Bolonia, Italia.
Mansión de la familia Ferrari.
Rebeca: _Buen día, amor, ven, lo preparé como a ti te gusta.
Leonardo entra, se sienta a la mesa y comienza a tomar su café sin mirar a su prometida.
Rebeca, triste, se sienta y comienza a comer.
Las empleadas hacen su trabajo, pero perciben la tristeza de Rebeca; todas ellas saben cómo el patrón trata a su futura esposa y son conscientes de que su gran amor es la ahijada de su difunta madre.
Momentos después, Leonardo se levanta.
Rebeca: _¿Leonardo?
Leonardo: _¿Qué?
Rebeca: _¿Te gustó? Aprendí varias recetas especiales sin azúcar.
Leonardo: _Genial.
Él se da la vuelta y va al despacho; en seguida, Gustavo, su amigo y fiel escudero, entra en la casa.
Gustavo: _Buen día, Rebeca.
Rebeca: _Buen día, Gustavo. Debe haber ido al despacho.
Gustavo: _Claro, gracias.
Lia: _Señorita, puede dejarlo, vaya a arreglarse, es la cena de su compromiso. Es un día especial.
Rebeca: _Sí, Lia, gracias, voy al salón de belleza.
Mientras tanto, en el despacho, Leonardo casi le lanza un libro a la cabeza a Gustavo.
Gustavo: _¿Estás loco? ¡Casi me das!
Leonardo: _¡Eso pasa por entrar sin llamar! ¿Qué quieres?
Gustavo: _¿Estás a punto de comprometerte y así es como te pones?
Leonardo: _¿Comprometido?
Leonardo suelta una risa amarga.
Leonardo: _¿Comprometido con esa chica sosa que intenta a toda costa imitar a Fiorella? ¡La detesto, es una mentirosa! ¡Que se hace la pobrecita para agradar a mi abuela!
Gustavo: _Entonces, ¿por qué te vas a casar?
Leonardo: _Sabes que siempre cumplo mis promesas, este matrimonio idiota es un negocio, además de que nuestras familias tienen negocios en común, la abuela está enferma; además, si no me caso con esa idiota, mi primo seguirá al frente de la empresa ¡y yo seguiré siendo un director de operaciones! ¡No puedo dejar que Pedro se quede con lo que es mío!
Gustavo: _Él es hijo de tu tío Miguel, así que también tiene derecho a la empresa.
Leonardo: _Sí, pero la abuela es la dueña y mayor accionista del grupo, por lo tanto, si ella decide darme la presidencia, nadie puede hacer nada en contra.
Gustavo: _Pedro es un idiota a veces, pero es muy competente; mientras tú te divertías en el Caribe con tu exnovia, él trabajaba.
Leonardo: _¡Basta de esa historia! ¡Me siento sofocado con esta mujer idiota aquí dentro! ¡Gran idea de la abuela de meter a esta cosa en mi casa 4 meses antes del anuncio oficial del compromiso!
Gustavo comienza a reír sin parar.
Leonardo: _¿De qué te ríes, imbécil?
Gustavo: _¿Te estás quejando de que una mujer hermosa viva contigo? ¿Acaso nunca has mirado a tu prometida? ¿Nunca has visto lo hermosa que es y cuánto te ama?
Leonardo: _¿Qué pasa? ¿Te volviste presidente de su club de fans?
Gustavo: _No, solo veo las cosas mejor que tú, veo que esta mujer se humilla por ti desde hace siglos, que siempre te amó y tú la tratas como basura mientras ella te trata como a un rey; Fiorella Moretti solo quiere lo que tú puedes ofrecerle, su familia no tiene tanto dinero como la tuya.
Leonardo: _Lávate la boca para hablar de Fiorella, ¡ella es maravillosa! ¡Era como una hija para mi madre! Nos enamoramos y nadie tiene nada que ver con eso, y basta de este tema.
