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La Bruja De Arendelle

Prólogo

SCARLETT

Arendelle ha sido un lugar al cual las brujas como yo nunca hemos sido del todo bienvenidas; sin embargo, eso no ha evitado que ese pueblo pida la ayuda de las brujas para encontrar a sus Mates, lo cual era muy seguido y llegó al punto en que muchas brujas comenzaron a cobrar por sus servicios, mientras que otras simplemente pedían algo a cambio y ese algo no era dinero.

Y era cada vez más común y más frecuente de lo que yo creía. Siendo una bruja desde niña tenía que sobrevivir por medio de mis poderes y conocimientos en hierbas medicinales y venenos. No podía negarme a cada solicitud que recibía de cada licántropo ya fuera un licántropo ordinario y un Alfa o incluso el Rey Alfa. Que Gracias a la Diosa Luna nunca ha requerido mis servicios, y deseaba que así fuera.

No podía negarme, necesitaba el dinero para sobrevivir y poder seguir adelante luego de mi Madre murió por culpa de un cazador ilegal que buscaba hacerse de sus cabellos y venderlos al mercado negro para hacer magia negra y realizar rituales peligrosos y oscuros.

Después de tantos años nunca supe por qué querían el cabello de mi Madre en específico. Sin duda alguna era posible que hubiera un motivo oculto, pero eso era meter las manos al fuego y sinceramente era mejor fingir no saber nada para poder sobrevivir.

Pero un buen día estando afuera de mi casa a unos cuantos kilómetros, un hombre malherido se apareció ante mí y antes de poder decir algo, este cayó al suelo y algo en mi interior me decía que solamente yo podía salvarlo y que debía hacerlo. Lo hice sin dudarlo y, sin embargo...

Eso me llevó a caer en las garras del peligro y de quien pensé que era un hombre común, un humano, pero era algo más que un simple humano, era...

El Rey Alfa de Arendelle...

El ser más cruel y peligroso de todos que juró que ninguna bruja sería parte de su territorio y de su reino, que únicamente eran útiles para decirles a ellos quién era su Mate y dónde se encontraba, además de hacer medicinas para curar enfermedades y hacer venenos para eliminar a alguien indeseable y nosotras no debíamos hacer preguntas, simplemente hacer lo que se nos pedía y en eso se convirtió mi vida. Ser solamente una herramienta útil para los licántropos y, sin embargo, eso evitaba que en algún momento una de las nuestras fuera reemplazada por alguien más joven y talentosa.

Y ahora ese hombre estaba en mi territorio herido e inconsciente, no podía dejarlo a su suerte aunque una parte de mí quería hacerlo y no lo hice porque me dije a mí misma que yo era una buena persona y sin importar el resultado lo iba a ayudar a curarse.

Mientras lo levantaba para llevarlo cargando a mi casa, el hombre al verlo y sentir su peso sobre mis hombros y espalda era un martirio, pero al final logré llegar a casa y comencé a trabajar en medicinas para curar sus heridas que la mayoría habían sido hechas con algún objeto que tenía plata incrustada o algo parecido.

El Rey Alfa en mi casa, sólo rezaba porque no fuera a matarme, porque yo era la bruja de Arendelle y sin importar el precio iba a vivir hasta el fin de los tiempos.

Capítulo 1

SCARLETT

Los días en Arendelle eran prácticamente iguales, los licántropos venían y me solicitaban que les dijera quién la afortunada de su Mate, dónde se encontraba y su nombre, pero eso era demasiado para lo que me estaban pagando; sin embargo, no tenía alternativa alguna más que decirles todos los detalles, lo cual odiaba.

Y ese fue uno de esos días...

Un licántropo había venido a mí para que le dijera quién era su Mate, ese hombre tenía un aura extraña y no era de un Alfa como tal y tampoco de un Beta normal. Era el Beta del Rey Alfa.

Un hombre que era todo menos normal, pero debía reconocer que era muy educado al dirigirse conmigo, por lo visto había recibido una buena, pero estricta educación, lo veía en sus ojos esmeraldas, su postura era recta y perfecta, indicándome que realmente era un noble importante que trabajaba con el Rey Alfa.

