Un nuevo día había iniciado, una mañana soleada que auguraba un buen día o por lo menos así lo sentía Valentina, ese día como todos se preparaba alegremente para ir a sus clases de la mañana, estaba más que emocionada sentía que todo de pronto se había alienado a su favor y las cosas por fin estaban tomando un buen rumbo.
No solo porque su futuro profesional estaba casi definido, sino que después de muchos años su amor platónico por fin se había percatado de su presencia.
Valentina había crecido con algunos hijos de los amigos de sus padres entre ellos su mejor amiga Sofia Villareal al igual que Maximiliano Montenegro con el que también se llevaba bien pero no era tan cercana a diferencia de Sofia que si tenía una relación más cariñosa con él desde siempre.
Pero fue en la secundaria en su tercer o cuarto año cuando un nuevo chico llego a la ciudad, su familia era muy importante, antes vivían en el extranjero, pero ese año decidieron establecerse allí, a donde trasladaron la sede central de su cadena de hoteles, con su llegada el mundo de Valentina cambio pues el chico pronto se hizo amigo de Maximiliano y como este siempre estaba cerca a Sofia y Sofia estaba con ella, pronto el chico también se integró a su círculo de amigos cercanos.
Rafael Alcázar era el nombre de ese chico que se convirtió desde entonces en su sueño, uno que veía demasiado lejano, prácticamente imposible, pues siempre fue tierno con ella, pero la trataba como una hermanita mejor al igual que a Sofia, contrario a como se comportaba con otras chicas, pues Rafael contaba con varias admiradoras a las que él ni corto ni perezoso correspondía.
Es probable que durante su estancia en la secundaria saliera con la mitad de las chicas de la institución, algo que empeoro en la universidad donde pronto se convirtió en un playboy consagrado, todo esto delante de Valentina lo que poco a poco había matado todas sus ilusiones de una historia de amor con él.
Con cada chica nueva que lo veía se iban apagando todas sus ilusiones, cuando Valentina ya se había resignado y estaba por enterrar esa idea para siempre, de pronto un día todo cambio.
Una noche Rafael, Maximiliano y otros amigos habían salido a tomar unas copas, con las cuales se habían pasado hasta casi la inconciencia, fue por ello que Sofia fue avisada para que recogiera a Maximiliano, como ese día ella estaba en casa de Valentina, ella la acompaño por lo que al llegar al lugar y ver que no solo se trataba de Maximiliano sino también de Rafael, cada una se hizo cargo de uno de ellos.
- Vale, creo que debemos separarnos, el auto de Maximiliano está aquí, así que debo llevarlo de regreso.
- Está bien amiga, entonces yo llevo a Rafael a su casa. – Dice, ya que juntas habían ido en el auto de ella. – ¿Tú te quedaras en casa de Maximiliano? – Pregunta solo para estar segura, pues por la hora era lo mejor.
- Si Vale, ve tranquila y me escribes cuando llegues. – Se despide Sofia pues Maximiliano ya fue llevado al coche, al igual que Rafael también ya está en el auto de Valentina, fue así como Valentina se llevó aún muy borracho Rafael a casa.
Lo que ella jamás se imagino fue que ese día de pronto todo cambiara.
- Rafael puedes ayudarte, eres muy pesado para cargarte. – Dijo Valentina mientras lo ayudaba a salir del auto una vez habían llegado al departamento donde vivía Rafael, pues desde que ingreso a la universidad se había marchado de casa buscando independencia les había dicho a sus padres, pero la realidad era que solo quería tener más libertad.
- Vale, te he dicho que eres muy hermosa. – Decía intentando mantener sus ojos abiertos.
- No. – Respondió Valentina intentando mantener la paciencia que se necesita para mantener una conversación con una persona que no está en sus 5 sentidos. – Nunca me lo has dicho, pero yo lo se. – Sonrió ella con suficiencia.
- ¿Alguno de esos tontos que están interesados en ti, te lo han dicho? – Pregunto haciendo una mueca de molestia ante la simple idea de que otros hayan estado coqueteando con ella.
- ¿Qué? – Cuestiono Valentina incrédula, por el claro tono de reclamo que estaba utilizando, si bien es cierto tanto Maximiliano como el siempre habían sido muy protectores con Sofia y con ella no creía que su nivel de protección llegara a tanto.
