...Nombre: Esther Silva De Belmonte...
...Edad:25 años...
...Ocupación: bailarina de Ballet...
...Nombre:Lucas Belmonte...
...Edad: 28 años...
...Ocupación:Contador General...
...El sol de primavera bañaba las calles de Lyon con una calidez que solo se siente cuando la vida va bien....
...Esther danzaba por el apartamento, descalza, el cabello suelto, girando al ritmo de una vieja canción de Charles Aznavour, La Bohème, que salía de la radio. Sus movimientos eran gráciles, naturales, como si el aire mismo la acompañara....
...Lucas, sentado en la encimera con una taza de café humeante, la observaba con esa mirada que combinaba orgullo, ternura y un amor tan profundo que parecía tangible....
^^^—¿Estás ensayando para enamorarme otra vez? —le dijo con una sonrisa torcida.^^^
...Esther se detuvo frente a él, con una sonrisa juguetona....
—No tengo que ensayar para eso, mon amour. Ya estás perdido.
...Se acercó, le robó un sorbo de café y se acomodó entre sus piernas, rodeándolo con los brazos....
...Afuera, el mundo podía venirse abajo. Ahí, en ese instante, no existía nada más que ellos dos....
...Vivían en un pequeño departamento de paredes forradas de libros, fotografías en blanco y negro, y plantas que Esther cuidaba como a viejas amigas. Lucas trabajaba como Contador para una gran compañía pero lo que más amaba en el mundo era verla bailar....
...Cada noche, al volver del trabajo, encontraba las zapatillas de ballet junto a la puerta, señal silenciosa de que ella había estado ensayando. A veces, se sentaba en el suelo del estudio mientras la música clásica llenaba el espacio. No entendía de técnica, pero sí de emociones: y cuando Esther danzaba, él lo sentía todo....
^^^—¿Sabes qué pienso cada vez que te veo bailar? —le dijo una noche, tumbados en la cama, compartiendo una manta y un libro.^^^
—¿Qué piensas? —preguntó ella, jugando con sus dedos.
^^^—Que si el alma tuviera forma... se parecería a ti danzando.^^^
...Esther no respondió. Solo lo abrazó más fuerte. Lucas tenía esa manera de amarla: sin ruido, sin prisas, con una ternura que no pedía nada a cambio....
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...Los fines de semana se perdían en librerías, cafeterías escondidas, o recorrían en bicicleta el borde del Ródano....
...Hablaban de todo y de nada: planes, sueños, futuros imaginados....
...Pero siempre volvían al mismo lugar: el presente, donde todo estaba bien mientras estuvieran juntos....
...Esa noche, mientras el cielo se teñía de azul profundo, Esther bailó para él en el balcón....
...Vestía un vestido blanco que volaba con el viento, y Lucas la miraba como si el mañana no existiera...
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...Los domingos eran sagrados para Esther y Lucas. No por religión, sino por ritual: desayuno en la cama, periódicos abiertos a medias, jazz de fondo y risas que estallaban entre bocados de tostadas con mermelada casera....
...Ese domingo en particular, Lucas la despertó con un ramo de lirios blancos, sus flores favoritas y un beso en la frente....
^^^—Hoy se cumplen tres años desde nuestra primera cita. Me pareció una buena excusa para llenarte de flores —susurró, su voz ronca aún por el sueño.^^^
—Tú eres mi mejor excusa para celebrarlo —respondió Esther, abrazándolo.
...Salieron a caminar por el Parc de la Tête d'Or....
...Esther llevaba un vestido amarillo que parecía danzar con cada paso. Lucas la tomó de la mano con esa mezcla suya de firmeza y dulzura, como quien sostiene no solo a una persona, sino a todo su universo....
...En un rincón del parque, un hombre tocaba el violín....
...Esther se detuvo, y comenzó a bailar sobre la hierba fresca....
...La gente se detuvo a mirarla, pero para ella solo existía una mirada: la de Lucas....
...Cuando terminó, corrió hacia él, riendo, con las mejillas sonrojadas....
—¿Qué tal? —preguntó entre risas.
^^^—Quiero vivir mil vidas para verte bailar en todas —dijo Lucas, acariciándole el rostro como si fuera de cristal.^^^
...Esa tarde, en casa, Lucas cocinó pasta mientras Esther anotaba ideas en su cuaderno lleno de garabatos: giros, saltos, sueños....
^^^—¿Y si un día montas tu propio salón de danza? —preguntó Lucas, sirviendo el vino.^^^
—¿Y si un día tú dejas las pantallas y escribes ese libro que tanto sueñas? —replicó ella, con una sonrisa.
