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EL MAL QUE NOS ACECHA

CAPITULO 1

...QUERIDO/AS LECTORE/AS BIENVENIDOS A MI NUEVA NOVELA, ESTA VEZ LES TRAIGO ALGO COMPLETAMENTE DIFERENTE A LO QUE ALGUNA VEZ HABÍA ESCRITO, PERO QUIERO PROBAR OTROS TEMAS Y VER QUE TAL ME VA, IGUAL ESPERO CONTAR CON SU APOYO, PARA MI ES MUY IMPORTANTE, TAMBIÉN QUIERO QUE LE DEN UNA OPORTUNIDAD, DARÉ LO MEJOR DE MI COMO SIEMPRE, DE NUEVO MUCHAS GRACIAS POR EL APOYO....

...⚠️LES RECUERDO, LAS IMÁGENES UTILIZADAS NO ME PERTENECEN, SOLO SIRVEN DE REFERENCIA PARA DARLE UN ROSTRO A MIS PERSONAJES, SI NO ES DE SU AGRADO PUEDEN HACER USO DE SU IMAGINACIÓN ⚠️...

...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...

Elizabeth Fierro.

Tengo 33 años, estoy casada hace 10 años con Elías Monsalve, tenemos un pequeño niño de 6 años, es nuestra mayor adoración, nos tuvimos que mudar a Salem, es una ciudad en la costa norte de Massachusetts, anteriormente vivíamos en Dallas, Texas, fue muy difícil para nosotros cambiar de ciudad, empezando por el clima, aquí hace más frío que en mi antigua ciudad, además es mucho más pequeño y no conocemos a nadie, la gente aquí es extraña y un poco peculiar.

- ¡Tomas!-- llamé a mi hijo-- lleva los juguetes a tu habitación, no está pesada-- le dije entregándole la caja, mi niño emocionado, la recibió y entró a lo que sería nuestro nuevo hogar.

Estaba muy emocionado, ya que en esta casa había 5 habitaciones, y él tendría su propia área de juegos, aunque tan pronto cruce él umbral de la puerta, tuve una sensación de incomodidad, le comenté a mi esposo, pero el lo atribuyo al cansancio del viaje, eso logró tenerme tranquila.

- Cariño, ¿falta mucho?-- le pregunté a mi esposo mientras entraban las últimas cajas.

- No, ya los chicos están bajando lo último-- a mi esposo le ofrecieron un buen puesto en su empresa, pero la ubicación quedaba en este lugar, así que tuvimos que darle un giro de 180° a nuestra vida.

-Listo señor, eso era todo-- dijo uno de los chicos de la mudanza desde la puerta.

- Ok, sigan por favor, les daremos algo de beber-- les ofreció mi esposo, pero la expresión del chico se tornó incómoda.

- Muchas gracias señor, pero prefiero no entrar, mejor pagueme el servicio y nosotros nos vamos, tengo otras cosas que hacer-- le dijo a mi esposo.

- Tome, y quédense con el cambio, gracias por su ayuda -- le dijo, aquel chico recibió el dinero y se fué como si estuviera huyendole a alguien.

Mi esposo me miró confundido y yo no estaba mejor que el, realmente no había entendido su comportamiento, aunque si me fijé, que llegaba hasta el pórtico y ahí iba dejando las cosas, nunca se atrevieron a entrar a la casa, decidí dejar de pensar en cosas y no darle más vuelo a mi mente y me puse a desempacar lo de la cocina, revisé que todo estuviera funcionando y que hubiese gas, cuando me cerciore que todo estaba bien, comencé a hacer algo rápido para cenar.

- ¡amor!-- lo llamé, la cena ya estaba lista, y necesitaba que fuera a buscar a nuestro hijo.

- Amor, estoy en el baño, creo que algo me cayó mal-- respondió desde el fondo del pasillo, yo suspiré frustrada, me quité el delantal y subí a buscar a Tomás, a quien no había vuelto a ver desde que le pedí subir a guardar su caja de juguetes.

