NovelToon NovelToon

RENACIMIENTO EN SILENCIO.

La historia de Alejandra.

Hola soy Alejandra: En la actualidad tengo 25 años.

Aquella niña de ojos grandes y sueños por cumplir que había quedado huérfana a los quince años y parecía haber desaparecido con el paso del tiempo… y más por el dolor por la muerte de mis padres fue repentina, brutal, injusta. Un accidente automovilístico terminó con mi mundo en un abrir y cerrar de ojos, dejándome sola en un universo que parecía no tener espacio para una adolescente como yo.

Fue entonces cuando la familia Castillo apareció como una especie de tabla de salvación. Los socios de confianza de mis padres, dueños de una de las empresas más importantes del país, me acogieron sin dudarlo. A ojos de todos, era el acto más noble que alguien podía hacer: adoptar a la hija de sus amigos fallecidos. Pero para mi, significó mucho más.

Desde el primer momento que puse un pie en la mansión Castillo, con sus suelos de mármol pulido y paredes llenas de cuadros de herencia familiar, quede deslumbrada, no solo por el lujo, ya que mis padres siempre me dieron toda clase de cosas, ni por la sensación de seguridad que tanto anhelaba… sino por él.

Ronan.

El único hijo de los Castillo. Nieto adorado. Heredero de todo.

Yo tenía apenas quince, y él veinte, la primera vez que lo tuve de frente pero desde ese primer instante en que lo vi bajando por las escaleras, con ese andar despreocupado y su seriedad algo en mi pecho cambió. Fue amor a primera vista. O al menos eso creia entonces.

Él, en cambio, apenas me dirigió una mirada. Siempre me trató con educación, pero con mucha distancia. Jamás fue grosero, pero tampoco amable. Nunca me ofendió, pero tampoco me hizo sentir parte de su mundo y tenía razón yo era una intrusa en su familia y en su vida por qué tenía entendido que el tenía una novia.

Aun así, creci con ese amor imposible aferrado al alma. Cada día, cada noche, lo observaba desde lejos, soñando con el momento en que él por fin me viera… verdaderamente me viera. Me esforzaba por destacar, por ser perfecta, por demostrar que era digna de pertenecer a su familia. Mi corazón joven latía por él, y cada indiferencia suya solo me empujaba más hacia esa obsesión silenciosa que mi mente entendía bien pero a mi corazón parecía no importarle.

El día que cumpli veinte años, la abuela de Ronan una mujer estricta, tradicional y con una mirada tan sensata y mucha sabiduría me llamó a solas a su estudio. Aún recuerda cada detalle de ese momento: el perfume a jazmín que la abuela usaba, el ruido del reloj del estudio marcando las horas, y sobre todo, la propuesta que cambiaría mi vida para siempre.

—Hija, tu llegada a esta casa fue una bendición —me dijo la abuela con una voz firme pero cariñosa— Y por eso quiero que escuches esto con mucha atención… No es solo una cuestión de afecto, es de legado. Las dos familias, la tuya y la nuestra, han construido un imperio. Pero ese imperio corre peligro si no se mantiene en manos de quienes saben cuánto costo. Lo mejor para todos es que tú y Ronan se casen.

El corazón casi se me detuvo.

¿Casarme con Ronan?

¿Era posible?

¿Un sueño que por fin se hacía realidad?

Acepte sin pensarlo. No por lo que me había dicho la abuela, no, yo lo hice por el. Pense que, tal vez, esa era la oportunidad que había esperado tanto tiempo. Que el matrimonio forjaría un lazo entre nosotros. Que poco a poco, él aprendería a quererme, pero entonces me acordé de su novia.

—Sabia que Ronán estaba comprometido.

—Mi nieto entiende su posición y está de acuerdo.

Me dijo y entonces como una joven con muchos sueños me enfoque en la boda que fue un completo desastre que creí que nuestro matrimonio mejoraría.

Pero la realidad fue otra. Bastante Cruel para mí.

Desde el mismo día de la boda, Ronan partió de viaje de negocios, dejandome sola en la casa. Lo deje pasar, después de todo tenía toda una vida para intentarlo. Pero después no solo se iba por semanas si no por meses. Y cuando regresaba, lo hacía sin ganas, como si buscará pretextos para no estar en su propio hogar.

