En una universidad parisina, están haciendo intercambio estudiantil, toda la comunidad europea participa. El día de hoy, en esta universidad se están presentando a los nuevos alumnos y, en la facultad de literatura se está presentando al estudiante Erick Butler.
- Con todos los estudiantes, buenos días – saluda el profesor de turno – el día de hoy les quiero presentar a su nuevo compañero de estudios, su nombre es Erick Butler, recién llegado de Inglaterra, él es participante del programa de intercambio estudiantil, por el momento no habla el francés, espero de parte de ustedes su compromiso de compañerismo con él.
- Profesor – una joven levanta la mano.
- Alumna Fontainebleau, ¿Qué es lo que tiene que decir?
- Domino el inglés, yo lo puedo ayudar. Hello Erick, it’s a pleasure for me to help you. [Hola, Erick. Es un placer para mí ayudarte]
- Thank you. [Gracias]
Erick sonrió con amabilidad al ver que en su primer día de clase hay alguien que lo ayudará a entender las clases, después de todo no se sentirá tan perdido.
Laurence es una joven de hermosa apariencia, viene de buena familia y se comporta como ángel, pero el que la busca, infierno encuentra. Por lo tanto, su silencio, gentileza y todo lo relacionado con lo angelical no son sinónimos de debilidad, sino que ella domina a su demonio, ella solo escoge el momento apropiado para despertarlo.
Erick quedó encantado con la presencia de Laurence Fontainebleau, piel de seda y limpia de imperfecciones, labios finos, mejillas rosadas, cabellos delgados y muy largos de color castaño oscuro, ojos celestes, nariz ligeramente levantada. A los ojos de Erick, ella es la perfección humana, ella es la mujer más bonita que ha conocido.
Al finalizar la clase, Laurence le ayuda a Erick con la primera clase de francés, le enseña el abecedario y los sonidos del idioma y le hace practicar las primeras palabras. Ellos pasan su tarde en el café de la casa de estudios.
-Great! Now, you have to pronounce the following words.[¡Bien! Ahora, tienes que pronuncuar las siguientes palabras] - Laurence lo incentiva a seguir mejorando la pronunciación de los sonidos vocales, que son los más importantes.
- Aux – Eau – taureau – beauté – grenouille . [A los – agua – toro – belleza – rana]
- Much better. C’ est parfait. [Mucho mejor. Está perfecto] – ella le hace el dedo pulgar arriba.
Erick tiene programado sus clases de francés la próxima semana en una academia pagada por el gobierno para que su formación no se vea perjudicada por la barrera del idioma. Pero su primera clase de francés le gustó, sobre todo la paciencia y la metodología de Laurence.
Cuando ella se dio cuenta que es hora de dejar la universidad, guardó su cuaderno de notas, se despidió del recién llegado y salió del campus.
- I think it’s enough for today, you made a great job, see you tomorrow. [Yo pienso que eso es suficiente por hoy, has hecho un buen trabajo, nos vemos mañana.]
- See you tomorrow, Laurence. Thank you for this class. [Nos vemos mañana, Laurence. Gracias por la clase.]
Erick la sigue con los ojos, se siente atraído por la belleza de Laurence, guarda sus cosas y sale del campus, en el camino a la residencia estudiantil no deja de pensar en ella. Camina sin ganas, el tiempo que pasaron juntos pasó rápido, apenas estudió un poco el idioma para poder leer sin hacer tantos errores. Se mantuvo absorto toda la tarde, miraba por la ventana de la habitación pensando que mañana será otro día, y no llamó a sus padres para avisar que como le fue el primer día de clases en la universidad.
La habitación es compartida con otros dos estudiantes para que se hagan compañía para evitar la depresión por separación, con él hay un canadiense y marroquí. El canadiense estudia medicina humana y el marroquí estudia economía y finanzas. También se hacen este tipo de arreglos para que intercambien cultura y se adapten. El canadiense tiene cultura americana y habla francés (Quebec habla el francés al estilo de la colonia), el marroquí tuene costumbres árabes y habla bien el francés, Erick es británico y solo habla el inglés. Tres jóvenes, dos idiomas en común, pero de tres continentes.
