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EL PESO DEL AMOR #EllaMayorQueÉl

I- TRAICIÓN

#ELLA SOLÁ

La escena ante mi es irreal, me siento en la banca de la plazoleta ante el domicilio que está cruzando la avenida donde debo entregar un pedido de una farmacia, me falta el aire, levanto el visor del casco para mirar con más detenimiento, si solo era mi imaginación.

Pero lejos de mi anhelo de que no sea así, es así, al ver que se quita los lentes oscuros y la saluda con un beso a ella, a la que siempre quiso, y me negó más de una vez que fuera así, que lanzo improperios en su contra, como afirmando su total desinterés, y repulsión hacia ella.

Las lágrimas corren por mi mejilla, me siento tratando de recuperar la calma, mientras escucho al GPS decir que llegue a mi destino, que estaba a unos pocos metros.

Lo siguiente que ví, fue otra apuñalada a mi destrozado corazón, él que se supone es mi esposo, alza en brazos a una niña de la misma edad de nuestro primer hijo, de unos dos años.

Tenía una hija con su amante, trate de pensar que solo era de ella, porque no soportaría la verdad, pero esa niña se le parecía, como se le parecía nuestra segunda hija que apenas tenía un año.

Tiemblo de la impotencia, las fuerzas me abandonaron, si en verdad existe un alma, la mía me abandono en este momento, siento que me muero, el dolor es muy grande.

 Cuando se corrieron de la entrada del garage ví un auto, el que era nuestro auto, que supuestamente vendió para pagar deudas, y cuya plata nunca ví, por más que le dije que conseguiría otra manera para pagar las cuentas, el insistió en venderlo porque no lo usábamos, que los bebés no se quedaban en sus sillas, que para que vamos a tener algo que no usamos y no se cuántas cosas mas dijo, para venderlo, y lo veo en el garage de ella, la indignación que siento es enorme.

Miro su casa, se ve nueva, la nuestra no tenía ninguna refacción porque la plata nunca alcanza, vivimos el día a día, conseguí este empleo de moto mandado, solo para ayudar en los gastos y me vengo a enterar de sus mentiras. Ahora entiendo porque él no estaba de acuerdo en que salga a trabajar, no nos alcanzaba para una niñera y ponía la excusa de que nuestros hijos eran aún bebés, que necesitaban a la madre con ellos. Igual me puse en marcha para hacer esto, siempre se queja de los gastos, siempre está de mal humor y ahora entiendo la razón. Quise colaborar porque sentía que me culpaba de todo, por no trabajar, pero deje mi trabajo con la llegada de mi segunda hija, para cuidarlos, mi suegra jamás me quiso y menos quería cuidar de sus nietos, mi madre falleció cuando mi niña cumplió un año, le diagnosticaron cáncer y no tenía cura. Por lo que deje mi trabajo, era muy buen trabajo, me pagaban bien, en ese entonces mi hermana aún estaba en el colegio.

Ahora mi hermana me ayuda con sus sobrinos, trabaja como niñera, para tener para sus gastos. Sus sobrinos la adoran, son muy tranquilos, en eso tengo suerte.

Tiemblo de la impotencia, lloro sintiendo que se me desgarra el corazón.

-¿Se siente bien?. Escucho una voz, levanto la mirada, encontrándome con un joven estudiante, lo deduzco por la mochila que lleva en su espalda, me pasa un pañuelo color azul, lo tomo con la mano temblorosa, las palabras no me salen, solo quejidos por mi llanto.

Él se sienta a mi lado, de su mochila saca una botella de agua con un sorbete y me la pasa.

-¿Eres de entregas? Consulta mirando la mochila que tengo, con el logo tan inconfundible.

-¿Dónde debes llevar esto? Me pregunta.

Le señalo en dirección a la pareja que se la ve cariñosa cruzando la calle, mi esposo sostiene a la bebé y la abraza a ella de la cintura.

-Es ahí. Apenas digo al ver esa escena con dolor.

El joven toma el paquete y lo lleva, se hace pasar por el repartidor y al rato regresa, dándome el dinero que le entregaron como bono.

-Su hija necesitaba medicinas, llego a tiempo. Me comenta.

Agachó la cabeza, sostengo mi pecho con la mano estrujando ese dinero en mi puño.

-¿Su hija? Digo entre lágrimas, lo que tanto quería negar que sea cierto, se me revelaba que era verdad.

-Es un hijo de puta (Susurro entre lágrimas).

-¿Cómo? Me pregunta el joven.

-Yo soy su esposa y tiene una hija con otra de la misma edad que nuestro hijo mayor. Le cuento llena de dolor.

El joven mira sorprendido, veo que se sienta a mi lado, exhala pesadamente.

-Dice que ese señor es su esposo. Murmuro entre dientes.

Se incorporo y me pasó la mano.

-Venga conmigo. Me dice.

Lo mire extrañada, pero acepto su mano, se sentía caliente y suave.

-¿Dónde? Le pregunto.

