Karina Rizzo, hija del mafioso más peligroso de Italia.
Fue educada con manos duras por su padre, porque ella es hija única y por lo tanto la única heredera de dicha mafia, es huérfana de madre.
A temprana edad comenzó a participar en los negocios familiares y se hizo la persona más importante luego de su padre.
Cómo en cada familia adinerada, ella tenía un compromiso arreglado y tenía la obligación de casarse a los 18 años.
Ese matrimonio no era sencillo, ya que ella se casaría con el segundo hombre más importante de la mafia. Un hombre con hijos de la edad de Karina.
Un hombre mayor que ella dos veces, y depravado hasta morir.
Por supuesto que no había amor en ese matrimonio, Pero la orden dada por su padre era la ley. Pero Karina tenía su propio plan y ese era que no dejaría que su viejo esposo la toque nunca.
El hombre al que le entregue su cuerpo será el hombre a quien le entregue su corazón.
Era una promesa hecha en silencio, Pero una que cumplió el día de su noche de boda, cuando su viejo esposo, un hombre con malos vicios fue encontrado muerto en el baño del hotel en el que estaba con Karina.
El escenario estaba bien preparado, había sangre en las sábanas de la cama, en señal de que el mayor consumó el matrimonio antes de morir.
El baño estaba lleno de sustancias prohibidas y alcohol, además de que Karina tenía signos de violencia en su cuerpo.
Esa noche Italia se sacudió por cada rincón y el padre de Karina un hombre criado a la antigua llegó al hotel a buscar a su hija.
Las noticias de lo ocurrido llenaron los titulares, la tragedia fue conocida por todos.
Karina estaba devastada, o eso daba a entender, porque en su interior estaba llena de alegría, ella misma había puesto fin a la vida de aquel viejo, y aunque este tenía herederos, ella al ser su esposa legal, también tocó una buena fortuna.
Cómo aún era joven, ella decide irse del país a terminar sus estudios, puesto que, solo terminó la secundaria, y una mujer preparada, vale por tres que no lo están.
Estuvo fuera de su país natal algunos años, pero cuando regresó a casa, no solo se encontró con un futuro matrimonio, sino que también con una hermanastra y una madrastra.
Aquellas dos mujeres aprovecharon su ausencia, para hacerse notar en la casa, la hija de su madrastra Regina, no solo se creía la dueña de la mansión, sino que fuera de esta se comportaba igual.
La habitación de Karina ya no existía más y Regina se había adueñado de ella y su madrastra Claudia de la casa entera.
En la mansión no había un lugar para Karina, y ella lo sabía y como tal comenzó a moverse con inteligencia en todos los lugares a los que iba.
Su prometido era un hombre guapo y también importante en la mafia italiana, el cómo se iba a casar con Karina la comenzó a entrenar para ocupar su puesto, en casos de que él faltara.
En cada negocio que él cerraba en la mafia, Karina tenía participación y a diferencia de su fallecido esposo, este hombre era más agradable y Karina se enamoró de él.
Cuando ambos se casaron su luna de miel fue de cuentos de hadas y su relación era una relación basada en la confianza, ambos por el bien de los dos decidieron no tener hijos, puesto que, en la mafia los hijos son el punto débil de las personas.
Aquel feliz matrimonio se acabó no más de diez años, y el esposo de Karina fue encontrado muerto en una de sus villas, todo indicaba que unos de sus socios lo había traicionado.
La noticia de lo que pasó sacudió a Karina, quien aún con su dolor tuvo que hacerse cargo de todos los negocios de su esposo.
Al principio los socios de su esposo querían pasarse de listo, pero ella fue entrenada por el mejor entre los mejores, y lograba cerrar cada trato con éxito.
Por fortuna Karina pudo vengar a su esposo, y eso le trajo un poco de paz. Los que lo mataron pagaron con creces su muerte.
Gracias a su inteligencia, su fama cada día crecía, y eso llenó de envidia a su hermanastra y a su madre, ambas no querían que Karina sea mejor que ellas en todo.
Las dos en secreto se aliaron con los enemigos de Karina y tenían espías dentro de su mansión y estos le daban información de todos sus movimientos de ella, o eso creían, ya que esa información siempre llegaba a ellas manipulada por Karina.
Ella estaba al tanto de cada intención de ellas, y por lo tanto se sabía mover bien, y nunca las dos lograron sabotearla en los negocios.
Cómo no podían sabotearla, convencieron al padre de Karina de casarla otra vez, en esta ocasión ellas buscaron el esposo, y aquel hombre acabaría con Karina en la noche de boda y así todo sería para los tres.
