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LOS DOS MARIDOS DE ACARA

Capítulo 1: ESE HOMBRE

La noche estaba oscura, las nubes se cernían sobre el cielo, encapotándolo por completo. Los relámpagos cruzaban el firmamento, anunciando una tormenta inminente.

En la gran mansión, una hermosa mujer corría por los pasillos en total oscuridad. La tormenta había cortado la energía hacía rato, pero lo que realmente la hacía estremecer era la presencia de ese hombre. Lo conocía demasiado bien, y el miedo se mezclaba con una extraña anticipación.

—Tengo que esconderme… Ha vuelto. Debo calmarme. Si me atrapa, me arrastrará a la cama… Pero, ¿por qué ahora? —susurró, ocultándose tras un sillón. Sabía lo que sucedería si la encontraba, y aunque lo conocía, su presencia la intimidaba.

Justo cuando intentaba escapar hacia la puerta, una voz fría y cínica resonó en la penumbra. Estaba más cerca de lo que creía.

—Esposa… Vuelvo después de tanto tiempo, y ni siquiera me recibes como es debido. ¿No me has extrañado? —La voz grave y masculina hizo que un escalofrío le recorriera la espalda.

Acara Larrosa, la hermosa rubia, sintió que el rubor le ardía en las mejillas. Habían pasado años desde la última vez, pero recordaba demasiado bien lo que ese hombre era capaz de hacer.

Tragó saliva con dificultad mientras buscaba una salida.

Pero no hubo tiempo. Unos brazos fuertes la atraparon por la cintura, y el aliento cálido del hombre le rozó la oreja:

—¿Te escondes de tu esposo? Eres cruel… Creo que mereces un castigo. Te he mimado demasiado, y ahora pagarás por tu atrevimiento —murmuró en advertencia con una profundidad casi infernal.

Antes de que pudiera reaccionar, él la alzó en vilo y la llevó al dormitorio. Acara sabía lo que le esperaba: había ocurrido exactamente lo mismo hacía cinco años.

En la habitación, la arrojó sobre la mullida cama. El hombre miró alrededor, como si evaluara los cambios en su ausencia. Los relámpagos iluminaron su rostro —guapo, pero con una mirada que helaba la sangre—. Acara lo observó, y a pesar de todo, no pudo evitar sentir aquella atracción peligrosa.

De repente, él se subió a la cama, sujetó sus muñecas y la inmovilizó bajo su cuerpo. Sus labios rozaron su cuello, haciéndola jadear.

—No…, piedad, por favor —murmuró, pero su piel se erizó, traicionándola. ¿Por qué me siento así? ¿Será la abstinencia de cinco años?

O quizá, simplemente, ese hombre era un demonio.

Al día siguiente

Acara despertó apenas cubierta por una sábana. Su cuerpo pesado y adolorido le recordó cada instante de la noche anterior. Con un gemido, se incorporó y vio las marcas violáceas en su cuello, pecho y muslos.

—Ese degenerado… —murmuró, aunque una parte de ella no podía negar que había sucumbido.

Se duchó con agua caliente, tratando de aliviar los dolores, y se vistió con un traje ejecutivo. Tenía que ir a la empresa; después de todo, había sido ella quien la había rescatado de la quiebra.

Al entrar al comedor, vio a Logan, su esposo por contrato desde hacía siete años. Llevaba lentes de montura cuadrada y ropa holgada, con ese aire de intelectual tímido que tanto la hacía sonreír.

—Buenos días, esposa. El desayuno está listo. —Su voz era suave, casi un susurro.

Acara se acercó y le dio un beso en la mejilla. Lo miró con ternura y suavidad.

—Gracias, cariño. ¿Dormiste bien? —Susurró cerca de él haciéndolo sonrojar un poco.

Logan asintió, pero de pronto su mirada se clavó en su cuello. Sus ojos se abrieron como platos.

—Acara… ¿Ese hombre ha vuelto? —balbuceó, palideciendo.

