NovelToon NovelToon

SI PUDIERA SALVARNOS

EL REENCUENTRO

...SI PUDIERA SALVARNOS es una historia original de IRWIN SAUDADE (CHICO LITERARIO)...

...TikTok: Irwin Saudade...

...Facebook: Irwin Saudade...

...© Todos los derechos reservados © Irwin Saudade © NovelToon ...

..."Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, ya sea mediante medios digitales e impresos, sin el consentimiento del autor"....

...SI PUDIERA SALVARNOS es una novela de ficción romántica, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia de que la ficción tambien revela verdades....

...🦋🦋🦋...

...EL REENCUENTRO...

—¡Soy una perra! —Mis palabras están dedicadas a mi reflejo en el espejo—. No puedo creer que de nuevo voy a hacer esto.

Estoy desnuda. Mi pecho está expuesto y mi mente está inquieta. ¿Ir o no ir? Faltaban quince minutos para la hora acordada, el vestido esta extendido en mi cama y solo es cuestión de que me decida a tomar una decisión.

—¡Que todo sea para el bien de nosotros! —Pronuncio con mucha seguridad frente al espejo.

Me visto rapidísimo. Dejo mi pelo suelto, un poco de lápiz labial, rubor y rímel. ¡Ahora me veo guapa! Tomo mi bolso, apago la luz de mi habitación y abro la ventana. ¡Mi corazón se agita en su latir!

Trago saliva, con cuidado, me apoyo en la escalera de madera y cierro mi ventana. ¡Escapo de casa!

Me pongo los tacones y empiezo a correr hasta el punto de encuentro. ¡El parque! Veo su auto estacionado debajo de una farola y entonces, dejo de correr. Arreglo mi postura, me enderezo y mis pasos son delicados. ¡Él me observa!

Cuando llego a su auto, no dudo en abrir la puerta del copiloto.

—¿Cómo estás? —Inicio la conversación.

—¡Te ves muy guapa! —Ignora mi pregunta.

—¡Gracias!

Sus ojos se enfocan en mis ojos y veo la comodidad que siente al verme a su lado. Sus manos se aferran al volante y el auto comienza a avanzar

Mi celular vibra. Es una notificación. La abro y veo que es una transferencia de $5,000 pesos.

—Le dije a un compañero que irías como mi acompañante —dice él.

ADINERADO DE BUEN VER es el nombre que él suele usar en la aplicación y hoy, seré su compañía nocturna.

—Está bien.

—Él me dijo que quiere conocerte, le hable de ti y tal vez te contrate después. Le pasé el enlace de tu perfil, espero que no te moleste.

—¡Gracias! —No me siento incómoda a su lado.

—De verdad que te ves muy guapa esta noche. ¡Estás muy preciosa! —Dice y siento que pone una de sus manos sobre mi rodilla izquierda.

Toca mi piel. Se me acelera el corazón. Me obligo a aparentar calma. ¡Todo está bien! Sus dedos me atrapan y solo, me niego a centrarme en como es que me está tocando.

Nos toma veinte minutos llegar al club. Sus amigos están sentados al rededor de una mesa brillante y hay bebidas sobre ella. ¡Alcohol para alegrarse la noche!

—¿Cómo te llamas? —Me pregunta él.

—Ángel —le digo mi nombre "artístico".

—¡Mucho gusto, Ángel! Soy Gustavo, amigo del tipo que te contrató esta noche.

—Encantada de conocerte.

Estrechamos nuestras manos, trato de ser cordial con él.

—¿Quieres bailar un poco, o prefieres otro trago? —Gustavo mueve sus cejas.

—Bailar estaría bien.

Y así terminamos en la pista de baile. La gente se sacude al ritmo de la música y yo trato de ser lo más divertida con esta canción. ¡Perreo sano! Solo hago que mi cuerpo siga el ritmo y no es difícil. ADINERADO DE BUEN VER me mira con fijeza, sonrío para él y pienso que estoy siendo demasiado sexi con mi baile.

