Lo Que Quedó De Mi
Capítulo 1 - Lo que nunca debi sentir
Estela Navarro Escalante
Livia, ¿vas a quedarte dormida otra vez o qué?
La voz de su tía atravesó las paredes como todos los días, sin tacto, sin afecto.
Livia ya estaba despierta. No porque quisiera, sino porque así vivía: con el cuerpo en alerta constante. Como si dormir de más fuera peligroso. Como si el simple hecho de estar ahí tuviera que pagarlo a diario.
Livia Rivas Navarro
Ya voy, tía
Bajó las escaleras sin arrastrar los pies, porque sabía que hasta eso molestaba.
Estela se movía entre el refrigerador y la estufa, organizando el desayuno como si fuera una rutina mecánica. Octavio, su esposo, leía el periódico como si nada en el mundo lo tocara.
Ellos no eran sus padres.
Eran sus tíos.
Livia había llegado a esa casa cuando apenas era un bebé, después de que su madre Alma muriera al darla a luz. Su padre… nunca apareció. O más bien, nunca supo que ella existía.
Y desde entonces, Estela y Octavio habían sido “su familia”.
Livia Rivas Navarro
Buenos días
Estela Navarro Escalante
¿Tú crees que es temprano? Ya son más de las seis y cuarto
Estela Navarro Escalante
Baja una vez sin que tenga que gritarte, ¿sí?
Livia sirvió el café, cortó el pan, puso los platos. No lo hacía por cariño. Lo hacía porque si no lo hacía, se lo recordaban todo el día.
Livia Rivas Navarro
Gracias por el desayuno
Estela Navarro Escalante
No lo hice por ti, lo hice porque Octavio y Andrés tienen que salir temprano. Tú solo desayunas
Justo entonces, Andrés bajó las escaleras con paso relajado, el uniforme medio desordenado y los audífonos colgando del cuello.
Andrés Ruiz Navarro
¿No han visto mis llaves?
Livia Rivas Navarro
En la mesa de la entrada, donde las dejaste
Andrés Ruiz Navarro
Gracias Liv
Estela Navarro Escalante
¿Ya te vas?
Andrés Ruiz Navarro
Sí, se me hace tarde. ¿Me das para el camión?
Estela abrió su cartera. Le dio un billete de cien sin pensarlo.
Livia bajó la mirada.
Ella caminaba a la universidad todos los días. Aunque lloviera. Aunque tuviera frío. Aunque le dolieran los pies. Porque “el dinero no cae del cielo”, como le repetían cada vez que pedía algo.
Octavio Ruiz Espinoza
A ver si ahora sí te aplicas, Livia. No queremos que eches a perder esa beca por andar en la luna.
Livia Rivas Navarro
Voy bien con todas mis materias
Estela Navarro Escalante
Y más te vale. Bastante hacemos por ti
Ya en el campus, se sentó junto a Sandra, su única amiga real. La única que no hablaba para quedar bien. Que no la miraba con lástima. Que no le recordaba a cada rato que estaba sola.
Sandra Hernández Jiménez
¿Todo bien?
Livia Rivas Navarro
Todo igual
Sandra Hernández Jiménez
¿Y eso es bueno o malo?
Livia Rivas Navarro
Lo que me choca es que hagan todo como si me estuvieran haciendo un favor
Livia Rivas Navarro
Viví ahí toda mi vida y todavía me lo echan en cara como si durmiera en un hotel
Sandra Hernández Jiménez
No es tu culpa estar ahí, Liv
Livia Rivas Navarro
Ya lo sé. Pero allá todo es así. Como si yo tuviera que agradecer cada cucharada. Como si fuera un error
Tamara Álvarez Vela
¡Amiga! ¿No te vas a sentar con nosotras?
Brenda Trujillo Cruz
Vamos no nos hagas el feo, Livia. Eso es más de pobres que de huérfanas
Sandra Hernández Jiménez
¿Qué dijiste?