Compartiamos cama, aún que era solo mía ya que el nunca llegaba a dormir. Apenas cruzabamos palabras. Cocinaba, decoraba, me arreglaba, buscaba maneras de acercarme. Pero él siempre encontraba una excusa para alejarse. Las reuniones. Los contratos. Las juntas. El cansancio. Una cosa detrás de otra.

Pero nada me lastimó más que aquella noche.

Él regresó tarde. Borracho. Apenas podía mantenerse en pie. Emocionada por verlo después de tanto tiempo, sali corriendo a recibirlo. Él tropezó y yo lo sostuve. Por un segundo, crei que podría tocar su rostro, que por fin habría un momento de cercanía. Lo mire con ternura, con el amor que había guardado durante años, y fue entonces cuando él me miró… y creí que por primera vez me diría algo lindo o eso imaginé.

—Isabela… —susurró, con ojos nublados por el alcohol.

Isabela. La socia. La ex prometida de Ronan. Aquella mujer segura de sí misma que siempre me había despreciado desde que llegue a la mansión. Quien jamás ocultó que me consideraba una intrusa, una ladrona del destino que ella creía merecer. Y no estaba equivocada ya que ahí compréndi que en el corazón de Román solo había lugar para una y esa no era yo.

Senti como si un cuchillo se me clavara en el pecho.

Aquella noche llore como nunca antes. Me encerre en el baño y me deje caer en el suelo, abrazando mis piernas, intentando contener un dolor que no cabía en mi cuerpo. No quería gritar, pero lo hice. No quería sentirse derrotada, pero lo estaba.

Al día siguiente, la abuela entró furiosa al despacho donde Ronan desayunaba.

—¿Cómo te atreves a tratar así a tu esposa? ¡Ella ha dado todo por ti! —le gritó furiosa—. No te casaste con una cualquiera. ¡Te casaste con la hija de unas personas muy buenas, Alejandra es una buena muchacha! Ella se ganó su lugar aquí.

Ronan no dijo nada. Solo había silencio. Como si las palabras de la abuela hubieran sido nada.

Y yo… escuche todo desde las escaleras. Aprete los puños. No por rabia, sino por impotencia. Mi corazón seguía amandolo, a pesar de todo. Pero empezaba a romperse.

Porque esa Alejandra… la que creía en cuentos de hadas, la que pensaba que el amor todo lo puede, la que soñaba con que el corazón de Ronan un día sería suyo… La típica frase de.... Me querrá con el tiempo....

Cada vez estaba más lejana.

Sabía que algún día una nueva Alejandra despertaría.

Una que sabría lo que valía.

Una que no imploraría amor.

Una que, al fin, se escogería a sí misma.

Román no pareció importarle ya que trataba de hacer mas notorio su desprecio hacía mi.

El tiempo paso muy rápido y ala vez lento, cinco años hasta el día que Ronan me pidió el divorcio y sin saber que más hacer me encerre en el baño y decidi acabar con mi vida.

Pero renaci como una mujer diferente. Ahora soy......

La nueva Alejandra.

Y está vez sería Ronán quien se arrastraría.

La perspectiva de Ronan.

Hola así me imagino a Ronan.

Me llamo Ronan en la actualidad tengo 30 años.

Maldigo el día en que esa chiquilla cruzó las puertas de mi casa.

Con sus ojos grandes y ese rostro inocente que a todos engañó… menos a mi. Desde el primer momento, supe que Alejandra sería un problema.Todos estaban tan ciegos con su historia triste, tan encantados con su dulzura, que ignoraron que esa niña traería problemas.

Y no me equivoque.

Estoy solo en mi despacho. Un lugar silencioso y elegante, con paredes altas de madera pulida, estanterías repletas de libros que jamás he abierto, y ese enorme ventanal que da a la ciudad… esa ciudad que alguna vez crei conquistar por completo.

Veo las luces de la ciudad.

