NovelToon NovelToon

Mi Donador Es Un Lincántropo

introducción

Brenda nunca imaginó que su deseo de ser madre la arrastraría al corazón de una guerra sobrenatural.

Después de una inseminación artificial, su vida parecía tranquila… hasta que su bebé comenzó a mostrar señales extrañas, y un hombre peligroso apareció en su puerta afirmando ser el donador. Un licántropo con secretos oscuros, maldiciones antiguas y una conexión inexplicable con su hija.

En un mundo donde la sangre puede invocar magia y el amor significa arriesgarlo todo, Brenda deberá descubrir su verdadero destino. Porque su hija no es una niña común… y su donador no vino por casualidad.

PD: recuerdén que a veces la persona que te de una puñalada por la espalda resulte ser de tu familia y dependerá de la ayuda de gente de afuera de tu entorno familiar ayuda para seguir adelante

capitulo 1

Capítulo - Aniversario

Hola, soy Brenda Sánchez. Tengo 29 años, soy castaña, mido 1.60 m y tengo un cuerpo normal. Mis ojos son marrones, mi tez es blanca y vivo en Ciudad Anónima con mi pareja, Alexis Báez, desde hace cinco años. La verdad es que nos llevamos bien. Alexis tiene 32 años, tez clara, mide 1.70, su cuerpo es agradable a la vista, no muy musculoso, su cabello es castaño y corto, y es lindo.

Hace poco le comenté que quiero ser madre. Él piensa que deberíamos esperar un poco más, que aún somos jóvenes. Yo respeto su opinión, aunque ya siento que estoy lista.

Hoy es una ocasión especial: cumplimos cinco años juntos. Me estoy mirando al espejo, asegurándome de que todo esté perfecto. Estoy emocionada porque hice una reserva en uno de los mejores restaurantes de la ciudad. Además, tengo una gran noticia que darle, y siento que esta noche es el momento ideal para compartirla.

Ya lista, me siento a esperar. Miro la hora: 19:10. La reserva es a las 20:00. Decido llamarlo.

Primer tono... segundo... tercero... sin respuesta.

Me preocupa que le haya pasado algo. Espero unos minutos y vuelvo a llamar. Nada. Así que le escribo.

Mensajes:

Yo: Hola amor, ¿pasó algo?

Alexis (10 minutos después): No, nada. Solo me ocupé.

Yo: Ah, bueno, amor. No sabía que estabas ocupado. Me preocupé.

Alexis: Sí, lo suponía. Eres un poco exagerada. Bueno, ya sabes que no me pasó nada. Seguiré con lo que hacía.

Yo: Espera, amor. Hoy teníamos la reserva. Pensé que íbamos a festejar el aniversario.

Alexis: Oh, cierto eso. Será en otra ocasión, Brenda. Ya te dije que me ocupé.

Yo: Sí, pero como es un evento importante, pensé que podrías hacer un tiempo.

Alexis: Brenda, esto de verdad es importante. Así que cena sin mí. Luego lo recompenso. Nos vemos.

Yo: Está bien. Disculpa si no soy tan importante.

Salgo del chat y busco a mi amiga Alexa.

Chat con Alexa:

Yo: Hola, amiga. ¿Estás ocupada?

En menos de dos minutos me responde.

Alexa: Hola, bella. Estaba por darle de comer a mis gatos.

Yo: Oh, perdón por molestarte. Es que te necesito.

Llamada entrante.

—Hola, bella, dime. ¿Qué pasó? —pregunta con tono preocupado.

—Hoy cumplimos cinco años con Alexis… y me dejó sola. Dijo que tenía algo más importante.

—¡Uy, bella! No puedo creer que se atreviera a dejarte sola en el aniversario. ¡Pero ya hablaré con él!

—Ay, amiga, no digas eso. Seguramente es por trabajo. Él es muy aplicado.

—Discúlpame, bella, pero no puedo evitar pensar que no fue justo contigo. No es cualquier día. A ver, dejo bien alimentados a los gatos y voy para allá.

