Dentro de un hermoso carruaje que dejaba muy en claro la riqueza de quién viajaba dentro, un hombre de 24 años, de cabello azul marino casi negro, ojos entre rosa y lila y un cuerpo atlético, volvía a casa, Marcel Zoragarria era un hombre muy atractivo, que atraía las miradas de las mujeres sin siquiera tener que esforzarse, y si su apariencia no era suficiente, su apellido lo volvía aún más atractivo, Marcel era el único hijo de Duque Zoragarria, y por ende su heredero, y el Ducado Zoragarria era uno de los ducados, por no decir el ducado más importante del reino de Azura, el poder del ducado Zoragarria solo podía ser comparado con el del mismo rey, convirtiendo así a Marcel en uno de los solteros más codiciados del reino.
Marcel a diferencia de muchos jóvenes de su edad, nunca había probado los placeres de la carne, como muchos los llamaban, para Marcel, era muy injusto que a las mujeres se les exigiera llegar puras al matrimonio, mientras que a los hombres no, razón por la cual, él había decidió llegar puro al matrimonio, así él sería el único hombre de la mujer que llamaría su esposa, y ella sería la única mujer en su vida, este era un objetivo que no le había costado mucho cumplir, y es que desde muy joven, Marcel tenían sus objetivos muy bien definidos, y pasar tiempo con el género opuesto no estaba entre ellos.
Con tan solo trece años, Marcel oyó hablar del que, desde ese momento se convertiría en su héroe, el guerrero de los mil estilos, un guerrero legendario perteneciente a un reino del otro lado del océano, su habilidad había sido tal, que sus hazañas habían cruzado el océano, llegando así a los oídos de un muy joven Marcel, quien desde que oyó hablar de aquel guerrero quiso convertirse en su aprendiz.
El guerrero de los mil estilos, pertenecía al renio de Topacio, un reino que hasta hacía poco había sido un pequeño rodeado de gigantes, y que tras una terrible guerra, había logrado expandir su territorio convirtiéndose en el reino más grande de aquel continente, y todo gracias al guerrero de los mil estilos, aquel hombre legendario había sido la clave de la victoria, tan fuerte y ágil como 20 hombres juntos, el guerrero de los mil estilos haba llevado a su reino a la victoria y rápidamente se ganó el título del mejor guerreo del mundo, no había nadie quien pudiera ganarle, su estilo era único, y aunque muchos de sus compañeros intentaron aprenderlo, ninguno pudo perfeccionarlo, deseoso de ser el primero en lograrlo, Marcel, con tan solo 15 años había convencido a sus padres de dejarlo viajar hasta el otro continente y así aprender del guerrero que tanto admiraba.
Obviamente Marcel no iría solo, con él iría el joven Alek Graud, hijo del duque Graud, y mejor amigo de Marcel desde que eran niños.
El ducado Graud, si bien no eran tan grande como el ducado Zoragarria, no tenía nada que envidiarle, al fin y de cuentas era un ducado próspero y lleno de riquezas.
Criados como hermanos, debido a la estrecha relación de los duques, Marcel y Alek hacían todo juntos, por lo que cuando Marcel decidió partir a Topacio en busca de aprender de su héroe, Alek no dudo en seguirlo, lamentablemente el padre de Alek enfermo días antes de su inminente partida, por lo que el joven, al ser el único hijo del duque Graud, tuvo que quedarse para ocupar, aunque sea de manera temporal el lugar de su padre, y aunque Marcel quiso quedarse para apoyar a su amigo, Alek no se lo permitió.
- Amigo este es tu sueño, yo estaré bien, me he preparado toda mi vida para este momento, además no estaré solo, mi padre estará enfermo, pero no por eso no dejará de apoyarme, así que ve amigo y convierte en el mejor guerrero que este reino haya visto jamás – le había dicho Alek y es que al ser un reino tal lejano, los permisos para entrar a sus territorios no eran muy fáciles de conseguir, sobre todo uno que implicaba conocimiento militar, así que si Marcel no se iba en ese momento perdería su oportunidad posiblemente para siempre.
Fue así como un joven Marcel, con tan solo 15 años, partió solo hasta el reino de Topacio, para aprender del que desde hacía dos años se había convertido en su héroe y ejemplo a seguir.
Cuál fue su decepción, que al llegar al reino de Topacio, tras meses de viaje, su héroe no estaba allí, y si bien su leyenda había cruzado el océano, su destino no lo había hecho y es que, tras el término de la guerra, hacía más de 13 años, el guerrero de los mil estilos había desaparecido sin dejar rastro, simplemente se había esfumado, desapareciendo con él ese estilo de pelea que tanto lo había caracterizado.
