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La Esposa Humana Del Vampiro

Capitulo:01

Una anciana mira las hermosas luces de la cuidad desde su hermoso penthouse mientras en sus manos tiene una copa del vino más caro.

Con tranquilidad saborea el delicioso vino bajando por su garganta y suspira observando la portada de su último libro “Esposa desdichada”

Trata de una joven humana llamada Laura Petro que se casa con un poderoso vampiro con dos hijos gemelos, pero ella no amaba a dicho vampiro si no a un simple barón que era el amor de su vida.

La chica odió a su familia por haberla entregado a ese rico, guapo y poderoso vampiro que hizo de su vida una desdicha junto a esos mocosos hijos suyos… Según ella.

En la novela narra que los niños mueren en una emboscada y al poderoso vampiro le quitan la vida en una guerra contra los humanos.

Laura Petro se casa con el barón al quedar viuda y viven felices para siempre.

—Patrañas.

Dice la anciana de 87 años arrugando el ceño y vuelve a darse otro sorbo de vino.

Los doctores le prohibieron tomar, pero de algo va a morir… Su lema es “Lo que no mata engorda”

La anciana italiana llamada Luciana Moretti suspira dando un retroceso a su larga vida.

Desde joven se abrió paso al mundo de los negocios y fue una rica, hermosa y sensual empresaria, pero tenía un problema, no podía tener hijos y eso jugó un papel importante en cada uno de sus matrimonios fallidos… Los hombres no quieren una mujer que no puedan darle hijos, aunque fingen quererte sin importar nada, pero la verdad es otra, siempre buscan a una amante que le puedan dar hijos propios de su sangre y eso Luciana Moretti lo aprendió con cada hombre que se casaba y le juraba amor eterno.

—Amor… No creo en eso, es una mera fantasía que los humanos inventamos.

Dice con una voz cargada de dolor… Ella una vez amó, pero su pareja le demostró con hechos que los sentimientos de ella no servían para nada… El amor no existe.

Un agudo dolor en el pecho hace que la copa de Luciana caiga en el suelo con un ruido ensordecedor y ella comienza a marearse.

—¿Este será mi fin?

Murmura con un sabor amargo mientras piensa que dejó todos sus vienes están en orden.

Su familia la tenían como un árbol de dinero, cada vez que necesitaban iban hacia ella a pedir y pedir… Ahora si muere, todos sus vienes irán a fundaciones de niños huérfanos, necesitados, y a fundaciones de personas con enfermedades terminales, su patrimonio es mucho así que será de buena ayuda… A su familia… Que se dediquen a trabajar como lo hizo ella y que suden esas nalgas gordas de silicón que tienen.

Con una sonrisa Luciana cae en su suave y costoso sofá para dar su último aliento.

(Bienvenidos a esta nueva novela, espero su apoyo a los que siempre están en cada novela, y a los que son nuevos bienvenidos...

He eliminado los capítulos de mi otra novela que estaba en proceso porque tengo que reeditarla y cambiar varias cosas que no me gustaban, sin más, espero disfruten.)

Capitulo:02

Abro los ojos y me quedo mirando fijamente el extraño techo con estilo vintage.

Pensé que había muerto… ¿Será que la chica de limpieza me encontró y me trajo al hospital?

Me incorporo lentamente en la cama, pero me siento extrañada al no sentir los fuertes dolores de espaldas que ya me tenían acostumbrada.

—Que extraño… ¿Acaso me han puesto un fuerte medicamento?

Tallo mis ojos para mirar bien la habitación en donde me encuentro, pero me sorprendo al sentir mi rostro suave y sin arrugas.

—Pero… Qué…

Abro la boca y los ojos al sentir un sueve y esposo cabello, dónde yo siempre lo he usado corto por el calor que me daba… ¿Cuánto tiempo llevo en esta cama que me creció al cabello?

Mis ojos automáticamente se dirigen a mis manos y observo una suave y delicada piel muy blanca.

—Estoy soñando.

Vuelvo a murmurar y de un salgo estoy de pies mirando mi cuerpo y toco mis pechos muy levantandos y algo generosos.

—Mis pechos estaban caídos y flácidos… Esto definitivamente tiene que ser un sueño.

Hablo y mi voz es diferente… Es como suave y delicada… Me siento extraña.

Busco un espejo, pero no veo nada parecido a eso y comienzo a caminar sintiéndome extraña por no sentir los dolores en las rodillas.

Miro mi brazo tan hermoso y como hacen las chicas en los kdramas me pellizco fuertemente.

—Auch, eso dolió.

Me quejo acariciando el fuerte pellizco que me he dado, pero no asimilo bien lo que me está pasando cuando la puerta es tocada y vuelvo a saltar del susto.