- Hoy vi como ese tipo, ¿Leonel es su nombre no?, te hablaba con claro interés. – Reclamaba Rafael aun sin poder mantenerse del todo en pie.
- No sé de qué hablas. – Dijo Valentina haciéndose la desentendida, de todas formas, estaba hablando con un borracho que más daba.
- Si que lo sabes. – Respondió el mientras se apoyaba en ella para poder caminar. – ¿Te gusta? – Pregunto con un hilo de voz.
- ¿Qué si me gusta? – Cuestiono Valentina sin entender de donde había sábado esa loca idea Rafael. ¿Leonel? – Volvió a decir.
- ¿Quién más? – Refunfuño Rafael.
Valentina quería reírse, si no lo conociera pensaría que esta celoso, pero ella sabe que no es así, pero viendo la situación una loca idea llego a su mente, de todas formas, Rafael estaba borracho al día siguiente no se acordaría de lo que dijo, así que tomando valor dijo.
- Pues no, Leonel no me gusta. – Aclaro. – No me puede gustar, porque ya tengo a alguien en mi corazón.
Rafael que estaba en un estado mitad consciente, mitad inconsciente, sintió como esa declaración de Valentina apuñalaba directamente su corazón, ¿Cómo que alguien le gustaba?, se preguntó, ¿desde cuándo?, seguía cuestionándose, él había estado cuidándola desde siempre, junto a Maximiliano se habían asegurado que ningún chico con intenciones de conquista se haya acercado a ellas, ¿Cómo es que ahora Valentina le decía que le gustaba alguien?
- ¿Quién? – Cuestiono con un tono un tanto más alto de lo que pretendía, la sola idea de que alguien fuera receptor de interés por parte de Valentina lo jodía más de lo que le gustaría aceptar.
Valentina se sorprendió por el tono que había usado Rafael, si ella no supiera que el solo siente un profundo sentimiento de protección por ella, casi podría soñar con que estuviera celoso, pero ella sabía que eso era imposible.
Ese mismo día ella había visto a Rafael muy íntimo con una de las chicas del club de porrismo de la universidad, así que era obvio que él no tenía ningún interés en ella.
- ¿Por qué quieres saberlo? – Cuestiono Valentina mientras hacia un esfuerzo sobre humano para para sostener a Rafael llevando hasta la puerta de su edificio.
- Dímelo. – Dijo, aunque un poco entrecortado, era obvio que no estaba en sus cinco sentidos. – So… soy tu mejor amigo, tengo que saberlo. – Murmuraba. – De esa forma sabre a quien debo romperle la cara. – Aseguraba con un brillo de convicción en los ojos.
Valentina quería reír, si el supiera, pero justo allí estaba el problema, si él se enterara de sus sentimientos lo más probable es que se alejaría, eso era lo que hacía siempre que una de sus “amigas” expresaba sentimientos por él, no las rechazaba, ni era grosero, pero lentamente se alejaba, esa era su forma de evitar que ellas se ilusionaran más.
¿Que, si eso a ella le parecía noble de parte de Rafael?, para nada, al contrario, le parecía demasiado cruel, era por eso que ella se había jurado esconder en lo más profundo de su corazón esos sentimientos para evitar que su relación se acabara para siempre, habían sido amigos por años, y aun cuando ya se había resignado a que su amor no fuera correspondido, jamás podría perderlo del todo, sería demasiado doloroso.
Rafael al ver que Valentina se había quedado callada, volvió a la carga, necesitaba saber quién era ese hombre, aunque sabía que él no tenía derecho a intervenir se excusaba en ser su protector y como tal debía hacer bien su trabajo.
- ¿No me dirás? – Cuestiono. - ¿Acaso no confías en mí?, pensé que me contabas todo como a Sofia. – Insistió esta vez con un tono más bajo, se podía decir que hasta triste.
- No tiene caso, de todas formas, a él no le intereso. – Dijo Valentina mostrando una pequeña sonrisa queriendo sonar despreocupada, pero el dejo de tristeza en su voz ante esa verdad fue algo que no pasó desapercibido para Rafael que la conocía bastante bien.
