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El Peso De Tu Mirada.

Hola Croissant.

Dennis Donovan tiene 30 años, cabellos largos, mide 1.90 y sus empleados lo denominan como un Big Boy, tiene el cuerpo casi todo tatuado, a sus 30 años ya dirige una cadena de restaurantes en Alicante, provincia de España. Siempre pensóque no tendría una esposa, por tener la apariencia de un tipo serio, arrogante y casi siempre estar con cara de enojado.

Su hermano Frederik Donovan de 26 años, casi de su misma altura, pocos tatuajes, se le otorgó la tarea de ser el siguiente al mando del trabajo familiar pero decidió seguir su propio sueño y es ser artista, su padre antes de morir les pidió que se mantuviéran unidos.

Dennis, desde que tiene 20 años llego a tener más de 12 tipos de mujeres, pero desde que se mudó a Alicante su enemiga número 1 llega todos los veranos a España a visitar a su vecina, que es la tía. Como siempre Dennis intentas mantenerse alejado, pero sabe que su hermano Frederik y la chica de su enemiga Sofía, siempre lo invitan a comer.

Ella es Penélope Flores, una chica de 20 años, que nació en Argentina, Buenos Aires. Y que por su peso no les gusta a los chicos de su edad. La conocí en persona cuando cumplió los 10 años, pero las cosas no salieron muy bien que digamos, ellos tuvieron un accidente en donde Dennis rompió la muñeca de Penélope por accidente, y este nunca se disculpó.

Aunque solo viene en las vacaciones de verano a España, sabía muy bien cuando llegaba a la casa de su tía. No había nada en ella que le gustará, su risa, sus ojos, sus piernas, todo de ella le molestaba, en todo momento quería perderle de vista y no ir, su tía suele invitarlo a comer en su casa y no podía perderselo.

Podia describirla con tal molestia que sus cabellos negros con puntas colores, su altura de 1,55, su cuerpo curvilíneo, sus ojos color avellana, sus labios rellenos y siempre con un bálsamo transparente. Es el tipo de chica que no esta en su campo de visión

Saber que podía estar en la misma habitación con ella, aunque no hable directamente él era más que una invitación para salir de ahí. En algunas ocasiones llego a intercambiar palabras, pero la timidez de la joven, lo hacía odiarla más. Su prima Gloria García, de la misma edad solía ignorarla por la misma razón que su novio la molestaba por su peso.

《~~ Alicante, España.

Esa misma mañana mientras que Dennis terminaba la última corrida de la costa, siendo las 05:30 de la mañana, se queda unos segundos para mirar el amanecer desde donde está. Algunas personas caminan, algunas mujeres le coquetean con la mirada, algo que para él es normal, siempre le gusto sentirte admirada prefería un día de entrenamiento, antes que una día de no hacer absolutamente nada.

El sol se anuncia con sus primeros rayos de luz, el mar se apresuro a llegar a la casa para poder irse a trabajar a tiempo. La vacaciones llegaron hoy y Dennis sabía que lo significaba, tendría que soportar por 3 meses a la sobrino gorda de su vecina. Llegando a su casa, pasa por enfrente de la casa de su vecina y encuentra un arreglo florales, de esos que se dan en los funarales, espero a que alguien saliera para nada y se le estaba haciendo tarde para irse a trabajar.

Llego a su casa y es recibido por su empleada, una mujer de casi 60 años llamada Elvira Mendez. Subió a su habitación sin antes escuchar las quejas de su hermano Frederik al no encontrar su herramientas de trabajo.

—Oye tu, podrías no hacer tanto ruido... — golpe el marco de la puerta.

—¿Que quieres Dennis? — se quejo aun buscando sus cosas.

—¿Sabes si pasó algo malo en la casa de Sofía? — pregunto curioso.

—No, pero deberías hablar con Elvira capas que ella si sabe. — aconsejó.

Frederik guardó sus cosas y su piso una remera saliendo de la habitación y de la casa. Densidad por otro lado se entró a bañar en lo que tardaba en hablar con su hermano.

En la casa de Sofía, su esposo Rogelio y el resto se encontraban callados y resguardando silencio, el esposo de Sofía se preparaba para ir a buscar a su sobrina Penélope, al aeropuerto. Hoy no es un día cualquiera.