...Se miraron en silencio, sabiendo sin decirlo que el futuro era frágil, pero el amor, eterno....
...Esa noche, Esther sacó una manta al balcón....
...Se sentaron juntos, viendo las estrellas en Lyon, en ese tipo de silencio que solo comparten quienes ya se han dicho todo....
...Lucas la abrazó y, en voz baja, le susurró:...
^^^—Gracias por enseñarme a bailar con los ojos cerrados y a vivir con el corazón abierto.^^^
...Esther sonrió....
...Sin saber que, en poco tiempo, tendría que aprender a vivir sin él....
...Pero esa noche, esa noche, el mundo era perfecto...
.......
...Era una noche fría de febrero. La ciudad de París descansaba, sus luces titilando suavemente, como si la ciudad misma estuviera sumida en un sueño profundo....
...Esther y Lucas se habían escapado por un fin de semana, sin más razón que el deseo de estar juntos. Habían alquilado una pequeña habitación en Montmartre, con ventanas altas que ofrecían una vista directa de la Torre Eiffel. No era un lugar lujoso, pero tenía un encanto íntimo… y en ese momento, ellos ya poseían todo lo que necesitaban....
...Después de cenar en un diminuto bistró, donde ...
...brindaron con vino tinto y rieron como adolescentes...
... regresaron al apartamento envueltos en el tipo de silencio que solamente existe entre dos personas que se entienden sin palabras....
...Lucas encendió una vela sobre la mesita de noche. La luz dorada que se esparció por la habitación parecía danzar suavemente, llenando el espacio de una calidez silenciosa....
^^^—Ven, baila conmigo —le pidió él, extendiendo la mano.^^^
...No había música. Solo el viento golpeando suavemente las ventanas y el latir del corazón de Esther, que parecía acelerar cada vez que él la miraba así....
—No tienes ritmo, Belmonte —dijo ella, con una sonrisa juguetona.
^^^—No necesito ritmo si me guías, señora de Belmonte —respondió él, sonriendo de vuelta.^^^
...Se pusieron de pie, descalzos sobre la alfombra, moviéndose lentamente. No seguían ningún compás, solo el suyo propio. Esther apoyó la cabeza en su pecho, cerrando los ojos, dejándose llevar por la calma de su presencia....
^^^—¿Sabes por qué me enamoré de ti? —preguntó Lucas, con la voz suavemente quebrada.^^^
—Lo imagino… pero quiero que me lo recuerdes —respondió ella.
^^^—Porque el mundo se sentía demasiado grande… y tú me enseñaste a respirar.^^^
...Esther apretó los ojos, como si tratara de retener esas palabras, de grabarlas en su memoria. Lucas no necesitaba promesas grandes solo sus palabras, sencillas y profundas, eran suficientes para tatuar el alma....
...Se quedaron así durante un largo rato, moviéndose lentamente, sus cuerpos entrelazados de una forma tan natural que parecían haber nacido para encontrarse....
...Después, se recostaron juntos en la cama, el la empezó a besar con pasión y deseó...
...Hicieron el amor con la suavidad de quienes se conocen completamente, sin urgencias, sin rencores, solo el deseo de sentirse cercanos, de ser uno....
...Mientras descansaban, abrazados en la penumbra, Lucas le susurró al oído:...
^^^—¿Te gustaría que tuviéramos una hija?^^^
...Esther sonrió, sin abrir los ojos....
—Sí. Si tiene tu risa… y tus ojos. ¡Pero qué herede mis pies!
^^^—Definitivamente, tus pies —bromeó él, besándole el hombro.^^^
...Se quedaron en silencio, con la nieve cayendo suavemente fuera. Y en ese instante, Esther sintió que nada podría romper esa paz. Que el amor era eso: no la promesa de un siempre, sino la certeza del ahora. Un ahora que, sin saberlo, se convertiría en su recuerdo más querido....
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...Días después…...
...El día comenzó como cualquier otro. Lucas había preparado café, el que a Esther le encantaba....
... Lo esperaba en la cocina con esa sonrisa que ella había aprendido a reconocer en los días más oscuros. Esther salió de la ducha, tarareando una canción, con la piel tibia y el cabello húmedo recogido en una trenza....
—¿Hoy tienes una reunión? —le preguntó, robándole una cucharada de su yogur.
^^^—Sí, y voy a necesitar al menos cinco cafés para sobrevivir —respondió él, dándole un beso en la mejilla.^^^
...Esther se rio. Lucas adoraba verla, disfrutar de las pequeñas cosas. Era un viernes común. El tipo de día que nadie espera que se convierta en el último....
