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Mi Cruel Realidad

Promesa de una boda.

 Aurora.

Cinco de la mañana, me despierto como todos los días, hacer un desayuno nutritivo para mi familia era mi mayor satisfacción, cuidaba cada detalle en la preparación de sus alimentos, tengo tres hijos, el mayor se llama Alfredo mi primogénito él se graduó del colegio y decidió independizarse ahora tiene 24 años y vive en la capital, a mi cuidado tengo a mis dos hijas Juliana de 22 años y Nancy de 16 años cada una es especial al menos mi pequeña Nancy es alérgica al maní y siempre tengo que tener mucho cuidado con ella, a mí hija Juliana no le gusta cierto alimento, yo seleccionaba cada comida para ella, mi querido marido José Luna, digo mi marido porque no estamos casados legalmente, vimos juntos hace 25 años bajo la modalidad de unión libre, a él le encanta el café, y como siempre se lo tengo listo cada mañana en la mesa.

Él es dueño de una mecánica, no es muy grande que digamos, pero él trabaja día a día para mantenernos y que no nos falte nada soy Aurora Manrique tengo 44 años y mi marido 45 años, ambos empezamos desde abajo cuando éramos jóvenes ahorrábamos cada centavo para que él tenga su propio taller, yo una ama de casa a tiempo completo cuidaba de sus ahorros, y sobretodo tenía una comida caliente todos los días para mi familia en la mesa.

Juliana---: Mamá, me tengo que ir a la universidad, no puede ser que todavía no esté mi desayuno.

Nancy---: Mamá, esto está asqueroso, como crees que comeré eso, (mira al papá) papá me das más dinero para comer algo en el cole.

José---: Claro hija.

Autora---: José que se coma todo, solo es huevo revuelto con pan tostado.

Nancy---: Mamá eso desayuné ayer no te puedes inventar otro desayuno, aahh y por cierto papá no puedes tú, ir a mi reunión en el colegio, por qué mamá siempre huele a cebolla y va mal vestida a mí me da vergüenza decir que es mi mamá.

Juliana---: (ríe) Ahora entiendes por qué razón yo no quería que ella vaya al colegio, siempre viste anticuado, no como la mamá de tu amiga ella siempre viste bonito, ojalá yo tuviera una madre como ella.

Autora---: Que lastima por ustedes pero su madre soy yo, y no huelo a cebollas.

Nancy---: Necesitamos de urgencia nueva madre papá. (se van).

Aurora miró a su esposo esperando que la defienda del ataque de sus hijas, pero él solo sonrió termino el café y salió ignorando a su mujer, esa actitud de ellos se había hecho normal en la casa, a veces no sabía si era realmente la madre de sus hijas y mujer de José o solo era la empleada sin sueldo dentro de su propio hogar, ellos no tenían lujos incluso sus hijas estudiaban en instituciones públicas, pero cada palabra despectiva hieren su sensible corazón.

Después de organizar la cocina, empezó a ordenar su casa, ingreso a la habitación de su hija mayor y arreglo todo su desastre porque hasta las toallas íntimas ella las dejaba dónde sea menos en el tacho de basura, en la habitación de su hija menor recogió todos los cuadernos y libros también estaba su diario donde ella escribía sobre la mamá perfecta que quería, incluso tenía una foto de la madre de su amiga junto a ellas estaba su marido y su hija mayor, eso le pareció raro, ya que José jamás se involucraba con las amigas de sus hijas y mucho menos con sus madres.

Ella trataba de asimilar lo que veían en esa foto, parecían que era una familia de cinco miembros su marido sonría Lucia Sánchez estaba muy apegada a él, Juliana su hija mayor sonreía con felicidad, y Nancy que hacía el selfi también sonreía, parecía que habían ido de paseo, un paseo que ella no fue invitada, y atrás de la foto estaba escrito y decía" cuánto deseo que ella sea mi mamá'" No esa mamá fea que tengo"

Esas palabras eran muy despectivas, y ella sintió un dolor en su pecho, no por lo que veía en la foto sino por las palabras que su hija menor que había escrito, el dolor que sentía se agudizó porque ella las había llevado nueve meses en su vientre y la había criado y cuidada hasta la edad que tiene y como recompensa recibe ese trato de una manera tan cruel. José había olvidado unas cosas y volvió, llamo a su mujer pidiendo las cosas, Aurora salió con la foto en la mano y exigió una explicación, ella tenía los ojos llorosos e hizo que José se conmoviera y le diera por primera vez una explicación.