Gustavo: _Como quieras, sé que hoy es tu compromiso, pero necesito que firmes algunas cosas.
Leonardo: _Dime dónde tengo que firmar.
Narra Rebeca...
Aquel debía ser el día más feliz, sin embargo, comenzó de esa manera. Durante años amé a aquel hombre en silencio, un día su abuela descubrió mi amor por él, ella accidentalmente escuchó mi conversación con mi amiga y parece que desde ese día se propuso unirnos, yo tenía todo el apoyo de doña Violeta y de cierta forma del resto de la familia. Los padres de Leonardo murieron hace algunos años y él terminó de ser criado por su abuela que en aquella época ya era viuda. Rosana, madre de Leonardo, era madrina del gran amor de él, Fiorella. Doña Rosana adoraba a aquella pesada que solo vive enferma o finge, no sé, sé que si ella estuviera viva este matrimonio jamás existiría, a su padre también le gustaba mucho ella. Los dos murieron en un accidente de avión dejando a la familia destrozada.
Yo tenía una familia feliz con mi hermano Lorenzo y mis padres Laura y Emanuel. Leonardo era el mejor amigo de mi hermano. Una noche los dos fueron a una fiesta, mi padre estaba trabajando y mi madre fue a buscar a los dos pues habían ido a escondidas, eran muy jóvenes. En el regreso hubo un choque, un conductor perdió el control del autobús y hubo una fuerte colisión, mi madre murió en el acto, mi hermano Lorenzo aún llegó vivo al hospital pero murió horas después, ya Leonardo escapó, estuvo meses en recuperación en aquel hospital, escapó sin ninguna secuela, lo que para los médicos fue un verdadero milagro pues el accidente fue terrible. Yo siempre iba a visitar a Leonardo al hospital y él siempre me recibía bien y con una sonrisa, entonces yo creí que podría algún día tener su amor, mal sabía yo que eso era imposible.
Mi padre, después de la muerte de mi madre y hermano, quedó destrozado, se deprimió y pasó a tomar medicamentos hasta para dormir, él solo trabajaba y poco me prestaba atención, él decía que yo era el retrato vivo de mamá, lo que no era una mentira ya que yo era muy parecida a ella. 1 año después, aun infeliz, papá se casó con María que trajo a su hijo imbécil Brandon y ellos se apoderaron de la casa, yo quedé relegada, mi padre me daba todo y pagaba todo lo que yo quería estudiar sin ni siquiera cuestionarme, pero yo sufría con el hecho de que Brandon se hubiera convertido en su hijo y su apoyo, él llegó a mejorar un poco con el nuevo matrimonio, pero en cuanto a mí, él aún estaba lejos de ser el padre que siempre fue. Yo estudié todo e hice todos los cursos que papá hizo con la esperanza de convertirme en la presidenta de nuestra empresa, pero eso no sucedió, mi padre decía que una mujer no estaba hecha para ser CEO de una empresa tan importante como la nuestra, entonces cuando él descubrió el cáncer dejó de ir a la oficina y dejó todo en manos de Brandon.
Cuando él murió yo me quedé viviendo con los dos, dos personas que solo me hacían mal, sin embargo yo, como tonta que siempre fui, siempre intenté ser buena con María, ella me manipulaba así como hacía con papá, haciéndose la buenita todo el tiempo pero por detrás era una arpía. Yo sentía falta de una madre y hacía todo para que ella me quisiera, yo era dependiente emocional aun viendo cómo era realmente, yo era demasiado buena. Brandon era un idiota, con él no había forma, nosotros peleábamos mucho y claro que ella se ponía de su lado, era su hijo.
Volviendo a mi compromiso, yo siempre esperé tener su amor, yo creía que si yo lo cuidaba, si lo complacía de todas las formas yo lo conquistaría, pero viendo ahora la idiota y tonta que fui, me da un odio tan grande de lo imbécil que fui de haber tragado tantos sapos por un hombre idiota como aquel.
