-¡Matame, solo matame!- Gritos desgarradores resonaron en la pequeña habitación, el sonido del metal chocando con la carne era extremadamente claro, haciendo un ligero eco.
Poco a poco se formó un charco de sangre en el suelo frío, el olor a hierro se intensificó mezclado con un olor a podrido muy espeso.
-No puedo creer que aún tengas tanta sangre en tu cuerpo ¿Las heridas de hace 2 días no fueron suficientes para que murieras desangrada?- Una voz llena de risas sonó, sus ojos negros miraron con deleite las heridas podridas en las piernas de la mujer que yacía a sus pies.
Aunque el olor era extremadamente desagradable, la vista era simplemente estupenda y le daba una sensación de venganza exquisita.
-Sabrina... eres mi hermana ¿Qué te he hecho…?- Preguntó débilmente la chica que se retorcía de dolor en el suelo, sus piernas casi habían sido mutiladas, todos sus dedos habían sido cortados, tantos los de las manos como los de los pies.
Su antes hermoso cabello había sido completamente cortado y quemado, hasta el punto de casi quedar calva, su piel blanca como la nieve se había vuelto roja y morada por todos los golpes que había estado recibiendo en los últimos 3 años.
No había visto a luz del sol en más de 3 años y todas sus emociones parecían haberse sofocado, lo único que quedaba era su deseo de morir, sin embargo, era el único que no quería ser cumplido.
Su cuerpo tenía tantas heridas que ya ni se reconocía a sí misma, su rostro estaba desfigurado, ya no había nada de lo que ella era antes. Una hermana menor que protegió de todo corazón a su hermana mayor adoptiva, sin embargo, solo recibió el odio y el desprecio de esta.
-¿Sabes? Cuando tus padres me llevaron a su casa, pensé "finalmente tendré un verdadero hogar", sin embargo, a los pocos años de disfrutar el gran amor de esa hermosa familia, mi madre quedó embarazada ¡Y naciste tú! ¡Ellos dejaron de prestarme atención, me hicieron a un lado y dejé de ser su hija favorita..!- El tono de la chica era venenoso y cruel mientras trazaba una pequeña línea con un cuchillo en la mejilla de su hermana menor.
Desde que esta niña nació, todo lo que había disfrutado pareció volverse ilusorio, sus padres dejaron de darle amor, con 12 años, solo comenzó a sentir odio y resentimiento por esta hermana suya.
-Oh... lo siento...- La joven soltó un gruñido de dolor y abrió lentamente los labios rotos -... Pero, eso no justifica lo que me has hecho... este dolor que he sufrido... lo pagarás caro...- La voz de la chica se llenó de odio, sus ojos opacos cayeron sobre su hermana mayor con un brillo de muerte.
-¿Quién va a pagarlo caro?- Una voz masculina y penetrante resonó desde la puerta, una figura alta y fornida ingreso con pasos pesados, sus pies estaban cubiertos con botas y su cuerpo vistió ropa militar, su cabello corto se peinó cuidadosamente hacia atrás.
El aire frío que emitía daba un sentimiento de opresión y crueldad.
Al verlo, la joven apretó los dientes y sus ojos brillaron con una luz despiadada, apretó los dientes de tal manera que sus encías brillaron con sangre, su rostro desfigurado se volvió cada vez más retorcido y repugnante con su expresión cruel. A este tipo, lo odiaba incluso más que a su hermana mayor.
Sus habilidades de tortura eran las que no le habían permitido morir hasta hora, sabía que puntos dañar exactamente, causarle un dolor agonizante sin matarla ¡Este maldito la había hecho sufrir!!
Le había entregado sinceramente su corazón y su alma, sin embargo, los estrujo y destruyo como si no fueran más que trozos de basura.
Hace 3 años, la había invitado a salir, luego de estar comprometidos durante 2 años, no era la primera vez que salían, pero si sería la última. La llevo hasta una zona apartada al lado de un barranco y la empujo sin piedad mientras estaba distraída apreciando la puesta del sol.
No murió, pero sus piernas quedaron inválidas. Cuando bajo para llevársela, no llegó solo, su hermana mayor lo acompañaba mientras era abrazada por él.
Dos hombres grandes vestidos de militares los seguían desde atrás.
-Llévensela.- Ordenó Martín con frialdad, sus ojos miraron a Amelia con altivez y crueldad, el desprecio en su rostro fue suficiente para que Amelia se diera cuenta de algo, él nunca la amo, incluso después de 8 años de noviazgo.
Amelia no luchó mientras lloraba de dolor, sin saber si era emocional o físico. Siempre trato de llevarse bien con su hermana mayor, sin embargo, esta era como un bloque de hielo y solo la trató como un enemigo.
