¡Ah Hola! ¿Quieren saber un poco de mi vida? ¿Sí? ¿No? ¡Ay, igual les voy a contar!
Mi nombre es Jen, una chica con una vida difícil o, tal vez, complicada. Tal vez se identifiquen con esta historia, tal vez no, pero por algo están aquí, algo los trajo así que deléitense entre letras, líneas y párrafos.
Soy Jen Russo, con 19 añitos, cursando mi segundo semestre en la carrera de Comunicación. Siempre me ha llamado la atención y, gracias a mis buenas notas, logré entrar en ella. Tengo dos hermanos: Jenny, mi hermana mayor y mi cómplice en todo, con 23 años; y Mahy, mi hermano menor y el consentido de la casa, con 17 años. Siempre hemos sido los tres juntos desde pequeños, pero a veces ocurren cosas que no esperamos.
Mis padres están divorciados desde hace dos años y ninguno se quiere ver ni en pintura por problemas que les contaré más adelante. Por muchas de esas cosas, mi vida está como está, aunque no puedo culparlos del todo; soy muy difícil...
Igual que todos, tengo virtudes y defectos. Soy muy buena dibujando, me gustan las manualidades, soy muy detallista, leo un poco de vez en cuando y amo los deportes, pero verlos, porque hacerlos es un martirio para mí. Y como no todo puede ser color de rosa, soy muy peleonera, celosa con todo, impaciente, me desespero rápido, no me gusta estar entre tanta gente y soy un poco asocial, pero sé sobrellevar todo muy bien.
Físicamente, soy una chica de cabello castaño y corto porque no puedo ver unas tijeras mal puestas. Tengo ojos color hazel, mido 1.60 cuando mucho, tengo algunas pecas tenues en mi cara y se me suelen hacer hoyuelos cuando sonrío. Ya saben un poco de mí, así que sigamos.
¿Amigos?
¡Sí, tengo, gracias a Dios! Algunos compañeros de clase y otros que son como mis hermanos. Me llevo mejor con los varones, la verdad: Sebas, Rai, Josh y Chris, son mis bros, jajajaja, los que me cambiarían por un hot dog y que todos los días me dicen que les presente a alguien, ¡típico de hombres! Sara y Mary son mis amigas desde que empecé la carrera, siempre andamos juntas en todos lados, las amo, la verdad.
¿Novio?
Es complicado, pero sí: Gabo. Tenemos año y medio de relación. Él es de esas personas sensibles y eso hace un poco difícil la relación, ya que yo no soy una persona que demuestra afecto efusivamente y eso le molesta. Dice que no lo amo y ¡cuántas cosas más!
Esto fue un poco de mí y de lo que se viene. Ya conocieron un poco a esta chica algo complicada y que todos los días tiene algo para contar, una chica que les trae su historia, como manera de desahogo o para salir de su difícil y pesada realidad. Espero no me juzguen por las decisiones que tomaré en esta historia, habrán muchos errores, pero al igual aprendizaje. Espero les guste esta pequeña historia basada en mí.
Jen Russo
.06:00 a. m.
¡Qué horribles son los lunes, más si tienes que ir a la universidad y despertar tan temprano! Me da flojera pararme de la cama, pero todo sea por acabar la carrera y cumplir mis sueños. Solo me faltan seis semestres, ¡casi nada!
Me termino de despertar y voy a darme una ducha con agua fría para estar activa. Lavo mis dientes, hago mi skincare, me maquillo un poco: rubor, gloss y un poco de rímel. Me coloqué unos jeans anchos con un body negro de mangas largas, un hoodie encima y unas zapatillas blancas, algo clásico y sencillo para empezar la semana. Bajo de mi habitación a desayunar un poco e irme a la uni.
—¡Hola, mami, buenos días! Buenos días, Jenny.
—Buenos días, hermanita, siéntate a desayunar.
—Buenos días, pequeña, ¿Cómo amaneces?
—Muy bien, mami, aunque tengo parcial y eso me tiene un poco estresada.
—No tiene por qué estresarte, mi amor, eres una niña muy inteligente y todo va a salir muy bien.
—Gracias, mami. Bueno, ya me voy para llegar temprano. ¡Chao, mami! ¡Chao, Jenny!
—¡Adiós, hermanita, suerte!
—Cuídate, mi amor.
¿Se preguntan por mi hermano? Pues él no vive con nosotras gracias a los problemas de nuestros padres. Se fue hace dos años y vive con su madrina a las afueras de la ciudad. Nos viene a visitar cuando puede, ya que la escuela y la academia de béisbol en la que está no le deja tiempo para casi nada. Él y nuestro padre nunca se llevaron bien, vivían peleando y, pues, mi hermano decidió irse. Poco tiempo después, mis padres se divorciaron, pero él no quiso regresar porque ya tenía muchas cosas allá: amigos, su novia, la academia. Así que mi mamá lo dejó ser feliz siempre y cuando no fuera a hacer una locura y tuviera todas sus notas en orden. Todo ha sido un poco difícil desde que se fue, pues es mi hermano y con él compartía mis locuras. Que él se fuera fue un choque en mi vida: lloraba todas las noches cuando me hacía falta, presenté algunos ataques de ansiedad e insomnio. Hace un tiempo que ya no me afecta tanto, gracias a una personita que me ha ayudado a sobrellevar todo.