Cuelga. La adoro. Siempre está cuando la necesito. En eso suena el timbre. Es ella.

—Hola, bella. Vine lo más rápido posible —dice entrando—. ¿Así que te dejó plantada?

—Sí, me dejó sola. Ya tenía la reserva —digo con un puchero—. Por eso te llamé.

—¡Ah, no, señorita! No vas a pasar la noche llorando. Ahora vamos a ese restaurante, comeremos como reinas y luego haremos noche de chicas —dice con tono firme.

—Está bien. Vamos —respondo, sonriendo.

Ya en el restaurante, me acerco a la recepción.

—Buenas noches. Vengo por la reserva a nombre de Sánchez.

La recepcionista revisa en la computadora.

—Oh, ya ocuparon esa reserva.

—¿La tomó el señor Báez?

—Así es —responde.

—Bueno, voy a pasar. Es mi pareja. Quedamos en venir juntos.

La recepcionista me mira sorprendida.

—Disculpe, señorita, pero el señor Báez ya está con su acompañante en la mesa.

Siento una punzada en el pecho.

—¿Me puede dar otra mesa, por favor?

Ella asiente con una expresión de comprensión y nos acomoda. Alexa mira el lugar con preocupación.

—Bella… ¿y si vamos a otro sitio? —dice inquieta.

—¿Qué pasa? —pregunto, confundida.

—Nada, es solo que… no veo necesario que comamos aquí. Mejor vamos a tu casa y hacemos noche de chicas.

—Vamos, dime qué sucede —le exijo. Ella mira por encima del hombro derecho. Sigo su mirada.

Y ahí… siento que el mundo se me viene abajo. Mi garganta se seca. Me acerco a la mesa y lo encaro.

—¿Así que esto era lo importante para ti?

—Claro que sí —responde Alexis, sin alterarse.

La chica a su lado habla.

—Oh, prima. Tiempo sin vernos —dice.

Mi prima.

Mi prima.

—¿En serio, Alexis? ¿Con mi prima? ¿Acaso no tienes límites?

—Ella es diferente —responde con frialdad.

—¿Y encima tienes el descaro de decírmelo así?

—Brendita… —dice sonriendo—.creo que ya esta claro esto.

Siento que todo se rompe dentro de mí.

capitulo 2

Escucho la alarma y, con un solo ojo abierto, miro el celular decidida a apagar esa cosa molesta. Una vez realizada la acción, me acomodo mejor en la cama, ya que no pienso levantarme; tengo los ánimos por el piso. Además, no dormí casi nada porque me la pasé llorando, y mi amiga no dejó de intentar consolarme hasta que, por el bien de ella, fingí estar mejor para que se acostara. No quiso irse a su casa, y aunque decía que yo ya estaba bien, era claro que no quería dejarme sola. Yo tampoco quería que se fuera, pero sí quería que descansara. Ella no tiene por qué pasarla mal por cómo estoy.

Mientras pienso en dormir todo el día porque no iré a trabajar, entra mi amiga alegremente.

Alexa: —¡Muy buenos días, mi bella durmiente! Es hora de desayunar —dice con una sonrisa.

Yo: —Buenos días, amiga… —digo con una sonrisa forzada, seguramente horrible—. No hace falta esto… no tengo hambre. Aparte, hoy no voy a trabajar.

Digo eso mientras dejo las cosas a un lado y me dispongo a acomodarme para seguir durmiendo. Pero mi amiga me jala la manta.

Alexa: —¡De ninguna manera te permitiré hundirte! Vas a desayunar —dice en tono de mamá—. Vas a levantarte ahora.

Yo: —¡Mamá, no quiero! —finjo molestia, refunfuñando.

Alexa: —Sí, habiendo que soy tu mamá, vas a comer y te vas a levantar. ¡Sí, lo seré! —dice con una sonrisa.

Hablamos un rato mientras termino de desayunar. Luego digo:

Yo: —Bueno, amiga… voy a ver si me pongo decente y vamos a la oficina.