Pero, aunque Karina se casó con ese hombre, aquel hombre no pudo llevar a cabo el plan, y quién resultó muerto fue él, murió porque unos sicarios entraron al hotel a tomar venganza y lo mataron, dejando herida a Karina también.
Claro, ella tenía que tener alguna herida, para que sea más creíble el asesinato de aquel hombre.
Las dos mujeres al ver que no podían lograr nada, comenzaron a decir que los esposos de Karina morían porque ella los mataba para quedarse con su fortuna.
Eso mancho la reputación de Karina, pero aun así, ella se las arregló para salir adelante, aún teniendo en su apellido el apodo de viuda negra.
Ella le saco provecho a ese apodo, e imponía miedo en los hombres, quienes no se querían acercar a ella más de lo necesario.
Eso fue bueno para Karina, quien ya estaba cansada de que su padre la casara con quién él quiera, ella solo se concentró en aumentar sus ganancias y a hacer crecer el negocio que le dejó su esposo.
Su éxito cada día iba en aumento, y las dos mujeres volvieron a causarle problemas a Karina, ellas secuestraron a algunos sirvientes y los mataron, y culparon a Karina.
Eso si creó una mala reputación, ahora ella era llamada no solo la viuda negra, sino también la bruja que mata a los inocentes.
Por supuesto que Karina no se iba a quedar de brazos cruzados, y realizó una investigación para saber quién fue que se atrevió a meterse con sus empleados.
La investigación llegó a la velocidad de la luz, y los culpables no fuero más que la dos brujas.
Muy enojada, Karina tomó a sus hombres y fue a buscar a ese par a la mansión de su padre, quien cuando ella llegó trató de impedir que le hiciera algo a su nueva familia.
La mujer estaba dispuesta a todo, y sus empleados no se quedarían sin recibir justicia.
Pero su padre no le quiso entregar al par de mujeres, sino que decide mejor echarla de su mansión. El hombre tenía un lavado cerebral, y actuaba a favor de ese par de mujeres gracias a eso.
Aquello fue un golpe bajo para Karina, y también lo fue el hecho de que su padre haga a su hermanastra heredera.
Pero no muy bien había pasado una semana, cuando el padre de Karina apareció muerto en su habitación, con signo de que se ahorcó.
Cómo Karina no es tonta, movió sus hilos para saber qué había pasado, y cuando se enteró de lo que pasó, ella misma en persona planeó la muerte de esas dos mujeres.
Ahora que su padre no estaba para defenderlas, ella podía hacer lo que quiera.
Por lo que tras planear bien su jugada, ella le tendió una trampa a las dos mujeres que acabaron con su padre, por qué sí, fueron ese par quien los mataron con una droga especial y fingieron que él se quitó la vida, y no solo eso, en la investigación que mandó a hacer Karina, se enteró del lavado cerebral que le hicieron a su padre, y eso no hizo más que encender su enojo.
Con todo listo para hacer justicia, Karina en secreto con ayuda de gente de confianza, comenzó a llenar la mansión de esa mujeres de bombas y cuando la mansión estaba lista para su venganza, se presentó ella en persona con algunos de sus hombres, los cuales tenían la orden de dejarla sola si la cosa se complicaban.
Fue así, como llena de valentía, ella llegó a la mansión de aquella dos, quienes al momento de su llegada estaban en medio de una fiesta.
Ellas al ver a Karina llamaron a sus hombres, pero ellos estaban sometidos en alguna parte de la mansión.
—¡Vaya, vaya! Hicieron una fiesta y no me invitaron— dice Karina con sarcasmo y las dos mujeres le gritan a sus invitados para que salgan de allí.
—Karina, ¿Qué haces aquí?— pregunta su madrastra Claudia con un poco de miedo, Karina no es una mujer común.
Karina al escuchar la pregunta de aquella bruja se ríe.
—No es obvio, vine a tomar venganza por los míos— dice ella para luego sacar su arma de su traje.
Las dos brujas estaban pálidas y quisieron negociar.
—¿Dime que deseas y te lo daremos?— dice su hermanastra Regina asustada y Karina le dio un balazo en un pie, el cual le hizo gritar de dolor
—Quiero que me devuelvan a mi padre y también a mis empleados, está vez fueron muy lejos, está bien que hagan que todos me odien, pero meterse con los míos es algo que no perdono— dice ella para luego darle otro balazo a Regina, está vez le dio en el hombro.
