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LEGADOS LORIEN (Fanfic)

Cap 1

El sol se ocultaba lentamente tras las colinas mientras la camioneta avanzaba por una carretera olvidada, flanqueada por árboles altos y espesos. Dentro, reinaba un silencio tenso, sólo interrumpido por el motor y el leve zumbido de un escáner Lorieno que reposaba sobre el tablero.
John —Número Cuatro— iba en el asiento del copiloto, mirando el paisaje pasar con ojos cargados de pensamientos. A su lado, Sam conducía con una concentración poco usual, los dedos firmes sobre el volante. En la parte trasera, Seis afinaba sus cuchillas y Sarah acariciaba al beagle, que dormía tranquilo, ajeno al peso que los demás cargaban.
Sarah Hart
Sarah Hart
—¿Crees que encontremos al Número Cinco esta vez? —preguntó Sarah en voz baja.
Número # 6
Número # 6
—Tal vez —respondió Seis, sin dejar de mirar por la ventana—. Pero tengo un presentimiento... creo que encontraremos a otra persona primero.
John frunció el ceño. Desde hacía semanas, las pistas parecían llevarlos en círculos. Señales falsas, dispositivos abandonados, rastros desvanecidos. Pero esta vez, algo se sentía distinto. La energía era más densa, el bosque parecía... expectante.
John Smith (#4)
John Smith (#4)
—¿Cuánto falta? —preguntó Cuatro
Sam
Sam
—Unos treinta minutos. Si las coordenadas no mienten —respondió Sam.
Número # 6
Número # 6
—Las coordenadas siempre mienten —gruñó Seis
Apenas lo dijo, el escáner emitió un pitido agudo. Todos se tensaron al instante. Sarah sostuvo al beagle con más fuerza, y Sam frenó con suavidad, apartando el vehículo de la carretera.
John Smith (#4)
John Smith (#4)
—¿Lo sentiste? —preguntó Cuatro.
Seis asintió.
Número # 6
Número # 6
—No estamos solos.
Bajaron en silencio, rodeando la camioneta con armas listas. El bosque los envolvió con sus sombras. Se movieron despacio, atentos. Jenn aún no aparecía... pero algo sí lo hizo.
Un zumbido agudo rompió la calma. Un disparo de energía pasó silbando cerca de Sam.
Número # 6
Número # 6
—¡Mogadorianos! —gritó Seis.
La pelea estalló entre los árboles. Tres enemigos se abalanzaron desde diferentes ángulos. Cuatro disparó una ráfaga de luz, cegando a uno. Sarah corrió hacia cobertura, llevando al perro en brazos. Seis se lanzó al ataque directo, como una tormenta eléctrica viviente.
Am, menos experimentado, disparaba desde detrás de un tronco. Sus ojos se movían rápido, buscando a sus amigos, cubriéndolos como podía.
Todo parecía bajo control... hasta que un cuarto mogadoriano, oculto hasta ese momento, emergió detrás de Sarah.
Sam
Sam
—¡Sarah! —gritó Sam.
Ella se giró, pero ya era tarde. El mogadoriano alzó su arma. John corrió, sin pensar. No llegaría.
Y entonces, algo se movió entre los árboles.
Una silueta ágil, roja y brillante como fuego, cruzó el campo de visión a una velocidad inhumana. Un grito ahogado, una ráfaga de energía, y el mogadoriano cayó sin siquiera entender qué lo golpeó.
La figura desapareció de nuevo en el follaje.
Seis se detuvo. Cuatro miró alrededor.
Sarah Hart
Sarah Hart
—¿Qué fue eso? —preguntó Sarah, con voz temblorosa.
Sam no dijo nada. Sólo miraba hacia el lugar donde la figura se había desvanecido.
John Smith (#4)
John Smith (#4)
—Sea quien sea... nos salvó —murmuró John.
El combate terminó minutos después. Los mogadorianos fueron derrotados, pero la tensión no bajó. Seis observaba los árboles con ojos calculadores.
Número # 6
Número # 6
—No fue uno de nosotros —dijo—. Pero era fuerte. Demasiado.
John Smith (#4)
John Smith (#4)
—¿Número Cinco? —preguntó John.
Número # 6
Número # 6
—No —negó Seis con firmeza—. Era alguien más.
Sam se quedó en silencio. Había algo en ese movimiento, en esa figura que había aparecido justo a tiempo... una belleza salvaje, una fuerza contenida. No la había visto bien, pero había sentido algo. Algo distinto.
Esa noche acamparon cerca del río. Se turnaron para montar guardia. Nadie durmió realmente. En lo profundo del bosque, unos ojos verdes observaban en silencio. La pelirroja entre los árboles sonrió levemente.
Había encontrado a los suyos.
Pero todavia no era momento de revelarse

