Uzziel Vannecelli
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-Estoy reclinado en la mesa con una cuerda en la mano, cuyos extremos tienen pequeñas puntas que desgarran la piel al contacto. Este juguete es el favorito de mi madre. A medida que observo, Miguel, quien se suponía que era mi mano derecha, comienza a despertar lentamente. Al percibir mi presencia, se incorpora de golpe y, con tono angustiado, me pregunta-Jefe Uzziel, ¿qué ocurre? ¿Por qué estoy amarrado?
-Yo le respondo-me faltaste al respeto y recibirás las consecuencias.
-Él abre los ojos como platos y me grita-¿de qué hablas? ¿Por qué piensas en castigarme? Si es un juego, es de muy mal gusto.
- Con un dedo llevo a mis labios en un gesto de silencio y le digo- no grites, sabes que no me gustan los escándalos. No estoy bromeando. Pensaste que no me daría cuenta de que tú y Andrea tenían una relación. Lo observo temblar mientras comienza a escapar un balbuceo involuntario. Arquedo una ceja y dejo caer la cuerda al suelo, donde lo veo temblar aún más. Me complace que mis víctimas sientan miedo. Muevo la cuerda con fuerza y la lanzo hacia su pecho, jalándolo hacia mí. Escucho su grito mientras comienza a sangrar. Él dice- Yo, yo no quería traicionarte. Lo siento, solo que ambos nos enamoramos. No pudimos resistir este sentimiento. De verdad, lo siento. Por favor, perdona la vida de Andrea y la mía.
-Vuelvo a lanzar la cuerda, pero esta vez impacta en su rostro. Su grito resuena por toda la bodega mientras observo cómo su cara está bañada en sangre. Le respondo- Miguel, Andrea me pertenecía. Nunca debiste fijarte en ella. Si realmente se amaban, deberías haberme lo dicho; tal vez la habría dejado. Sin embargo, preferiste callar y traicionarme. Sabes que no perdono una traición. Has sido testigo de cómo hago que paguen aquellos que me faltan al respeto. Ahora lo experimentarás en carne propia y entenderás por qué me llaman Beelzebub.
-Él me dice-Eres un maldito psicópata, un cascarón vacío que no sabe lo que es el amor. Nunca podrías entenderlo. Andrea y yo sentimos que, si no te dijimos nada, fue porque ella te tenía miedo y yo no quería arriesgarla.
-Sonrío de lado; él tiene razón, soy un psicópata. No tengo empatía por nadie, carezco de sentimientos y soy un cascarón vacío. Solo sé que mis padres me enseñaron sobre lealtad y la importancia de proteger a la familia. Por ellos, puedo experimentar cierta empatía y un apego especial hacia ellos. Le respondo. -No comprendo ese tipo de sentimientos, pero la traición no se perdona. Sonríe, Miguel, pronto estarás con Andrea en el infierno, donde su amor reinará.
-Tomo mi cuerda y la lanzo a diferentes partes de su cuerpo mientras escucho la melodía de sus gritos. Al escuchar la puerta abrirse y alguien ingresar, me detengo. Al voltear, veo a Bruno,
quien pregunta-¿Ese no es Miguel? ¿Qué le has hecho a ese pobre diablo?
-Respondo-Se atrevió a involucrarse con Andrea. Dime, Bruno, ¿tienes noticias de ella?
-Él dice- Sí, ya está en casa de la abuela.
-Arqueando mi rostro, respondo-Qué buena noticia, por fin la veré.
-Él suspira, se acerca a mí y comenta-Es momento de ir a la mansión de la abuela. Todos están llegando para celebrar su cumpleaños. No podemos llegar tarde, así que termina rápido con este traidor.
-Extraigo mi arma de mi espalda, desactivo el seguro mientras observo que está cubierto de sangre y moribundo, y le digo- Lamento que no haya recibido la atención adecuada, pero lamento informar que debo irme, alguien especial ha llegado. Por favor, saluda a Andrea de mi parte.
-Con un movimiento rápido, le disparo en el pie para que despierte del letargo. Mientras él grita, desenvaino mi daga y le propino un corte profundo en el pecho, tan letal que en pocos minutos dejará de vivir. Limpio la hoja con su camisa y me alejo, buscando mi chaqueta mientras salgo de la bodega junto a Bruno. Él se dirige hacia su auto y le digo- Nos veremos en la mansión, me tomaré una ducha.
