CONDÉNAME
El silencio del hielo
“Si nacer fue un error, entonces déjame arder con belleza antes de desaparecer.”
Nació en un barrio sin nombre, en un lugar donde los Omegas eran propiedad sin valor. A los diez años, ya había aprendido que el cuerpo no siempre te pertenece, que los gritos a veces solo provocan risas, y que llorar no salva a nadie.
Su infancia fue un cuarto sin ventanas, olor a orina, cadenas en la puerta, y las voces de adultos que lo visitaban sin permiso, sin alma, sin cara.
Nunca aprendió a rezar. Solo a quedarse quieto.
A los once, escapó. Su cuerpo temblaba. Su cabeza estaba vacía. Pero sus pies se movían.
Terminó durmiendo bajo las gradas de un estadio de hielo abandonado.
Y entonces vio a alguien patinar. No con fuerza, sino con belleza.
Esa fue la primera vez que pensó que quería existir por algo más que para ser tocado.
Lucien Frankles (O.P)
—patinando—
x
¿Ya lo viste?, parece que fuera agua en el hielo, se desplaza sin ningún error de por medio. —mirando al chico asombrada—
x
Sí, dicen que es el mejor del equipo, aunque grace siempre se molesta cuando le mencionan eso. —suspira—
x
Agh! Solo amargas el momento hablando de él, mejor vámonos ya. —camina fastidiada—
x
—encoge los hombros y la sigue—
Lucien Frankles (O.P)
….. —Mira en la dirección donde se encontraban los chicos/ suspira y se acerca—
Lucien Frankles (O.P)
Aún siguen creyendo… ¿que soy el mejor del equipo? —arquea una ceja dudando y encoge los hombros—
Lucien Frankles (O.P)
—Arrastrándose mientras camina/ asustado entra y mira todo sorprendido—
Lucien un niño de once años, miro donde se encontraba, en una pista abandonada, con luces tenues. Cristales rotos en los bordes. Un único hombre limpiando con una máquina vieja. Lucien se acercó como un animal herido. No habló. Solo observó.
x
¿Tú, que quieres? —Sin mirarlo mientras sigue limpiando—
Lucien Frankles (O.P)
Limpiar… —susurró levemente—
x
¿Y a cambio de qué, pequeño mocoso?
Lucien Frankles (O.P)
D-de.. dejarme patinar, aquí. —dijo firme mientras temblaba—
El hombre soltó una risa, ronca, amarga. Lo miró por primera vez.
Lucien tenía los labios rotos, una ceja mal curada, y los ojos más fríos que el hielo.
x
Tú no eres patinador, niño.
Lucien Frankles (O.P)
Todavía no…
A los veinte, Lucien flotaba sobre el hielo como si no tocara el suelo.
Los jueces decían que era arte.
El público decía que era hermoso.
Lucien solo pensaba en desaparecer.
El hielo no preguntaba. El hielo no tocaba. El hielo dolía, sí, pero era un dolor que él elegía.
Lucien Frankles (O.P)
—Finaliza levantándose poco a poco mientras gira impecablemente—
Lucien Frankles (O.P)
—serio patina hasta la salida—
Grace Marrow (G)
—mirándolo con odio—
Kavin Astrid (G)
Tranquilo grace, no creo que califique, su primer giro cuando entró fue de burla. —ríe y mira con desdén a lucien—
Lucien Frankles (O.P)
—Pasa de largo ignorándolos por completo—
Lucien Frankles (O.P)
(Idiotas…) —tensa la mandíbula—
x
¡¡¡El ganador es frankles!!! —camina feliz y pone la medalla sobre este—
Lucien Frankles (O.P)
—Serio levanta la mirada firmemente—
Grace Marrow (G)
¿Qué? ¡Soy el maldito segundo lugar! — irradiando rabia—
Kavin Astrid (G)
Tranquilo grace… solo fue cosa del jurado.. —da leves palmadas sobre su hombro—
Grace Marrow (G)
—se muerde el labio y penetra con la mirada al omega—
Lucien Frankles (O.P)
(Que patético..) —chasquea la lengua levemente y ladea disimuladamente el cuello—
Esa noche, después de una ardua presentación, lo estaban esperando en la salida trasera. Un auto negro. Junto con un chofer sin expresión.
Lucien Frankles (O.P)
¿Tengo que subir? —frunce el ceño—
x
—asiente sin expresión alguna—
Lucien Frankles (O.P)
—Entra/ Toma el sobre que estaba al lado suyo y lo abre—
Lucien lo abrió sin emoción alguna. Dentro, había una tarjeta:
“Busco belleza rota, no perfección. Trabajo silencioso, bien pagado. No se pide experiencia, solo obediencia.”
—A. S.
Lucien Frankles (O.P)
(¿Cómo se supone que debo negarme? Si no causa ninguna emoción en mí) —mira al frente—
Lucien cruzó mirada con el chofer, quien de inmediato la retiró, pero bajo su mano hasta su pantalón. Y sostuvo delicadamente un arma, como obligando al chico a tomar una decisión rápida, sin juegos ni titubeos.