-Veo que aún tiene otras entregas que hacer, las haré en su lugar, puede descansar en mi casa, cuando se reponga podrá seguir. Me sugiere.

-No puedo dejar que lo hagas. Le digo.

-No está en condiciones, en ese estado solo tendrá un accidente, y me dijo que tiene un bebé, así que no lo puede dejar sin su madre. Me recuerda.

Muevo la cabeza en señal que aceptó y me incorpore apenas, tenía razón, la cabeza me latía, me sentí mareada, él me sostuvo un momento contra su cuerpo, tome aire y me dirigí a mi moto donde la dejé, él me sacó las llaves indicándome que suba para llevarme, tenía un casco extra que se lo coloco.

Me subí sosteniendome por él, se sentía delgado y fornido, por la vestimenta que tenía deduje que estudiaba para ser profesor de gimnasia.

-¿Qué estudias? Le pregunté.

-Soy policía. Me respondió.

-Aha. Respondí, lo veía muy joven.

Llegamos a unos pocos metros en un conjunto de alquileres, él abrió un portón que tenía un largo pasillo y al fondo ingresamos en una puerta oscura, el espacio era pequeño, tenía una cama, una mesa, una nevera pequeña y un baño, todo compactado.

-Es pequeña, pero para mí está bien. Me dijo.

Suspiré mirando y solo asentí.

-Me das las indicaciones. Me dijo.

-Aha.

Le entregué mi celular.

-Solo presiona la próxima entrega, la misma aplicación te indicará la dirección y al terminar solo aprieta el botón de entregado. Solo son dos en esta zona. Le comenté con vergüenza.

-No te sientas apenada y quítate el casco. Me señalo.

Por los nervios no me lo había sacado, por lo que lo hago ante él, que me quedo mirando fijo, con sus ojos azules oscuros profundos y su piel tostada por el sol, de barbilla cuadrada y silueta delgada, le llegaba al hombro.

-Tengo algo. Pregunté limpiando mi rostro con el pañuelo.

-Eres muy linda. Me dijo.

-Tratas de consolarme, gracias. Le respondí.

-Te lo digo en serio, eres muy linda, ¿Cuántos años tienes? Me preguntó.

-Treinta y tres. Dije en un suspiro hondo, como si mi edad me pesara.

-Soy Esteban dos Santos y ¿tú?. Me consulta

-Ella Solá. Le respondo.

-¿No, en serio? Me pregunta.

-Ahi lo dice. Le señale en mi celular en la aplicación.

-Ella Solá. Repite.

-No debes decir la doble elle, solo suena como una ele arrastrada. Le explicó cómo se pronuncia mi nombre.

-Entiendo. Descansa, ya vengo. Me dice dejando su mochila y tomando la mía.

Me senté en la silla sin ánimos, siento que todo me abruma, creí que podría lograrlo, pero no es así, me siento superada por todo.

¿Qué voy hacer? Me preguntó.

Si no fuera por este joven, aún estaría sentada en esa banca, me quito la campera anti lluvia, me ato el cabello y me voy al baño a lavarme la cara. Miro ese pequeño espacio, con un inodoro, la ducha y el lavado, todo compacto, un pequeño espejo colgando.

Al salir ví cerca de la cabecera de su cama un cuadro con la foto de él, vestido con un uniforme de un azul oscuro, se ve que fue el día de su graduación, una señora mayor y un señor lo acompañaban.

¿Serán sus padres? Me pregunte.

Vi que tenía un par de platos sucios y una sartén, por lo que le limpie en el lavado cerca de la pequeña cocina que estaba atrás de una pared divisoria hacia el fondo de la habitación, y en la puerta que daba a un pequeño patio trasero tenía su ropa colgada en un extendedero portátil, además tenía como un parrillero, que se ve hace asado cuando tiene oportunidad, aún había restos de carbón quemado.

-Ya entregué. Lo escuché atrás de mi.

-Te lo agradezco. Le dije con una sonrisa.

-Te llegó un mensaje de una tal Beth que lleva a sus sobrinos con ella a la casa, porque el papá paso a buscarlos. Me muestra.

-Si, es mi hermana que cuida a mis bebés. Le respondí.

-Cuantos años tienen. Me pregunta.

-Mi primogénito tiene dos años se llama Aquiles y mi niña un año, se llama Mila. Le respondí con la voz ahogada, me tapó la boca, sin poder evitar que las lágrimas surjan.

Él me abraza como para consolarme, no lo rechazo, en este momento lo necesitaba.

-No se que voy hacer, no tengo un trabajo fijo, deje el mío para cuidar a mis bebés, no termine mi carrera. Le cuento entre lágrimas.

-¿Por qué no la terminaste? Me pregunta.

-Mi madre enfermo, y me dedique a ella, estaba en el último año, solo debía rendir los exámenes, pero perdí la regularidad, ya pasó mucho, con los bebés no tengo tiempo. Ella quiso conocer a su nieta, aguanto por Mila, y al cumplir un año mi hijita, mi madre falleció. Le cuento.

-Puedes retomar. Me dice.

-No tengo la energía, no se. Le respondo.