Ella suspiró. Sabía que esto pasaría.

—Sí, anoche. Pero hay algo que necesito preguntarte… Dame tu teléfono —Logan obedeció al instante. Acara revisó los mensajes y pronto encontró lo que buscaba: un chat que lo explicaba todo.

—Esposo… La próxima vez, dime cuando alguien te amenace. Sabes que jamás te fallaría. —Le devolvió el dispositivo con dulzura—. Bloquea ese número, ¿de acuerdo? —Logan asintió con una sonrisa tímida, pero obedece en todo a Acara, ella es su tesoro y siempre la trata como su prioridad.

Mientras desayunaban, un niño de cinco años irrumpió en la habitación:

—¡Mami, no te vayas sin mi beso! —dijo con un majestuoso puchero en su boquita haciendo reír a su madre, La nana lo seguía con una sonría divertida, el niño es muy dramático.

Acara lo abrazó y lo besó en la frente.

—Mi cielo, mamá, nunca se iría sin despedirse. Pórtate bien con papá, ¿eh? —acarició su cabecita con suavidad.

—¡Sí! Uriel siempre obedece a papi —dijo sonriendo a su padre, Logan asiente tranquilo dándole la razón.

Ella sonrió. Tenía dos niños en casa, y los amaba por igual. Pero al salir, su expresión se endureció. Parece que hay zombis que no aprendieron la lección… Y esta vez, no habrá piedad.

*_*

En la empresa Altamira, Acara entró con paso firme en el edificio, ignorando las miradas nerviosas de los empleados. Todos recordaban lo que había ocurrido la última vez que pisó ese lugar.

Una recepcionista intentó detenerla, pero Acara la apartó con un gesto y subió directo al despacho del presidente.

Al abrir la puerta, encontró a Piara, su prima, sentada tras el escritorio con una sonrisa burlona.

—Vaya, prima… ¿Qué hace la gran Acara Altamira aquí? —dijo Piara con una sonrisa burlona, aunque son primas, sabe bien que Acara es de temer, pero le encanta provocarla.

Sin mediar palabra, Acara le propinó una bofetada.

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—Es la última vez que te atreves a mandarle mensajes a mi marido —dijo con voz helada—. ¿Creías que no descubriría que fuiste tú quien le dijo que me vendía por favores?—Acara respiraba agitada de la ira, realmente esa mujer tonta quería la muerte.

Piara palideció.

—¡No fui yo! ¡Él debe haber confundido los números! —replicó Piara mientas se sostiene la mejilla ya hinchada por el golpe.

Acara no creyó ni una palabra.

—Tu empresa ya está en quiebra, Piara. Y esta vez, no habrá vuelta atrás —dijo para salir de ahí, dejado a todos pasmados, la gente se alejaba de ella, la Rosa negra no es alguien con quien se pueda jugar.

Cap. 2 Hace 7 años

Acara salió de Altamira Industries con paso firme, el taconeo de sus zapatos marcando un ritmo de advertencia. El cielo gris de la ciudad parecía reflejar su humor.

Al llegar a la sede de Lombardi Company, el ascensor la llevó directo al piso ejecutivo. Las empleadas bajaban la mirada al verla pasar—todas recordaban lo que había ocurrido la última vez que alguien amenazó a su familia.

Lilit Lombardi, su vicepresidenta y única hermana de Logan, la esperaba tras el escritorio de cristal, con esa sonrisa que siempre parecía saber demasiado.

—Cuñadita —saludó Acara, arrojando el bolso sobre el sofá—. Piara cruzó la línea. Amenazó a Logan —Acara aún no se apaciguaba por la situación, detestaba que se metan con su familia.

Los dedos de Lilit se tensaron alrededor de su taza de café.

—¿La serpiente de tu familia se atrevió a mencionar a Uriel? —Su voz, usualmente melodiosa, goteaba veneno.

Acara abrió su portátil con un movimiento brusco.