Alexa: —¡siii! —dice con entusiasmo—. Vamos a ir, ya verás que te pondrás bien. Ahora ponte bien linda, así ve lo que se perdió por c*lentura —dice riéndose mientras se va.

Suspiro y decido juntar valor para salir de la cama. Me voy al baño, hago mi rutina y salgo. Me visto con ropa elegante, ya que es una oficina, y decido cubrir bien mis ojeras. Ya arreglada, me miro al espejo.

Yo (pensando): Vaya... ¿quién diría que anoche lloré a mares?

Ya lista, salgo y veo a mi amiga en el living.

Alexa: —¡Así me gusta! Siempre diva, bella, que nadie te opaque —dice riendo.

Nos vamos juntas. Ya en la oficina, cada una se dirige a su respectivo lugar (por suerte, están cerca). Empezamos a trabajar y, en un momento, digo:

Yo: —Puff... amiga, parece que hoy será un día complicado.

Alexa: —Ni me lo digas. Escuché que hoy vendrá alguien importante, por eso habrá más cosas por hacer. El jefe quiere darle buena impresión.

Yo: —Sí, claro, "buena impresión" —digo poniendo los ojos en blanco—. La dará a costa nuestra. ¿Pero qué tan importante es como para causar tanto alboroto?

En eso, una voz varonil interrumpe con tono sereno, pero autoritario.

Voz varonil: —Soy lo suficientemente importante como para hacer despedir a gente que cree que está en su casa y no trabaja.

Yo: —Disculpe, señor, pero se está trabajando. No me pareció inadecuado que me relaje un segundo, ni aunque usted sea el doble de importante.

Voz varonil: —Eso no es nada —dice señalando las carpetas—. A partir de mañana usted tendrá el doble de trabajo, a ver si así deja de holgazanear.

Yo: —Ja, ja, ja —me río con indiferencia—. No hable como si fuera el jefe, porque el jefe dice que soy muy trabajadora. Así que, si solo vino a molestar, ya se puede retirar.

Voz varonil: —Yo me iré cuando se me dé la gana. Y si sigues así de insolente con tu superior, me veré obligado a echarte. Y, la verdad, ganas no me faltan.

Dios… escuchar ese sonido sexy me hizo mirarlo embobada. Aunque me moleste lo que dice, debo admitir que es muy atractivo: pelo castaño, estatura 1.80, cuerpo robusto y bien trabajado, tez bronceada, barba bien cuidada...

Cuando noto que lo estoy mirando demasiado, cambio la mirada rápidamente.

Yo: —No sería así si fuera mi jefe... pero como no lo es, me da igual. Si no se va ahora, llamaré a seguridad —digo mientras levanto el teléfono.

Justo en ese momento, llega mi jefe, algo agitado.

Jefe: —Señor Black, disculpe a mi recepcionista, aún no ha aprendido los modales —dice mirándome con desaprobación.

Sr. Black: —Tranquilo, me puedes llamar Santiago. No seas tan formal, somos socios —dice y me lanza una sonrisa de reojo que derrite—. Ya sabrán que soy el inversionista mayoritario aquí y habrá cambios.

Yo: —Oh… disculpe, señor. No sabía que era importante —digo incómoda.

Santiago Black: —Descuide, señorita. Como dije, es normal que no lo sepan aún. Igual, a usted le faltan modales.

Yo: —Disculpe, pero sí los tengo. Usted no —respondo, algo molesta.

Santiago Black: —Bien, lo que digas. Veremos cuánto duras aquí —dice a mi jefe—. Vamos a terminar los papeleos.

Antes de irse, vuelve hacia mí y dice:

Santiago Black: —Por cierto, señorita, mañana la quiero aquí a primera hora.

Yo: —Aquí estaré —le devuelvo la mirada con firmeza.

Lo veo alejarse, con su espalda ancha y postura imponente. Bajo la mirada y noto que tiene un una parte de atras bastante atractiva. Mientras lo miro, siento que me cae un papel y veo a mi amiga riéndose.

Alexa: —Perdón que te interrumpa el paisaje, pero si sigues así vas a babear todo —dice riendo.