—¿Y solo eres dama de compañía? —Su voz me hace temblar. Su boca está detrás de mi oído y siento su respiración sobre mi piel.

—Sí. Solo soy dama de compañía.

—¿Te late un poco de sexo? —Su pregunta me incomoda.

Siento sus manos posarse sobre mi cintura y eso me pone alerta. ¡Esto no estaba en el plan!

—No. Yo no ofrezco sexo —y no me da miedo quitarme sus manos de encima—. Tengo que ir al sanitario.

ADINERADO DE BUEN VER se empina un vaso de bebida y en sus ojos percibo que está completamente ebrio. Me acerco a mi silla y tomo mi bolso.

—¡Te ves bien guapa! —Me dice mi jefe.

—¡Gracias!

—¿Me das un beso? —Su petición me sorprende un poco.

¡Que barbara se está poniendo la noche! Me toma de las manos, sus ojos se enfocan en mis pupilas y siento que de verdad quiere besarme. ¡Lo desea! ¿Debo acceder a lo que él pide cuando tengo un contrato estipulado? Sin pena, acerco mi boca a su mejilla derecha y planto un beso suave. ¡Los besos en la boca no se le dan a cualquiera!

—Solo te daré eso —me alejo de su rostro, sus manos estaban sobre mi cintura—. Vuelvo en un momento. Voy al sanitario.

Me alejo de él. Me dirijo a los sanitarios y cuando estoy por entrar, él me detiene. Sujeta mi muñeca y me hace girar. ¡Me empuja contra la pared!

—¡Quiero que seas mía! —Gustavo está apretándome a su cuerpo y siento mi corazón acelerándose por el miedo.

—¡No! Te dije que yo no...

Me tapa la boca con su mano y acerca su boca a mi cuello. ¡Esto no puede pasarme a mí! Uso mis manos para empujarlo, no funciona. Con mis piernas doy rodillazos a sus piernas y tampoco funciona. ¿Qué va a pasar conmigo? La humedad de su boca me hace bloquearme y durante algunos segundos, no supe qué hacer. ¡Tenía mucho miedo! Sentí que moría y mi alma se congeló por lo que él me estaba haciendo.

—¡Eres muy hermosa! —Dice a mi oído.

Entonces despierto, me armo de valor y muerdo su mano. ¡Aprieto mis dientes con todas mis fuerzas! Él se queja.

—¡Te dije que no! ¡Yo no soy una prostituta!

Se enoja, me jala del cabello y me azota otra vez contra la pared, mi mejilla se impacta en el concreto. ¡La música a todo volumen ahoga mis gritos de auxilio! Me duele mucho y a él no le importa. Sus manos descienden por mis piernas y quiero llorar.

Cierro los ojos. Se me escapan algunas lágrimas. Respiro. Siento que deja de tocarme. La música retumba. Abro los ojos. ¡Un hombre está golpeando a Gustavo!

—¡Te dijo que la dejarás en paz! —Dice mi defensor.

Veo su espalda, una camisa blanca y mi mejilla me duele. ¡Gustavo me dio un golpazo con la pared! Subo mi mano para acariciar mi piel. ¡Mi héroe gira a mirarme! Sus ojos se enfocan en mí y mi corazón se estremece. ¡No puede ser! ¡Esto no puede ser cierto!

¿Por qué ahora? ¿Por qué en este lugar? ¿Por qué en un momento así? ¡¿De verdad es él?! ¡¿Qué hace aquí?! Gustavo se echa a correr. Lagunas esmeraldas me hacen sentir vergüenza. ¡Sus ojos me miran! Mi héroe me mira con ternura.

—¿Estás bien? —Pregunta él.

Aún me encuentro en shock por verlo mirándome así. ¡Qué pena! ¿Me habrá reconocido? ¡Sé que es él!

Ha crecido. Se ve más maduro y guapísimo. ¡Sus ojos verdes me examinan!

—Sí. Estoy bien —logro pronunciar después de algunos segundos, me apresuro a arreglar la compostura—. ¡Gracias por tu ayuda!