Claudia quien siempre guardaba un arma en su ropa interior, saca su arma y le da a Karina un tiro en la mano que sostiene el arma.
Pero ella quien fue entrenada para matar con cualquier mano, corre al primer rincón que ve y se esconde, luego rompe una esquina de su blusa y se venda la mano la cual aparte de que dolía, sangraba mucho.
Sin más, ella sale del escondite y comienza a dispararle a ese par de mujeres, y aunque mató a Regina, Claudia se escondió y llamo a la policía.
Karina pronto la encontró, y también le dio muerte.
Pronto se escucharon las sirenas de policía, y como sabía que iba a ir presa de por vida, Karina decide explotar la mansión estando ella dentro, por lo que saca el aparato que activa las bombas y a la velocidad de la luz, la mansión comenzó a explotar.
Lo último que Karina vio fue como objetos en llamas la alcanzaron, y después todo se volvió oscuro.
Fuera de la mansión, los policías corrían de un lado para otra, pues todo estaba en llamas, y nadie quería quemarse también.
En otro lugar diferente
En otro lugar diferente, había una mujer agonizando de dolor.
La mujer estaba acostada en un colchón viejo, el cual tenía algunos resortes fuera.
El frío que entraba por las ventanas rotas calaba su flácida piel, a la cual ya no le cabe un moretón más y menos otra herida.
Su cuerpo estaba adolorido, y aunque estaba en mal estado, aún recordaba su trágica vida y lo dolorosa que ha sido.
Resulta que ella es una princesa de un reino caído, y fue tomada como concubina por el emperador que acabó con su reino de nombre Lanco.
Las razones detrás de aquella guerra son más claras que el día, y todo inició, cuando el emperador de Davon Alfonso Chalen, quería las minas que servían como sustento a su reino.
Su padre no estaba dispuesto a dar a ese emperador la mayor fuente de ingresos para su pueblo, sin que aquel hombre de algo a cambio.
Eso disgustó a aquel emperador y pronto le declaró la guerra a ese imperio, el cual era más pequeño que su oponente.
La victoria por supuesto fue del imperio de Davon, y dicho hombre mató a la familia imperial, y solo dejó con vida a aquella chica, para que ella al ser una princesa hermosa, fuera tomada como primera concubina.
Ella lo recuerda bien, y es que ese mismo día que mataron a sus padres, Alfonso la llevó a Davon y a los pocos días de estar allí la nombró primera concubina y en la noche de boda sin importar que la joven apenas tenía 15 años, la tomó como mujer y desde entonces la obligó a servirle en la cama en contra de su voluntad.
Las violaciones que aquel bastardo le hizo a la pobre joven, quien lleva por nombre Charlotte Lanco, le provocó que tenga problemas para tener hijos.
Aquel hombre tenía ya un harem lleno de mujeres iguales de malas que él, quienes cuando la pobre Charlotte fue llevada a ese lugar, comenzaron a hacerle las cosas difíciles a la pobre niña.
La emperatriz también fue otra, quien le hizo de todo a la inocente Charlotte.
Ella junto a las otras concubinas, las cuales eran unas tres, le hacían la vida un infierno a Charlotte, y aún más porque el emperador al ser ella la mujer más bella entre sus esposas, cada noche la llevaba a sus aposentos y allí le hacía lo que quería.
Charlotte sufría por su destino, y un día intentó lanzarse a un lago, pero fue salvada a tiempo por un guardia.
El emperador la castigó y ella fue llevada al calabozo por unos días, dónde fue privada de alimentos y comida.
Allí en ese calabozo las mujeres del emperador le hicieron todo tipo de maldad y le desfiguraron el cuerpo y también el rostro.
Cuando la pobre salió de ese calabozo, salió irreconocible y el emperador al verla desfigurada, la desprecio aún sabiendo que fueron sus mujeres quienes le hicieron tanto daño.
Cómo ya no estaba interesado por Charlotte, él la mandó a un palacio olvidado, un lugar más frío que el polo norte y sucio, sin un sirviente que sirviera a la joven.
En ese lugar, las mujeres del emperador volvieron a hacer lo que deseaban con ella, y eso hizo que la salud de Charlotte esté más decadente.
Al no tener comida, el estado de Charlotte pasó al extremo, y su vida se estaba apagando.
Charlotte no entiende cómo su vida pasó de ser feliz y dichosa, a sufrir por culpa de aquel emperador.
El odio y el resentimiento cada día le llenaban el corazón y deseaba con todas sus fuerzas tener la oportunidad de vengarse de todas esas personas que le hicieron mal.