Los otros dos acaban de llegar, preparan la cena y se ponen a conversar, el canadiense y el marroquí hablan francés, pero Erick no, así que, el canadiense empieza a hablar en inglés.
- Hey! You look sad. Bad news from home? (¡Ey! Te veo triste. ¿Malas noticias desde casa?) – el canadiense le preocupa verlo con la cara larga.
- No, there aren’t any bad news from home. (No, no hay ninguna mala noticia desde casa) – es la respuesta cada con melancolía.
- Il dit que il n’y a pas de mauvaise nouvelle. (Él dice que no hay malas noticias) – el canadiense le compartió la información al marroquí.
- Peut être que la tristesse viens pours qu’il a laissé ses parents. (Puede ser que la tristeza venga porque han dejado a sus padres) – es lo que opina el marroquí.
-Your sadness is because you have left your parents far away? (¿Tu tristeza es porque dejaste lejos a tus padres?)
Y la conversación sigue fluyendo de esa manera, Erick escucha con atención como se habla el francés, pero todo está conectado gracias a que el canadiense está allí. Los tres muchachos se van integrando poco en la conversación, solo que choca entre ellos es la diferencia cultural, las tradiciones, creencias y las diversas maneras de hacer las cosas, sin pensar en los fuertes contrastes gastronómicos.
Así fue el primer día de clases de Erick en Francia. Pensó que se burlarían de él, puesto que Francia e Inglaterra son enemigos políticos, con ese miedo ingresó, pero no fue necesario, pasó todo lo contrario. Hizo nuevas amistades, tiene un amor platónico, por así decirlo, y cero llamadas a Inglaterra, se olvidó de sus padres, ya que se pasó la cena hablando de Laurence.
Después de que los demás se fueran a dormir, Erick se baña y fue allí que se acuerda que tiene familia, por lo que se apresura para escribir un mensaje, les cuenta su experiencia en la universidad, pero no menciona a Laurence, solo habla un poco de los nuevos amigos que comparten habitación con él. Debe dormir porque mañana es otro día.
La familia Fontainebleau está preparándose para tomar desayuno, Marianne es la mamá, ella está en la cocina, ella es una mujer alegre, pero malgeniada si la buscan, Charles es el papá, está ajustando su corbata, trabaja para el gobierno, es más, es ministro, hay dos jóvenes que están lustrando sus zapatos, ellos ya se van a trabajar, pero Laurence no se la ve.
- Mon amour [mi amor] – Marianne llama a su esposo con una voz muy suave.
- Oui, ma chérie [si querida] – acercándose a su esposa para darle un beso gitano.
- Dorms ancore la petite? [Todavía duerme la pequeña].
- J’y vais, mon cœur. [Yo voy corazón].
Ellos dos son muy cariñosos, veintiocho años de matrimonio y siguen comportándose como recién casados. Ellos son una familia muy unida, son muy amorosos, pero sin dejar de lado la disciplina para educar a sus hijos, y más aún ahora que Charles ha sido nombrado como ministro de economía por cuarta vez.
Si bien es cierto que los presidentes y sobre todo el primer ministro cambian su gabinete ministerial, Charles Fontainebleau siempre es llamado para ocupar esa cartera, siempre ha sido un ministro muy eficiente. A Charles le preocupa mucho el que dirá la gente, su imagen puede estar en juego si la familia comete un error, por eso él y su esposa se han esmerado por dar una buena educación a sus hijos, que la gente no diga que porque son hijos del ministro se aprovechan de tener una conducta relajada o malcriada.
La debilidad de Charles siempre fue su pequeña Laurence, ella es su princesa y desde el momento que supo que una niña vendría a la familia, él se propuso proteger y mimar su princesa, pero la niña siempre ha imitado la conducta de sus hermanos, ella siempre fiel a seguir los pasos de sus hermanos mayores.
Inicio del flashback
Charles y una de sus cuñadas tuvieron una fuerte discusión.
- ¿Qué tal Charles? ¿Cómo va Marianne? – ella muestra su preocupación por la fecha de parto de Marianne.
- Estoy nervioso, Marianne está contando los días.
- Pero, nervioso ¿Por qué? Es el tercer hijo que vas a recibir. – ella ve ilógico el estado de Charles.