...A las ocho, Lucas salió al trabajo. Llevaba su abrigo azul y la bufanda gris que ella había tejido el invierno anterior. Se despidieron como siempre: un beso largo y la promesa implícita de reencontrarse en la noche....
^^^—¿Cenamos en casa o salimos? —preguntó él, desde la puerta.^^^
—Cocino yo. Algo rico. Con vino y velas —respondió Esther, guiñando un ojo.
^^^—Entonces vuelvo temprano —dijo Lucas, con la sonrisa que ella recordaría toda su vida.^^^
...El reloj siguió su curso, como siempre lo hacía. Esther ensayó una nueva coreografía en el estudio de danza, almorzó con su amiga Léa y pasó por la librería a buscar un nuevo cuaderno. A las seis, comenzó a preparar la cena....
...Siete. Siete y media. Ocho....
...La pasta casi lista. El vino servido. Pero Lucas no llegó....
...Esther marcó su número. Una vez. Dos. Cinco. Nada. El teléfono sonaba sin ir al buzón de voz. Intentó no alarmarse. Tal vez se había retrasado en el trabajo. Tal vez había olvidado cargar el móvil. Tal vez…...
...A las ocho y treinta y tres, el timbre sonó....
...No era Lucas....
...Eran dos policías....
...Las palabras llegaron como un eco distante. No las entendió de inmediato. La niebla de la incredulidad la envolvió, mientras la voz de uno de los oficiales hablaba lentamente, como si todo el tiempo del mundo fuera necesario para que pudiera asimilar lo que estaba ocurriendo....
^^^—Accidente… cruce del Boulevard… El impacto lateral… no sobrevivió…^^^
...Las piernas de Esther cedieron. El mundo, que hasta entonces había sido claro y tangible, desapareció en un parpadeo. Todo se desdibujó, todo se desmoronó en un segundo....
...Gritó. No de dolor físico, sino de algo mucho más profundo, un grito que surgió del alma, su mundo entero comenzó a desmoronarse en su pecho....
...La cena se enfrió. El vino se evaporó....
...Y Esther se quedó sola en una casa que ya no era hogar....
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...Al día siguiente…...
...El día después del accidente no parecía real. ¡Como si el tiempo no tuviera más que una velocidad detenida e irreconocible! Esther no durmió, no habló. La noticia había corrido como un rayo cruel entre amigos y familiares. Las personas llegaban con flores, con comida, con palabras que no alcanzaban a tocarla....
^^^—Lo siento tanto…^^^
^^^—Fue tan repentino…^^^
^^^—Era un hombre maravilloso…^^^
...Esther solo asentía, como si comprendiera, pero no oía. Caminaba por la casa en silencio, envuelta en el suéter gris de Lucas, abrazándolo como si él pudiera volver....
...Cada rincón tenía algo suyo: la taza que siempre usaba, el libro abierto en la mesita, la nota en la nevera con su letra. “Te amo. Hoy también.”...
...La cama, el cepillo de dientes, el sonido del viento en la ventana… todo la atacaba....
...En la noche, Esther se encerró en el estudio. Puso la música que siempre usaban para calentar antes de ensayar… y trató de bailar. Pero no pudo. Sus piernas temblaron. Su cuerpo se encogió. Y terminó cayendo al suelo, rota, llorando en un llanto seco, sin consuelo....
...Fue en ese momento cuando entendió: Lucas no iba a volver. Y, de alguna forma, ella tampoco volvería a ser la misma....
...El funeral se celebró en la iglesia donde se habían casado dos años atrás. Era un edificio de piedra clara, con vitrales de colores que filtraban la luz de manera suave, como si el cielo también llorara con ella....
...Esther llegó vestida de negro, el rostro pálido, los ojos vacíos. Las lágrimas ya se habían agotado, se habían quedado atrapadas en el espacio entre su alma y su cuerpo....
...El ataúd estaba cubierto con lirios blancos, los mismos que Lucas le llevaba cada vez que quería decirle, en silencio, “estoy aquí”. Esa flor, ahora sobre él, parecía recordarle que nunca había sido necesario un “te quiero” explícito, porque su amor siempre estaba en los detalles más sencillos, en los gestos sin palabras....
...Uno a uno, los amigos y familiares se acercaron a hablar. Todos lo describían como un hombre brillante, generoso, lleno de vida y risas. Un compañero leal, un hijo amoroso. Pero nadie sabía cómo describir lo que Lucas había sido para Esther. Su amor no era ruidoso, ni se mostraba a los demás. Era profundo, callado, una corriente silenciosa, pero infinita que se entrelazaba con su ser....