Amelia se sentía completamente destrozada, desde entonces fue encerrada en una pequeña habitación similar a un buque, nunca nadie vino a rescatarla y poco a poco sus esperanzas de salvarse perecieron con la movilidad de sus piernas.
Todos los días fue sometida a distintos métodos de tortura por parte de su hermana mayor; Sabrina y su ex prometido; Martín. Era como un experimento utilizado para probar nuevos métodos de tortura, sufría, pero no podía morir.
-Ustedes han de pagarlo muy caro... Los haré morir con mis propias manos ¿Entienden? ¡VAN A MORIR CON MIS PROPIAS MANOS..!- La voz quebrada fue silenciada en cuestión de segundos, los ojos de Amelia se llenaron de paz cuando finalmente sintió la muerte caer sobre ella.
Su cuerpo ya débil se quedó completamente inerte cuando la cuchilla apuñaló su corazón, la sangre brotó lentamente de su boca, no sintió dolor, después de tanto sufrimiento, finalmente sintió paz.
Antes de morir, escuchó una voz llena de queja -¡Aún quería seguir jugando con ella un poco más!
Una sonrisa torcida apareció en los labios de Amelia antes de sucumbir ante la muerte, sus ojos sin luz miraban directamente a la pareja que se abrazaba.
Al ver eso, Sabrina sintió un escalofrío recorrer su cuerpo y sus ojos brillaron con miedo y asco, rápidamente salió del buque seguido de Martín.
-¡Destruyan este buque! Que no quede nada de él.- Ordenó Martín con frialdad, al ver a sus hombres asentir, se llevó a Sabrina lejos.
Unos minutos después, una fuerte explosión retumbó en el bosque, espantando a todos los seres en los alrededores.
Rápidamente, el cuerpo frío de Amelia se convirtió en cenizas.
Ruidos extraños resonaron por todos lados, pasos apresurados, murmurios nerviosos, voces inquietas e incluso gritos asustados, eran tantos los ruidos molestos que la joven en la cama no pudo evitar fruncir el ceño con frustración.
Finalmente, había conseguido el descanso eterno, pero ¿Tan rápido comenzaron a molestarla? ¿Cómo es que el cielo era tan ajetreado? Ella trató de cubrirse las orejas con la almohada, sin embargo, un pensamiento la detuvo ¿Cómo es que aún no la había recibido San Pedro?
Asustada y preocupada, la chica se sentó de golpe -¡¿No me digas qué no estoy en el cielo?!- Gritó con nerviosismo, sus ojos color miel cayeron sobre un par de sábanas púrpuras bordadas con lirios blancos.
Sus labios se fruncieron en una mueca y una expresión de desconcierto apareció en su rostro, sin embargo, antes de que pudiese decir algo más, un grito resonó con fuerza desde la puerta de la habitación -¡Ahhhhhh!
Confundida, Amelia volvió la mirada, encontrándose con el rostro pálido de una mujer de mediana edad. Ella sonrió de forma sombría y preguntó -¿Estamos en el infierno?- ella definitivamente debería estar en el paraíso.
-¡AHHHHHHH!- Las pocas sirvientas en la habitación comenzaron a correr como gallinas sin cabeza.
Dos mujeres gordas chocaron contra la pared y otra de ellas incluso se lanzó por la ventana, prendas de todo tipo volaron por los aires, la mujer que estaba en la puerta incluso formó un charco de orines bajo sus pies antes de caer pesadamente hacia atrás, se había desmayado.
Al ver el desastre que creo solo por hacer una pregunta, Amelia no pudo evitar mirar ese charco de miados con una expresión de desconcierto. Ella se frotó pensativamente la barbilla y se quitó las sábanas de encima, de repente, se quedó paralizada.
Sus ojos cayeron directamente sobre sus piernas blancas como la nieve que quedaron a su vista, deditos pequeños y delicados se movieron suavemente con sus órdenes, su piel era tierna y suavecita, como la de una niña de 14 años.
Las lágrimas brotaron de sus ojos, con el rostro enrojecido, salió de la cama y se puso de pie, su cuerpo temblaba ligeramente, sin saber si era por la emoción o la debilidad. Ella miró sus manos con gran emoción y no pudo evitar caer de rodillas.
-¿POR QUÉ ESTOY VIVA? ¡YO SOLO QUERÍA MORIR!- Exclamó entre llanto, sin embargo, segundos después, se rio con diversión -¡Estúpida Sabrina, no lograrse tu objetivo, ya verás lo que te espera!
Las dos sirvientas que chocaron contra la pared miraron a la 'difunta' Segunda Señorita enloquecer delante de ellas, ambas se abrazaron entre sí y lloraron en silencio, evitando llamar la atención de la muerta viviente.