Ella en su corazón guarda la esperanza de por lo menos algún día volver a ver a su familia y estar con ellos en el más allá.
Pronto su deseo de venganza estaba siendo escuchado por el señor del destino, quien veía con pesar el sufrimiento de aquella niña que le arrebataron todo.
Él aunque rompería las leyes del universo, podía cumplir sus deseos de venganza y también su fiel deseo de ver a sus familiares, aunque no puede garantizar que su alma siga por más tiempo en ese cuerpo. Esa alma estaba débil.
Ya para ella no había otra vida después de esta.
***
Actualmente
Charlotte cada vez sentía más dolor en sus heridas y sus lágrimas salían sin control de sus ojos.
Sus párpados poco a poco se iban cerrando, y ella conocía lo que eso significaba y por lo tanto le pidió en silencio al cielo una petición más desde el corazón.
Le pidió desde su corazón que los que le hicieron daños, paguen por hacerlo.
Su corazón poco a poco latía cada vez más lento, y ahí, en el dolor y el silencio de la noche, su vida dejó de existir.
El señor del destino desde el más allá intervino, y antes de que pasara más tiempo, toma el alma de Charlotte y la lleva a descansar con sus familiares.
Luego toma el alma de alguien más y la entra en su cuerpo, después, hace retroceder el tiempo, y lleva a la nueva Charlotte a un tiempo, en dónde aún los sucesos que dañaron su vida no habían iniciado.
Es lo único que puede hacer por aquella joven, quien sufrió las peores injusticias. No puede dejar su alma, porque esta estaba destinada a no existir.
Cómo bono extra, deposita en la nueva Charlotte un poco de magia, una muy poderosa como el alma que habita aquel cuerpo.
Sin más que hacer, el señor del destino deja que todo siga su curso.
Tiene curiosidad de ver cómo aquella mujer hace arder el palacio y con él a quienes le hicieron daño a la anterior Charlotte.
En una habitación con una decoración simple, estaba siendo preparada por algunas doncellas una mujer de apariencia hermosa y delicada como una flor de loto.
Las doncellas eran un poco bruscas y hacían su trabajo con violencia.
Aquella mujer estaba asombrada, ya que no recuerda tener esa apariencia tan joven y refinada, y menos conoce la habitación en dónde estaba.
No es que sea fea, siendo Karina siempre fue agraciada en cuestión de belleza, el detalle está, en que no reconoce la imagen del espejo y aquel lugar es diferente al que está acostumbrada a ver.
Las mujeres que la estaban atendiendo, parecen ser unas sirvientas de animé, por lo que deduce que está en alguna especie de sueño de época. El vestido casi transparente que lleva puesto en su cuerpo, parece un camisón de época, era feo, pero fresco.
Ella solo se estaba dedicando a mirar, pero unas de las doncellas tira con un poco de fuerza sus cabellos, y eso le causa un dolor horrible.
—Fíjate en lo que haces mujer, no ves que me duele— se queja la mujer y la sirvienta que le tiró del cabello se ríe.
—Su opinión no importa, usted aquí no es más que una princesa sin valor, una que está destinada al fracaso— grita esa sirvienta con mucha altanería y burla y las demás se ríen, todas estaban de acuerdo en lo mismo.
¿Cómo que princesa?
Se preguntó la mujer en sus pensamientos y nuevamente una de la sirvienta que le estaba peinando le tira del cabello.
Eso enojó a Karina quien sin que todas esas sirvientas se lo esperen, las aleja a todas de su cuerpo y le da una bofetada en la cara a la que tiró su cabello.
—Todas ustedes salgan de mi vista, o sufrirán mi ira— dice ella con ira y las sirvientas salen corriendo del lugar, sus rostros estaban asustados, como quien ha visto un fantasma.
Pronto la habitación estaba sola, y Karina se quedó pensando en la situación.
Tal parece que ha viajado a otra época, y se ha convertido en alguien más.
Ahora bien, no sabe quién es esa persona a la que le ocupa el cuerpo, por lo menos es bella y tiene buen cuerpo.
Ella no tardó en conocer quien era, ya que recuerdos amargos llegaron a su memoria, recuerdos que le hicieron caer de dolor al suelo.
Por instinto se lleva las manos a la cabeza, y se pone en posición fetal, su cuerpo estaba pasando por mucho estrés, y no era para menos, ella en esos momentos estaba viviendo en carne propia el sufrimiento de aquella chica de nombre Charlotte Lanco, la princesa de un reino caído.