Leonardo narrando...
Todos sabían lo loca que estaba Rebeca por mí, me di cuenta de eso hace años, cuando ocurrió aquella tragedia y ella iba a visitarme al hospital, percibí que estaba encantada conmigo, aunque yo era un poco mayor que ella, nunca la animé, pero siempre la traté con respeto, ella siempre hacía todo para complacerme y confieso que alimentaba mi ego masculino tener a una joven loca por mí, eso no me molestaba al principio, sentía lástima e incluso me parecía gracioso, porque nunca tuve interés en ella, mi amor era Fiorella, mi linda Fiorella, siempre frágil y enferma. Regresé al país después de una pelea nuestra, ella rompió conmigo; vivimos años así, terminando y volviendo, y viéndonos a escondidas porque mi abuela la odiaba. Un tiempo después de nuestra pelea, ella se comprometió con otro tipo, yo quedé destrozado, no salí de mi habitación durante semanas, entonces decidí regresar al país definitivamente y mi abuela vino con esta estúpida propuesta de casarme con Rebeca. No puedo decepcionar a mi abuela, está enferma y me imploró que me casara con ella, y terminé prometiendo que haría ese sacrificio, este matrimonio es un negocio, solo eso. Confieso que estoy harto de las adulaciones de Rebeca, más aún después de descubrir que acosaba a Fiorella, que la llamaba y le enviaba correos amenazantes para que me dejara, y por lo que oí decir de ella, que era una mentirosa, una farsante, así que me empezó a desagradar aún más. Ella consiguió lo que quería, manipuló muy bien a mi abuela para que yo me casara con ella, pero si piensa que seremos marido y mujer como ella sueña, está redondamente equivocada. Le di largas a la abuela y a Rebeca durante 2 años, siempre encontraba una forma de escabullirme del compromiso hasta que hace 4 meses mi abuela la metió aquí en casa y me dijo que tenía cuatro meses para convivir con ella, comprometerme para que la sociedad lo supiera y casarme pronto, o Pedro se quedaría al mando de la empresa. Yo quería ese puesto y sé que soy el más preparado para ello, así que acepté. Ya me habían pateado de todos modos, ¿qué más iba a hacer? Terminé aceptando aquella idiotez.
Más tarde ese día...
Leonardo esperaba a Rebeca en la sala de estar, tomando una copa.
Ella baja las escaleras con una amplia sonrisa, con un peinado bien elaborado y un vestido azul celeste sin tirantes; estaba muy guapa, pero a Leonardo ni le importó.
Él la mira con incredulidad.
Leonardo: —El mismo perfume de Fiorella, el vestido se parece a uno que ella usó hace poco.
Rebeca ignora lo que él dijo.
Rebeca: —¿No te gustó? No estoy tratando de imitar a nadie, Leonardo, me gusta esta ropa y este perfume, es solo eso, pero si te molesta, voy a...
Leonardo: —¡Basta de tonterías, chica! ¡Deja de hacerte la idiota! ¡De buenita! Conseguiste exactamente lo que querías, fuiste allí con la excusa de visitar a la abuela, ¿crees que no sé que vivías haciéndole la pelota? ¿Armaste todo esto para que me casara contigo, no es así? Eres una trepadora social, cuanto más dinero para ti, mejor, ¿verdad? Pues te digo una cosa: este matrimonio es un negocio, ¡no es nada más que eso! ¡Sácate esas ideas tontas de amor de la cabeza, nunca voy a ponerte un dedo encima! ¡Amo a Fiorella, nunca le llegarás ni a los talones! ¡Tendrás que nacer de nuevo! Y si dudas, ni así. Le di largas a mi abuela todo lo que pude para no casarme, pero ahora es inevitable, así que sé buena y terminemos con esta payasada.
Rebeca baja la cabeza y empieza a llorar. Leonardo sale en dirección al coche.
