SU OLOR, SU MALDICIÓN

0.1. Personajes

★ ★ ★ ★

Ari Laskaris (O)

Me llamo Ariadne Laskaris, pero la mayoría me llama Ari. Tengo 20 años, y estoy estudiando Psicología

Damián Song (A.D)

Me llamo Damián Song, tengo 24 años y soy el CEO de la empresa de automovilismo Song revolution y líder de la mafia Coreana llamada Baekhohoe (Sociedad del Tigre Blanco).

Evander Laskaris (A.D)

Me llamo Evander Laskaris, tengo 46 años. Soy jugador profesional de voleibol en Corea del Sur. Tengo 2 hijos, Ari y Cassian con mi esposa Celeste

Celeste Volkova (O)

Me llamo Celeste Volkova, tengo 43 años. Soy modelo y tengo 2 hijos con mi esposo Evander

Cassian Laskaris (D)

Soy Cassian Laskaris, tengo 27 años y trabajé en el ejército de Corea del sur

Ryu Han (O.D)

Me llamo Ryu Han, tengo 23 años y soy enfermero pediátrico

Joon Song (A)

Me llamo Joon Song, tengo 45 años. Soy jugador profesional de voleibol en Corea del sur y estoy en el mismo equipo con Evander. Tengo un hijo llamado Damián.

★ ★ ★ ★

Buenas personitas. Por favor leer con prudencia. Se tocaran temas sensibles como groserías, acciones duras, vulgaridades. Y un poco de ambiente de la purga. Leer con precaución.

Y perdón por lo siguiente

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★ ★ ★ ★

Olor a mentira

Mi vida era perfecta.

O… eso creía.

Tenía una familia estable, amigos que me hacían reír a diario, una carrera que me emocionaba… y un novio al que, tonta de mí, pensé que amaba de verdad

Todo parecía encajar.

Hasta que dejó de hacerlo.

Es curioso cómo el instinto a veces te susurra cosas que no quieres escuchar. Mis amigas solían decirme que algo en él no les daba buena espina, que su forma de mirar a otras no era normal.

Lyra

Ari, ese tipo no te merece.

Decía Lyra, la más directa de todas

Lyra

Se la pasa coqueteando con esa tipa de Ciencias Políticas.

Ari Laskaris (O)

Estás exagerando

Respondía yo, intentando reír, como si no me afectara. Como si no lo hubiese notado también.

Ellas insistían. Yo negaba.

Debí haberles creído.

Porque el día que lo vi besándola en uno de los pasillos traseros del campus, como si yo no existiera, no solo sentí que algo dentro de mí se rompía…

…sino que todo ese olor dulce que él tenía para mí, se volvió agrio.

Lo más triste no fue la traición. Fue darme cuenta de que lo había sentido desde mucho antes, pero preferí cerrar los ojos.

Como si amar fuera sinónimo de aguantar.

Como si ser omega me obligara a aceptar menos de lo que merecía.

Después de eso, no volví a mirarlo igual.

Ni a él, ni a mí misma.

Me sentía estúpida, herida… rota. Y aunque intenté contenerlo, terminé llorando esa misma tarde frente a mis amigas.

Ari Laskaris (O)

Tenías razón, Lyra… todas tenían razón -Dije con la voz hecha pedazos.

Lyra

Ari, no queríamos tener razón

Me respondió con suavidad, abrazándome fuerte

Mila

Queríamos que fueras feliz.

Las tres me rodearon como si fueran un escudo humano. Como si quisieran protegerme del mundo. Y por un momento, funcionó.

Más tarde, cuando llegué a casa, se lo conté a mis papás.

Mi papá no dijo nada al principio. Solo me miró. Y en su mirada vi algo que no era común en él: rabia contenida.

Evander Laskaris (A.D)

Ese imbécil te hizo llorar —dijo, con la mandíbula tensa.

Ari Laskaris (O)

Ya no importa…

Intenté minimizarlo.

Evander Laskaris (A.D)

Claro que importa. Porque tú eres mi pequeño tesoro, Ariadne. Y nadie, nadie, tiene derecho a lastimarte así.

No dije más. Solo me acerqué a él y lo abracé fuerte, sintiendo cómo su pecho seguía respirando con furia.

★ ★ ★ ★

Al día siguiente, salimos en familia. Papá dijo que necesitábamos “un día de dulzura”. Y acepté. Aunque, honestamente, todavía me dolía todo.

Cassian vino también, lo que fue raro pero agradable. Incluso me hizo reír con uno de sus comentarios idiotas sobre lo lentas que eran las vitrinas de postres.

Entramos todos a la tienda. Todos, menos papá. Dijo que quería “tomar aire”.

Tardamos unos minutos adentro… y cuando salimos, lo vimos con el ceño más fruncido que nunca.

Ari Laskaris (O)

¿Todo bien? —le pregunté, notando cómo sus manos estaban cerradas en puños.

Evander Laskaris (A.D)

Sí —respondió él sin dudar, pero su mirada decía lo contrario.

Más tarde, ya sentados en el restaurante, sucedió algo inesperado.

Lo vi. A él. Aquel que me había mentido, traicionado… destruido.

Caminaba por el mismo pasillo del restaurante. Y cuando vio a mi padre… salió corriendo.

Literalmente, corriendo.

Cassian alzó una ceja.

Cassian Laskaris (D)

¿Y ese idiota? ¿Qué le pasa?

Mamá rió.

Celeste Volkova (O)

¿Se tragó una alarma o qué?

Papá finalmente suspiró.

Evander Laskaris (A.D)

Lo vi hace un rato, cuando estaban en la tienda. Me llamó “suegro”…

Todos

¿¡Qué!? —dijimos todos casi al mismo tiempo.

