Hace mucho tiempo había un rey quien vio a una hermosa mujer hacer magia para él en el palacio como parte de un evento, este comenzó a observarla lo que lo dejo completamente enloquecido por la gran belleza de aquella hermosa hechicera dejándola cautiva en su castillo nombrándola como su única amante, la joven dama odiaba al rey quien le había arrebatado la vida a toda su familia, pero aun así ella no pudo hacer nada contra aquel tirano gobernante, este tenía dos hijos junto a su reina, por lo que cuando la joven hechicera quedo embarazada sufrió la ira de la reina, al paso de los meses la joven tuvo a una hermosa bebe a quien nombro  Keyla, por el hermoso color de ojos y cabello que la pequeña bebe tenia, la hechicera miro a la pequeña Keyla en sus brazos y besando su frente se despidió de ella muriendo después de unos minutos. El rey quien solo deseaba el cuerpo de la hechicera se olvidó completamente de la hija que esta le había dado, y repudiaba a su hija Keyla quien siempre lo buscaba implorando algo de atención, la pequeña Keyla creció siendo intimidada por los príncipes hijos de su padre con la reina, este  jamás le prestó atención hasta que un día.

-Una epidemia su majestad, muchos médicos han sido contagiados.

Esas fueron las palabras del duque al momento de informar lo sucedido, el reino estaba pasando por la peor epidemia registrada en la historia, por esa razón el rey estaba desesperado buscando como salvar a la gente de su reino, fue entonces que vio a Keyla caminar por el jardín mientras hacía florecer las flores de su alrededor con magia “Esa niña…esa niña es mucho mas poderosa que su madre” pensó el rey al ver a su hija Keyla a quien había ignorado  completamente desde su nacimiento “ella es quien salvara mi reino” el rey mando a llamar a Keyla esa misma tarde para una audiencia, esta llego tímida y preocupada al ver a su padre el rey sentado en el trono frente a ella, esta entro en la sala e hizo una reverencia esperando las palabras de su padre.

-Keyla segunda princesa del reino, te mande a llamar para que sirvas a tu reino como es tu deber.

-¿Qué? No entiendo padr… su majestad.

-Se ha descubierto que una gran epidemia está azotando nuestro reino, Keyla tu como mi hija y la segunda princesa tendrás el deber de salvar a este reino, muéstrame de lo que eres capaz hija mía.

Dijo el rey sabiendo el anhelo de Keyla por ser reconocida por el “mi padre me dará la oportunidad de probarme ante el…si, yo puedo hacerlo” pensó Keyla mientras terminaba la audiencia y corría hacia su habitación la cual estaba en la torre abandonada que le había pertenecido anteriormente a su madre, esta al llegar tomo el collar de su madre y se lo colgó en su cuello, “Madre, le demostrare a mi padre que puedo serle útil”  se dijo a si misma Keyla mientras se dirigía junto a dos guardias al centro médico de la capital.

-Mis saludos princesa, me presento soy Héctor el medico a cargo, me han avisado con anterioridad que vendría, yo la asistiré en esta investigación.

-No, no es necesario, solo debemos saber los síntomas y como ha estado atacando el virus.

Respondió Keyla a el medico que trabajaría para asistirla en el centro médico.

-Princesa pero eso es…

-No te preocupes por favor, llévame a ver a los pacientes.

Hablo alterado el medico que la asistía, este temía que la princesa quien él debía guiar fuera contagiada, cuando el medico se enteró que una de las princesas iría a inspeccionar y tendría a cargo el centro médico de la capital para buscar una solución a la epidemia, lo primero que vino a su mente fue, que esta sería una joven delicada, egocéntrica y altanera, pero muy al contrario de lo que él estaba esperando, la chica ante sus ojos parecía humilde  realmente interesada por la salud de los pacientes.

Señor Héctor, no se preocupe no me pasara nada, por favor lléveme con los pacientes.

Dijo Keyla con un tono seguro y cordial a lo que el medico a cargo no se pudo negar, este llevo a Keyla a una sala apartada donde parecían llegar cada vez más y más infectados, entre ellos estaba la mujer y los hijos del doctor Héctor quien miro a la princesa angustiado.

Señor…ellos son… ¿tu familia?

Pregunto la princesa al ver a dos pequeños en unas camillas, mientras una mujer sostenía en sus brazos el cuerpo inerte de un infante, Keyla no podía creer lo que veían sus ojos, personas muertas al lado de los enfermos ya que no podían dejar salir los cuerpos infectados al exterior por el miedo de que la infección se siguiera extendiendo.

Si, ella es mi mujer y mis niños.

Dijo el médico con tristeza, este estaba desesperado por encontrar una solución para así salvar a su familia y no tener que despedir a otro de sus hijos.

Oh…bueno señor Héctor por favor lleve a su familia a un cuarto aparte, y déjeme con ellos unos minutos.

Respondió  Keyla mientras el medico la miraba preocupado, este vio una pequeña sonrisa triste en los labios de la princesa por lo que intento tener algo de esperanza “tal vez ella sea capaz de ver algo que yo no” se dijo a sí mismo el medico mientras llevaba a su mujer y a sus dos hijos a una sala aparte, al llegar allí la dejo a solas con su familia y Keyla les sonrió a los pequeños frotando sus cabellos, estos parecían cansados, su tez estaba pálida y tenían pequeñas heridas y salpullidos por todo el cuerpo, Keyla tomo la temperatura de los niños y luego a la mujer,  “los tres la pequeña niña de siete años tiene treintainueve, el niño de nueve tiene treintainueve cinco, y la mujer tiene cuarenta punto dos, creo que puedo hacerlo” se dijo Keyla mientras les decía a los tres que se recostaran, Keyla miro a los pequeños primero y luego puso sus manos sobre las cabezas de estos, la madre de los pequeños quedo completamente sorprendida al ver una hermosa luz dorada salir de sus manos y envolver por completo el cuerpo de los pequeños borrando completamente sus salpullidos y heridas, como también devolviéndole el color a sus mejillas.