-Nunca es tarde, y si no te faltaba nada, puedes hacerlo. Me aconseja.

-Ahora no tengo cabeza, con esto que se me reveló de mi esposo, fui una tonta al creer que cambiaría por mi, por sus hijos, solo se volvió más bueno mintiendo. Le digo.

-¿Te engaño antes? Me preguntó con asombro.

-Creeras que soy una tonta por perdonarlo. La verdad que cuando lo conocí estaba saliendo de una relación difícil y lo ví como una segunda oportunidad, creí que la vida me sonreía, pero no era así, él tenía una relación tóxica con esa mujer, los dos peleaban, pero se entendian en la cama, nunca lo entendí, si no se llevaban bien, como explicaban que hacían lo que hacían. Ella se casó con otro, él en un despecho me lo pidió, acepte, no porque lo quería, sino porque mi ex me molestaba y quería que deje de hacerlo, pude haber hecho otra cosa, no casarme, en ese momento no pensé con claridad, fui impulsiva. Le cuento para desahogarme.

-Si no lo quieres porque lloras por él. Me pregunta.

-Me duele la traición, en vez de engañarme podía ser sincero, pero él no quiere ser el malo de la película, va a buscar culparme, como siempre. Podía haberme dicho que se iría con ella y no hacerme sentir mal, agobiada, cargandome de problemas, en vez de soluciones. Prohibiendonos viajes, salidas, para que no me vean con él, con la excusa de que los bebés son chicos o que no hay dinero para eso.

-Y pagale con la misma moneda. Me sugiere.

-No podría, tengo vergüenza de mi físico, me quedo una cicatriz por la cesárea. Le cuento con vergüenza.

-Te hicieron cesárea. Me dice.

Suspiro asintiendo.

-Me enseñas. Me pide.

-No, no podría. Le digo.

-No te pido que te desvistas, solo que me muestres. Me dice.

-No como crees. Le digo.

-Si vas a la playa andas en bikini, haz de cuenta de que es lo mismo. Me dice

Los colores invadieron mi rostro, sentía que mis mejillas ardían.

Suspiré hondo, con ganas de correr, pero mis pies parecían clavados en el piso.

Al levantar la mirada lo tenía muy próximo, me poso un beso intenso en los labios.

-Tienes unos labios muy tentadores. Me susurro.

-Ya debo irme. Le digo nerviosa.

-Me tienes aquí y ahora, no me volverás a ver, pero no es justo que se burlen de ti. Me dice.

Esto no se veía bien, no estaba bien, pero mi cuerpo no me responde, "debo irme ya", me repetía.

Tiemblo ante sus caricias en mis brazos, su aroma a limpio invade mis fosas nasales, mi corazón late frenético.

Volvió a besarme y está vez le correspondí, lo bese con una sed de sentirme deseada, querida por una vez, con Homero solo era un mero trámite, como para cumplir con el contrato matrimonial.

-No me equivoqué, sabes dulce. Me dijo.

Sin decir nada me aparte de él tome mi mochila y salí de ahí como si emprendiera una carrera. Al estar en mi moto me di cuenta, que no tenía la llave.

-Si la quieres, solo dame cinco minutos. Me dijo.

(ELLA SOLÁ)

(HOMERO)

II- Deseo cumplido

#DOS SANTOS ESTEBAN

Mi vida era rutinaria, me pasaba los días de guardia, mostrando mi presencia donde me enviaran mis superiores, quería ser policía desde que era muy chico, por mi padre, que lo hacía parecer tan fantástico su profesión, jamás contó lo sacrificado y noches de desvelo que significaba ser policía.

No podía tener novia, no podía tener una relación, me trasladaban siempre, por lo que solo tenía citas de una noche, o una relación de una semana o el tiempo que duraba mi traslado, pero a todas les dejaba en claro que no buscaba nada serio, que no esperen nada de mi, que no se enamoren, era solo pasarla bien.

Por supuesto que siempre me cuido, no quiero cometer la locura de traer un niño no deseado, el día en que decida formar una familia, lo pensaré bien, pero por el momento soy joven, así que me centro en mi carrera, quiero que mi padre se sienta orgulloso.

Acababa de regresar de una guardia, era muy temprano y el tiempo amenazaba con llover, cuando veo a una señora llorando en una banca, mi ánimo de ayudar, siempre está presente, por lo que le ofrecí un pañuelo y una botella de agua, creí que solo tenía un mal día, que no le fue bien en su trabajo o no se. Jamás me imaginé la historia que me reveló.

Acababa de descubrir que su esposo tenía otra familia, que la otra que no era la legal estaba mejor que ella, siendo la esposa legítima.

Me sentí mal por ella, tenía unos hermosos ojos color miel, que era todo lo que el casco me dejaba ver, le ofrecí mi ayuda para que termine sus entregas, cuando reveló su rostro ante mi su belleza me dejó mudo.

La otra no estaba tan bien como ella, la otra tenía el cabello teñido y marchito, se notaba que usaba lentes de contacto y tenía cirugías encima para ocultar la edad.