Brenda Trujillo Cruz
Ay, nada. ¿Qué tiene? Si no tiene papás, ¿sí o no?
Livia cerró los ojos un segundo.
No para llorar.
No para romperse.
Solo para no devolverles lo que recibía.
Livia Rivas Navarro
No te preocupes, es fácil burlarse de algo que nunca has tenido que vivir
Más tarde, Santiago la esperó afuera del salón.
Era su novio desde hace dos meses.
Su amigo desde la prepa.
El que le decía cosas bonitas pero a veces sonaban vacías.
Santiago Beltrán Márquez
¿Vas a salir temprano?
Livia Rivas Navarro
Tengo clase hasta las cinco
Santiago Beltrán Márquez
Pensé que podrías acompañarme con unos amigos. Solo un rato. Te hace falta distraerte
Livia Rivas Navarro
¿Y si no quiero distraerme?
Santiago Beltrán Márquez
¿Otra vez con tu actitud? Livia, a veces me agotas con eso
Livia Rivas Navarro
¿Con que?
Santiago Beltrán Márquez
Con esa forma de estar siempre a la defensiva. Te lo juro, pareces esperar que todo esté mal
Livia Rivas Navarro
¿Y si sí?
Santiago Beltrán Márquez
Estás conmigo. ¿No es suficiente?
Livia Rivas Navarro
Lo intento
Esa noche, mientras cenaban, Estela comentó como si nada:
Estela Navarro Escalante
Por cierto, mañana ve a recoger la ropa de la tintorería. No es como si tuvieras algo más importante que hacer
Livia Rivas Navarro
Tengo clase hasta las cinco
Estela Navarro Escalante
Pues ve antes. Organízate. La vida no gira a tu alrededor
Andrés Ruiz Navarro
Claro, como si Liv hiciera lo que quiere todo el día…
Estela Navarro Escalante
¿Tú crees que ella está aquí por gusto?
Andrés Ruiz Navarro
No. Pero tampoco es para que la traten así
Livia se levantó con calma.
Recogió su plato.
Lavó lo que usó.
Se encerró en su cuarto.
Y no lloró.
No porque no tuviera ganas.
Sino porque sabía que llorar no cambiaba nada.
El mundo la había tratado como un error desde el día que nació.
Y sin embargo, ella seguía intentando ser buena.
No por validación.
No por esperanza.
Sino porque no quería ser como ellos.
Y eso, aunque nadie lo viera, también era una forma de resistir.
Capítulo 2 - No me corresponde decirlo
El desayuno era lo mismo de siempre: recriminaciones disfrazadas de rutina.
Octavio Ruiz Espinoza
¿Hoy si vas a hacer algo útil?
Livia Rivas Navarro
Sí, tengo clases hasta las cinco. Luego paso por lo que me encargaron
Octavio Ruiz Espinoza
Ah, mira, parece que sí sabe cumplir
Estela tomó el café con la misma expresión con la que uno toma medicina amarga.
Andrés entró a la cocina con el cabello mojado, los tenis sin amarrar y una manzana en la mano.
Andrés Ruiz Navarro
Buenos días
Estela Navarro Escalante
Ya está servido
Andrés Ruiz Navarro
¿Qué sería de mí sin ti? (bromeando) ¿Nos vamos juntos?
Livia Rivas Navarro
Si, si quieres
Estela Navarro Escalante
Claro que quiere. Así no gasta en pasajes, ¿verdad?
Andrés Ruiz Navarro
Y tú así no gastas en humanidad
Estela lo fulminó con la mirada. Octavio dejó la taza con fuerza sobre la mesa.
Pero Andrés ya estaba en la puerta.
Andrés Ruiz Navarro
Vamos, Liv. Antes de que digan que respiramos de más
El camino a la universidad era el único momento tranquilo del día.
Livia y Andrés caminaban sin prisa, a veces en silencio, a veces con bromas sueltas.
No eran hermanos, pero algo en ellos se sentía así.
