Afterglow
Capítulo I
El vapor se condensaba en los ventanales, difuminando el mundo exterior, mientras el murmullo lejano de la ciudad se apagaba tras las gruesas paredes del hotel.
Dentro de la habitación, el tiempo se detenía. El universo se reducía a piel, jadeos y un deseo urgente que no conocía razón ni pudor.
No necesitaban saber por qué el uno buscaba refugio en el otro. No les importaba. Solo sabían que lo deseaban.
Que por unas horas, todo lo demás desaparecería.
El cuerpo del delta era cálido, marcado por cicatrices recientes, y su aroma… distinto. Intenso. Casi salvaje. Algo en él vibraba con una fuerza primitiva, tan poderosa que el alfa no pudo ignorarla.
Sus miradas se cruzaron minutos antes en un club, entre luces tenues y copas a medio beber. No sabían si fue el alcohol, el instinto o aquella conexión muda e inmediata. Pero cuando quisieron darse cuenta, ya estaban en esa habitación.
Cuerpos entrelazados, respiraciones entrecortadas, deseo que se transformaba en necesidad.
El delta era atento, incluso gentil, aún cuando el fuego lo devoraba por dentro.
Y el alfa… el alfa solo parecía querer olvidar. Perderse. Ahogarse en ese cuerpo que, por esa noche, era su único consuelo.
Cuando el amanecer tiñó el cielo de gris, el delta se fue.
Sin nombre. Sin número. Sin intención alguna de volver a repetirlo.
O al menos… eso pensaron.
Los reflectores danzaban sobre el cuadrilátero mientras el clamor del público sacudía las paredes del recinto. Gritos, aplausos, pancartas. El nombre “Kim Seong-Min” retumbaba una y otra vez como si fuese un mantra colectivo.
En el centro del ring, el delta alzó los brazos con una sonrisa arrogante, mientras el árbitro sujetaba su muñeca derecha en alto, proclamando su victoria. Sudoroso, magullado y glorioso, Seong-Min era la viva imagen del triunfo: campeón nacional de lucha profesional, invicto, temido y adorado.
Tomó el trofeo con una media reverencia y se giró para clavar una mirada burlona en su oponente vencido.
El gesto fue captado por decenas de cámaras que estallaron en flashes. La foto estaría en todas las portadas al día siguiente.
Pero Seong-Min solo pensaba en una cosa: una ducha caliente y su cama.
Aunque, tal vez, no solo eso.
El aire comenzó a llenarse con un aroma empalagoso, dulzón, insistente. Fresas.
Las feromonas de una omega cercana lo envolvieron con la sutileza de un golpe. Su instinto se removió, irritado, aunque el cuerpo respondió con familiaridad.
Kim Seong-Min [D.R.D]
*frunce el ceño, resoplando y buscando con la mirada*
La encontró al borde de la zona de seguridad: joven, atractiva, figura esbelta y sonrisa insinuante.
Kim Seong-Min [D.R.D]
*ladea la cabeza, relamiendo sus labios con lentitud*
Kim Seong-Min [D.R.D]
–¿Un pequeño encuentro para celebrar…? ¿Por qué no?–
*murmura, antes de acercarse a esta*
La puerta se cerró de golpe tras ellos. Sin perder tiempo, Seong-Min acorraló a la omega contra el sofá, sus manos firmes y demandantes, su boca explorando con una mezcla de hambre y aburrimiento. Ella respondió con igual deseo.
Pero entonces, un golpe seco en la puerta interrumpió el momento.
Kim Seong-Min [D.R.D]
–¿Quién demonios…?–
*murmura entre dientes, separándose con fastidio*
Han Soo-Bin [O.P]
–¿Tienes visitas?–
*pregunta, recostada aún con expresión traviesa*
Kim Seong-Min [D.R.D]
–No–
*gruñe, caminando hacia la entrada*
No recordaba haber escuchado el timbre, lo que era raro. Muy raro.
Han Soo-Bin [O.P]
–¿Y bien?–
*insiste desde el sofá*
Kim Seong-Min [D.R.D]
–Nadie–
*responde serio*
Justo cuando va a cerrar, un pequeño pie bloquea la puerta.
