NovelToon NovelToon

Amor En Exilio

Exilio y despedida

—¡Eres una desvergonzada, Salma!— grita mi padre mientras camina de lado a lado. —¿Qué hice para merecer una hija como tú?— vuelve a insultarme. —Has avergonzado mi apellido al juntarte con ese malnacido, pero agradece niña— dice viendo en mi dirección con furia y señalándome con su dedo. En lo que yo me encojo por instinto cubriéndome. —Agradece que él aún te quiere así— termina de soltar ese balde de agua fría que me cubre de pies a cabeza.

—¿Qué?— preguntó atónita. —Papá, pero ya le he dado mi palabra a Emir—

—¡Él no tiene que ofrecerte!—grita.

—Pero yo lo amo y eso es suficiente. Nos casaremos— le digo con firmeza creyendo que me entendería, pero solo eso a mí se me ocurre.

Mi padre, él. Un patriarca árabe-saidita muy reconocido en este pueblo, fue criado de la misma manera en que me está criando a mí y a mis hermanas.

Jalil Hassan. Se casó con mi madre cuando ella tenía tan solo dieciocho, poco después tuvo a mi hermana mayor Yara. Ya ella no hace parte de nosotros porque ya está casada, y también con un hombre que no conocía y que mi padre le impuso por dinero.

Sigo yo y mi hermana gemela Seinet. Él siempre nos ha lanzado en cara que nos desprecia por qué nosotras no fuimos hombres que por nuestra llegada, mi madre murió en el parto.

Jamás creí que esto me pasaría a mí. Yo, una joven de apenas dieciocho años, que fue criada con el único fin de ser una buena esposa. Vengo y me entrego a mi único amor, para luego, terminar siendo repudiada por mi padre y familia de él.

¿Por qué aún existen estás costumbres?

Desde que tengo uso de razón y cuando se fue Yara. Él empezó a prepararme para ser una buena esposa y dar descendientes al respetado apellido del hombre que me pidió en matrimonio, Ozan Fahat.

¿Mi error?

Me entregué al hombre que quería y ahora estaba aquí, siendo regañada y golpeada por mi padre por esta deshonra.

Esto es muy repudiado por los hombres árabes, que su futura esposa, no llegué virgen y pura al altar.

Nunca me intereso en conocer al que sería mi futuro esposo, de igual jamás se me permitiría verle la cara. Y desconozco si era de mi edad, maduro o un hombre mayor. Nada más supe que a pesar de esto que le confesé a mi padre aceptó casarse conmigo.

Ya les dio los dotes que daría por nuestro matrimonio y por mí.

Le supliqué a mi padre que no, que mi prometido Emir, vendría a pedir mi mano, pero no le importo. Lo único que a él le importa es el dinero y lo que se pueda ganar a cambio de nosotras, como si fuéramos un animal para vender.

Todo eso provocó la ira de Jalil Hassan. Y ahora está aquí, maldiciendo mi nombre y la hora en que me tuvo.

Estoy de pie en la sala frente a mi hermana Seinet y la nueva esposa de mi padre. Una mujer casi joven, una que también fue obligada a contraer matrimonio con un hombre como mi padre. Él me ha dado una fuerte bofetada por mi confesión.

Me mantengo fuerte y con la frente en alto, aguantando todas las ganas de llorar que me están invadiendo.

Nosotras no tenemos ni voz ni voto en nuestra cultura. Cuando los hombres como mi padre, son criados con el patriarcado y la idea errónea de que la mujer solo está para dar hijos al esposo y ser amas de casa.

Simplemente, no tenemos derecho a rechazar ni elegir. Los padres y esposos son quienes mandan sobre nosotras.

Fui totalmente consciente de que esto pasaría, y creo que hasta lo planifique de manera inconsciente para que de esta manera pudiera ser libre con Emir. Lo que jamás consideré fue que el hombre que me pidió en matrimonio me acepte así.

Siendo impura.

—¡Está noche vendrán a pedir tu mano!— no para de gritar exasperado. —No lo arruines porque ya sabes de lo que soy capaz, Salma—

Se va cerrando la puerta de un portazo, haciéndonos sobresaltar por el ruido.