—Peor. Le escribió a Logan diciendo que "los niños lloran cuando mamá no vuelve a casa" “la esposa que se vende, llega sucia a casa”—están creando problemas donde no los hay, esto es por la quiebra de su empresa, no tiene nada que ver conmigo, pero ahora quieren que les preste dinero para salvarla, como si lo mereciera —dijo Acara con una mirada sombría.

Un silencio cargado. Lilit palideció.

—Entonces… Malick volvió anoche —no era una pregunta, sabía que Malick volvería si Logan, Acara y Uriel están en peligro.

Acara asintió, los labios apretados. No necesitaba explicar más. Ambas sabían que Malick solo aparecía cuando el peligro olía a sangre.

Lilit se acercó y le tomó las manos, buscando en sus ojos la verdad que Acara no decía:

—¿Y él… te lastimó? —Lilit no está preocupada por ese tema, pero ciertamente, ha pasado mucho tiempo.

Acara desvió la mirada hacia la ventana. Lastimar no era la palabra correcta. Malick no era cruel con ella—nunca lo había sido. Pero sus marcas… siempre quedaban.

—No es eso lo que importa —cortó en seco—. Piara está desesperada porque su empresa se hunde. Solo intenta arrastrarnos con ella.

Lilit, en un gesto inusual, le acarició el pelo como solía hacerlo cuando Acara llegó por primera vez a la mansión Lombardi, rota y llena de ira.

—Cariño, tú le quitaste el polvo a tu nombre y lo convertiste en un arma. Piara solo escupe veneno porque ya no tiene dientes —Lilit abanico sus manos desechando las intenciones de Piara.

Acara quiso creerle. Pero entonces su pantalla brilló con una notificación: "Balances Q3 revisados – L.L."

Eran los informes financieros que Logan, su Logan, el de los lentes torcidos y las sonrisas tímidas—había corregido meticulosamente. Como siempre.

Una sonrisa se escapó de sus labios. Lilit no la dejó pasar.

—¿En qué piensas? —Lilit se animó al ver el rostro iluminado de Acara.

—En que nadie sospecharía que el 'inútil' Lombardi es quien mantiene a flote esta empresa —musitó Acara tronado su delicado cuello con una sonrisa, está cansada, pero ella siempre se repone.

—Ni que su esposa es la única que sabe como manejar esos números —respondió Lilit, guiñándole un ojo antes de salir.

Al quedarse sola, Acara dejó que los recuerdos la atraparan:

La primera vez que vio a Logan, en aquel almuerzo de compromiso arreglado. Él, con los nudillos blancos al aferrarse a la servilleta. Ella, calculando cómo usar a ese hombre frágil para vengarse de Mauricio, Elvira, Rogelio, Danna y Daniel, quien era un problemático y agresivo.

Nunca imaginó que bajo esa sumisión habitaba alguien que entendería su oscuridad… y la abrazaría sin miedo.

Hace 7 años

Acara es hija única de Juan Altamira, un pequeño empresario respetado pero ingenuo. Su madre murió cuando ella tenía dos años, dejándola vulnerable al afecto calculador de su madrastra, Elvira, y sus hermanastros gemelos, Daniel y Danna.

Aunque su padre la amaba, estaba cegado por la culpa. Permitió que Elvira la tratara como una criada con apellido, mientras sus hermanos recibían educación privada y viajes.

Cuando Juan murió (supuesto "accidente" cardíaco), Elvira y su nuevo amante, se apoderaron de la empresa. Acara, con 16 años, fue relegada a vivir en el altillo de la casa, con apenas recursos para estudiar.

Durante la universidad, Acara conoció a Mauricio, un joven atento y amable, el joven conquistó a la ingenua niña siendo novios por tres años.

Un día, después de un proyecto que salió con la mejor nota del curso, los 6 integrantes de ese grupo en el Acara y Mauricio eran los líderes, mientras la noche transcurre, acara, bebió con todos, pero perdió el conocimiento en algún momento, cuando recobró algo de conciencia, estaba en una especie de habitación de hotel y vio a varios hombres ahí esperando mientras uno de ellos hablaba por teléfono.