Le pedí que tomara asiento y lo hizo sobre uno de los sillones individuales de terciopelo rojo que había heredado de mi Madre. Miraba los alrededores de mi pequeña casa de troncos, que tenía la típica decoración de una bruja que vivía en el bosque. Mi viejo estante de libros de hechizos que estaba a lado de la pared, mi mesa de madera color caoba que se encontraba en la cocina a unos pocos metros del Caldero en el que preparaba mis pociones y medicinas curativas.

Miró todo con detenimiento buscando algún defecto en mi casa incluso miró el techo de piedra que se sostenía con vigas de madera muy pesadas a simple vista.

Sin embargo, su vista se detuvo en mi bola de cristal que estaba en la mesa de centro donde manos estábamos sentados. Lo miré y entonces tomé el atrevimiento de preguntar:

—¿Qué deseas saber Beta Adler?—Le pregunté, esperando una pronta respuesta.

—Dime quién es mi Mate y dónde está ella—. Asentí en respuesta y me puse a trabajar.

Movía las manos haciendo que de la bola de cristal emitiera una luz brillante color blanca, eso significaba que pronto sabría quién era su Mate, sin embargo, el color de esa luz cambió y pronto apareció la imagen de una mujer sosteniendo una bebé en brazos recién nacida.

La mujer era muy bella de piel canela, con rizos castaños hasta los hombros y su sonrisa irradiaba alegría y dicha, sus ojos color ámbar reflejaban ese sentimiento.

La bebé había heredado el mismo tono de piel que su Madre y sus ojos también. La pequeña estaba envuelta en una manta rosa que en el borde de esta se mostraba el nombre de la bebé bordado de forma delicada y en letra cursiva con hilos rosados intensos.

—Tu Mate es una bebé que acaba de nacer apenas hace unas horas, debo decir que eres afortunado.

—¿Por qué?—Preguntó.

—Porque cuando ella cumpla dieciséis años, esta pequeña vendrá a ti y solo tendrás que ser paciente. Esperar a que ella crezca.

—¿Vendrá a mí ella sola?–Asentí.—¿Sabes cuándo será eso?

—Este mismo día a la misma hora, sin embargo, no la asustes cuando te presentes ante ella. Tendrá dudas al principio e incluso miedo, pero no hay duda de que ella te amará con la misma intensidad con la que tú la amarás—. De sus labios rosados surgió una sonrisa satisfactoria, además de que me percaté de que algo planeaba y sinceramente no quise saber.

—¿De dónde es ella? ¿En qué parte del planeta se encuentra?

—Ella está en Nigeria, en específico... en África Occidente. Se encuentra en la capital de Nigeria—. Sonrió aún más satisfecho.

—Debo reconocer, que eres buena. Ahora dime... ¿Cómo se llama ella?

Sabía que iba a decir eso... pobre niña...

—Se llama Ayana.—Le respondí y eso lo dejó muy, pero contento.—Esa pequeña niña es muy afortunada de tenerlo como su Mate.

—Gracias, tenga su dinero—. Dejó sobre la mesa un enorme fajo de billetes sin pensarlo y se fue.

Luego de que ese Beta se fue, dejé caer mi mano sobre la mesa y una imagen a mente. Era un hombre malherido, cansado de caminar, pero veía su rostro solo podía ver el bosque y que el pobre hombre gritaba por ayuda.

Salí afuera y no vi ni tampoco oí a nadie. Entonces pensé que solo había sido una falsa alarma de todas las visiones que he tenido a lo largo de mi vida, lo que la mayoría de las veces ha sido así. Solo rezaba porque esa escena no fuera una realidad, aunque algo me decía que tuviera cuidado.

Capítulo 2

SCARLETT

Pasaron dos días desde que tuve aquella visión de un hombre malherido rogando por ayuda, gritando desesperado que por un momento creí que ese hombre estaba unos pasos de mi casa, pero no fue así y supuse que había sido solo una visión creada por mente tratando de engañarme.

Llevaba años sin tener esa clase de visiones en las que mi mente jugara conmigo. Era algo inesperado y, sin embargo, no estaba exenta de volver a experimentarlo, diez años trabajando en ello y aun así... era frustrante el ver que mi trabajo y esfuerzo que dieron frutos en un inicio, ahora todo se había ido al carajo.

