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Hijo De La Luna, Hechizado

Capítulo 1

La respiración pesada que se cernía en su ser, mientras corría a toda velocidad que su cuerpo herido podía manejar junto con su ropa desgarrada, eran las menores a sus preocupaciones. La duda, la consternación brillaba en sus ojos verdes mientras era perseguido por humanos. Sin duda, era muy extraño que los humanos tuviesen las agallas para enfrentarse a un hombre lobo. Sobre todo que, al ser una raza cabiaforma, podía transformar su cuerpo a una bestia humanoide que tenía garras, colmillos y un enorme tamaño y fuerza descomunal. Pero sin duda lo hacían, ya que habían logrado lo inimaginable.

Habían logrado, con pócimas, evitar su transformación bestial.

 Su cuerpo no reaccionaba ante el pensamiento de transformarse y eso sin duda fue una desesperación palpable. Ni en sus sueños más descabellados, hubiese imaginado que algo así, podría suceder.

Tenía que regresar. Tenía que decirle a su manada, a su raza, lo que los humanos tenían en sus manos.

Sorteando árboles, rocas y arbustos, llegó a lo que parecía una cueva escondida por las raíces de un árbol milenario, entró sin dudarlo, para esconderse, porque además de no poder transformarse, le habían herido, y su regeneración estaba muy lenta. A penas había entrado en la cueva, cuando una luz púrpura en el piso se iluminó. Intentó saltar de regreso, pero sus pies parecían pegados a lo que parecía un símbolo mágico.

Maldijo su mala suerte, cuando un portal se abrió bajo sus pies, tragándolo, dejando solo el eco de su grito.

...****************...

Maximiliano cayó pesadamente sobre suelo asfaltado, pero no se demoró en ponerse de pie y continuar escapando, solo para salir a una calle concurrida, con edificios extraños y gente usando ropas raras, carruajes que se movían solos y no tirados por caballos. El ruido constante, las miradas extrañas y el olor que se mezclaba con otros, empezaron hacer estragos en su cabeza. Miró por todos lados, como buscando una salida a todo ello y corrió por la calle transitada. Casi fue golpeado por uno de esos carruajes extraños, pero con un salto logró sortearlo y llegar al otro lado de la calle.

De repente, unos hombres vestidos de azul comenzaron a seguirlo, estaba desconcertado de todo su alrededor, y no se quedaría quieto para que lo atraparan, así que corrió. Sin detenerse esquivó personas y puestos de comida hasta llegar a una esquina, donde había arboles asomándose de un muro. Sin pensarlo mucho, saltó el muro y se quedó pegado a la pared, escuchando como aquellos que lo perseguían habían seguido de largo.

Suspiró aliviado y miró su alrededor.

Había árboles frondosos en el lugar, pero más allá se extendía un campo con flores y más a lo lejos, enormes edificios de arquitectura desconocida. Estaba confundido de todo, y se preguntaba si había viajado a otro continente, se preguntaba si podía regresar a su reino, porque necesitaba pasar la información que había obtenido de primera mano para advertir a su pueblo de lo que los humanos habían logrado con la alquimia, y lo que esos humanos planeaban hacer contra los cambiaformas.

Entonces un ruido cerca de él llamó su atención, poniéndolo en alerta. Quedó totalmente estupefacto ver a una chica levantarse de la cama de flores frente a él. Tenía el cabello tan negro como cuervo, ojos grandes y labios gruesos, parecía una chiquilla. Ella bostezó y se estrujo los ojos somnolienta, y como si hubiera sentido su presencia lo miró directo a los ojos. Los ojos claros de ella lo dejaron aturdido, porque juraría que resplandecieron con un aro verde.

-Aun debo estar soñando – murmuró la chica cuando desvío la mirada – Es imposible que estés aquí.

Se levantó, sacudió la yerba del trasero e intentó marcharse, pero Maximiliano no la iba a dejar que se marchara. Sus palabras lo dejaron dudoso de su llegada al lugar. En un parpadeo, llegó a su lado y la tomó del brazo.

-¿Me conoces? ¿Tú me trajiste aquí?

La chica se detuvo y lo miró, luego miró su brazo, y en un parpadeo se dio un pellizco ella misma. Parpadeó en trance hasta que lo volvió a mirar y Maximiliano sentía perder la paciencia.

-¿Ya terminaste?

La chica abrió los ojos como platos.

-Eres real – murmuró asombrada.

-¿De qué hablas? – tomó su otro brazo y la sacudió – ¡Dime! ¡¿Me conoces?! ¡Cómo llegué aquí!