Kim Seong-Min [D.R.D]
*baja la vista y se congela*
Dos niños. Un par de pequeños deltas lo observan desde el umbral.
Kim Seong-Min [D.R.D]
–¿Qué… carajos…?–
*murmura, sintiendo un escalofrío recorrerle la espalda*
Kim Seong-Min [D.R.D]
–¡Largo de aquí, mocosos! No quiero galletas, ni rifas, ni lo que sea que vendan–
*frío, frunciendo el ceño*
Park Kyung-Min [D.R.D]
–No vendemos nada–
*intenta responder, pero su hermano lo interrumpe*
Park Jong-Suk [D.R.D]
–Somos tus hijos–
El silencio que siguió fue absoluto.
Kim Seong-Min [D.R.D]
*suelta una carcajada seca, incrédula*
Kim Seong-Min [D.R.D]
–¿Qué dijiste?–
Park Jong-Suk [D.R.D]
–Que somos tus hijos–
*repite, un poco más firme*
Han Soo-Bin [O.P]
*asoma la cabeza, divertida*
Han Soo-Bin [O.P]
–Bueno… no sé tú, campeón, pero hay un aire, ¿eh? Especialmente en ese ceño fruncido. Son mini-tú–
Kim Seong-Min [D.R.D]
*vuelve a mirar a los niños. Sus ojos fijos en estos como si los estuviera escaneando*
Park Jong-Suk [D.R.D]
*observadolo con una mirada igual de intensa*
Park Kyung-Min [D.R.D]
*sonriendo nerviosamente, esperanzado*
Aquello no podía estar pasando.
Y ahí, el delta supo que su noche apenas comenzaba.
Kim Seong-Min [D.R.D]
–¿Mis qué?–
*cruza los brazos, alzando una ceja mientras los observaba como si fuesen extraterrestres*
Park Jong-Suk [D.R.D]
–Tus hijos–
*repite sin titubear*
Park Jong-Suk [D.R.D]
–Yo me llamo Kim Jong-Suk–
Park Jong-Suk [D.R.D]
–Y él es mi hermano, Park Kyung-Min–
Kim Seong-Min [D.R.D]
–¿Kim?–
*repite con incredulidad*
Kim Seong-Min [D.R.D]
–¿Y también me robaste el apellido?–
Park Jong-Suk [D.R.D]
–No lo robe–
*responde con el ceño fruncido*
Kim Seong-Min [D.R.D]
–Y si ambos son mis hijos, ¿por qué solo tú te apellidas Kim?–
Park Jong-Suk [D.R.D]
–Escuche a papá alfa mencionarte, desde entonces decidí usarlo–
Kim Seong-Min [D.R.D]
–Ajá, claro. ¿Y dónde está ese papá alfa ahora? ¿Te mandó a estafarme?–
Park Kyung-Min [D.R.D]
–¡Papá nunca haría eso!–
*tomando la mano de su hermano con fuerza*
Park Jong-Suk [D.R.D]
*levanta la barbilla*
El parecido con Seong-Min en esa postura era inquietante.
Park Jong-Suk [D.R.D]
–Vimos tu cara en la televisión. Te pareces a mí. Yo me parezco a ti. Es obvio–
Kim Seong-Min [D.R.D]
–Lo que es obvio–
*refunfuña, pasándose una mano por el cabello mojado de sudor*
Kim Seong-Min [D.R.D]
–Es que alguien te metió esa idea en la cabeza. ¿Cuántos años tienes?–
Park Jong-Suk [D.R.D]
–Seis–
Kim Seong-Min [D.R.D]
–¡¿Seis?!–
*casi escupiendo*
Kim Seong-Min [D.R.D]
–¿Y se supone que debo creer que hace seis años hice a... ustedes?–
Park Jong-Suk [D.R.D]
–Sí–
Park Kyung-Min [D.R.D]
–Sí–
Respondieron ambos al unísono.
