NovelToon NovelToon

Aunque Dolía, Me Quedé

Me quedé cuando todos se iban ( Arco I - Dependencia )

Yo no lo buscaba.

Nunca lo hice. De hecho, me parecía un tipo normal, algo ruidoso, bastante seguro de sí mismo y muy coqueto ... y cero de mi interés.

Yo era Valentino.

Reservado, con cara de desinterés y mente llena de ideas que no compartía con nadie por miedo la que me dirían . En ese entonces, la gente me parecía predecible y superficial. Y Joel no era la excepción.

Pero él tenía esa costumbre molesta de no irse.

De quedarse.

De hablarme cuando yo no lo pedía.

De hacerme preguntas que nadie hacía.

De meter los pies en mi mundo sin permiso.

—¿Tú siempre eres así de serio? —me dijo una vez, en medio de una clase cualquiera.

Lo miré sin responder.

—Yo sé que no. Algo tienes en la cabeza. Algo interesante.

Me reí por dentro. ¿Quién se creía que era?

Empezó con saludos casuales. Luego con comentarios tontos. Después con preguntas personales.

—¿Y tú qué haces los fines de semana?

—¿Te gusta la música o eres más de leer?

—¿Siempre comes tan poco?

- ¿ Cuándo salimos ?

Yo respondía lo justo. A veces ni eso.

Pero él insistía.

Y lo que más me desconcertaba era que lo hacía sin esperar que yo fuera simpático. Como si... no le importara mi frialdad.

Había días en que me hablaba solo para compartir cosas de su vida.

—Ayer discutí con mi mamá.

—Estoy pensando en cambiarme de grupo.

—A veces siento que no encajo aquí.

Y sin darme cuenta, terminé escuchándolo.

No por empatía... sino porque era la primera persona que se quedaba a pesar de que yo no le abría la puerta.

Lo raro fue cuando empecé a disfrutarlo.

Sus mensajes.

Su forma tonta de hacerme sonreír.

Las bromas internas que solo él y yo entendíamos, o incluso esas miradas que decían más que las palabras .

Me sacaba de mi mundo sin pedírselo y eso me dejaba en blanco . Y por primera vez, no me molestaba.

Pero no todo fue bueno.

Mis amigas...

Las pocas en las que confiaba, resultaron ser altavoces disfrazados.

Les conté detalles de lo que empezaba a sentir por Joel . Les hablé de cómo Joel me hacía pensar diferente e incluso les contaba como él se comportaba conmigo en privado .

Y al día siguiente, medio salón sabía que yo “estaba raro por alguien” e incluso la gente empezaba a decir que yo tenía sentimientos por Joel.

No dije nada. Aprendí a guardar más. A reprimir.

Pero Joel... él ya se había vuelto parte de mi rutina y ya era muy difícil olvidarme de él o sacarlo de mi vida como yo quería .

Me di cuenta cuando un día faltó.

Y sentí que me sobraban las horas.

No sé cuándo ni cómo, pero dejó de ser “ese chico que hablaba mucho” y se convirtió en “la única persona que parecía querer conocerme de verdad”.

Solo que yo todavía no sabía si eso era algo bueno… o el inicio de algo que iba a doler más de lo que imaginaba.

Me hablaba como si ya me conociera

Joel seguía ahí.

No sé cómo lo hacía. A veces pensaba que debía aburrirse, que eventualmente se cansaría de hablarle a alguien como yo, alguien que parecía no querer ser escuchado. Pero no. Él persistía.

Ya no eran saludos casuales. Ahora se sentaba más cerca, me buscaba con la mirada durante las clases, hacía comentarios que solo tenían sentido si me estaba observando de verdad. Me conocía mejor de lo que yo me había permitido conocer a nadie en años. Y eso, aunque nunca lo admitiría en voz alta, me asustaba.

—Hoy estás raro —me dijo una mañana, sin mirarme del todo, como si no quisiera parecer tan directo.

—¿Y cómo sabes cómo soy normalmente?

—No lo sé. Pero hoy estás distinto. Y eso me importa.

Me quedé en silencio. No era una respuesta que esperaba. Mucho menos una que supiera manejar. Me incomodaba la facilidad con la que Joel decía cosas así, como si no midiera el peso de sus palabras, como si no supiera que ese “me importa” se me iba a quedar resonando todo el día.

Yo seguía siendo el mismo: reservado, cauto, temeroso de mostrar más de la cuenta. La gente a mi alrededor seguía en su ritmo superficial, predecible, como siempre. Pero con Joel... algo había cambiado. Él tenía esa forma tonta de hacerme sonreír cuando más quería que me dejaran en paz.

Y lo peor —o lo mejor, ya no sabía— era que a veces yo también lo buscaba. No con palabras, no con gestos evidentes, pero lo esperaba. En los pasillos, en la fila del almuerzo, al entrar al aula. Era como si sin quererlo, su presencia se hubiera vuelto parte de mi rutina.

Una tarde, mientras caminábamos en dirección a la salida del colegio, me preguntó:

—¿Tú alguna vez has sentido que te cuesta confiar en la gente?

Me detuve un segundo. No por la pregunta, sino por cómo la dijo. Había una especie de tristeza en su voz, algo que no había escuchado antes.

—Sí. Siempre —respondí.

Joel asintió. No dijo nada más. Pero su silencio fue tan sincero como sus palabras.

—Por eso me caes bien —añadió después—. Eres real.

“Real”. Qué palabra tan grande. Yo no me sentía real. Me sentía como alguien que sobrevivía a diario intentando no destacar, no sentir, no ilusionarse. Pero Joel... él parecía ver algo más en mí. Y por más que lo negara, ese algo me daba curiosidad.

Empecé a notar cosas pequeñas: que siempre se sentaba de forma que pudiera verme, que cambiaba de grupo solo para estar más cerca, que compartía cosas que no contaba con nadie más.

—Ayer discutí con mi mamá —me decía mientras caminábamos.

—Estoy pensando en dejar el taller de teatro.

—A veces siento que no encajo en ningún lado. Pero contigo es distinto.

Contigo es distinto. Esa frase se me clavó. Como si él también estuviera buscando algo sin saberlo. Como si, igual que yo, también estuviera cansado de tanta gente que solo hablaba por hablar.

Lo raro fue cuando empecé a disfrutarlo. Sus mensajes. Sus frases fuera de lugar. Sus bromas internas. Las miradas que decían más que cualquier conversación.

Él no me pedía nada. No exigía que fuera simpático. No se quejaba de mi frialdad. Solo se quedaba.

Y yo... empecé a dejarlo entrar.

Sin notarlo, Joel dejó de ser “ese chico que hablaba mucho” y se volvió... algo más. Algo que no entendía del todo, pero que ya no quería perder.

Solo que todavía no sabía si eso era algo bueno… o el inicio de algo que dolía más de lo que pensaba.

Antes de continuar, hay algo que quiero que sepas

Gracias por estar aquí. Esta historia no trata solo de amor, sino de lo que pasa cuando alguien se atreve a entrar en tu mundo sin pedir permiso. En el próximo capítulo, Valentino empieza a darse cuenta de que algo está cambiando… y tal vez, ya no hay vuelta atrás. Si algo de esta historia te toca, quédate. Va a doler, pero también va a sanar.

Download MangaToon APP on App Store and Google Play

novel PDF download
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play