Hshk~
Hshk~
Seguramente,...
Alguna vez has leído una historia lamentable.
Probablemente, también sabes que, el héroe de la historia es altamente favorecido por encima del villano; dinero, apariencia y, por supuesto, el amor de la protagonista.
Esto,
...Es muy injusto, ¿no lo crees?
El héroe entregó su amor para salvar al mundo.
En cambio, el villano,
Él asesinó a todo el mundo solo para salvar a su amor.
Pero el mundo es injusto, y la protagonista lamentable.
Respiré agitadamente al terminar esa basura.
La sangre que me salió de la boca me respondió a todos esos movimientos agitados que hice.
Tampoco puedo odiar una novela tranquilamente.
La habitación en la que estaba, estaba terriblemente deteriorada. Nada funcionaba ahí dentro, estaba tan oscuro como si estuviera dentro de un ataúd.
Tiré de esa asquerosa camilla en la que yacía tumbada todos los días. Mis delgados pies tocaron el piso frío, manchandóse con toda la sangre que acababa de vomitar y cayó al suelo.
«La vida misma, es una mierda».
Mi cuerpo estaba terriblemente desnutrido. Los brazos eran tan delgados como palos, mis costillas podían verse a través de las batas del hospital y, mis pies eran tan débiles para siquiera mantenerme de pie.
Traté de dar unos cuantos pasos, dejando las huellas de mis pies marcadas con sangre por toda la habitación. Pero solo hizo falta una estantería tan pequeña como la silla de un niño para hacerme caer.
Me quedé tirada en el suelo frío, con la mirada perdida. Ese enfermizo e inútil cuerpo ya no servía para nada.
Mis ojos se dirigieron a la estantería que se había volteado. La removí con mis pies como pude, haciendo caer un libro al suelo, que al mismo tiempo se llenó de sangre.
Me senté en el suelo y lo agarré. La cubierta del libro tenía un diseño ornamental negro y rojo, con una gema color rubí brillante en el centro rodeada de intrincados detalles, sus hojas estaban dañadas, ahora también llenas de sangre.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo antes de abrirlo.
“El villano maldito” era el nombre del libro.
Un libro altamente vendido en el país. Es una novela histórica sangrienta, es lo único que sé.
Comencé a leerlo.
Capítulo 7: La princesa muere de la manera más lamentable.
Esta novela apesta. ¿Por qué tuvo más de 500M de ventas?
⟨“El origen de la maldición de la familia real, Hwanhuan.
Dos niños crecían en el vientre de la reina. Eran dos varones.
Nueve meses después, llegó el tormento para Hwanhuan.
El primer niño, Zorám, había nacido perfectamente, tan lindo y tierno como cualquier otro.
Pero el otro niño, Hwan, traía magia consigo. Su piel era tan pálida como una hoja de papel. Ya tenía dientes y, eran lo suficientemente afilados como para provocar miedo. Una cicatriz le atravesaba el ojo, terminando justo en un lunar bajo el ojo.
Hwan era un niño maldito. Su magia podía matar a cualquiera, sin excepción.
“La reina murió luego de darle a luz por problemas de salud”—¿sonó como una buena fachada?
Ella fue la primera víctima de Hwan tan solo a la edad de cinco años.
Si fuera una familia normal, quizás el príncipe Zorám estuviera a la cabeza para la sucesión al trono. Pero, el rey no tiene un juicio sano. Así que, consumido por el miedo, creyó deliberadamente que Hwan sería un gobernante magnífico.
El rey también acordó un matrimonio para Hwan con el reino vecino, Gwshan.
La princesa heredera de Gwshan, Mei Lu, solía ser la heredera protegida del reino Gwshan.
Una belleza natural y única. Una asombrosa piel pálida y sueve, un rostro hermoso y tierno, como si fuera una diosa. El cuerpo delgado, pero asombrosamente esculpido. Sus ojos eran de distinto color: uno naranja, el otro verde y, su cabello era liso, extremadamente largo y de color negro.
Una apariencia sobrenatural, pero una personalidad dulce y buena. Muy buena, de hecho.