Kim Seong-Min [D.R.D]
–Y tú–
*señala a Jong-Suk con un dedo acusador*
Kim Seong-Min [D.R.D]
–Tú ni siquiera parpadeas. ¿Qué eres, un mini-robot alfa?–
Park Jong-Suk [D.R.D]
–Delta–
*corrige con calma, casi con desdén*
La omega en el sofá, hasta ese momento más entretenida que preocupada, soltó una risita.
Han Soo-Bin [O.P]
–Admito que esto es cien veces más interesante que lo que esperaba para esta noche–
Han Soo-Bin [O.P]
–¿Estás seguro de que no los conoces?–
Kim Seong-Min [D.R.D]
–¡Por supuesto que estoy seguro–
*explota*
Kim Seong-Min [D.R.D]
–No me gustan los niños. No salgo con nadie más de una vez–
Kim Seong-Min [D.R.D]
–No tengo... ¡Hijos! Ni una maldita foto, ni una pista. ¡Nada!–
Park Kyung-Min [D.R.D]
–Tal vez no te acuerdas–
*murmura con voz tímida, bajando un poco la mirada*
Park Kyung-Min [D.R.D]
–A veces los adultos olvidan cosas–
Esa frase, tan simple, tan inocente, se le clavó como una aguja bajo la piel.
Sus labios se fruncieron.
El recuerdo de una noche borrosa.
Un olor confuso mezclado con alcohol y feromonas.
Kim Seong-Min [D.R.D]
–Mira, pequeño... lo que sea–
*masculla*
Kim Seong-Min [D.R.D]
–No voy a caer en este jueguito–
Kim Seong-Min [D.R.D]
–Tienen cinco segundos para irse por donde vinieron antes de que llame a seguridad–
Park Jong-Suk [D.R.D]
–Entonces llamaremos a la policía–
*replica, sacando un papel arrugado del bolsillo*
Era una foto vieja, un poco doblada.
Mostraba a un hombre con un tatuaje de dragón en el pecho, dormido sobre una cama con las sábanas revueltas.
La imagen era borrosa, tomada a escondidas. Pero no quedaba duda.
Kim Seong-Min [D.R.D]
–¿Dónde…? ¿De dónde sacaste eso?–
Park Jong-Suk [D.R.D]
–Papá la tenía guardada. Nunca supo tu nombre–
Park Jong-Suk [D.R.D]
–Pero si recordaba tu apellido–
El silencio volvió, denso como el concreto.
Park Kyung-Min [D.R.D]
*se acerca un paso más, tironeando suavemente del pantalón del delta*
Park Kyung-Min [D.R.D]
–No queremos molestarte. Solo queríamos verte–
Seong-Min no supo qué decir.
Por primera vez en años, sus palabras se le atoraron en la garganta.
Capítulo II
Café “Letras de Vainilla”
La cafetera burbujeaba suavemente, llenando el aire con el aroma cálido del grano recién molido.
Ji-Sung removía con cuidado la leche espumada mientras organizaba mentalmente el horario del día: surtido de libros nuevos, reunión con la distribuidora, limpieza de la vajilla…
Giró hacia la mesa del rincón, donde todas las mañanas desayunaban sus gemelos antes de ir al colegio.
Park Ji-Sung [A.D]
*frunce el ceño*
Park Ji-Sung [A.D]
–¿Jong-Suk? ¿Kyung-Min?–
*los llama con voz pausada*
No estaban bajo la mesa riendo.
No estaban en su habitación.
Park Ji-Sung [A.D]
–se le cae la cuchara de la mano–
Park Ji-Sung [A.D]
–No, no, no, no…–
*corre hasta la entrada*
El pequeño taburete se encontraba acomodado junto a la cerradura.
Una idea terrible cruzó su mente.
Park Ji-Sung [A.D]
–Ellos no...–
Park Ji-Sung [A.D]
*revisa su teléfono con manos temblorosas*
Un mensaje sin abrir de hacía dos horas.
Era de Hyun-Woo, su mejor amigo desde la universidad:
“¡No te enojes! Los niños me dijeron que querían ver algo del centro, me insistieron tanto que los llevé en taxi. Dijeron que tenían permiso… los dejé en la entrada del edificio que me señalaron. ¿Llegaron bien?”
