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En Manos Del Mafioso

Capitulo 1

Era una mañana soleada en la tranquila ciudad de Longxi . Los rayos del sol de la mañana se colaban a través de las rendijas de las persianas y despertaban a Emily Jones. Estirándose perezosa, Emily apartó las sábanas y apoyó los pies en el frío suelo de madera.

Con decisión, Emily abrió las persianas y la luz inundó la habitación, despertando de golpe a su gato, Max que la miró con curiosidad. Emily esbozó una sonrisa ante la mirada burlona del pequeño felino y se dirigió al baño para empezar su día.

Mientras se cepillaba los dientes, Emily pensó en el día que le esperaba. Era el primer día en su nuevo trabajo y sentía una mezcla de nerviosismo y expectativa. Se miró en el espejo y se colocó unos rizos rebeldes tras la oreja derecha.

El timbre de la puerta de entrada rompió el silencio, haciéndola salir de repente del baño. Emily frunció el ceño, se preguntó quién podría ser a esa hora de la mañana y fue a abrir la puerta.

Cuando abrió, se encontró a su mejor amiga, Sophia, de pie en la puerta con una sonrisa de oreja a oreja y una bolsa de Dunkin Donuts en la mano.

-¡Buenos días, dormilona!-, dijo Sophia con un tono burlón y pasó junto a Emily para entrar en casa.

-Oh, cállate-, respondió Emily con una sonrisa, y cerró la puerta mientras seguía a Sophia hasta la cocina.

-No te preocupes, sé que necesitas tu dosis diaria de cafeína para ser una persona funcional-, dijo Sophia riendo mientras extraía dos cafés de su bolsa y los colocaba sobre la encimera.

-Muy graciosa-, respondió Emily con sarcasmo, aunque era cierto que no se sentía del todo despierta sin su dosis matutina de cafeína.

-No te quejes, sabes que siempre tengo razón-, bromeó Sophia, y se sentó en una de las sillas de la cocina. Emily puso los ojos en blanco pero no pudo evitar sonreír.

-Estoy nerviosa por mi primer día en el nuevo trabajo-, admitió Emily mientras se acomodaba frente a Sophia y tomaba un sorbo de su café.

-Oh, no te preocupes, lo harás genial-, la tranquilizó Sophia, poniendo su mano sobre la de Emily. -Eres inteligente, amable y súper organizada. Van a amarte allí-.

-Espero que tengas razón-, dijo Emily, sintiéndose algo más tranquila con las palabras de aliento de su amiga. -Pero sabes que tiendo a ponerme un poco tensa en situaciones nuevas-.

-Lo sé, pero también sé que eres capaz de manejarlo. Recuerda sólo sonreír y ser tú misma-, aconsejó Sophia. -Además, te verás con ese buen traje nuevo que compraste ayer, estoy segura de que causarás una excelente impresión-.

Emily asintió, agradecida por el apoyo de Sophia. -Sí, tienes razón. Sólo tengo que mantenerme tranquila y ser yo misma. Y sí, mi nuevo traje realmente me queda genial-, reconoció, ajustando las solapas de su chaqueta azul marino.

-Claro que sí-, dijo Sophia con una sonrisa traviesa. -Además, tal vez incluso te puedas encontrar con un chico guapo en tu nuevo trabajo-.

Deberias dejar de pensar en chicos sophia

-Pero sabes que me encantan los chicos guapos,- respondió Sophia con una sonrisa pícara.-Y tú también deberías dejar de ser tan seria. Necesitas un poco de diversión en tu vida-.

-Estoy bien así como estoy-, argumentó Emily, aunque una pequeña parte de ella no pudo evitar sentirse tentada por las palabras de Sophia.

-Vamos, Emily. Eres joven, inteligente y guapa,- dijo Sophia, y levantó las cejas sugestivamente. -No puedes encerrarte sola en tu mundo de libros y trabajo-.

No quiero otro chico que me trate como Tomás -El rostro de Emily se ensombreció al recordar a su ex novio, Tomás. Las cosas terminaron mal entre ellos y Emily todavía no se sentía preparada para volver a abrir su corazón a otra persona.

-Sé lo que pasaste con Tomás, pero no todos los chicos son así-, dijo Sophia suavemente, notando el cambio en el estado de ánimo de su amiga. -Hay chicos amables, respetuosos y que valoran a las chicas por lo que son-.

Emily asintió, sabiendo que Sophia tenía razón. Pero aún así, el miedo a ser herida nuevamente la paralizaba. -Lo sé, pero es difícil confiar en alguien después de lo que pasé,- admitió.

-Lo entiendo, pero no puedes dejar que un mal tipo arruine tu concepto del amor-, dijo Sophia, acariciando la mano de Emily con afecto. -Hay alguien allá afuera que te verá como la increíble persona que eres y te tratará como te mereces-

Emily sonrió suavemente ante las palabras de apoyo de su amiga. Tal vez Sophia tenía razón, tal vez todavía debía confiar en el amor. Pero por ahora, necesitaba concentrarse en su nuevo trabajo y en demostrarse a sí misma que podía ser exitosa por sus propios medios.