Este fue un duro golpe para Marcel, quien había cruzado el océano para conocer a este hombre, pero aun así decidió quedarse y aprender de aquellos que habían aprendido de aquel legendario hombre.
Por nueve años Marcel aprendió de quienes fueron los aprendices de su héroe, y si bien estos nunca dominaron del todo el estilo de aquel hombre, si ayudaron a Marcel a elevar su nivel de pelea muy por encima del nivel que tenía al llegar, llegando a superar a sus propios maestros, pero a pesar de su avance Marcel sabía que aún están lejos del nivel que tenía ese hombre al que tanto admiraba, por lo que durante su larga estancia en el reino de Topacio, Marcel intento averiguar más sobre el hombre que tanto admiraba y si bien descubrió la razón de su desaparición, nunca averiguo en donde se encontraba actualmente o si siquiera seguía vivo.
Ahora como un hombre de 24 años, Marcel regresaba a su hogar tras una larga ausencia, así que Marcel se encontraba haciendo el último tramo de su viaje en un lujoso carruaje y muy pronto llegaría hasta la casa de su infancia en donde lo esperaban sus seres queridos y en donde una nueva etapa de su vida estaba por comenzar, una etapa llena de sorpresas, que lo pondrían a prueba, pero al mismo tiempo lo convertirían en el hombre más afortunado de todo Azura.
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Hola a todos 👋👋👋.
Así comienza esta nueva historia, espero que les parezca interesante y la apoyen, así como han apoyado muchos de mis otros proyectos.
Ustedes son los mejores y muchas gracias por leer mis historias 😽😽😽😽.
Marcel pudo ver a lo lejos la entrada a la propiedad de su familia, y sintió una enorme emoción recorrerlo, había estado lejos mucho tiempo y extrañaba a su familia.
Al llegar a la entrada de la mansión, Marcel bajo del carruaje y allí lo esperaba un joven de su edad, de cabellos morados y ojos verdes, este era su mejor amigo, Alek, quien al verlo no duda en ir a su encontró, uniéndose así ambos hombres en un abrazo.
- Te extrañe mucho amigo – le dice Marcel a Alek con gran alegría.
- Y yo a ti, pero ahora estas aquí y eso es lo que importa – le responde Alek, quién estira su mano hacia atrás, y una joven, de cabellos verdes azulado, y ojos azules, toma la mano que el peli morado y uno a ambos hombres – amigo te quiero presentar a mi prometida, la señorita Olivia Viz – presenta Alek a la mujer que lo acompaña.
Alek había conocido a Olivia hacia poco más de un año, y se había enamorado de ella de inmediato, sentimientos que fueron correspondidos por la señorita Olivia, quien amaba profundamente a Alek, tal así, que retraso la boda, aun con la constante presión de sus padres, para que el mejor amigo de su prometido estuviera presente.
Olivia era hija de un conde con mediana importancia, era por eso que sus padres deseaban que la boda se celebrara poco después de que se comprometieron, tan solo a un mes de conocerse, ya que temían que Alek se echara para atrás y perdieran los beneficios de unir a su hija con un futuro Duque, sobre todo por que el ducado Graud era uno de los más influyentes del reino, pero a diferencia de sus padres, a Olivia no le importaba cuando fuera la boda, ya que para ella, no se estaba casando con un futuro duque, si no que se casaría con el hombre al que amaba, y la boda debía ser especial para ambos y si tenia que esperar años para casarse con Alek, lo haría, ya que la joven confiaba en los sentimientos que el peli morado tenia hacia ella.
- Es un placer conocerlo a fin joven Zoragarria, puedo ver que es un hombre muy apuesto, ¿debería de preocuparme que los suspiros de mi futuro esposo sean más suyos que míos?, por que desde que lo conozco, Alek siempre habla de usted – le dice Olivia a Marcel y con esas simples palabras el peli azul supo que su amigo había elegido bien.
- Jajaja, no tiene de que preocuparse, puedo asegurarle que no soy rival para usted o su belleza, y llámeme Marcel, al fin y al cabo pronto seremos familia, ya que yo considero a este hombre más que un amigo, para mi es un hermano – le contesta Marcel a la prometida de su amigo.
- Y tu también eres mi hermano – le dice Alek a Marcel, mientras lo vuelve a abrazar, feliz de volver a tener a su amigo a su lado.
- Ahora entiende mis dudas – le dice Olivia a Marcel con una sonrisa divertida.
- No debes de estar celosa amor, ya que lo que siento por ti es mil veces mas intenso – le responde Alek a su prometida a la vez que se separa de su amigo, y rodea con sus brazos a su futura esposa, para luego unir sus labios en un corto y casto beso, el cual a pesar de haber durado solo un segundo, estaba lleno de sentimientos.