En cambio Ella era una mujer muy bella, parecía de veinte y tantos, casi de mi edad, pero me reveló que me lleva diez años, al tener treinta tres. Sus ojos color miel sobresalían de su rostro tostado por el sol, su cabello de un rubio oscuro con mechones dorados era impactante, todo en ella gritaba natural, estaba un poco rellenita, pero me dijo que tenía una beba, bastante bien se conservaba, si tenía hijos.

Mi mente perversa comenzó a imaginar como sería tener a una mujer madura en la cama, tenía que aprovechar ahora, ella fue traicionada por el marido, merecía tener su desquite, y quién mejor que yo para darle esa oportunidad, sin ataduras ni nada, solo que se desahogue y de paso tacho de mi lista el haberme acostado con una mujer mayor, casada. Siempre estuve con jovencitas inexpertas.

Logré sacarle un beso, nunca me pasó que sentí que me desnuden al besarme, fue una sensación única, ahora más que nunca quería tenerla, ver que me haría, o yo le haría, por lo que aproveche a retenerla al tener la llave de su moto en mi mano.

Ella se aproximó, acortó la distancia entre ambos, me preciono contra ella dándome un beso que me dejó sin aliento y sin esperarlo me quito la llave.

-Gracias. Me susurro sobre los labios y la ví marcharse.

Me dejó con el corazón bombeando a mil por hora. Me creía un ganador con las mujeres, que nadie se resistía a mis encantos, pero ella me dejó caliente, con solo besarme.

Regrese dándome una ducha para bajar ese calor, sonreí pegando la pared.

"Te voy a encontrar Ella"

Me jure.

Regrese a mi trabajo y no podía dejar de pensar en su mirada, aún mis labios latian, por su beso. Esto no me podía estar pasando, jamás me sentí así, con ninguna mujer.

Me ví como un loco averiguando todo sobre ella, tenía los medios para hacerlo, en mi posición no debería, pero quería saber de ella. No presentaba ninguna infracción, no tenía ningún antecedente, apenas sus datos del seguro de vida que su esposo sacó, previniendo que padezca la enfermedad que sufrió la madre de ella.

"Este si le engaño y mintió durante tanto tiempo, puede querer atentar contra su vida por el seguro, de eso no me cabe duda". Pensé.

-¿Qué haces? Me pregunta mi amigo sobresaltandome de mi silla.

-Nada. Le dije.

-Ella Solá. Es muy linda. Dijo mirando lo que tenía en el monitor.

Lo apague para que no siga leyendo.

-Ojala nos toque guardia afuera de un local de baile, quien dice que pesquémos algo. Me dice codeandome, por ser viernes en la noche.

-Deja de decir pavadas. Lo reto.

-¿Qué cuentan muchachos? Apareció otro compañero.

-Hey Masa, volvió a buscarte la chica de la vez pasada. Le avisa mi amigo.

-Prieto, solo dile que no trabajo más aquí. Le indica y se va.

-Ja, ja, Como si me creyera, solo dile que eres casado y tienes seis hijos. Le grita riendo.

-DOS SANTOS, PRIETO, ACOMPAÑEN AL OFICIAL OCAMPO, LLAMARON DE ESTA DIRECCIÓN, ROBARON UNA MOTO. Nos señala nuestro jefe por lo que nos dirigimos a seguir a Ocampo, nos subimos al móvil y soy designado para manejar. Miro la dirección y noto que es a la altura de la casa de Ella, mejor dicho un vecino de ella.

-HABLARE CON LOS AFECTADOS Y USTEDES AVERIGUARAN CON LOS VECINOS, TOMARAN NOTAS, PREGUNTEN SI TIENEN CAMARAS DE SEGURIDAD, PARA QUE NOS LAS FACILITEN, POR SI GRABARON ALGO. Nos indica el oficial Ocampo.

"SI SEÑOR" Respondemos en coro.

Al llegar nos atienden los padres del chico a quien afanaron la moto de la entrada de su casa, nos presentamos de manera cordial y sin esperar me dirijo a la casa que se supone es de Ella, golpeó la mano, ella sale con un vestido floreado, que tiene un escote que revela sus melocotones, su cabello suelto, mojado, se ve que recién se terminó de bañar, la veo aproximarse en cámara lenta y mi corazón a punto de salir de mi pecho.

-Buenas noches, lamento molestarla. Le digo.

-Buenas noches. Me saludo con una sonrisa.

-Estoy averiguando por un robo que sufrieron sus vecinos. Le comento.

Estoy ansioso para que me diga algo, pero no, parece no reconocerme.

-Le robaron. Dijo sorprendida.

-Si, así es, una moto de ciento diez cilindradas color rojo. Le describo.

-No escuché nada. Me dice con sorpresa.

Me muerdo los labios deseando volver a besarla.

-Tiene camaras de seguridad que pueda facilitarnos lo que grabó. Le digo.

"QUE TENGA" pienso ansioso, solo quiero ver dónde vive.