José---: Esa foto nos tomamos cuando fui por nuestra hija que estaba con la mamá de Jamilec en un restaurante y como Juliana iba conmigo aprovechamos el momento y nos tomamos una foto.

Autora---: Estás hablando de Lucia, la mamá de la mejor amiga de Nancy.

José---: Si, ella trabaja en el banco Pacífico, tu sabes es madre soltera y ese día invito a nuestra hija a pasear y nosotros fuimos a recogerla es todo, seca esas lágrimas, tenemos 25 años juntos no desconfíes de mi.

Autora---: Me prometiste una boda, y todavía no se cumple, solo se ha quedado en una promesas de boda y a veces te siento muy lejos de mi.

José---: Mujer para que el matrimonio, lo importante es que estamos juntos tenemos a nuestros hijos no es suficiente para ti. El taller no está en buenas condiciones y gastar ahora en una boda no está bien.

José le dio un beso en la coronilla de su cabeza, dejándola perdida en sus pensamientos, aún recuerda cuando ella renunció a todo las comodidades de su hogar. Para seguir el amor de José, dónde el le prometió una bonita boda que no lo ha cumplido hasta él momento los años pasaron y ella aún esperaba que esa promesa se haga realidad. Continuo su trabajo y al llevar a lavar la ropa de su marido encontró entre los bolsillos del pantalón una factura de un motel.

Autora---: ¿Qué es esto?

Mientras tanto, en el taller José ya vestido con su overol azul listo para trabajar, recibió una llamada, el contesto con una sonrisa en sus labios y la alegría se dibujaba en su rostro, al otro lado de la línea Lucia Sánchez ella lo invitaba a almorzar a él y a sus hijas, él aceptó con gusto, pero antes ella con su voz coqueta lo invito a tomar un aperitivo antes del almuerzo, José sonrió de emoción colgó la llamada y ordenó a sus ayudantes que continúen con él trabajo y se cambió y salió del taller directo al departamento de Lucia Sánchez que lo esperaba con ansias.

Mientras conducía llamo a sus hijas, para comunicarle sobre la invitación, ellas aceptaron sin importarles el esfuerzo que hacía su madre en prepararles el almuerzo como a ellas les gustaba comer, a Aurora no le importaba si le tocaba hacer varios platos lo importante para ella eran que sus hijas estén con las barrigas llena y queden satisfechas con la comida.

José se lamentaba por su mujer, pero ya tenía tiempo que ella dejó de importarle como mujer ahora ella se había convertido solo en su compañera de casa, incluso como contacto en su celular la tenía agregada como la madre de sus hijos.

Sin imaginar que a dos horas de distancia, y en la soledad de su casa ya hacía un hombre, que con el tiempo le quitaría el amor de Aurora que ahora le dejo de importar a un José envuelto de ilusión por su amante, Javier Mendoza aún decepcionado de la vida bebió su copa de vino tinto, y sonría con amargura al recordar como fue abandonado en altar hace más de veinte años.

Preocupación.

Aurora aún preocupada porque la comida no estaba lista se apresuró a cocinar, sus hijas y su marido no tardarían, al mirar el mesón volvió a observar aquella factura del motel que no la dejaba concentrarse. Con su celular tomo una foto donde procedió a enviarle a su marido, para una explicación, ella tenía la esperanza que él tenga una buena explicación para esa factura encontrada en los bolsillos del pantalón.

Al sur de la ciudad, José vio el mensaje de su mujer y lo ignoro, subió las escaleras llegando al tercer piso presionó el timbre, la puerta fue abierta casi enseguida, y al ver a la mujer recién bañada con olor agradable lo emociono, atrajo a la mujer hacia él dándole un beso apasionado, faltaban dos horas para que sus hijas lleguen a la invitación del almuerzo. Así que no dudo en despojarla de sus prendas de vestir, el deseo por ella era incomparable, le gustaba todo de ella, por qué nunca decía no y siempre estaba predispuesta y sobretodo en la intimidad ellos dos se complementaba.