Llego casi que corriendo, ya que quedé atrapada en el tráfico. Subo las escaleras en busca de mi salón de siempre a ver clases de inglés.
—Hello, teacher, I'm sorry for be late.
—Forward, Russo (Adelante, Russo).
Entro y me siento al fondo con mis amigas. Saludo a Rai y a Josh y saco mis cosas.
—¿Por qué llegaste tarde? —pregunta Mary.
—El tráfico está horrible.
—Y por algo debes salir más temprano.
—Mañana salgo a las 03:00 a. m. si quieres.
—Dejen de pelear y estén pendientes a la clase —habló Sara.
—Ok, mamá.
Y así pasaron dos horas viendo inglés. Ya estaba cansada de estar sentada, así que apenas se acabó la clase salimos del salón.
—¡Hola, pulga! —me saludó Rai.
—¡Hola, negro! —lo saludo con un abrazo.
Siento que alguien me carga por detrás y me gira.
—¡Hola, peque! —me saluda Chris mientras me baja.
—¡Hola, mi amor! —Así me llevo con él, no piensen nada extraño.
—¡Hola, carajita! ¡Hola, chichón de piso! —saludaron Sebas y Josh.
—¡Holiiis! Vamos al comedor en lo que se hace la hora para la siguiente clase.
Josh es mi mejor amigo desde hace tres años. Él es esa personita que me ayudó a sobrellevar todo, es de las personas más especiales en mi vida, su manera de siempre estar para mí en las buenas y las malas, cómo siempre me aconseja de la mejor manera, sus abrazos son lo mejor del mundo, su cariño que solo demuestra conmigo, la manera en la que estando conmigo es un niño chiquito que no le importa mostrar su vulnerabilidad, la manera en la que yo me siento una niña chiquita y consentida estando con él, cuando podemos tratarnos mal, pero saber que es de cariño, la manera en la que les cae tan bien a mis padres, no me juzga, siempre me escucha y es atento, ¡es lo mejor que Dios me mandó para nivelar tanta desgracia! En fin, es mi mejor amigo.
Rai es esa persona que entró a mi vida y no piensa salir nunca más. Con él las risas nunca faltan, aunque a veces me regaña por mis locuras. También me aconseja mucho, su mamá me quiere como una hija en realidad, yo quiero mucho a ese ser, es mi negro favorito.
Chris es literal mi hermanito menor, siempre ando jalándole las orejas para que esté pendiente de las clases. Es un perro, la verdad, se la pasa de novia en novia y que buscando la indicada y, aunque vivo regañándolo, no aprende, pero así lo quiero.
Y Sebas, no sé, a él solo le hablé un día y ahora le toca aguantarme todos los días. Es de las pocas personas con las que me siento cómoda y, como ya sabe mucha información de mí, le toca soportarme.
Un nuevo día, hoy no amanecimos muy de humor que digamos, todo me estresa y las ganas de querer llorar son lo peor, pero solo queda lavarse la carita y seguir adelante porque así es la vida y no tenemos tiempo de lamentarnos.
—¡Hola, mami, ya me voy!
—¿No desayunarás?
—No tengo hambre, comeré algo en la uni.
Llego al salón y solo me siento a copiar. La verdad no quiero hablar con nadie, odio los días en los que amanezco así, tengo que fingir una sonrisa y hacer como que todo está bien.
Dos horas después salimos del salón y lo primero que hice fue abrazar a Josh.
—¿Todo bien? —me susurró al oído.
—Sip, solo necesito un abrazo.
—No te creo, ven.
Caminamos hasta el parque de la uni, él se sentó y yo quedé al frente, ya que mi estatura no ayuda.
—Cuéntame qué pasa —me preguntó viéndome a los ojos.
—No pasa nada en serio, solo necesitaba un abrazo —le dije y me abrazó, en ese momento no aguanté más y simplemente lloré. En sus brazos siempre me siento segura y como si no existieran los problemas, si él me llegara a faltar moriría definitivamente.
—Nena, no vas a llorar por nada, cuéntame qué te pasa, no llores por favor.
—Es que no sé qué me pasa, simplemente quiero llorar, siento que quiero algo, pero no sé qué es, me siento vacía, inútil.
—Hey, nunca más te vuelvas a decir así, eres una gran persona, increíble e inteligente —me dijo mientras limpiaba mis lágrimas—. No llores más, yo estoy aquí para ti y siempre que necesites ese abrazo yo estaré aquí, no estás sola, nena.
—Gracias por siempre estar para mí —lo volví a abrazar y luego me limpié las lágrimas, es increíble cómo él siempre me consuela y puedo estar tranquila.
—Vamos a clase —me dijo y caminamos hasta donde estaban los chicos.