Cap 2

El amanecer filtraba su luz dorada entre los árboles cuando John despertó. La niebla aún cubría el suelo como un velo, y el río cercano murmuraba con calma. Seis ya estaba despierta, afilando sus cuchillas junto al fuego apagado. Sarah dormía con el beagle en brazos. Sam, sin embargo, no había pegado un ojo en toda la noche.
Seguía pensando en la figura que había salvado a Sarah.
No había sido una ilusión. Lo sabía. Y no dejaba de recordar los ojos verdes que brillaron entre las sombras.
John Smith (#4)
John Smith (#4)
—No era una humana cualquiera —le dijo a John mientras desayunaban algo enlatado—. Se movía como uno de nosotros.
John Smith (#4)
John Smith (#4)
—Tal vez sea otro Garde —se respondió John—. Y si lo es, necesitamos encontrarla antes que los mogadorianos.
Número # 6
Número # 6
—¿Y si no quiere ser encontrada? —murmuró Seis.
. . . . .
Las pistas comenzaron a aparecer lentamente. Huellas ligeras cerca del agua. Marcas en árboles que sólo un Lorieno podría reconocer. El grupo las siguió sin hablar mucho, adentrándose en el bosque como si pisaran un recuerdo vivo.
Fue Sarah quien la vio primero. Una figura sentada sobre una roca, en lo alto de una loma. El sol brillaba sobre su cabello rojo, que caía como fuego líquido sobre sus hombros. Tenía una postura relajada, casi pacífica, pero sus ojos —verdes, intensos, atentos— los observaron desde el primer momento.
Jenn.
Cuando el grupo se acercó, ella no se levantó. Los esperó con serenidad.
Jenn (#7)
Jenn (#7)
—Sabía que vendrían —dijo sin rodeos—. Estaban haciendo demasiado ruido para pasar desapercibidos.
John dio un paso al frente.
John Smith (#4)
John Smith (#4)
—¿Eres una de los nuestros?
Jenn lo miró. Luego a Seis. Luego a Sam, por unos segundos más largos.
Jenn (#7)
Jenn (#7)
—Número Siete —dijo al fin—. Me llamo Jenn.
Un silencio respetuoso se formó. Sarah dio un pequeño suspiro de alivio, mientras el beagle se acercaba a Jenn sin miedo. Ella lo acarició con suavidad.
Jenn (#7)
Jenn (#7)
—Lindo perro —susurró.
Sarah Hart
Sarah Hart
—No es exactamente un perro —rió Sarah.
Jenn (#7)
Jenn (#7)
—Ninguno de nosotros lo es —respondió Jenn.
. . . .
Durante ese día, Jenn no compartió mucho. Aceptó acompañarlos a su campamento en silencio, pero mantenía distancia. Vigilaba todo, analizaba cada gesto. Era clara su desconfianza, su necesidad de control.
Número # 6
Número # 6
—¿Dónde está tu Cêpan? —preguntó Seis con suavidad esa noche.
Jenn no respondió de inmediato. Miraba las llamas del fuego como si contaran una historia.
Jenn (#7)
Jenn (#7)
—Murió hace meses. Intentamos escondernos en un convento en las montañas. No fue suficiente. Lo mataron mientras me protegía. Desde entonces... estoy sola.
Nadie dijo nada. Sam sintió un nudo en la garganta. Quería consolarla, pero no sabía cómo.
Fue Sarah quien se sentó a su lado, sin decir palabra, simplemente compartiendo su silencio. Jenn no se apartó.
Esa noche, mientras todos dormían, Sam montó guardia. Jenn también. Estaban espalda con espalda, vigilando lados opuestos del bosque.
Sam
Sam
—Gracias por salvar a Sarah —dijo Sam en voz baja.
Jenn (#7)
Jenn (#7)
—No lo hice por ella —respondió Jenn, pero su tono no era frío—. Lo hice porque odio perder a los que aún pueden luchar.
Sam sonrió con suavidad.
Sam
Sam
—Aun así... gracias.
Jenn se giró, y por primera vez, lo miró directamente a los ojos. La tensión entre ambos era sutil, pero estaba allí. Firme como una cuerda tensa en la oscuridad.
Jenn (#7)
Jenn (#7)
—Tú disparas bien —dijo—. Pero corres mejor.
Sam
Sam
—¿Eso fue un cumplido?
Jenn (#7)
Jenn (#7)
—Tal vez.
Ambos rieron por lo bajo. Fue la primera grieta real en la barrera de Jenn.
. . . . . .

