La Dueña De Mi Ser
Prólogo
Solo puedo decir que ese día estaba dispuesta a todo.
A dejar de sufrir y terminar con ese infierno.
Era un día lluvioso de diciembre. Para ser más exactos, Navidad.
El agua había recorrido todo mi cuerpo por tanto tiempo que ni siquiera la sentía ya.
Podía escuchar el viento pero no sentirlo; ver los autos pero no escucharlos; pensar en todo y a la vez en nada.
Caminé tanto ese día, sin rumbo; mi mente se había separado por completo de mi cuerpo. Me alejé de la ciudad, entrando al bosque.
Lo único que me hizo reaccionar fue el agua de esa hermosa cascada.
Fuí directo a ella sin pensarlo, me encontré con un puente y contemplé lo que para mí era un hermoso paisaje.
Solté unos gritos desgarradores. No podía hacer más para soltar el dolor que cargué por tanto tiempo.
Jamás tuve una idea tan estúpida y brillante a la vez.
Me subí al puente apenas manteniendo el equilibrio.
Estaba a punto de lanzarme.
Sara
*se acerca con rapidez*
No supe cómo reaccionar, era un lugar en medio de la nada. No me esperaba que hubiera alguien ahí.
Sara
¿Puedes bajarte de mi puente? *tono autoritario*
Sara
Estás en propiedad privada, niña.
Amairani
Lo siento, señora.
Sara
*le agarra con fuerza de la muñeca*
Sara
Baja ya, te vas a lastimar.
Sara
*se quita el abrigo y se lo pone encima a Amairani*
Cuando menos me di cuenta estaba en su enorme casa, sentada y con una taza de chocolate caliente.
Sara
Ten *deja unas prendas a su lado*
Sara
Niña, no sé que estabas haciendo ahí, pero eso no lo haría alguien cuerdo.
Amairani
Lamento las molestias *se levanta del sillón*
Amairani
No puedo aceptar la ropa.
Amairani
Le agradezco mucho, ya me voy.
Me dirigí a la puerta hasta que su voz me hizo sentir escalofríos.
Cambio completamente su tono, sentí que estaba empezando a jugar conmigo.
Su tono era tranquilo y a la vez retador.
Sara
¿O solamente veías el hermoso paisaje?
Sara
*se levanta y camina lentamente hacia ella*
Sara
Voy a dar por hecho la primera.
Amairani
¿Podría acompañarme a la puerta?
La forma en la que lo dijo y su mirada me hicieron sentir escalofríos.
Amairani
¡No tengo por qué quedarme aquí!
Sara
*se acerca hasta quedar a unos pocos centímetros de su cara*
Sara
¿Olvidas que estás en propiedad privada?
Me quedé congelada, estaba muy asustada.
Mi corazón latía muy fuerte.
Aunque no supe si era por el miedo o el hecho de que casi podía rozar sus labios.
Sara
*se da la vuelta y toma distancia*
Sara
Te quedarás aquí donde me asegure que no vas a atentar contra tu vida.
Amairani
Eso no es decisión suya.
Antes sólo quería salir de aquí, ahora ruego no irme nunca más.
Gracias por darle la oportunidad a mi historia. Espero que sea de su agrado y terminemos este viaje juntos. Tengan una hermosa vida.
Lyn🦋
Capítulo 1
Amairani
¿Por qué le importa tanto lo que hago con mi vida?
Se quedó pensando una eternidad y yo no me atreví a hablar.
Sara
Hay un baño de ese lado *señala una puerta*
No vi muchas opciones, así que fui al baño y me cambié la ropa.
Amairani
¿Dónde puedo dejar la ropa mojada?
Eso me pareció muy grosero. A veces ni yo entiendo a las de mi especie.
Dejé la ropa en una esquina del baño y me acerqué a ella.
Sara
*se acomoda el delantal* Ven.
Fuimos a la cocina. Creo que ni ella sabe cómo se usan todos los aparatos que tiene.
Sara
*deja los vegetales a un lado y le da un tazón con pechugas de pollo*
Pasamos un buen rato en la cocina.
Debo admitir que me gustó cocinar con ella.
Solía cocinar mucho con mi madre antes del accidente.
Sara
Lleva los platos a la mesa.
Acomodé todo lo que me dio como mi cerebro entendió.
Sara
Dame tu plato, te serviré.
Le di mi plato y ella sirvió una porción considerable. Ambas nos sentamos en una esquina de la gran mesa.
Amairani
No me dio cuchillo.
Amairani
¿No me dará mi propio cuchillo?
Amairani
Puedo hacerlo sola *irritada*
Sara
Y por la desconfianza dormirás conmigo.
Amairani
Esto es ridículo *se queja en voz baja*
Sara
*le acerca el plato ya con el pollo cortado en pedacitos prácticamente perfectos* Provecho.
Después de la cena me llevó a su enorme habitación; gigante y con lujos por todas partes.
Señores, con eso se acaba la pobreza del país.
Sara
Espérame aquí *cierra la puerta con llave al entrar*
Amairani
¿No quiere ponerle seguro a la ventana también?