Saliendo con su auto, se queda mirando el gran arreglo floral en la entrada de su casa y lo ignora, la simple idea de saber que el padre de la chica ya no está, eso lo está matando, y que ahora tendrá que cuidar de la chica hasta que tenga 21 años.

En el camino compra algo de comida para alegrar un poco más a la joven, se estación a una cuadra del aeropuerto y camina hasta llegar a la salida de los pasajeros, mie tras espera observa en su celular la imagen su sobrina con su padre.

En ese momento una mujer a anuncia por alto parlante que los pasajes, que salieron de Argentina, Buenos Aires llegó a y que saldrán por la puerta 5.

Se levanta con un ramo de rosas en sus manos y camina a la puerta 5. Cuando llegó nota que los pasajeros salen pero no logra ver a su sobrina, siempre espero ver a la mimas niña gordita que el siempre quiso, a la que siempre protegio y cuido como a una hija. Ahora más que nunca tendrá que estar para ella.

—¿Tio? — una voz femenina lo hace mirar a la derecha.

Rogelio se sorprende al ver la apariencia de su sobrina, vestida con un jardinero color negro suelto, y una remera gris al cuerpo, sus cabellos siempre de color recogidos por rodetes al estilo de Pucca, sus muñecas con pulseras, y sus dedos con anillos, una piercings en su nariz al igual que su oreja. Su maleta y mochila del mismo color, su maquillaje suave que no la haga ver mayor pero está vez, se corrió por la lágrimas que salieron durante todo el viaje.

—¿Penni? — ella no aguanto y rompe en llanto. — Lo siento tanto querida, ven vamos casa. —

El consuelo de su tío, reconforta el corazón de Penélope haciéndola sentir segura y querida. Llegaron al auto se suben, en el asiento del copiloto Penélope nota la Bolsa con el nombre de la pastelería, en donde siempre compraba con su papá una torta de cumpleaños. Ahora el simple hecho de pasar por enfrente del local, hacia sufrir.

—¿Que tal tu vuelo, Penni? — pregunto, mientras ella acomoda el pedido en su piernas.

—¿Tio no sabes nada de mi mamá? — esa pregunta hace quedar serio a su tio.

—No, Penni... Ella no a hablado con nosotros. — agacha la cabeza. — Penni, puedes estar tranquila ahora estas con nosotros... —

—Gracias, tio. ¿Y como está la tía? — pregunto secándose las lágrimas.

—Ellas están bien, gracias por preguntar. — se estaciona, enfrente de la casa.

En la vereda de la casa de su tía, la esperan Gloria su prima una chica arrogante y presumida que siempre ignoró a Penélope por ser gorda y latina, pero atrás de ella está su novio James, un chico prefiere la atención de todas antes que sólo de su novia. A lado se encuentra su tía Sofía, hermana gemela de su madre y para su desgracias, el que se parezca a su madre, ya era una tortura.

Su madre una mujer que la abandonó cuando tenía tan sólo 3 años, en Argentina con la familia de su padre Hernán Flores un hombre que siempre trabajo para darle todo a su única hija, aún desconoce el porque se separaron.

Se baja para ser revivida por su tía y su prima, el abrazo que tanto anhelaba de su tía no llegó a reconfortala, ella necesitaba a su mamá y no estaba. Dentro de la casa, Penélope nota que la casa está extraña por lo que le pregunta a su tío.

—¿Tio reformaste la casa? — se sentó en el sofá.

—Sólo una parte... Ven quiero que lo veas.

Al lado de la puerta del patio su tio decidió hacer una habitación más para ella, ahora tendría que un lugar en esa familia, no se quedaría sola, no tendría que pensar en quedarse sola.

Durante todo el día hablaron, lloraron se consolar e intentaron reir. Penélope se sintió mejor y pidió permiso para salir a caminar un rato a la costa de la playa.

Se cambió de ropa para ponerse algo más comod y que confinada con su día, abrumado y tedioso. En el camino nota que todo sigue igual, como la casa de al lado y aunque no pude ver a Dennis sabe que tarde o temprano se lo encontrará.

—Bueno, ahora sólo me queda esperar y adaptarme. — murieron en un suspiro.

Llegando a la costa, nota que el sol se esconde del otro lado de la playa, a su espalda siente el calor que este le otorga.