—¿Te lastimó?

—No —mentí.

—Si quieres podemos...

—¡Tengo que irme! —Y tengo muchas ganas de salir de allí.

Su mano se une a la mía y él toma la iniciativa en conducirme fuera del club. ¡Increíble! Nunca pensé que algo así podría sucederme esta noche. Se detiene en la orilla de la banqueta, algunos autos pasan por la avenida. Suelta mi muñeca. El viento me golpea en la cara.

—¿Venías con ese sujeto? —Se anima a preguntarme.

—No. Vine con alguien más.

—¿Con quién?

—Eso no importa ahora, él está ebrio allí adentro.

—Yo estaba por irme del lugar, antes fui al sanitario y al salir vi la escena. ¿Quieres...?

—Pediré un InDriver —saco mi celular y empiezo a teclear en la aplicación.

Logro lanzar una oferta a algún conductor. Me siento un poco nerviosa de que él esté aquí. ¿Por qué volver a encontrarnos en un lugar así? ¿Por qué la vida estaba siendo demasiado intensa conmigo? ¡Caramba!

—¿Dónde vives?

Alzo la mirada. Mis latidos están nerviosos de habernos encontrado en estas circunstancias. ¿Por qué la vida estaba siendo demasiado injusta conmigo?

—Yo... —Me sentía avergonzada de volver a encontrarnos en un momento así. No fui capaz de terminar mi frase.

—Soy un maleducado. ¡Perdóname! Mi nombre es Manuel —y extiende su mano para estrecharla conmigo.

¡Ya lo sabía! Su nombre, su mirada, su sonrisa. ¡Ya lo conocía! Recuerdo que su nombre hacía latir con intensidad a mi corazón. ¿Hace cuánto que no nos veíamos? Parecía que él no me reconocía. ¡Qué alivio!

De pronto, me daba mucho miedo que pudiera reconocerme. ¿Qué pensaría de mí si supiera quién soy? ¿Estaría orgulloso de mí? ¿Sería capaz de amarme?

—Mi nombre es Ángel —mentí y estreché mi mano con él.

Una notificación hace que yo dirija la vista a mi celular. ¡Ya tengo InDriver! Y lo mejor es que está a un minuto de distancia.

—Un gusto poder conocerte. Lamento que sea en estas circunstancias, pero creo que por algo pasan las cosas —dice él y suelta mi mano.

¿Por algo pasan las cosas?

—Tienes razón. Creo que si tú no hubieses aparecido, ese tipo hubiese... —no fui capaz de terminar la frase.

El auto se estacionó a un lado de nosotros y baja la ventanilla.

—¿Señorita Ángel? —Pregunta el conductor.

—Sí.

—Ya estoy aquí —sentí cierto alivio de poder tener mi InDriver esperando a mi lado.

Era hora de despedirnos, pero su gesto me hizo temblar. Subió su mano a mi rostro y su tacto me hizo doler ligeramente.

—Parece que ese golpe fue muy duro —dice Manuel.

¡Pero yo quería irme de allí! Ya no podía seguir así, viéndole la cara.

—Muchas gracias por lo de antes. ¡Cuídate mucho!

Abro la puerta de los asientos traseros y subo a toda velocidad.

—¡Tú también cuídate! —Dice él.

Y el auto comienza a avanzar. ¡Él se queda atrás! Mi mente está inquieta. ¿Volveremos a vernos? Los latidos de mi corazón están intensos. ¡Algo ha vuelto a despertar en mi interior! Acabo de reencontrarme con mi crush de toda la vida en una noche bastante intensa.

CONTIGO

—¡Ya levántate! ¡Ivin! Es hora de desayunar —mi hermano llama a la puerta de mi habitación.

Con mucha pesadez, me animo a responderle.

—¡Ya voy! —Y me revuelco entre las cobijas y mi cama.

Bostezo. Miro el techo. Me rasco los párpados. Siento dolor en mi mejilla. ¡Me duele! ¡Pero duele rico! Entonces recuerdo. ¡Me siento en la cama!