Mei se enamoró a primera vista de Hwan, lo amó sinceramente, siendo sumisa a todos sus pedidos egoístas.
Entonces fue cuando vino su perdición.
Era tan solo su quinto mes de embarazo, entonces el feto comenzó a desgarrar su cuerpo, tratando de salir.
Eso no era un bebé.
Ella lloró, y al final murió dolorosamente.”⟩.
Ella murió de manera tan lamentable.
Suspiré.
Apenas era el capítulo 7. ¿No era Mei la protagonista de la historia? ¿Qué demonios pasa en los capítulos restantes?
Sabía que probablemente no me alcanzaría la vida para leer este libro.
Siquiera podía sostener el libro, e incluso si pudiera, ya no puedo ver nada en absoluto.
Nunca lloré. Me quedé quieta, inmóvil, esperando solo la muerte.
Mientras esperaba a morir, esa terrible historia llenó mi mente.
«Princesa Mei, ¿Te sentiste así hasta tu último aliento?».
Aunque pensaba que su final era lamentable, sentí lástima por ella. Quizás porque yo también moriría de manera lamentable.
Cerré los ojos esperando morir. Aún tocaba el libro con la mano, aunque debido a mi miserable estado, ni siquiera podía agarrarlo.
...⚘...
“—La dama Odette la está esperando.”
Al menos siete mujeres estaban alrededor de mi, tocando mi cara.
«¿Qué demonios?»
—Está hecho.
Una mujer dijo eso y entonces el resto se apartó, una de ellas me llevó un pequeño espejo con marco de oro.
«¡¿Q-Qu-Qué ?!?»
Toqué mi cara, asustada, arruinando por completo el maquillaje que me acababan de hacer. Esto tenía que ser una pesadilla.
¡¿M-Me he convertido en la miserable princesa Mei?!
—Se unirán en matrimonio-
Rechiné los dientes.
Mis ojos, a los que no se les permitía parpadear libremente, se movieron intrigantes para analizar el templo/santuario hecho extravagantemente de oro puro.
La túnica que llevaba este cuerpo, de exclusiva seda roja con bordados dorados se extendía por el espléndido e impecable piso, cayendo de mi cuerpo adormecido, arrodillado por casi cuatro horas seguidas.
Este cuerpo era terriblemente obligado a permanecer de rodillas ante ese desgraciado príncipe maldito. Mientras este yacía tumbado cómodamente en un sillón hecho completamente de oro fino, con su mirada malditamente arrogante.
No tenía permitido moverme, ni mis ojos, ni mis manos, incluso mi respiración debía estar en sincronía con los golpecitos leves en el piso que provocaban las uñas de Odette, la madre de este cuerpo, que estaba sentada a un costado.
Es una mierda, ¿no?
—...ustedes dos.
Un hombre grotesco con fachada de rey era el único que tenía permitido hablar.
Un largo y negro mechón de pelo se deslizó de mi cabello perfectamente peinado y decorado extravagantemente con todo tipo de accesorios innecesarios, que me causaban un dolor infernal.
Solté unas risillas por debajo del velo que me cubría la cara, excesivamente llena de maquillaje.
Con esas pálidas y delgadas manos adornadas con oro puse el mechón que se deslizó, detrás de mi oreja.
«Todos en esta novela...»
Aclaré mi garganta.
—Lo siento, mi persona misma se opone a este matrimonio.
«...son unos lunáticos.»
Un camino totalmente diferente al del libro “El villano maldito”.
Mei Lu.
Una belleza única proveniente de Gwshan, la princesa heredera con dotes mágicos como si fuera una bruja y...
...también la inútil que era tan sumisa y obediente a los deseos de ese malnacido príncipe que no sentía siquiera una pizca de afecto por ella.
La Mei del libro se arrodilló en este mismo lugar. Y dijo cosas completamente estúpidas.
¿Quieres leer un poco?
⟨“—P-Para mí, e-es un placer tomar a mi señor el príncipe, como mi marido—sus mejillas se coloraron.