Era feliz en los momentos que pasaban juntos, incluso sus hijas estaban de acuerdo con esa relación, pero había un solo obstáculo para completar su felicidad, era Aurora la madre de sus hijos, la mujer de su juventud, en varias ocasiones el quería decirle la verdad solo que no habia encontrado el momento adecuado para decírtelo.

Acostado en la alfombra de la sala sus cuerpo desnudos quería más, volvieron hacer íntimos, ya con sus cuerpos cansado y agotados fueron a la ducha, se bañaron juntos, esperaron a sus hijas que llegaron a la media hora, Nancy con una sonrisa saludo muy afectuosa a Lucia, también Juliana llegó después de varios minutos, llevándole un obsequio, ellas se llevaban muy bien como si fueran madre e hijas.

El corazón de José se alegro, y enseguida pensó que cuando él se separe de su mujer tendrá a sus hijas de su lado, y sobre todo no habría descontentos por sus hijas desde ya la aceptaban a Lucia como su mujer.

José---: Yo también tengo un regalo.

Nancy---: Que es papá, anda dacelo para que nos muestre que le trajiste.

José saco una caja de tercio pelo negra, se acercó a Lucia que le sonreía, y abrió la caja dentro de ella había una gargantilla de oro con pequeños fragmentos de diamante, los ojos de Lucia se iluminaron y sonrió dándole la gracias a José con un beso en sus labios, José le puso la bonita joya en sus cuello y sus hijas aplaudían y pedían otro beso de la pareja.

Juliana---: Te vez hermosa Lucia, esa joya fue hecha para ti.

Jamilec---: Te ves hermosa mamá, gracias tío José por consentir a mi madre.

Nancy---: Es que Lucia es digna de ser consentida, los felicito a los dos papá.

Nancy terminaba de hablar y su teléfono vibró, al ver la pantalla miro a su hermana y a su padre indicándole con las miradas quien era la persona que llamaba, Juliana saco su celular y lo apagó no quería que su madre interrumpiera, José también hizo lo mismo, por su parte Nancy cambio a silencio su celular, el momento era bonito y agradable para ser arruinado por su madre.

Jamilec---: ¿Quien es amiga? Acaso mi tío y ustedes tienen que irse rápido.

José---: No, no nos iremos enseguida, vamos a pedir helados y a ver una película.

Jamilec por el apego que tenía con José papá de su mejor amiga, le decía tío, así podía estar más familiarizada con ellos, después del almuerzo. Ellos se sentaron en la sala de estar el helado llegó, comieron el helado mientras veían la película, Jamilec y Nancy compartían un sofá, Juliana se sentó sola en un mueble individual, mientras que José se recostaba en las piernas de Lucia que compartían el mueble más grande, a simple vista parecían una tarde en familia de cinco miembros.

Mientras en la villa, Aurora observo por la ventana al ver cuando volvía su familia, ella miraba el reloj incansablemente, eran más de cinco de la tarde y no sabían dónde estaban ellos, ella preocupada empezó a llamar a las amigas de sus hijas y a los trabajadores de su marido, pero no tuvo respuestas, tenía la intención de salir a buscarlos, solo que no sabía por dónde empezar a buscar, sus lágrimas de preocupación empezaron a salir, la comida que había preparado ya estaba fría.

La noche llegó y la preocupación de Aurora aumento, ella había escuchado decir a su vecina que si oraba con fe, "todo lo que pidiera en el nombre de Jesús será dado, Aurora recordó esas palabras y lo único que ella quería era que su familia regrese sana, se arrodilló en medio de la sala y oro al creador entre lágrimas, súplica y con mucha fé" pide que su familia esté bien.

Mientras pedía, escucho unas llaves sonar, ella sonrió y se levantó muy de prisa, corrió hacia la puerta encontrándose con sus hijas que ingresaban entre risas, risas que al verla se desvaneció y la miraron con desdén, Aurora al ver que todos llegaron juntos sonrió se emociona y abrazo a sus hijas aunque de inmediato fue rechazada por ellas.

Nancy---: Mamá, ni siquiera dejas llegar, y ya estás hecha la pegajosa.

Autora---: Yo estaba preocupada porque no llegaban, miren que ya es de noche.