Mientras camina se coloca su audífono escuchando música, para distraerse un poco observa el horario en su celular y ve que son las 21 de la noche.

Camina de regreso, sin sacarle la vista al mar, pero al mirar al frente un cuerpo secundario golpea el suyo, haciendo que ambos caigan al suelo, pero ella encima del cuerpo contrario.

Aquellos brazos rodean el cuerpo de Penélope haciendo sentir segura y calida, una respiración agitada la hace abrir los ojos, levanta la cabeza y para su sorpresa ella se queda boca abierta.

—¿Dennis? —

—¿Croissant?—

Pelea.

Dennis volvió del trabajo cansado y completamente estresado, sabía muy bien que al volver escucharía música en la casa de su vecina, música Argentina y que estaría toda la noche, por lo que decidió salir a correr antes de acostarse a dormir. Al llegar t encontrarse todo en silencio y el auto de Rogelio estacionado en la entrada de su garaje, le pareció muy raro. Pensó que tal vez, su sobrina no vino. Se acomodó las agujetas de sus zapatillas y comenzó a cargo, pensando que pudo haber pasado el día hoy.

—Capas que llegue mañana. — se detiene y mira hacia ambos lados.

Continuó corriendo hasta llegar al camino que se encuentra al costado de la costa, agitado y menos estresado, disminuye la velocidad de su corrida mirando el mar, y como de a poco se oscurece mientras que el sol, se esconde del lado contrario. A lo lejos ve el cuerpo de una chica caminando, pero mirando hacia el mar. Sin tomarle importancia continua, pero lo contó con que la chica se cruzaría en camino chocando con ella.

En un reflejo por no hacer que ella se lastime, deja que caiga encima de él. La joven levanta la cabeza y se lleva la sorpresa de encontrarse con Penélope, pero está completamente cambiada. A como la recordaba

—¿Dennis? —

—¿Croissant? —

Pasó una de sus manos por detrás de su cabeza, mirando aquellos ojos tristes, los cuales notó con rapidez. Penélope se quitó de encima, para sentarse en el suelo sacudiendo sé la ropa, Dennis sonríe pero de a poco esa sonrisa se apaga al notar que ella ya no sonríe. Se arrodilla con una pierna en el suelo y la otra la usa de apoyo para su brazo. Se acerca a Penélope y nota que está aguantando las lágrimas, se siente culpable por lo que paso.

—¿Penélope estás bien? — levanta su cabeza, desde el mentón.

Ella evita el contacto visual y aparta la cabeza mirando a su derecha, Dennis observa las piernas de Penélope y nota el gran raspón que tiene en su pierna derecha. Ahora entiende del porqué sus lágrimas. Observa para todos lados buscando algún policía de guardia que pudiera ayudarlo, pero son solo ellos dos en toda la costa.

—¿Penélope quieres que llame a tu tío? — ella niega moviendo la cabeza. — Entonces déjame ayudarte, a levantar te llevaré a la casa de Sofía. —

—No gracias, puedo sola. — respondió con la voz ahogada en lágrimas.

—Pen deja...— ella lo interrumpe.

—¡No me llames así! — grito molesto.

—Solamente intentó ayudarte — hablo con voz baja.

—¡Déjame sola! — se levanta, cojeando de su pierna.

—Como quieras. — continúa corriendo.

Ambos se alejan, mirando el suelo molesto y confundidos por el comportamiento del otro, Dennis se detiene luego del unos cuantos pasos y mira hacia aras, notando que Penélope continúa caminando, lento pero camina. Suspiro por el trato que le dio la menor, con sus manos en la cadera, camina a la velocidad de ella, un paso a la vez. Mira el horario en su celular, y suspira a metros de ella, esperando a que llegará a la senda peatonal. La presencia de un chico con dos más, acercándose a Penélope, lo hace detenerse. Un chico moreno con rastas se acerca a Penélope, tocando su hombro.