Lucien Frankles (O.P)
..… —aprieta la tarjeta—
Lucien Frankles (O.P)
¿Ya casi llegamos? —gira su rostro—
x
Aún falta, joven frankles. —Voz seria y firme—
Lucien Frankles (O.P)
… —devuelve la mirada a la ventana—
La casa no respira
La mansión se encontraba lejos de la ciudad. Cercada por árboles altos, sin vecinos, sin ruido.
Una estructura enorme, oscura, antigua, pero cuidada con precisión casi obsesiva.
Lucien llegó con una sola maleta. Su traje de hielo aún colgaba dentro, envuelto en papel.
Lucien Frankles (O.P)
—baja y mira todo algo inexpresivo—
x
—baja la maleta de este y la deja a un lado suyo—
Lucien Frankles (O.P)
¿Qué? Pero…
x
—Sube al auto nuevamente y maneja rápido desapareciendo de la vista del omega—
Lucien Frankles (O.P)
Al menos no pesa mucho… —mira su maleta y la toma cargándola con una mano mientras sube las enormes escaleras que lo llevaban a la puerta—
Lucien Frankles (O.P)
Agh!.. —agitado—
Lucien Frankles (O.P)
B-bueno… creo que es mucho mejor patinar, que subir escaleras… —extiende su puño para tocar la puerta—
La puerta se abrió antes de que pudiera tocarla.
Y ahí estaba él.
El hombre.
Alto, delgado, con un rostro afilado, sin expresión. Piel pálida. Ojos grises como acero húmedo. No sonrió. No extendió la mano.
Pero lo miró.
No como un Alfa mira a un Omega.
Lo miró como si ya lo conociera. Como si supiera exactamente cuán profundo podía caer un ser humano… y aún así lo quisiera dentro de su casa.
x
Eres puntual. —mirándolo fijamente —
Lucien Frankles (O.P)
No tengo a donde volver.
x
Bien, entonces adelante. No me gusta esperar. —se aparta dándole pase—
Lucien cruzó la puerta. El aire dentro olía a madera vieja, a invierno contenido, a silencio.
Lucien Frankles (O.P)
—se gira sintiendo extrañeza—
Lucien Frankles (O.P)
¿Cuál es su nombre?
x
No tienes porque saberlo. —caminando por el pasillo—
x
Solo necesitas trabajar. Obedecer. Y no mentirme jamás.
Lucien Frankles (O.P)
..… —asiente—
El hombre se detuvo, lo miró por encima del hombro, y dijo en voz baja:
Lucien Frankles (O.P)
¿Le gustó?
Lucien al escuchar su comentario bajó la mirada, pero el hombre aún no había terminado.
x
Porque nadie debería bailar con tanto dolor…
…y seguir siendo hermoso.
x
—sube las escaleras desapareciendo de la vista de este—
“Ante tal comentario no dije nada, solo me quedé callado. Como una estatua en una vitrina, inmovilizado, sin expresión, sin reacción alguna. Solo con el estómago revuelto. Apenas podía procesar, las palabras que habían emanado de la boca de aquel atractivo y serio hombre.”
Lucien Frankles (O.P)
—caminando por la mansión mirando todo con detalle—
La mansión tenía algo antinatural.
Como si hubiera sido construida sin intención de que alguien realmente viviera en ella.
Las habitaciones estaban limpias, ordenadas, perfectamente alineadas… pero frías.
Como si todo ahí estuviera esperando.
Lucien se adaptó al trabajo rápido. No hablaba. No preguntaba. No se acercaba.
El Enigma —ese hombre que aún no le había dado nombre— desaparecía durante el día.
Solo regresaba de noche, en silencio, con pasos tan suaves que Lucien apenas los oía.
Pero los sentía.
Sentía cuando el aire cambiaba.
Como ahora.
Estaba limpiando la biblioteca cuando ocurrió.
El polvo flotaba entre la luz de las ventanas cerradas. Una corriente apenas perceptible pasó por el pasillo.
Y la piel de Lucien se erizó sin explicación.
Su pecho se tensó.
Su cuerpo, siempre controlado, tembló por una fracción de segundo.
Instinto. No pensamiento.
Lucien Frankles (O.P)
(Ese enigma… esta cerca de aquí) —jadea levemente—
Lucien Frankles (O.P)
(Ese… imbecil…) —deja caer el paño que tenía en manos—
Lucien Frankles (O.P)
Mierda…
Lucien Frankles (O.P)
—se inclina para recogerlo—
Al inclinarse, aquel omega sintió una punzada que cruzó por su vientre. Calor. Súbito. Profundo.
Lucien Frankles (O.P)
Ahg! —se endereza torpemente y siente unas pequeñas gotas de sudor recorrer su cuello—
Lucien Frankles (O.P)
¿Qué…?
Lucien Frankles (O.P)
Carajo, algo raro está pasándome…
Su cuerpo empezaba a comportarse como si algo se estuviera despertando.
Lucien Frankles (O.P)
Iré a prepararme un té… tal vez, solo son mis ansias. —camina algo acalorado—
Esa noche, el Enigma volvió.