-Gracias, Soph,-dijo Emily, dándole un apretón en la mano. -Eres una amiga increíble y siempre sabes cómo levantarme el ánimo-.

-Ese es mi trabajo, cariño-, respondió Sophia con una sonrisa. -Sé que estarás fenomenal en tu primer día. Solo mantén la calma y confía en ti misma-.

El pasado de Emily era difícil de recordar. Sus padres murieron en un accidente de coche cuando tenía sólo 16 años, dejándola sola y obligándola a madurar prematuramente. Emily luchó por adaptarse a su nueva realidad y tuvo que cuidarse sola desde muy joven. Pasó los siguientes años trabajando duro y estudiando para poder terminar la escuela y conseguir un trabajo decente. Fue entonces cuando conoció a Tomás...

Tomás parecía ser lo que Emily necesitaba en ese momento de su vida. Era cariñoso y atento, y la hacía sentir especial. Comenzaron a salir y todo parecía estar bien, pero con el tiempo, Tomás cambió. Empezó a ser más controlador y crítico, y Emily se encontró cada vez más atrapada en una relación tóxica.

Aunque trataba de negarlo, Emily sabía que estaba infeliz. Pero tenía miedo de terminar la relación y volver a estar sola. Hasta que un día, todo se desmoronó o mas bien mejoro y Tomás la dejó por otra chica. Emily estaba devastada y se sentía. la vez librada. Desde entonces, había decidido centrarse en su trabajo y en sí misma, sin dejar que nadie más volviera a lastimarla...

Volviendo al presente

Emily sacudió la cabeza para alejar los pensamientos negativos y volvió su atención hacia Sophia. Sabía que su amiga sólo quería lo mejor para ella y se dio cuenta de que estaba siendo un poco demasiado negativa.

-Tienes razón,- dijo Emily, con una sonrisa más decidida.-No tengo por qué dejar que mi pasado determine mi futuro. Estoy lista para enfrentarme a este nuevo reto y debo decirte gracias, porque sin tu recomendación en tu empresa no podría conseguir este trabajo, jefa-.

-Lo sé, lo sé, soy la mejor-, bromeó Sophia, dándole un empujón amistoso. -Y no tienes por qué agradecerme nada. Sabía que eras perfecta para ese puesto y tenía razón-.

Emily asintió, agradecida por el apoyo y la confianza que Sophia tenía en ella. -Estoy un poco nerviosa, pero también ilusionada-, admitió. -Es un gran trabajo, además escuché que el Ceo es estricto, dime Sophia que no debo hacer si me cruzo con el-.

-Oh, el gran y misterioso CEO,- dijo Sophia con una sonrisa traviesa. -Bueno, es cierto que tiene la reputación de ser un poco duro, pero yo lo consideraría más como una persona reservada y enfocada en el trabajo. No te preocupes, sólo sé profesional y respetuosa, y no tendrás ningún problema con él-.

-Oh, el gran y misterioso CEO,- dijo Sophia con una sonrisa traviesa. -Bueno, es cierto que tiene la reputación de ser un poco duro, pero yo lo consideraría más como una persona reservada y enfocada en el trabajo. No te preocupes, sólo sé profesional y respetuosa, y no tendrás ningún problema con él-.

-De acuerdo, intentaré mantener la calma-, dijo Emily, aunque una parte de ella estaba un poco intrigada por el enigma del CEO. ¿Cómo era este hombre que comandaba la empresa en la que ella ahora era parte? Solo podía esperar que las cosas salieran bien en su primer día...

-¡Ese es el espíritu!- exclamó Sophia, dándole un último empujón de aliento. -Estoy segura de que lo harás genial. Recuerda mantener la calma, tener confianza y ser tú misma. Y, por favor, no le des tanta importancia al gran y misterioso CEO. Es sólo un hombre, después de todo-.

-deberíamos ir llendo...-Mirando el reloj

-¡Mierda, tienes razón!-, exclamó Sophia, poniéndose de pie rápidamente. -Vamos, no querrás llegar tarde en tu primer día-. Emily asintió y también se levantó, agarrando su bolso y su café de la cocina.

-Gracias por el café y el impulso de confianza-, dijo Emily, sonriendo a su amiga. -Realmente lo necesitaba-

Las dos amigas salieron de la casa y se subieron al coche de Sophia, dirigiéndose hacia la oficina mientras charlaban animadamente. Emily intentaba controlar los nervios que amenazaban con apoderarse de ella, pero la presencia tranquilizadora de Sophia la ayudaba a mantenerse calmada.

Cuando llegaron a la oficina, Emily pudo sentir la energía frenética del lugar. La gente entraba y salía, los teléfonos sonaban y los ordenadores zumbaban con actividad. Emily siguió a Sophia a través del edificio hasta llegar a un pequeño cubículo que le habían asignado.