- Te equivocas, porque es una princesa que viene. – lo dijo con una amplia sonrisa.
- Se lo diré con el abuelo, en esta familia nunca han nacido niñas. – se pone a la defensiva.
- ¿No será la envidia que te hace hablar? – intenta poner incómoda va su cuñada.
- Ojalá no nazca la niña, sería una maldición.
- Será lo que Dios manda, lo único que me importa que nazca con salud. – saca cara por su hija no nacida.
- Cómo que tú hija huele a maldición ¿No crees? Piensa Charles. – ella habla en tono sarcástico.
- Estupideces, porque tú no eres Fontainebleau, mi hija sí. – pensó que con eso pondría a su cuñada en su lugar y se acabaría la discusión.
- Ahora me encargo de que toda la familia se entere que va a nacer una maldita. – se mostró desafiante.
- Y tú, a partir de ahora, no eres bienvenida en mi casa, y tampoco aceptaremos tus invitaciones. – sentenció Charles.
- Hablaré con el bisabuelo. Nada se pierde con revelar la verdad.
- Mejor educa a tus hijos que son malcriados y también cuida de tu marido que parece alma en pena.
- No te metas con mis hijos, si bien es cierto no son santos, pero los tuyos son diabólicos.
- Así como tú das la sangre por tus malcriados, yo doy la mía por mis demonios. – la puso a callar
- No se quedará así, Charles. - lo señala con el dedo a modo de amenaza.
Fin del flashback
Ese recuerdo se le vino a la cabeza a Charles, y es que desde que vino al mundo su princesa, la familia se ha mostrado distante con su familia, pero poco le importó. Los Fontainebleau han crecido felices, es más Laurence, pronto cumplirá sus dieciocho, es una joven adulta. Le gustaría organizar una fiesta de cumpleaños, pero buscando la manera de invitar lo mínimo indispensable a los miembros de la familia.
Durante el camino a casa, Charles recuerda como la familia dejó de interactuar con la suya. Y es que fue una discusión entre niños en su presencia.
Inicio del flashback
- ¿Hablas en serio? ¿Laurence ya cumplió un mes de vida? - comentó un niño.
- No es cierto, tío. - Comentó otro niño.
- Aunque no lo crean, mi hija es la más bonita de todas las niñas que nacieron en esta casa. - Charles está orgulloso de su hija.
- ¿Cuándo piensas presentarla al bisabuelo, tío Charles? - comentó el primer niño
- Mi papá y mi mamá piensan ir el día de mañana. – Se adelanta Hugo, el hijo mayor.
- Le diré a mi papá que mi prima sigue viva, es bonita, pero es llorona. Es detestable. – se quejó el sobrino de Charles que tenía ocho años en esa época.
- Es normal que una niña llore, pero tú llorabas mucho peor que mi hija. – quería largar a su sobrino con su comentario.
- Te voy a acusar con mi papá, tío Charles. - se molestó el sobrino.
- Papá, mi primo se parece mucho a la Popis, la de la serie mexicana.
Poco después, su cuñada se puso en modo agresiva, Charles no se le escapa nada y ordenó a Marianne de abandonar la sala que él mismo arreglará el asunto.
- ¿Se puede saber que le has dicho a mi hijo? - le reclama.
- La verdad, que de pequeño era muy llorón. - habla con sarcasmo.
- A mi hijo lo molestaban mucho por guapo. – defiende la madre.
- ¿Guapo? Más bien parecía hijo de Michelín. - se burla de su sobrino.
- No te burles de mi hijo, porque tiene madre que lo defiende.
- Mi familia me tiene a mi como defensa. - se serena y saca las garras.
- No cantes victoria, pronto tu orgullo está por los suelos porque vamos a destruir a tu hija. - amenaza con vehemencia.
- Repítelo y te dejo viuda, a ver de qué serás capaz. - la pone contra la espada y la pared.
- Mi esposa tiene defensa. – aparece en escena el hermano porqué el hijo abrió la puerta a su padre.
- Tu esposa ha deseado el mal a mi hija. – se quejó.
- Mi esposa jamás diría maldades y menos hacían una bebé.