-Si pase, puede ver en ellas. Me señala y sin pensar si está el marido o no la sigo.

Ingreso a su sala, un aroma a flores me invade, veo juguetes desparramados en el piso.

-Disculpe el desorden, recién durmieron mis bebés y estaba por juntar. Me dice.

-Descuide. Le respondo.

-Ahi tiene la pantalla. Me señala el televisor.

-Funciono todo el tiempo. Le consulto.

-Si, como mi esposo viajo, siempre lo dejamos encendido. Me cuenta.

-Asi que está sola con los bebés. Le digo.

Ella sonríe nerviosa asintiendo.

-Nos podría facilitar la grabación. Le pido y ella asíente, por lo que me pasó el archivo al celular.

-Y dígame... ¿Ya evaluó su situación? Le consulto.

Ella me mira directo y veo que le suben los colores, no me había reconocido con el uniforme.

-Que despistada soy. Dijo cubriéndose la boca de la sorpresa.

-Y bien. Le consulto.

-No pude hablar con él, no regreso a casa. Me dice nerviosa.

-Puedes ir a mi casa mañana. Le digo.

-No, no creo. Me dice con los colores en el rostro.

-Me quedé con ganas de seguir besándote. Le dije.

-No lo tomes a mal, solo quería mis llaves. Lo lamento si te hice pensar en otra cosa.

-Solo dime cómo quedamos, no tengo problema en vernos luego, sin ningún compromiso, si quieres vengarte, estoy disponible. Le digo.

-Es muy linda tu oferta, no quiero ponerte en ese aprieto. Siendo sincera jamás estuve con otro, y temo que pueda lastimarte sin razón. Me dice.

-No me lastimas, me gustaste desde que te vi, y solo quiero pasar un rato contigo, no te sientas presionada por nada, no te exigiré nada. Le aseguro.

"OFICIAL DOS SANTOS" me llaman por el radio interrumpiendo ese momento, por lo que salimos de la casa, en medio de la oscuridad, me giro mirándola directo a los ojos.

-Un beso de despedida. Le digo.

Ella sonríe y antes que diga algo saboreo sus labios.

-No puedes hacer eso, puedo denunciarte. Me dice.

-Si querías hacerlo ya lo hubieras hecho, además te lo pedí bien, no te lo saqué a la fuerza. Le digo.

 Ella me miro con los ojos muy abiertos, se ve que se sorprendió por mi repuesta, me tomo el rostro y poso un beso intenso en mis labios.

-¿Qué haces? Le pregunto.

-Solo recupero mi beso, y no lo vuelvas a hacer. Me dijo despidiéndose.

Me dejó latiendo todo el cuerpo, tenía una energía que me enloquecía.

-¿Consiguió algo? Escucho que me pregunta el oficial Ocampo.

-Si, las grabaciones de esta vecina. Le señalo.

-Muy bien, eso se entregara para que evalúen. Me dice serio señalando que debíamos irnos.

Después de esa noche no volví a saber de Ella, me enviaron a otro lugar para que patrulle, todo era como un entrenamiento, que nos hacían y saber en que éramos buenos.

Dos semanas alejado del lugar donde ella vivía me parecieron una eternidad, no salí con mi amigo, no tenía interés en estar con otra, al regresar él me reclama.

-¿Qué sucede contigo? Me pregunta fastidiado mi amigo Gastón.

-Nada ¿Por? Le digo.

-Antes terminabamos de patrullar y nos íbamos a buscar chicas, ahora solo regresas a dormir, sin ti no puedo conseguir ninguna, eres el que tiene la chispa de atraer aquí entre nosotros. Me dice.

-Puedes conseguir las que quieras, eres muy guapo. Le digo.

-Cuentame de una vez que pasa contigo. Me dice.

-Hay una mujer que me tiene picando. Le comienzo a contar.

-¿Te enamoraste? Indaga sorprendido.

-Si te pones así, no te cuento. Le digo molesto.

-Cuenta, no te jodo más. Responde.

-Es casada.

-Ananita, no, no. Expreso.

-El marido la engaña.

-Eso dicen todas y después siguen con él. Responde.

-Lo ví con mis propios ojos, ella lo pescó con la otra y que además tenía una hija de dos años. Le cuento.

-Es el oficial Masa. Dice.

-No, su apellido es Zorrilla Homero, trabaja para una empresa que distribuye productos, él es el que maneja el móvil y aprovecha esos viajes para estar con la otra. Le cuento.

-Si que hiciste tu tarea para averiguar todo. Me dice.

-Solo pude darle un beso, me ofrecí para que se vengue conmigo y no aceptó. Le digo.

-Debe ser que te la vio chiquita. Se me burla.

-Quieres ver lo chiquita que es, puedo ahorcarte con ella y aún me sobra. Le digo molesto.

-Ja, ja, no te enojes, solo bromeó. Ya deja la histeria y vamos a divertirnos. Me pide.

-De acuerdo, si así dejas de molestar. Le digo y me alistó.