—Oye ¿Necesitas ayuda? — el joven, se acerca un poco más a ella. —No, espera tienes lastimada la rodilla permite que te ayude. — ¿En dónde vives? —

—Soy Penélope. — sé presento secándose las lágrimas. — Vive en la casa con los portones verdes. —

—Un placer Penélope soy Evan López. — la ayuda a sentarse. — Bueno ahora te acompaño. —

Evan voltea para mirar a sus amigos y decirles que los al cansara más tarde, sus dos amigos se fueron y Evan se queda con Penélope, del bolsillo de su pantalón saca un pañuelo de tela y venda la rodilla de Penélope, evitando que siga sangrando. Ella se levanta para caminar, aunque su pierna tiembla el viento de la playa golpea la espalda de la chica haciendo que pierda el equilibrio. Evan en un reflejo la sujeta de la cintura, haciendo que las mejillas de la chica se sonrojen.

—¡PENÉLOPE! — la voz de su tío la hace levantar la cabeza. — ¿Qué te paso? —

—Tío, no es nada solo me caí… no vi por donde caminaba y me tropecé. — confeso, sintiendo culpa por mentirle.

—Hola señor García, buenas noches. — Evan saluda a Rogelio.

—Evan, gracias por ayudar a mi sobrina. — estrecha sus manos y ayudan a la joven. — Vamos Penni, tienes que comer algo. —

—Gracias Evan. — ella le sonríe.

—Cuídate Penni. —

En el camino de regreso a la casa de su ti, Penélope pensó un poco en todo lo que había pasado ese día, desde que llego a España. Ceno en silencio mientras que su prima Gloria y su novio James, hablan de cosas que pensaban que a ella podría llegar a lastimarle. Aunque provenía de una familia Argentina, Penélope aprendió que la discriminación viene de la mano con la crianza, su abuela le explico que habrá personas que envidiaran su autoestima, que le molestara su presencia, y que crearan rumores que ella jamás habría hecho, y que ella no debería reaccionar como ellos esperan, que demuestra que no es Española, sino Argentina.

Su tía le pide que descasara que mañana sería un nuevo día y que todo estaría mejor. Cuando se acostó en la cama luego de bañarse, miro su maleta abierta en el suelo con su ropa un poco desparramada y recordó del porqué está ahí, busca su celular y no lo encuentra, en los bolsillos de su pantalón, dentro de su mochila incluso en la cocina, la sala. En donde buscara su celular no estaba.

—Estoy en problemas. — paso su mano por su cabeza.

Volvió a su cama, resignada y se quedó dormida, no podía seguir aguanto todo lo que estaba pasando. Ya no quería sufrir más. A la mañana siguiente, Dennis se levantó a la misma hora de siempre y se preparó para salir a correr pero un fuerte dolor en un muslo, lo deja sentado en la cama. Mira su pierna y nota un gran moretón en su muslo, recordando el accidente de ayer, sonríe por la manera en que Penélope reacciono y comenzó a vestirse, se puso un traje de color gris oscuros, una camisa negra, y una corbata del mismo color que el traje, sus zapatos y negros.

Su celular en la mano, se detiene al sujetar el picaporte y mira su mesa de noche, en donde hay un celular con la pantalla rota. Se acerca y se lo lleva mirando el fondo de pantalla, sonriendo al ver que es de Penélope, pero su sonrisa desapareceré cuando recuerda haber visto ayer a la noche a Penélope con Evan López.

La puerta de la habitación de Frederik, está cerrada por lo que supone que él no está. Se apresura para irse a empresa y sin desayunar sale y se sube a su auto, pero no logra ver a la familia García en la casa, vuelve a suponer que no están. Se detiene a comprar café y pasa por un local en donde arreglan celular y lo deja para que le cambien la pantalla. Cuando vuelve a salir, descubre que Penélope está trabajando en un local de velas, que son artesanales.

—¿Sabes trabajar gordis? — chistea de manera molesta.

Penélope atienda algunas personas, pero algunas chicas que entraron a la tienda, entraron solo para reírse de ella y luego salir, se miró en el gran espejo que se encuentra cerca de la puerta de servicio, y no se sintió bonita. Su vestido color negro, unas pantimedias del mismo color y sus borcegos negros, que la hacen ver como una chica Dark. Se dejó el cabello suelto, sus risos a medio armar le dieron la sonrisa que nadie más le dio y su maquillaje suave pero no tanto. Las horas fueron pasando, y su tía llego al local entrando un poco molesta. Penélope la observa confundida, hasta que mira el celular de su tía y se anticipa al regaño.

—¿Pen y tu celular? — pregunto con voz suave.