Evander Laskaris (A.D)

Le dije que tenía diez segundos para correr si apreciaba su vida —añadió, bebiendo agua como si nada.

Hubo un silencio. Y después risas.

Yo… yo no sabía si reír o llorar.

Lo miré.

Ari Laskaris (O)

Gracias, papá.

Él me pasó una mano por el cabello.

Evander Laskaris (A.D)

Por ti, hija, yo correría por todo el mundo solo para protegerte.

Y por primera vez en días… sentí algo parecido a paz.

Tenía una familia buena. Una familia que me amaba. Y, aunque aún me dolía lo que había pasado… ya no me sentía sola.

★★★★

Lo que siempre quise

A la mañana siguiente me desperté antes de que el sol estuviera alto. Mi cuerpo pedía descanso, pero mi cabeza no paraba.

Me metí a la ducha en silencio, dejando que el agua arrastrara lo que quedaba de la tristeza de ayer.

Después bajé a la cocina, aún con el cabello húmedo, en busca de algo caliente que me diera sentido a la mañana.

Y ahí estaban mis padres.

Mamá estaba recostada en el sofá, apoyaba su cabeza en el hombro de papá.

Él leía tranquilo un libro de tapa dura, pero una de sus manos sujetaba la de ella con firmeza, como si se aferrara a su paz.

No hablaban. No se movían. Pero el amor… estaba en el aire.

Me quedé en la puerta, sin hacer ruido, solo observando.

Y pensé: eso es lo que siempre he querido.

Una relación que no solo sea pasión o palabras bonitas.

Quiero una conexión como la de ellos: Una en la que las discusiones no destruyen, sino que construyen. Una en la que el silencio no es incómodo, sino compartido. Una en la que tomarse de la mano sea más fuerte que cualquier promesa.

Sus olores mezclados llenaban la sala. No como una explosión… sino como una canción suave, de esas que se repiten sin cansar.

Yo también quiero eso. Y por un momento… me pregunté si alguna vez lo tendría.

Estaba a punto de darme la vuelta cuando mamá abrió los ojos y me vio.

Celeste Volkova (O)

¿Ya estás despierta, mi niña? —dijo con voz ronca, suave, de esas que solo usaba en la mañana o cuando quería acariciarme con palabras.

Ari Laskaris (O)

Sí, bajé por café —respondí con una pequeña sonrisa.

Ella se incorporó un poco y papá cerró el libro, como si el mundo entero pudiera esperar por ella.

Evander Laskaris (A.D)

¿Dormiste bien? —preguntó él.

Ari Laskaris (O)

Más o menos —admití.

Mamá se levantó del sofá y se acercó para acariciarme el cabello.

Celeste Volkova (O)

¿Quieres que hablemos un rato? —me dijo, y no necesité más.

Asentí, y fuimos juntas al pequeño rincón del jardín interior, donde solíamos tomar té cuando algo dolía más de lo que podía decirse.

Nos sentamos. El aire aún tenía esa brisa de amanecer, fresca, sincera.

Ari Laskaris (O)

¿Sabes? —dije, sin mirar directamente—. Cuando bajé y los vi juntos… me dieron ganas de llorar.

Ella me miró con ternura.

Celeste Volkova (O)

¿Por qué?

Ari Laskaris (O)

Porque quiero eso, mamá. Lo que tú y papá tienen. Esa paz. Ese amor. Esa forma de estar juntos como si nada más importara.

Celeste Volkova (O)

A veces sí importa —respondió, honesta—. A veces discutimos, a veces no nos entendemos… pero elegimos seguir eligiéndonos. Todos los días. Y eso es amor.

Me mordí el labio.

Ari Laskaris (O)

¿Crees que yo algún día tenga algo así?

Ella me tomó la mano.

Celeste Volkova (O)

Lo mereces, Ari. Pero no tienes que correr. El amor no se gana con prisa.

Ari Laskaris (O)

A veces siento que si no lo encuentro ahora, no lo encontraré nunca.

Celeste Volkova (O)

Tú no tienes que encontrarlo —me dijo—. Él te encontrará a ti.

Hubo un silencio. Uno cálido.

Yo no lo sabía en ese momento… pero estaba a punto de descubrir que mamá tenía razón.

★ ★ ★ ★

Después de hablar un rato más, mamá y yo dejamos el jardín. Volvimos a la sala… pero papá ya no estaba ahí.

Ari Laskaris (O)

¿Dónde está? —pregunté, mirando alrededor.

Mamá se encogió de hombros, y subimos juntas las escaleras. Al llegar a su habitación, lo encontramos frente al clóset, empacando ropa en su maleta deportiva negra.

Ari Laskaris (O)

¿Ya te vas? —pregunté, haciendo un puchero.

Papá levantó la mirada y se rio suavemente.

Evander Laskaris (A.D)

Sabes que puedes verme cuando quieras, ¿verdad?

Ari Laskaris (O)

Obviamente —asentí con una sonrisa—Gracias.

Papá me guiñó un ojo.

Evander Laskaris (A.D)

Me encantaría que me vieras jugar. Lo sabes.

Mamá se acercó entonces por detrás y lo rodeó con los brazos por el cuello, apoyando su barbilla en su hombro.

Celeste Volkova (O)

Yo también quiero mi boleto —susurró con tono juguetón.

Él se rió.

Evander Laskaris (A.D)

Veré qué puedo hacer, señora Laskaris.

Dijo, tomándola de la cintura con esa naturalidad que siempre me había parecido hermosa.

Ari Laskaris (O)

Y yo me voy antes de que las cosas se tornen raras aquí —dije levantando las manos mientras me daba media vuelta—. Nos vemos.

Escuché la risa de ambos mientras salía. Y aunque sabía que la vida no era perfecta… en ese momento, lo parecía.

★★★★

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