-¿Qué…que es eso princesa?

-Tranquila, todo estará bien sus hijos estarán bien, ahora déjeme tratarla a usted.

Dijo la princesa mientras la madre de los pequeños aun no podía creer lo que veían sus ojos, fue entonces que se sentó frente a Keyla y esta hizo el mismo procedimiento con ella, la madre de los pequeños sintió una sensación muy cálida envolver su cuerpo mientras que pensaba en como sus hijos parecían haberse quedado dormidos por el cansancio, la princesa termino de sanar a la mujer y le ordeno quedarse dentro de la habitación para así tratar al resto de la gente que se encontraba fuera. La princesa mando a Héctor a reunir a los médicos y ordeno sacar a todos los muertos de la sala dejando así solo a los contagiados dentro de esta, los médicos presentes protestaron al comienzo pero después de unos minutos discutiendo hicieron lo que esta había ordenado, al momento en que todos se fueron y solo quedaron los infectados dentro, Keyla inundo la habitación con magia de sanación así fue como todos en el hospital comenzaron a sanarse por completo quedándose dormidos por el cansancio “la mayoría de los pacientes se han dormido, la magia de sanación toma prestada la energía de la misma persona para sanar el cuerpo con magia, por lo que quedan exhaustos después de sanarse” pensó la princesa mientras caminaba junto a Héctor quien le estaba muy agradecido a ella por haber salvado a su familia.

-Princesa ¿me puede explicar de nuevo por que vamos al laboratorio?

-Bueno necesito algunos frescos para darles medicamentos, estos tendrán el mismo efecto de lo que hice en la sala, esto se los daré para que lo repartan entre los aldeanos, así todos sanaran pronto, sobre los cuerpos de las personas fallecidas ya los purifique por lo que no deben preocuparse de trasladarlos.

Keyla termino de hablar y comenzaron a distribuir el mismo día los medicamentos entre los aldeanos, en menos de un mes todo el reino estaba completamente sano y no quedaba ningún rastro de la epidemia aparte de los fallecidos, Keyla volvió feliz a ver a su padre mientras que todos los aldeanos la alababan como la princesa hechicera salvadora del reino, fue entonces que al llegar  frente al rey este la miro severamente, Keyla vio frente a ella al rey, la reina, el príncipe heredero y la primera princesa, este era un escenario bastante inusual, por lo que bajo la cabeza haciendo una cortesía, la reina miro a sus hijos y sonrió maliciosamente, fue entonces que el primer príncipe hablo.

-Te lo dije padre, ella no es tu hija, solo mírala no se parece en nada a nosotros, su pelo de color inusual y esos ojos que parecen ser de una bestia, ella es espeluznante, te aseguro que esta ¡bruja! Es quien ha puesto en peligro a nuestro reino padre.

-Si padre, esta ¡bruja! Es hija de aquella hechicera quien se negó a ayudar al reino y convertirse en maga.

La reina observaba a Keyla satisfecha mientras que el rey sonreía, fue entonces que Keyla se dio cuenta de lo que su familia estaba queriendo hacer  “ellos son mis hermanos, mi padre…aunque no somos hijos de la misma madre ¿Cómo pueden hacerme esto?” se preguntó Keyla mientras sus ojos se inundaban de lágrimas, era lógico su familia quería inculparla y hacerla ver como la bruja que había extendido la epidemia en el reino para luego ganarse su favor y ser la próxima heredera al trono.

-Padre…su majestad por favor yo….yo no, yo no soy una bruja…usted me ordeno salvar al reino y lo hice, gracias al poder que heredé de mi madre pude…pude ayudarle, pude serle útil, por favor…

Dijo Keyla mientras que sus hermanos y toda su familia sonreía “ellos…ellos me acusaran” pensó Keyla cuando vio al rey levantarse de su trono y gritar con gran fuerza.

-¡Guardias! ¡Guardias arresten a esta traidora bruja, quien con su magia infecto y mato a mis súbditos! ¡traidora serás ejecutada mañana al amanecer!

-¡Nooo padre por favor no, yo no eh hecho nada malo, padre!

Grito Keyla mientras los guardias la sacaban arrastrándola de los cabellos para llevarla a una celda en el calabozo, Keyla no podía creer que su propio padre la acusara de traición sabiendo que era mentira, fue entonces que observo la luna a través de los barrotes de la pequeña ventana del calabozo, una luz tenue pero agradable ilumino la celda mientras las lágrimas de Keyla seguían brotando al saber que sería ejecutada al siguiente día por algo que no había hecho “yo…yo salve a todos, ¿Por qué me hacen esto?” se preguntó mientras se encogía en su propio sitio abrazando sus piernas en un rincón, al paso de las horas la luna ya había bajado y el sol comenzaba a salir trayendo con él la hora de su muerte, “No quiero esto, no quiero morir” sollozo Keyla cuando de pronto escucho a los guardias hablar fuera de la celda.