Marcel ya sabia de la existencia de Olivia, por que Alek le había hablado de ella en las cartas que intercambiaban, fue el compromiso de su amigo, una de las tantas razones por la que decidió volver a casa, a pesar de que aun había una cosa que deseaba hacer en el reino Topacio, y esa era encontrar a su héroe, pero su amigo había retrasado su boda por el, y la pareja ya llevaba casi un año comprometidos, Marcel, consiente que su amigo no se casaría si él no estaba a su lado, al fin y al cabo había sido una promesa que se habían hecho de niños, decidió volver lo más pronto posible y así estar en la boda de su amigo, la cual seria dentro de 2 meses, y es que cuando Marcel le anuncio de su inminente llegada a Alek, la pareja comenzó con los preparativos de dicho evento.
Al ver a su amigo estar tan acaramelado con Olivia, Marcel sintió una sana envidia hacia Alek, y es que hasta ese momento no se había imaginado compartiendo su vida con alguien, peor al ver a su amigo tan feliz, supo que eso era lo que el quería, una mujer que lo amara a él y no a su titulo.
- Alek, niño ingrato, te dejamos quedarte a esperar a Marcel, y cuando este llega tu ni nos avisas – se oye la voz de una mujer, a lo que los tres presentes, dirigen su vista al origen de la voz y pueden ver como una pareja sale de la casa.
- Madre, padre – dice Marcel al ver a sus padres, y sin dudarlo va hacia ellos.
La duquesa, era una mujer que pasar de sus 52 años, seguía luciendo muy hermosa, con su ojos entre rosa y lila iguales a los de su hijo y su cabello rubio muy claro, que con el paso del tiempo había adquirido un aspecto grisáceo, Margot Zaragarria era un figura imponente, que miraba a su hijo con mucho amor.
- Te extrañe tanto – le dice Margot a su hijo, mientras lo estrecha entre sus brazos.
- Y yo a ti madre.
- Es un placer tenerte de vuelta en casa hijo mío – le dice el duque Rodrigo a su hijo, y padre e hijo también se abrazan.
Marcel tenia un mayor parecido con su padre que con su madre, y es que el joven era muy parecido a su padre, lo único que los diferenciaba era que el hombre tenían los ojos dorados a diferencias de su hijo.
Toda la familia reunida, incluyendo a Alek y a su prometida, pasaron a la mansión a celebrar la llegada de Marcel, Margot había mandado a preparar los platillos favoritos de su hijo, y este paso el resto del día poniéndose al día con sus padres y su amigo, quién solo se fue, cuando el sol comenzó a ocultarse.
- Me gustaría poder quedarme más tiempo, pero debo de llevar a Oliva a su casa.
- Vayan tranquilos, y no olviden que Tú y la joven Viz siempre son bienvenidos aquí, así que no duden en visitarnos siempre que les sea posible – le dice Rodrigo a la pareja.
- Le agradezco sus palabras duque Zoragarria – contesta Olivia con una ligera reverencia.
- Bueno, ya tenemos que irnos, pero antes de retirarme, amigo, ven a verme mañana, tengo algo muy importante que decirte, que se que será de tu interés – le dice Alek a Marcel, quién de inmediato se siente intrigado.
- En ese caso, mañana iré a verte – le contesta Marcel a su amigo.
- Hasta mañana amigo.
- ¿Qué crees que sea lo que Alek quiere decirte? – le pregunta Margot a su hijo, cuando la pareja ya se ha ido.
- No lo se, pero sea lo que sea, se que es algo importante, con Alek no puede ser de otra manera – le contesta Marcel a su madre.
Tras desearle las buenas noches a sus padres, sube a su antigua habitación, la cual fue preparada para su llegada, y así poder descansar, el viaje fue largo y el recuentro muy emotivo, por lo que necesitaba descansar, ya mañana seria otro día.
¿Qué es lo que querías decirme? – le pregunto Marcel a Alek.
A primera hora del día Marcel había ido a ver a Alek, intrigado por las palabras que el peli morado le había dicho el día anterior antes de irse.
- ¿Recuerdas la competencia de los guerreros del reino? – le pregunta Alek a Marcel, confundiendo a su amigo con su pregunta.
- Claro que la recuerdo, de niños deseábamos inscribirnos y así demostrar que éramos los mejores guerreros de toda Azura – le responde Marcel a su amigo.
- Pues veras, hace como cuatro años apareció un guerrero misterioso, que ha salido invicto desde su primera competencia, y bueno creo que es algo que debes experimentar por ti mismo, es por eso que cuando anunciaste tu regreso me tome la libertad de inscribirte a la competencia – le dice Alek a Marcel.