Él entra en el coche y empieza a tocar la bocina. Rebeca sale corriendo de la casa y entra en el coche; se seca las lágrimas mientras Leonardo arranca el coche.
Leonardo: —¡Deja de llorar, tu fingimiento me irrita!
Rebeca se seca las lágrimas y se retoca el maquillaje; no dice una palabra y Leonardo también se calla y solo presta atención al tráfico.
Mientras tanto, ya en el club de la ciudad donde tendría lugar la fiesta, doña Violeta conversaba feliz con los invitados.
Eugenio: —¿Violeta, de verdad crees que esto va a funcionar?
Violeta: —Eugenio, mi querido amigo, estoy haciendo lo mejor para los dos.
Eugenio: —Violeta, Leonardo no ama a Rebeca, ama a Fiorella.
Violeta: —Terminaron, y así será más fácil. Rebeca me dijo que se están llevando muy bien, ¿no viste que están en todas las fiestas juntos?
Eugenio: —¿Y si te está engañando para dejarte tranquila?
Violeta: —No creo, los dos parecen felices.
El lugar estaba abarrotado, la alta sociedad de aquel lugar estaba allí en pleno; finalmente Rebeca y Leonardo llegan del brazo, él odiando todo aquello y ella fingiendo una felicidad que ya no sentía.
En cuanto entran en el salón son saludados por mucha gente.
Los dos se separan y Brandon y María se acercan.
Brandon: —¿Ya sola, hermanita? ¿Dónde está el novio enamorado?
María: —Brandon, no molestes a tu hermana. No le hagas caso, cariño, ¡estás preciosa!
Rebeca: —Gracias, María.
María: —Espero que no olvides tu promesa de pasarle la empresa a tu hermano.
Rebeca: —Pero yo no prometí nada, dije que lo pensaría.
Brandon pone los ojos en blanco.
María: —Cariño, te vas a casar, tener hijos, y estoy segura de que Leonardo no querrá una esposa empresaria, y tú, mi bien (le pasa la mano por el rostro), eres una mujer delicada, ¿cómo vas a dirigir una empresa?
Rebeca: —María, soy muy competente y sé que podría encargarme de todo. Prometo pensarlo y te daré una respuesta antes de mi boda, ¿de acuerdo?
Brandon: —Claro, solo no pienses demasiado, hermanita.
María: —¡Basta ya! Bueno, querida, vamos a dar una vuelta por ahí.
Ella toma del brazo a Brandon y se va andando.
Marcela: —¡Amiga! ¡Finalmente te vas a casar! ¡Estoy muy feliz por ti!
Marcela llega abrazando a Rebeca.
Marcela Ferrari (Esposa de Pedro Ferrari, primo de Leonardo)
Rebeca: —Gracias, sabes que valoro mucho tu amistad.
Marcela: —Oye, ¿por qué estás así? ¿Peleaste con él?
Rebeca: —No pasó nada, solo estoy nerviosa.
Marcela: —¿Rebeca, estás segura de lo que vas a hacer? Sé que siempre has amado a este hombre, pero todavía tienes tiempo para desistir. Rebeca, sé que es tu sueño, pero no quiero que sufras.
Rebeca: —¿Cómo está Pedro?
Marcela: —La vieja táctica de cambiar de tema.
Las dos ríen.
Marcela: —Está bien, anda por ahí hablando con esos empresarios aburridos.
Las dos ríen de nuevo. Violeta se acerca a ellas.
Violeta: —Con permiso, chicas.
Marcela: —Bueno, voy a buscar a mi marido, con permiso.
Marcela sonríe a ambas y se va.
Rebeca: —Abuela.
Violeta: —¡Finalmente el gran día! ¿Estás feliz?
Rebeca: —Mucho, abuela, tu nieto me hace muy feliz.
Rebeca pensando...
Perdóname por mentir, abuela, pero estoy segura de que después de la boda él me amará, me esforzaré mucho más. No puedo fracasar.
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