NovelToon NovelToon

Frontera Roja

Migración

-La humanidad desde tiempos remotos ha realizado grandes olas migratorias, sea por comida, por clima, guerras y hasta por trabajo. – la agente habla con paciencia.

- No podemos ser misericordiosos con todos, hay muchos que deben ser expulsados por ser requisitoriados, muchos son radicales, hasta delincuentes. Mujeres que piensan que por parir en otro país se les va a dar todo, se equivocan. – es el juez que tiene roces con la agente.

- Pero no se les puede dar trato inhumano a todos, hay que saber observar y escuchar antes de juzgar. – ella empieza a mostrar incomodidad.

- Tú tienes que limitarte a realizar tu trabajo, ni que fueras madre Teresa de Calcuta. – se burla de ella – Por Dios, agente Vergara, no sea ridícula.

- ¡Tu me fait chier! - se dirige con el más mínimo respeto. [Equivalente a cómo me jodes]

- ¡Oye! Háblame en español, porque ese idioma no lo entiendo.

La agente abandona la oficina del juez con una cara de pocos amigos y todos aquellos que la ven se ríen tapándose la boca con la mano. Todos son leales al juez por ser la máxima autoridad en esta dependencia policial fronteriza ubicada al sur de España, ésta está especializada en movimiento migratorio, es decir es una oficina de extranjería.

La ubicación está cerca de una playa en la calle Marruecos, Almería. Su distancia es algo retirada de la playa San Miguel.

Klea Vergara es una agente de la ley y el orden en la capital, destacada en la oficina de extranjería en Almería por sus habilidades con los idiomas, puesto que la mayoría de los migrantes ilegales hablan entre francés, inglés, árabe, turco, entre otras lenguas.

Todos se burlan de ella por su carácter empático, carismático, pero con nada de tonta, ella simplemente usa la diplomacia y la inteligencia. Ella es altamente calificada y es lo que la mayoría de sus colegas confunde, su táctica es un don por no decir secreto, las cualidades con las habilidades muchas veces son mezcladas y se prestan para malentendidos. Klea entiende perfectamente eso, los aguanta y los perdona porque no es su culpa tener que estar rodeada de idiotas.

- Miren, ahí viene la buena samaritana. El día de hoy aprenderán a ser compasivos. – se burla el juez que ha seguido a Klea hasta el corral o sala de espera dónde atienden a los extranjeros. Él está acompañado de su novia.

- Ya estuvo bueno, burlón. – ella enfoca su mirada a los extranjeros.

- Soy el juez, que no se te olvide. – le señala por la espalda.

- Estoy aquí para hacer mi trabajo, no para respetar caras. - lo manda a rodar con bastante azúcar.

- Si no fuera por el dominio de tantos idiomas que tanto nos hace falta, hace rato te hubiera despedido.

- Hágalo, favor que me hace. – se mantiene firme, y su mirada sigue enfocada sobre los extranjeros.

- Eso veremos. - se retira con su novia teniéndola por la cintura.

El juez está colérico, Klea le habla dándole la espalda, la mayor falta de respeto que un juez puede recibir, no le queda de otra que volver a su oficina.

- ¡Oye! Te has ido de boca con el juez, te pasaste. – Se lo restriega en cara una colega.

- Tenemos migrantes que atender. - la pone a callar.

- Respeta las reglas si quieres tener un buen día. – le recalca diciéndole al oído con voz alta, tomándola por sorda.

- Aquí veo solo turistas, ¿dónde están los ilegales? – le cambia el tema con rotunda facilidad.

- ¡Uy, que seria! Le gustan los negros apestosos. – la colega hace gestos desagradables.

- Ellos necesitan ayuda. – su mirada es desafiante.

- Son todos negros, apestosos, dan asco, son delincuentes, radicales y hasta terroristas. – habla de los migrantes como si fueran portadores de peste.

- Se supone que eso es nuestro trabajo, pasar por filtros a todos ellos y se van separando. Hay algunos que están enfermos, tienen hambre, hay quienes están desesperados y hasta deprimidos. – ella los defiende.

- No te iguales a una santa, eres tan tonta que no deberías ser policía, estarás en problemas.

Klea salió de la oficina para buscar a los migrantes ilegales y ellos, todos estaban bajo el intenso sol.

-Ni creas que le daremos agua, o sombra. Los negros tienen buena resistencia al calor.