Juliana---: Por Dios mamá, deja el drama estamos bien.

Autora---: ¿Dónde estaban José?

Juliana---: Fuimos al cine y a comer helado, no te invitamos porque con tus fachas nos avergüenzas, deja de acosar a mi papá con tus preguntas

José al verla con los ojos hinchados y lloroso suspiro profundo, él consideraba a su mujer dramática, eso realmente lo molestaba. No hizo por darle una explicación, se quitó la chaqueta y la tiro al mueble fastidiado, con indiferencia le pidió agua orden que Aurora acato enseguida y llevo su vaso de agua hasta el mueble donde estaba sentado.

Autora---: Amor porque no me avisaste, yo estaba muy preocupada.

José---: Ya te dijeron las niñas quisieron ir al cine y las llevé luego fuimos por helado, sabes Aurora no te cansas de hacer drama, tienes hostigadas a las niñas déjanos respirar busca oficio, mejor me voy a ducharme estoy agotado.

Autora---: No van a comer, les preparo algo caliente y rápido.

José---: No te preocupes por mí no tengo hambre, pregúntales a las niñas si quieren comer tu comida.

Aurora presionó el vaso vacío sobre su pecho, su familia cada día estaba más fría con ella, incluso hasta ella pensó que talvez exageraba, arrepentido por demostrar tanta preocupación agachó la cabeza, seco sus lágrimas y se dirigió a la habitación de sus hijas, para su mala suerte ellas también le rechazaron su comida, frustrada y decepcionada fue a la cocina puso toda la comida que había preparado en bandejas, busco bolsa de plásticos y salió de su casa, a dos cuadras había una viuda con tres hijos pequeños el mayor apenas tenía 12 años, no era la primera vez que su familia rechazaba sus comidas, Aurora ya había llevado comida antes a esa casa con tanta necesidad.

Ella con sus propias manos calentó la comida en la estufa y junto a la joven viuda sirvieron los alimentos, ella ceno junto a ellos, ayudar a las personas que lo necesitan eran su mayor satisfacción, los niños comieron con gusto su comida y ella sonrió mientras la joven viuda le daba las gracias.

Ignorando su presencia.

Después de la cena con la viuda y su hijos, Aurora se despidió de ellos con el corazón contento, su comida que tanto esfuerzo le había costado hacer y fue despreciada por su familia, alimento a una familia necesitada que no dudo en comerla, cuando llegó a la villa, todo estaba en silencio incluso las luces estaban apagadas dando a entender que no les importaba si ella regresaba o no, sonrió sentándose en la solitaria y oscura sala su familia estaba en casa, pero la soledad era la que reinaba en ella, cada quien estaba en sus cosas.

Sin embargo, ella tenía que continuar y dejar el espacio que ellos le piden, como extrañaba a su hijo mayor, él siempre fue atento y cariñoso con ella. Después de meditar un rato decidió ducharse, ingreso a su habitación donde estaba su marido José leyendo un libro, ella solo tomó una toalla e ingreso al baño, como en los últimos 10 meses su marido había ignorado su presencia.

Aurora no era una mujer fea, a pesar de tener tres hijos ella mantenía su cuerpo delgado y curvelino, tenía un abdomen flácido con pequeños rollitos al sentarse, sus cabellos largos castaños caían como cascada sobre su espalda, su piel blanca y ojos color ámbar hacía resaltar su belleza aún sin usar maquillaje, ella salió de la ducha solo envuelta en toalla, busco en el armario una bata de seda casi transparente, se quitó la toalla quedando desnuda en presencia de su marido, pensando en llamar su atención, pero él solo la miro y siguió leyendo su libro.

Aurora no se iba a dar por vencida, el camisón era sexi, se podía ver a través de la sexi bata sus senos, se acostó insinuándole cosas a José apegándose más a él prácticamente invadiendo su lado de la cama, ella tenía un agradable olor, pero José seguía concentrado en su lectura ignorando su presencia, había días que la presencia de su mujer lo fastidiaba y ese era uno de esos días.

Autora—-: Amor!

José—-: ¡mmm!

Autora---. No quieres intimar, tenemos meses que no lo hacemos.

José---: Estoy cansado, es mejor que duermas.