- Es imposible. – Le aseguro, mientras llegaban hasta el piso donde está su departamento. – No hay chico en el mundo que no estaría feliz de llamar tu atención. – Declaro con total convicción, sorprendiendo de nuevo a Valentina, que se quedó paralizada un segundo, ¿el en verdad pensaba eso?, se preguntó.
Para ese punto ya habían entrado al departamento de Rafael, gracias al cielo ella sabía el código de acceso de la puerta, porque estaba segura que en el estado en el que Rafael se encontraba ni eso recordaría.
Como él no podía mantenerse en pie por sí solo, Valentina lo llevo hasta la habitación, una vez allí lo dejo caer sobre la cama.
- Ahora que estas en casa me voy. – Se despidió. – Te vere mañana, descansa. – Le dijo.
Pero cuando estaba a punto de alejarse Rafael la jalo de la mano haciendo que Valentina por el movimiento repentino se tropezara y cayera justo encima de él.
- ¿Qué haces? – Cuestiono lo suficientemente nerviosa, jamás habían estado tan cerca, además la situación no era precisamente la mejor, teniendo en cuenta que Rafael no era alguien consciente de sus acciones en ese momento.
- No te dejare ir hasta que me digas quien es ese hombre. – Exigió rodeándola con sus brazos. – Estoy seguro que debe ser ciego para no darse cuenta la mujer perfecta que eres. – Dijo mirándola a los ojos o intentándolo al menos teniendo en cuenta su estado para nada conveniente.
- No soy perfecta. – Se rio Valentina negando con la cabeza.
- Para mí lo eres. – Confeso Rafael.
- Eso no es cierto. – Murmuro Valentina. – Pero agradezco que me quieras consolar, lo único malo es que seguramente mañana cuando despiertes ni recordaras lo que me estás diciendo hoy. – Dijo Valentina con una sonrisa triste, mientras se soltada de los brazos de Rafael para ponerse de pie.
Rafael en ese momento no supo si fue la expresión triste de Valentina al pensar que el solo estaba diciendo eso porque estaba borracho o si era el repentino hecho de saber que Valentina podría fácilmente irse con alguien más o si fue la suma de todo, pero antes de que ella de alejar la acerco nuevamente a él hasta rozar sus labios.
Valentina solo atino a abrir los ojos hasta donde le era físicamente posible sin entender muy bien si eso estaba sucediendo o ella estaba soñando, eso solo hasta que un segundo después Rafael aprovecho su shock para besarla de verdad, un beso profundo y que expresaba más de lo que sus palabras podrías, uno tan intenso que terminó por arrastrar a Valentina a él, olvidándose de todo, que más daba si mañana Rafael lo olvidaba al menos no se quedaría con las ganas de un beso suyo.
Solo que lo que sucedió luego la dejo en blanco.
- Valentina, me encantas, quiero que me aceptes, quiero ser el hombre de tu vida. – Confeso Rafael en medio del beso.
La Enorme sonrisa que Valentina llevaba en su rostro ese día podía iluminar el planeta en su noche más oscura por lo que Sofia en cuento la vio tuvo la necesidad de saber, ¿que estaba sucediendo?
- Amiga, ¿a qué debemos esa sonrisa tan deslumbrante? – Cuestiona Sofia levantando una ceja intrigada y es que, aunque sabe perfectamente que su amiga es un huracán de energía que rodea a todos con su alegría, ese día en particular brilla aún más, como si eso fuera posible.
- Hola Sofí. – Saludo con un sonoro beso en la mejilla de Sofia aumentando sus sospechas. – Es mi estado natural. – Sonrió con gran alegría, pero Sofia la miro como diciendo, “lo sé, lo sé, pero esto es algo más, te conozco.” – Además mira como brilla el sol el día de hoy, ¿no es hermoso?, creo que solo eso ya es motivo suficiente para esta feliz. – Suspiro haciendo que Sofia levantara sus cejas con clara sorpresa, al parecer algo demasiado bueno le había sucedido y no se quedaría tranquila hasta averiguar que era aquello que la tenía en ese estado.
- Estoy segura que será un gran día. – Dijo Sofia. – Pero también estoy segura que algo está sucediendo y no puedo creer que no me quieras contar que es. – Dijo mientras se cruzaba de brazos en claro gesto de protesta por no saber que le estaba sucediendo a su amiga.