Me quedo de pie viendo a mi madrastra Leila y a mi hermana Seinet, sentadas mirándome con compasión.

Salgo también como alma que lleva el diablo, necesito salir de aquí y hablar con Emir, le diré lo que sucede.

Llegó al lugar donde siempre nos encontramos y lo espero por un par de minutos.

Después de un tiempo cuando ya casi perdía las esperanzas de que llegara. Lo veo venir, tiene un jean puesto y un suéter negro, su cabello está algo alborotado, pero lo que más se lleva mi atención es su mirada y sus ojos, esos hermosos ojos grisáceos están rojos y dilatados.

Avanzo hasta él y lo abrazo tan fuerte y él a mí, que siento como si fuera este el último que nos daremos.

—¿Qué pasa mi amor?— le pregunto aún sintiendo en su mirada que algo no está bien.

Me mira con amor y tristeza.

—Tu padre— mi corazón empieza a latir con fuerza. —Él ha hecho que mi familia y yo quedemos exiliados de aquí—

—¿Qué?— mis ojos se abren con terror. —Eso no puede ser cierto—

—Mis padres ya están empacando para irnos, debemos irnos de aquí antes que caiga la noche—

—Entonces me iré contigo— digo tomando sus manos, pero él las suelta.

—No podemos salma— puedo ver su infinito dolor en su mirada.

—¿Pero por qué?— Ya en este punto estaba muy alterada. —Nos amamos, es lo que importa. Y si mi padre no acepta nuestro amor, no me importa. Solo quiero estar contigo y luchar por nosotros—

—Lo lamento, pero no puedo. Nos han obligado y amenazado, mis padres temen por nuestras vidas, y me han dicho que ya no eres bienvenida con nosotros, lo siento, pero debo irme— mi mundo volvía a derrumbarme, pero que más da, esto era así. —Prometo nunca olvidarte, salma— Dice dándome su collar, ese que para el era preciado, este tenía una gema rara que encontró en el mar cuando era niño. —Con esta preciosa gema y ante los cielos, juro amarte por toda la eternidad. Necesito realizarme, trabajar para obtener riqueza y poder ser digno de ti—

—Mi amor, pero tú ya lo eres, eres lo que yo quiero— digo llorando.

Él me seca las lágrimas con su pulgar y me da un ligero beso en los labios. —Lo sé, pero una belleza como tú. Necesita más que amor. Te prometo que vendré a reconquistar tu amor, salma. Solo te pido que me esperes, sé que es difí...—

—Lo haré, te estaré esperando así eso me llevé hasta la eternidad, prometo nunca olvidarte ni dejarte de amor, Emir—

Me quedé allí, de pie, mientras él se alejaba de mí. Nuestros cuerpos se habían sellado en un abrazo que parecía durar una eternidad, pero que en realidad fue solo un instante. La despedida de este amor exiliado, que había nacido en secreto y había crecido en la sombra.

Me sentí como si mi corazón se estuviera rompiendo en mil pedazos mientras lo veía alejarse. Él me había dado un ligero beso en la frente, un gesto que me había hecho sentir amada y protegida. Pero ahora, se marchaba, y yo me quedaba sola, con la incertidumbre de si volvería a verlo.

Mi mirada se perdió en la figura que se alejaba, y sentí lágrimas que pugnaban por salir de mis ojos. No quería llorar, no quería mostrar debilidad. Pero la tristeza me envolvía como una manta, y no podía evitar sentir que estaba perdiendo una parte de mí misma.

Me quedé allí, de pie, mirándolo irse, mientras mi corazón latía con una mezcla de dolor y esperanza. ¿Volvería algún día? ¿Podríamos estar juntos de nuevo? Solo el tiempo lo diría. Pero por ahora, solo me quedaba la certeza de que lo había amado con todo mi corazón, y que ese amor nunca moriría...

Un compromiso

La noche llegó y así los invitados.

Me encontraba en la cocina muriéndome por dentro, mientras mi padre y la familia de ese hombre estaban ahí fuera.

La esposa de mi padre entra con una mirada de compasión por mí.