Pero antes de poder siquiera escuchar algo de esta mujer, ella pudo los ojos en blanco antes de caer en los brazos de Maximiliano, con la conciencia desvanecida.

Maximiliano maldijo y la arrastró hasta la sombra del árbol pegado al muro, la dejó recostada mientras él intentaba acomodar todo lo desconocido en su cabeza. No tenía a dónde ir, porque no sabía nada de este lugar, su ropa estaba rasgada a partes y tampoco podía transformarse, aunque, por el momento, ya podía sentir sus sentidos más agudos, y sus garras se hacían presentes. Pero todo esto sucedió luego de agarrar a la chica, porque con solo tocarla, una extraña energía pasó por su cuerpo, sintiendo que sus poros congestionados, se distendían y la irritabilidad junto con la incomodidad de todo su cuerpo se disipaba un poco.

Miró a la chica aun desmayada y se acercó lo suficiente para inspirar. El aroma que golpeó sus fosas nasales lo dejaron ebrio, y vergonzosamente, su entrepierna se irguió orgulloso, dejándolo estupefacto. Antes de siquiera intentar calmarse, la chica se despertó, viendo sus ojos tan cerca, dejándolo atontado.

...****************...

Raven More, abrió los ojos, sintiendo un ligero dolor de cabeza, pero la imagen cerca del rostro del hombre que había plagado sus sueños, la dejaron descolocada. Los ojos verdes del hombre de cabellera castaña, frente a ella, la dejaron sin aliento.

En su sueños a penas y podía ver su silueta, o su rostro definido, sin embargo, ahora que lo tenía justo frente a ella, la dejaba sin respiración por lo guapo que era. Nunca tuvo un chico cerca de ella ni por casualidad, y menos a uno que podía ser modelo o estrella de cine.

Se alejó del muchacho y se sentó, sintiendo su corazón acelerado. De nuevo se pellizco para cerciorarse si no era uno de su sueños y no, no estaba soñando, pero no por ello dejaba de ser todo inverosímil. Intrigada de la mirada penetrante de ese hombre, y aun con la mente brumosa de la incredulidad, se atrevió a pellizcarlo. Lo vio fruncir el entrecejo y luego sintió cómo el sujetó su mano, no fue rudo, pero era firme. La palma de su mano era áspera y callosa, dándole una sensación estremecedora, pero no de miedo, sino de inquietud, tal era así, que su corazón aleteó con ímpetu. Hasta que su estómago sonó en medio de sus miradas intensas.

Raven se sonrojó ante tan inoportuno ruido y desvió la mirada. Escuchó una risa a su lado, haciéndola mirar de nuevo al hombre, porque su risa gutural la hizo temblar, sacudiendo todo su cuerpo, aumentando el calor de todo su cuerpo.

Qué le pasaba.

Jamás se había sentido así con nadie, ni siquiera con los chicos que llegaron a gustarle en la escuela media. Tal vez era debido que tampoco ellos la miraban y pasaban de largo, mientras que éste hombre guapo, no apartaba su mirada de ella, aunque solo sea por curiosidad.

Entonces notó su ropa raída, y que no se parecía a las ropas modernas, eran más como ropa de épocas antiguas, y las botas de cuero rotas, no eran de marca conocida, incluso el cabello del hombre era largo hasta los hombros, amarrado en una cola descuidada, dándole un toque salvaje, estilo que pocos hombres usaban, porque el corte de cabello de moda eran los que tenían diseños en el cuero cabelludo.

-¿Quién eres? – al fin preguntó. Ya lo había visto en sus sueños, bueno alguien similar con un cuerpo más grande, con una barba tupida y garras.

-Eso yo te pregunto – le respondió él con una voz grave de barítono, haciéndola temblar por ese tono tan varonil – Quién eres, cómo me trajiste aquí.

-¿Qué te ha hecho pensar que fui yo quien te trajo?

-Entonces, ¿cómo me conoces?

Raven arrugó el entrecejo.

-Disculpa, pero no sé quién eres. Cómo diantres voy a saber cómo llegaste aquí.

-Pero me has visto.

-Bueno – desvió la mirada – Solo en sueño y eran de una masacre – se excusó, no quería que pensara que lo soñaba en otras circunstancias.

-Eso suena interesante, qué clase de masacre.

-Qué voy a saber – respondió a la defensiva – Solo eran sueños y muy fragmentados, ni siquiera sé si eras realmente tú.