Apoyo un brazo contra el cristal y observo las luces lejanas. Todo se ve perfecto desde aqui

En mis manos tengo las invitaciones de hace más de cinco años.

Blancas. Elegantes.

Pero no dicen Ronan y Alejandra.

No.

Estas nunca salieron a la luz.

En ellas se lee Ronan e Isabela.

La mujer que fue mi primer amor.

La amiga de mi niñez.

La única con quien comparti sueños reales. Y a quien le falle.

Con quién idee Metas. Proyectos. Una visión de futuro.

Hasta que Alejandra llego y tuve que dejar todo eso atrás.

Fue la abuela quien me obligó. Me manipuló como solo ella sabe hacerlo: con frases llenas de tradición, con promesas de unidad familiar, con mentiras disfrazadas de amor.

—Es el deseo de tus padres. Es lo correcto. Es lo mejor para todos. Esto es para ti.

Lo repitió tantas veces que termine creyéndolo.

Hasta que un día quise ponerle fin, había veces que mis pensamientos parecían no ser mios.

Quise divorciarme para que dejara de pensar en estás cosas.

Terminar con el circo de una vez por todas.

Pero entonces descubri la verdad: el contrato matrimonial que firme no era como lo pensaba.

Si yo tomaba la iniciativa, renunciaba a todo derecho sobre los bienes familiares. No podría reclamar ni un solo centavo. Mi posición, mi herencia, Todo se iria

Jugó mejor que yo, por qué se que ella si sabía todo esto.

Como si toda su inocencia hubiera sido un disfraz hecho para engañar.

Pero no me deje vencer. Con rabia y determinación, construi mi propio imperio, acción por acción. Sin depender del apellido, sin la ayuda de nadie. Lo hice solo. Me hice fuerte.

Sin embargo. No le dejaría todo fácil a ella, lo único que no calcule fue la jugada más baja de Alejandra.

Intentar quitarse la vida.

—¡Qué conveniente! —me repito con amargura—. Justo cuando la abuela está enferma del corazón.

No le creo. No quiero creerle, no debo creerle.

Se que es uno de sus tantos chantajes, uno donde ella queda como la inocente.

Pero lo que me molesta mas… es que funciona. No lo negare, me ha logrado engañar una que otra vez, he creído pero me he contenido.

Me contuve salir corriendo para verla, saber que está bien.

Mi abuela se alteró tanto que terminó internada. No deja de repetir que Alejandra necesita protección. Que solo es una joven carente de amor. Que hay que cuidarla.

Y a mi… a mi me exigen paciencia. Misericordia. Como si fuera eso posible.

La puerta del despacho se abre suavemente.

Isabela entra sin tocar.

Su perfume lo precede: un tono bastante fuerte. Ese olor me transporta a otros tiempos, a noches interminables.

Isabela entra como si no necesitara permiso pero mi mirada la hace dudar.

Su mirada brilla al verme. El orgullo de ella es palpable. Porque sabe que siento algo por ella aún no lo sé pero se que hay algo ahí.

—Me acabo de enterar —dice ella con voz tensa—. Esa… está chantajeando a tu abuela otra vez. Está en el hospital se intento quitar la vida por qué le pediste el divorcio.

Con el ceño fruncido solo la observo hablar, ¿por qué como se enteró ella de que le pedí el divorcio? a nadie se lo dije.

—No me gusta que te expreses así.

Ella suspira, y un lo siento sale de su boca.

Se sienta frente a mi con movimientos medidos. Su vestido azul real combina perfectamente con su porte elegante. Siempre ha sido una mujer muy segura de si.

—Lo siento… —murmura otra vez aunque su tono no suena muy arrepentido, lo sé, la conozco—. Pero me enoja. Juega con tu abuela como si fuera una pieza más. Y todos la dejan. La sangre es escandalosa, ya sabes solo llora un poco y todos creen que fue real.

No respondo. Solo giro en la silla, tomando un lapicero y girándolo entre mis dedos. Lo hago cada vez que quiero evitar una conversación.

—Tengo mucho trabajo —le digo con frialdad.

Isabela entiende la indirecta, me conoce o almenos conocio al Ronán de hace años. Se levanta. Me deja un beso en la mejilla y se marcha sin mirar atrás. No tocó el tema ya que siempre es su misma respuesta.