—Hija, sabes que no soy tu verdadera madre, pero siempre te considere como mi propia hija. ¿Lo sabes?—

—Lo sé, mamá—

—Lamento mucho todo esto, y no puedo hacer nada por ayudarte— dije peinando mi cabello con sus manos. —Pero, creo que estarás mejor con ellos que aquí, tu padre te molería a golpes si te quedas— ella tiene toda la razón. —Lleva ya el café y, haz lo correcto—

Tomo la bandeja con manos temblorosas, y saliendo en la cocina me dirijo hacia la sala de visitas donde se encuentran todos.

No me atrevo a levantar mi cabeza para ver al hombre que pronto sería mi prometido.

Trago saliva al sentir su mirada sobre mí.

Terminó de repartirles los cafés a sus padres, para terminar con él.

POV OZAN.

Mi mirada se posa en la pequeña y hermosa joven, desde que entra, analizó cada uno de sus movimientos.

Está nerviosa, claro que lo está. Lo que la hace ver mucho más hermosa.

Realmente es muy joven, mucho más de lo que creí, comparado con que le doblo su edad para mí, no es problema.

Cuando llega a mí, tomo la taza de té sin quitarle los ojos de encima, en breve instante me mira y en sus ojos cafés pude notar el miedo y la furia, dos sentimientos muy peligrosos juntos.

[•••]

—Señor Jalil, estamos aquí está noche, para pedirle encarecidamente la mano de su bella hija, para nuestro hijo— anuncia mi padre.

—Honran a nuestra familia, con su presencia está noche, señores Karim. Y claro que sí, tienen mi bendición—

Mi mirada se vuelve a desviar hacia ella, quién está de pie con la cabeza baja.

Nos colocamos de pie mientras prosiguen a colocarnos los anillos con la cinta roja.

Su padre se acerca a nosotros y después de darnos algunas palabras corta la cinta.

Oficialmente, ya es mi prometida.

POV SALMA.

Este momento debía suceder, pero con mi verdadero amor.

Ahora estaba comprometida con un hombre al que no conozco, y al que es más evidente que es mucho más mayor de lo que me imaginaba.

Desde que me vio no me ha quitado los ojos de encima, ya empieza a ser un poco molesto para mí.

No deseo hacer esto, pero tengo que hacerlo por obligación, deshonré mi honor ante mi familia, y este era mi castigo.

Casarme con alguien aquí me acabo de conocer y que por lo que he visto no trae buenas intenciones, mientras que mi verdadero amor se encuentra ahora mismo en exilio.

Aunque esto se ha dado ni crea ese hombre que me está mirandome con intensidad, que seré suya, jamás seré de otro hombre que no sea Emir.

[•••]

Cuatro meses después.

—¿¡Embarazada!?— su grito se oyó en toda la habitación.

No podía hacer nada más que escuchar sus reprimendas, y es que apenas hace tres meses que nos casamos, y por más que ha insistido no he permitido que me toque.

Aún que dormimos en la misma habitación y en la misma cama, no puedo entregarme a él. No lo amo y no deseo hacerlo.

—¿Quién es el padre?— dice acercándose a mí. —¿Es de ese hombre al que te le entregaste?—

Lo miro, y en sus oscuros ojos solo puedo ver la ira, una que está conteniendo.

Porque a pesar de que no lo quiero he aprendido a reconocer sus expresiones corporales.

Y ahora sus manos con los puños apretados me lo indican, está realmente furioso. Y no lo culpo, ¿Quién en su sano juicio no lo estaría?

Él osa de una reputación intachable, puesto que es uno de los empresarios más exitoso de toda la ciudad, todo a su alrededor debe ser perfecto y digno de alguien como él.

Le permití presumirme como su esposa ante toda la sociedad, en cada evento, y en cada reunión donde mi presencia debía ser requerida, me comporte como la esposa que todos querían ver.

Odiaba toda esa clase de reuniones, no me gusta tener que responder a las preguntas de la gente, esas incómodas. Pero tenía que fingir, tenía que mostrarles cuánto lo amaba, aunque eso no era cierto.