Permanezco en silencio, pero vuelve a ser tocada insistentemente.

—Adelante.

Digo como muchas veces había dicho, pero esta vez mi voz sale más delicada y suave.

La puerta inmediatamente se abre y una chica vestida de sirvienta como la época antigua y con rostro serio, ingresa con la cabeza gacha y hace una reverencia.

—Lamento interrumpirla señora Cortés, pero hace un mes que usted no sale de esta habitación y el señor exige su presencia para el desayuno.

Dice la mujer con voz baja y yo arrugo el ceño confundida.

—¿Qué?

—Señora, sé que usted dijo que no la molestara, pero son órdenes del señor.

Dice la mujer y hace una seña con las manos y por la puerta entran cinco chicas vestidas de manera igual que caminan hacia mí sin decir palabra alguna.

Yo sin saber que hacer me quedo en el mismo lugar y las mujeres comienzan a tocar mi cuerpo quitando cada prenda de la ropa que llevaba puesta para luego arrastrarme hacia otro inmenso cuarto.

Observo una hermosa tina con bordes dorados muy lujosa.

—Mi señora, lamento que sea de esta manera, pero debo de seguir las órdenes del señor.

—De acuerdo Lidia.

Arrugo el ceño al decir el nombre de la mujer y algunos recuerdos llegan a mi mente haciendo que sienta un agudo dolor de cabeza, pero no me da más tiempo para pensar cuándo las mujeres me entran a la tina que la verdad huele muy bien y comienzan a estregar mi cuerpo delicadamente.

Cierro los ojos al ver como me consienten y me relajo disfrutando del momento.

—Esto es genial.

Murmuro dando un suspiro de satisfacción.

—Si esto es un sueño... Voy a disfrutar al máximo.

Murmuro para mí misma.

Las chicas me sacan del agua y secan mi cuerpo haciendo todo un ritual en mi cuerpo que la verdad me encanta al sentir esos ricos aromas tan delicados.

No muevo ni un dedo y solo siento que aprietan aquí, aprietan allí, me dan leves masajes peinan mi cabello consienten mi rostro hasta que terminan.

—Bien, se pueden retirar.

Escucho la voz de Lidia y abro los ojos.

—Ahí está el espejo mi señora, sé que a usted no le gusta mirarse, pero por favor, haga el intento.

Ella me señala un enorme espejo y camino hacia el abriendo la boca cuándo me miro.

Waoo, pero que hermosa soy.

Pienso tocando mi rostro, nariz labios... Cabello... Que hermoso cabello rojo tengo.

—No me gusta este vestido.

Murmuro arrugando el ceño.

—¿Dijo algo mi señora?

—No.

Le sonrío de medio lado y la mujer solo asiente.

—Bien, entonces sígame señora, el señor ya la espera.

No digo nada y sigo a la mucama por unos largos, oscuros e interminables pasillos.

Paso por un enorme ventanal y al mirar afuera todo está oscuro así que deduzco que es de noche.

Luego de bajar unas largas escaleras, Lidia camina hacia otro corto pasillo y abre unas gigantescas puertas de mármol.

—Mi señora, no haga al señor enojar por favor, sé que él no es de su agrado, pero téngale un poco de paciencia.

Ella me cede el paso y yo entro a una lujosa sala muy iluminada con un gigante comedor.

—Llegas tarde.

Escucho una ronca voz que me hace mirar a esa dirección de inmediato.

—Per l'amor del cielo. ( Mierda por todos los cielos)

Muerdo mis labios al ver al guapo hombre sentado en la cabeza de la mesa con la fija mirada hacia mí y eso hace que un escalofrío rrecora todo mi cuerpo... Lo bueno que este cuerpo ya no es anciano... Jejeje.

Capitulo:03

A pasos firmes y delicados camino hasta sentarme junto al guapo hombre que al mirarlo más de cerca está más bello.

—Ya no tengo hambre, papá ¿Puedo irme?

Escucho una pequeña voz muy fina y dirijo mi mirada hacia cuatro pares de ojos que me miran con mala cara, pero luego la niña sonríe de manera muy maliciosa haciendo que alce las cejas.

La niña es hermosa, pero a simple vista se mira lo malcriada y consentida que es, en cambio, el niño no cambia su cara y solo me mira con desagrado.

—Después de cenar puedes irte.

Detengo mi respiración al escuchar esa ronca voz que me hace tener pensamientos muy malos.

Cómo era esperarse la niña hace una pataleta digna de darle unas nalgadas, pero no se mueve de la silla y se cruza de brazos enojada.

Mis manos pican por corregirla, pero mantengo la compostura mientras tomo un poco de aire que me hace falta bastante.

