Entre Libros Y Suspiros
Capítulo 1: El Primer Encuentro
El primer día de clases siempre traía nervios en el colegio San Gabriel. Los alumnos corrían por los pasillos, se abrazaban después de las vacaciones y compartían anécdotas entre risas. Para Álvaro, en cambio, era un día más para pasar desapercibido. Con su uniforme blanco y azul, caminaba en silencio, con su mochila en un hombro y un libro de poemas bajo el brazo.
El viento fresco de la mañana revolvía ligeramente su cabello negro mientras cruzaba el patio. No le gustaban las multitudes ni llamar la atención. Su único plan era llegar rápido a su salón y encontrar su lugar favorito: el pupitre junto a la ventana
Al entrar, notó que la mayoría de los asientos todavía estaban vacíos. Suspiró con alivio, dejó su mochila en la silla y abrió su cuaderno de notas. Se entretenía escribiendo pequeños versos mientras esperaba que comenzara la clase.
De repente, escuchó una voz suave
Luna
—¿Puedo sentarme aquí?
—preguntó una chica desconocida.
Álvaro levantó la mirada y se encontró con una joven de cabello castaño claro y ojos brillantes. Sujetaba sus libros con ambos brazos y sonreía de forma amable. Álvaro se sintió atrapado entre el nerviosismo y la sorpresa.
Logró decir, apartando su mochila para hacerle espacio.
La chica se sentó a su lado. Durante unos minutos, ambos acomodaron sus cosas en silencio. Álvaro, aunque intentaba no parecer curioso, no podía evitar mirarla de reojo. Había algo en su sonrisa y en su tranquilidad que lo hacía sentir distinto
Cuando la profesora llegó y empezó a hablar, Álvaro apenas pudo prestar atención. Solo escuchaba su propio corazón latiendo fuerte en su pecho.
Al sonar el timbre del recreo, la chica se volvió hacia él.
dijo, extendiéndole la mano.
respondió él, algo nervioso pero sonriendo.
Luna vio el libro de poemas sobre su escritorio.
Luna
—¿Te gustan los libros? —
Luna
¿Quieres ir conmigo a la biblioteca?
Álvaro dudó un segundo, luego asintió.
Ese día, sin saberlo, su vida empezaba a cambiar.
Capítulo 2: Un Paseo entre estanterias
Álvaro y Luna caminaron juntos por el patio rumbo a la biblioteca. El sol brillaba suavemente sobre ellos, y una ligera brisa movía sus uniformes blancos y azules. Álvaro se sentía extraño; no estaba acostumbrado a caminar con alguien más, y menos con una chica como Luna
Llegaron a la biblioteca, un lugar amplio, de techos altos y estanterías llenas de libros antiguos. El olor a papel y madera vieja llenaba el ambiente. Luna miraba todo con ojos curiosos, como si aquel lugar fuera un pequeño mundo mágico
Luna
—¿Vienes seguido aquí? —
preguntó ella, girándose hacia Álvaro.
Respondió él, bajando un poco la mirada, tímido.
Ella sonrió, esa sonrisa que comenzaba a grabarse en la mente de Álvaro como un recuerdo cálido. Caminaron entre los pasillos, pasando las manos por los lomos de los libros. Álvaro notó que Luna parecía disfrutar cada detalle, cada título, cada portada.
Se detuvieron frente a una sección de poesía. Luna tomó un libro de la estantería y hojeó algunas páginas
Luna
—¿Te gusta la poesía? —
Preguntó, entregándole el libro.
Álvaro asintió, sintiendo que sus manos rozaban las de ella al tomarlo. Un pequeño cosquilleo le recorrió el brazo.
Álvaro
—Me gusta cómo dicen mucho con pocas palabras —
Luna lo miró con admiración sincera.
Es como si los poemas hablaran directamente al corazón.
Ambos se sentaron en una mesa cerca de una ventana. Afuera, los árboles se mecían suavemente. Pasaron algunos minutos leyendo en silencio, compartiendo miradas furtivas, sonrisas tímidas y pequeños comentarios sobre los textos.
En ese instante, Álvaro sintió algo nuevo: no era sólo el amor por los libros lo que lo mantenía ahí sentado, sino la compañía de Luna, su voz suave, su risa ligera.
Y aunque ninguno de los dos lo decía aún, algo había comenzado entre ellos, algo sencillo, tímido y verdadero, como el primer verso de una historia que apenas empezaba a escribirse.
Capítulo 3: Una nueva amistad
La semana pasó rápido para Álvaro y Luna. Cada recreo, se encontraban en la biblioteca, leyendo, charlando o simplemente disfrutando del silencio compartido. Álvaro sentía que, poco a poco, su mundo se iluminaba un poco más gracias a Luna.
Un lunes por la mañana, mientras caminaban juntos hacia su salón, un chico de cabello rubio y sonrisa traviesa se acercó corriendo.
Tomás
—¡Álvaro! ¡Al fin te encuentro!
Era Tomás, su amigo de la infancia, siempre lleno de energía. Vestía el mismo uniforme blanco y azul, pero su camisa estaba un poco desordenada, como si hubiera corrido toda la mañana.
Tomás
—¿Dónde te habías metido?
—preguntó Tomás, dándole una palmada en la espalda a Álvaro.
Álvaro sonrió, algo incómodo.
Álvaro
—He estado... ocupado
—respondió, lanzando una mirada rápida a Luna.
Tomás se dio cuenta de inmediato y, curioso, se acercó a ella.
Tomás
—¡Hola! Soy Tomás, el mejor amigo de Álvaro
Guiñando un ojo de forma divertida.
Luna soltó una pequeña risa
Luna
—Mucho gusto, soy Luna.
Tomás
—Vaya, así que esta es la razón por la que Álvaro ya no aparece en el patio
—bromeó Tomás, empujándolo suavemente con el codo.
Álvaro se puso rojo como un tomate, mientras Luna reía aún más.
Tomás
—Bueno, ya era hora de que conociera a alguien más
—agregó Tomás, sonriendo de verdad
Tomás
¿Qué les parece si vamos juntos a la cafetería?
Luna miró a Álvaro, esperando su respuesta. Álvaro asintió tímidamente.
Los tres caminaron hacia la cafetería, charlando sobre libros, clases y sus sueños para el futuro. Álvaro se sentía extraño, pero en el buen sentido: estaba compartiendo un momento especial, no solo con su amiga Luna, sino también con Tomás, quien parecía aceptar todo con naturalidad.
Sin saberlo, los lazos entre ellos empezaban a formarse.
Lazos de amistad, confianza... y tal vez, algo más. que pasara en el siguiente capitulo?
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