Alice era la hija más joven del barón y la baronesa Alembert, había sido una joven, talentosa desde pequeña, a los dieciséis, ya era toda una belleza, un largo cabello blanco como la nieve, hacía fuego con sus ojos celestes, lucia un cuerpo delgado y era alta, más que la mayoría de su edad, desde pequeña demostró su talento con la magia y la espada, cuando la guerra se declaro entre el país del norte y el país del sur, ella se enlistó en nombre de su familia, para pelear contra el enemigo; en el campo de batalla demostró gran valentía y obtuvo grandes triunfos, gracias a ella, obtuvieron la victoria, el Rey agradecido, elevó el estatus de su familia a Marquéses y a ella, le ofreció, ser la esposa del príncipe heredero, Alice no podía estar más que feliz, porque desde pequeña, le había gustado el príncipe heredero, él por su parte, aceptó gustoso ese matrimonio, ya que no le era indiferente a la chica, pero, su vida perfecta se vio interrumpida, con la llegada de la hija de un conde, la joven Edith Wilson, una linda chica rubia de ojos azules, era una chica alegre y que dejaba a todos encantados con su bondad, se especializaba en magia de curación, algo completamente diferente a Alice que trabajaba con magia de combate, siendo su especialidad el hielo, para desgracia de Alice, el príncipe heredero, Alán Collins, fijo sus ojos en Edith, quedo encantado con esa rubia tan alegre, Alice cegada con los celos, hizo todo lo posible para alejar a Edith del príncipe Alan, pero esto solo la llevo a ganarse el odio del chico, así finalmente, el día de la fiesta oficial de su compromiso, Alán expuso que Alice fue una mujer malvada contra la pobre e indefensa Edith, el Rey no podía creer que esa chica quien fue considerada una heroína para el país, ahora actuaba como una villana.

- yo, con el poder que me confiere este país como Rey del norte, despojo a la familia Alembert de su títulos de Marqués, el compromiso es cancelado y por las fechorías de Alice, sus familia debe ser echada de la ciudad, mientras que Alice, será llevada a prisión por el intento de asesinato contra la joven Edith Wilson.

La corte y el país entero, no podía creer que su heroína fuese tan malvada, mientras era llevada al carruaje de la prisión, la multitud la abucheo y hasta le lanzó piedras, mientras la maldecian, era increíble como en cuestión de segundos, todos olvidaron lo que la chica hizo por todos, por su país y su gente; Alice no soportó más, empujo a los guardias y golpeo a cuánta gente pudo, quizás lo más lo útil seria, el usar su magia, pero sus poderes eran restringidos por los grilletes que le habían colocado en las manos.

- ustedes que saben!!! Le creen a esa mujer sin siquiera averiguar nada! Un día se arrepentirán! Yo, Alice Alembert, prometo que pagaran por esto!

Un guardia la jalo del cabello y la hizo meterse al carruaje.

En prisión, sufrió una y otra vez torturas cada día, efectuadas por los guardias, quienes recibieron esa orden del príncipe Alán, como venganza por el daño que le había hecho a su amada Edith.

Alice ya estaba respirando su último aliento, por todo el daño que su cuerpo había recibido. Como pudo, dibujo un circulo mágico en la pared, usando su propia sangre.

- escucha mi llamado, ayúdame a obtener la justicia que merezco, ayudame a librarme de todos aquellos que me han hecho daño y me han condenado por sus propios beneficios.

El circulo empezó a brillar, cubriendo todo el cuerpo de Alice, la cual cerro los ojos cubriéndose con las manos la cara; la luz desapareció y cuando abrió los ojos, lo primero que ve, es un techo blanco con detalles en dorado, se sentó observado a su alrededor, no sabe bien lo que pasa, sus recuerdos son algo confusos, pero pudo recordar que antes de cerrar los ojos, estaba en la prisión.

Bajo de la cama y al ver con más atención, esa habitación, era la que tenía, mucho antes de irse a la guerra.

La puerta se abrió y quien entro era una señora mayor, su nana Annie, la mujer traía cargando un largo vestido blanco.

- señorita Alice, aquí esta su vestido, debe ser emocionante, poder presentarse ante la sociedad por primera vez.

Alice seguía sin entender bien lo que pasaba.

Ahí estaba, frente a ella, el vestido blanco, ese que recuerda haber usado durante su presentación en sociedad, fue ahí donde por primera vez bailo con el príncipe Alán, de quien había estado enamorada durante su infancia y con quien finalmente pudo comprometerse años después; si el tiempo retrocedió, entonces esta justamente unos meses antes de que iniciara la guerra, vaya suerte la suya, tener que volver a pelear por el país que la abandonara por una simples calumnias "no, esta vez, no necesito pelear por ellos" pensó.

- señorita Alice ¿pasa algo con el vestido?

Annie se extrañaba de verla mirando fijamente el vestido. Finalmente Alice salió de sus pensamientos y sonrió a su Nana.

- no, Nana, el vestido es perfecto, pero, creo que si lo veo mejor, no me gusta tanto.

- señorita, encontrar otro vestido justamente un dia antes es imposible. Dudo que quede uno tan bello como ese, no olvide que todas las señoritas de su clase, estarán debutando mañana.