Los hombres confirmaron la orden por teléfono y de repente, se voltearon hacia ella con lujuria, ella trataba de reaccionar, pero su mente se nubló nuevamente, aunque escuchó un gran ruido a lo lejos, perdió la conciencia de nuevo.

Más tarde, se despertó en la cama, desnuda y con marcas violáceas en su cuerpo, había hombres tirados en el suelo, pero parecían inconscientes. Elvira entró al lugar con su nuevo amante Rogelio y Mauricio, quien reveló ser el hermano menor de Rogelio y conocía a Elvira desde ya años.

Avergonzó a Acara difundiendo lo que había pasado, aunque nunca encontraron las fotos que debieron sacar, la reputación de la joven quedo marcada y obviamente, al querer reclamar la presidencia de la empresa, le costaría aún más.

Acara creyó en su amor, solo para ser abandonada, pero lo entendió después. Semanas antes de graduarse, Mauricio apareció en la portada de una revista… comprometido con Danna, su hermana menor de 20 años.

La gota que colmó el vaso: El anillo de compromiso de Danna era el mismo diseño que Acara había dibujado para Mauricio.

Desconsolada, lo entendió, las trampas, la maldad, solo querían anularla, dejarla en la calle, quitarle todo.

"El cariño es un arma. Y yo seré quien la empuñe."

Cap. 3 Bien, acepto

Cuando Acara volvió a casa, después de graduarse, con 22 años y una alma rota, Elvira le anunció con gran pompa como si fuera lo mejor que le hubiera pasado.

—Acara, tu tío Rogelio ha conseguido que una buena familia te considere como esposa de su heredero, es una familia antigua, son los Lombardi, ya que lo tuyo y Mauricio salió mal, la verdad, no creo que quieras arruinar la felicidad de tu hermana menor ¿verdad? —dijo Elvira como si la mala de la película fuera Acara, como si no le hubieran quitado lo poco que su padre tenía, la habían engañado con el tema de Mauricio, sino que ahora también su libertad. Pero cuando vio la información que tecleo en su celular sobre esa familia, ella sintió que todo esto podría ser beneficioso, o de alguna manera, no tan malo.

—Además, con el antecedente de esa situación tuya y esos hombres, la verdad…, no creo que puedas conseguir nada mejor —dijo Elvira con una enorme sonrisa esperando verla avergonzarse y derrumbarse.

—Bien, acepto, lo que sea con tal de estar lejos de ustedes, pero cuidado Elvira, todo lo que me has quitado lo voy a recuperar y si no lo logro prefiero destruirlo, antes que dártelo —dijo para después salir de ese lugar dejando a su madrastra furiosa,

Esa tarde, el arrogante Mauricio fue a ver a Danna, quien miraba victoriosa a su hermana mayor, pero la belleza de Acara estaba muy por encima de su hermanita, así que no se sentía menos en ningún aspecto.

—Acara, Mauricio vino a verme, espero que no nos hagas las cosas difíciles, nos enamoramos después de que hiciste esas cosas vergonzosas, somos inocentes —dijo Danna con una mirada triste, mientras Acara sonrió mirando a Mauricio con una gran decepción.

—No te preocupes, claro que no les haré las cosas difíciles, pero si les dejo algo en claro, no vengan con este discurso asqueroso de nuevo, sé muy bien lo que hicieron en esa época y la razón, pero también sé jugar duro, así que no se quejen —dijo Acara para tomar su cartera y salir de ahí, tenía una cita con el heredero de los Lombardi, era hora de cerrar el trato.

*-*

El patriarca Alberto Lombardi dejó todo a Logan (no a su hijo, el padre de Logan) porque amaba a su nuera, Claudia (madre de Logan y Lilit), como a una hija. Claudia murió en un "accidente" tras negarse a ceder sus acciones a la familia.