Raven estaba un poco alterada, ni ella sabía qué estaba pasando, esto parecía sacado de un libro, pero antes de excusarse para escapar, una garra apareció frente a sus ojos, dejándola estupefacta.

En el dedo índice de él, había una enorme garra filosa. Era amenazante. Miró el rostro del hombre solo para ver que los ojos verdes habían sido reemplazados por unos amarillos brillantes, asustándola.

-No puedes inventar excusas.

-¡No estoy inventando nada! ¡Quita esa, esa cosa de mi cara!

De repente una ráfaga de viento los envolvió ante el grito de Raven, dejando a ambos estupefactos.

-¡Eres una bruja! – concluyó Maximiliano.

-¡Y tú eres un monstruo! ¡A quién llamas bruja!

Maximiliano exhaló molesto y guardó su garra. Jamás esperó que todo esto se debiera a una bruja, si eso fuese así, tal vez no tardaría mucho en poder regresar a su tierra. Las brujas tenían una magia poderosa, que incluso podían abrir portales, pero nunca escuchó acerca de tierras extrañas en las anécdotas de los viajes de las brujas.

-Bruja, una raza. No lo digo para insultarla.

-¿Bruja? – ella río nerviosa – Aquí no existe magia, cómo demonios podría ser una bruja.

-Lo que acabas de ver, es la expresión de tu magia.

-Entonces – lo miró – ¿Eres un brujo también?

-No, soy un cambiaforma, de la raza de hombres lobo.

Raven soltó una risa. Cuando vio la seriedad del hombre, se calló.

-¿es en serio?

-¿Tú que crees?

-Esto debe ser un maldito sueño.

Desafortunadamente no lo era.

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Hola!!

Soy Koh. Bienvenidos a un nuevo mundo, espero me sigan acompañando en este viaje.

No olviden dar me gusta y dejar sus comentarios.

Besos.

Capítulo 2

Al caer la noche, Raven llegó a su departamento e invitó al hombre a su casa. No estaba muy segura de estar haciendo bien, pero definitivamente le creía sobre el hecho de que él no era humano, al menos no completamente. Le había mostrado su mano transformada en una enorme pata humanoide, peluda con enormes uñas blancas, e incluso, los colmillos de su boca se volvieron más grandes, y su rostro se contorsionó en un gesto feroz, dejándola pasmada.

El hombre aseguraba que venía de un imperio llamado Lychester, en el continente de los cambiaformas, gente que podría transformarse en enorme fieras corpulentas de dos patas, que los humanos no podían derrotar. Y que estaba siendo perseguido por humanos cuando entró a una cueva y quedó atrapado en un círculo mágico, transportándolo a este lugar extraño.

Si bien Raven podía casi aceptar lo que le contaba Maximiliano, aún tenía la duda de que ella pudiera mandarlo al lugar de donde proviene, porque ella jamás ha experimentado la dichosa magia en su vida. Porque si la poseyera, dios sabía las cosas que ya habría hecho con ella, por ejemplo echar maldiciones a todos los idiotas que se metieron con ella en la secundaria, tomar venganza de sus primos por ser escorias con ella, irse de viaje a otros países sin la necesidad de dinero… pero su vida era normal, con fuerza promedio y sin tanta suerte, pero lo cierto es que era muy inteligente, porque estudiaba la carrera de matemáticas. Y sin duda le encantaba resolver problemas matemáticos con fórmulas, y mientras más complejas mejor. Pero de que haya experimentado la magia, eso solo en sueños guajiros.

Maximiliano observó la casa, que era mucho más pequeño que su baño en el reino, era cálido, estaba limpio, ordenado y ya sea su desgracia o suerte, todo el lugar estaba impregnado con el olor de la bruja. Ese olor a cítricos y menta que alteraban sus sentidos. Ninguna bruja con la que había hablado le había hecho sentir que su aroma fuese embriagador, incluso, la mayoría de las brujas que prestaban sus servicios al imperio, tenían el olor característico de yerbas medicinales, pero ella olía diferente.

Sacudió su cabeza e intentó calmarse para que su amiguito de abajo no se despertara, no quería avergonzarse de tal descontrol de su cuerpo, aunque estaba agradecido que aquellas pócimas que le habían arrojado los humanos, no hayan perjudicado su hombría.