Pienso. Vuelvo a pensar. ¡Lo recuerdo! Recuerdo todo.

Corro al baño de mi habitación y al verme en el espejo, me siento muy extraña. ¡Hay un hematoma en mi mejilla derecha!

—¡Carajo! No sé cómo permití que esto pasara.

¿Qué otra opción tengo? Hago mi rutina matutina. Me alisto y pongo un poco de maquillaje para intentar disimular mi moretón. Antes de salir de mi habitación, suspiro con todas mis fuerzas y mi celular vibra.

¡Es una llamada!

—Hola.

—¡Buenos días, Ivin! ¿Cómo estás? —La voz de Alán suena muy bien.

Abro la puerta de mi habitación y salgo.

—Muy bien. ¿Tú, qué tal?

—Extrañándote.

—¡No manches! Qué cursi.

—¿Estás en tu casa?

Comienzo a bajar las escaleras.

—Sí. ¿Por?

—¿Recuerdas lo que hablamos la última vez?

Me puse pensativa durante algunos segundos. Una vez abajo, comienzo a caminar en dirección a la cocina y en la sala...

—¿Aún sigues con eso? Te dije que... —pero no fui capaz de terminar mi frase y él me mira con el celular al oído.

—¿Puedo casarme contigo? —Su pregunta me deja impactada.

Esta vez no estaba bromeando y había flores en sus brazos. Camina hasta mí. Guarda su celular y se hinca para ofrecerme un anillo. ¡Él está muy seguro de esto! Pero yo, me siento extraña.

—Alán... —un crujido en el suelo hace que desvíe la vista y así, descubro que mi familia está viendo la escena. ¡Y no solo mi familia!

¿Por qué estaban ellos aquí? ¡¿Otra vez él?! ¿Por qué Manuel y su madre también me miraban con mucha ilusión? ¡De locos amaneció hoy! ¿Acaso yo seguía durmiendo? ¿Un mal sueño? ¡Pues no mi cielo! Esos ojos verdes me observaban con atención y eso causó un ligero dolor en mi alma.

—¡Quiero aprender de que trata el matrimonio contigo! —Dice Alán.

Siento un nudo en el pecho, quiero decirle mil cosas y ninguna palabra es capaz de salir de mi boca. Cuando hago contacto visual con esos ojos verdes, no puedo creer que esté pasando esto. ¿Por qué ahora? ¿Por qué hacer esto? ¿Por qué hacerme una propuesta así a mis dieciocho años?

—¡No puedo! —Es lo primero que le digo—. No estoy lista para casarme, aún soy muy joven.

—Ivin...

—Tengo que irme, Alán, te dije que no era buena idea que hicieras esto. ¡Necesito ir a comprar medicamentos! —Acto seguido a mis palabras, me doy la vuelta y salgo corriendo de mi propia casa.

El viento me golpea el rostro, el sol brilla en el cielo y me siento muy extraña. ¡Molesta y contenta! ¡Enojada y tranquila! ¡Agradecida y odiosa! Me detengo en el portón de malla y antes de salir, medito en todo lo que está pasando. ¿Por qué me pasan están cosas a mí? Siento que tengo la respiración muy agitada.

Escucho que la puerta de mi casa se abre y cuando dirijo mi vista a ver de quien se trata, me siento más sorprendida que antes. ¡Aquí viene!

Después de todo lo que pasó anoche, ¿fue capaz de reconocerme? ¿Logró descubrir mi identidad y vino a exhibirme? ¡Hoy no sería un buen día!

—¿Estás bien? —Manuel se detiene enfrente de mí.

—Sí —miento—. Bueno, la verdad es que eso fue muy inesperado. Aún no me siento lista para casarme.

Sus ojos se clavan en mi mirada y no puedo creer que después de mucho tiempo él esté de vuelta en mi vida. 

—Yo tampoco creo que estés lista para casarte.

—¿Y cómo es que estás aquí? —No me da miedo preguntarle—. ¿Desde cuándo...?