Mientras me iba acercando a la que sería su zona de juegos, escuchaba una conversación como si fueran dos niños hablando y el sonido de los juguetes raspando el piso, una de las voces la reconocí, era la de mi hijo, pero la otra no tenía ni la más mínima idea de quien podría ser, ¿en qué momento mi hijo hizo un amigo y lo invitó a casa? Me pregunté internamente, pero cuando abrí la puerta mi corazón comenzó a latir con fuerza, mi niño estaba solo, parado, quieto mirando por la ventana, y sus juguetes.... sus juguetes aún estaban guardados en la caja.

-¿Hijo?-- Tomas giró hacia mi y sonrió--¿estabas con alguien?-- le pregunté y el negó enseguida.

- No mamá, estaba viendo que tenemos muchos pájaros negros en nuestro jardín y hay uno justo en esta ventana, no ha dejado de mirarme, ¿puede ser mi mascota?-- preguntó mi niño emocionado, pero tan pronto guíe mi vista para el pájaro del que hablaba, este me vio y emprendió su vuelo, era un cuervo, me asomé a la ventana y habían más de ellos, la piel se me erizó completamente.

- No hijo, no podemos, ellos son animales libres-- le dije tratando de que no insistiera-- hablaré con tu padre para que está vez si te deje tener un perro-- mi niño saltaba de felicidad, luego le di la mano-- vamos a comer, la cena está lista-- le dije y comenzamos a bajar, cuando llegamos mi esposo ya estaba saliendo del baño.

- ¿Todo bien? Porque tienes esa expresión en tu rostro -- tenía un espejo enfrente en el que pude mirar de lo que hablaba mi esposo, y me veía preocupada.

- No es nada-- dije.

-¡Papi, Papi! mamá me dijo que hablaría contigo para tener una mascota, ¿Si puedo? Quiero tener mi perro-- yo le di un mirada a mi esposo y levanté levemente los hombros.

- Sabes que sufro de alergia al pelo de los animales-- mi niño agachó su cabecita -- pero está casa es mucho más grande que la anterior, así que veré que puedo hacer -- le aseguro y Tomas volvió a sonreír.

- ¡Siii! Mi Papi es el mejor -- mi esposo comenzó a sonreír, levantó a Tomás y le dió un beso en la mejilla.

- Tu madre es la mejor, ya nos hizo una deliciosa cena, vamos a comer -- me dirigí a la cocina y comencé a servir, mientras mi esposo llevaba a Tomás a lavarse las manos, luego puse los platos en la isla y acercamos unos taburetes que nos había dejado el dueño de la casa.

Nos sentamos a cenar, al terminar mi esposo lavo los platos mientras yo me fui a organizar la habitación donde íbamos a dormir, por esta noche todos íbamos a quedarnos en un mismo cuarto.

Primero limpié muy bien la habitación, luego comencé a armar la cama, era fácil hacerlo, en cuestión de minutos, ya la tenía completamente armada, luego le ajusté el colchón, puse las sábanas y saqué las cobijas de la maleta donde las traía, en el closet guarde algunas cosas que iban a quedar en ese lugar, mi esposo subió media hora después con Tomás.

- Vaya, eso fue rápido, venía a ayudarte -- me dijo.

- Por eso amo está cama, es muy fácil de armar -- comenté.

Mi niño se subió en la cama y comenzó a saltar en ella, yo lo miré y el se detuvo, sabe perfectamente que no me gusta que salte en las camas, se puede caer y lastimar, mi hijo se bajó y comenzó a correr por toda la habitación.

-¿te gusta la nueva casa?--Le pregunto Elías.

- Me encanta papá -- respondió Tomás sin dejar de correr.

CAPITULO 2

Ayudé a mi hijo a tomar su ducha, luego su padre lo durmió mientras yo me bañé, finalmente nos acostamos alrededor de las 10 de la noche, mañana sería un día largo yendo a buscar un colegio para Tomás, además de conocer la zona un poco más, entre pensamientos, me quedé dormida.

Había caído en un sueño profundo, pero mi oído se agudizó al escuchar el crujir de la puerta abriéndose, intenté mover mi rostro a esa dirección, pero me di cuenta de que no podía moverme, tenía mi rostro en dirección a mi esposo y mi hijo, logré apreciar una sombra negra que se posó sobre nosotros, no tenía forma, era una simplemente sombra que oscureció el techo, con todas mis fuerzas intenté gritar, pero no podía, esa sombra comenzó a descender hasta posarse sutilmente sobre mi hijo, mi niño comenzó a moverse incómodo, noté que tenía dificultades para respirar, él luchaba para mover su cara, pero esa cosa no lo dejaba, mi desesperación fue en aumento, pero aún no podía moverme, de repente escuché un estruendo.