Pronto los recuerdos cesaron y el dolor se fue, ella se endereza y se sumerge en sus pensamientos.
«Al parecer está es mi nueva vida, y tengo que defenderla, no se que está pasando, pero está vida no me la dejaré quitar, no volveré a vivir como los demás quieren que lo haga»
«Estoy justamente dónde está chica es violada por aquel bastardo infeliz, y no voy a permitir que nadie me haga pasar por lo mismo que está chica, y quien se atreve a meterse conmigo, no tendrá un buen fin»
Termina de pensar ella, para luego ponerse de pie, y en esos momentos llega una mujer con una corona en la cabeza y una mirada arrogante. Detrás de ella estaban las sirvientas que había corrido hace poco.
La mujer llevaba un vestido grande adornado con piedras preciosas y tenían un maquillaje exagerado, uno que en vez de hacerla ver hermosa, se ve como un payaso. Esa es la emperatriz Marisela.
Una risilla se escapó de los labios de quien a partir de hoy será Charlotte.
La emperatriz la miró con desprecio, y dijo algunas palabras despectivas.
—Me dicen mis sirvientas que las sacaste de la habitación, no se quien te crees, pero no puedes tratar mal a mi gente— dice ella apuntando a la joven y ella se hace la desentendida.
—¿Me hablas a mí?— pregunta ella y aquella mujer quien lleva por nombre Maricela, y es hija del primer ministro Duarte, se enojó.
—No te creas mucho, no eres más que una princesa de un reino caído, una persona como tú, solo está destinada al fracaso— le grita ella y Charlotte sonríe, ahora entiende la actitud arrogante de las sirvientas.
—Te dices ser la emperatriz, pero tiene los modales más pobres que tus sirvientas, y déjame aclarar algo, por mis venas corre sangre imperial, y si hablamos de estatus, tú no eres nada sin tu título de emperatriz y de las demás mujeres del emperador ni se diga— dice ella y la emperatriz se enojó más, ella trató de darle una bofetada en la cara por sus palabras, pero Charlotte atrapó el golpe antes de caer en su cara y le sujetó la mano con fuerza.
—Emperatriz, por su bien no se meta conmigo, no soy muy tolerante y de vez en cuando tiendo a tener mal humor, así que, fuera de mi habitación o me olvidaré que eres la emperatriz— le dice ella para luego dejar ir la mano de Maricela, quien se fue de allí seguida de sus sirvientas, dejando sola a Charlotte, la cual dejó salir un suspiro, parece ser que la cosa no estarán tan simples.
Ahí en el harem del emperador, quien era la primera concubina antes que Charlotte, estaba rompiendo todo a su paso, no ha pasado tanto tiempo desde que esa mujer llegó al harem, y ya todas han cambiado de puesto por su culpa.
La mujer estaba furiosa y se siente humillada, ella era la primera concubina, pero ahora pasó a ser la tercera, y eso es humillante para ella y su familia, quienes están más cerca del emperador Alfonso, su padre es su secretario, es la mano derecha del emperador.
La mujer rompía todo lo que podía y llevaba rato descargando su furia de ese modo, fuera de su habitación estaban sus doncellas, y tenían una cara de pánico.
La emperatriz Maricela, quien después de ir a la habitación de Charlotte, se fue a la de aquella mujer de nombre Rocío Romero, la recién llegada entró a la habitación y dijo algunas palabras.
—Será mejor que te calmes, no vas a solucionar nada rompiendo todas tus pertenencias, mejor hagamos una alianza para eliminar a esa princesa de cuarta— le comenta la emperatriz y Rocío deja de romper.
— ¿Es que no ves? esa mujer llegó hace poco y ya tiene mi puesto, ¿qué sigue, tu puesto de emperatriz?— pregunta ella furiosa y la emperatriz se puso seria.
—Antes de llegar a mi puesto morirá, las demás concubinas están de acuerdo en hacerle la vida un infierno, tú también debes de cooperar, ya verás que pronto tendrás tu puesto, estoy segura de que pronto volverás a tu lugar, ella en este imperio no tiene ningún poder— dice ella y esa mujer sonríe con malicia.
—Me gusta la idea, vamos a eliminar a esa mujercita— le responde ella y ambas salen de allí y se van a hablar con las demás mujeres del emperador, quienes ya estaban de acuerdo en hacerle la vida difícil a Charlotte, solo porque el emperador puso sus ojos en ella.
No cabe dudas que las mujeres en todas las épocas cuando quieren ser brujas, lo son a lo grande.
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