Llegamos a un boliche, el ambiente era bastante animado, la música fuerte, la visibilidad era apenas por las luces, nos fuimos directo al bar. Mi amigo estaba atento si veia algo, una chica que le atraiga para sacar sus ganas de copular.

Había un grupo de bailarines en medio de la pista haciendo sus acrobacias y en una vuelta empujaron a una chica que cae hacia mi, la atajo antes que se revuelque en el piso.

-Lo siento. Se disculpo.

 La vi de cerca era Ella.

-¿Qué haces aquí? Le pregunto.

-Reunion del último año. Me responde señalando a un grupo de hombres y mujeres bailando.

Ella tenía puesto un vestido rojo al cuerpo, su cabello suelto, estaba maquillada, muy hermosa, hasta su perfume me alteró.

"EL, NO TE OLVIDES MI BEBIDA, YA QUE ESTAS EN EL BAR" Le gritaron de ese grupo

La tenía abrazada de la cintura y sosteniendo su mano, no quería soltarla por nada del mundo.

-No te lastime. Me pregunta preocupada.

No me aguante llevándola de la vista de sus amigas y como un ladrón en un rincón oscuro me apodere de sus labios, ella no se mostró reacia a mi beso, la presione contra mi cuerpo.

-Te deseo. Le susurré, mi mano se aventuró por debajo de su falda, sentí una suave tela de su ropa interior.

-No, no es el lugar. Me dice nerviosa atajandome.

-Vamos a otro lugar. Le sugiero dándole otro beso intenso.

Ella tenia la respiración agitada y asintió. Esa fue la señal que esperaba.

(ESTEBAN DOS SANTOS)

III La mejor experiencia

#ELLA SOLA

Descubrir semejante engaño me rompió el corazón en mil pedazos. Miro a mis bebés y lloro, solo cuentan conmigo, no puedo dar el brazo a torcer, no puedo caer por ellos. Pensé en terminar con mi vida, pero eso sería darle la libertad absoluta a Homero, se comportaría como el viudo dolido y nadie lo vería como la basura que es, por lo que pensé con detenimiento, no tomar a la ligera nada, así como él fue minucioso todo este tiempo en vivir una doble vida, yo puedo hacerle pagar por todo. Decirle sería ponerlo sobre aviso, y como siempre lo negaría, por más que le pesques en pleno acto lo negaría, debía hacerle pagar. Si me divorciaba me dejaría a los bebés, con la excusa que necesitan de la madre y pelearia para que me pase algo para sus hijos. Siendo que estamos casados, viviendo en la misma casa, se muestra tacaño con nosotros, imaginate si nos separamos, no se lo vuelve a ver nunca más, ni a ningún aporte, hasta sería capaz de trabajar en negro para no tener que hacerlo.

Pero a la vez no quiero vivir más con él, necesito juntar pruebas de que me es infiel para divorciarme y que me favorezcan, dejarlo en evidencia ante todos, aunque no me pase nada, pero que todos sepan la basura que es.

Le conté a mi hermana lo que descubrí, ella se enojó más que yo misma por todo.

-ESE MALDITO MERECE QUE LO CASTREN. Grito enojada.

-Aun me cuesta creer, me duele el alma. Le digo con agonía.

-LLORA, LO QUE DEBAS LLORAR, PERO QUE LA PAGA, LA PAGA. DEBES VENGARTE, NO TE QUEDES DE BRAZOS CRUZADOS, PLANEEMOS LA PEOR VENGANZA. Me dice decidida, ella más interesada en que debe pagar, en cambio yo siento que no tengo fuerzas.

-Debo juntar pruebas, para el divorcio solicitan eso si hay infidelidad por parte de uno de los cónyuges. Le digo.

-Son unos malditos, le daremos una prueba, su pingo cortado en un sobre. Me propone mi hermana pensando en cortarle su masculinidad.

En eso me llegó un mensaje de él anunciando que debía viajar, le muestro el mensaje a mi hermana.

-De seguro con esa, que te juego. Me dice.

-Me da lastima su esposo, se supone que son amigos y le hace eso. Le cuento a mi hermana.

-Y si le plantamos una duda a su esposo, que se haga el adn, porque de seguro le debe mentir que es de él. Me dice Beth.

-¿Cómo? Le pregunto.

-Yo puedo ir, no me conocen, me hago pasar por una revendedora de maquillaje que le hace probar los productos y en un descuido le saco un poco de cabellos a su bebé y al marido, y zas, cuando estén las pruebas se las enviamos o mejor entregamos a él en manos con una carta. Me propone.

-No se, me resulta una locura. Le digo.

-LOCURA ES LO QUE ÉL TE HIZO, TE HACE PASAR CALAMIDADES, SUFRIR NECESIDADES, PREOCUPACIONES, MIENTRAS LA OTRA SE LLEVA LA GRAN VIDA. Me dice mi hermana.

Tenía razón, las responsabilidades me desbordan, entre la casa, cuidar a los bebés, hacer las entregas, el estrés me tenía al borde del precipicio. Si esperaba que el universo actuará y les hiciera pagar por todo el daño que me hicieron, me volvería vieja, mejor darle una mano al universo.