Abrí los ojos y mi esposo estaba ayudándome a levantarme del piso, me puse de pie con rapidez y miré a mi niño, él estaba profundamente dormido, como si nada hubiese pasado, yo me senté en la cama y organicé mi cabello, traté de analizar toda la situación, pero no le hallaba ninguna lógica.

- Amor-- mi esposo me sacó de mis pensamientos --¿qué te pasó? Te escuché quejarte, pero segundos después, escuché un golpe, me sorprendió verte en el piso-- me dijo.

- No lo sé, creo... creo que tuve un mal sueño, mejor vamos a dormir -- lo tranquilice, él se acostó al otro extremo, ya que Tomás estaba durmiendo en el medio de los dos, fue imposible que volviera a dormir, pero el resto de la noche fue tranquila.

Me levanté primero que todos, fui a tomar una ducha para eliminar el sueño que me estaba comenzando a dar por no lograr dormir después de ese sueño tan horrible, cuando salí, mi esposo ya se estaba desperezando.

-¿Por qué no me llamaste para bañarnos juntos?-- se levantó de la cama y me rodeó con sus brazos.

- Te vi durmiendo muy cómodo, además debes estar cansado -- le dije mientras nos dábamos un beso.

- No importa, ya sabes que siempre hay tiempo para nosotros, además, Tomas durmió con nosotros, y eso nos quita privacidad, toca aprovechar cualquier espacio por pequeño que sea-- dijo en un tono coqueto, algo que lo identifica mucho.

- Hoy te levantaste en modo travieso, será un largo día, tendremos tiempo para eso después -- le dije dándole un golpecito en el hombro.

Está bien, tú mandas-- dijo riendo y entró al baño.

Busqué ropa en una de las maletas, saqué lo menos arrugado y decente que tenía, me puse unos jeans, una camiseta sencilla, también agarré una chamarra, estaba haciendo mucho frío, me puse unas zapatillas y peiné mi cabello, el tenerlo corto ayuda mucho a reducir el tiempo que tardo en estar lista.

Dejé a Tomás bien arropado y bajé al primer piso a preparar el desayuno, aún estaba un poco oscuro y eso que ya eran las 6 de la mañana, alumbre el camino con mi celular y al llegar encendí la luz iluminando todo a mi alrededor.

Saqué los ingredientes y me puse a preparar todo, media hora después, bajó Elías con Tomás en brazos, mi niño aún estaba un poco adormilado, pero al sentir a su papá, quiso bajar con él.

- Buenos días, ¿dormiste bien?-- le pregunté.

- Si mamá, aunque anoche vino aquella ave que me estaba viendo por la ventana, creo que le agrado -- comentó con tranquilidad.

-¿hablas del cuervo?-- el asintió-- y donde se hizo ¿en la ventana?-- él negó.

- No, se acostó sobre mi, lo quería acariciar pero no pude-- se bajó de los brazos de su papá y corrió a la nevera por leche-- mamá, ¿me pasas mí cereal por favor?-- él veía esto como algo normal, yo agarré lo que me pidió, saqué una taza y una cuchara y le serví, él le puso la leche luego comenzó a comer.

Mi esposo me miró, pero no dijo nada, yo seguí haciendo él desayuno, al terminar desayunamos, mi esposo me dijo que iría a presentarse a la empresa y regresaría en unas dos horas, mientras tanto aproveché para organizar la casa y desempacar algunas cosas, Tomás estuvo conmigo un buen rato ayudándome, hasta que se aburrió y decidió ir a jugar, yo estaba tan ocupada organizando que la verdad no ví nada de malo, evité tener estos pensamientos que cada vez era más recurrentes y así evitar sugestionarme o me volvería loca.

Escuché un fuerte golpe en la parte superior y luego los gritos de mi hijo.