Amairani
No vaya a saltar *con sarcasmo*
Sara
Y el vidrio es muy resistente.
Sara
Así que aunque quisieras, la ventana no es una opción *se mete al vestidor*
Me quedé ahí observando todo a mi alrededor. Lo que más me llamó la atención fueron las almohadas de la cama; siempre quise llenar mi cama con cientos de ellas. Me recosté un poco y sentí emoción al contacto con las diferentes texturas.
Estaba tan feliz hasta que la señora salió y pegué un brinco al levantarme.
Ella tenía una de esas pijamas más caras que una casa y más delgadas que una hoja.
Amairani
Lo siento *apenada*
Sara
Igual dormirás ahí *se acomoda en el sofá de la ventana*
Amairani
Yo puedo dormir en el sofá.
Sara
*le da la espalda y se tapa*
Amairani
O puede ignorarme y hacer lo que se le venga en gana.
Amairani
*se acomoda* Buenas noches.
Pasaron unas dos horas, en las que obviamente no dormí nada.
Estaba analizando la situación y no encontré ninguna conclusión. Así que me levanté y vi que la señora estaba destapada; se me hizo fácil ir a taparla.
Apenas moví la cobija me agarró la muñeca.
Sara
Ibas a robar las llaves.
Amairani
¿Podría dejarme hablar? *se suelta de su agarre, molesta*
Amairani
Usted estaba destapada y vine a taparla.
Amairani
Debería aprender a escuchar.
Amairani
Es de mala educación interrumpir todo el tiempo.
Amairani
*vuelve a la cama* Tal vez sería más fácil dormir si no estuviera encerrada en casa de una desconocida que vive en medio de la nada.
Sara
Mi nombre es Sara Miller.
Sara
Escritora y crítica literaria.
Eso claramente me quitó aún más el sueño.
Pero al final sí pude dormir.
Cuando desperté no ví a la señora.
Tonta no soy, así que rápidamente busqué una salida.
Vi la ventana del balcón abierta y corrí a ella.
Sara
¿Hablamos de modales, pero saltar de las ventanas de mi casa no es una falta de respeto?
Sara
*la mira fijamente con los brazos cruzados*
Amairani
No me lo tome a mal, señora.
Amairani
Pero no soy fan de las casas enormes que apenas tienen luz, en medio de un bosque que parece de película de terror.
Amairani
Eso iba a hacer...
Miré abajo y sentí ¿Vértigo?
Se me aceleró el corazón a todo lo que da, me dieron escalofríos y me faltaba el aire.
Sara
Hazlo *mirada retadora*
Me quedé sin palabras, no entendí por qué en ese momento sí me dio miedo saltar.
De pronto la señora me empujó y de inmediato me jaló para que no cayera, haciéndome caer al piso dentro de la casa otra vez.
Sara
¿No era lo que querías?
Fue horrible esa sensación. Claramente, ya no tenía los mismos pensamientos ni sensaciones del día anterior. Y no, no vi toda mi vida pasar ante mis ojos, mentira total.
Sara
A veces se necesita un empujón hacia la muerte para caer en la tentación de la vida.
Sara
*se encoge de hombros* Vamos a desayunar.
Estuve en el piso un rato hasta que tuve la conciencia suficiente para bajar al comedor.
Sara
Al fin bajas *acomoda el desayuno en la mesa*
Sara
Yo no iba a saltar de una ventana.
Sara
*se sienta y empieza a comer*
Amairani
*me senté varios asientos lejos de ella*
Amairani
¿Cuándo podré irme?
Sara
Probablemente, hoy no *despreocupada*
Sara
Tengo algunas cosas que hacer.
Sara
Deberías darle un recorrido a la casa, puesto que te quedarás un tiempo.
Todo esto era raro... Tal vez tenebroso. Pero por ahí dicen que de algo nos vamos a morir.
A veces se necesita un empujón hacia la muerte para caer en la tentación de la vida.
Lyn🦋
Capítulo 2
Estuve paseando por los enormes pasillos de las habitaciones. Todos eran iguales; tan simples y elegantes, con una vista verde.
Tampoco es como que haya mucho que ver.
Amairani
Dios, esta casa es demasiado grande.
Caminé mucho para llegar del otro lado.
La señora Sara había ocupado algunas habitaciones para actividades como pintura y música.
Después encontré una mina de oro.
Corrí dentro y me sumergí en el maravilloso mundo de la literatura.
Había muchísimos libros, una difícil decisión.
Así que elegí a los que estaban en una mesa para evitar hacer tanto desastre.
Supuse que la señora los había leído.
Amairani
Veamos *abre un libro*
Leí todas las sinopsis y elegí uno.
Amairani
No es que tenga malos gustos. Pero creo que podría leer otra cosa que no sea romance, señora.
No suelo ser de las personas que se acaban el libro en unas horas. Leerlos con tiempo y disfrutar cada página es lo que los hace mágicos. Por lo que me llevé el libro para leerlo más tranquilamente.
Decidí salir. No me quería ir, solo quería aire fresco.
Aquí realmente siento que respiro, el aire es muy puro y el sonido del agua es relajante.