Siguen los ataques, ellos son implacables. Klea les hace una señal que los atenderá enseguida, ingresa al local por un cuaderno y una portátil para avanzar con el trabajo de registro de los nuevos migrantes.

Así fue el día de hoy, uno más para Klea, pero uno menos para su estadía. Ella va recibiendo y registrando datos básicos para un primer filtro, toma datos personales y el motivo por el que está en España. Conforme va entrevistando ella va descartando un posible sospechoso, poniendo etiquetas de colores en el sistema.

Los agentes locales van guiando a los registrados a un albergue, pero son tantos que Klea solo puede registrar unos setenta migrantes. El resto debe esperar hasta mañana para continuar con sus respectivos registros.

- Klea, deberías trabajar en la iglesia y dirigir obras de caridad. – la encara una rubia delgada muy elegante.

- No lo había pensado. Buena idea. – le sigue la corriente.

- Eres un caso perdido, hoy también te comportaste como mujer barata ante mi novio.

- Usted es perfecta para internarse en un convento y pudrir la vida de las monjas.

Klea marcó su tarjeta y se fue sin decir una palabra más, la novia del juez fue de inmediato a verlo y a quejarse.

- ¿Sabes lo que me dijo la estúpida de la agente? – estaba furiosa.

- ¿A poco tú también fuiste atacada? – le parece extraño, pero su mirada tiene una pizca de gracia.

- Ella me dijo que yo sería perfecta para pudrir la vida de las monjas.

El juez se ríe, se pareció una gracia de parte de Klea.

- No estoy riendo, Alejandro. Me ha ofendido. – se sulfura como si su novio la hubiera ofendido con esa frase – eso no es gracioso.

- Querida, te sulfuras por lo que una poca cosa te dijo. Eres increíble, pensé que eras inteligentemente suficiente para ignorarla.

- ¿Me estás tildando de tonta? – su cuerpo tiembla de furia.

- Te quejas por todo, nada es de tu agrado. Emocionalmente me cargas de quejas, eres demasiado dependiente de un hombre.

- Soy una mujer de verdad, soy educada para los negocios, me gustan las cosas bien hechas, soy una mujer cara. - se defiende con estos argumentos bastante interesantes para los oídos del juez.

- Una mujer de negocios no se rebaja a ese nivel, querida. Esa clase de mujer siempre ignora, es independiente y no se queja. A ti te educaron para tener marido consentidor. - se ríe en cara de a sulfurada.

- Soy mujer de negocios, soy criada para negocios y ser tratada como dama, soy delicada y no rústica o mejor dicho primitiva.

Alejandro se ríe con ganas.

-Ya sé lo que ocurre contigo. Te está afectando mucho la abstinencia de placer ¿Verdad?

La novia se quedó quieta y callada algo avergonzada. El juez tiene tanto trabajo, que casi no se ven, casi no salen, no intiman.

Aylan Kurdi

Klea llega a casa cansada, vive en un condominio, ella vive con mucha gente que la estima y uno de ellos es su vecino de piso.

- ¿Qué tal tu día, Klea?

- ¿Qué tal Eduardo? Un día pesado, cómo siempre. Soportando idiotas.

- Pasaste un mal día, pero relájate ¿Por qué no te buscas un macho alfa como yo y que haga olvidar tu nombre?

- Eduardo te pasas. – se ríe con gracia.

- Si no fuera porque estoy atado, con mucho gusto te lo hago y gratis.

- En vez de mandar a la novia del juez al internado de monjas, mejor me voy yo.

- ¿Qué te hizo esa?

- Es racista. No entiendo porque tanto maltrato hacia los migrantes, necesitan una mano, no una espada.

- Con que la novia del juez que se cree Jessica Newton cuando es caca de elefante con mucho perfume para parecer cara.

Klea no puede parar de reír ante el razonamiento filosófico de su vecino de piso.

-Con respecto al maltrato, porque no le das tas tas en el poto al juez, bien rajado lo dejas y vas a ver cómo cambia él y su tribu.

Klea sigue riendo a carcajadas, el estilo de hablar de su vecino, tan espontáneo y natural para decir las cosas.

- Eduardo, gracias por hacerme reír. Te debo otra.

- La risa es la mejor medicina para que el mal día no te acorte la vida.

- Gracias de verdad. - le agradece con una sonrisa.

- Es en serio. La risa no te alarga la vida, pero cura males que la medicina tradicional no puede.

- Tienes toda la razón. Me siento motivada a cocinar la cena. - le da la razón.