Ji-Sung sintió que el mundo giraba.
Marcó al instante. Hyun-Woo contestó al segundo tono.
Park Ji-Sung [A.D]
–¡¿Estás loco?!–
*explota, sin el menor rastro de su habitual calma*
Park Ji-Sung [A.D]
–¡¿Cómo demonios se te ocurre llevar a mis hijos a quién sabe dónde?!–
Park Ji-Sung [A.D]
–¡Y no solo eso! ¡Los dejaste solos!–
Park Ji-Sung [A.D]
–¡A su suerte!–
Yoo Hyun-Woo [B]
–¡¿Qué?! Me dijeron que tú los habías dejado salir. Pensé que era algo especial, estaban tan seguros...–
*se defiende con voz culpable*
Yoo Hyun-Woo [B]
–¡Incluso tu madre les ayudó a vestirse!–
Park Ji-Sung [A.D]
–¿Mi madre?–
Park Ji-Sung [A.D]
–¡¿Mi madre?!–
*repite exaltado*
Como si hubiera sido invocada, la mujer apareció en la cocina con una taza de té entre las manos, ajena al caos.
Park Eun-Ji [O.P]
–Oh, buenos días, cariño. ¿Estás buscando a los niños?–
Ji-Sung se giró lentamente.
Park Ji-Sung [A.D]
–¿Qué hiciste, mamá?–
Park Eun-Ji [O.P]
–Nada grave–
*dice con una sonrisa inocente*
Park Eun-Ji [O.P]
–Dijeron que querían visitar una librería nueva y tú siempre les fomentas la curiosidad–
Park Eun-Ji [O.P]
–Hyun-Woo se ofreció a llevarlos. Me pareció dulce–
Park Eun-Ji [O.P]
–¡Hasta se peinaron ellos solitos!–
Park Ji-Sung [A.D]
–¡Tienen seis años!–
Park Ji-Sung [A.D]
–¡Seis jodidos años, mamá!–
Park Eun-Ji [O.P]
–Y son dos deltas. Saben defenderse–
Ji-Sung respiró hondo, muy hondo, y se sentó en una silla como si sus piernas fueran de gelatina.
Park Ji-Sung [A.D]
–No puedo creer esto…–
*murmura, masajeándose el puente de la nariz*
Park Ji-Sung [A.D]
–No puedo creer que tú y Hyun-Woo hayan sido cómplices de una fuga infantil–
Park Eun-Ji [O.P]
–No es fuga si llevaban bocadillos–
*dice, encogiéndose de hombros*
Park Ji-Sung [A.D]
*dejó caer la cabeza sobre la mesa*
Su corazón latía con fuerza, su mente volaba a mil por hora.
Park Ji-Sung [A.D]
–¿Qué edificio era?–
Hyun-Woo, todavía en la llamada respondió de inmediato:
Yoo Hyun-Woo [B]
–Torre White Dragon, cerca del distrito Hanam–
Yoo Hyun-Woo [B]
–Dijeron que ahí vive alguien famoso...–
Ese nombre le resultaba familiar.
Park Ji-Sung [A.D]
–No puede ser...–
*susurra*
Corre hacia su habitación, revolviendo entre las cajas antiguas.
Buscando aquella foto descolorida.
Ese tatuaje. Ese torso. Ese rostro, aunque dormido, era el mismo que había visto en la televisión tantas veces, aunque jamás se atrevió a aceptar la coincidencia.
Park Ji-Sung [A.D]
–Kim Seong-Min...–
Park Ji-Sung [A.D]
–¡Los niños fueron a buscarlo!–
El corazón le dio un vuelco.
¿Qué pasaría si él no los aceptaba?
Park Ji-Sung [A.D]
–¡Tengo que ir por ellos!–
Park Eun-Ji [O.P]
*lo sigue con paso tranquilo*
Park Ji-Sung [A.D]
*buscando las llaves como loco*
Park Eun-Ji [O.P]
–¿Quieres que prepare galletas para cuando regresen?–
Salió disparado por la puerta con el alma hecha un nudo.