Todo fue un acuerdo entre él y yo para poder ser lo que todos querían que fuéramos.

Él prometió no tocarme ni excederse conmigo en ningún aspecto, siempre y cuando yo me comportará como su esposa.

Acepte por mi propio bien, ya que no quería lidiar con más problemas, porque si osaba de no querer ser lo que me pedía, él claramente podía hacer conmigo lo que quisiera y nadie podría acusarlo de nada. Puesto que en esta cultura, los hombres son dueños de las mujeres.

Todo marchaba bien en ese aspecto, pero esto que está sucediendo ahora mismo no lo vi venir, ni en mis más sinceros pensamientos, me imaginé que saldría embarazada, y lo peor del caso es que, no es del hombre que ahora es mi esposo.

No sé qué decirle ante esta situación, yo tampoco me lo esperaba, pero es algo que en el fondo me alegra. Esto significa que tengo en mi vientre el fruto del amor que siempre le he tenido a Emir.

Y ahora no será solo un amor en exilio, sino que nacerá de ambos una personita que nos mantendrá más unidos hasta la eternidad.

—Háblame salma, porque estoy a punto de perder la cordura—

—Lo siento— digo sintiendo como una lágrima rueda por mi mejilla y no es por tristeza.

—Una disculpa no solucionará nada de esto— levanto mi cabeza para verlo al fin. —Desde que nos casamos he respetado todo lo que me has impuesto, ¿Para qué me salgas con esto?—

—¿Y qué puedo hacer? Yo no me esperaba algo así—

Se detiene frente a mí y me mira por un momento, su mirada es tan penetrante y carente de emoción, no se que cosas pasarán por su cabeza ahora mismo, lo único que se es que tengo que protegerme a mi y a mí bebé de cualquier decisión que él quiera tomar respecto a esto...

Una esperanza

La tensión en el aire es muy palpable.

Agradezco que en ese momento haya llegado una enfermera interrumpiendo nuestra conversación.

Pero, como nada dura mucho. Ella volvió a irse y su mirada volvió a posarse en mí.

—Necesitamos hablarlo, salma—

—Quiero que sepas, que sea lo que sea es mi hijo y no pienso deshacer de él, así me mates—

La mirada que me está dando ahora es de incredulidad, ¿o de asombro quizás? No lo sé, él me confunde mucho.

—Nunca te pediría algo así, ni siquiera haría algo contra ti y tampoco con tu bebé, ¿Por qué dices esas cosas?—

Bajo la cabeza avergonzada, sé que él no sería capaz de algo así, pero de igual quería que lo supiera.

—¿Qué piensas hacer entonces?—

—Lo correcto, salma— dice acercándose a mí. —Eres mi esposa y ese bebé nacerá en nuestro matrimonio. Así que llevara mi apellido—

En absoluto, su decisión me ha dejado sin palabras.

—Pero. Es que mi bebé ya tiene un padre, que obviamente no sabe de su existencia. Pero lo tiene—

—Lo lamento mucho por eso salma, pero no puedo aceptar que esto salga de aquí. ¿Qué dirán de mí?— se vuelve alejar. —He sido muy benevolente contigo y a todo lo que me has pedido, pero algo así no puedo aceptarlo, o ese bebé nace en este matrimonio y con mi apellido o te olvidas de todo y lo haré a mi manera que será de la misma—

Con esas palabras duras sale de la pequeña habitación de hospital, dejándome con un mal sabor de boca.

Mi hermana Seinet llega a la habitación y se apresura a acercarse a mí.

—Hermana, ¿Qué ha pasado? Tu esposo salió hecho una fiera de aquí—

—Estoy embarazada, hermana— ella se lleva las manos a la boca con sorpresa.

—No creí que tú y...—

—Es de Emir—

—¿¡QUE!?— su asombro es descomunal. —¡Dios mío, salma! ¿Qué has hecho?—

—Paso cuando me le entregué aquella vez— musitó con los ojos cristalizados. —No creo que algo así podría suceder—

Ella me abraza apoyando su barbilla en mi cabeza.