Varios sirvientes llegan con muchos platillos y organizan todo muy delicado y hermoso, hasta me dan ganas de no tocar nada.

Los sirvientes hacen una exagerada reverencia y luego se retiran.

El guapo hombre que está a mi lado comienza a servir su comida y los niños y yo le seguimos atrás.

Degusto la deliciosa comida con gusto y la verdad todo está muy rico, todo está al punto y bien cocinado.

Levanto la mirada hacia los niños y un ojo me comienza a parpadear cuándo miro que apartan los vegetales a un lado.

—No, no... Los vegetales también se comen.

Hablo en un tono de voz serio, pero la verdad me sale muy suave y delicado.

—Nosotros no comemos eso, y tú no, no puedes obligar.

Dice la niña con altanería y arrugo el ceño mirándola con seriedad mientras menciono.

—No se van a levantar hasta que terminen de comerse todos los vegetales.

Mi tono de voz sale muy lento y pausado.

—¡Papá!

Lo llama con voz chillona y él solo mira sus alimentos.

—Ya la escucharon, no se diga más.

Ambos niños me miran con rabia, pero solo sonrío de medio lado mientras me llevo un trozo de pollo asado a la boca... Mmm, esto está delicioso.

De reojo los observo y ellos comen con rapidez todos los vegetales hasta terminarlos todos.

—Ya terminamos ¿Feliz?

Sonrío y asiento dejando mis utensilios de comida con delicadeza.

—Muy feliz.

La niña solo frunce el ceño y el niño mira a su papá fijamente.

—Mi hermana y yo hemos terminado ¿Podemos retirarnos?

La forma de hablar del niño me sorprende bastante, habla como si fuera un adulto.

—Pueden retirarse.

Dice y ambos niños se marchan con rapidez sin mirar atrás.

Hago el intento de levantarme, pero su voz me detiene y lo miro.

—Mañana debemos partir para la capital, en tres días es el cumpleaños del emperador y debo llegar con tiempo de antelación.

—Mmm, está bien.

—No quiero berrinches ni niñerías, ya he tenido suficiente en estos dos últimos años, compórtate como una duquesa a mi altura.

Su rostro no se mira muy feliz y observo como se levanta de su asiento y antes de marcharse dice.

—Partiremos después del desayuno, espero no tener inconvenientes.

Solo observo su ancha espalda mientras me quedo sentada en la soledad de la enorme mesa.

—Este sueño se está complicando un poco.

Susurro y me levanto para irme también, no me pienso quedar sola en este solitario lugar.

—Lo hizo muy bien mi señora, solo no debe de hacer enojar al señor y todo marchará bien.

Dice la sirvienta y solo asiento mientras camino por el mismo pasillo por el que vine.

Al llegar a la habitación, la chica me quita la ropa y me pone una extraña bata toda fea, pero no presto mucha atención y me lanzo a la cama quedándome dormida inmediatamente.

(...)

Abro los ojos de golpe mientras mi corazón golpea mi pecho con fuerzas... Todos los recuerdos de este cuerpo vinieron a mí mientras dormía y la verdad es que no estoy en un sueño.

Estoy en la historia de la última novela que leí...

—Carajo que mala suerte es la mía.

Murmuro mientras me levanto de la cama y comienzo a caminar alrededor de la inmensa y lujosa habitación.

—Mi nombre es Laura Petro, esposa de un poderoso vampiro llamado Victor Cortes y madrastra de dos niños gemelos mitad vampiro y mitad humano...

Mi vista se dirige a un último cajón de la mesa de noche y camino hacia ahí, encontrándome con varias cartas que este cuerpo guarda de su amado Richard Harrison... ¿Acaso estaba loca? Teniendo semejante bombón... ¿Estaba detrás de un bueno para nada? Esto es increíble.

Salto del susto cuando la puerta es tocada y cierro el cajón de inmediato.

—Adelante.

La misma mujer de ayer entra a la habitación y según los recuerdos de este cuerpo es la dama personal de Laura Petro, Lidia.

—Ya se ha levantado mi señora.

Dice y asiento sin decir nada más.

Ella se acerca a mí y con sigilo me entrega una carta.

—Mi lord dice que la estará esperando después del desayuno mi señora.

Arrugo el ceño y entrecierro los ojos.

—Quema la carta.

—¿Qué?

Pregunta con sorpresa.

—Quema la carta Lidia, de ahora en adelante no recibiremos más carta de lord Harrison.

Lidia me mira con sorpresa, pero hace una pequeña reverencia.

—Cómo ordene mi señora.

Dice acercándose a la chimenea.

—Lidia.

—Si mi señora.

—Quema las otras cartas que están en mi cajón, no quiero rastros del barón Harrison.

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