—Tu madre invito a mi madre. Dijo que quería compartir la felicidad de tu compromiso.

—¿La felicidad de mi compromiso? ¡Ay! Esto no puede estar pasando.

Hay un silencio en nuestra conversación y era curioso que mi alma no se sintiera nerviosa por ver a Manuel de frente, en el patio de mi casa, mirándome desilusionada por una propuesta fallida de matrimonio.

—¿Iras a la farmacia? —Se anima a preguntarme.

—Sí. Necesito ir a surtir una receta de mi padre.

Y como gesto inesperado, su mano se posa sobre mi hombro y me acaricia suavemente. ¡En mi corazón se encienden chispas! Y su sonrisa me hace sentir como una completa boba.

—Déjame llevarte. Después de todo, tenemos que ponernos al día de muchas cosas. ¡Me da mucho gusto volver a verte después de tanto tiempo!

Él abre la puerta del portón y me invita a seguir su paso. ¡A mí también me daba gusto verlo!

—Pensé que no volverías a San Francisco. ¿Vienes de vacaciones? —Me atrevo a averiguar.

—No. Estoy de vuelta para vivir aquí.

Se detiene en un auto de color negro, no sé qué marca es, pero es muy lindo y brillante. Me invita a subir como copiloto. Cierra la puerta. Lo veo rodear el cofre hasta que sube al asiento del conductor. Enciende el motor. Empezamos a avanzar.

...🦋🦋🦋...

—¡Lamento mucho lo de tu papá! —Dice él.

Trago saliva, estamos por salir de la farmacia.

—Descuida. ¡Cosas que pasan! Ahora él está mejor. Digo, nuestra vida cambió mucho, pero al menos él está con vida.

Asiente. Se detiene en la entrada y mira al frente.

—¿Quieres un helado? Yo invito —el tono de su voz me pareció generoso.

Afuera de la farmacia hay un puesto de helados. Él elige un cono de chocolate con vainilla y yo, un cono de zarzamora con queso. ¡Delicioso!

—¿Y cómo te has sentido? —Se anima a preguntarme.

—Estoy bien. No me puedo quejar.

—¿Cómo conociste a tu novio?

—¡¿Mi novio?!

—El tipo que se te propuso esta mañana.

—¡Ah! Él no es mi novio.

—¿Y entonces?

—Alán es un buen muchacho, pero lo que él quiere para mí no me parece lo más correcto.

—¿Lo que quiere para ti?

—Quiere ayudarme con lo de mi papá. Dice que si nos casamos, él podría darme seguro médico y a su vez, mi padre podría estar bien atendido por cualquier cosa que pudiera suceder. ¡Pero yo no estoy de acuerdo! No puedo hacer eso.

Mientras caminamos de regreso a su auto, el helado sabía delicioso y mis palabras parecieron ser importantes para él. Manuel meditaba en ellas.

—Entonces no son novios.

—No, no lo somos. Aunque Alán suele decir a mis padres que ambos estamos saliendo,  sé que solo lo hace para tratar de animarlos.

—¿No tienen seguro médico?

—No. Ya sabes que mi padre siempre trabajó por su cuenta y mamá no había trabajado desde que se casó.

—¿Y cómo le hacen para poder...? —Ni siquiera tuvo que terminar la pregunta para que yo descifrara su curiosidad.

—Vendemos postres —dije con seguridad—. Mamá hornea pays y nosotros nos encargamos de salir a venderlos.

Se detiene en seco, parece procesar la información que acaba de escuchar. Lo miro a los ojos y veo su rostro lleno de inquietud.

—¿Y la escuela? ¿Aún...?

—No me gradué.

—Pero...

—La vida cambió mucho desde que papá enfermo.

Un viento suave alborota mi cabellera. Él se acerca a mí, sube su mano a mi mejilla y justo abajo de mis anteojos, sus dedos comienzan a acariciar mi hematoma. ¡Me duele!

—¿Qué te pasó aquí? —Él quiere saber.