- Cuando esté listo te cambio de olla, tú me das tu cena y yo te paso mi olla vacía para cocines más.

- Eres tremendo, de verdad. – ella sonríe ampliamente.

- Hasta mañana, Cleopatra. Esté peluche se va a su estuche.

- Hasta mañana.

Klea no puede dejar de reír, su vecino le ha cambiado su estado de ánimo en un dos por tres. Ese momento de buen humor le hizo liviana su noche, estaba contenta hasta despreocupada y puso música mientras cocinaba y bailaba a la vez al ritmo de la música

Al día siguiente, en los noticieros no dejan de hablar de la gigantesca ola de migración, y hoy dos de septiembre del dos mil quince, se encienden las alarmas. En la península de Bodrum han encontrado el cuerpo de un niño ahogando de origen kurdo, es identificado como Aylan Kurdi, según las investigaciones preliminares, él y su familia escapaban de la guerra, los kurdos están luchando contra el estado islámico. La noticia está dando la vuelta al mundo, y está conmocionando a la gente, un niño de tres años tuvo que morir para que la gente tome consciencia de que en el mundo la gente necesita ayuda, quiere paz, no que los marginen.

Klea está afectada emocionalmente ¿Por qué un niño? Ahora lo nombraron niño símbolo de la migración ¿Por cuánto tiempo? Klea se arrodilla frente a la pantalla del televisor y le hace una promesa de ayudar más a los migrantes para que su muerte no sea en vano.

Con esa promesa en mente, Klea va a trabajar, un policía le llama por teléfono para notificar que ha llegado una embarcación precaria sobrecargada de migrantes y necesita urgentemente su ayuda.

En la playa del Zapillo se está aproximando un bote de la policía española con los migrantes que han podido rescatar. El policía que llamó a Klea le manda la ubicación para que ella vaya directo al área.

Klea acelera por la bajada, con sus manos firmes sobre el volante. Ella quiere llegar antes que el juez, quiere cumplir con la promesa que le hizo a Aylan Kurdi, pero se mentaliza en caso de que él esté en la escena.

Al llegar a la escena, le aterra ver niños solos porque sus padres se ahogaron en el naufragio.

- Estos niños al parecer no tienen a sus padres. – explica un policía

- Debemos hablar con el juez de menores, que vengan conmigo para un registro rápido.

- Intendente Vergara, - le habla un conocido – está mujer parece que entró en trabajo de parto.

- Ponla cómoda, bajo la sombra, tráeme el equipo de emergencia, yo la atiendo. Y también traes el formulario para el registro del nacimiento del menor como ciudadano español.

Klea le habla en francés a la mujer y ella entiende y la conversación quedaría así.

-Señora, buenos días, soy la intendente Vergara. Me voy a ocupar de usted y de su bebé.

- Señorita, que el Señor me guarde siempre, pero yo no puedo más, le dejo a mi hija.

- Todo va a salir bien, yo la voy a atender, tendrá a su bebé.

La mujer comienza a gritar de dolor, sufre. Klea por su parte recibe el equipo de emergencia, y de inmediato se pone a trabajar. Durante el parto llega Alejandro, pues han identificado a un prófugo de la justicia, y por ser de carácter inadmisible, tiene que ser deportado ahora mismo.

El hombre suplica por clemencia, hace juramentos a su Dios de portarse bien. Pero nadie habla árabe, y Klea todavía no termina con el trabajo.

- Llamen a Klea, ella habla árabe. - ordena con frialdad a un suboficial.

- Ella llegó hace una hora, pero está atendiendo a una mujer que debe dar a luz. – le comentó el policía que conoce a Klea.

- ¿Dónde está? – no soporta saber que ella llegó primero.

- Por allá – le señalan el lugar.

Alejandro va directamente hacia allá, él no espera a que ella termine la labor, simplemente se pone a los pies de Klea, y espera. La bebé no baja, la madre puja, pero no tiene fuerzas, el viaje la agotó. Klea debe aplicar otro método, aún está a tiempo antes de que se complique la situación. En ese instante el grito de la mujer fue ensordecedor, todo el dolor terminó al segundo, y luego vino el silencio total.

Alejandro siente asco al ver tanta sangre, y la bebé que no llora. Klea hace lo que sea para reanimarla.

-No te afanes, está muerto. Un mugroso menos. – se tapa la nariz y boca con un pañuelo.