Park Ji-Sung [A.D]
*Con los nudillos blancos debido a la fuerza con la que aprieta el volante*
Park Ji-Sung [A.D]
–Por favor... Por favor...–
*susurra ansioso, mordiendo su labio inferior*
Su alfa rasguñaba dentro de este.
Soltando pequeños sollozos.
Park Ji-Sung [A.D]
*intentando mantener la calma*
Todo el cuerpo de Ji-Sung temblaba como si se tratase de una gelatina.
Escenarios ficticios Invadían su mente.
Sin poder evitar imaginarse lo peor.
Jong-Suk y Kyung-Min, sus pequeños cachorros...
Perdidos, lejos de casa, posiblemente con frío y en peligro...
Su corazón latía con fuerza, amenazando con salirse en cualquier momento de su pecho.
Park Ji-Sung [A.D]
*con los ojos llorosos, pisando el acelerador*
Park Ji-Sung [A.D]
*frustrado y ansioso, sintiendo las náuseas invadirlo*
Después de unas cuantas horas, que para Ji-Sung fueron las más eternas de su vida.
Al fin había llegado al edificio.
Se apresuró a estacionar el auto y bajó de este, corriendo hacia la entrada.
Park Ji-Sung [A.D]
*empuja las puertas y corre hasta el ascensor*
Las puertas se abren, pero antes de que pueda siquiera subirse, alguien lo sujeta del brazo y lo aparta de este.
Park Ji-Sung [A.D]
*se suelta del agarre y voltea*
Park Ji-Sung [A.D]
–¿Qué? ¿No ves que tengo prisa?–
Shin Tae-Bok [D.D]
*lo sujeta del brazo nuevamente*
Shin Tae-Bok [D.D]
–Este edificio es privado, no puede ingresar sin autorización–
Park Ji-Sung [A.D]
*gruñe, desprendiendo sus feromonas*
Shin Tae-Bok [D.D]
*sin inmutarse, jalándolo hacia la salida*
Park Ji-Sung [A.D]
–Déjame, sé que mis hijos están aquí–
Shin Tae-Bok [D.D]
*se detiene un momento, arqueando una ceja*
Shin Tae-Bok [D.D]
–¿Sus hijos? Es imposible–
Shin Tae-Bok [D.D]
–Mi jefe detesta a los niños–
Park Ji-Sung [A.D]
–No me importa tu jefe. Dile que me devuelva a mis cachorros–
En ese momento, las puertas del ascensor se abren.
Han Soo-Bin [O.P]
*confundida y curiosa, observando la escena*
Shin Tae-Bok [D.D]
*jalando a Ji-Sung hacia la salida*
Park Ji-Sung [A.D]
*pataleando, mientras lo insulta*
Han Soo-Bin [O.P]
–Un momento... ¿Y sí?–
*dice, apresurándose*
Han Soo-Bin [O.P]
–¡Tae-Bok, aguarda!–
Shin Tae-Bok [D.D]
*se detiene, volteando a verla*
Shin Tae-Bok [D.D]
–Señorita Soo-Bin...–
Park Ji-Sung [A.D]
*aprovecha y se suelta del agarre de este*
Park Ji-Sung [A.D]
*con el ceño fruncido*
Han Soo-Bin [O.P]
*lo observa detenidamente*
Han Soo-Bin [O.P]
–Tae-Bok, acompáñame a mi auto. Creo que me torcí el tobillo y duele mucho–
Shin Tae-Bok [D.D]
*asiente, apresurándose a ayudarla*
Park Ji-Sung [A.D]
*silva, simulando observar el lugar, antes de correr hacia el ascensor*
Shin Tae-Bok [D.D]
*sin notarlo*
Han Soo-Bin [O.P]
*sonríe ligeramente*
Park Ji-Sung [A.D]
–¡¿32 malditos pisos?!–
*observando los botones*
Park Ji-Sung [A.D]
–Piensa Ji-Sung...–
Park Ji-Sung [A.D]
–Si estuvieras forrado en dinero, ¿en cuál piso estarías?–
Finalmente decidió presionar uno por uno, revisando cada piso del edificio.