Llegaron a la sala, y Raven invitó al hombre que se sentara mientras ella buscaría en su armario alguna ropa que pudiera usar el susodicho, porque él tenía la ropa destruida y la poca gente que los vio en las calles, los miraban con sospecha, así que él, viéndose tan atractivo y varonil, no debería vestirse como pordiosero. Rebuscando en el fondo del armario, encontró un chándal que había robado al bastardo compañero de la universidad que no paraba de ser un cretino con ella solo por ser mejor que él en las matemáticas. La venganza fue satisfactoria cuando no pudo vestirse luego de su carrera vespertina, y lo mejor fue que él jamás supo quién fue, porque extrañamente las cámaras no registraron nada ese día. Raven creyó que al fin tenía un poco de suerte por lo que no había pensado mucho en ello. Y ahora que decía ese tal Maximiliano que era una bruja, se preguntaba si eso era un evento causado por su poder.

Miró su mano e intentó imaginar que sacaba una energía como ese personaje de caricatura que se volvía rubio, pero no pasó nada, solo sintió más hambre. Miró su teléfono, la comida debería llegar pronto. Así que se levantó y volvió a la sala, solo para ver a ese loco jugar con la puerta del frigorífico. Lo abría y lo cerraba, una, otra vez y otra.

Raven suspiró y se acercó.

-¿Qué estás haciendo? Vas a joder mi refri.

-¿Ya lo viste? – parecía consternado – Enfría todo lo que está dentro. La comida, el agua, incluso tiene hielo…

Raven solo lo miró como un idiota, pero trató de entender que posiblemente en su reino, con tecnología atrasada no tuvieran un congelador.

-Sí bueno, es un refrigerador. Con su frialdad conserva la comida más tiempo del estimado.

-Eso sería estupendo, no podemos guardar tanta comida hasta que llega el invierno.

-Sí, sí. Si yo estuviera ahí ya habría inventado tal aparato – le siguió la corriente, no es que le interesaba mucho saber de la vida precaria de ese lugar.

-Eso sería bueno – la miró con cierta expectativa – Si lo lograras no solo ayudarías a conservar la comida, sino se evitaría muchas muertes por inanición.

Raven solo lo miró estupefacta, ¿Por qué creía este hombre que lo acompañaría de regreso a su mundo? Preferiría mil veces vivir en la modernidad que en un lugar dónde no había tuberías ni internet.

-Sí, como sea – le entregó la ropa – Antes toma una ducha, el baño esta al final del pasillo en el lado izquierdo.

Le señaló el pasillo que seguía después del comedor, y pronto el timbre sonó, la comida había llegado y Raven estaba muy hambrienta por alguna razón, tomó su billetera y abrió la puerta, encontrándose de frente con el idiota de Russel Wilson, el chico con complejo de superioridad, siendo él el repartidor que esperaba.

-Carajo – murmuró Raven, mientras que Russel la miró con cierta vergüenza y aun así, intentó mostrarse arrogante – No te queda, pareces un estúpido.

-Eres una mujer bastante grosera, por eso estás sola.

-Mejor sola que acompañada por una bola de tarados – le contestó mientras intentaba tomar su comida, pero él otro la jaló, dejando a Raven con las manos vacías – No tengo tiempo para una plática amena, así que dame la comida.

-Primero devuélveme la ropa que me robaste.

-¿Qué ropa? – se hizo a la loca mientras sus manos comenzaban a sudar, cómo se había dado cuenta si en el video de seguridad no se veía nada – No sé de qué hablas.

-No sé cómo hiciste para que no aparecieras en los videos pero sé que fuiste tú.

-Solo te gusta soñar – le arrebató la comida y le tiró los billetes, pero Russel no quería rendirse y puso un pie en la puerta.

-Yo lo sé, solo devuelve mi ropa.

Raven intentó sacar al chico de su casa, pero él parecía más fuerte de lo que su escuálido cuerpo aparentaba.

-¡Loco! ¡Estás allanado mi casa! ¡Llamaré a la policía!

-¡Hazlo y les diré que me robaste y que investiguen tu casa!

Ambos forcejeaban cuando de repente un rugido los dejó petrificados. Raven miró detrás y vio a un hombre desnudo mostrando sus enormes colmillos y las garras en las manos en una postura amenazante, parecía que en cualquier momento se abalanzaría. Russel la soltó solo para caerse de culo y quedar paralizado del miedo ante una escena sacada de películas viejas.

Raven dejó la comida en el suelo y se acercó lentamente hacia Maximiliano.