Una complicidad callada. Una paz que en esa casa no existía.
Andrés Ruiz Navarro
¿Ya hiciste el ensayo de literatura?
Livia Rivas Navarro
Anoche. Terminé a las dos.
Andrés Ruiz Navarro
¿A las dos? ¿Y por qué tan tarde?
Livia Rivas Navarro
Porque antes lavé trastes, barrí, pasé a la tienda, ayudé a tu mamá a sacar la ropa del patio y contesté las tareas de derecho y economía
Andrés Ruiz Navarro
A veces olvido todo lo que haces
Livia Rivas Navarro
Yo también quisiera
Andrés Ruiz Navarro
Eres más fuerte de lo que crees, Liv
Livia Rivas Navarro
¿Tú lo crees?
Andrés Ruiz Navarro
Sí. Y eso que te conozco de toda la vida
En la universidad, Santiago ya la esperaba afuera del salón. Pero esta vez… no sonreía.
Livia Rivas Navarro
¿Todo bien?
Santiago Beltrán Márquez
Sí, solo estoy cansado
Livia Rivas Navarro
¿Dormiste poco?
Santiago Beltrán Márquez
No dormí en mi casa
Livia Rivas Navarro
¿Y eso?
Santiago Beltrán Márquez
Me quedé en casa de un amigo. Jugamos hasta tarde
Livia Rivas Navarro
¿Cual amigo?
Santiago Beltrán Márquez
Uno que no conoces
Livia lo observó. Algo estaba… raro. Pero no quiso insistir.
No quería ser “la intensa”, como decían Tamara y Brenda.
Livia Rivas Navarro
Hoy no voy a poder salir
Santiago Beltrán Márquez
¿Otra vez?
Livia Rivas Navarro
Tengo pendientes. La casa, las tareas, lo de la beca…
Santiago Beltrán Márquez
Estás siempre ocupada. Parece que soy el último en tu lista
Livia Rivas Navarro
Eso no es justo
Santiago Beltrán Márquez
No es justo para mi
Santiago Beltrán Márquez
Estoy tratando. Pero tú pareces estar siempre en otra parte
Livia sintió cómo le ardía la garganta.
¿Tratar? ¿Él?
Livia Rivas Navarro
No estoy en otra parte. Estoy sobreviviendo
Santiago Beltrán Márquez
Bueno. Entonces luego hablamos
Se fue sin darle un beso. Sin despedirse.
Livia se quedó parada, con la duda metiéndosele en los huesos.
Sandra Hernández Jiménez
¿Todo bien con Santiago?
Livia Rivas Navarro
No sé. Está… raro
Sandra Hernández Jiménez
¿Desde hace cuánto?
Livia Rivas Navarro
Desde hace semanas. Pero hoy fue más obvio
Sandra Hernández Jiménez
¿Y qué te dice?
Livia Rivas Navarro
Que soy yo. Que siempre estoy a la defensiva. Que estoy ocupada. Que no estoy con él
Sandra no dijo nada. Porque no quería mentir.
Porque había algo que ya no iba a poder ignorar.
Esa misma tarde, Sandra salió al centro comercial con Iván, su novio.
Era una salida cualquiera. Ver tiendas, caminar un rato, buscar algo para cenar.
Iván Carrillo Zamora
¿Quieres palomitas?
Sandra Hernández Jiménez
Sí, pero primero quiero pasar a la librería
Dieron vuelta por el pasillo, y entonces Sandra se detuvo en seco.
Iván Carrillo Zamora
¿Qué pasa?
Ella no respondió.
A unos metros, en una de las mesitas del área de cafés, estaba Santiago.
Con otra. Con Alexia.
Estaban uno frente al otro, riéndose como si no existiera el mundo.
Y en un segundo, sin rodeos, él se inclinó y la besó.
No había duda. No era un saludo. No era confusión.
Era infidelidad. Pura. Directa. Fría.
Iván Carrillo Zamora
¿Ese no es…?