-SIGUE ACTUANDO COMO SIEMPRE, QUE NO SOSPECHE, PORQUE CONOCIENDO LO BICHO QUE ES, INTENTARA ALGO PARA SALIR IMPUNE Y SOLO QUEDAR COMO EL BUENO. Me aconseja mi hermana.

Ella era con la única que hablaba, me aleje de mis amistades, conocidos, para dedicarle el cien por ciento a mi matrimonio, fui tan tonta.

Despedí a mi hermana y me dedique a mis bebés, los bañaba a cada uno en su bañerita con su silla que los mantenía flotando en el agua. No podía descuidarlos, Aquiles era muy juguetón y curioso, al igual que Mila. Cuando termino de bañarlos, los llevo a ambos a la vez, les pongo pañal y les doy su leche para dormir, con mi padre comieron bien, así que no era necesario darles una cena.

Los dejé durmiendo en su cuna, los dos duermen abrazados a sus peluches preferidos.

Suspiro mirandolos, pensar que su padre me estaba por dejar cuando me enteré del primer embarazo.

#RECUERDO

Recuerdo ese día, me llevo a merendar como nunca, a una cafetería, recién llevábamos un año de casados, se mostró amable, pero a la vez estaba nervioso, sabía que quería terminar, más de una vez lo descubrí averiguando sobre él divorcio, al preguntarle la razón, solo dijo

"NO HAY QUE DEJAR NADA DE LADO, QUE ERA IGUAL QUE LA MUERTE, NO ERA UN TEMA AGRADABLE Y NADIE QUIERE PENSAR EN ELLO, PERO HAY QUE HACERLO"

"ME CASE CONTIGO SIN PENSAR EN EL DIVORCIO, PARA MI ES UN COMPROMISO SERIO, QUE NO LO TOMO A LA LIGERA" Le asegure

En la cafetería lo ví nervioso retorciendo sus manos una con la otra, antes que me largue el rollo su celular sonó.

#Si. Respondio

Lo ví palidecer.

#YO LE DIGO. Dijo cortando la llamada.

Lo tenía en un tono solo para escuchar él.

"ERA TU DOCTORA, ESTAS EMBARAZADA" Me anuncio.

Me quedé atónita, no podía creerlo, siempre me cuido, no quería traer un hijo a esta relación, sabía que mi esposo nunca era sincero, pero necesitaba pruebas, él tenía la costumbre de negarlo todo. Por su cara que puso en ese momento, ahora comprendo la razón, la amante se embarazo, en ese entonces creí que eran por los gastos. Cuánto más lo pienso, más me convenzo de ello, a mí nunca me acompaño a los chequeos, poniendo de excusa el trabajo, y el día en que tuve a Aquiles él no pasó la noche conmigo, fue mi madre, recién al otro día apareció, con la excusa de que estaba de viaje.

#FIN DEL RECUERDO

Cuánto más lo pienso, más me hierve la sangre de la bronca que siento por haber sido tan ciega. Me dirijo a darme un baño, para bajar ese calor que siento de querer matarlo cuando aparezca, debo pensar con más frialdad, no darle la salida fácil.

Al estar bañándome, escuché que golpeaban la mano, por lo que deslizo un vestido sobre mi figura y salgo a ver quién era, no quería que despierte a mis bebés.

Se trataba de un oficial, tenía un uniforme oscuro, y una gorra que tapaba la mitad de su rostro.

Me informo que robaron a los vecinos y me pidió ver las imágenes de mi camara de seguridad, solo la hago funcionar cuando no está mi esposo y cuando yo salgo. Suspiré asintiendo, la verdad tenía el animo por el piso, no tenía ánimos de atender a nadie, lo deje pasar para que vea y se vaya cuánto antes.

Al darle toda la información que necesitaba, descubrí que era Dos Santos, el joven que me ayudó más temprano, me sentí apenada por no reconocerlo.

Lo veo muy impulsivo, a toda costa solo tiene una idea fija. Hoy temprano me quiso hacer la trampa de la llave, ahora me dice que puedo vengarme con él.

Me besa de manera sorpresiva, el hecho de que mi esposo me engaña, hace que le pierda respeto y no me moleste que otro me bese. Su manera brusca me atrae, y lo beso para guiarlo como hacerlo, se ve que es ganador con chicas de su edad y tiene la seguridad para escalar más alto.

Me alejo, no tengo la confianza para llegar más allá de un beso. Por suerte le llaman sus compañeros.

Cuando él se va me mortifica la consciencia, ¿en qué me convertí?. No pude dormir en toda la noche. Maldije a Homero, yo sin poder dormir, mortificada por sus mentiras y él debe estar de lo más bien.

Al otro día mi hermana llegó temprano se ve que planeo toda la noche la estrategia.

-Desayunemos, dejemos a los peques en la guardería. Me dice.

-¿En la guardería? Le pregunto preocupada.

-Con papá tontita, le digo así como burla. Me dice riendo.

-No trabaja hoy. Le consulto.