—Por eso Ozan, salió de esa manera— Me soba la espalda. —¿Qué van a hacer?—

—Él quiere que mi bebé nazca con su apéllido— me separo para mirarla a los ojos. —¿Cómo puedo hacerle eso a Emir?—

—Hermana, pero el ya no está. Ni siquiera te ha llamado desde que se fue. La verdad es lo más natural, ustedes están casados y ese bebé debe nacer en este matrimonio, porque si no, ya sabes lo que podría hacer papá si lo vuelves a deshonrar—

Vuelvo a abrazarla y está vez sí dejo que las lágrimas ruedan por mis mejillas.

—¿Crees que él ya se olvidó de mí?— murmullo.

—No lo sé, pero si no te ha llamado desde que se marchó...— suspira. —Deberías seguir con tu vida, hermana. Si él llega aparecer algún día veremos que hacemos, mientras lo más correcto es aceptar lo que dice Ozan. Recuerda que otro no hace esto. Ya sabes cómo son, incluso Ozan no te ha tocado ningún pelo. ¿Dime quién hace eso?—

Me quedo pensando y ella tiene razón, me duele pensar en Emir. Pero si de verdad no me ha llamado es porque está siguiendo con su vida y yo tengo que seguir con la mía.

—Tienes mucha razón, hablaré con él y le diré que acepto o que me pide— continuó. —Sé que será difícil porque amo a Emir, pero si no obtengo respuesta de él antes de que nazca este bebé, lo olvidaré por completo— Seinet asiente y se acerca a mí.

—Está bien, ahora vámonos de aquí, los hospitales me enferman—

Nos colocamos de pie y como ya nos habían dado la orden de salida, caminamos hasta la entrada donde estaba el auto esperando por nosotras, entramos y ahí estaba Ozan, en su teléfono.

Decidí no decirle nada por ahora, cumpliré con lo que le dije a mi hermana hace un momento.

Si no obtengo ninguna respuesta de Emir de aquí a que nuestro bebé nazca, le daré la oportunidad a Ozan de que mi bebé lleve su apellido.

[•••]

Los días pasan. Las semanas incluso los meses.

Ya tengo ocho meses de embarazo y aún no he sabido nada de Emir. Ya a estas alturas y que no me haya llamado me hace pensar que quizás le ha pasado algo, porque todo esto es muy raro.

Tendremos una hija y él no lo sabe aún.

Solo quedan unas cuantas semanas y mi plazo se habrá acabado, unas semanas para que mi hija nazca.

Estoy tan emocionada, porque a pesar de todo ella es fruto de nuestro amor. Un amor puro y sincero que nos tuvimos, o al menos yo le tuve, ya a este punto hasta eso está en tela de juicio.

Me he mantenido firme para no desmoronarme, pero a veces siento que ya no puedo más.

Todos alrededor de Ozan y mío se han alegrado tanto por mi embarazo. Sobre todo mi padre, ese no cabe de la dicha, si tan solo supiera la verdad, juro que me mataría a mí y a mí bebé.

Mientras que Ozan, él se ha mantenido distante. Desde ese entonces todo cambió, hablamos y todo, pero es más frío. Supongo que me está dando mi espacio y se lo agradezco. Look

Aún que ha pasado tanto tiempo él sigue manteniendo su palabra de no tocarme sin mi consentimiento. Mientras que yo sigo también cumpliendo la mía, soy esa esposa amorosa e intachable en público como él lo necesita.

Ambos estamos cumpliendo con nuestros acuerdos.

No puedo negarles que cuando me siento desanimada con Emir, trato de decirme a mí misma que lo olvidé así como él me olvidó a mí, que le dé esa oportunidad que tanto me pide a gritos Ozan, una oportunidad de amarme y ser ese matrimonio real que debimos ser desde el principio.

Pero nada de esto es fácil.

Yo necesito un poco más de tiempo, aún guardo las pocas esperanzas de que él aparezca y me saque de este mundo que parece empeñarse a obligarme a vivirlo sabiendo que no encajo en él.

El mundo de Ozan no es el mío.

Mi mundo sigue siendo con Emir y siempre será con el.

Download MangaToon APP on App Store and Google Play

novel PDF download
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play