¿De verdad no me reconocía? ¿Los anteojos eran una buena herramienta para ocultar mi otra identidad?

—Me caí de la cama.

—¿Te caíste?

—Sí. Es que a veces suelo moverme mucho mientras duermo y entonces, anoche me caí y me golpeé con un libro que estaba en el suelo.

Su mano seguía tocando mi rostro, la cercanía hizo que mi corazón empezara a latir con intensidad y a la vez, tenía nervios de que él pudiera descubrirme. ¿Manuel sería capaz de recordar que anoche me salvó de un tipo que quería abusar sexualmente de mí? ¿Sería capaz de recordar que fue muy amable anoche? ¿Él gusta de salir a loquear a los clubes nocturnos? ¿Por qué estamos aquí ahora? ¿Por qué la vida ha vuelto a hacer que coincidamos?

—Espero que pronto desaparezca ese moretón —se limita a decirme.

Su pulgar se aparta de mi mejilla y siento que mi helado se está derritiendo.

—Sí.

—¿Quieres volver a tu casa? —Pregunta él.

ME LLEVA A UN ROMÁNTICO EMPEDERNIDO

—¿En qué piensas? —Pregunta ella.

—En muchas cosas.

—¿Te sientes bien?

—No puedo dejar de pensar en papá, en Alán y en... —No fui capaz de terminar la frase.

—¿En qué más?

Acerco la taza a mis labios y bebo un poco.

—Me inquieta no saber qué elegir. Me da coraje no poder sentir que todo estará bien. ¡Me siento agotada! —Soy sincera con ella.

Asiente. El cansancio se ve en sus ojos, ha envejecido mucho estos días.

—Hoy fue un día pesado para ti. Creo que es hora de ir a descansar, quizá si duermes puedas sentirte mejor mañana —dice mamá.

Pero aunque sus palabras estaban llenas de buen ánimo, mi mente no encontraba calma a causa de lo que mi corazón sentía. ¿Angustia? ¿Amor? ¿Preocupación? ¿Cariño?

—¿Ma?

—¿Sí?

—¿Estuvo bien?

Su mirada me consuela y en su rostro veo cómo se irradia el cariño que ella siente por mí.

—¿Te refieres a lo que elegiste esta mañana?

—¿Ajá?

Ella bebe un poco de té. Me mira con dulzura y sonríe.

—Si tú sentiste que eso era lo correcto, entonces está bien. No debes pensar que está mal, el matrimonio no es una decisión sencilla.

—Alán no es mi novio.

—¿No lo es? Siempre lo veo muy atento a ti y tú sueles corresponderle de la misma forma.

—Es que somos buenos amigos.

—Pues parece que para él, tú eres más que una amiga. ¿Ya hablaste con él?

—No. No hemos hablado.

—Creo que eso sería un buen gesto de tu parte.

Mi taza ya estaba vacía. Eran las nueve de la noche. ¿Hora de irme a dormir?

—Gracias por tu consejo. Lo tendré en cuenta —me levanto de mi silla—. Es hora de ir a dormir.

—Sí. Ya es hora de irnos a dormir. Mañana puedes tomarte el día. No tengo ganas de hornear. Ya les avisé a tus hermanos que no irán a vender.

¿No salir a vender? Muy en el fondo, ella siempre era generosa y eso me conmovía mucho. ¡Ella también merecía ser feliz! ¿Cuándo podríamos dejar de sentirnos tan aplastadas?

—¡Gracias ma!

Me acerco a ella para abrazarla. Planto un beso en su frente.

—Descansa. Mañana nos vemos.

—Si hija, descansa.

Estoy por subir a mi habitación.

—Ivin.

—¿Sí?

—¿Compraste la medicina de tu padre?

—Sí.

—¡Gracias! ¿Cuánto fue?

—¡No te preocupes! Estaba en rebaja, pude pagarla con mi dinero —mentí.

La medicina no estaba en rebaja y gracias a mi sueldo nocturno, pude pagarla sin problema.

—¡Qué bueno! Gracias hija.