La chica se reía y luego lloraba, este tipo de comportamiento las hizo pensar que el fantasma estaba lamentándose, sobre todo por la forma en la que menciono a la Señorita Mayor.
Al ver que nadie más en la habitación se reía con ella, Amelia dejó de reír y tosió con algo de vergüenza, se puso de pie y se sacudió el vestido extraño con calma antes de mirar los alrededores con curiosidad.
-¿Segunda... Señorita?- Llamó una sirvienta con nerviosismo, de hecho, estaba aterrada pues hace unos minutos el doctor claramente les había dicho que la joven Segunda Señorita estaba muerta.
-¿Me hablas a mí?- Amelia se señaló a si misma dubitativa, su expresión era inocente y a la vez confusa.
-¿Está usted realmente viva?- Preguntó débilmente la sirvienta gorda con una expresión asustada, se puso de pie con ayuda de su compañera y miró a la joven de arriba hacía abajo, ella realmente parecía estar muy bien.
-Bueno, puedo inhalar y exhalar aire con mi boca y nariz, mi corazón palpita y tengo mucha hambre, si eso no es estar vivo, no sé que es.- La expresión en el rostro de la joven claramente le decía "¿Qué no estas viendo?"
Las expresiones de las sirvientas cambiaron ligeramente, pues el comportamiento de la niña era un poco más extraño de lo normal.
-¿Creés que el golpe le haya cambiado la personalidad? ¿O talvez fue el rechazo del Señor Wen?- Le preguntó la sirvienta en voz baja a la otra con preocupación.
-Es muy probable, estuvo inconsciente por una semana, y el hecho de que haya muerto y luego revivido ya deja mucho que pensar.- Ambas mujeres se susurraron entre sí.
-Oigan, sigo aquí, aún puedo escuchar sus estupideces.- Amelia apretó los dientes con enojo, nunca fue agradable para ella que otros cuchichiaran delante de ella a escondidas ¿No podían decirle las cosas en la cara? De esa forma, les daría la madriza de su vida si le fastidiaba lo que decían.
Aprendió artes marciales desde que comenzó a tener buen control sobre su cuerpo, sin embargo, tenía mal carácter la mayoría de las veces y peleaba mucho con los que la molestaban en la universidad.
Al pensar en el pasado, la expresión de Amelia se volvió más tranquila, ella caminó hasta el gran espejo de bronce que yacía a un lado de la ventana, sus ojos miraron directamente ese rostro que era un 60 o 70% familiar, era muy similar a su rostro.
Lo que más llamo su atención fue el lindo lunar con forma de corazón debajo de su ojo izquierdo, para su sorpresa, se veía encantador e incluso lindo. Amelia no pudo evitar tocarlo, sin embargo, cuando lo hizo, cientos de recuerdos ajenos pasaron por su mente.
Mareada por aquellos recuerdos que llegaban como marea, Amelia se sostuvo del borde inferior de la ventana. Cerró los ojos con fuerza y proceso todo en silencio.
Bueno, resulta que ella había caído en un cuerpo ajeno con una vida extremadamente distinta a la suya, pero que con dos similitudes; un enamorado y una hermana mayor 80% parecidos a los de su vida anterior.
Cuando Amelia abrió los ojos, un brillo cruel pasó por ellos, sin embargo, no permitió que las emociones la embolvieran, estas no eran las mismas personas de su vida pasada.
Pero ¿Cómo liberar el odio en su corazón hacia estos dos?
Aunque los recuerdos de la anfitriona no le proporcionaban mucha información, no trató de engañarse y pensar que estos dos seres no eran iguales a los de su vida pasada.
Pensando seriamente en ello, Amelia se volvió hacia las dos sirvientas que estaban intentando despertar a la sirvienta que se orino encima. Ella estaba a punto de preguntar algo cuando un largo y fuerte ~Ruuuuuuuu~ sonó.
Las sirvientas la miraron con los ojos muy abiertos, parecía que la Señorita no había comido en décadas, ambas se miraron y rápidamente corrieron a buscar algo de comida.
Amelia siguió señalando a la nada con el rostro enrojecido por la vergüenza, ella bajó lentamente la mano y se sentó en el borde de la cama.
Según los recuerdos de la anfitriona, seguía siendo su mismo país, solo que en la antigüedad, alrededor del año 1200, no estaba segura, solo sabía que viajo más de 1000 años en el pasado, ya que ella estaba en el 2016 antes de ser privada de su libertad.
El padre de la anfitriona es el Primer Ministro Tong, hombre de gran renombre y poder en el país, además de ser mano derecha del Emperador y gran amigo del Comandante de más alto rango en el país.