Te esperaré el tiempo que sea.

Después de cinco años, aún espera que la vuelva a elegirla. A ella. Cosa de la que ya no estoy seguro y no solo es por Alejandra si no por qué ya lo pensé y no creo volver a confiar en una persona, darle la oportunidad de doblegarme. Ya han pasado más de cinco años y ni ella ni yo somos los mismos.

La puerta apenas termina de cerrarse cuando se abre otra vez.

Es Darío, mi amigo de la infancia y actual socio.

—Víctor regresó a la ciudad —anuncia, directo, sabe que no me gusta los rodeos—. Me acaban de confirmar que piensa instalarse aquí definitivamente.

Levanto la vista, confundido por un segundo.

Había olvidado a Víctor.

El primer gran rival.

El otro heredero que todos subestimaron.

Mi viejo compañero… y mi viejo enemigo, siempre ha sido competitivo y no tengo idea por qué ese odio recurrente hacia mi, desde la escuela es como si quisiera vengarse de algo, algo que le hice o le quite de la cual ni yo tengo idea.

—Quiere participar en la próxima licitación de Monte Real. —agrega Darío—. Y por lo que sé, viene con respaldo bastante fuerte.

Me inclino hacia atrás en la silla. Mi rostro cambia. Ya no soy el esposo infeliz o el nieto acorralado. Ahora soy el hombre de negocios. El depredador que no permite que le arrebaten lo que construyó.

—Entonces esto se va a poner interesante —murmuro, con una sonrisa segura.

Porque si algo me sobra es…

Es orgullo.

Pero ninguno, ni siquiera Víctor, me ha logrado desestabilizar tanto como esa chiquilla.....la chiquilla que fue capaz de salirse con la suya y hacerme dudar si algún día logragre safarme de este compromiso. Por veces pienso si en realidad quiero hacerlo.

Esa que una vez entró por las puertas como un ángel inocente.

Y que ahora podría llevarlo directo al infierno.

Y lo que más detesto es que empieza a meterse en mi cabeza, las cosas estúpidas que hace ya no me parecen tan estúpidas y me mantengo lejos ya que no seré el estúpido que cayó en su intento de suicidio, suspiró y la llamada con mi abuela me dejó más calmado, ella está bien.

Renacer entre las cenizas.

La luz blanca del hospital no es cálida, es fria. El olor que desprende solo me hace sentir peor, todo huele a medicina.

Parpadeo varias veces, y con cada latido lento y doloroso siento cómo regreso. No solo a este instante…. Si no al dolor de estar atada a una persona que no te quiere.

El dolor y ardor en mis muñecas ya ha reducido mucho.

El cuerdo llega como un rayo a mi cabeza:

Las sábanas empapadas en sangre.

El rostro de Ronan flotando en mi mente, ya no lo volveria a ver.

El amor que me consumió… y que también me destruyó.

Pero esta vez es distinto. Mi cuerpo tiembla, sí, pero no de miedo. Tiemblo de rabia.

—Volví… —susurro, con la voz rota.

Cierro los ojos un momento y todo vuelve a mí como un sueño dolorosamente : las veces que me humillé por su atención, la acción que me llevó al borde… y al fin sus palabras que acabaron con todo.

Pero el destino, es como el juego de la fortuna a veces abajo a veces arriba y me ha dado una segunda oportunidad.

Y no pienso desperdiciarla.

No volveré a suplicar amor.

Esta vez, voy a escribir mi propia historia.

—Gracias… por traerme de vuelta —murmuro al techo, a DIOS, al universo… o a quien sea que me haya dado está oportunidad aún que estoy segura que fue DIOS.

El pitido de las máquinas, el olor a desinfectante, los pasos lejanos de las enfermeras… Todo me confirma que estoy aquí. Presente y viva.

Con cicatrices, sí. Pero viva.

Y con la memoria clara de quién fui…Y de todo lo que ya no estoy dispuesta a ser.

El destino es cruel, no perdona ni olvida.

Y se lo demostraste.

Porque yo no renací para buscar amor.