- ¿Qué hiciste que?, Alek, la competencia es dentro de dos días – comienza a decir Marcel, pero Alek lo interrumpe.
- Y que, todos estos años has estado entrenado muy duro, aun si la competencia fuera hoy, tu estarías sobre la mayoría de los competidores, por no decir de todos, a excepción de uno, y es a quien debes de enfrentar.
- Debe de ser un guerrero de lo más impresionante si hablas asa de él, y la verdad has despertado mi curiosidad, así que daré mi mayor esfuerzo para combatir con el guerrero del que hablas – dice Marcel determinado por combatir con aquel guerrero que había impresionado tanto a su amigo, sobre todo por que Alek no suele ser una persona que se impresione tan fácilmente.
Después de ver a Alek, Marcel hizo un recorrido por algunas de las tierras que administraba el ducado, para ver de primera mano como se estaban manejando esas tierras, una vez termino su recorrido decidió ir a ver a la guardia del ducado, en donde se reunió con Genaro Kriger, otro viejo amigo, quién ahora era el general de las tropas de Zoragarria, Genaro era un hombre alto y fornido de cabello verde oscuro y ojos marrones, como tercer hijo de un vizconde, Genaro nunca heredaría el titulo de su padre, pero eso al joven poco le importaba, él se encontraba satisfecho con la vida y trabajo que tenia actualmente, como general en jefe de las tropas del ducado Zoragarria.
La razón por la que Genaro trabajaba para ducado Zoragarria, era por una deuda del pasado, hacia más de tres generaciones el duque Zoragarria ayudó al vizconde a salvar sus tierras cuando este por un mal negocio casi lo pierde todo, desde allí el vizcondado de Kriger siempre mandaba a uno de sus hijos varones para que este sirviera y protegiera al heredero del ducado Zoragarria, y en esta ocasión fue el turno de Genaro, quien desde niño lo vio como todo un honor, y a pesar de ser solo un año mayor que Marcel, Genaro se tomo muy enserio su papel de protector, lo cual de alguna manera siempre formo una barrera entre él y Marcel, y es que si bien eran amigos, Marcel no había podido formar un vinculo con Genaro como el que tenia con Alek, a pesar de que lo conocía casi la misma cantidad de años que tenía de conocer a Alek.
Para Genaro la partida de Marcel lo había tomado por sorpresa, y aunque en un principio quiso ir con él, eso no fue posible, es por eso que en los últimos años se había fortalecido hasta convertirse en el general del ducado y así llevar a cabo la tarea que se le había encomendado desde muy joven, este era un logro que lo enorgullecía.
- Es bueno verte Genaro, cuando me dijiste que te habías convertido en el general de las tropas de mi padre, la verdad no me sorprendí, siempre destacaste entre la guardia, a pesar de tu corta edad - le dice Marcel a Genaro a manera de saludo, y antes de que el peliverde pudiera alejarse, Marcel le da un abrazo.
- A mi también me alegra verte Marcel – le contesta Genaro, ganándose una sonrisa de parte del peli azul, y es que, que Genaro lo llamara por su nombre fue una de las pocas batallas que Marcel pudo ganar antes de irse, ya que Marcel consideraba a Genaro su amigo, y se le hacia raro que este hablara tan formalmente.
- A parte de venir a saludarte, estoy aquí por otra razón, Alek me habló de un nuevo peleador que ha participado los últimos años en la competencia de los guerreros del reino, ¿tú que sabes de él? – le pregunta Marcel a Genaro.
- No se mucho, es un tipo misterioso y por su complexión, también alguien muy joven, pero a pesar de que en apariencia parece frágil, no lo es, nadie sabe de donde salió, y no es alguien muy conversador, muchos creen que es mudo, porque nadie lo ha oído hablar y su estilo de batalla es muy peculiar – le explica Genaro.
Marcel medita las palabras de su amigo y sumado a lo poco que le dijo Alek, ciertas sospechas crecen en el, pero no sabría sin son ciertas hasta que pelee contra ese hombre.
- Participare en la siguiente competencia, por lo que debo de prepararme, ese guerrero misterioso a despertado mi curiosidad, asique amigo necesito de tu ayuda, el viaje me dejo atrofiado, así que necesito relajar los músculos si quiero ganar – le pide Marcel a su amigo.
- Lo ayudare, así que vaya a preparase, lo espero en el campo en 20 minutos – le contesta Genaro a Marcel, quién no pierde tiempo en ir a preparase.
Así, Marcel paso los siguientes dos días entrenado para la competencia, demostrándoles a todos con quienes se enfrentaba, que esos nueve años fuera no fueron por nada, ya que superaba y con creces a cualquier guerrero al que se enfrentaba.
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