Ella se afana en salvar la vida de la bebé, no escucha las palabras del bastardo, como ella suele llamar a Alejandro a sus espaldas. La mujer dejó de respirar en ese momento, ella no llegó a conocer a su bebé, pensando que murió también. Klea sigue con la esperanza de salvar a esa bebé y lo logró.

La intendente se acerca al cadáver de la mujer y le susurra al oído.

-Tú bebé está viva. Te prometo que será bien cuidada. Descansa en paz. – la acaricia que le hace es en señal de que todo se acabó.

Klea envuelve la bebé, y se la lleva, pero Alejandro le cierra el pase, ver a Klea con la bebé le parece una escena muy conmovedora, ella se ve muy bien con un bebé en brazos. Le toma una foto a ella, y luego al cuerpo de la mujer. Para la intendente, eso puede ser sinónimo de problemas...

Una petición

Klea – le ordena al guardar su teléfono – hay un hombre que es requisitoriado en su país, el sistema señala que tiene orden de captura.

- ¿Y? – le importa un rábano, tiene un recién nacido en sus brazos.

-Tú hablas árabe, dile a ese hombre que hoy mismo será deportado. Él es un ciudadano inadmisible.

- ¿Dónde está el señor? – se queda inmóvil, pues lo ve como una estrategia para hacer burlas.

- Te acompaño, es ese de allí. – le señala a lo lejos.

- Puedo ir sola. – se muestra arrogante y lo fulmina con la mirada.

- Necesito saber que va a decir el tipo ese, soy el juez y soy yo quien determina que hacer.

- No que lo va a deportar. – su entonación expresa a que cosa quieres.

- Debo saber qué es lo que va a decir al saber que no puede estar más tiempo en territorio español.

Klea camina hacia el hombre y Alejandro la sigue. Entre Klea y el migrante sostienen una conversación, ella se muestra amable.

-Intendente, este hombre está prófugo de la justicia de su país, dígale que será deportado el día de hoy.

Klea le habla en su idioma y el hombre se jala los cabellos de la desesperación y le dice:

-Clemencia, señorita. El delito que cometí es porque teníamos hambre. Deme una oportunidad.

Klea traduce la frase, y Alejandro le ordena decir que lamentablemente él no puede quedarse en España, será deportado está noche.

Klea quiere ayudar a ese hombre, su cara refleja dolor, sufre, el hambre lo obligó a cometer un craso error, pero se lo dijo de buena manera, el hombre no pudo con la pena, lloró y gritó que, por favor, clemencia que debe llevar comida a su familia. Klea quiere darle una oportunidad al hombre y pide al juez que estudie su caso, antes de tomar una decisión.

-Esta buscado por la justicia de su país. – habla con enojo, porque no le gusta la compasión de Klea.

- Este hombre está desesperado por llevar dinero a su familia para que puedan tener que comer. – ella se muestra fría ante él.

- Lo deportaré está noche y no quiero peros. Si en su país lo quiere matar que lo maten. Él no se quedará más tiempo en España.

- Estudie el caso, puede que no sea tan grave y solo sea una exageración.

-¿Estas loca, Teresa de Calcuta? – se burla de ella – perder tiempo en una investigación, tengo mucho trabajo y más importante que ver el caso de un delincuente.

- Es arbitraje. – le restriega en la cara.

- Lárgate de aquí si no quieres que esa mugre de bebé pague el precio. - esta alterado y el llanto de la pequeña lo puso más nervioso.

- Atrévase. – su tono de voz suena a amenaza, al igual que la mirada.

Klea se fue con la bebé y otros niños que la esperan para ser acogidos, conforme ella se aleja Alejandro cierra sus puños con tanta fuerza que deja en blanco sus nudillos, Klea nuevamente lo deja mal parado. Tiembla, pero no se sabe si de cólera o de impotencia porque ante la fuerte posición de Klea hizo que ella saliera con la suya. Lo único que pudo pronunciar con rabia mal guardada es que deporten al hombre no importa cómo.

Klea se presenta ante el juez de los menores, para solicitar albergue para seis niños.

- Intendente Vergara, me están informando que solo podemos albergar a tres de los seis niños.

- Entiendo. - se siente decepcionada y de inmediato recuerda la promesa que le hizo a Aylan Kurdi – señor juez, ¿Cree usted que yo califico para tener la patria potestad temporal de los niños?

- Intendente Vergara. Usted es agente activa, ¿Quién va a cuidar de los niños?