-Y aquí tienes, tu nuevo espacio de trabajo-, dijo Sophia, señalando el escritorio y el ordenador que la esperaban. Emily dejó su bolso y su café en el escritorio y se sentó en la silla, observando todo a su alrededor.

-Es... es pequeño, pero acogedor-, dijo Emily, tratando de sonar positiva. Sophia rió en respuesta.

-Lo sé, no es exactamente una oficina ejecutiva, pero para un primer trabajo está bien-, dijo, apoyándose en la mesa. -Y no te preocupes, te acostumbrarás rápidamente. Además, estaré justo ahí en mi cubículo, así que si necesitas cualquier cosa, sólo grita-.

Emily sonrió agradecida. Tener a Sophia cerca realmente la hacía sentir más tranquila. -Gracias, Soph. Definitivamente voy a necesitar tu ayuda en algunas cosas durante los próximos días-.

-Eso es a lo que están para los amigos-, respondió Sophia con una sonrisa antes de darse media vuelta para irse. -¡Buena suerte hoy, chica! Sé que lo harás genial-.

Vamos, te invito a celebrar- dijo emily

-Estaba esperando que dijeras eso,- respondió Sophia con una sonrisa de complicidad. -Vamos, sé de un buen lugar cerca de acá donde sirven unos margaritas deliciosos-.

Las dos mujeres subieron al coche de Sophia y se dirigieron hacia un pequeño bar cerca de la oficina. Cuando llegaron, se acomodaron en una mesa cerca de la ventana y pidieron dos margaritas con sal.

En cuanto recibieron las bebidas, Sophia levantó su copa para hacer un brindis. -Por tu primer día exitoso en tu nuevo trabajo-, brindó con una sonrisa.

Emily levantó su copa y se unió al brindis, bebiendo un sorbo de la bebida helada y refrescante. La margarita era buena, y se sintió más suelta y relajada después de un largo día de trabajo. Empezó a sentirse más animada y se permitió olvidar por un momento los nervios y la tensión del primer día.

Las dos amigas charlaban y reían mientras se relajaban con sus bebidas. Emily sintió cómo se desvanecía todo el estrés del día y pudo disfrutar de la compañía de su mejor amiga. Era agradable poder tomarse un momento para descansar y celebrar su pequeña victoria.

Después de un par de margaritas más, Emily comenzó a sentirse un poco mareada pero de buena manera. Su risa se volvió más sonora y sus movimientos más imprecisos. Sophia reía y animaba a Emily, también un poco ebria, y la situación se estaba volviendo cada vez más divertida y despreocupada.

Pasaron más tiempo charlando y bebiendo, hasta que finalmente decidieron que era hora de irse. Emily se levantó con dificultad y se apoyó en Sophia para mantener el equilibrio. Las dos salieron del bar riendo y tambaleándose, mientras intentaban encontrar el camino de vuelta al coche.

Capitulo 2

Justo cuando Emily y Sophia estaban saliendo del bar, una banda de matones salió de un callejón cercano. Eran un grupo de hombres corpulentos con caras amenazadoras y miradas de depredador. Uno de ellos se acercó a las dos chicas y les cortó el paso.

-Miren lo que tenemos aquí, chicos,-gruñó el hombre, señalando a Emily y Sophia. -Un par de chicas lindas y solitarias a esta hora de la noche-.

alejate- replico emily

El matón se rio con crueldad ante la orden de Emily. -Oh, mira cómo se hace la dura-, dijo, y se volvió hacia sus compañeros con una sonrisa burlona. -Creo que alguien necesita que le enseñen quién está al mando aquí-.

Los otros matones se acercaron amenazadoramente, rodeando a Emily y Sophia por todos lados. La situación se estaba volviendo peligrosa rápidamente. Emily intentó mantener la calma, pero sentía cómo el miedo se apoderaba de ella a medida que el grupo de hombres se aproximaba más.

-que creen que hacen- dijo una voz masculina grave

En ese momento, un hombre alto y robusto salió de las sombras una mascara. se colocó entre Emily y los matones. Su voz grave y autoritaria cortó el aire, y los matones se detuvieron en seco

El hombre se plantó frente a los matones, con los brazos cruzados y una mirada amenazante.

-Creo que deberías mantener tus manos alejadas de estas dos damas,- gruñó con tono amenazador.

Los matones parecían sorprendidos por la autoridad y presencia del hombre. Retrocedieron un paso, claramente sorprendidos por su intervención. El cabecilla de los matones se volvió hacia el recién llegado, intentando aparentar confianza.

-Esto no es asunto tuyo, viejo. Estas chicas son nuestra presa ahora,- dijo con una sonrisa arrogante.

Justo cuando los matones pensaban que tenían la ventaja, un grupo de guardias de seguridad apareció desde diferentes direcciones y los rodearon por completo. Eran hombres grandes y bien entrenados, con uniforme y armas a la vista. El cabecilla de los matones intentó hacer un último intento.

-¡Qué demonios! ¿Qué pasa aquí?- exclamó con incredulidad.