El hombre tiene 2 esposas, la primera esposa es Julia Ming, hija del ex Primer Ministro del país, como este solo tuvo dos hijas, le heredó su puesto a su yerno mayor. La segunda esposa era la madre de su ahora hermana mayor, hija del viejo Comandante de la derecha Su, su nombre es Lora Su.
Según los recuerdos de la anfitriona, la Señora Su había puesto afrodisíaco del más potente en la copa del Primer Ministro Tong para obligarlo a dormir con ella durante una fiesta creada por su padre. Su amor por él era tan grande que se arriesgo a dañar su reputación para poder casarse con él.
El Primer Ministro ya tenía a su primera esposa, cuando sucedió el accidente, él huyó para evitar perder su matrimonio, sin embargo, la Señora Su le ordenó a cinco guardias atarlo a su cama, solo entonces ella logró llevar a cabo su cometido.
Cuando la Señora Ming los encontró, se puso furiosa con la Señora Su, pues su esposo prácticamente había sido secuestrado y abusado por la mujer. Sus muñecas estaban sangrando al igual que sus tobillos, demostrando que había luchado por librarse.
Todos sabían cuanto se amaban el Primer Ministro y la Señora Ming, por lo tanto, culparon cruelmente a la Señora Su, quién fue arrestada y encerrada en un calabozo. Dos meses después, salió a la luz su embarazo.
Solo entonces, el Viejo Comandante Su exigió al Primer Ministro hacerse cargo de su hija y del bebé en su vientre.
El primer Ministro se negó rotundamente, sin embargo, el Viejo Emperador quien casi estaba en su lecho de muerte en ese entonces, accedió al pedido del Viejo Comandante Su.
El Primer Ministro Tong se vio obligado a casarse con la Señora Su.
La Señora Ming no fue mezquina y se encargo de cuidar personalmente a la Señora Su durante su embarazo, sin embargo, la mujer siempre se mostró odiosa y despreciable hacia ella, pues el Primer Ministro nunca le mostró su favor.
Al estar embarazada, aprovechó para molestar de todas las maneras posibles a la Señora Ming, incluso tratando de acusarla de intentar provocarle un aborto espontáneo.
En cuanto a la anfitriona, siempre tuvo una pésima relación con su hermana mayor, ya sea por la lucha interna de la Señora Su contra la Señora Ming, ambas también parecían estar envueltas en esas riñas.
De repente, un recuerdo extraño vino a su mente, fue el último recuerdo disponible de la anfitriona. Ella y su hermana discutían sobre una persona antes de que Sabrina, su media hermana, la empujará contra una roca, de allí, todo se nubló.
Ante aquellos recuerdos, Amelia sintió que esta familia era un desastre. Al final, esta Sabrina también era malvada.
-¡AMELIA!- Dos gritos vinieron desde la puerta de la habitación, sacando a la chica de sus pensamientos, ella se puso de pie y miró a las dos personas que corrían en su dirección.
Eran un hombre y una mujer, ambos parecían tener alrededor de 40 o 50 años de edad, vestían túnicas bordadas de muy buena calidad y sus cabellos estaban atados en moño.
Al verlos, los ojos de Amelia se llenaron de lágrimas ¡Eran idénticos a sus verdaderos padres! Las similitudes en sus rostros eran 100% asertivas. Cuando sus brazos la rodearon, algo en ella pareció romperse, todos los agravios que sufrió en el pasado se liberaron de inmediato.
El llanto de la niña resonó en toda la habitación, llena de dolor, de agravio y tristeza, ella derramó todos sus lamentos en los brazos de sus padres.
La Señora Ming estaba angustiada al ver a su hija llorar con tanto dolor, su mirada cayó sobre la joven que estaba de pie en la puerta con una expresión seria mientras apretaba suavemente sus manos. Un sentimiento de enojo brotó desde lo más profundo de su corazón.
¿Cómo es que cada vez que está niña estaba cerca, algo malo le pasaba a su hija? No importa cuánto investigará, nunca lograba encontrar nada para culparla.
Siendo la hija de esa zorra, no le extrañaba que ella también fuese astuta y traicionera.
Sí, la Señora Su y la Señora Ming habían sido amigas durante la adolescencia, sin embargo, cuando el viejo Primer Ministro anunció su compromiso, la Señora Su se volvió su enemiga jurada, tan solo por el amor de un hombre.
Mientras se perdía en sus recuerdos, la Señora Ming trató de calmar a su hija, quién por alguna razón no paraba de llorar.
La final, todas las personas fueron expulsadas de la habitación, dejando únicamente a la Señora Ming y al Primer Ministro, Lionel, dentro.
Amelia lloro hasta el cansancio y se quedó dormida sin querer en los brazos de su madre mientras murmuraba una que otra cosa.
-Tienes que investigar esto...
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