- lo se Nana, no te preocupes, en mi clóset debe haber algo. Ayúdame a buscar.

Si va cambiar, lo primero que debe hacer, es evitar llamar tanto la atención, de ese modo, evitará que el príncipe la invité bailar.

Entre todas prendas, encuentra uno que realmente le llama la atención y puede servir para no ser tan llamativa y al mismo tiempo, lucir elegante.

- nana, lo encontré, usaré este.

Era un traje parecido a los esmoquin que los hombres suelen usar, era blanco, con sus toques femeninos, nisiquiera recuerda, en que momento lo obtuvo en el pasado.

- ¿esta segura? No luce como para una presentación.

- es perfecto, lo importante es ser elegante, no llamativa.

No va cuestionar la decisión de su señorita, pero seguramente la madre de esta, se va alterar cuando vea que clase de ropa piensa usar Alice, bien se sabe que su madre, se toma muy en serio esta clase de presentaciones ya que es su oportunidad de que alguien importante se fije en su hija y así conseguir un matrimonio con un hombre de alto estatus.

Por otra parte, Alice no estaba interesada en eso, al menos no ahora, sabiendo lo que le espera el futuro y su plan, es sin duda, encargarse de que todo cambie.

Como aun estaba algo aturdida por todo, cuando llegó la hora de comer, Alice no bajó, incluso le pidió a sus nana que no la molestarán, primero debe asimilar mejor todo y pensar que hará para cambiar todo; lo primero que hizo fue hacer sus notas, lo primero en ello, era mantenerse lejos del príncipe Alán y de ese modo también evitará a Edith, la causante de su desgracia, lo segundo, es reflexionar sobre si va o no, a pelear cuando la guerra contra el país del sur inicié.

- eso es, lo principal es la guerra.

Saltó de su asiento, ya recordó que todo empezó cuando ella volvió de la guerra siendo la heroína del país.

- pero, si no peleo ¿ganarán sin mi?

Ella fue la heroína del país porque logro acabar con el rey demonio del país de Sur, apoyó las manos en su escritorio.

- si, ya se, evitemos que el Rey demonio declaré la guerra!

Ahora que Alice ya estaba más centrada en lo que ha pasado y justo ha llegado el día de la presentación en sociedad, desearía no ir, pero su madre le ha insistido, su madre tuvo que irse antes debido a que debía ayudar en la preparación de la fiesta, por lo que le pidió a Annie que se asegure que Alice asista a la fiesta a tiempo; la hora llego, Annie la ayudo a peinarse, aunque no fue un peinado muy llamativo, más que nada, era solo dejar acomodado el cabello, cuando por fin llego a la mansión de la familia de la Reina, bajo del carruje acompañada de Annie, era normal que las señoritas fuesen acompañadas por sus sirvientes personales, mucho se le habían quedado viendo, cuando iban llegando, antes de bajar al salón, eran anunciados, poco a poco fueron bajando las señoritas y fue cuando Alice noto a cierta chica rubia, que bajaba las escaleras mostrando una cálida sonrisa ante todos, el encargado de la presentación la anuncio.

- la señorita Edith Wilson, hija del Conde Jonh Wilson.

Todos los ojos estaban sobre ella por lo bella que lucia, las chicas se acercaban para elogiar su hermoso vestido.

No sabe como es que pudo sentir celos de esa niña tan ingenua, aún así, fue la causante de su caída, justo ahora se esta conteniendo para no bajar ahí y congelar su pequeño y débil cuerpo; fue sacada de ese pensamiento cuando escuchó las voces emocionadas de las chicas que estaban delante de ella, al mirar abajo, era el príncipe Alán, un chico sin duda, guapo, de cabello procuro y ojos castaños, vestía como todo un príncipe de cuentos de hadas, así como sus acciones también lo eran, pues le ofreció una flor a cada dama, pero dejo la última y más linda, para entregársela a Edith, las chicas solo mencionaban lo celosas que estaban, pues el príncipe le pidió a la rubia que lo acompañara a su mesa.

Así llego el turno de Alice de pasar y fue anunciada.

- la señorita, Alice Alembert, hija del Barón y la Baronesa Alembert.

Bajo despacio las escaleras, todos fijaron su mirada en ella y su particular vestimenta, traje blanco, con un pequeño chaleco que le daba toque femenino, junto con las botas de tacón alto, si bien, ella era alta, esos tacones resaltaban esa altura y la hacían ver con una figura perfecta, su cabello ligeramente rizado, ayudaba a completar su look, nadie podía creer que Alice llegará con esa vestimenta tan particular, incluso su madre, la cual se sintió enojada, porque no uso el vestido que ella compró; las chicas enseguida se acercaron a Alice para felicitarla por su ropa, ya que era linda y le quedaba perfectamente. Incluso el príncipe aun cuando estaba en compañía de Edith, se le quedó viendo, cuando la música empezó, el príncipe se apresuro a ir hacia Alice.

- señorita Alembert ¿me permite esta pieza?

Alice sintió una punzada en el pecho al ver a ese chico frente a ella, pero tenía que ser fuerte y evitar a toda costa acercase a él.

- se lo agradezco alteza, pero prefiero sentarme y observar.

Sin darle tiempo de insistir, le dio la espalda para alejarse de él.