El guardia más cercano dio un paso hacia adelante y habló con firmeza. -acaso no sabes quien es nuestro jefe-

Los matones se miraron entre sí, cada vez más nerviosos y confusos. Uno de ellos se atrevió a preguntar. -¿Y quién carajo es?-

El guardia, con voz firme y autoritaria, soltó un nombre que hizo que todos en el lugar se quedaran en silencio: -Luca Bianchi-.

El cabecilla de los matones tragó saliva con dificultad. El nombre de Luca Bianchi era conocido por todos. Era un hombre poderoso y temido en el mundo de la mafia. Sabían que no debían meterse con él, y menos con sus intereses.

Los otros matones también parecieron temblar ante el nombre. Sabían que estaban en un terreno muy riesgoso. El cabecilla intentó parecer más tranquilo de lo que se sentía. -De acuerdo, de acuerdo, entendimos. No queremos problemas con él.-

Los guardias mantenían sus armas apuntando hacia los matones, asegurándose de que no intentaran nada más. El cabecilla de los matones levantó las manos en señal de rendición.

-Nos vamos, no intentaremos nada, solo déjennos ir- suplicó, su tono de voz era más asustado que arrogante ahora.

El guardia, obediente a las órdenes de su superior, hizo un gesto con la barbilla hacia los matones. -Váyanse. Y no vuelvan a molestar a nadie de la familia Bianchi.-

Los matones no necesitaron más instrucciones. Rápidamente dieron media vuelta y se alejaron a toda prisa por el callejón, aliviados de escapar con vida. Los guardias se mantuvieron alerta hasta que los matones desaparecieron de la vista.

Emily y Sophia estaban en estado de shock, con los ojos muy abiertos y el corazón acelerado por la situación que acababa de pasar. El hombre alto y robusto que las había protegido se dio la vuelta y les miró con atención. Estaba completamente oculto por una máscara, pero aún así emanaba una presencia poderosa y misteriosa.

quien eres tu?- pregunto emily cuando el la sostuvo para que no se caiga, estaba borracha y el la miro

El hombre la sujetó por la cintura para que no se cayera, la acercó un poco a él para estabilizarla, y la miró con ojos oscuros y penetrantes. Su voz era profunda y grave, pero también extrañamente tranquilizadora.

-Soy Luca Bianchi-, dijo con calma. -Tú debes ser Emily-

-¿como? ¿como sabes mi nombre?

Él la siguió sujetando con firmeza y mantuvo su mirada en ella.

-Tengo mis fuentes-, dijo simplemente. Sus ojos la examinaron de arriba abajo, analizando su estado de embriaguez. -Estas algo borracha, querida-

Emily no estaba segura de cómo sentirse con la forma en que él la llamaba -querida-. Su presencia era intensa y desconcertante, pero también extrañamente confortante.

-Estoy bien- intentó decir, aunque el alcohol la hacía tropezar en sus propias palabras.

Luca la miró con una ceja levantada, no del todo convencido por su afirmación. -Claro que lo estás. Puedes apenas mantenerte en pie sin ayuda-.

Emily se avergonzó un poco de su estado y quiso defenderse, pero las palabras se le enredaban en la garganta. El alcohol hacía que su cabeza diera vueltas, y solo podía mirarlo con los ojos vidriosos.

Luca mantuvo su mano firme en su cintura, manteniendo su equilibrio. Su tono era calmado pero firme, y no estaba dispuesto a soltarla. -Necesitas sentarte y descansar un poco, cariño-.

El apodo cariñoso sonaba extraño viniendo de un hombre que prácticamente era un desconocido, pero también había algo reconfortante en él. Emily se apoyó en él, demasiado mareada para discutir. La firmeza de su mano en su cintura y su presencia dominante la hicieron sentirse extrañamente protegida.

-dejare que alguien lleve a tu amiga, yo te llevo a tu casa- dijo el

Emily no pudo evitar asentir levemente, demasiado cansada y mareada para protestar. El hombre, Luca, parecía tan decidido que incluso en su estado, ella sabía que no iba a cambiar de opinión. Además, la idea de volver a casa e irse a la cama sonaba muy bien en ese momento.

Luca se volvió hacia los guardias y les habló con autoridad. -Acompañad a la amiga de la señorita a casa. Yo llevaré a la señorita Emily-.

Los guardias asintieron, obedientes ante las órdenes de Luca. Uno de ellos se acercó a Sophia, quien todavía tenía problemas para mantenerse en pie, y la ayudó a mantenerse derecha. Sophia le lanzó una última mirada a Emily, un poco preocupada pero también aliviada de que estuviera en buenas manos.

-yo.. yo no te conozco, no haras nada a mi amiga verdad?

Luca mantuvo su mano firme en la cintura de Emily, asegurándose de que ella se mantuviera erguida. Su expresión era seria pero calma ante la pregunta de Emily.

-No te preocupes por tu amiga- respondió con tono grave pero seguro.-Mis hombres se aseguraran de que llegue a casa a salvo. Y en cuanto a ti, te llevaré a tu casa en persona. Puedes estar tranquila-.