- Puedo remediar. Con Alma, me la llevaría al trabajo, ya que es recién nacida.

- ¿Alma? ¿Cuánto tiempo tiene la recién nacida? – el juez necesita evaluar el caso.

- Ha nacido está mañana, debo registrarla todavía.

- Son tres niños, no vas a poder, primero porque no conoces su cultura, dos, necesitan bastante atención psicológica porque están separados de sus padres...

- Pero me puede facilitar una asistente social, ella puede venir a monitorear a los niños. Tengo una vecina – pensó en la pareja de Eduardo – es educadora, ella puede ayudarme a proveer material para que los niños estudien. - interrumpió con ese comentario.

- Intendente, entiendo su preocupación por los niños, pero usted sola no va a poder, ya que un recién nacido exige atención las 24/7, tiene trabajo seglar y dígame ¿Con que tiempo y fuerzas va a dedicarse a estos otros dos niños? – intenta ser razonable con ella.

- ¿Dónde van a vivir? ¿En la calle? – quiere persuadir al juez una vez más – es preferible que estén bajo un techo que hagan travesuras que a que pasen hambre y padezcan con el calor.

- Eso es ser inhumano, los niños necesitan vivir bajo un techo.

- Efectivamente, pero yo puedo buscar familias que puedan dar hogar temporal a esos niños.

- No se puede razonar contigo. - el juez de menores está impaciente ante Klea.

- Señor juez, que le parece si se quedan conmigo hasta que encuentre familias disponibles y calificadas para acogida temporal.

- Intendente, usted sí que pelea hasta el final. Pero hay un detalle que estamos olvidando, usted necesita de un abogado para que le ayude a tramitar la tenencia temporal de los niños en las familias de acogidas.

- ¿Es un sí, señor juez? – ella está muy emocionada.

- Te voy a ayudar esta vez, pero no siempre. Y no te vayas a encariñar, recuerda que es temporal.

- Si, señor juez. Gracias por ayudar a estos niños.

- Ésta será la primera y última vez. Recuerda que no es legal hacer estos favores, me estoy jugando el pellejo.

- Seré diligente, señor juez. Gracias nuevamente.

Klea salió contenta del despacho del juez de menores, ella puede tener a los niños hasta que se encuentren familias calificadas para la acogida temporal. Por lo tanto, ella se queda con Florence de ocho años natural de Nigeria, luego está Kader de dos años y kurdo, y la bebé Alma cuya madre era argelina.

Klea, se fue a casa, con los niños, tenía que comprar ropa y comida para ellos. Y sobre todo leche de fórmula para Alma. Los vecinos la observan y ella les explica que es por unos días hasta que se encuentren familias calificas para sus cuidados.

La intendente hace pasar a los niños en su departamento, Florence y Kader se muestran asustados, nunca han tenido casa y si la tuvieron nuca fue tan bonita.

Luego les ofrece ver la televisión a Florence para ver dibujos animados en inglés, su televisor está conectado a internet, por lo que será fácil buscar un programa para ella. Deja a Alma sobre el sillón mientras duerme.

Por el momento ya tiene a una ocupada con el televisor, y la más pequeña durmiendo, ahora es el turno de dar de comer a Kader y para aplacar el hambre le da unas galletas con leche, quien se la entibia en el microondas, mientras lo acomoda con un cojín sobre la silla.

Kader come con gusto sus galletas y toma con buen gusto su leche, Klea lo endulza con una cucharadita de miel. A Florence le prepara tallarines, es rápido y fácil cosa que le permite hacer un pedido por aplicativo en farmacia para Alma, pide pañales, leche de fórmula y otras cosas que pueda necesitar.

Mientras Florence come frente al televisor, Kader come sus galletas, Klea prepara un lugar para que los niños tengan donde dormir. Luego tiene pensado ir de compras, pero suena el timbre.

- ¿Quién será a esta hora? De seguro el pedido. – ella muy confiada abre la puerta.

Ella no solo encuentra su pedido, al suelo, sino que también sus vecinos le han hecho regalos, hay ropa para los tres recién llegados, comida, y bastantes cosas para la bebé. Klea se emociona tanto que no puede evitar llorar, ella no tiene por qué gastar tanto dinero. Ella retira las bolsas hacia el interior de su departamento. Ella mira a los niños, mira el techo, vuelve a mirar a los niños y se da cuenta de que son bendecidos.

Download MangaToon APP on App Store and Google Play

novel PDF download
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play