-Me subo a mi auto y, minutos más tarde, llego a mi departamento, donde me doy una ducha. Cincuenta minutos después, ya estoy en la mansión de mi abuela Isabel. Al entrar, veo a toda la familia, así como a los líderes de las organizaciones rusa y alemana. En estos años, Salvatore ha asumido el liderazgo de la organización alemana. Todos comienzan a notar mi presencia, por lo que los saludo con alegría, hasta que llego a donde está mi abuela, quien, al verme, ilumina su rostro y me dice-Uzziel, ¿por qué te has demorado tanto?
-Le respondí con una amplia sonrisa-Abuela, ¡feliz cumpleaños! Perdóname por haber llegado tarde; me surgieron algunos asuntos, pero ya estoy aquí.
-La abracé mientras ella me correspondía con alegría y me dijo-Es cierto, cariño, me hace muy feliz que estés aquí.
-Le entregué una pequeña caja. Al abrirla, vio un reloj de diamantes. Sonriendo, me dijo- Gracias, mi querido nieto, siempre tan detallista.
-Mi abuela hace una señal y, al verla
comenzar a acercarse hacia nosotros, la observo desde abajo hacia arriba. Su rostro, tan bello y angelical, irradia dulzura y pureza. Su nombre lo dice todo Ángela. Ella me sonríe y dice-Hola, Uzziel, ¡cuántos años sin verte! ¿Cómo estás?
-Le respondo-Estoy bien, ahora mejor, pero no sabía que estábamos en una fiesta de disfraces.
-Ella sonríe y mi abuela interrumpe- Qué bromista eres, Uzziel. No estamos en una fiesta de disfraces; ella es novicia y en dos meses se convertirá en monja.
-¿Se convertirá en monja? le pregunto, dirigiendo mi mirada hacia ella-¿Es cierto?
-Ella me sonríe con una inocencia y alegría desbordantes y responde-Así es, Uzziel, muy pronto seré monja. ¡Es grandioso, ¿no crees?
-Por supuesto que no, ¿ella convertirse en monja? Eso jamás ocurrirá. Ella debe de estar en mi dominio y no permitiré que se aleje de mí, no de nuevo. Su pureza y su inocencia deben ser mías; es mi intención corromper su mente y su alma. Su pureza me pertenece, y no estaré en paz hasta lograrlo. Sonrío y le digo-Claro que sí, Ángela.
Ángela Müller
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-Después de ocho años, regreso a tierras italianas con gran entusiasmo para reencontrarme con la familia Vannecelli, especialmente con Uzziel, ese maravilloso niño que siempre me cuidó y fue tan especial conmigo. Sus ocurrencias lograban hacerme reír y lo considero todo un ángel; por ello, me emociona mucho verlo nuevamente. Tras bajar del avión, nos subimos al automóvil donde viajamos con mis hermanos y mis padres hacia el cumpleaños de la señora Isabel. Observo a mi hermana mayor, quien está atenta a su teléfono. Mientras mi segundo hermano observa de reojo lo que ella escribe, arqueando una ceja, suspiro y sonrío. Dirijo la mirada hacia la ventana, admirando las hermosas calles de Roma. Entonces escucho-¿Amara, quién es ese Fabián? ¿Por qué le dices “cariño”?
-Ella responde-¿Desde cuándo debo darte explicaciones? Mejor búscate una novia y déjame en paz.
-Comienza a discutir durante todo el camino hasta que, por fin, llegamos a la mansión, donde me vienen a la mente muchos recuerdos hermosos. El auto se detiene. Me bajo y veo que en otro auto se abre la puerta; se bajan mis padres y mis dos hermanos menores, que corren hacia mí: Gabriel y Alexis, dos niños hermosos de 10 y 8 años. Ellos me ofrecen sus manos, así que yo las tomo y caminamos juntos hacia la puerta, donde ya están los señores Vannecelli. Ellos me saludan con alegría mientras nos invitan a entrar. Después de unos minutos, llegan mis tíos acompañados de mis primos. Me acerco a ellos y comenzamos a conversar un rato. La familia va llegando poco a poco, pero con la mirada busco a ese chico de cabello blanco y no lo encuentro por ningún lado, solo a sus padres y hermanos. Sus hermanos mellizos han crecido; ahora son unos adolescentes. Ellos están con otros jóvenes que imagino son los hijos de los trillizos. Uno de los chicos me observa de reojo mientras sonríe y se dirige hacia mí, diciéndome- Hola, ¿tú eres Ángela, verdad?