- ¡Ya no quiero jugar si vas a lastimarme!-- Era la voz de mi hijo, yo solté lo que tenía en las manos y subí a toda velocidad, cuando llegue dónde estaba, mi niño estaba callado y me miró con una sonrisa, pero sus ojos estaban irritados y los tenía inundados de lágrimas, yo me acerqué mirando para todos lados, pero no había nadie más.

-¿qué te pasó?, ¿por qué gritaste?-- él miró confundido.

- mamá, yo no he gritado-- me dijo muy seguro.

- ¿y entonces por qué estas llorando?-- le pregunté limpiando las lágrimas que ahora rodaban por sus mejillas.

- Es que estaba jugando con mi avión, y no me fijé que había dejado mi carrito en el piso, le puse el pie encima y resbale, me pegué en los codos mamá, me duelen, por eso lloré -- me contó mientras me mostraba las raspaduras en sus brazos, yo lo abracé y bajé con el cargándolo.

Lo puse en el mesón de la cocina y saqué el botiquín, limpié sus heridas y le puse unas banditas, luego le entregué su fruta preferida y el se sentó a comerla mientras yo terminé de arreglar, al rato llegó mi esposo, tal como dijo.

- Hola amor, hola mi príncipe -- se acercó y besó la cabeza de Tomás-- ¿ya están listos?, vamos a ir al colegio, en el trabajo me recomendaron uno muy bueno, vamos a ver qué tal ¿les parece?-- una felicidad invadió mi pecho, la sensación de salir de esta casa la produjo.

Tomas se fue a bañar, luego se cambió, y nos fuimos, nos subimos al auto y cuando ya estábamos a un par de metros lejos de la casa, mi cuerpo se sintió liviano y tranquilo.

CAPITULO 3

Elias Monsalve

Tengo 40 años, recibí una oferta de empleo que no pude rechazar, pero debíamos mudarnos a otra ciudad, el cambio fue brusco, pero espero que sea un nuevo comienzo, seré gerente administrativo en HR Property Administrative Specialist, y mi ingreso será mucho más alto al que ya tenía, mi esposa es mi mayor apoyo, ella tenía su empleo, pero decidió dejarlo para emprender este nuevo rumbo, aun así ella seguirá publicando sus novelas, a eso se dedica, es escritora, pero favorablemente, logró conseguir una editorial que va a apoyar su trabajo a distancia.

Mi niño es el más emocionado, Tomás ha estado muy dispuesto la cambio, se emocionó mucho al saber que la casa donde viviríamos tenía 5 habitaciones, en nuestra antigua casa solo había dos, y la sala era muy pequeña, el casi no tenía espacio para jugar, apenas llegamos corrió a ver las habitaciones y eligió la que más le gustó para que fuese su cuarto de juegos.

Noté que mi esposa estaba incómoda, trataba de disimular, pero la conozco muy bien, se que algo le pasa, no la he visto sentirse a gusto con la casa, incluso está mañana escuché como se quejaba, yo intenté moverme, pero no lo pude hacer hasta que senti un estruendo, logré levantarme después de tanto luchar y ví a Elizabeth en el piso, se había caído de la cama, no quiso contarme lo que estaba pasando, solo me dijo que había tenido un mal sueño, yo tampoco quise contarle de mi parálisis de sueño, no quería preocuparla, luego nos volvimos a acostar.

Me levanté temprano y fui a mi nuevo lugar de trabajo, allí me mostraron todas las áreas, me indicaron cuál sería mi oficina y también tuve tiempo para hablar con mi jefe, le pregunté varias cosas, entre ellas que me recomendara un buen colegio para mí hijo, me recomendó uno, así que tan pronto llegué a casa le comenté a mi esposa, y al poco tiempo nos dirigimos allá.

La actitud de mi esposa cambió, la sentí tranquila y feliz, decidi ignorar estos pensamientos y simplemente dirigir mi atención a lo que íbamos a hacer en ese momento.

- ¿Estás emocionado?-- le pregunté a mi hijo mientras parqueaba el auto en la entrada del colegio, se veía inmenso.

- Wow... Es muy grande -- dijo sorprendido.

- Si, es bastante grande -- agregó mi esposa.