Los primos Cristóbal y Renato Lombardi se aliaron con los hermanastros de Logan (hijos de la segunda esposa que casualmente son mayores que Logan y Lilit) para declararlo "incompetente mental" y quedarse con la fortuna.

Después de la tragedia Lombardi, Logan fingió sumisión para sobrevivir. Nadie sabe lo que pasó esa noche, Logan, con tan solo 8 años, había pasado una segunda gran tragedia, la primera, el fallecimiento de su madre cuando él tenía 4 ños y su hermana meses de nacida y la segunda, una noche de tormenta, cuando según los investigadores, asaltantes entraron a la mansión Lombardi y asesinaron los mayores Lombardi, dejando lisiado al joven Lombardi Misael e inconsciente a la segunda Lombardi, Micaela.

Una noche aterradora, donde encontraron a Logan y Lilit escondidos en el sótano aterrorizados, Logan en shock, sin poder hablar ni comer durante días.

Cuando recobró la conciencia, se volvió retraído y tímido, no podía interactuar con nadie, dejando a todos conmocionados.

Los tíos del niño se hicieron cargo de él y Lilit, pero con desgana, si no fuera por la herencia que pesaba en el niño, lo habrían dejado en un orfanato, pero no podían, creció criado por sirvientas e institutrices, en el colegio era acosado y Lilit lo defendía cuidándolo como a un tesoro.

Fue a la universidad y se retiró debido al acoso, pero tomó clases en línea debido su gran apellido.

Acara, la "novia castigo":

Los hermanastros que no recordaban lo que pasó en esa época y los primos Lombardi eligieron a Acara para Logan como burla: "Una mujer sin dinero ni apellido, para un hombre sin carácter."

Lo que no sabían es que Acara había investigado a Logan. Y vio algo en sus ojos cuando, en su primera cita, él apretó un vaso hasta romperlo al escuchar el nombre "Mauricio".

La cita fue en un restaurante demasiado lujoso para un hombre que, según los rumores, temblaba al levantar la voz.

Logan llegó tarde, con los lentes empañados y un traje que le quedaba grande.

—"L-lo siento… el tráfico…" —murmuró, evitando su mirada.

Acara sintió lástima. ¿Este sería el famoso Lombardi?, tenía unos lentes grandes, su ropa le quedaba grande, cabello un poco largo, poco despeinado y su suéter estaba más arrugado de lo que debería, la barba irregular mostraba que no la arreglaba casi nunca, aunque sí olía a jabón y limpieza.

Pero entonces, algo extraño ocurrió.

Cuando el mesero derramó vino sobre su vestido, Logan se congeló. Sus dedos se aferraron al mantel, y por un segundo… sus ojos se volvieron negros como el azabache.

—"C-cuidado" —dijo, volviendo a su voz temblorosa. Su mirada brilló con advertencia gélida para después suavizarse al instante.

Acara ignoró el escalofrío que le recorrió la espalda, hay algo encantador en Logan, aunque es suave por fuera, también se ve protector y eso le gusta.

Acara frente a Logan, suspiró y sacó con un contrato de matrimonio entre ellos.

— "No soy tu enemiga. Pero si me das el poder legal, haré que los Lombardi temen pronunciar tu nombre." — dijo Acara, con seguridad, tenía la determinación escrita en su hermoso rostro.

Logan habló con voz temblorosa, pero con un destello en la mirada.

— "¿Y qué ganas tú?" — dijo tratando de analizar a la segura y perspicaz Acara, no entiende como es que quiere casarse con él.

Acara puso una sonrisa fría en sus labios.

— "Ver a mi familia y a Mauricio arrodillarse ante mí. Y a tu familia... arder." — dijo con voz ronca, había odio en cada palabra.

Acara extiende la mano, para sellar el pacto, y Logan, aunque vacilante, la toma, pero su piel está demasiado fría para un humano.

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