Emily se sintió un poco aliviada al escuchar sus palabras, pero no podía evitar sentir una sensación de nerviosismo. Este hombre, Luca, era un total desconocido, y ahora estaba a punto de llevarla a casa, estando ella en un estado vulnerable y desinhibido.

Sin embargo, a pesar de sus dudas, Emily se daba cuenta de que no tenía muchas opciones en ese momento. Estaba demasiado mareada para protestar y demasiado cansada para discutir. Además, la firmeza con la que él la sujetaba la hacía sentir extrañamente segura.

-¿no te aprovecharas cierto?

Luca mantuvo su mirada en ella, con un toque de irritación en sus ojos.

-No soy ese tipo de hombre-, respondió con tono serio. -No voy a aprovecharme de ti en este estado. Te llevaré a tu casa, te pondré en tu cama y me iré. Eso es todo-

Emily lo miró, intentando adivinar si estaba siendo sincero. Su mirada intensa y su tono de voz tranquilo le hacían creer que él decía la verdad, pero aún así, la desconfianza se colaba en su mente embotada por el alcohol.

Luca, como si hubiera notado su duda, siguió hablando, intentando disipar sus dudas.

-Te lo prometo, no te haré ningún daño. Mi único objetivo es asegurarme de que llegues a casa a salvo- dijo con un tono más suave -Y créeme, no tengo ningún interés en aprovecharme de una mujer ebria. No es mi estilo-.

Emily se debatía entre la desconfianza y la urgencia de sentirse protegida. A pesar de que él era prácticamente un desconocido, su presencia era tan dominante y segura que no pudo evitar sentirse un poco atraída por él.

-Está bien-, respondió finalmente, con un suspiro resignado. -... confío-.

Los ojos de Luca parpadearon ante su respuesta, y por un momento, su rostro se suavizó visiblemente. Él pareció sorprendido por su confianza, pero se recuperó rápidamente y simplemente asintió, con una leve sonrisa en los labios.

-Bien-, respondió él, acomodando su sujetó en su cintura. -Entonces, vamos-.

Emily se dejó llevar por él mientras se encaminaban hacia su coche. Su cabeza seguía dando vueltas por el alcohol y la confusión de la situación, pero de alguna manera se sentía protegida y en manos seguras. Luca la escoltó hasta el asiento del copiloto, abriéndole la puerta y ayudándola a entrar con cuidado.

Emily se hundió en el asiento, sintiendo la comodidad del coche mientras él se acomodaba en el asiento del conductor. El coche se puso en marcha y el silencio llenó el interior. Emily cerró los ojos unos momentos, dejando que el movimiento suave del coche la calmara un poco.

Emily se hundió en el asiento, sintiendo la comodidad del coche mientras él se acomodaba en el asiento del conductor. El coche se puso en marcha y el silencio llenó el interior. Emily cerró los ojos unos momentos, dejando que el movimiento suave del coche la calmara un poco.

Luca conducía en silencio, manteniendo su mirada enfocada en la carretera. A veces, echaba un vistazo a Emily, quien estaba medio adormilada en el asiento del copiloto. Su aspecto desaliñado y desinhibido por el alcohol le daban un aire vulnerable, pero también la hacía parecer más... atractiva.

Luca apretó los dientes al darse cuenta de hacia dónde llevaban sus pensamientos. Se reprendió mentalmente por tener ese tipo de pensamientos sobre una mujer que acababa de conocer y que, además, estaba borracha y en un estado vulnerable. Él no era ese tipo de hombre. Pero, por algún motivo, no podía evitar sentirse atraído por ella, sin importar cuánto lo intentara negar.

emily se durmio, luca no le pregunto su direccion pero sorprendentemente sabia donde vivia

Mientras Emily dormía, Luca manejaba el coche en silencio, sus pensamientos aún enfocados en ella. A pesar de que apenas la había conocido hacía unas horas, no podía sacarla de su mente. Intentó concentrarse en la carretera, pero su mirada seguía volviendo hacia ella, durmiendo tranquilamente en el asiento del pasajero.

Luca sabía dónde vivía Emily, aunque no le había preguntado. había investigado un poco antes de encontrarla.

Continuó manejando, sus pensamientos seguían cruzando su mente.

era que años atrás ella lo había ayudado cuando estaba en la calle, ¿ella no lo recordaba?

Luca recordaba claramente la noche en que se había encontrado con ella. él estaba en una situación desesperada, sin un lugar a donde ir y sin nadie que lo ayudara. Y entonces apareció Emily, con su sonrisa amable y sus ojos sinceros, y le ofreció su ayuda sin pedir nada a cambio. Le dio un poco de dinero, comida y una palabra amable. Fue la primera vez que alguien se preocupo por él, y era algo que nunca olvidaría.

El corazón de Luca se llenaba de nostalgia y gratitud cada vez que recordaba esos momentos. Era extraño cómo el destino lo había llevado a cruzarse de nuevo con ella, aunque en muy distintas circunstancias.