- Vamos, el director solo está hasta las 11 y ya son las 10-- comenté y nos dirigimos a la entrada.

Nos dejaron pasar, el director nos atendió, y finalmente pudimos obtener el cupo, nos dió una lista de lo que iba a necesitar Tomás, luego nos llevó a conocer las instalaciones del colegio, nos mostró el aula donde iba a estar y también a la que sería su maestra principal, la señorita Lulu, una señora de más 50 años, muy amable, al terminar, salimos del colegio, estaba dando la vuelta para regresar a casa.

-Amor, ¿te parece si mejor vamos a comprar todo lo que está en la lista del colegio de Tomás?, también podemos almorzar fuera y así podremos conocer un poco más la zona -- dijo con insistencia.

- Está bien, vamos -- le respondí sin llevarle la contraria, ví el nerviosismo en su mirada.

Estuvimos prácticamente todo el día por fuera, se nos pasó el tiempo muy rápido, cuando nos dimos cuenta ya eran las 6 de la tarde, no hubo más excusas para regresar, mi esposa estaba más calmada, al llegar a casa, entramos con tranquilidad, ella fue a la cocina a preparar la cena, mientras yo fui al segundo piso a guardar las compras, de repente escuché en el cuarto contiguo como se movian los juguetes, asumí que era Tomas.

Guardé todo y bajé, dejé que mi hijo jugará, habíamos estado todo el día fuera, era lógico que extrañara jugar, me dirigí a la cocina y al entrar, ví a Tomás sentado comiéndose un sándwich, mi corazón se aceleró, sin decir nada, subí las escaleras y fui a la habitación de los juguetes, abrí la puerta, pero no había nada, y todo estaba en su lugar, sacudí mi cabeza, asumí que fue producto del cansancio, así que bajé ignorando lo que había escuchado, tampoco quise comentarle nada a mi esposa, la vi tranquila.

- Vamos a cenar algo ligero-- me dijo mi esposa, yo cambié mi expresión y me senté con ellos, luego me entregó mi sandwich con jugo de naranja, comimos y nos sentamos en el sofá a ver un poco de televisión.

Cuando se hizo más de noche, Tomas se había quedado dormido en mis piernas, Elizabeth apagó todo y subimos a la habitación, pusimos al niño en la cama, luego nos preparamos para dormir y finalmente nos acostamos, esa noche estuvo tranquila, aunque me sentía inquieto por lo que había escuchado en el cuarto de juegos, inmediatamente opté por pensar en el trabajo, ya que debía iniciar al día siguiente al igual que Tomas en su escuela.

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La luz del día que se calaba por la ventana, me despertó, aún no habiamos instalado las cortinas, me senté en la cama, pero me fijé que mi esposa no estaba, Tomas aún estaba durmiendo, miré la hora en mi celular y ya eran las 6 de la mañana, aún me quedaba tiempo, a las 9 iniciaría mis labores, pero debía llevar a Tomás a la escuela, así que lo desperté con suavidad, el se removió con pereza, pero finalmente se despertó, lo llevé al baño a qué se aseara, mientras yo le alistaba el informe, cuando salió lo ayude a vestir, y preparamos su mochila, luego bajamos.

Mi esposa estaba en el comedor, ya lo había armado, incluso el primer piso ya se veía totalmente organizado, como si hubiese pasado toda la noche limpiando.

- Buenos días, pasen a desayunar, les hice algo rico -- dijo Elizabeth, Tomas corrió y saludó a su mamá y se sentó a desayunar.

- Hola amor, ¿dormiste bien?-- me atreví a preguntarle aunque por sus ojeras, era evidente que no había descansado.

- Si amor, solo que me desperté más temprano, hoy tengo que enviar unos cuantos capítulos y con todo el tema de la mudanza estoy muy atrasada -- me dijo

- Ok, iré a llevar al niño a su escuela y regreso, mi trabajo queda cerca, no tardaré más de 10 minutos en llegar, podemos sentarnos y hablar un poco-- le recalque, no podíamos hacerlo delante del niño.

- Está bien amor-- me respondió.

Me senté a desayunar y al terminar, se hizo el tiempo justo para llevar a Tomas a su primer día de clases, el se despidió de su mamá y salimos enseguida.

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