José se cubrió con la manta y se viró de espalda, Aurora suspiro para detener las ganas de intimar, ella era un ser humano y también tenía necesidades, busco su lado de la cama y en silencio dejo salir sus lágrimas, sus emociones estaban conectados en cuerpo y alma y sentía que su frágil cuerpo no resistía tanto dolor por el desamor de su familia, aún compartiendo habitación y la cama, la frialdad de su esposo la hacia sentir sola mientras pensaba que su marido ya no la amaba como antes, hace más de dos años que él estaba frío con ella, cuando tenían intimidad, José eyaculaba muy rápido dejándola con ganas y sin descargar dopamina que es la hormona que da placer en el momento de tener relaciones sexuales, además ya no había acaricias ni besos en la boca, ya no disfrutaba de su cuerpo, él terminaba y se levantaba, y de inmediato iba al baño, como si quisiera sacarse su olor de su cuerpo.

Seco las lágrimas y aferrándose a su almohada durmió porque el cansancio la agotó, al día siguiente su rutina continuo, muy de mañana se levantó a realizar el desayuno a sus hijas, y un buen café para su marido, cuando sus hijas llegaron al comedor el delicioso desayuno estaba sobre la mesa, está vez ella no hablo ni se sentó en la misma mesa se quedó de pies apoyada sobre el mesón, observando a su fría familia, tampoco ellas reclamaron ni criticaron el desayuno, José al llegar se percató que no había ningún plato puesto en el lugar de su mujer.

Sus miradas se dirigieron hacia la cocina encontrándola apoyada en el mesón sin querer compartir con ellos el desayuno, él no le dio importancia a esa actitud, converso con sus hijas al terminar el desayuno dejo el dinero como de costumbre para el mercado semanal y luego salieron sin despedirse de ella, Aurora se sintió como si fuera un mueble más de su propio hogar.

Ella tiró el trapo que tenía en su mano sobre el mesón, para dirigirse hacia la ventana y ver como su familia se va sin despedirse, a través de las cortinas recogió los platos de la mesa llevándolo al fregadero, limpio su habitación y en el bolsillo del pantalón de su marido estaba una factura de una joyería donde se indica el valor de una gargantilla de oro con fragmentos de diamante, el costo era bastante elevado y una sonrisa se dibujó en rostro en una semana sería su cumpleaños y pensó que su esposo había gastado mucho dinero para darle un regalo.

Autora---: Todavía le importo, que bruta soy metiéndome yo misma ideas tontas a la cabeza, casi siempre olvida mi cumpleaños, creo que está vez no lo hará (sonríe).

Con la tierna sonrisa que siempre la caracterizaba ella seguia limpiando la casa era el turno de la habitación de la hija menor, como siempre su habitación estaba demorada y ropa tirada en el suelo ella empezó a recoger y al jalar un abrigo y un nuevo portaretrato de su hija cayó al suelo haciéndose pedazos.

Autora---: Y esto es....

Era una foto de su familia junto a la mamá de la mejor amiga de su hija menor, era como si fueran una familia feliz de cinco miembros, ella no tenía una foto con sus hijas ahora adolescentes solo su marido, se quitó los lentes, restregó sus ojos porque picaban haciendo que las lágrimas salieran, ahora ella se sentía excluida de la vida de su hija de 16 años.

Pero luego sonrió al recordar esa factura, pensando el detalle que tendría por parte de sus hijas y su marido, la habitación de su hija mayor estaba con seguro, fue por las llaves, y al intentar abrirla, la puerta principal se abrió, era su hija mayor que había olvidado su celular y le tocó volver en un taxi.

Juliana---: ¿Qué haces mamá?

Autora---: Iba a reglar tu habitación.

Juliana---: Te he prohibido que ingreses a mi habitación por hoy mamá, (respira) no la ensucie tranquila, puedes limpiar cuando yo te lo diga, ahora necesito que te retires.

Juliana ingreso a su habitación, cerrando la puerta prácticamente en la nariz de su madre, ella no quería que su madre vea un cuadro de su padre con Lucia que ella misma pintaba para ellos en su segundo aniversario de novios, si su madre se da cuenta del retrato, estaba segura que ella haría un drama como de costumbre.

Juliana---: Tan bonito que está quedando para que lo arruine mi mamá.

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