Sus nervios aumentaban con cada piso que comprobaba sin encontrar rastro alguno de los niños.
Y para su mala suerte el tiempo se le agotaba.
Park Ji-Sung [A.D]
–¿Jong-Suk? ¿Kyung-Min?–
*buscándolos*
Shin Tae-Bok [D.D]
*corriendo detrás de este*
Shin Tae-Bok [D.D]
–Deténgase, ya le he dicho que aquí no hay niños–
Park Ji-Sung [A.D]
*lo ignora, apresurandose a encontrarlos*
Shin Tae-Bok [D.D]
*sostiene su brazo*
Shin Tae-Bok [D.D]
–Se acabó–
*serio*
Capítulo III
Apartamento de Kim Seong-Min.
La puerta se cerró de un portazo tras la omega, que había decidido marcharse tras el escándalo.
Seong-Min ni siquiera la despidió.
Seguía de pie en la sala, con los brazos cruzados, los ojos clavados en los dos invasores que ahora ocupaban su sofá como si fuera su parque personal.
Kim Seong-Min [D.R.D]
–Voy a preguntarlo una sola vez más–
*dice, con voz ronca, cansada*
Kim Seong-Min [D.R.D]
–¿Qué demonios hacen aquí?–
Park Jong-Suk [D.R.D]
*sentado con las piernas cruzadas, levanta la vista del control remoto*
Park Jong-Suk [D.R.D]
–Ya lo dijimos: vinimos a conocerte. Eres nuestro otro papá–
Kim Seong-Min [D.R.D]
–¡NO soy su papá!–
*gruñe, alzando la voz*
Kim Seong-Min [D.R.D]
–¿Qué parte de eso no entiendes?–
Park Kyung-Min [D.R.D]
*se encoge ligeramente*
Park Jong-Suk [D.R.D]
*sin inmutarse*
Park Jong-Suk [D.R.D]
–La parte en la que tienes la misma nariz que yo–
*responde*
Park Kyung-Min [D.R.D]
–También el mismo ceño fruncido...–
*susurra*
Park Jong-Suk [D.R.D]
–Papá dice que hago esa cara cuando me enojo. ¡Igual que tú!–
Kim Seong-Min [D.R.D]
–¡Eso no prueba nada!–
*gruñe, llevándose las manos al cabello*
Kim Seong-Min [D.R.D]
–Podrías parecerte a mí por casualidad–
Kim Seong-Min [D.R.D]
–Además, ¿qué clase de padre deja que sus cachorros vaguen solos por la ciudad?–
Park Jong-Suk [D.R.D]
–¡No nos dejó! ¡Nos escapamos!–
Kim Seong-Min [D.R.D]
–¡Eso lo empeora!–
Park Kyung-Min [D.R.D]
*tira suavemente del suéter de su hermano*
Park Kyung-Min [D.R.D]
–Jong-Suk… tal vez deberíamos irnos–
*susurra*
Park Jong-Suk [D.R.D]
–¡No!–
*se levanta de un salto*
Kim Seong-Min [D.R.D]
*arquea una ceja*
Park Jong-Suk [D.R.D]
–¡No me voy hasta que me escuches!–
*dice, señalándolo*
Park Jong-Suk [D.R.D]
–¡No tienes idea de cuánto deseaba conocerte!–
Park Jong-Suk [D.R.D]
–¡Tú estabas ahí! ¡Él te recuerda aunque diga que no!–
Park Jong-Suk [D.R.D]
–¡Y tú… tú también tienes que recordarlo!–
Kim Seong-Min [D.R.D]
–Yo no recuerdo nada–
*murmura, con más cansancio que furia*
Kim Seong-Min [D.R.D]
–No recuerdo haber estado con un alfa… ni haber tenido hijos–
Park Jong-Suk [D.R.D]
*aprieta sus puños*
Luego, sin decir nada, se giró y entró corriendo al pasillo.
Kim Seong-Min [D.R.D]
–¡Oye!–
*o sigue, furioso*
Kim Seong-Min [D.R.D]
–¿A dónde crees que vas?–
Park Jong-Suk [D.R.D]
–¡A explorar! ¡Este también es mi apartamento!–
Kim Seong-Min [D.R.D]
–¡No lo es!–
El cachorro lo ignoró olímpicamente.