Renací para tomar el control de mi vida por primera vez.

Yo pedía mucho solo un gesto gentil que nunca hubo.

Pero sobre todo… para vivir, no lo que hacia cada día que era sobrevivir.

cierro los ojos apreciando la vida.

El pitido agudo de la máquina que monitorea mis signos vitales. Luego, el peso de mis párpados, el ardor punzante en las muñecas vendadas y el frío de esta habitación de hospital.

No me muevo. Finjo estar dormida.

No quiero abrir los ojos. Aún no. Prefiero quedarme asi. Sé que en cuanto despierte, todo caerá sobre mí como algo pesado: el rostro de Ronan, su indiferencia, su desprecio… y luego, el abismo en el que me arrojé voluntariamente cuando él me pidió el divorcio, había algo diferente en el lo vi en su mirada. Pero después nada.

Las puertas del hospital se abren. Escucho pasos. Voces en susurros. No distingo lo que dicen, pero una de ellas me resulta familiar. Es la enfermera que ha estado revisando mis signos durante horas. La otra… es una voz. Firme. Rota.

Mi corazón se sobresalta.

¿Es Ronan?

No lo sé. No quiero saberlo.

No después de todo lo que viví en mi otra vida.Porque lo recuerdo todo. Con una claridad insoportable.

Mis padres muriendo en ese accidente.

La familia de Ronan acogiéndome.

Mi corazón infantil enamorándose de él desde el primer día.

Y él… evitándome.

Como si yo fuera una carga. Un error. Pero en mi cabeza se formó una duda.

¿si el decía mucho amarla por qué no la eligió por sobre todo? después de todo el tiene su empresa.

Recuerdo como era con ella, El siempre ha sido una persona muy fría no lo negare, recuerdo a verlo visto en una ocasión juntos y ella le daba pequeños besos hasta que el la detuvo, no le gusta esas demostraciones. Recuerdo también nuestra boda. Fría. Obligada. El anillo en mi dedo que creí que era algo hermoso pero solo fue una condena para mi. El silencio en nuestra cama. La distancia que cada vez se hacia más grande.

Y luego… el día que me pidió el divorcio.

Sin una duda.

Sin importarle todo lo que hice por el.

Pero se acabó.....Porque el destino me ha traído de vuelta.

Y esta vez no seré la niña que se arrastra por amor.

No seré la esposa invisible.

Ni la mujer rota.

—¿Cómo está? —pregunta una voz femenina de la nada.

—Estable. Aunque no ha despertado aún —responde la enfermera—.

Sí, las escucho.

Pero me quedo inmóvil.

No quiero que sepan que estoy consciente.

No todavía.

Lo que pase solo es parte de una historia que ya no me pertenece .

Esta vez… me voy a elegir a mí.

Aunque el corazón aún me tiemble al tenerlo de frente.

Las voces son más lejanas y el silencio en la habitación es angustiante.

Me quedo dormida pero las puertas vuelven a abrirse. Reconozco esa voz antes de escuchar su nombre.

Es ella.

La abuela de Ronan, lo sé por su perfume.

Siempre fue muy linda conmigo aún que ahora se escuche muy enfadada.

—Agradece que Alejandra está bien… porque si algo le hubiera pasado, te estaría enterrando a ti con ella.

Habla con firmeza. Con dolor contenido.

Está al teléfono.

No logro escuchar lo que dicen del otro lado pero por lo que dijo se que está hablando con Ronán.

—¿de viaje por una semana? Tu lugar está al lado de Alejandra, no en el extranjero con esa mujer.

Entonces, la punzada.

Esa herida que aún duele cuando recuerdo a su primer amor.

Con la que él tenía tantos planes.

La que era su mundo…

Hasta que yo me metí en medio.

La abuela no permitirá que nos divorciemos. Lo sé.

Pero quizás pueda llegar a un acuerdo con él.

Uno que le permita ser feliz con su verdadero amor.

Y a mí…con mi nueva vida.

Pienso y sonrió ya que me parece un buen plan para que los dos podamos ser libre.

Download MangaToon APP on App Store and Google Play

novel PDF download
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play