Yo: —¡Dios, cállate, Alexa, y trabaja! —digo entre risas.

Continuamos trabajando, y cuando termino por hoy, decido regresar a casa. Ya en ella, digo en voz alta:

Yo: —Uff… será mejor que duerma. Mañana me espera madrugar.

 

Café Amargo a las 7:00 A.M.

Escucho el sonido de la alarma por tercera vez y, esta vez, no tengo escapatoria. Me levanto a regañadientes, aún con el cuerpo adolorido por la mala noche. Entre el llanto de anoche, los recuerdos de Alexis y la aparición repentina de Santiago Black en la oficina, mi cabeza es un caos.

Pero si algo aprendí de Alexa, es que no puedo darme el lujo de seguir desplomándome.

Me arreglo con más detalle que nunca. Vestido tubo negro, tacones medios, blazer y maquillaje natural que disimula las ojeras. Me miro al espejo y susurro para mí:

—Hoy no me vas a ver derrotada, Santiago Black.

A las 6:50 ya estoy en la oficina. El silencio me da calma. Estoy sentada en mi puesto revisando unos informes para mantenerme ocupada cuando, a las 7:01 en punto, escucho la puerta abrirse.

Santiago aparece, impecable, con una camisa blanca remangada y pantalón de vestir oscuro. Su barba perfectamente arreglada, su postura firme, su mirada directa.

—Veo que llegó puntual. Me sorprende —dice con una sonrisa apenas perceptible.

—Soy puntual desde antes de que usted apareciera, señor Black —respondo con una sonrisa fingida, mirando la pantalla.

—Me encanta la gente confiada. Vamos, necesito que me acompañe a la sala de juntas.

Me levanto, lo sigo. Mientras caminamos, noto cómo algunas compañeras lo observan de reojo. Sí, él impone… pero también provoca. Llegamos a la sala y él cierra la puerta tras de mí.

—Muy bien, Brenda —dice, dejando mi nombre en el aire como si lo degustara—. Quiero ver si eres tan eficiente como dices. Necesito que revises estos contratos. Hay cláusulas dudosas, y quiero tu opinión antes de firmarlos.

—¿Mi opinión? ¿No que era una simple recepcionista? —respondo alzando una ceja.

—Ahora eres algo más. Estoy evaluando qué tanto puedes crecer aquí… si tienes lo necesario para escalar —dice acercándose un poco.

Trago saliva. Me mantengo firme.

—Bien. Entonces déjeme hacer mi trabajo sin sarcasmos ni provocaciones.

—Perfecto. Aunque no prometo dejar de provocarte —susurra con una sonrisa antes de sentarse.

Miro hacia otro lado para evitar que me vea sonrojarme. No pienso darle esa satisfacción.

Pasamos una hora en silencio, revisando documentos. De vez en cuando, me lanza miradas fugaces. Otras veces hace pequeñas correcciones sin consultar. Es tan mandón… pero eficiente. Eso me molesta más.

Al terminar, coloco los documentos sobre la mesa con firmeza.

—Listo. Revise las páginas 3, 7 y 11. Hay cláusulas que benefician más al proveedor que a nosotros.

Santiago las revisa, asiente con la cabeza y dice:

—Interesante. No esperaba tanto de alguien tan emocional.

—No soy emocional, soy humana. Y profesional. Aunque eso parezca incompatible para usted.

—Touché —dice, levantándose—. Brenda, tengo que admitirlo: me agradas… aunque me cueste.

—No vine aquí a agradarle, vine a trabajar —respondo, tomándole la delantera hacia la puerta.

—Entonces estamos bien. Me encantan los desafíos. Mañana, 6:30. Y prepárate, será un día largo.

—Estaré lista. Siempre lo estoy.

Y salgo, sin mirar atrás.

Pero justo antes de salir de la sala, escucho que dice en voz baja:

—Interesante… muy interesante.

No sé si se refiere al trabajo. O a mí. Pero por primera vez en días… sonrío sin sentirme rota.

Download MangaToon APP on App Store and Google Play

novel PDF download
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play