...Cuando fue su turno de hablar, Esther se levantó lentamente, sosteniendo una carta en la mano. Su voz era baja, quebrada, pero firme, como si hablara desde un lugar muy profundo de su corazón....
—Lucas me enseñó que el amor no necesita promesas eternas, solo la presencia real. Me enseñó que, incluso sin música, es posible bailar con los ojos cerrados, si estás con la persona correcta.
—Y aunque hoy el cuerpo que amaba ya no está, su amor vive en mí. No sé cómo seguir. Pero por ti, Lucas… voy a intentarlo.
...Los padres de Lucas lloraban a su lado, intentando consolarla, pero había algo en su dolor que no podía compartirse. Solo el silencio de la iglesia, testigo de ese adiós, les abrazaba....
...Después de la ceremonia, Esther se quedó sola frente al ataúd. Tocó la madera con la yema de los dedos, con la esperanza de sentir algo, cualquier cosa, que la conectara con él por última vez....
—Te amaré todos los días de mi vida —susurró, su voz temblorosa.
...Y luego, se fue....
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...Las semanas siguientes se desdibujaron en una sucesión interminable de relojes que marcaban el tiempo sin significado, de ventanas abiertas a una vida que ya no tenía forma....
...Esther dejó de bailar. Cerró su estudio, canceló proyectos, dejó que la música se desvaneciera en el aire, porque cada nota la desgarraba. La casa, que alguna vez fue su hogar, ahora se sentía vacía. Las sábanas seguían en la cama, las camisas de Lucas estaban en su armario, su perfume aún permanecía en el baño. La taza de café, intacta. Todo estaba tal cual lo había dejado él, como si esperara su regreso....
...Hubo días en que Esther no salió de casa, en que no podía salir de su propia mente. Otros días caminaba sin rumbo por las calles, buscando señales, buscando algo que la conectara con él, aunque fuera un recuerdo fugaz. Lo soñaba cada noche. A veces le hablaba en esos sueños. Otras veces solo lo veía, sin poder alcanzarlo....
...Un día, semanas después, encontró un archivo en su computadora. Pensó que era parte del libro que Lucas había querido escribir, pero al abrirlo vio que la carpeta llevaba el título:...
...Para mi amada esposa....
...“Si alguna vez la vida nos separa, recuerda esto: tú me hiciste completo, y si algún día sientes que no puedes más… baila. Porque ahí estaré, cada vez que cierres los ojos y dejes que tu alma se mueva.”...
...Esther lloró como si su corazón volviera a romperse. Pero al día siguiente, por primera vez desde su muerte, se puso las zapatillas de ballet. No para bailar aún, sino solo para recordarse que algún día lo haría de nuevo....
...La casa, que alguna vez fue un refugio, ahora era solo un cuerpo sin alma. Respiraba, pero no vivía. Esther se movía entre las sombras, entre los recuerdos. Había días en que comía, y días en que no. A veces se vestía, y otras no se quitaba la pijama. Cada rincón estaba impregnado de él, y eso la desgastaba....
...Una tarde, el teléfono sonó. Esther no contestó, y dejó que el contestador lo hiciera por ella....
...“Has llamado a Lucas y Esther Belmonte. Deja tu mensaje después del tono.”...
...Reprodujo el mensaje una y otra vez, como un eco del pasado que ya no existía, hasta quedarse dormida con el aparato pegado a ella....
...Otro día, sacó todos los álbumes de fotos. Se sentó en el suelo, rodeada de imágenes de viajes, cenas, risas. Escribió una palabra detrás de cada foto. “Primavera” “Casa” “Felicidad” Hasta llegar a la última. La más reciente, de ellos bailando descalzos en la sala. Y en el reverso, escribió: “Última vez.”...
...Hubo días en los que se llenó de rabia. Contra el mundo. Contra Dios. Contra el destino. ¿Por qué él? ¿Por qué tan rápido? ¿Por qué sin despedida? Odiaba a las parejas que reían por las calles. Odiaba el olor del café por las mañanas. Odiaba su reflejo en el espejo, tan vacío, tan roto....
...Una madrugada de lluvia, se sentó en el suelo de la cocina y gritó. No un grito histérico, sino un grito seco, contenido, y lleno de soledad. Nadie la oyó. Solo el refrigerador y el reloj, que seguían marcando la hora absurda....
...Pasaron días así....
...Luego, una mañana, vio una carta de su madre, enviada semanas antes, antes de que Lucas muriera. Era una postal desde Lisboa....
...Esther acarició la postal. Dudó. ¿Ir? ¿Estaba preparada para salir de ese agujero en el que se encontraba? Sabía que Lucas ya no estaba en esa casa. Solo su ausencia persistía, profunda, palpable....
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