Emily seguía durmiendo tranquilamente en el asiento del pasajero, completamente inconsciente de la conexión que estaba empezando a surgir entre ellos.

El silencio volvió a inundar el auto, solo roto por el suave ronquido de Emily en el asiento del pasajero. Luca se permitió sonreír levemente al escucharla roncar, era una vista inesperadamente tierna en una mujer adulta y borrachita.

Luca se centró de nuevo en la carretera, intentando dejar de observar a su pasajera dormida. Pero la pregunta no salió de su mente.

-Por qué diablos desapareciste de repente?- pensó en silencio.

El recuerdo de aquella noche que ella lo había ayudado seguía resonando en su mente. Él siempre intentó encontrarla, pero su rastro simplemente se había esfumado. Luca intentó buscarla en todos los sitios posibles, pero fue como si la tierra la hubiera tragado. Durante años, se preguntó qué había pasado con ella, dónde estaba y si acaso se acordaba siquiera de él.

Y ahora, de repente, estaba allí, durmiendo en el asiento de su coche, borracha y desinhibida.

La ironía le hizo soltar una risa ahogada. ¿Qué eran las posibilidades de volver a encontrarse de esta manera? ¿Fue una coincidencia, un giro caprichoso del destino? Él nunca había creído en esas tonterías, pero en ese momento se le hacía difícil explicarlo de algún modo más racional.

Capitulo 3

Él siguió conduciendo en silencio mientras pensaba, su mirada ocasionalmente se desviaba hacia Emily. Su expresión en reposo era sorprendentemente tranquila y serena, en contraste con su estado desinhibido y desaliñado unos momentos antes.

Luca sacudió la cabeza, todavía tratando de acostumbrarse a la situación extraña y surrealista. Tenía tantas preguntas, pero ella estaba dormida, no podía obtener respuesta alguna en ese momento.

Volviendo al pasado Emily salia de su trabajo

Emily salió del edificio de oficinas, agotada y con ganas de irse a casa. Era el final de una larga semana de trabajo y lo único en lo que podía pensar era en tirarse en la cama y no mover un músculo por el resto de la noche.

Se abrochó el abrigo con un suspiro y comenzó a caminar hacia la parada de autobús, tarareándose mentalmente la canción que había sonado en la radio esa mañana.

Emily sonrió con amargura al recordar la discusión con su novio, Tomáš. Él había estado insistiendo en que dejara su trabajo en el café y aceptara un puesto en su oficina. Dijo que era por su bien, que podría ascender y ganar más dinero. Pero Emily sabía que en realidad era por su ego herido, porque no podía soportar que ella siguiera trabajando en un lugar donde otros hombres la veían serviendo cafe.

Emily se detuvo en seco cuando se cruzó con un chico que estaba sentado en la acera. La familiaridad de la escena le dio un vuelco al estómago. Él estaba encogido sobre sí mismo, con la mirada perdida y una expresión vacía en su rostro. Su ropa sucia y harapienta lo hacía parecer aún más vulnerable.

Emily se inclinó hacia delante, examinándolo más de cerca. Podía ver la desesperanza y la soledad reflejadas en cada pulgada de su cuerpo.

se acerco a el, y saco varios billetes

El chico levantó la cabeza de repente al darse cuenta de que alguien se estaba acercando. Al principio, pareció desconcertado, pero luego notó los billetes en la mano de Emily y una expresión expectante apareció en su rostro.

Emily se agachó para ponerse a su altura y le ofreció los billetes. Su expresión era amable y compasiva, pero también con una pizca de tristeza. Sabía demasiado bien cómo se sentía aquel chico, sabía lo que era estar desesperado y sin rumbo.

-Toma esto-, dijo suavemente. -Compra algo de comer, un techo donde dormir o lo que necesites-.

-y deberias comprarte ropa para buscar trabajo.. la cafeteria de alli, aceptan chicos tambien seguro te aceptaran para darte el trabajo-

El muchacho la miró con sorpresa y agradecimiento. Parecía que hacía mucho tiempo que nadie se preocupaba por él de esa manera, sin pedir nada a cambio. Asintió con timidez, aceptando el dinero y el consejo de Emily.

-Gracias-, dijo con voz ronca, como si no hubiera utilizado su voz en mucho tiempo.

-chau, cuidate-

El muchacho sonrió débilmente, todavía un poco desconcertado por la inesperada amabilidad de Emily. Asintió levemente y murmuró un agradecimiento. Emily se incorporó y comenzó a alejarse, pero se volvió hacia él en un último momento.

-Recuerda-, le dijo, -la vida siempre puede mejorar. No te rindas-.

El muchacho la observó marcharse, con una mirada de sorpresa y algo de esperanza en sus ojos. Sus palabras resonaron en su mente, y aunque su situación era difícil, algo en él se sintió alentado por la amabilidad que acaba de recibir.

