología, ni por bandera; peleaba solo por no morir congelado o atravesado por una bala perdida.
La cicatriz que cruzaba su rostro lo hacía reconocible. Entre los soldados, corría el rumor de que “el de la cicatriz sobrevive a todo”. Algunos lo veían como un talismán, una figura a seguir. Para él, esa marca era un recordatorio de que la muerte siempre lo rondaba, una maldición grabada en la piel.
Jisung, tropezando detrás de él, intentaba no perderse en ese mar de sombras humanas. A su mente regresaban recuerdos de las clases de historia que había despreciado: nombres de batallas, fechas, tratados. Ahora ya no eran letras muertas en un examen; eran gritos, cuerpos, heridas, frío, miedo.
Minho echó un vistazo rápido hacia atrás. Para él, aquel muchacho seguía siendo un misterio. Lo más lógico era que fuera un soldado novato que había perdido la cabeza, víctima del trauma. Esa rareza en medio de la guerra tenía explicación: el infierno desquicia a cualquiera.
Finalmente llegaron al improvisado campamento donde su escuadrón trataba de reagruparse. Eran apenas una docena de hombres, todos exhaustos, algunos heridos y vendados con trapos sucios. El humo de fogatas apenas mantenía el calor, y la sopa aguada que hervía en una olla no alcanzaría para todos.
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