—¿Qué pasó? —me preguntó Mary.
—Nada, todo bien —le dije con una sonrisa.
—Estuviste llorando, Jen.
—Después te cuento, hay que ir a clase.
Nos faltaban dos clases, pero la profesora de matemáticas no asistió, así que salimos antes.
—¡Vamos a saliiir! No sean aburridos —dijo Chris.
—¿No te cansas, bro? —le dijo Rai.
Chris siempre quería salir y siempre está de buen humor, es la alegría del grupo, la mala influencia de todos, ¡jajajaja!
—Yo sí quiero salir, necesito un descanso de tanto estudio —dijo Mary.
—Primera vez que me das la razón, hoy llueve.
—Ay, cállate, Chris.
—Yo me apunto, necesito distracción —dije—. ¿Sebas?
—Obviamente, cuenten conmigo.
—Yo no quiero ir, la verdad —dijo Sara.
—Ay, ve, vamos todos, es solo un día, por favor.
—¡Está bieeen! ¿A qué hora?
—Yo los paso a buscar a las 08:00 p. m. ¿Les parece?
Nos terminamos de poner de acuerdo y cada uno se fue a su casa. Las chicas se fueron a mi casa para pasar la tarde juntas y alistarnos. Les conté todo lo que me estaba pasando y cómo me sentía, simplemente escucharon y era lo que necesitaba.
Buscamos algunas papas y refrescos y nos pusimos a ver una película, se hicieron las seis y era hora de arreglarnos, cada una se duchó, vistió y maquilló, ninguna era de cosas extravagantes, así que fue rápido.
—¡Vamos, niñas! —nos gritaba Chris desde el auto, en otro auto iban Josh manejando, Sebas y Rai.
—¿No te puedes esperar? —dijo Mary desafiándolo, ellos viven peleando, así que ya estamos acostumbrados.
—Pues fíjate que no y fácilmente te puedo dejar —le dijo Chris sacándole el dedo medio.
—Dale uso.
—Ya dejen de pelear, por favor, parecen niños —les dije, aunque me hacían mucha gracia sus peleas.
Llegamos al antro y nos bajamos de los autos, nos saludamos y entramos.
—Seguridad: ¿Todos son mayores de edad, cierto?
—Aunque no lo creas, la enana esta tiene 19 años —dijo Josh burlándose de mí.
—Ay, cállate, poste de luz —le dije mientras le daba un manotazo.
—Seguridad: ¡Adelante, bienvenidos, disfruten!
—Ok, es hora de emborracharnos y amanecer —dijo Chris poniendo ambiente.
—Jen, vamos a buscar las bebidas —dijo Sebas y fuimos a la barra a buscar bebidas para todos y volvimos a la mesa.
—De aquí salgo con una jeva sí o sí —dijo Chris admirando a su próxima presa, una rubia de piernas largas y, pues, buen cuerpo.
—Deja de ser tan perro —le dije entre risas.
—Calmada, pequeña, como siempre digo, si tienes 10 jevas y llega la indicada... pues ahora tienes 11.
Todos reímos y seguimos tomando, todos la estábamos pasando súper bien, mientras los chicos hablaban de mujeres, nosotras nos buceábamos a los bartenders, ¡jajajaja!
Bailé dos canciones con Chris y después se perdió, casualmente igual que la rubia. Josh estaba en una esquina también hablando con una chica, mano en la pierna, susurros al oído y sonrisitas, perros. Seguimos tomando y bailando los que seguíamos en la mesa y así se hicieron las 03:30 a. m.
—Ya estoy mareada, vámonos —dijo Mary.
—Sí, yo también me quiero ir —afirmó Sara, ella no toma casi, así que no estaba tan mal como nosotras.
—Pero Chris no está y Josh está por allá con una chica —les dije, ya que ellos son los que cargan auto y nosotras aún no tenemos licencia.
—Pues ve a decirle a Josh que nos lleve.
—Por favor, Mary, pareciera que no lo conoces y no voy a ir a meterme en su conquista —dije volteando los ojos.
—Es raro que te dé celos, Jen —dijo Sara viéndome con cara de intriga.
—Sabes que soy así con todos —y no es mentira, soy tóxica con todos mis amigos y amigas y más con él porque es mi mejor amigo, pues, nada raro— no son celos, simplemente no quiero ir —les dije, a todas sus novias siempre les caigo mal porque creen que él y yo tenemos algo, como el 90 % de las personas que nos conocen, pero de verdad solo es mi mejor amigo y no pienso en él como otra cosa, siempre hemos dicho que ni locos nos meteríamos juntos.
—Te toca ir, todos nos queremos ir.
—Yo voy —dijo Rai y se paró dirigiéndose a donde estaba Josh y regresó con las llaves del auto—: Dijo que agarráramos el auto.
—¡Ah, no se piensa ir! —pensé.
Fuimos al estacionamiento por el auto y nos fuimos cada uno a su casa.
Llegué, me duché, cambié y dormí hasta el día siguiente.
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