-Hey – alzó las mano ante el gruñido de él – No pasa nada, solo es un cretino, no hace daño, míralo – señaló con la cabeza – Está en el suelo temblando, no es una amenaza…

Ante las palabras de ella, Maximiliano logró calmarse y regresar a la normalidad; las garras se esfumaron y los dientes volvieron a su tamaño, pero lo que dejaba desconcertado a Maximiliano era haber perdido rápidamente la calma ante un evento sin importancia. Miró a la chica que parecía insegura ante las circunstancias y se le acercó para sujetar su mano donde el olor de otro macho provenía. Observó que no había moretones, pero aun lo irritaba sentir ese aroma de ese macho humano, aunque, el aroma era ligeramente diferente a la de un humano común. De todas maneras, estaba confundido con su arrebato y no pudo evitar frotar la mano de la mujer con las suyas, disipando el olor del otro hombre.

Raven solo podía quedarse perpleja ante esa conducta de Maximiliano y parpadear para intentar comprender qué diablos había pasado, pero sus pensamientos fueron interrumpidos cuando escuchó un ruido en la entrada de su casa, mirando cómo Russel huía despavorido sin siquiera tomar el dinero de la comida.

Suspiró.

Ahora qué debería hacer. ¿Debería fingir demencia? Aunque dudaba que Russel se le volviera acercar luego de este extraño suceso. Regresó su mirada al hombre que aun sujetaba su mano, solo para recordar que él estaba desnudo.

Sacó su mano de entre las de él para girarse y evitar seguir viendo ese cuerpo musculoso y la cosa que bailaba entre sus piernas.

-¡Ponte algo de ropa! – gritó acalorada.

De repente escuchó una risa ronca cerca de su oído, pero cuando giró, no había nadie, solo el ruido de la puerta al cerrarse.

Capítulo 3

Russel salió disparado en cuanto esos dos se distrajeron, no le importaba el dinero ni lo que su jefe le diría por la pérdida de la ganancia, lo único que tenía en su mente era correr. Y extrañamente, podía correr más rápido de lo que siempre hacía; no creía ni por asomo que fuese por su rutina diaria. Y lo que más lo dejaba asustado, además de ver a un loco verse como un monstruo, fue que su cuerpo empezó a reaccionar con violencia.

Sintió un gruñido gutural formarse en su pecho y un dolor agudo en las uñas, a pesar de estar sentado, tuvo la imperiosa necesidad de pelear. Por eso escapó. Las reacciones antinaturales de él mismo lo dejaron no solo asustado, también conmocionado.

Esta era la primera vez que experimentaba un cambio grande en su cuerpo y emociones, y ahora, sentía que su cuerpo empezaba calentarse hasta el extremo y no era por la carrera. Sintió que algo recorría su piel, como mil hormigas asediando cada poro de su cuerpo; su corazón bombeaba más rápido y los pulmones quemaban, pero no se detuvo. Llegó hasta su casa y se encerró, llamó rápidamente a su jefe y se disculpó por irse antes de su salida pero no se sentía bien. Sin esperar la respuesta de su jefe, colgó, solo para sentir que todos los músculos de su cuerpo dolían, era como si se estuvieran desgarrando.

Cayó al suelo debido al dolor intenso y se arrastró por el piso, intentando llegar a su habitación; el calor aumentó y la necesidad de destruir se apoderó de su ser, sentía una furia jamás percibida que intentaba ganar su razón. Se mordió la lengua, intentando que su razón no se esfumara y se acurrucó en el suelo, aguantando el temblor de su cuerpo, conteniendo las emociones turbulentas de su ser. Se desmayó luego de aguantar por quien sabe cuánto tiempo, el descomunal dolor.

Cuando abrió los ojos, eran las diez de la mañana del día siguiente. Se levantó, esperando sentir los músculos agarrotados, pero notó que no era así, era todo lo contrario, se sentía más ligero y ágil de lo que alguna vez percibió. Se vio las manos, que el día anterior le dolían y observó asombrado los antebrazos musculosos y venosos.

¡Qué demonios!

Corrió a su habitación y abrió el armario para verse en el espejo y se quedó totalmente mudo. Frente al espejo, había un cuerpo escultural, lleno de músculos que nunca tuvo ni trabajó con esmero, los brazos fuertes y fibrosos, hasta su estatura aumentó diez centímetros. Si ya medía 1.75, ahora medía 1.85, porque sus pantalones le quedaban cortos, incluso sus piernas se veían poderosas; los ángulos de su cara eran más duros y menos delicados que tanto odiaba, era un rostro viril y sus ojos azules, se habían vuelto más nítidos. Casi podía sentir que podía ver una mota volar, y cuando inspiró, todos los olores que no había notado en su casa, ahora eran mucho más claros.