Sandra Hernández Jiménez
Si, es Santiago con Alexia
Santiago la vio tarde. Cuando ya se estaban levantando.
Y entonces, Sandra fue hacia él. De frente. Firme.
Sandra Hernández Jiménez
¿Hace cuanto?
Santiago Beltrán Márquez
Sandra…
Sandra Hernández Jiménez
¿Hace cuánto? ¿Días? ¿Semanas? ¿Meses?
Alexia se alejó en silencio. Santiago tragó saliva.
Santiago Beltrán Márquez
No le digas nada a Livia, por favor…
Sandra Hernández Jiménez
Díselo tú. Porque no me toca a mí romperle el corazón otra vez
Santiago Beltrán Márquez
Sandra…
Sandra Hernández Jiménez
No seas cobarde. Mínimo eso
Se dio la vuelta y se fue. Iván la siguió sin decir nada.
Sabía que no debía opinar. Porque el dolor de Sandra era por su amiga.
Y porque algo en sus ojos decía:
“Lo que acabas de ver, va a romperla. Y tú lo vas a permitir.”
Esa noche, Livia llegó tarde.
Cansada. Sucia. Con dolor de cabeza.
Pero aun así, le guardó a Andrés un pedazo de pastel que habían regalado en la escuela.
Lo dejó en el refrigerador, con una nota:
“Para el primo buena onda. Gracias por no tratarme como si sobrara.”
Y se fue a dormir.
Ignorante de todo.
Ajena a la traición que ya caminaba detrás de ella.
Porque así son los golpes más duros:
llegan cuando una todavía cree que está a salvo.
Capítulo 3 - The other woman
Livia salió del salón ajustándose la mochila. Era tarde, y el día se le había ido rápido, entre tareas, clases y la sensación incómoda de que algo no estaba bien. Santiago no le había hablado en todo el día, y ella… bueno, ella ya había empezado a preguntarse si estaba perdiendo la cabeza.
Pero ahí estaba él, esperándola junto a la reja de salida.
Solo que no estaba solo.
A su lado, parada como si tuviera todo el derecho del mundo, estaba Alexia.
Perfecta, con esa sonrisa de superioridad que solo tienen quienes saben que ya ganaron.
Livia se detuvo.
Livia Rivas Navarro
¿Pasa algo?
Santiago tragó saliva. Por un segundo pareció querer retroceder. Pero Alexia lo miró con algo más que impaciencia: lo miró con presión.
Santiago Beltrán Márquez
Necesito hablar contigo
Livia Rivas Navarro
¿Aquí?
Santiago Beltrán Márquez
Si
Livia Rivas Navarro
¿Y ella? (Mirando a Alexia)
Santiago Beltrán Márquez
Es mejor que esté
Livia Rivas Navarro
¿Qué pasa Santiago?
Santiago Beltrán Márquez
Esto… esto no está funcionando. No como antes. Tú estás distante, ocupada con mil cosas, y yo… yo me siento solo
Livia Rivas Navarro
¿Estás terminando conmigo?
Santiago Beltrán Márquez
Si
Livia Rivas Navarro
¿Y porque ella está aquí?
Alexia Gutiérrez Díaz
Porque ya era hora de que sepas que no eres la única
Livia Rivas Navarro
¿Qué…?
Santiago Beltrán Márquez
No hagas esto más difícil. No lo entiendes, Livia. Tú eres la otra mujer.
No gritó. No se lo dijo con odio. Lo dijo con cansancio. Con culpa. Como si fuera su víctima.
Pero Livia sintió que el mundo se le partía.
Livia Rivas Navarro
¿La otra…? Yo… fui tu novia todo este tiempo. Yo te cuidé, estuve ahí. Yo…
Santiago Beltrán Márquez
Alexia y yo… estamos juntos desde hace más de un mes
Un mes.
Un mes entero donde Livia se había preguntado qué hacía mal.
Donde había aguantado sus rechazos, su indiferencia, su silencio.