- Si esto se repite tú sabes de lo que soy capaz. – amenaza a su hermano y el recién llegado traga grueso la saliva.
Fin del flashback
El hermano de Charles nunca más volvió a pisar la casa de su hermano, lo conoce bastante bien como para provocar el auténtico monstruo que duerme dentro de él.
Erick ya inició sus clases programadas de francés en el instituto predispuestas por el gobierno, la semana que estuvo al lado de Laurence, aprendió mucho de fonética y se le hacía fácil leer, fácil hacer dictados, pero entender lo que dicen, en eso si estaba desarrollado tanto como la literatura en la época neolítica, es decir, tremendamente perdido.
En la universidad, los profesores le piden a Erick que haga las lecturas, con el fin de que se familiarice con los sonidos, Laurence siempre está allí para ayudar, su simpatía va creciendo, cada día se siente más cercano a ella.
En la residencia estudiantil, el canadiense y el marroquí, le están ayudando bastante con las frases en francés, se podría decir que se defiende para iniciar una conversación, el marroquí y el canadiense hacen presentaciones para hacer más fácil que tanta explicación.
Al joven británico le pica la lengua para decirle a Laurence que le gusta. Termina la clase en la universidad, pero no tuvo el valor de decirle lo que siente, piensa que a lo mejor no es el momento, es apenas una semana y decirle a una mujer que le gusta, lo ve muy precipitado, aunque eso no es impedimento de pedir consejo a sus padres.
Por la tarde intenta comunicarse con su papá, más o menos calcula el horario para no interferir con el horario laboral.
- ¡Aló! Papá, ¿estás en casa?
- Llegando hijo ¿Qué tal te fue hoy en la universidad?
- Todo bien papá, ya empecé mis clases se francés en el instituto, aunque mis amigos de cuarto también me ayudan, y… - se queda hasta allí no se siente seguro si es un buen momento para hablar de sus sentimientos.
Tiene miedo a que su padre lo vaya a regañar debido a que él está en Francia por el intercambio cultural y no para estar mirando mujeres. En una semana no es posible estar enamorado de alguien, dejarse llevar por una cara bonita no es una buena idea.
- ¿Y? ¿Algo más que no quieres decir hijo? – el hombre sospecha que algo pasa con su hijo, no le parece bien que haya dejado una frase a medias.
- Es que no es fácil para mí decir esto. – se muerde los labios de los nervios.
- ¿Acaso hay una chica? – papá intuye de inmediato - ¿Es que hay una chica que te gusta?
- Si papá, me gusta mucho. Es linda. – habló con timidez y cerraba los ojos mentalizándose de lo peor a venir.
- Escucha, hijo. Es una semana que estás en Francia, tú has escogido ir allá para estudiar. Y ¿recién te acuerdas que en casa te gusta una chica? - concluye el padre con seriedad.
- No, papá. En casa nunca tuve chica, ella está aquí en la facultad, desde el primer momento ella fue amable conmigo, con ella tuve mi primera clase de francés.
- Las francesas son fáciles, ellas se botan al primer pantalón guapo que ven.
- Papá, deja de decir cosas que no son, ella es única que me habla, el resto de las chicas siempre me ven pies a cabeza como si yo viniera de otro planeta.
- Nunca te enamores del libro por la bonita portada, puede que la historia no sea buena.
- Papá, tú no me entiendes. Ella es bonita y amable.
- Puede ser que yo no te entienda, pero por experiencia …
- ¿Experiencia? - interrumpe - No me vengas papá, mamá fue tu amor desde la secundaria y en esa época tenían otra mentalidad… - Erick fue tajante con su padre.
- Hijo, el hecho de que te me casé con la única mujer que conocí en mi vida no quiere decir que no pueda aconsejarte, porque soy tu padre quiero que tengas una vida sin malos recuerdos. Escucha bien, hijo. Estás embrujado por la belleza de una chica, y eso ha revuelto tus hormonas, eso lo viví con tu madre. Yo te entiendo hijo, el problema es que tus hormonas revueltas no te dejan entender, no puedes ser razonable, estás cegado. – está alterado por el estado de su hijo y empezó a hablar fuerte.