Subo a mi habitación y cierro la puerta. Pongo seguro en la cerradura, me recargo contra el muro y respiro con profundidad. ¡Algún día las cosas serían diferentes!

Desbloqueo mi celular.

ROMÁNTICO EMPEDERNIDO: ¿Estás disponible esta noche? Te ofrezco $1,500 por dos horas de tu tiempo.

La oferta me pareció demasiado buena.

ROMÁNTICO EMPEDERNIDO: ¿Podrías confirmarme?

ÁNGEL: ¡Por supuesto! ¿En dónde gustas que nos veamos?

Me leyó al instante. No tardo en responder.

**ROMÁNTICO EMPEDERNIDO: **Soy nuevo en la ciudad. ¿Conoces algún bar tranquilo?

ÁNGEL: Sí, te mando la ubicación en un momento.

ÁNGEL ha compartido una ubicación.

Camino a mi cama y durante algunos segundos, en lo que mi cliente no responde, decido acostarme. Mirando el techo. Sintiéndome un poco nerviosa. Intento sonreír al cielo.

Mi celular vibra.

**ROMÁNTICO EMPEDERNIDO: **Está bien, veámonos allí. ¿En qué tiempo te veo?

**ÁNGEL:** ¿Te parece en treinta minutos?

**ROMÁNTICO EMPEDERNIDO:** ¡Excelente! Ya quiero verte.

Rápidamente, me meto al baño para tomar una ducha. Me acicalo lo mejor que puedo, arranco los rastros de cansancio de mi cuerpo y me obligo a ser fuerte una vez más. ¡Me duele un poco el moretón!

Una vez más, antes de salir, me miro durante algunos segundos al espejo y sonrío con mucha fuerza. ¡Me obligó a ser fuerte!

Abro la ventana de mi habitación y con mucho cuidado, me descuelgo de allí hasta llegar a la planta baja. Sin dificultad salgo de casa. Perfume dulce. Ropa elegante y estrellas de noche. Lápiz labial rojo, maquillaje para cubrir el hematoma, tacones altos y el pelo suelto. ¡La perra había vuelto!

Honey de Robyn suena en mis audífonos. Bailo mientras camino, llego a la avenida principal y le hago la parada al autobús. ¡Los pasajeros me miran! Me observan a detalle, en su mayoría, varones. Hombres que regresan a sus hogares después de una larga jornada de trabajo. ¡Sus ojos se clavan en mí! 

¿Qué siente un hombre cuando mira a una mujer hermosa? ¿Qué se supone que debe pensar el hombre al tener una mujer guapa enfrente? ¿Se calienta su cuerpo? ¿Le tiene respeto a la dama? ¡El mundo se ha vuelto muy intenso!

ROMÁNTICO EMPEDERNIDO: ¡Ya llegué al bar! Estaré esperando.

Me toma al menos quince minutos llegar al bar.

—¡Buenas noches! —Soy cordial con Alán.

Sus ojos se enfocan en mis ojos, sonríe y yo no soy capaz de hablar sobre su propuesta de esta mañana.

—Pensé que esta noche no vendrías —dice él.

—En realidad no planeaba salir, pero un cliente me contrató.

—¿Ese es tu cliente? —Con una seña me indica a un hombre que está bebiendo cerveza en una de las mesas de la zona media.

—Sí. Es él —lo reconocí por las fotos de su perfil.

—Ese tipo lleva dos horas aquí.

ROMÁNTICO EMPEDERNIDO aún no nota que estoy aquí.

—¡¿Dos horas?! Pero se supone que...

—Sabes que aquí estaré, si pasa algo, me haces la señal y yo te socorreré —Alán estaba siendo muy amable conmigo y esa amabilidad me agradaba. ¡Por eso era mi amigo!

—¡Gracias por cuidar de mí!

—Me gusta cuidar de ti.

Él tiene sus brazos recargados sobre la barra y me contempla con fijeza. Quizá este es el momento para hablar sobre su propuesta de esta mañana. ¡Mi sentir ya estaba calmado!