Ella no lo miró, pero anheló su atención. Ella estaba tan enamorada de él, que solo anhelaba aunque sea una mirada, una mirada que nunca llegó”.⟩
El libro narraba adecuadamente lo lamentable que fue.
Los mismos ojos que nunca se atrevieron a mirarlo en la novela, se intrigaron por su rostro. Y, los mismos ojos que nunca miraron a la Mei de la novela, estaban puestos fijamente sobre mí ahora.
Él levantó una ceja provocativamente, viéndose extremadamente guapo y cautivador.
Una risilla se escapó de mis labios.
«Maldit-»
—¡Maldita!—gruñó ese vejestorio (rey) frenéticamente.
Oh, otra línea diferente a la novela.
⟨“—La princesa heredera de Gwshan es muy sabia e inteligente”.⟩
Eso fue lo que dijo el anciano en la novela, el mismo que se encontraba gruñéndome ahora mismo.
⟨“—Le agradezco, rey”.⟩
—Inútiles.
Reí satisfactoriamente.
Cuando leía la novela, siempre quise leer estas reacciones. Nunca pensé que tendría la oportunidad de vivirla en carne propia.
«¡Mira esto, Mei! ¡Estoy vengandome en tu nombre! ¿No es esto gracioso?»
⟨“—Mi amada niña cuidará mucho de su marido y nuestro futuro rey”.⟩
—¡Niña malnacida! ¡Postrate de una vez y suplica perdón!—refutó Odette, la madre de este cuerpo, de la verdadera Mei.
Sonreí al recordar su línea en la novela. Todos aquí eran completos hipócritas.
Ignoré las palabras de esa vieja y me levanté de ahí.
No quise despegar mis ojos de ese despreciable y frío príncipe ni siquiera un segundo. Cualquier reacción era estúpidamente divertida para mí.
Incliné el cuerpo para levantar la tela fina que caía de la túnica.
Pude escuchar gritos satisfactorios de Odette maldiciendome mientras huía de ese lugar.
Dejé esas ridículas zapatillas atrás, correr descalza daba un mejor sentimiento de libertad, ¿verdad?
Pero mierda, dolía como el infierno. Apuesto a que este cuerpo nunca corrió descalzo en su vida.
Más importante que eso, ¡¿Qué demonios era este lugar?! Ocho de cada diez personas eran hombres, vestidos con túnicas negras de pies a la cabeza, y merodeando alrededor del santuario.
Sus miradas me fulminaron casi al instante.
—¡Atrapen a esa mujer maleducada!—gritó el vejestorio, desde lo lejos.
Todos esos hombres con túnicas comenzaron a perseguirme.
Mierda, olvidé que aún estaba en Hwanhuan.
Corrí frenéticamente por las calles, con esas ridículas vestiduras puestas. El perfecto maquillaje, que había tenido una preparación de nueve horas, ahora estaba completamente arruinado.
La gente que caminaba pacíficamente me miraban con extraño, pero había la suficiente como para mezclarse entre ellas, y escapar de todos esos guardias que venían tras de mí.
Tres de ellos me siguieron diligentemente, dispuestos encontrarme incluso si me mezclase entre la multitud.
Se acercaban a mí mientras también esquivaban a la molesta gente.
Gruñí.
No tenía idea de a adonde ir.
Pero sentí un jalón fuerte de mi brazo, sacándome de ahí.
Una mano fuerte y delgada aún sostenía la mía. Levanté mi vista, sin temor alguno.
Un hombre alto estaba sosteniendome. Me tomé mi tiempo para analizarlo.
Una piel blanca, aunque no tanto. Sus ojos eran negros y su cabello estaba recogido perfectamente con una horquilla de oro. Llevaba puesto un manto exterior de seda azul, con un diseño bordado de motivos florales y geométricos en hilos plateados y dorados. Amplias mangas acampanadas que no dejaban ver sus largos brazos.
Debajo de sus ojos, tenía ojeras, como si no fuera dormido por días. Pero por supuesto que, eso no contrarrestaba su belleza. Su semblante era somnoliento.
Este hombre...no es un simple civil.