Abrió la primera puerta que encontró.
Park Jong-Suk [D.R.D]
–¡Guau!–
*sus ojos brillan*
Park Jong-Suk [D.R.D]
–¿Tú entrenas aquí?–
Kim Seong-Min [D.R.D]
–Sí, y no toques nada. Es caro. ¡Es mío!–
Park Jong-Suk [D.R.D]
–También es mío si soy tu hijo, ¿no?–
Kim Seong-Min [D.R.D]
–¡NO LO ERES!–
*gruñe frustrado*
Mientras discutían, Kyung-Min entró tímidamente al baño principal.
Park Kyung-Min [D.R.D]
–Tiene ducha de lluvia…–
*susurra*
Park Kyung-Min [D.R.D]
–Y jabón con olor a café…–
Seong-Min se giró a verlo, parpadeando.
¿Por qué estaban oliendo su jabón?
Kim Seong-Min [D.R.D]
–¡Fuera los dos! ¡Fuera!–
*empujando a ambos hacia la sala*
Park Jong-Suk [D.R.D]
*se deja llevar*
Park Jong-Suk [D.R.D]
–No sé cómo alguien tan gruñón pudo ganarse a papá…–
*murmura*
Kim Seong-Min [D.R.D]
–¡Yo tampoco sé cómo terminé en esto!–
Cuando llegaron a la sala, los niños se subieron al sofá otra vez. El Delta se dejó caer en el sillón opuesto, frotándose las sienes.
Park Kyung-Min [D.R.D]
–¿Tienes hambre?–
*pregunta de repente*
Kim Seong-Min [D.R.D]
–¿Yo? ¿Qué…?–
Park Kyung-Min [D.R.D]
–Podemos cocinar. Papá nos enseñó. Hacemos los mejores panqueques–
Kim Seong-Min [D.R.D]
–Yo no como panqueques–
Park Kyung-Min [D.R.D]
–¿Y café?–
Kim Seong-Min [D.R.D]
–Eso sí–
*gruñe*
Park Kyung-Min [D.R.D]
–Perfecto–
*sonríe*
Park Kyung-Min [D.R.D]
–¿Dónde están los ingredientes?–
Entonces el delta entró en razón y se levantó bruscamente.
Kim Seong-Min [D.R.D]
–¡Basta! ¡Esto no es una casa de campo!–
Kim Seong-Min [D.R.D]
–¡No voy a cocinar contigo, ni a abrazarte, ni a contarte cuentos!–
Kim Seong-Min [D.R.D]
–¡No soy su papá y no quiero tener nada que ver con esto!–
Jong-Suk lo miró en silencio. Luego bajó la vista. Por un segundo, pareció afectado. Pero luego habló con suavidad.
Park Jong-Suk [D.R.D]
–Eso dijiste en la televisión también. Que no querías a nadie. Que solo luchas para ti.–
Park Jong-Suk [D.R.D]
–Quizás por eso papá siempre apaga la TV cuando sales tú–
Park Jong-Suk [D.R.D]
–No quiere que pensemos que no vales la pena–
La frase cayó como un puñal.
Y sin esperar respuesta, Jong-Suk se giró hacia su hermano.
Park Jong-Suk [D.R.D]
–Vamos. Ya sabemos que no nos quiere–
Seong-Min se quedó allí, helado. Algo en su pecho rugía… algo que no estaba listo para aceptar.
La noche había caído sobre Seúl, silenciando el bullicio del día.
En el interior del apartamento, Seong-Min permanecía sentado en el sillón, con una cerveza medio vacía en la mano y la mirada perdida en el televisor apagado.
Los gemelos dormían en el sofá, enredados bajo una manta que él mismo había arrojado con torpeza.
No sabía en qué momento lo había hecho. Ni por qué.
Un gruñido profundo, casi inaudible, vibraba en su pecho. Su Delta estaba intranquilo.