Cap 3

El camino hacia el norte era más duro de lo esperado. La vegetación se cerraba como si el bosque no quisiera dejarlos pasar. Las coordenadas de un viejo comunicador Lorieno parpadeaban en la tableta de John, marcando un punto al borde de una ciudad destruida por guerras pasadas
Número # 6
Número # 6
—Estamos cerca —dijo Seis—. Lo suficiente para que lo que sea que nos espera ya sepa que venimos.
Jenn (#7)
Jenn (#7)
—Perfecto —respondió Jenn, estirando el cuello con calma felina—. Me gusta cuando no hay sorpresas.
Sam sonrió para sí. Había algo en su forma de hablar, tan segura y ligera, que lo hacía querer escucharla más tiempo.
. . .
. . .
Al llegar al límite de la ciudad, la calma se rompió. La tierra temblaba.
Sarah Hart
Sarah Hart
—¿Terremoto? —preguntó Sarah.
John Smith (#4)
John Smith (#4)
—No... eso no es natural —dijo Cuatro, activando sus legados.
Desde lo alto de un edificio semiderruido, vieron una escena caótica: un joven de cabello rubio y ojos decididos levantaba el suelo con un grito. Columnas de piedra brotaban como lanzas desde el asfalto, arrojando a varios mogadorianos por los aires. A su lado, un hombre mayor —su Cêpan— intentaba cubrirlo, aunque sangraba por el costado.
Número # 6
Número # 6
—¡Es él! —dijo Seis—. Es el Número Cinco.
Sin dudarlo, el grupo se lanzó a la batalla.
Jenn lideró el ataque. Alzó las manos con determinación y de su entorno surgieron chorros de agua cristalina, como si la naturaleza respondiera a su llamado. Manipuló el líquido con precisión, envolviendo a los enemigos en corrientes que los derribaban con fuerza. Luego extendió su brazo, y con su telequinesis, lanzó un automóvil hacia un grupo de mogadorianos.
Uno de ellos logró acercarse demasiado, pero Jenn cerró los ojos un instante. Su cuerpo pareció desvanecerse en un destello translúcido: un efecto de camuflaje aprendido y perfeccionado con los años. Reapareció tras el enemigo y lo derribó con una onda vibratoria sutil que desestabilizó su armadura.
Número # 6
Número # 6
—¡Jenn, al flanco derecho! —gritó Seis, generando una ráfaga de viento que levantó a varios enemigos.
Jenn (#7)
Jenn (#7)
—¡Ya lo vi! —respondió Jenn, enviando un látigo de agua que azotó el suelo con fuerza destructiva.
Cuatro disparó esferas de luz, cegando a los que intentaban emboscar por el sur. Cinco, enfurecido, golpeó el suelo y abrió una grieta bajo los pies enemigos. El Cêpan de Cinco, sin embargo, no logró esquivar un disparo letal. Cayó herido, y Jenn corrió a su lado sin dudar.
Mientras tanto, Sarah protegía a un grupo de civiles atrapados. Con herramientas improvisadas, los ayudó a escapar, cubriéndolos con estructuras que creó con sus propias manos. Sam disparaba desde una posición elevada, protegiendo a todos con puntería creciente. El beagle, transformado en su verdadera forma loriena, se lanzó sobre un enemigo y lo derribó en un destello blanco.
Jenn utilizó un remanente de agua para curar rápidamente una herida en el brazo de Sarah. La joven tembló un momento, pero luego sonrió.
Sarah Hart
Sarah Hart
—¿Tú puedes hacer eso?
Jenn (#7)
Jenn (#7)
—no soy buena en esto pero con agua limpia y suficiente, sí —respondió Jenn.
. . . .
. . .
Cuando la batalla terminó, los enemigos cayeron. Jenn descendió del techo con su cabello rojo empapado y los ojos centelleando.
Jenn (#7)
Jenn (#7)
—¿Todos bien?
Sarah Hart
Sarah Hart
—Gracias a ti... sí —respondió Sarah.
Jenn se arrodilló junto a Cinco y su moribundo mentor. El Cêpan la tomó del brazo.
Cêpan
Cêpan
—Gracias... llegaron justo a tiempo... por favor, cuiden de él...
Y murió con una expresión tranquila.
Cinco bajó la cabeza. Jenn le tocó el hombro.
Jenn (#7)
Jenn (#7)
—No estás solo. Estamos aquí...
Esa noche, Jenn no se aisló. Ayudó a montar el campamento, revisó heridas con agua de manantial, y ofreció una flor a Sarah como agradecimiento por su valor. Entrenó brevemente con Seis, combinando agua y viento en ataques sincronizados. Con John, reforzó los bordes del refugio con su telequinesis. Y con Sam, compartió una conversación tranquila junto al fuego.
Sam
Sam
—Estuviste increíble allá afuera —dijo Sam.
Jenn (#7)
Jenn (#7)
—Y tú también. Me cubriste el flanco izquierdo. Si no fuera por ti...
Sam
Sam
—Siempre lo haría —susurró Sam, bajando la mirada.
Jenn le ofreció una sonrisa suave.
Cinco, a cierta distancia, la observaba con atención. Había algo en ella que lo hacía querer conocerla más.
. . .
Al día siguiente, John reunió al grupo.
John Smith (#4)
John Smith (#4)
—Ahora somos más fuertes. Pero también más visibles. Los mogadorianos van a redoblar sus ataques.
Jenn (#7)
Jenn (#7)
—Entonces que lo intenten —dijo Jenn con voz firme—. Esta vez no voy a correr.
Cinco asintió. Sarah sostuvo al beagle con fuerza. Sam ajustó su rifle. Seis levantó una mano envuelta en electricidad. John miró a todos con determinación renovada.
Eran un equipo. Y estaban listos.

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