De acuerdo a la novela, este hombre es el segundo príncipe de la familia real, Zorám, el hermano gemelo de Hwan, y también el héroe de la novela.
¿Qué hace Zorám divagando entre la gente? ¿No es un príncipe solitario?
Él me miró.
—Ma'am, ¿está bien? ¿no se lastimó?
Soltó mi brazo cuando se dio cuenta de que tan fuerte me sostuvo.
El brazo me quedó marcado ligeramente de rojo. Me sobé mientras agaché la cabeza.
¿Está bien que me encuentre con un personaje relevante tan pronto? Esto nunca sucedió en la novela original (por obvias razones).
—No me he lastimado gracias a mi señor.
—No me he lastimado gracias a mi señor.
Agaché mi rostro, que se calentó al decir eso.
¿Qué es esto? ¿¡Acaso estoy siendo tímida?!
¿Esto se debe a la personalidad de la Mei de la novela?
Levanté la cabeza.
Sus ojos sorprendidos me miraron, él asintió sin quitar sus ojos de mí.
—Por casualidad... ¿ma'am está en busca de-...?
—¡Tú! Maldita bastarda.
Una voz chillona lo interrumpió.
Odette, se acercó agitada. Su perfecta apariencia era un asco. Lo suficiente como para asustar a cualquier niño (o persona). Arrugó la frente y mostró esos asquerosos dientes amarillos con una mueca de molestia.
Como toda una chismosa respetable, dirigió su vista inmediata a Zorám. Entonces, entró en pánico.
Desechó toda su arrogancia cuando bajó la cabeza. Apretó los dientes, sabiendo que cometió un error. ¿Cómo se atrevía a maldecir frente a un miembro de la familia real?
Tapó la mitad de su rostro con el abanico que cargaba en la mano, mientras tanto una gota de sudor corrió por su sien, arruinando aún más el maquillaje.
—Le ruego me perdone por mis palabras equivocadas. Saludo al príncipe en nombre de Gwshan.
Enterró sus uñas en mi brazo, que lo agarró disimuladamente. Hice una mueca que, pronto se convirtió en una sonrisa.
Esta vieja,
...estaba temblando.
El rostro de Zorám no se inmutó, siquiera un poco. Su semblante se vio lleno por un sutil fastidio lo que hizo que se fuera de inmediato.
La sangre comenzó a salir de mi muñeca. Comenzó a caminar arrastrándome con ella.
En la novela, Odette abusó muchas veces de Mei.
Capítulo 5.
⟨“Él quitó con suavidad las llamativas y majestuosas telas que rodeaban su delgada cintura.
Con sus enormes manos tocó su pequeña espalda desnuda. Pero, él notó algo, algo que llamó su atención.
La hermosa mujer, que se estremecía con tan solo sus leves toques, tenía el cuerpo marcado.
Su cuerpo azotado, arañado y con quemaduras que aún no habían sanado del todo. Se veía doloroso, pero aun así ella le sonrió”.⟩
⟨“—No te moverás si no lo ordeno, no dirás una palabras si no te doy permiso, y tampoco respirarás libremente. Mamá te castigará con azotes y quemará cigarrillos en tu cuerpo cada vez que cometas un error—”⟩.
Era una mujer que no estaba en su sano juicio a mi parecer.
Un sonido sordo se ahogó en la habitación.
El golpe llegó sin titubear a mi cara, dejando mi piel caliente y enrojecida.
Me mostró esa dentadura amarillenta que daba asco.
—Has vuelto a desobedecer a mamá.
La criada extendió sus manos, ofreciéndole un látigo. No disimuló ni siquiera un poco al soltar una risilla burlona cuando mi madre lo agarró.
¿Esa hija de la gran muralla se estaba burlando?
Odette dio golpecitos en su mano jugando con el látigo.
—Desnudarla—ordenó.
Esbocé una sonrisa y, no puse ninguna resistencia a las criadas que se acercaron a quitarme la preciosa túnica que llevaba puesta.
Odette levantó una ceja.
—Te has comportado como una perra.