—Gracias por intentar hacer que todo parezca romántico y dulce, pero no me siento lista para casarme. Yo...

—Sabía que me rechazarías —dice sin miedo.

—¿Y por qué involucraste a mi familia? —Quise averiguar.

Sus labios se dibujan en una curva tenue.

—Porque tenía una pequeña esperanza de que dijeras que sí a un matrimonio conmigo.

Alán era guapo. Un hombre dulce para una mujer amarga como yo.

—Algún día las cosas serán mejores y no sé, tal vez mi corazón cambie.

—¿Me quieres?

—¡Te quiero!

Sonríe con amplitud.

—¡Con eso me basta! —Entonces hace una seña en dirección al hombre que espera en aquella mesa—. Deberías ir a ver a tu cliente.

Él me alienta a seguir con esto, aunque, muy en el fondo, sé que le duele ver cómo estoy a la disposición de aquellos hombres que pagan por mi compañía. ¡Algún día las cosas serán mejores para nosotros!

—Claro. Te veo más tarde —le digo y me alejo de él.

Con una sonrisa en el rostro, me dirijo a la mesa del centro y la mirada de ROMÁNTICO EMPEDERNIDO parece brillar. Se levanta de su silla. Es alto. Fornido. Con una barba superabundante en el rostro y una sonrisa que brilla. ¡Guapetón!

—¡Hola, buenas noches! Soy Ángel, mucho gusto —extiendo mi mano y su tacto me corresponde. Su mano está tibia.

—Un gusto poder conocerte en persona, soy Jonatán —dice él.

Se acerca a mi rostro, planta un beso en mi mejilla herida. Siento sus vellos de la barba rozarme la piel. ¡Un escalofrío doloroso recorre mi ser!

Me invita a tomar asiento frente a él.

Sobre la mesa esta su celular, un plato con cacahuates enchilados, dos tarros de cerveza, uno a la mitad y el otro completamente lleno. ROMÁNTICO EMPEDERNIDO era un hombre idéntico tal cual en sus fotos. Veintiocho años, mirada profunda, ojos cafés con un brillo peculiar en las pupilas, barba abundante y las cejas superpobladas. ¡Era un tipo muy atractivo! ¿Y a mí me gustaba él?

Se detuvo a examinarme completamente, sus ojos se convertirían en escáneres de mi alma y solo me limité a sonreír. ¿Cómo debía iniciar la conversación?

—¡Eres muy hermosa! —Su voz, su acento norteño, es que él era mi tipo.

—¡Gracias! Tú también eres hermoso —no me dio pena decirle, fui natural en mi halago.

Pareció sonreír. ¡Caramba! ¿Qué pasaba conmigo? Regularmente, la mayoría de mis clientes suelen halagarme de esa forma y en verdad que yo no me siento tan hermosa como ellos afirman, pero, fue en esta ocasión que realmente se sintió diferente escuchar algo así. ¡Sentí bonito! Su voz me hizo sentir demasiado bien. ¡Diferente!

—¡Gracias! La verdad no me siento hermoso, pero gracias por los ánimos —dice él.

—¿Cómo que no te sientes bonito? —Continuo tomando el tema de su belleza para conversar con él.

¿Está mal que una mujer también le diga hermoso a un hombre?

—Pues no. Yo solo me siento normal y ya.

Asentí.

—¿Y cómo es sentirse normal?

—La verdad, no sé cómo describirlo —era su barba la que reafirmaba los movimientos de sus labios cuando él hablaba y eso me agradaba.

—Y entonces, ¿de dónde eres? —Cambie el tema.

—Soy de Jalisco.

—¡Eso está lejos de aquí! —No fui capaz de ocultar mi sorpresa.

—Solo a unas cuantas horas en auto. Ocho, para ser exactos.

Me quedé pensando en la distancia que existía entre nuestras ciudades y en la cercanía que ahora existía entre nosotros. ¿Qué tan cerca deben estar dos corazones para empezar a sentir cariño?

Download MangaToon APP on App Store and Google Play

novel PDF download
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play