- Sonriendo le digo- Así es, ¿cuál es tu nombre?
- Él me responde-Yo me llamo Elio, soy hijo de Gian Vannecelli. Dime, hermosa dama, ¿por qué estás vestida así?
- Intenta hablar cuando una chica de cabello rojo, que se parece a la dama Valka, lo interrumpe y dice- ¿Eres monja, cierto?
- Le respondo-Aún no, soy novicia, pero pronto lo seré. ¿Eres hermana de Uzziel? ¿Podrías recordarme tu nombre?
- Ella responde- Soy Kira. Este es mi hermano Kai, y ellos son mis primos. Liam es hijo de Thyler y Harper. Este es Matteo, hijo de Renzo y Sandra; y él es Elio, su gemelo Gino.
(kai)
(liam)
(matteo)
(Elio y Gino)
- Ellos me saludan colocando su mano en la frente. Mientras sonríe, Emilio dice- ¿De verdad quieres ser monja? Eso debe ser aburrido. ¿Qué te parece si mañana sales con nosotros? Iremos de paseo y así nos conocemos un poco más.
- Levanto una ceja y sonrío. ¿Acaso está coqueteando conmigo? Observo cómo su gemelo le da un codazo y Kira comenta- No le prestes atención, no está bien de la cabeza. Sin embargo, si quieres, puedes acompañarnos mañana.
-Le respondo- Lo consideraré, pero gracias por la invitación.
-Observé cómo la señora Isabela me hacía señas y noté la presencia de un hombre alto de cabello blanco a su lado, quien me miraba atentamente. Me despedí de los chicos y caminé hacia ellos. A medida que me acercaba, el hombre me observaba de abajo hacia arriba. Una vez que llegué, me di cuenta de que se trataba de Uzziel, lo que me llenó de alegría. Ha cambiado mucho desde su infancia y ya no se parece en nada, pero sigue teniendo el mismo sentido del humor. Después de conversar durante un rato, la señora Isabela se retiró, dejándonos a solas. Él me miró fijamente y, finalmente, me dijo- Te ves muy hermosa, Ángela. ¿Qué te parece si caminamos un rato por los jardines?
-le respondo- Sí.
-Comienzo a caminar hacia el exterior de la mansión, donde ya es de noche. El cielo está repleto de estrellas y la luna llena brilla con esplendor. Los hermosos jardines me traen recuerdos de mi infancia, de lo mucho que disfrutaba jugando en ellos. Mis pensamientos son interrumpidos cuando él me dice-Ángela, ¿por qué quieres ser monja? Recuerdo que cuando eras niña siempre decías que querías ser doctora.
- Le contesto-Uzziel tiene una excelente memoria. En un principio, quería ser doctora, pero cambié de opinión al comenzar mis estudios en una escuela católica. Comencé a leer mucho y, a medida que profundizaba en los textos, mi corazón se llenaba de alegría. Deseaba seguir los caminos del Señor y poder ayudar a mi familia para que pudieran alcanzar la salvación. Reconozco que nuestra familia ha tomado decisiones equivocadas y hacen cosas malas, pero espero poder contribuir a su redención.
- Él me observa, pero no percibo ninguna expresión en su rostro y me responde- Es muy amable de tu parte, Ángela.-Toma de mi mano y añade- Ciertamente eres un ángel. Espero que puedas cumplir con tu propósito. ¿Cuántos días te quedarás?
-Le respondo-Estaré aquí aproximadamente dos días y luego regresaré a Alemania.
-Él me dice-¿Tan poco tiempo? ¿Qué te parece si te quedas una semana y pasamos tiempo juntos? Te invito mañana a ir de camping; debemos recuperar el tiempo perdido.
-Lo veo sonreír, y yo le correspondo con una sonrisa. Le respondo- Si puedo quedarme una semana. Tus hermanos menores y tus primos me invitaron a salir. Mañana podríamos acompañarlos.
-Con una sonrisa que rápidamente se torna seria, dice- ¿Los pequeños demonios?
-Le pregunto-¿Los pequeños demonios? ¿Por qué los llamas así?