Volví al puente por un impulso que tuve. Pero al estar ahí sentí mucho miedo de caerme. Volteé la vista a la casa y la ví asomada por la ventana; me miraba fijamente sin expresión alguna. Sentí cierta preocupación por su parte, así que regresé.
Sara
¿Quieres dar un paseo?
Amairani
No, creo que esa salida fue suficiente *suspira sin poder verla a los ojos*
Sara
*va a la cocina* Tengo antojo de galletas.
Amairani
¿Por qué su casa está en medio del bosque?
Sara
A mi esposo no le gustaba mucho la idea de tener vecinos.
Amairani
Pero si eran solo ustedes dos...
Amairani
¿Por qué una casa tan grande?
Sara
Sinceramente, todavía me lo pregunto.
Sara
*acomoda los ingredientes para las galletas* Creo que es una de las pocas cosas que no puedo responderte.
Amairani
Aún no entiendo su afán de cuidarme.
Sara
¿Ahora sí hablas mucho?
Amairani
No debería meter extraños a su casa.
Amairani
Mucho menos si vive sola.
Amairani
Yo podría ser una asesina.
Amairani
¿Cómo está tan segura?
Sara
Perdiste a tus padres el accidente de la panadería ¿No?
Eso fue un golpe muy fuerte. Y más que preguntarme cómo sabía eso, me pregunté por qué lo mencionó tan repentinamente.
Sara
Yo perdí a mi hijo y a mi esposo.
Sara
Hace cuatro años estuve casada.
Sara
No hay de que lamentarse.
Francamente, me daba miedo como lo decía sin expresión alguna. Como si no le importara lo que pasó.
Amairani
¿Qué le pasó a su hijo?
Sara
¿A mi hijo? *detiene lo que estaba haciendo*
Amairani
Si puedo saber, claro.
Sara
Se cayó de ese puente.
No puedo explicar como me sentí al escuchar eso.
Sara
Quise correr cuando apenas podía caminar.
Sara
Porque él quería dejarme...
Sara
Él necesitaba un heredero.
Sara
Tenía veintitrés y yo apenas dieciocho.
Sara
Era muy joven para ser mamá, no estaba lista *sigue preparando la masa*
Amairani
¿Aceptó tener un hijo solo para que no la abandonara?
Sara
Creo que entenderás cuando digo que estar solo te hace conformista.
Realmente el no tener nada, a nadie y tener una vida vacía, hace que todo se vuelva un tesoro.
Sara
No tenía a nadie más.
Sara
Así que decidí darle lo que necesitaba que dejarlo ir.
Sara
*suspira y deja la masa a un lado*
Sara
Realmente todo estaba bien hasta que nació *empieza a preparar té*
Sara
Estaba cansada, apenas podía dormir. Yo quería seguir estudiando, pero Mike no me dejaba.
Amairani
¿Así se llamaba su hijo?
Sara
No puedo decir que era malo, al contrario, era el niño más hermoso del mundo.
Sara
Pero dejar tu vida de lado para cuidar a alguien no es fácil.
No se mantenía quieta, lo cual me causaba cierta incomodidad. ¿Cómo podría alguien hablar de eso con tanto descuidado?
Sara
Jhon nunca quiso contratar a nadie por desconfianza.
Sara
Así que yo tenía que limpiar toda la casa.
Sara
*saca unas tazas y sirve el té*
Sara
Un día Mike y yo salimos al pateo, hicimos un pícnic, yo estaba tan cansada que me quedé dormida.
Sara
Mike estaba en el puente; cambia perfectamente por los hoyos.
Sara
Corrí lo más rápido que pude, pero no llegué.
Sara
*le acerca la taza con té*
Amairani
Sin intenciones de ofender ¿Cómo puede hablar de esto sin llorar?
Amairani
Usted es muy dura.
Sara
Créeme que ya lloré tanto que no me quedan lágrimas para hacerlo.
Sara
La vida no solo me quitó a Mike.
Sara
También me arrebató a Jhon.
Sara
No soporto toda la situación y se suicidó.
Sara
Ese puente es especial para mí.
Amairani
Me disculpo por lo que hice.
Sara
Pero a pesar de que sé que me tomé muy personal lo que haces con tu vida, no dejé que lo hicieras porque no quiero más muertos aquí.
Sara
Y no quiero que te vayas porque eres de las pocas personas que han venido aquí, fuera de eventos.
Sara
No quiero estar sola otra vez.
Amairani
¿Quiere que me quede a vivir aquí?
Sara
Pero sé que en algún momento deberé dejarte ir.
Hubo un silencio tranquilo hasta que me corrió descaradamente.
Sara
Sin embargo, no te dejaré irte hasta que cambies esos pensamientos.
Sara
Ahora vete, me arruinas las galletas.
No encontré nada que hacer más que escribir en esta libreta que agarré de un cuarto con papelería y decidí escribir mi maravillosa aventura en el bosque salvaje.
Tal vez no sea tan malo estar aquí.
No son libros, son puertas a mundos únicos que tal vez nunca conozcamos físicamente. El escape de muchos y el consuelo de otros.
Lyn🦋
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