-Puede que tenga razón,- pensó el chico, guardando el dinero en su bolsillo. -Tal vez no todo está perdido todavía-.

volviendo al presente Emily se levanto con resaca, sophia le habia mandado mensajes, recordo aquel hombre que la trajo a su casa y reviso, aun estaba vestida suspiro

Emily se incorporó en la cama con un gemido de dolor, mientras se frotaba la frente. Su cabeza palpitaba y tenía el estómago revuelto, los efectos de la resaca eran evidentes. Se levantó con cuidado y agarró su teléfono, notando que tenía varios mensajes de Sophia.

Mientras revisaba los mensajes, recordó la noche pasada y el extraño encuentro con el hombre que la había llevado a casa. La imagen de él, alto y misterioso, volvió a su mente.

Emily sacudió la cabeza, intentando despejar la confusión en su mente. El recuerdo de la noche pasada aún estaba nublado en su memoria, pero algunos detalles empezaban a aparecer en su mente. Recordó la sensación de seguridad mientras él la acompañaba a su casa, la firmeza de su mano en su cintura...

Intentó desechar esas imágenes de su mente y se concentró en las notificaciones de su teléfono. Sophia le había enviado varios mensajes, preguntando si había llegado bien a su casa y cómo estaba. Respondió rápidamente, asegurándole que estaba bien, salvo por la resaca que estaba afrontando en ese momento.

Después de enviar el mensaje, Emily se dirigió al baño para tratar de aliviar su dolor de cabeza y la sensación de mareo. Mientras se miraba al espejo, volvió a pensar en el hombre de la noche pasada. A pesar de lo borrosa que estaba la memoria, todavía podía recordar la intensidad de sus ojos oscuros cuando la miraba.

Desterró esos pensamientos de su mente y se dio una ducha rápida para intentar despejarse. Mientras el agua caliente caía sobre ella, intentó recordar más detalles de la noche pasada, pero la resaca seguía nublándole la mente.

Al terminar de ducharse, se envolvió en una toalla y volvió a su habitación. Tomó algunas pastillas para el dolor de cabeza y volvió a revisar su teléfono. Afortunadamente, su resaca se estaba reduciendo poco a poco y se sentía más lúcida. Sin embargo, aún no lograba recordar nada sobre el hombre que la había acompañado a su casa.

Sacudió la cabeza, desechando esas ideas de su mente. Probablemente había sido un desconocido amable que simplemente había decidido ayudarla en estado de vulnerabilidad. Era poco probable que volviera a verlo nuevamente.

Después de vestirse y prepararse un café, Emily se dirigió hacia su escritorio y se sentó frente a su computadora portátil. Abrió los archivos de trabajo y comenzó a revisar los informes y datos que necesitaba procesar. La tarea era bastante monótona, pero necesitaba terminar antes del lunes.

Mientras trabajaba, Emily se centró completamente en sus tareas, repasando datos financieros y preparando informes para presentar el lunes. De vez en cuando, se levantaba para estirar las piernas y tomar un poco de café, pero luego volvía a su asiento y se sumergía en el trabajo una vez más.

Emily se sobresaltó al oír el timbre de la puerta de entrada, sacándola de repente de su trabajo. Dejó por un momento el informe que estaba preparando y se levantó de la silla, preguntándose quién podría estar visitándola.

Con curiosidad, se dirigió hacia la puerta y la abrió, sorprendiéndose al ver quién estaba del otro lado. Era el mismo hombre de la noche pasada, de pie ante ella con la misma expresión seria y misteriosa. Emily se quedó momentáneamente helada, preguntándose qué estaba haciendo allí.

La sorpresa pasó rápidamente, y Emily se recuperó de su estupor. Se cruzó de brazos, y lo miró con curiosidad.

-¿Qué estás haciendo aquí?- preguntó, tratando de sonar tranquila a pesar de su confusión.

El hombre permaneció callado por unos momentos, escrutándola con la mirada. Finalmente, rompió el silencio con su voz profunda.

-Quería asegurarme de que estuvieras bien después de anoche-, dijo, con una tranquilidad que contrastaba con su apariencia enigmática.

La sorpresa creció en el rostro de Emily, pero también su curiosidad. No se esperaba que este hombre, prácticamente un desconocido, hubiera ido a visitarla para asegurarse de su bienestar.

-Estoy bien-, respondió, manteniendo su posición. -Gracias por preocuparte, pero realmente estoy bien-.

El hombre la miró con una expresión indescifrable, como si estuviera evaluándola. Su mirada era intensa y penetrante, haciendo que Emily se sintiera un poco incómoda pero intrigada al mismo tiempo.

-¿Estás segura? Parecías muy mal anoche-, dijo, con un tono que sugería que no le creía del todo.

Emily se sentía un poco atrapada por su mirada intensa, pero también frustrada por su duda en su palabra.

-Estoy siendo sincera, estoy bien-, insistío, con más firmeza en su tono. -Simplemente bebí de más y me desorienté un poco, pero me recuperé a tiempo. No hay de qué preocuparse-.