Livia Rivas Navarro
¿Por qué…? ¿Por qué me hiciste esto?
Santiago Beltrán Márquez
Porque no sabía cómo soltar lo que ya no sentía. Y tú… tú no eras lo que yo quería. Nunca fuiste
Livia caminó sin rumbo por las calles que conocía de memoria.
Cada paso se le hacía más pesado.
Cada recuerdo, más cruel.
Tú eres la otra mujer.
Esa frase se le quedó tatuada en la mente.
Cuando llegó a casa, empapada, no tuvo tiempo de procesar nada.
Estela Navarro Escalante
¡¿Dónde estabas?! ¿Crees que puedes llegar a la hora que se te dé la gana?
Livia Rivas Navarro
Son las ocho..
Estela Navarro Escalante
¿Y a mí qué! ¿Acaso pagas renta? ¿Comida? ¿Luz?
Octavio Ruiz Espinoza
Vienes llorando, además. ¿Ahora qué hiciste?
Octavio Ruiz Espinoza
¡Claro que no hiciste nada! Como siempre. Eres una carga, Livia. Una carga desde que llegaste a esta casa. ¡Desde que naciste!
Estela Navarro Escalante
¿Y sabes qué es lo peor? Que ni siquiera puedes devolvernos algo de lo que hacemos por ti. Porque ni para eso sirves
Livia no aguantó más.
Salió corriendo.
La lluvia caía sin piedad.
Las calles ya eran espejos turbios.
Y el cielo, un testigo indiferente.
Corrió hasta que las piernas le dolieron.
Hasta que el llanto se confundió con la tormenta.
Hasta que llegó a un parque casi vacío, donde los árboles se mecían como si también lloraran.
Ahí, bajo una farola intermitente, vio a alguien sentado en una banca.
Un chico. Solo. Mirando el paisaje.
Él volteó al escuchar los pasos.
Y la vio.
Mojada. Destrozada. Exhausta.
Thiago Herrera Guzmán
¿Estas bien?
Thiago Herrera Guzmán
No te voy a hacer nada, si eso te preocupa, solo… te ves triste.
Livia Rivas Navarro
No es de tu incumbencia
Thiago Herrera Guzmán
No. Pero a veces, hablar con un extraño duele menos que con alguien conocido
Ella dudó.
Y luego se sentó, en el extremo de la banca.
Livia Rivas Navarro
¿Por qué estás aquí?
Thiago Herrera Guzmán
No lo sé. A veces vengo a ver cómo llueve. Me calma
Livia Rivas Navarro
¿Y qué haces cuando no llueve?
Thiago Herrera Guzmán
Me invento tormentas
Silencio.
Livia se abrazó a sí misma.
Livia Rivas Navarro
Hoy me di cuenta de que soy la otra. De que… nunca fui elegida. Ni por él. Ni por nadie
Thiago Herrera Guzmán
Entonces, el problema no es tuyo. Es de los que no saben ver lo que vales
Ella lo miró por primera vez.
No sabía su nombre.
No sabía por qué le creía.
Pero en sus ojos había algo…
verdadero.
Livia Rivas Navarro
Me tengo que ir
Thiago Herrera Guzmán
Está bien
Livia Rivas Navarro
¿Cómo te llamas?
Thiago Herrera Guzmán
Thiago
Livia Rivas Navarro
Yo soy…
Thiago Herrera Guzmán
Livia
Livia Rivas Navarro
¿Cómo lo sabes?
Thiago Herrera Guzmán
Tal vez solo lo adivine
Y por primera vez en mucho tiempo…
Ella sintió que alguien sí la estaba viendo.
Esa noche, volvió empapada. Nadie le preguntó dónde estuvo.
Nadie se asomó a ver si llegó bien.
Pero Livia ya no esperaba nada.
Porque entendía, al fin, que algunos corazones solo saben romper lo que no entienden.
Y el de ella, por más roto que estuviera, seguía queriendo ser bueno.
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