Agarró mi cabello y, mientras lo acariciaba me sonrió escalofriantemente.
—Dime,¿Cómo te atreves a decir semejantes estupideces delante del rey?—su voz chillona me rechinó en los oídos—¿Cómo... te atreves a desobedecer y avergonzarme así? ¿Huh? Tendré que castigarte otra vez.
Alzó la mano con determinación sosteniendo el látigo, pero cayó al suelo con fuerza.
Soltó un grito chillón e hilarante cuando le salió sangre de la boca.
Mis nudillos sangraron, pero esto era tan divertido. Era divertido ver cómo desapareció su mirada arrogante y ahora me miraba con sorpresa y miedo.
—¡¿Q-Qu-Qué?!
Abrió la boca para escupir más sangre. No pude evitar reírme. Esos asquerosos dientes amarillos estaban rotos.
La criada también estada asustada, tirada en el suelo.
Me acerqué a ella.
—¿Debería coserte la boca?
Fue un pensamiento en voz alta que la hizo estremecerse como un gusano.
Saqué la horquilla que ataba mi cabello.
—Esto servirá.
Clavé la horquilla en su boca, aunque no lo suficiente para matarla.
La criada comenzó a gritar, retorciéndose de dolor y, poniendo más nerviosa a Odette.
Ignoré los gritos de la criada y me acerqué a Odette, quien retrocedió.
—¿Q-ui-Quién eres tú?! ¡¿Dónde está mi pequeña niña Mei?!
Reí.
Me reí a carcajadas como si me hicieran cosquillas.
Recordé un párrafo de la novela.
⟨“Mei también anheló otra cosa: el cariño y amor maternal de su madre, Odette. Pero, fue otra cosa que nunca pudo conseguir.”⟩
Era la razón por la que Mei solía ser tan obediente.
Pero,
—Pero tú no eres mi madre de todas formas.
Las carcajadas volvieron a hacer eco.
Odette estaba pálida, su cara sudaba a mares, sus pupilas estaban vueltas locas y su pulso estaba descontrolado.
Solté su largo cabello negro cuando le quité la horquilla dorada que lo sujetaba.
Puse la parte afilada delante de sus ojos y la miré fijamente. Ella miraba la horquilla con terror.
—Entonces no habrá problema en matarte, ¿o sí?
Sus ojos me miraron con súplica.
Probablemente, estos eran los mismos ojos que hizo Mei cuando la azotaste cien veces sin parar, quemaste cigarrillos en todo su cuerpo, y la encerraste sin alimento ni agua por diez días enteros.
Levanté la mano con la horquilla.
Primero enteraría la horquilla en sus ojos, los sacaría y luego haría lo mismo con el resto de su cara para no ver su asqueroso rostro de nuevo.
Quizás me emocioné demasiado.
Esbocé una sonrisa.
—Adiós, mamá.
Tiré de la horquilla, pero cuando estaba por enterrarla en su ojo, ella gritó, cubriéndose con las manos.
—¡No puedes matarme!—dijo, frenéticamente—M-M-Mañana, s-si mañana, s-se llevará a cabo la ceremonia de conmemoración del príncipe heredero, é-él te gusta mucho, ¿no es así? n-no puedes asistir sin mí, mami necesita estar ahí contigo.
Solté una risita. Era tan divertido ver cómo trataba de salvar su cabeza.
—Esa escoria, no me importa en absoluto.
Su cara se vio aún más aterrorizada.
—¡E-E-Eso no puede ser verdad! ¡T-Tú lo amas con locura!
Me miró, mi semblante no vaciló. Entonces se tiró a mis pies.
—¡Por favor no me mates! ¡No quiero morir! M-Mamá, ¡Mamá hará todo lo que digas! Solo déjala vivir, ¿si?—suplicó.
¿Huh?
Me levanté.
—Trae mi ropa.
Una criada trajo una túnica enseguida y me la puso en el cuerpo.
Miré a Odette.
—Está bien.
Ella me miró incrédula, pero aun así, esa sonrisa asquerosa se dibujó en su cara.
—Sirveme bien, madre.
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