—¿Qué? Ah, ayer cuando me caí creo que lo perdí. — revelo, y su tía suspiro. — ¿Está todo bien? —

—Si solo me preocupe, nada más. Te veo en la casa. — Penélope, solo asiente y su tía se marcha.

Cuando su tía sale de la tienda, ella trae cajas de la parte de atrás, que es en donde hacen las velas, al volver escucha la puerta abrirse y deja la cajas en el suelo, sacudiendo sus manos levanta la mirada para encontrarse con el mismo hombre que anoche la choco.

—Hola Croissant. — levanta la mano saludando.

—Hola — ella observa al hombre que tiene en frente. — ¿Te conozco? —

—Lo dudo, pero vengo a traerte eso. Ayer se te callo. — deja el celular encima del mostrador. — No lo vuelvas a perder. —

—Gracias. ¿Necesitas algo más? — pregunto, de mala manera.

—¿Qué te sucedió? ¿Tú no eras así? — agrego, haciendo molestar a la joven. — ¿Dime que te paso? —

—¿Qué yo cambie? ¿Me lo dice el idiota que… — se acerca a él. — Si te quedaste con la idea que seguiré siendo la misma gorda que viene a romper con tu paz, estás equivocado porque nunca tuve tantas ganas de no venir a un lugar. —

—¿Croissant que sucede? —

—Si no tienes a quien molestar, será mejor que te marches. — sus ojos se llenaron de lágrimas. — Y no vuelvas a hablarme. Y no te preocupes que cuando tengo el dinero te pagaré. —

Adaptándose.

El día se encontraba terminando, el jefe de Penélope, había llegado para pasar cuenta de la caja y pagarle las horas de trabajo a Penélope, su tío Rogelio paso a buscarla para que no se volviera sola a la casa y de paso enseñarle el camino que ella tendría que hacer, cuando vieja en el autobús. En el camino de regreso, su tía había llamado a Rogelio para avisarle que la cena ya estaba hecha y que no se tardaran, pero el aviso que se tardaría porque llevaría a su sobrina a la plaza para poder hablar. Su tío entendía muy bien como se sentía su sobrina y por lo que estaba pasando, solo que no quería hablar del tema en su casa, porque su hija Gloria siempre molestaba a Penélope. Una vez que llegaron, se sentaron y su tío le dio una gran caja con un moño.

—Sé que es muy pronto pero feliz cumpleaños. — Penélope quedo atónita por el regalo. — Se tarde casi 3 semanas en venir desde Argentina. —

—Gracias, tío. — de la caja saca, un juego de mate y termo.

—Penni, sé que no estás feliz con venir aquí y que tampoco te agrada la idea de vivir con nosotros. — hablo mirando al frente. — Pero prometo hacer lo mejor para que te quedes con nosotros. —

—Tío no es que no quiera quedarme, es el hecho que mi madre en ningún momento me llamo o me mando mensaje para saber cómo estoy. — hablo con suspiros.

—Penni, no debería pensar de más, ella siempre pensó en ella. — revelo.

—Pero soy su hija. — deja el regalo a un lado. — Ahora entiendo, del porqué me crio mi padre. —

—En realidad, no es así como lo piensas… — Penélope se seca las lágrimas.

—¿A qué te refieres tío? —

—Cuando naciste, tus padres se habían divorciado te quedaste con tu madre hasta que cumpliste dos años… — se queda callado. —Tu madre llamo a Hernán, pidiéndole que viniera a buscarte y le pidió que no te trajera de regreso. — Penélope se quedó en shock.

—Gracias, ahora entiendo muchas cosas sobre ella. —

Rogelio abraza a su sobrina y ambos se quedan, mirando a los niños que juego mientras que se consuelan con pequeños abrazos que reconfortan el alma y corazón de Penélope. En la casa de Dennis, se escucha como se queja entre dientes después de que Penélope lo echara de la tienda, mientras que golpe un saco de boxeo. Se escucha como golpean la puerta y por esta su hermano Frederik entra, recostándose sobre la cama, y mira su celular.

—Supe que la sobrina de Sofía, te mando a volar. — revelo con un tono de voz divertida.

—¿Sí? No me diga… — golpea con más fuerza. — Es niña tonta. No es la misma. —

—Sí, pero tiene sus razones para estar así. — sé sienta en la cama.