- Te lo diré, lo prometo. – Juro levantando su mano derecho en acto de solemnidad. – Solo déjame resolver unas cosillas y ya. – Pidió juntando sus manos en suplica.
- Está bien. – Consintió Sofia. – Pero, que sea pronto.
- Así será. – Sonrió nuevamente. – Además en verdad creo que es un buen día, sin contar que estamos a menos de un mes de terminar los exámenes y con ellos seremos profesionales. – Anuncio con gran dicha y no es que ya quiera irse de la universidad, pues allí ha vivido momentos muy importantes y felices de su vida.
- Lo se. – Respondió Sofia. – Pero no me distraerás con eso, algo muy bueno debió suceder. – Dedujo Sofia.
Con lo que tenía toda la razón, pues ese día Valentina sentía que el mundo era perfecto, y es que hacía dos noches que había sucedido el acontecimiento más maravilloso de su vida, después de años enamorada de Rafael por fin se habían besado, aunque ella estaba segura que eso y las palabras que le había dicho después confesándose las olvidaría al día siguiente y todo seguiría igual, solo que…
Se equivocó.
Flashback
Esa noche Rafael después de decir aquellas palabras que todavía le aceleraban el corazón a Valentina de solo recordarlas, se había quedado dormido, con lo que ella pensó que el hechizo se había terminado, así que lo cubrió con una manta y se fue a casa.
Lo que quedaba de la madrugada ya no pudo dormir, pensando en ese beso y en las palabras de Rafael, como deseaba que fueran ciertas y no una declaración de borracho que seguramente ya había olvidado.
Para cuando logro dormir un poco ya había salido el sol, pero lo que jamás espero es que la despertara el sonido de su celular, era un mensaje de Rafael.
- ¿Estás en tu casa?, Debemos hablar, sé qué crees que lo que dije eran palabras de borracho, pero recuerdo perfectamente lo que paso anoche y quiero decirte que hablaba muy enserio.
Eso era todo lo que decía el mensaje, pero la impresión en Valentina fue tal que soltó el celular después de leerlo y se quedó estática con el corazón a millón, para cuanto pudo reaccionar volvió a tomar su celular y leyó el mensaje una y otra y otra vez hasta que se logró convencer a sí misma de que era real.
- ¿Estás ahí? – Llego otro mensaje de Rafael que al no obtener respuesta había enviado otro para saber si Valentina había entendido su mensaje.
- Aquí estoy. – Fue lo único que logro escribir.
- Bien, te veo en tu casa en una hora. – Dijo y ya Valentina no supo que responder, tampoco era necesario.
Valentina corrió a arreglarse, recibiría a Rafael, pero ya no era lo mismo, sabía que el beso del día anterior lo había cambiado todo, pero jamás se imaginó que tanto, ¿Qué quería decir con que hablaba en serio?, ¿quería una relación con ella?, esas y más preguntas se hacía, sin obtener ninguna respuesta, pero estaba a punto de cambiar, pues pronto escucho el timbre de su casa y no era otra persona que Rafael quien había llegado.
Ella bajo pronto para abrir la puerta, no quería que nadie lo viera llegar, aunque sería normal ver a Rafael allí, pero para Valentina ese día nada era normal.
- Hola. – Saludo al abrir la puerta intentando con todas sus fuerzas sonar normal, pero era demasiado obvio que estaba muy nerviosa, el leve temblor en sus manos era prueba irrefutable de ello.
- Hola. – Respondió Rafael con una leve sonrisa, aunque él se veía más relajado, también estaba muy nervioso, pues lo que estaba a punto de hacer, era algo que había estado deseando por mucho tiempo, de hecho, mucho más de lo que el mismo era consciente, solo que las cosas no eran tan simples, algo que tenía muy claro, aun así, quería intentarlo, sabía que si no lo hacía se arrepentiría toda la vida y ya no estaba dispuesto a ello.
Sabía que no sería sencillo, mucho menos con Valentina que lo conocía demasiado bien, ahora que lo pensaba se reprochaba muchas de las acciones que había estado haciendo en todos esos años anteriores, todo ante los ojos de Valentina, en ese momento jamás se imaginó que justamente ella se iba a convertir en alguien tan importante para él, de ser así seguramente habría hecho las cosas distintas.
Ahora solo le quedaba dar un salto de fe y esperar que Valentina hiciera lo mismo.
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