El cuerpo no pregunta
Lucien preparaba el té como cada día. Su mirada fija en la bandeja, en la porcelana, en no temblar.
Pero cuando entró al salón, el Enigma ya lo esperaba. De pie, junto a la ventana.
La luz del fuego lo dibujaba como una sombra viva.
Lucien no supo si sus pasos eran suyos o dictados por algo más.
Colocó la bandeja sobre la mesa. Pero el calor en su cuerpo aumentó.
El Enigma se volvió lentamente.
Sus ojos lo atravesaron. Fríos. Inquietantes.
Lucien Frankles (O.P)
—inmóvil—
Lucien Frankles (O.P)
¿Qué?
x
Hace días. Apenas era un matiz. Hoy… es más fuerte.
Lucien Frankles (O.P)
No estoy en celo.
La voz del Enigma era grave. No dura, ni violenta…
Era control. Puro. Cruel. Tentador.
Lucien Frankles (O.P)
—aprieta levemente los dientes—
Lucien Frankles (O.P)
N-no he sido marcado aún.
El Enigma se acercó. Un paso. Otro. Y otro más.
Lucien no retrocedió. Pero sus rodillas temblaban. Su garganta se cerró. Su pecho ardía.
Instinto.
Cuando el Enigma estuvo a menos de un metro, ambos se detuvieron.
Los cuerpos hablaban sin moverse.
La tensión se podía cortar con un suspiro.
Pero nadie respiraba.
x
Tu cuerpo… empieza a reconocerme.. —voz baja—
Lucien Frankles (O.P)
—levanta la mirada tembloroso— No quiero eso.
x
Nadie lo quiere. —susurra levemente—
Y entonces, como si el universo decidiera recordarle lo frágil que era, Lucien tropezó hacia atrás, directo contra el borde de la mesa. El borde de cristal se rompió en un chasquido seco.
Un corte. Sangre.
Lucien cayó de rodillas. Su respiración agitada. El olor a hierro mezclándose con su aroma…
Y el Enigma se inclinó.
Lo tomó del brazo. No con violencia. Pero sí con firmeza.
Lucien sintió su calor. Su piel. El pulso contenido.
El cuerpo le respondió con una oleada de calor líquido entre las piernas.
x
No! No! No! —respirando agitadamente—
Lucien Frankles (O.P)
—jadea mirándolo—
x
No lo estás eligiendo. Lo estás sintiendo!
x
—se aparta de golpe alejándose del omega—
Lucien Frankles (O.P)
P-pero…
Lucien se levantó tambaleando, sangre aún en la mano, pero algo peor que dolor latiéndole en la entrepierna.
Deseo.
Y por primera vez en años, lloró en silencio.
No por miedo.
Sino por hambre.
Lucien Frankles (O.P)
—jadeando— ~¡Ahh!~
Lucien Frankles (O.P)
~amngh~
Lucien Frankles (O.P)
~L-lo deseo… tanto!~ —sintiendo dolor y punzadas—
Lucien Frankles (O.P)
~¡Maldito enigma!~ —Desprendiendo feromonas incontrolablemente—
x
—Detrás de la puerta aguantado el deseo por el omega— (Mierda…)
x
(Lucien huele como algo que no debería existir…un Omega roto… que despierta en mi, una condena.)
x
—sintiendo una pequeña €re€cc¡0n—
x
(Tengo que irme de aquí… antes de que cometa el mismo horror impensable) —corre escaleras abajo—
Lucien Frankles (O.P)
¡Mmm, no! —moviéndose dormido—
Lucien Frankles (O.P)
¡Ahg! ¡Duele! —se mueve sintiendo dolor—
Lucien Frankles (O.P)
¡NO! —despierta de golpe—
Lucien soñó que alguien lo marcaba.
No con dientes. Con fuego.
Despertó jadeando, con el cuerpo ardiendo bajo las sábanas. El aire estaba espeso.
Todo en su piel pedía contacto. Todo en su vientre temblaba.
El calor entre las piernas le bajaba como veneno dulce, lento, inevitable.
Lucien Frankles (O.P)
—se sienta respirando con dificultad—
Lucien Frankles (O.P)
(Maldición… mi ropa interior está… mojada) —se mira así mismo—
El omega se inclinó hacia el piso, buscando aire. Pero el aire tenía su olor.
Auren.
Aunque el Enigma no estuviera ahí, su esencia estaba impregnada en cada rincón.
Lucien Frankles (O.P)
(Debería bañarme… me siento muy… caliente) —suspira y se levanta para después caminar hacia el baño—
Al entrar, lucien abrió el grifo con fuerza. Agua fría.
Quería apagar el incendio. Pero no venía del cuerpo.
Venía de más adentro.
Lucien Frankles (O.P)
No… Todavía no es celo.
Lucien Frankles (O.P)
No puede serlo… —muerde sus labios ansioso—
Y sin embargo… lo era. Lento, silencioso, como si el cuerpo hubiese estado esperando ese momento durante años.
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