—¿Qué razones puede tener para ser tan gruñona y malhumorada? —

—Cuando pierdes a tu padre en un accidente, todo en ti cambia. — refirió, dejando el celular en la cama.

Dennis, dejo de golpear el saco y mira a su hermano se sienta a su lado para mirar el celular. Llevándose la sorpresa que en las noticias de Argentina, sale el reportaje en donde describen que un profesor de la facultad de derecho, muy conocido murió en un trágico accidente luego de caer por un puente. Agitado Dennis se saca los guantes y los deja sobre la cama, acercándose a la ventana y ver como Penélope y su tío llegaban a la casa, y ella sonríe.

—Toda una actriz. — sonríe de lado.

A la mañana siguiente, Sofía se despierta emocionada por qué tendría la oportunidad de hacer que su sobrina a que conozca a sus abuelos maternos, aunque a Rogelio no le gustaba la idea. Saber que su sobrina a la que siempre negaron, quieran conocer de golpe luego de que su padre muriera.

—Mamá ¿Por qué hay tantas flores? — pregunto Gloria, sujetándose el pelo. — ¿Y Penni? —

—Hoy vienen tus abuelos, y quieren conocerla. — expreso, terminando de inflar los globos. — Y Pen está terminando de bañarse. —

—Mamá hoy saldremos a bailar con mis amigas. — aviso con una sonrisa.

—Gloria, tienes que llevar a Pen contigo. No quiero que se quede sola en la casa. — menciono Rogelio, bebiendo de su café.

—¿Y por qué tiene que venir conmigo? — la mirada de Rogelio, hace molestar a Gloria. — Está bien, solamente avísale. Me voy. —

—Sofía, deberíamos ir más despacio con Pen. — sugirió. — Ella aún se está adaptando. —

—Amor son mis padres, son sus abuelos. — Rogelio se levantó molesto de la silla.

—Ellos la negaron y ahora la quieren conocer. Y tu hermana, aún no habla con su propia hija. — reclamo, saliendo del casa.

Al salir de la casa, Penélope sale del baño con la ropa que su tía le regalo para ir a trabajar aunque la fiesta seria a la noche Sofía le avisa que trate salir temprano, porque tiene que conocer a dos personas. En su habitación, Penélope busca su borcegos para ponérselos, pero no los encuentra. Su pantalón palazo de color crema y su camisa blanca, que hacen juego con las bailarinas que su tía le regalo.

—Este no es mi estilo. — se maquilla y sale.

En el camino, escucha una voz conocida y voltea para encontrase con Evan López, que se acerca a ella corriendo con una sonrisa, para poder hablar.

—Hola Penélope. ¿Cómo está tu rodilla? — se quita los auriculares.

—¡Evan! Bien gracias por preguntar. — le sonríe. — ¿Ejercitándote? —

—Sí, quería un poco de aire fresco. — se le queda mirándola. —¿A dónde vas? —

—Tengo que trabajar, ahora… y quiero buscar, un lugar en donde vivir. — Evan se sorprende.

—Ah yo podría ayudarte con eso. — una gran sonrisa se formó en los labios de Penélope.

—Gracias, pero tengo que irme o llegaré tarde. — quiere avanzar pero Evan la sostiene de la mano.

—Espera aquí. — y se va corriendo.

Penélope espera mientras que Evan corre hasta desaparecer entre la gente que viene caminando. Cuando llego, se detiene enfrente de la joven y abre la puerta, Penélope se sube a auto y se abrocha el cinturón. Hablan mientras conducen, conociéndose y Evan descubre lo que le paso al padre de Penélope y del porqué se quedara a vivir en España, pero sobre todo descubre que ella es 15 años menor que él. Algo que lo sorprendió mucho.

—Gracias por traerme, Evan. — agradeció saliendo del auto.

—De nada, nos vemos en la noche. — dijo alejándose de ahí.

En la casa de Dennis, quien los veía desde su balcón y como el que decía ser su amigo, le coquetea a una chica que es 15 años menor que él, aprieta el puño respira profundo y bebe de su té. Vuelve a dentro y se cambia, para irse a trabajar. Mira la invitación a la fiesta de bienvenida que Sofía le dio esa misma mañana.

Al terminar sale preparado y se pone en marcha, a la mini empresa pero en camino a su auto, su hermano Frederik le pide que lo deje cerca de la universidad de arte.