¿Me picó una araña?, se preguntó. Porque no había otra explicación para lo que le había sucedido, todo era surrealista.

¿Cómo demonios iría a la escuela viéndose así? El cambio drástico podría traer problemas, mientras hablaba a la escuela para tomarse una licencia, recordó que luego de haber visto los ojos brillantes de ese loco desnudo, algo en su sangre hirvió.

Todo este cambio lo tenía desconcertado y no dejaría las cosas tranquilas, parecía que el invitado de Raven era la clave para saber qué diantres le había pasado. Y ahora no entraría en pánico porque sentía que podía derribar un árbol de un solo golpe.

Así que, luego de ducharse y cambiar sus ropas a unas que sí le quedaran, se apresuró a llegar a la casa de esa mujer. Desafortunadamente, no había nadie en casa. Maldijo en su interior, ya que era obvio que ella iría a la universidad, y no la podía ir a buscar, tampoco podía quedarse en la puerta de su casa o podían denunciarlo como un acosador.

En todo caso, no podía quedarse. Miró la hora en su teléfono ya era casi medio día, necesitaba ir al hospital a visitar a su madre, pero viéndose así, dudaba que lo dejaran pasar. No tendría opción que avisar que tampoco podía ir, al menos en una semana para justificar su cambio radical.

Mientras Russel hacía la llamada, Raven y Maximiliano eran la comidilla de la universidad.

Raven sabía que ver a un hombre como Maximiliano paseándose por la universidad y más a su lado, despertaría no solo curiosidad, sino envidia y celos. Podría ella decir que esta atención la incomodaba, pero viéndose al lado de un hombre tan guapo y viril, no tuvo reparo en presumir, porque tal vez sea la única vez que podría decir que un hombre guapo la seguía obedientemente.

Desafortunadamente, no contó que las mujeres daban mucho miedo cuando eran atrevidas. Desde las guapas, hasta las que nunca les interesaban las relaciones, se aventuraron a acercarse a Maximiliano, que desprendía testosterona en cada gesto. Al principio Maximiliano no dijo nada, porque las mujeres permanecían al margen de él y de Raven, pero cuando empezaron a volverse locas empujando e intentado tocarlo, emitió un rugido que paralizó a todos.

Raven, viendo que la situación estaba a punto de salirse de las manos, decidió jalar al hombre y correr, en el camino, Maximiliano la cargó como princesa y corrió más rápido, escalando el edificio de la universidad que se encontraba alejado de la entrada. Asustada, se colgó del cuello de él, sintiendo el aroma a bosque inundando sus fosas nasales.

¡Qué bien huele!, pensó.

-¿De verdad? ¿Qué aroma tengo?

-A un bosque de pinos y tierra húmeda.

Raven se paralizó en cuanto descubrió que todo lo había dicho en voz alta, y que hasta Maximiliano le haya cuestionado. Sintió que sus mejillas se calentaban de la vergüenza y la pena, pero él no parecía molesto, incluso mostró una sonrisa traviesa, que le golpeó duro en el estómago.

-Tu hueles a cítricos y menta – Raven sintió cómo él olfateaba en su cuello, dejándola aturdida y con un cosquilleo recorrerle todo el cuerpo – Me relaja – agregó.

Ahora sí, sintió su cara arder con intensidad y lo empujó en cuanto notó que estaban lejos de la conmoción, se apresuró en bajarse para tratar de disipar el bochorno que sentía ante sus palabras. Se acomodó la blusa morada que se había arrugado por el abrazo mientras le daba la espalda para calmarse, ya que su corazón saltaba desaforado por las acciones atrevidas de él.

Se aclaró la garganta, y luego de calmarse pudo darse la vuelta para verlo, aunque ahora sentía que no podía encararlo como antes.

-No creo que la biblioteca de la escuela tenga la información que buscamos, pero por algo debemos empezar.

Sin esperar su respuesta, se dirigió a las escaleras de la azotea. Quería sacarse de la mente esas palabras suyas, pero parecía difícil.

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Hola!!

Hasta aquí los primeros capítulos, espero que continúen leyendo la historia y no olviden dar me gusta.

Ya creé una página de facebook para leer los capítulos candentes que tengo que censurar en la app. Se llama Erika Koh y el grupo privado Erika Koh escritora.

Tiene dos preguntas de seguridad. Solo tienes qué poner el nombre de una de las novelas y un nombre de protagonista de cualquier novela.

Besos.

Atte. Erika Koh.

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