El hombre la siguió observando en silencio, casi como si estuviera intentando ver a través de ella. Su rostro no reflejaba mucha expresión, pero sus ojos estaban fijos en los de ella.

-Muy bien, si dices que estás bien, te creo-, dijo finalmente, relajando su gesto serio un poco. -Solo quería comprobarlo personalmente-.

...no te conozco porque?... haces esto?

El hombre pareció sorprendido por su pregunta. Su expresión se suavizó un poco, y una leve sonrisa apareció en las comisuras de sus labios.

-Supongo que es algo instintivo-, dijo, encogiéndose de hombros. -Ver a alguien en problemas, especialmente a una mujer, me hace sentir la necesidad de asegurarme de que esté bien-

Emily no pudo evitar sentirse un poco cautivada por su sincera respuesta. Era inusual que un hombre se mostrará tan protector y altruista hacia una desconocida. Aunque aún se sentía un poco desconcertada, no pudo evitar sentirse impresionada por su consideración.

-No es algo que normalmente haga-, siguió diciendo, en tono más suave. -Pero anoche vi algo en ti que me hizo cuestionarme si realmente estarías bien. No podía simplemente dejarte así-.

El corazón de Emily se aceleró un poco al oír sus palabras. Su amabilidad y preocupación eran sinceras, y ella sabía que pocos hombres se habrían tomado el tiempo y el esfuerzo de comprobar su bienestar sin ningún motivo particular.

Sin embargo, también sentía un poco de sospecha. ¿Por qué este hombre, prácticamente un desconocido, se preocupaba tanto por ella? Debía haber una razón detrás de su inesperada visita.

-Gracias-, dijo finalmente, su tono un poco más suave. -Pero, ¿por qué te importa tanto? No me conoces, prácticamente somos desconocidos-

El hombre la miró en silencio un momento, como si estuviera considerando su pregunta. Su expresión se endureció levemente.

-A veces no necesitas conocer a alguien para cuidar de esa persona-, respondió finalmente, con un leve tono de autoridad en su voz. -No soy del tipo de persona que se aleja al ver a alguien necesitado de ayuda-.

Las palabras del hombre eran firmes y convincentes, y Emily no podía evitar sentirse un poco impresionada por su tono decidido. No se encontraba cada día con hombres con tal convicción y determinación.

-Supongo que tienes razón-, admitió ella, aunque aún estaba algo confundida. -Pero ¿por qué yo, específicamente? ¿Por qué tomarte la molestia de venir a verme personalmente? Hay muchos otros necesitados de ayuda en el mundo-.

El hombre siguió observándola con atención, como si estuviera considerando cómo responder a su pregunta. Finalmente, se pasó una mano por el cabello y soltó un suspiro leve antes de hablar.

-Lo que vi en ti anoche... fue algo diferente-, comenzó, con un tono más suave. -No solo se trataba de la borrachera o el desorientamiento. Vi algo... especial en ti-.

no seras un acosador verdad?... yo no te dije mi direccion y me trajiste a casa.. ahora estas aqui

El hombre sonrió levemente ante tu comentario, aunque su expresión siguió siendo seria.

-No, no soy un acosador-, respondió, su voz tranquila y firme. -Te traje a casa porque no quería dejarte sola en ese estado, eso es todo-.

Se quedó callado por un momento, como si estuviera pensando en sus siguientes palabras. Luego siguió hablando, con el mismo tono tranquilo.

-Y sí, sé dónde vives-, admitió él. -Tuve que averiguarlo anoche para traerte a casa-

La revelación hizo que Emily frunciera el ceño, y se cruzó de brazos, un poco defensiva.

-Entonces, básicamente, sabes dónde vivo y has venido a verme sin previo aviso-, dijo, con un tono de sospecha en su voz. -Eso se llama acoso, ya sabes-.

El hombre dejó escapar una risa suave, como si encontrara divertida su reacción.

-No necesariamente-, respondió, con un toque de ironía en su voz. -Solo estaba asegurándome de que estuvieras bien. No es acoso si es con buenas intenciones-.

Emily resopló, sin estar convencida completamente. Sin embargo, no pudo evitar sentirse un poco intrigada por las intenciones del hombre.

-Supongo que tienes un punto-, admitió, no muy convencida aún. -Pero sigo pensando que es un poco extraño que simplemente aparezcas así, sin previo aviso-.

El hombre se encogió de hombros con indiferencia y dio un paso hacia ella, acortando la distancia entre los dos. Su presencia era abrumadora y dominante, pero también extrañamente reconfortante.

-Tal vez-, dijo él con calma. -Pero ahora ya estoy aquí, y no tengo intenciones de irme pronto. Así que supongo que tendrás que acostumbrarte a mi presencia un tiempo más-.

El corazón de Emily palpitó con fuerza en su pecho al oír sus palabras, pero intentó mantener la calma. No quería mostrar su inquietud delante de él.

-No sé si quiero acostumbrarme a tu presencia-, dijo, en un intento poco convincente de parecer amenazante. -No sé nada de ti. Básicamente eres un desconocido-

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