- Papá, ¿Sabes qué? No debí llamarte, me estas regañando en vez de darme un consejo. Ni tú ni mamá sirven. Adiós.
Esa última frase provocó un fuerte dolor al hombre, quería ayudar a su hijo a que razone sobre su prontitud hacia ese sentimiento que está creciendo, el padre lamentó haberse expresado de esta manera con su hijo sobre las chicas en Francia. El propósito era de proteger a su hijo, que no sea apresurado, que no vaya a sufrir una decepción amorosa que después afecte sus estudios.
Papá llega a casa con un sabor amargo, piensa que como padre ha fallado y por eso su hijo es así. Tira las llaves sobre la mesa de centro, tira su maletín y se tira sobre el sofá.
- Mi amor, ya llegaste. En seguida te sirvo. – ella es feliz de atender a su esposo.
- Primero tenemos que hablar. – fue frío, no porque ella tuviera la culpa, sino que tenía que llamar su atención para poder conversar.
- ¿Pasó algo malo en el trabajo?
- Siéntate aquí, quieres. – la invita a sentarse a su lado – Erick ha llamado y está enojado con nosotros.
A ella también le duele saber que su hijo está así con ella. Con tristeza se sienta a su lado.
- ¿Qué hicimos mal con Erick? – fue directo al grano.
Mientras ellos conversan, ¿Qué puede estar pasando con Erick? Pues él está escribiendo una carta, no precisamente en francés puesto que no está listo para escribir una carta, pero como Laurence domina el inglés, para él es una seguridad que solo ella lo pueda entender, siempre y cuando la carta no caiga en manos del canadiense.
Poco después de haber terminado la carta, Erick recibe una llamada de mamá.
- ¡Aló, mamá! - le extraña que mamá llame.
- Aló, amorcito ¿Cómo estás? – le habla con un tono de voz suave.
- Estoy bien. – es todo lo que se limita a decir.
- ¿Sabes? Un pajarito me contó que en Francia hay una joven que es amable contigo y te ayuda con el idioma.
- Siempre el cuento del pajarito, ya no soy un niño y ese “pajarito es mi papá”. – responde a su madre de mala gana.
- Lo lamento cariño, no quería que te enojes. Pero cuéntame ¿Cómo es ella? – muestra interés para obtener información.
- ¿De verdad te interesa saber sobre ella? – cuestiona a su madre.
- Es la primera vez que una chica te gusta. – su voz se nota la preocupación.
- Es linda y es amable, se llama Laurence. Con ella estoy aprendiendo a leer francés, pero para entender el idioma mis amigos de cuarto me están enseñando. – Erick no entra en detalles.
- Eso es bueno y ¿con el instituto?
- Por el momento es un repaso cuando se hace fonética, pero gramática eso sí, debo prestar atención.
- Hijo, a la chica que te gusta, todavía no le abras tu corazón, no es bueno precipitar las cosas.
- ¿Tú qué sabes? – las intenciones de Erick son de cortar la llamada.
- Como mujer que soy, un hombre que se muestra muy rápido es una persona que juega con sentimientos, porque solo pensó en el momento y después se aburrió.
- ¿No soy ese tipo de persona? – la cuestiona.
- Supongamos que tú le abres tu corazón porque estás con todas tus ilusiones, ¿Te gustaría que ella te rechace por apresurado?
- Ella me gusta, mamá. – se altera.
- Es un gusto, ese el problema, los gustos pasan, pero el amor no. Ten cuidado. – mamá le aconsejó.
- ¿Quieres que espere más tiempo para definir qué es lo que realmente siento? – concluye su razonamiento de esa manera.
- Tampoco confundas el amor con obsesión, el amor sabe esperar, pero la obsesión no, más bien es dañina. – le da otro consejo.
- Está bien, mamá. – responde de mala gana, pero se siente convencido por mamá.
- ¡Que descanses bien amorcito!
- Ok, mamá.
Así de frío fue su conversación con su madre, a ella en cambio le preocupa que su hijo vaya a cometer una tontería, pero a la vez que se siente triste porque la voz de su hijo sonó fría y como que también algo distante, solo espera que Erick pueda poner en práctica esos consejos.
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