Mis visiones habían sido algo para lo cual ya estaba preparada, pero tenerlas siendo una niña de solo seis años... no era justo para una niña de esa edad y sobre todo si esas visiones mostraban escenas sangrientas y mortales.

Esa voz masculina y llena de desesperación retumbó las paredes desde afuera. Salí corriendo sin pensarlo dos veces, algo en mí me decía que esa persona me necesitaba y debía estar ahí lo más pronto posible, corrí ignorando el hecho de estar descalza y sintiendo la tierra mojada bajo mis pies, el pasto crujiendo bajo estos y sonido constante de mis pisadas.

El viento en mi rostro era nada más que algo insignificante para mí. Seguí corriendo hasta llegar a la vereda del bosque a mitad del sendero vi una figura masculina en el suelo inconsciente, indefenso y herido. Mi mente me gritaba: "¡Corre!", "¡Vete!". Pero mi instinto me decía que debía ayudarle y seguí mi instinto aún temiendo que este se equivocara y me pusiera en un mayor peligro en el que ya estaba metida.

Miré las heridas de su espalda y estas eran pocas y no muy profundas, eran prácticamente rasguños y raspones que se iban a curar. Pero cuando giré su cuerpo para mirar el resto de las heridas...

Me di cuenta enseguida de que en el costado izquierdo de su abdomen tenía una estaca de plata incrustada dentro, la sangre brotaba sin parar, entonces usé mis poderes para contener la hemorragia y terminé por mancharme las manos de sangre, pero finalmente contuve la hemorragia y por ende logré sacar la estaca que me quemó la palma pero no importaba. Tuve que ahogar un grito y respirar muy profundo, debía concentrarme en salva su vida. Lo demás era secundario.

Respiré muy, pero muy profundo y cerré la herida que era prácticamente un agujero oscuro, miré por dentro y por fortuna no había ningún órgano visible que hubiera sido perforado o herido con la estaca.

Sabía que si no le daba la atención adecuada él no iba a curarse del todo y tendría problemas graves de salud a corto o largo plazo, así que lo llevé arrastrando de los pies hasta mi casa. Y siendo honesta el tipo era muy pesado y musculoso, además de alto.

Entonces lo miré un momento mientras lo llevaba arrastrando y me di cuenta de que era un hombre muy atractivo, pese a que estaba herido. No vi su rostro dado que estaba cubierto por la sangre y su cabello largo hasta el cuello del color de las alas de los cuervos.

El color canela de su piel contrastaba con el color de su sangre color escarlata, era tan perfecta y tersa su piel que no pude evitar pensar en quién pudo haber sido tan cruel y despiadado para herirlo de esa forma tan brutal. Realmente era una lástima, pero antes que nada su salud era primero. El resto no era importante.

Finalmente, llegué a casa y lo metí tan rápido como pude ignorando el hecho de que pronto iba a llover y eso quería decir que el olor de la sangre atraería depredadores de todo tipo incluidos vampiros desertores que estaban deseosos de sangre. Solo rogaba porque nadie viniera a mi casa, mis hechizos y encantamientos de protección no iban a ser suficientes para camuflar el olor de la sangre por culpa de la lluvia.

En cuanto entré a la casa con el hombre misterioso y lo dejé en mi cama, la lluvia se soltó de golpe trayendo consigo rayos y centellas que caían sin cesar y sin un rumbo fijo. Tuve que ser valiente para no dejarme llevar mi pánico hacia los rayos, dado que desde niña les he tenido mucho miedo y pese a que he vivido en el bosque por años, aun así ese miedo seguía latente dentro mi.

Terminé de sanar sus heridas usando magia curativa, que era una energía del color de la luz de la luna que emitía una gran calidez y una sensación de paz. Luego vende sus heridas ya tratadas y esperé pacientemente a que este hombre misterioso abriera los ojos y me dijera quién era y cómo había terminado en aquel estado en el que lo había encontrado.

—¿Quién eres? ¿Y cómo terminaste así?—Murmuré para mí misma.

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