Desde que los niños se quedaron dormidos, ese impulso animal había estado husmeando bajo su piel, golpeando su interior con ansiedad.
. Quería acercarse, olfatearlos, tocarlos, protegerlos.
Pero Seong-Min lo empujaba hacia abajo con fiereza.
Y entonces, alguien tocó la puerta.
El golpe seco, apresurado, le hizo pararse de golpe. Su instinto, todavía alerta tras años en el ring, reconoció la ferocidad en ese llamado.
Abrió la puerta sin preguntar.
Y allí estaba. Park Ji-Sung.
El alfa puro no lucía como el apacible dueño de un café que uno imaginaría.
Su rostro mostraba desesperación, las mejillas encendidas, la respiración agitada. Vestía simple, pero con las manos temblorosas aún por el pánico del día.
Park Ji-Sung [A.D]
–¿Dónde están?–
*pregunta, sin saludo, sin cortesías*
Park Ji-Sung [A.D]
–¿Dónde están mis hijos?–
Shin Tae-Bok [D.D]
–Señor, intente detenerlo, pero...–
Park Ji-Sung [A.D]
–Mis hijos. Ahora–
*serio*
Seong-Min no tuvo tiempo de responder.
Ji-Sung ya había entrado, recorriendo con la mirada el apartamento hasta verlos.
Corrió hacia el sofá y se arrodilló frente a ellos.
Park Kyung-Min [D.R.D]
*parpadea al sentir el aroma familiar*
Park Kyung-Min [D.R.D]
–¿Papá…?–
Park Ji-Sung [A.D]
–Estoy aquí, cariño–
*susurra, abrazandolo con fuerza*
Park Ji-Sung [A.D]
–¿Qué demonios estabas pensando?–
*voltea a ver a Jong-Suk*
El niño evitó su mirada, pero no se defendió.
Park Jong-Suk [D.R.D]
–Lo siento–
Park Ji-Sung [A.D]
*los abraza a ambos, apretandolos contra su pecho*
Kim Seong-Min [D.R.D]
*con la mirada fija en estos, apoyado en el umbral*
Park Ji-Sung [A.D]
–No voy a perderlos–
*susurra entre dientes*
Park Ji-Sung [A.D]
–No otra vez–
Pasaron unos segundos antes de que se pusiera de pie, con los gemelos a cada lado.
La mirada que le lanzó a Seong-Min era afilada, protectora, helada.
Park Ji-Sung [A.D]
–No quiero explicaciones. No me interesan tus excusas–
Park Ji-Sung [A.D]
–Solo vine por ellos. Y me los llevo–
Kim Seong-Min [D.R.D]
*cruza los brazos*
Kim Seong-Min [D.R.D]
–No los obligué a venir–
Park Ji-Sung [A.D]
–¿Y eso qué importa?–
Park Ji-Sung [A.D]
–Son niños, no tienen por qué entender los riesgos–
Park Ji-Sung [A.D]
–Pero tú sí–
Kim Seong-Min [D.R.D]
–Lo único que hice fue abrir la puerta–
Park Ji-Sung [A.D]
–Pues más te valía no haberla abierto nunca–
La tensión entre ambos era densa, electrizante.
Pero antes de que Seong-Min pudiera contestar, Jong-Suk se soltó de su padre, dándole la espalda.
Park Jong-Suk [D.R.D]
–Lo dijo en serio, ¿verdad?–
Kim Seong-Min [D.R.D]
*frunce el ceño*
Kim Seong-Min [D.R.D]
–¿Qué cosa?–
Park Jong-Suk [D.R.D]
–Que no nos quería. Que no le importábamos. Que no era nuestro padre–
La voz del cachorro sonaba vacía.
Park Kyung-Min [D.R.D]
*con los ojos vidriosos, baja la cabeza*
Y entonces pasó: Seong-Min sintió cómo su Delta se agitaba con violencia dentro de su pecho.
Un rugido reprimido, como si su propio cuerpo protestara por dejar ir aquello que aún no comprendía del todo.
Un impulso lo empujó a dar un paso. A hablar. A detenerlos.
Download MangaToon APP on App Store and Google Play