*abre una carta y la empieza a leer*
Para mi copo de nieve, Sasha:
No sé si esto que estoy haciendo sea lo más valiente o lo más tonto del mundo. Llevo tanto tiempo guardando estas palabras, ensayando en mi cabeza lo que me gustaría decirte, soñando con que algún día tus ojos se crucen con los míos... y me reconozcan. Pero hasta ahora, no ha pasado.
Tú no me recuerdas, Sasha. Y créeme, no te culpo. A veces la vida pasa tan rápido, tan llena de gente, de momentos, de ruido, que algunas cosas quedan atrás sin darnos cuenta. Tal vez para ti fui solo una cara más en la multitud. Pero tú... tú para mí fuiste el momento que lo cambió todo.Nos conocimos una vez. No diré cuándo, ni dónde, porque me gusta la idea de que descubras eso por ti mismo, cuando el corazón te lo diga. Solo puedo decirte que esa tarde —una que parecía como cualquier otra— te vi sonreír por primera vez, y algo dentro de mí se detuvo. No fue un flechazo de película, fue algo más suave... como si mi alma te reconociera antes que mi mente.
Y desde ese día, te llevo conmigo. En mis pensamientos, en mis silencios, en los atardeceres que me recuerdan a tu piel clara y al brillo casi irreal de tu cabello bajo el sol. Por eso, te llamo mi copo de nieve. Porque eres único, etéreo, casi mágico. Porque pareces hecho de un invierno tranquilo, de esos que no dan frío sino paz.
Sasha, no imaginas cuántas veces he querido acercarme, recordarte lo que compartimos, aunque haya sido poco. Pero tengo miedo de romper la imagen que ahora tienes del mundo, de arruinar lo que quizás estás construyendo sin mí. Así que, en vez de irrumpir en tu vida, decidí dejarte esta carta. Como una semilla. Una señal de que hay alguien que te mira con ternura, con respeto, con amor... incluso desde la sombra.Tal vez esta carta no cambie nada. Tal vez la leas y sigas sin saber quién soy. Pero al menos, quiero que sepas que has sido recordado. Que existes en el corazón de alguien de una forma tan profunda y hermosa, que merecía escribirse con tinta
No quiero que sientas lástima. Solo quiero que sepas que eres especial. Que incluso cuando no recuerdas, aún eres inolvidable. Y que yo estaré aquí, a tu ritmo, a tu tiempo, esperando a que un día —quizás con una sonrisa, un gesto, o un simple “hola”— tus recuerdos me encuentren de nuevo.
Con todo lo que soy,
De tu admirador secreto