Mientras que maneja su hermano la avisa que asistirá a la fiesta que Sofía le tiene preparado a Penélope y que estaría bien que él también asiste. Pensó durante todo el día pero no aún así logró comprender del porque Sofía lo había invitado.

Dennis quiso habla en una vez con Penélope, antes de la fiesta pero sabía mu bien que la noche anterior había arruinado todo con ella, no quería seguir arruinando la relación que puede volver a surgir.

—Veamos que tiene la gordis está noche, para nosotros. — se sienta en su silla y mira la foto del padre de Penélope.

En la casa de Evan, llegó Rogelio buscando con quien hablar antes de salir a trabajar. Sabía que Evan tenía una buena relación con su sobrina, y lo invitaría para que pudieran llevarse mejor.

Toca el timbre pero no sale nadie, supuso que lo estaba en casa.

—Volveré más tarde. — volteo y se marcha.

Dennis decidió salir temprano de trabajar, iría a hablar con Penélope para intentar llevarse bien con la chica pero se anticipa por si la joven se niega a querer arreglar la situacion.

Llegó al trabajo de Penélope, y se queda parado con las manos en los bolsillos mirandola como intenta adoptarse a su nueva vida, a su nuevo país, a su nueva familia.

Pensó en marcharse, pero la voz de Evan lo llevó a ponerse serio y girarse para mirarlo.

—Quien lo diría que un Donovan, vigilará a la pequeña Penélope. — experso con una sonrisa.

—¿Yo vigilarla? — bromeó. — Sólo vine a comprar velas. —

—Entonces tienes que pasar. — Evan l o sujeta del brazo arrastrando lo a dentro. — Pen, vinimos a comprar. —

Evan se anunció y Penélope sonrió pero al ver a Dennis su sonrisa se evaporó en segundoa, mientras que termina de atender a los clientes siente los ojos de Dennis sobre ella poniéndola nerviosa, imposible que pueda concentrarse.

Al irse el último cliente, Penélope se acerca a ellos quienes tocan la mayoría e las velas. Ambos le piden un tipo especial de velas, pero cuando le tocó atender a Dennis, lo hacía de manera directa y prefería hablar con Evan.

—Eh, Croissant necesito que me a tiendas. — ella suspira y enbolsa las velas.

—Gracias por venir, vuelva pronto. — extienda su mano.

—Deberias ser más considerada, soy un cliente. — Ella respira profundo. — No quiero estas velas. —

—Lo siento señor, pero ya las compró. Si quiere cambiar tiene que esperar... — él la interrumpe.

—Nada. Tienes que atender mis necesidades. — hablo deanera altanera. — Ahora quiero otras velas.

Dennis y Penélope se miran a los ojos, desafiandose los dos como si quisieran gritar se groserías entre los dos. Hasta que Penélope se sonroja y este sonríe de manera victoriosa, de mala manera se aparta del mostrador y camina a los estantes de las velas personalizadas.

—¿Alguna en específico señor? — aquella palabra molestó a Dennis.

—Soy Dennis para ti. — Penélope cerró los ojos y los abrió mirándolo.

—Escucha pedazo de estúpido, te calmas o te acomodó los patos. — Hablo entre dientes, mirándolo a los ojos.

—Deja a mis pato en paz. No quiero que te los comas. — bromeó, haciendola sentir triste.

Dennis da un paso hacia delante, quedando más cerca de ella, y vuelve a sonreír cuando nota su pequeña estatura, la observa con más cuidado notando que todo en ella es pequeño incluyendo sus pies. Aprieta sus manos al querer tocar la piel, de la chica baja su mirada a los labios los cuales frente con molestia.

Su respiración chica contra la frente de Penélope, Evan nota la tensión entre los dos y separa a Dennis de ella. Ambos salen de la tienda, sin nada en las manos.

—¿Dennis que crees que estas haciendo? — pregunto Evan.

—¿Porque preguntas? — se acerca a su auto.

—Oye, ella es menor... No te vallas a meter en problemas. — aconsejó.

—¿Yo y Croissant? Quiero una mujer no una aspiradora de comida. — argumentó, mirando hacia atrás. — Vámonos tengo que prepararme para está noche. —

—Entonces yo ir por ella. — pensó Evan mientras se sube a su auto.

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