-No, así que las dos iremos al lugar, tu me señalas la casa y del resto me ocupo yo. Me dijo muy animada mi hermana Beth.

Prepare a mis bebés con sus bolsos y juguetes, lo llevamos a la casa de mi padre que siempre recibe animado a sus nietos, él les arma una alfombra con almohadas, sus juguetes, le pone su música preferida y disfruta ver como juegan tranquilos, además descubrí que le da chocolate a escondidas, pero no le digo nada, es el abuelo, que los mime como más le guste.

-Le contaste. Le consulte a Beth.

-No, si se entera lo mata. Y no podras vengarte. Me responde Beth.

Llegamos en la dirección, me quedé en la plazoleta, me coloque una campera con capucha y lentes, como una ladrona a la espera de su víctima. Beth cruzo la avenida muy animada, la vi llamar al timbre y me sorprende que la recibe el amigo de mi esposo, que viene a ser el esposo de la amante de mi marido, tiene a la beba en sus brazos, mi hermana la alza, tiene facilidad para tratar con los bebés, veo que intercambia unas palabras y a él le acaricia el cabello. Él aaca el auto y acomoda a la bebé en su sillita, se despide. Mi hermana regresa animada.

-Consegui todo. Me responde.

-¿Qué le dijiste? Le consulto.

-Que soy estilista y tenía unos productos que le darían más brillo y resistencia a sus cabellos. Tome unas muestras para traerle el que su color necesita, como estaba apurado lo hizo sin problemas. Me cuenta con una sonrisa.

-Eres única. Le digo.

Nos dirigimos derecho a solicitar que hagan las pruebas, nos dijeron que llevaría un par de dias tener los resultados.

Los siguientes días fueron tan rutinarios, hacia mis entregas y Homero si estaba en casa dos días, era mucho, por su trabajo viajaba al interior.

A Esteban no lo volví a ver, por alguna razón esperaba cruzarmelo, pero a la vez me preguntaba que pensarían al ver a una mujer de mi edad con un joven tan atlético y policía.

De solo saber que era policía podía tener idea de la clase que era, aunque sería encajonar, estereotipar al considerar que todos son unos mujeriegos que tienen en cada lugar una mujer diferente, no estaba muy errada, mi padre tenía un rango alto en la policía federal, al ser un oficial de alto rango se daba la libertad de ir cuando solo era necesario, le faltaba poco para jubilarse, no tenía la energía que hace años y siempre traía historias de cruces de parejas entre sus oficiales y que tuvo que ponerse estricto al prohibir relaciones en el trabajo.

Hasta que llegó el día en que recibí ese mensaje, tenía las pruebas de ADN, mi corazón latía con fuerza, por suerte estaba mi hermana que me dió la fuerza para verlo. Lo que tanto temía se confirmaba.

Esa beba no era hija del amigo de mi esposo, era hija de mi esposo, al mismo tiempo le hice sobre mis hijos, él era padre biológico, eso fue idea de mi hermana, por si Homero ponía en duda eso.

Me sentía desvastada, al mismo tiempo recibí una invitación de mi promoción.

-DEBES IR, YO CUIDARE A LOS BEBES. NUNCA SALES, ADEMAS EL TOXICO NO ESTA, EN UNA DE ESAS TE ENCUENTRAS CON UN VIEJO AMOR. Me animo mi hermana.

Ella se ocupó de maquillarme y ponerme un vestido.

Nos reunimos en un restaurante, todos hablaban de sus vidas, sus triunfos, en cambio yo mantuve silencio. Alguien menciono que estaba hermosa, que me mantenía muy bien. Pero perdida en mis pensamientos, no respondí. Después acordamos ir a bailar, justo en la disco tocaban temas de nuestro tiempo de juventud.

Me sentía fuera de lugar, no podía olvidar lo que decía ese mensaje, hasta que alguien me empujó y caí en los brazos de Esteban, verlo ahí por alguna razón hizo que mi corazón brinque.

Es impulsivo, me llevo a un sector lejos de las miradas de mis conocidos, me beso, no me negué, lo necesitaba. Quiso tomarme ahí, pero lo frene, le dije que no era el lugar adecuado.

Me lleva a su auto, corrio el asiento del conductor y me sentó sobre él, nos besamos con locura, bajo a mi cuello y descendió a mis melocotones, los saboreo con gusto, saco un protector de la guantera, se lo coloco, su arma era blanca, sin ninguna marca, gruesa, firme como poste de luz, y en un movimiento me uni por completo con él, su cuerpo se estremeció, ante mis movimientos rítmicos, sus gemidos y jadeos me calientan más, se prende de mis melocotones, sentí que su volcán entro en erupción, acarició mi punto G para que lleguemos juntos. Los dos nos besamos compartiendo ese aire cálido de nuestro aliento.

Nos quedamos contemplando, fue la mejor experiencia que tuve en años. Él respiraba agitado, no me retiro, no me saco de una, se preocupo en acomodar mi vestido.

-Te llevaré a tu casa. Me dijo con la voz grave.

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