-Me responde-Porque lo son. Ellos son sinónimo de caos; donde están, siempre surgen problemas y destrucción. Es mejor que no te juntes con ellos.
-Me sorprendo y le digo- Pero me parecieron tan tranquilos y educados, no parecen así.
- me dice- no te dejes engañar por su apariencia de niños buenos, ya que en realidad son los mismos demonios.
Uzziel Vannecelli
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-Después de caminar con Ángela, descubrí el motivo por el que quiere ser monja. Solo está perdiendo el tiempo; su familia ya tiene el boleto VIP al infierno, igual que nosotros. Qué ingenua es. Ella también irá con nosotros; eso me encargaré de hacerlo personalmente. Después de convencerla de que se quede una semana en Italia, será el momento perfecto para conquistarla. Por eso la invité a ir al camping; a ella le gusta mucho la naturaleza. Debo interpretar un personaje romántico y amoroso, ya que eso es lo que les gusta a las mujeres. Regresamos a la mansión. Hoy, todos los nietos se quedarán en la casa de la abuela, por lo que me quedaré también. Sin embargo, esto me irrita, ya que no me agrada estar rodeado de tanta gente, especialmente de aquellos que considero demonios; espero que no hagan ningún tipo de alboroto. Después de que la fiesta concluyó, Ángela ya se encontraba en la habitación con su hermana y mi prima Loto, mientras que los Demonios estaban en otra habitación y el resto de los primos en distintas áreas de la casa. Salgo de la mansión cerca de la medianoche para contemplar la luna mientras enciendo un cigarrillo. Al fumar, siento la presencia de Bruno a mi lado, quien me pregunta- ¿Cómo te fue con tu monjita?.
-Le respondo- Bien.
-Él comenta- Perdiste, Ángela. Ahora que será monja, ya no tienes oportunidad.
-A lo que le replico- ¿Perder? ¿Acaso un Vannecelli ha perdido alguna vez? Yo nunca pierdo; conquistarla será un desafío más que estoy decidido a afrontar.
-Lo escucho reír y dice-, ¿de verdad crees que tendrás una oportunidad con ella? Ella va a ser monja, no creo que sea como las demás mujeres que se dejan conquistar. En nuestra conversación, es evidente que está muy segura de su vocación.
-Me giro hacia él, mientras exhalo el humo en su rostro, y le digo- Al final del día, ella es una mujer, y todas las mujeres suelen sentirse atraídas por palabras bonitas y gestos cariñosos. Estoy convencido de que sucumbirá a ese tipo de atención, o dejaré de llamarme Uzziel Vannecelli. ¿Realmente crees que soy como aquellos que alternan entre tú y tu caprichosa?
-Él, alzando los ojos en un gesto de irritación, responde- Eso es distinto, conoces la razón de mi actitud hacia Cataleya.
-A lo que le replico- Si continúas por ese camino, ella se cansará y buscará la compañía de otro hombre.
Observo cómo se tensa, apretando su mano. Su rostro refleja una notable irritación; incluso se marca una vena en su frente. Con un tono de rabia, afirma- Ella nunca estará con otro hombre, te lo aseguro. Cualquiera que intente conquistala estará muerto al amanecer; encontrará su cuerpo bajo un puente.
- Le respondo, mientras ruedo los ojos- Sí, como te ocurrió con ese desafortunado infeliz. Al final, es tu problema. Ya tengo sueño; hablaremos mañana.
-Al entrar a la mansión, me encontré con Cataleya en el jardín, quien me preguntó- Hola, Uzziel, ¿has visto a Bruno?
- Le respondí- se encuentra en el jardín.
- Tras despedirse, se dirigió hacia allí, donde ambos suelen jugar al gato y al ratón. Entiendo la perspectiva de Bruno hacia Cataleya, ya que ella es una mujer bastante caprichosa y, a su vez, él siente un amor profundo por ella, quien podría percibirlo simplemente como un capricho más. Continué subiendo las escaleras y pasé junto a la habitación donde se encontraba Gabriela. Escuché unos ruidos que me llamaron la atención, así que me acerqué a la puerta. Al acercarme, empecé a escuchar unos gemidos. Al abrir la puerta, vi a Gabriela sentada en una mesa besándose con Salvatore. Al notar mi presencia, ellos se separaron y Gabriela se levantó rápidamente para ponerse la blusa.
Me miró y me dijo- Uzziel, no es lo que parece.
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